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El Misterio de La Peregrina - Ricarda Jordan

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sarah lark

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  • Portadilla

    EL MISTERIO

    DE LA PEREGRINA

    Ricarda Jordan

    Traduccin de Irene Saslavsky

  • CrditosTtulo original: Das Geheimnis der PilgerinTraduccin: Irene Saslavsky1. edicin: octubre 2014

    2010 by Bastei Lbbe GmbH & Co. KG, Kln Ediciones B, S. A., 2012Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (Espaa)www.edicionesb.com

    DL B 16908-2014

    ISBN DIGITAL: 978-84-9019-875-9

    Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidasen el ordenamiento jurdico, queda rigurosamente prohibida, sin autorizacin escrita de los titulares del copyright, la reproduccin total o parcialde esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, as como la distribucin de ejemplares mediante alquiler o prstamo pblicos.

  • ContenidoPortadillaCrditosPRLOGOEL BESO DE LA PRIMAVERA

    1234567891011

    UN HLITO DE DICHA12345678

    EL CAMINO DE LAS ESTRELLAS12345678910

    DE MUY ILUSTRE CUNA123456789101112

    EPLOGOTexto eplogo

  • PRLOGO

    PRLOGO

    Isla de Olron

    Corte de Leonor de Aquitania, 1179

    Dnde est la seora Alinor?El prncipe sali al corredor al que daban los aposentos y se dirigi a una de las innumerables jovencitas que poblaban la corte de su madre. Esta deba de tener

    once o doce aos como mucho, pero su mirada ya mostraba las caractersticas de la corte galante: una combinacin de timidez infantil y coquetera femenina. Ricardo sepregunt si las muchachas la practicaban ante los espejos venecianos que Leonor de Aquitania sola regalar a sus favoritas. Pero por ms artificial que fuera aquellamirada, Ricardo no pudo evitar que le llamara la atencin, sobre todo porque la nia tena los ojos bellsimos, de un azul muy claro, como el reflejo del cielo estival deAquitania en uno de los lagos ms profundos de las montaas. Y esos cabellos de color castao que se derramaban por encima de sus hombros, an huesudos yestrechos... El rostro todava ostentaba la redondez infantil, pero los destacados pmulos y la alta frente eran signos inequvocos de que Ricardo se encontraba ante unafutura beldad.

    En la rosaleda, mi seor contest la muchacha con voz clara y melodiosa. Deseis que os conduzca hasta all?Ricardo sonri.No podra imaginar una acompaante ms bonita dijo en tono galante. Pero temo que algn caballero pueda ofenderse, porque una doncella tan hermosa

    como vos ha de tener innumerables admiradores, verdad? aadi, cediendo a la tentacin de tomarle el pelo a la pequea.La chiquilla se ruboriz y le dirigi una tmida sonrisa.An soy demasiado joven para tener admiradores, mi seor...El prncipe arque las cejas.Ms de una princesa se casa a vuestra edad, pero que me deis esperanzas me hace feliz. Entonces, me aceptarais si pidiera vuestra mano en el momento

    adecuado?La muchachita pareca un tanto confusa y en su frente lisa apareci una arruga vertical, pero en ese momento comprendi que la lisonja era una broma y le sigui

    el juego, que con toda seguridad ya haba aprendido.Desde luego, prncipe, a condicin de que me esperis contest con una reverencia.Bien, entonces est decidido dijo Ricardo, sonriendo. Pero debis darme hijos...Tan numerosos como las estrellas del cielo declar la muchacha en tono serio, antes de guiarle un ojo. No obstante, no deberamos sellar el acuerdo con

    un beso?La pequea era encantadora; Ricardo se inclin hacia ella y le deposit un suave beso en la frente.Cmo os llamis, futura esposa ma? pregunt sin dejar de sonrer.Ricardo? intervino una voz autoritaria.Leonor de Aquitania subi la escalera hasta el corredor.Dnde te habas metido? Te estaba esperando. Hemos de tomar decisiones importantes y difciles, y t te quedas aqu coqueteando! Y encima con una

    muchacha que apenas es ms que una nia! dijo, y se dirigi a la chiquilla: No deberas estar estudiando, Gerlin von Falkenberg? Ve a reunirte con tus maestros!La sonrisa de Leonor desminti la dureza de sus palabras. La reina amaba a sus pupilas, sobre todo a las bonitas e inteligentes que un da podan convertirse en

    unas polticas tan diestras como ella.La jovencita hizo una reverencia ante su mentora y Ricardo Plantagenet antes de echar a correr a los aposentos de las mujeres, precisamente a uno con vistas al

    jardn de la corte. A travs de la ventana, la pequea Gerlin observ fijamente al apuesto prncipe.Por fin saba qu se senta al estar enamorada...

  • EL BESO DE LA PRIMAVERA

    EL BESO DE LA PRIMAVERA

    Castillo de Falkenberg,Alto Palatinado - Lauenstein,

    Alta Franconia

    De marzo a septiembre de 1192

  • 11

    Gerlin von Falkenberg contempl su rostro reflejado en el ro de aguas tranquilas que serpenteaba a los pies del castillo de su padre recorriendo el bonito paisaje.No estaba muy satisfecha de su propio aspecto: el cabello trenzado con negligencia y el sencillo vestido de hilo podran haber sido los de cualquier criada. Pero, por otraparte, la corte de Aquitania se encontraba a gran distancia y Gerlin no iba precisamente camino de una fiesta.

    Se haba dedicado a supervisar a las lavanderas a orillas del ro tras inspeccionar la cocina y dar permiso al cocinero para que sacara un jamn de la alacena. Lasllaves de las dependencias del servicio tintineaban colgadas de su cinturn, un detalle que tampoco casaba con la dignidad de la seora Alinor, pero en la isla de Olronla reina inglesa no haba sido la soberana de su propia corte, sino la prisionera de su esposo. En realidad, Leonor de Aquitania haba considerado mucho ms importanteencauzar el destino de sus hijos hacia la poltica que dirigir una casa.

    En el fondo, Gerlin estaba muy satisfecha con la vida que llevaba en el castillo de Falkenberg. Cuando le ordenaron que regresara al Alto Palatinado tras la muertede su madre tena dieciocho aos y su educacin en la corte galante se daba por concluida, al principio tuvo que enfrentarse a la resistencia de algunos de losmenestrales y criados. Durante su larga enfermedad, Isabelle von Falkenberg haba dejado de llevar las riendas de la casa, y cuando la hija se hizo cargo de todo, loscriados mostraron su disconformidad. Pero a Gerlin le result entretenido poner en prctica lo aprendido en la corte de Leonor de Aquitania y se dedic a conquistar alos cocineros y menestrales, impuso su voluntad al capelln gracias a su buen dominio de la escritura y la lectura, e impresion al caballerizo con sus conocimientossobre la cetrera y la cra de caballos. Gerlin supo pararles los pies a las criadas cuando cotilleaban en vez de trabajar, se puso al mando de la cocina y las despensas yoblig a sus hermanos menores a asistir a las clases de sus preceptores y armeros, de los cuales los muchachos un tanto indisciplinados solan escapar.

    Peregrin von Falkenberg estaba ms que satisfecho con su bonita e inteligente hija, y los reparos de sus caballeros y consejeros con respecto a la educacin de lamuchacha en la corte galante que, adems, era la ms conocida y la que gozaba de peor fama de todo Occidente haban enmudecido haca tiempo. El castellanoconsider un honor que Leonor acogiera a su hija, ya que siempre haba sentido gran inclinacin por los buenos modales y porque, al fin y al cabo, Isabelle, su difuntaesposa, tambin era oriunda de Aquitania. La madre de Gerlin haba sido la compaera de juegos de Leonor cuando ambas eran nias, pero despus su padre cay endesgracia con el rey Enrique II e Isabelle se vio obligada a contraer matrimonio con un hombre de rango inferior al suyo. Sin embargo, tuvo la delicadeza de nodemostrarlo jams a Peregrin, y dirigi su pequea corte del Palatinado con tanta naturalidad, diligencia y encanto como si fuera el palacio de un emperador. Hasta elfinal de sus das mantuvo una relacin epistolar con la reina inglesa, y para ella supuso una gran alegra que Leonor acogiera a su hija en su corte.

    Gerlin lanz una sonrisa a su imagen reflejada, una sonrisa seductora que ltimamente apenas practicaba. Pero con quin iba a poner a prueba las artes aprendidasen la corte galante, si todos los caballeros de su padre eran viejos? Solo el armero de sus hermanos tena una edad similar a la suya, pero ese no conceda ningn valor alas costumbres galantes: era un individuo brusco, un caballero sin tierras que estaba muy lejos de obtener un feudo.

    Claro que de vez en cuando se presentaba alguien que la pretenda para su hijo, en su mayora caballeros de avanzada edad cuyo objetivo era establecer un vnculocon el castillo de Falkenberg a travs de un enlace matrimonial. Pero, hasta el momento, Peregrin von Falkenberg los haba rechazado a todos y en general ni siquiera lespermita que vieran a Gerlin.

    Eres demasiado buena para esos burdos campesinos con sus feudos diminutos! le dijo a Gerlin en cierta ocasin, cuando esta le pregunt en tono de chanzasi no pensaba casarla jams. En sus casas trabajaras como una criada mientras tu esposo se emborrachara e ira de putas! No, hija, has recibido la educacin de unaprincesa y eso vas a ser. O al menos una condesa o una duquesa en una corte importante. No quiero que acabes lavando tu propia ropa!

    Gerlin prefiri no recordarle que eso ya lo haca en Falkenberg... o que al menos lo supervisaba personalmente. Peregrin von Falkenberg, que siempre se habareprochado no haber podido ofrecer a la bellsima y noble Isabelle la vida a la que haba estado acostumbrada, quera que al menos su hija disfrutara de ella. Gerlin notena nada en contra de estas aspiraciones: se encontraba a gusto en Falkenberg y hasta entonces ninguno de los pretendientes haba despertado su entusiasmo.

    En la corte galante de Leonor, de vez en cuando haba suspirado por alguno de los apuestos caballeros, sobre todo por el prncipe Ricardo. Pero el gran amor lapasin que todo lo devora que haba unido a Ginebra con Lanzarote o a Tristn con Isolda solo lo haba conocido a travs de las canciones o las poesas. Gerlin estabadispuesta a esperar..., aunque a veces el paso del tiempo le causaba cierta preocupacin. Ese ao ya cumplira veinticuatro primaveras: era hora de ir pensando en serioen contraer matrimonio.

    Pero ahora deba arreglarse un poco, de lo contrario solo lograra espantar a su caballero, en caso de que se le ocurriera presentarse ese preciso da. En efecto: supadre aguardaba la llegada de huspedes de Franconia, entre otros a un mdico judo que estaba al servicio de los Ornemnde en Lauenstein. Esa relacin no supona unasorpresa para Gerlin: durante la enfermedad de su madre, Peregrin se haba puesto en contacto con fsicos de las regiones ms remotas del imperio. Incluso habaenviado mensajeros a la lejana Salamanca y era de suponer que no hubiese tenido inconveniente en consultar a los mdicos, supuestamente mucho ms avezados, de lossarracenos de al-ndalus, pero su poder no llegaba tan lejos. Adems, en aquel entonces la guerra haba vuelto a estallar en Tierra Santa.

    As que para proporcionar una asistencia mejor a su esposa que la ofrecida por los barberos cristianos, el padre de Gerlin tuvo que limitarse a consultar a losmdicos judos. Ello haba afectado a su reputacin entre los caballeros, pero, a cambio, le proporcion a l y a la muy culta Isabelle la oportunidad de intercambiarcorrespondencia con mentes preclaras de todo el mundo. En ciertas ocasiones, el hecho de cartearse con filsofos y entendidos en medicina le haba sido de ms ayudaque cualquier remedio.

    En ese momento se disponan a acoger a Salomon von Kronach en el castillo. Gerlin sonri. Seguro que no acuda para pedir su mano, porque, si mal no recordaba,el seor del castillo de Lauenstein haba muerto haca poco y su heredero an era un nio.

    Cuando regres apresuradamente al castillo, Gerlin oy los golpes de los cascos en el puente levadizo. Era hora de cambiarse de ropa, aunque era bastanteimprobable que su padre le ordenara que cenase con los dems en la gran sala. En las cortes galantes, las mujeres solan acompaar a los caballeros durante las comidas,pero Peregrin von Falkenberg rechazaba esta costumbre. Segn su opinin, una joven virtuosa no deba participar de los banquetes, en los cuales los caballeros seembriagaban, y por las noches tampoco le agradaba descubrirla en las dependencias de servicio. Sin embargo, Gerlin se apresur a bajar a la bodega y llenar una jarra conel mejor vino tinto del que dispona el castillo. Le indic al escanciador que recibiera a los invitados y les diera la bienvenida con una copa de vino y le entreg la jarrapara que sirviera el resto en la mesa de su padre. Siempre se mostraba muy mesurada con ese excelente vino, pero seguro que maese Salomon no era un gran bebedor y

  • en cambio sabra apreciar la calidad.Gerlin se alegr por su padre, que pasara una agradable velada en compaa del mdico. Peregrin no era tan inculto como los otros caballeros. Como era el hijo

    menor, sus padres lo haban ingresado en un convento, pero poco despus sus dos hermanos mayores murieron. Ms adelante, Gerlin le oy decir en tono de broma queno haba echado de menos las oraciones, pero s el estudio de los textos teolgicos y filosficos.

    Entretanto haban abierto la puerta del castillo y, mientras se diriga a sus aposentos, Gerlin pudo echar un vistazo a los recin llegados. El escanciador los habarecibido en el patio del castillo y en ese instante los mozos se encargaban de sus monturas. Salomon von Kronach viajaba con una escolta de cuatro caballeros, un claroindicio de su categora. Su atuendo no era especialmente rico: en general, los judos llevaban ropas sencillas y oscuras en pblico, mientras que los caballeros gustaban delucir atavos mucho ms vistosos. Von Kronach era ms joven de lo que Gerlin haba esperado; era alto, se mantena bien erguido y una cabellera oscura enmarcaba surostro delgado.

    Mientras los hombres seguan al escanciador a la sala, la joven logr echar un breve vistazo a sus animales. Como era de esperar, los caballeros montaban engrandes y bien alimentados sementales: Von Ornemnde haba equipado a su gente conforme a su rango. El mdico judo montaba en una mula, pero la nobleza de labestia no tena nada que envidiar a la de muchos corceles. Se trataba de un animal blanco como la leche, que sin duda era un palafrn, cuyo precio quizs equivaldra al dedos caballos de batalla.

    Gerlin dej de observarlos y subi las escaleras hasta su habitacin, pero antes les ech un vistazo a sus hermanos. Ambos estaban ataviados para el banquetenocturno, pero no dejaban de protestar por verse obligados a asistir a la velada, seguramente aburrida.

    Qu querr padre de ese viejo judo? pregunt Rdiger, que, a sus doce aos, era el mayor de los dos. Sera mejor que invitara a caballeros jvenes a lacorte. El ao que viene celebrar mi espaldarazo. Con quin he de luchar? Acaso con el viejo Adalbert?

    Adalbert von Uslar era el caballero ms anciano y Peregrin lo conservaba en la corte ms por misericordia que para defender su feudo. Solo unos pocos caballeroserrantes envejecan con honor, en su mayora moran jvenes en algn torneo o escaramuza, pero haca aos que Adalbert viva en Falkenberg. Peregrin no pudoconcederle un feudo y por eso nunca pudo cortejar una muchacha, pero al menos poda dormir en la sala y de noche darse al vino, actividad a la que mostraba una granaficin.

    Irs a otra corte, tal como ya hemos comentado! le dijo Gerlin a su hermano, un muchacho apuesto, alto, de vivaces ojos azules y revueltos cabelloscobrizos.

    No obstante, en ese aspecto, Peregrin von Falkenberg se haba mostrado tan selectivo como en lo concerniente al casamiento de su hija. No quera que Rdigerfuera a parar a una corte cualquiera, pero las grandes casas principescas no competan precisamente entre s por hacerse con un doncel de una familia poco importante.Sin embargo, haba llegado la hora de que Rdiger conociera mundo y que, dentro de lo posible, acabara en un castillo cuyo heredero fuera de su misma edad. As podracelebrar el espaldarazo junto con ese joven y el seor del castillo correra con el dispendio de las festividades. En las grandes cortes, a menudo armaban caballeros acientos de donceles junto con el heredero: hacerles esplndidos regalos incrementaba el renombre de un castellano. Pero Peregrin von Falkenberg careca de dinerosuficiente para introducir a su hijo en el crculo de caballeros de un modo acorde a su rango. Organizar el correspondiente torneo resultaba muy caro. En todo caso, ellosolo mereca la pena si dos hijos eran armados caballeros al mismo tiempo. Y Wolfgang, el hermano menor, solo tena ocho aos. Con toda seguridad, Rdiger no tendraganas de aguardar cinco aos ms antes de recibir el espaldarazo.

    A lo mejor hoy mismo se presenta una oportunidad para ti! dijo Gerlin, procurando animar a su hermano. El judo proviene de Lauenstein; quiz puedasalojarte all como doncel. Padre os presentar a los caballeros que lo acompaan. Mustrate amable, escucha lo que dicen... Tal vez puedas presentarte a uno de ellos...Y, sobre todo, ni se te ocurra tratar desdeosamente al judo! Si le causas buena impresin, puede que interceda por ti en caso de que se produzca una negociacin.

    Gerlin confiaba en que su padre no perdiera de vista el espaldarazo de Rdiger y las complicaciones que entraaba el caso. El hijo del difunto Von Ornemndedeba de tener aproximadamente la misma edad que su hermano; en algn momento tenan que armarlo caballero y no caba duda de que ocurrira en el marco de unaimportante ceremonia. En ese caso, un doncel ms o uno menos no supona una gran diferencia, y era posible que el mdico judo tuviera influencias. Gerlin se enfadconsigo misma: la idea poda habrsele ocurrido antes! Entonces podra haber hecho averiguaciones sobre Lauenstein y preparado a su padre.

    Pero, de momento, al menos haba logrado apaciguar a Rdiger, quien se march esperanzado y seguido de su hermano menor, que lo veneraba. Su armero losrecibira a ambos en la sala, o quizs el viejo Adalbert en caso de que Leon von Gingst considerara que cenar en la misma mesa que un judo supona una deshonra.Gerlin haba odo hablar a los caballeros sobre el extrao visitante del castellano y los comentarios de Rdiger tambin atestiguaban que los hebreos no gozaban de lassimpatas del seor Leon.

    Por fin Gerlin cambi su sencillo vestido por una camisa de seda, una tnica de color rojo claro y un sobrevestido de terciopelo azul oscuro. Era primavera y deda haca bastante calor, pero por las noches los muros del castillo an conservaban el fro, y Gerlin no haba hecho encender fuego en el hogar de su habitacin. Detodos modos, no le agradaba encenderlo: la chimenea era vieja y no tiraba bien y, con cierta nostalgia, record sus confortables aposentos en la corte de la reina Leonor.Una crcel, pero muy lujosa! Adems, haca un tiempo que su mentora haba logrado escapar: su esposo haba muerto haca dos aos y medio y haban coronado rey aRicardo, su hijo predilecto.

    Gerlin se solt las trenzas y empez a cepillarse el cabello, algo que le llevaba bastante tiempo: su rizada melena de color castao casi le llegaba a la cintura. Sesenta orgullosa de ella, pero tardaba un tiempo considerable en desenredarla, una tarea que en la corte de la reina tampoco se haba visto obligada a hacer, puesto que lasmuchachas se ayudaban las unas a las otras o disponan de doncellas. En el castillo de Falkenberg, en cambio, Gerlin habra tenido que instruir a una muchachacampesina, un proceso para el que le faltaban tiempo y paciencia. Cuando regresaba a su habitacin tras realizar sus tareas cotidianas, quera estar a solas: una chiquillaparlanchina y al principio torpe solo la hubiera incordiado.

    Tambin esa noche Gerlin se alegr de poder disfrutar de una hora de tranquilidad dedicada a la lectura de un libro: la necesaria luz de una vela era el nico lujo quese permita, pero seguramente se dormira pronto; el da haba sido largo y estaba cansada.

    Se sorprendi cuando su hermano Wolfgang llam a la puerta un rato despus.Padre desea que acudas a la gran sala dijo el pequeo: el husped quiere conocerte. Es un hombre muy aburrido! Y encima he de servirle. El seor Leon

    dice que un doncel de la nobleza no debe servir a un judo, que eso es indigno. Debera habrselo dicho, Gerlin?Santo Cielo, claro que no! exclam Gerlin, ponindose en pie. Si tu padre recibe al seor Salomon en su sala, tu deber es tratar a nuestro invitado con

    respeto, y sera mejor que el seor Leon tambin se atuviera a ello, puesto que solo es un caballero errante y si ofende a tu padre le espera un futuro incierto. Tal vezenviemos a tu hermano a Lauenstein y en ese caso la presencia de un armero resultar superflua.

    Wolfgang adopt una expresin ofendida y estaba a punto de replicar que l seguira necesitando un armero, porque al fin y al cabo l tambin deba aprender amanejar una espada y una lanza. Pero Gerlin se le adelant dicindole en tono cortante que para ello el seor Adalbert todava era lo bastante diestro. En ese momentono tena ganas de ocuparse de las tonteras del pequeo; ya era bastante curioso que su padre reclamara su presencia en la gran sala. Gerlin se alis el vestido y se sujetel cabello con una diadema de oro incrustada de zafiros, una joya de mucho valor heredada de su madre: al menos ella quera hacer los honores al husped de su padre.

    Peregrin haba invitado a maese Salomon y al jefe de su escolta a su mesa, ms elevada que las dems. Un vistazo fue suficiente para que Gerlin comprobara que el

  • fino mantel bordado con el que haba cubierto la mesa an estaba limpio: al parecer, maese Salomon era lo bastante educado como para limpiarse las manos en el pao dehilo que cubra los cubiertos, en vez de hacerlo en el mantel. Los otros hombres de la escolta coman junto con los caballeros del castillo en largas mesas que, apoyadascontra las paredes, estaban puestas sin manteles, pues Gerlin haba renunciado a ellos para no sobrecargar de trabajo a las lavanderas. En ese momento la servidumbreretiraba los platos vacos: era evidente que los hombres haban disfrutado de la comida, puesto que casi no quedaba nada de los cisnes y los gansos asados.

    Al pasar junto a los caballeros y dirigirse a la mesa de su padre, Gerlin mantuvo la vista baja. Hizo una profunda reverencia y solo entonces contempl el rostrodel husped. De cerca, Salomon von Kronach pareca un tanto mayor; las primeras arrugas surcaban su semblante expresivo, pero no haba hilos plateados en suabundante cabellera castaa oscura. Maese Salomon la llevaba larga, al igual que un caballero, pero no luca la barba y los rizos en las sienes que solan llevar los judos.Tena los labios gruesos y bien perfilados, y la nariz pequea y recta, no prominente como la de muchos hebreos. Tena cejas pobladas y la mirada de sus ojos de colorverde pardo era cordial. El mdico le lanz una sonrisa.

    Estoy de acuerdo con vos, seor Peregrin dijo, y su voz profunda y agradable podra haber sido la de un trovador. Rara vez habr visto a una muchachaque igualara en belleza a vuestra hija!

    El mdico bebi un trago de vino antes de dirigir la palabra a Gerlin.Os saludo, mi seora Gerlin. Me han dicho que gracias a vos disfruto de este excelente vino dijo, indicando su copa.Gerlin asinti, sintindose confusa.Claro que se alegraba de que le complaciera, pero acaso la haban mandado llamar solo por ese motivo? Adems, ese hombre no la estaba contemplando con

    expresin demasiado inquisitiva? Sin embargo, su mirada no le resultaba desagradable, ms bien al contrario: su expresin le infunda confianza.Fuisteis educada en una corte real, verdad? pregunt el mdico.Gerlin volvi a asentir.S y no explic luego. Cuando viva en su corte, la reina Leonor se encontraba en el exilio, en la isla de Olron, que est situada en el Atlntico, frente a la

    costa francesa. No se cansaba de hablarnos de la belleza de Aquitania, su tierra natal. Las brumas y el viento del Atlntico no le sentaban muy bien.Pero vos no sentisteis el deseo de seguir a Leonor de Aquitania cuando por fin recuper la libertad, verdad? O a donde la condujera el destino pregunt el

    husped. No os hubiera agradado vivir en la corte?No contest Gerlin. Cuando la seora recuper la libertad, yo ya me encontraba aqu. Y disfruto dirigiendo mi propio hogar. Espero que todo haya sido de

    vuestro agrado aadi, indicando la sala y la corte de su padre con un breve ademn.En ese momento apareci el escanciador con ms vino y Rdiger sirvi otra copa a los caballeros, tal como Gerlin le haba aconsejado.El mdico volvi a asentir con la cabeza.No solo poseis el don de la belleza, tambin sois una excelente ama de casa. Vuestro futuro esposo puede considerarse afortunado, mi seora Gerlin.Entonces Peregrin von Falkenberg tambin hizo un gesto afirmativo y, con un breve ademn, indic a su hija que se retirara.La joven hizo otra reverencia y se despidi. No lograba explicarse el motivo del encuentro. Maese Salomon era amable y apuesto, pero era un judo y no

    perteneca a la nobleza, as que como pretendiente no entraba en consideracin. El motivo por el cual su padre se haba visto obligado a presentarle a su hija seguasiendo un misterio.

    La visita result ser ms breve de lo que Gerlin haba supuesto. A la maana siguiente se encontr con el mdico y sus caballeros en el patio del castillo, dondeacababan de llevarles sus cabalgaduras ensilladas. Tras reflexionar un instante, la muchacha consider que sera corts acercarse un momento y despedirse de ellos. Al finy al cabo, haba sido presentada... y el extrao husped la fascinaba. Se acerc y admir la mula. Era realmente un animal soberbio, y la silla de montar y las riendas eransencillas pero preciosas. El jinete haba aadido un pesado abrigo y un sombrero de ala ancha a su atuendo del da anterior. El tiempo era fresco y lluvioso, de maneraque tambin Gerlin llevaba un abrigo.

    Cmo se llama la mula? pregunt mientras acariciaba la piel blanca del animal, que le olisque el abrigo y pareca amistoso.Se llama Sirene le inform el mdico en tono cordial al tiempo que coga las riendas que le tenda el mozo de cuadra.Gerlin rio.Entonces ha de tener una voz muy seductora! coment. Pero a quin prefiere seducir para llevarlos a la perdicin? A los caballos o a los mulos?Salomon von Kronach salud la referencia a la Odisea con una sonrisa complacida: era evidente que la cultura clsica de Gerlin lo haba impresionado.De hecho, su nombre obedece a su extraordinaria capacidad de vocalizar. Supongo que ya tendris oportunidad de orla en algn momento..., aun cuando se trata

    de un placer dudoso. La verdad es que el verdadero responsable de su nombre es mi sobrino Abram, un autntico diablillo, ms que lo melodioso de sus rebuznos.Espero volver a veros pronto, mi seora Gerlin.

    Los caballeros de su escolta ya haban montado en sus corceles y el mdico se apresur a imitarlos; mont con gran agilidad y cogi las riendas con tantanaturalidad como un jinete experimentado.

    Gerlin hizo otra reverencia mientras los hombres se ponan en movimiento. Se estremeci de fro pese a llevar el abrigo y se pregunt qu significaban las palabrasde despedida de maese Salomon. Acaso pensaba volver a visitarlos? Tal vez durante el viaje de regreso, independientemente de adnde se dirigieran l y loscaballeros? Su padre no lo haba mencionado. A lo mejor maese Salomon solo pretenda ser amable.

    Entonces oy el rebuzno de protesta de Sirene, que quiz lamentaba tener que abandonar las caballerizas del castillo, y sonri. Era un sonido aflautado quedespus se convirti en un florido rebuzno. Sirene: en la mitologa griega, una criatura fabulosa de sexo femenino que atraa las naves hacia las rocas mediante suscnticos. Si el mdico judo volva a detenerse en Falkenberg, Gerlin intentara que su padre le permitiera comer en compaa de ambos, porque incluso la breveconversacin que haban mantenido haba supuesto un entretenimiento mayor que todos los disfrutados tras abandonar la corte galante.

  • 22

    Como todos los das, aquella maana Gerlin tambin tuvo que tomar decisiones y ocuparse de los quehaceres cotidianos del castillo. El cocinero quera comentarlos platos que preparara para la cena; deba indicar a los mozos que limpiaran los heniles, pues pronto llegara ms forraje, y como segua lloviendo posterg unacabalgata a los prados para inspeccionar el estado del heno.

    Rdiger refunfu porque Leon von Gingst se excus en la lluvia para suspender la prctica con las armas. Gerlin consider la posibilidad de comentrselo a supadre, porque en realidad no era correcto que el joven caballero aprovechara el mal tiempo como pretexto para suspender la instruccin de los donceles, solo porque levena en gana. Tambin se libraban batallas bajo la lluvia! El armero de Rdiger le gustaba cada vez menos y tendra que hablar con su padre al respecto, pero demomento envi a su hermano con el capelln de la corte; este dispona de tiempo y, pese a que el muchacho no opinaba lo mismo, Gerlin consideraba imprescindibleque aprendiera a leer y escribir, y tambin a sumar y restar.

    Rdiger trat de evitar la leccin, desde luego, diciendo tonteras sobre un secreto que no poda revelar a su hermana, pero Gerlin ya estaba atareada con otrosasuntos. En los ltimos aos haban prodigado demasiada atencin a Rdiger, sobre todo porque, tras la muerte de su amada esposa, Peregrin von Falkenberg idolatrabaa sus hijos. Gerlin lo comprenda, pero ahora consideraba que haba llegado el momento de introducir ciertos cambios. Un caballero deba aprender las virtudes de lamesura y la humildad... Ya era bastante negativo que Leon von Gingst ms bien tendiera a transmitirles la arrogancia y el orgullo de clase a los muchachos.

    Mientras Gerlin hablaba con las criadas acerca de cules de las prendas ms viejas de sus hermanos se destinaran a los mendigos y cules an podan remendarse,su padre la mand llamar. Una vez ms, fue Wolfgang quien le transmiti la noticia: el pequeo sonrea de oreja a oreja y pareca a punto de estallar bajo el peso delsecreto.

    S lo que padre quiere de ti, pero no puedo decrtelo! dijo, dndose importancia.Pues entonces cllate!Gerlin se quit el delantal, disponindose a dirigirse a los aposentos de su padre.Adems, no tendras que estar con tu hermano en la capilla, estudiando la Biblia con el capelln?Sin embargo, y pese a este comentario, ella misma se mora de curiosidad. Dado que los muchachos estaban tan excitados, tal vez se tratara del espaldarazo de

    Rdiger. A veces era un tanto dscolo, pero en el fondo era un buen muchacho, y, a pesar de su corta edad, ya se haba convertido en un caballero gallardo y en unexcelente espadachn. Gerlin deseaba de todo corazn que pudiera formarse en Lauenstein! A lo mejor los Von Ornemnde aceptaran a ambos muchachos y entoncespodran deshacerse de Leon von Gingst de una vez por todas... Gerlin decidi comentar el asunto con su padre.

    Peregrin von Falkenberg estaba sentado en un silln de alto respaldo junto a la ventana. El saledizo ofreca un amplio panorama del asentamiento situado a los piesdel castillo y del riachuelo de Waldnaab, aun cuando ese paisaje siempre entristeca al caballero. A Isabelle le haba agradado sentarse all y contem plar sus tierras...Mientras an conservaba la salud, le gustaba salir a cabalgar con su esposo para inspeccionar las aldeas. Peregrin todava recordaba cmo se diriga a los campesinos conpalabras amables para animarlos en su alemn de deje afrancesado. Sus sbditos la amaban. Al final solo se sentaba en el saledizo observando el transcurrir de la vida.Haca ya seis aos que haba muerto, pero Peregrin todava la lloraba.

    Bien, al menos aquel da poda dar una buena noticia a su hija, siempre y cuando Gerlin considerara que lo fuera... Peregrin se enfrentaba a la conversacin con lamuchacha con cierto nerviosismo.

    Tal como esperaba, la joven no tard en presentarse; no haba dedicado ni un minuto a cambiarse de ropa y coquetear... Echara de menos su carcter directo yconfiable! La joven salud y tom asiento en un escabel a los pies de Peregrin.

    Qu ocurre, padre? Estis disgustado porque vuestro husped os ha abandonado tan pronto? Todo fue de su agrado, verdad?Peregrin von Falkenberg asinti con la cabeza. Era un hombre alto, pero un tanto encorvado por las penas, de rasgos angulosos y cabellos rubios ya un tanto ralos.Todo result a su entera satisfaccin, hija. Le causaste una excelente impresin y por ello maese Salomon ya ha tomado una decisin... y yo estuve de acuerdo

    con ella. Ahora solo falta preguntarte a ti, pero no puedes decir que no: es una oportunidad nica! dijo Peregrin, entrelazando los largos dedos. Siemre que estabanervioso se retorca las manos, pero en ese momento cogi la mano de su hija con gesto decidido.

    Gerlin frunci el ceo.Qu es eso a lo que no puedo negarme? pregunt con recelo.Peregrin carraspe.Gerlin, hija ma: maese Salomon vino... pues vino... para pedir tu mano.Gerlin se incorpor, desconcertada, pero su padre prosigui antes de que pudiera hacerle preguntas.S que el hecho de que un mdico, y adems judo, haya acudido para pedir tu mano resulta algo extrao, pero quiz maese Salomon estaba muy unido a su

    seor. En su lecho de muerte, le prometi...Pide mi mano para un muerto? pregunt Gerlin en tono incrdulo.Peregrin neg con la cabeza.No, claro que no! Pero la pide para un heredero. El seor Salomon busca una esposa idnea para su seor Dietrich von Lauenstein, de la estirpe de los

    Ornemnde. Un prncipe, Gerlin, un hombre de la rancia nobleza!Un hombre? pregunt Gerlin. Si no te he entendido mal, se trata del heredero del viejo Lauenstein, verdad? Y segn creo, an es un nio.Peregrin se mordi los labios.No es un nio, hija, pero... pero... es un muchacho. Dietrich von Lauenstein tiene trece primaveras, pronto sern catorce. Dentro de poco... dentro de poco

    celebrar su espaldarazo.Gerlin se puso bruscamente de pie y retir su mano de la de su padre.Catorce? Un doncel? No podis hacerme eso, padre! Tengo veinticuatro aos! No podis casarme con un nio!

  • No quiero perjudicarte, Gerlin dijo Peregrin, y alz los brazos pidiendo perdn. Al contrario. Vers: Dietrich es joven, pero no siempre lo ser. No te casocon un nio, te caso con una persona de la ms rancia nobleza! Gobernars un condado, hija ma. Un feudo grande y rico!

    Gerlin sacudi la cabeza con gesto desesperado.Pero no me estara casando solo con un ttulo o unas tierras, padre. Tendr que vivir con ese hombre, ese hombre que an no lo es! No sueo con un negocio,

    padre, sueo con el amor, con un marido..., con un hombre que sea mi igual y al que pueda considerar mi amigo.Peregrin von Falkenberg se encogi de hombros.Pero una cosa no excluye la otra, hija ma. Considralo as: tomars a la primavera como esposo, a un joven apuesto e intacto que te amar, te adorar y a quien

    t podrs formar. Sers rica y dirigirs una gran corte. Condesa Von Ornemnde y Lauenstein... Acaso no es mucho ms de lo que jams pudimos esperar?Gerlin se mordi los labios. Todo aquello sonaba como si ya no tuviera eleccin.As que ya habis dado vuestro consentimiento, padre? Est decidido?Peregrin asinti.Me vi obligado a hacerlo, pese a que maese Salomon insisti en que primero te lo preguntara. Porque de lo contrario hubiera visitado otros castillos para

    entrevistar a otras dos jvenes candidatas. Pese a ello, me pidi que te comunicara que no debas sentirte obligada por mi palabra. Si realmente no quieres hacerlo, anests a tiempo de rechazar la oferta. Claro que mi prestigio se vera afectado aadi con una sonrisa dubitativa. Pinsatelo, Gerlin. Es normal que ests sorprendida,la idea de que yo ya haya elegido por ti te asusta, pero si reflexionas sobre el asunto... Salomon solo habl bien de su seor.

    Su seor? se burl Gerlin. Ms bien su protegido, o su pupilo o su alumno, no? Quin y qu es ese Dietrich para que Salomon se preocupe tanto porl?

    Es el hijo de su mejor amigo replic Peregrin, a quien ama tanto que solo quiere lo mejor para el muchacho. Tanto que incluso deseara que no soloestuvieras de acuerdo con ese matrimonio, sino que aceptaras de buena gana. Dietrich ha de tener una esposa que lo ame.

    Gerlin dio un respingo.Entonces, por qu escoge a una mujer que casi lo dobla en edad? Es que no hay alguna encantadora chiquilla de trece aos que arda de amor por l, si es que

    realmente es apuesto y amable?Peregrin se restreg la frente.Se trata de algo ms que de una esposa, Gerlin... La situacin de Dietrich no es sencilla, precisamente. El muchacho es el nico hijo de Von Lauenstein... e

    imagino que para l eso ha supuesto una preocupacin constante. Tras la muerte de la madre de Dietrich, se cas dos veces ms: la primera de estas mujeres muri en elparto y el hermano de Dietrich solo sobrevivi dos das. Desesperado, el hombre volvi a cortejar a Luitgart von Nrnberg, una mujer de tu edad con la que se caspoco antes de morir. Ya no tuvo oportunidad de dejarla embarazada. Hoy esa Luitgart es la regenta... hasta que Dietrich sea armado caballero, y no parece dispuesta aabandonar su puesto como duea de casa sin presentar resistencia. Adems, hay otro Von Ornemnde que pretende convertirse en heredero... Dietrich perder suherencia si no logra reforzar su posicin con rapidez.

    Lo cual me hace sospechar que no solo necesita tomar una esposa, sino que tambin ha de dejarla embarazada cuanto antes, no? Ms que una pregunta, setrataba de una confirmacin.

    Gerlin volvi a tomar asiento, pero no como una nia a los pies de su padre, sino en una de las sillas altas junto al fuego de la chimenea que Peregrin habamandado encender. Necesitaba un poco de calor. Tras el primer susto, la sangre se le helaba en las venas.

    Casarse con la primavera... Aquello ms bien sonaba a un invierno eterno.Peregrin asinti, pero no contempl a su hija.Fuiste educada en una corte galante se limit a decir.Gerlin se prohibi a s misma replicarle con dureza. Su padre y Salomon von Kronach, de quien no se poda sospechar que careciera de sabidura, tenan razn. Lo

    que Dietrich necesitaba no era una nia intimidada e ignorante que quiz solo hubiera sangrado un par de veces. Quien entrara intacta en ese matrimonio no sera solo lamujer, tambin Dietrich tendra que aprender. Y aunque en las cortes galantes las relaciones eran mucho ms castas de lo que sola suponerse, Gerlin saba lo que habade suceder entre un hombre y una mujer para que naciera un nio. La joven lanz un suspiro.

    Dices que el muchacho es bien educado y amable? pregunt en voz baja.Eso fue lo que dijo maese Salomon. No dej de elogiar al joven y dijo que adems era culto e inteligente..., muy maduro para su edad. Te ruego que reflexiones

    sobre el asunto! Y hazme saber tu decisin pronto!

    Cuando abandon los aposentos de su padre, Gerlin se encontr con sus hermanos. Quizs haban pegado la oreja a la puerta con el fin de escuchar laconversacin, pero le bast un vistazo para comprobar que su padre incluso haba cerrado la trampilla del gato. Adems, no haban hablado en voz muy alta y seguroque sus hermanos no haban odo nada. Rdiger y Wolfgang tampoco ponan cara de haber sido pillados, sino que charlaban animadamente entre ellos, pero al ver aGerlin se abalanzaron sobre ella.

    Intentars conquistarlo, verdad? pregunt Rdiger. Pese a que... bueno, resulte un tanto extrao, no? Porque es apenas mayor que yo. Pero eso significaque podr acompaarte al castillo de Lauenstein como doncel! Y pronto, Gerlin! Estoy muy impaciente! No te negars, verdad? No puedes hacerme eso!

  • 33

    Gerlin von Falkenberg no se neg. Esa noche se durmi entre lgrimas y se despidi de todos sus sueos romnticos: no habra un hroe para ella, ningn apuestocaballero de resplandeciente armadura... Pero, considerado de manera objetiva, tampoco es que pudiera haber contado con ello, ni siquiera sin la proposicin de losLauenstein.

    En el fondo, la posibilidad de encontrase con semejante caballero solo rara vez haba existido para Gerlin y sus amigas de la corte galante. Las muchachascoqueteaban con los jvenes hroes, quizs intercambiaban besos furtivos en la rosaleda de la seora Alinor, pero las casaban con hombres que agradaban a sus padres,hombres que podan ser viejsimos o muy jvenes, feos o incluso malvados. El destino de Gerlin podra haber sido mucho peor. Al menos, al parecer, el joven Dietrichera apuesto y simptico... y quin sabe: a lo mejor acabara por convertirse en esa figura luminosa con la que Gerlin tanto haba soado y renunciara a cambiar a su viejaesposa por otra ms joven, tal como el rey Enrique haba hecho con la reina Leonor.

    En todo caso, Gerlin se prepar para el viaje, al igual que el excitado Rdiger; al menos los sueos de este se cumpliran: se convertira en caballero mucho antes delo esperado. Gerlin confi en que su armero lo hubiese preparado minuciosamente para dicho evento, porque resultara muy bochornoso que, durante la justa, losdonceles de Lauenstein derribaran al heredero de Falkenberg del caballo!

    Gerlin inform a Leonor de su inminente boda y, en contra de lo esperado, la reina inglesa le contest de inmediato con una carta que contena un magnfico regalo.Leonor de Aquitania le envi un medalln con una miniatura: un retrato con su nombre engarzado en oro, colgado de una delgada cadena.

    Hace tiempo hice confeccionar esta joya para vuestra madre, cuando me dijeron que estaba gravemente enferma. ramos buenas amigas y confi en que missaludos y mi retrato le proporcionaran consuelo. Por desgracia muri antes de que pudiera envirselo. Me complacera que ahora vos lo llevarais encima del corazn ensu lugar, pona en la carta.

    Las palabras conmovieron y alegraron a Gerlin, que se colg el medalln de inmediato. Su ajuar consista casi nicamente en vestidos y telas que su madre habatrado consigo a Falkenberg. El guardarropa de la propia Gerlin era muy escaso. No obstante, poco despus de su respuesta afirmativa, lleg un arcn repleto demagnficas sedas y brocados, hilo finsimo y damasco de seda procedentes de al-ndalus, adems de cinturones trenzados con hilos dorados, con hebillas de oro eincrustados de piedras semipreciosas. La carta que acompaaba el envo era de Salomon von Kronach, quien afirmaba que para l era un honor enviarle algunosmodestos retales de tejidos a la futura prometida de Dietrich, su protegido, provenientes del comercio con el exterior de su hermano Jakob. Quizs algunos resultaranadecuados para confeccionar el vestido de boda.

    Un delicado damasco azul casi translcido despert el entusiasmo de Gerlin e inmediatamente se dispuso a confeccionar un vestido que tal vez no sirviera comovestido de novia, pero s sera adecuado para el primer encuentro con su futuro joven esposo.

    A Peregrin von Falkenberg lo angustiaban otros problemas: deba proporcionar a su hija y su hijo una escolta correspondiente a su rango, pero resultaba que elnmero de caballeros que habitaban su castillo era escaso.

    Falkenberg se encontraba al borde del Alto Palatinado, el feudo era modesto, pero produca lo suficiente para seguir adelante. Peregrin viva en paz con susvecinos, al igual que con su conde palatino; este jams haba exigido deberes de vasallo a Peregrin, as que el castellano no consideraba necesario alimentar a mscaballeros de los imprescindibles. Por otra parte, el castillo resultaba escasamente atractivo para los caballeros errantes, porque servir a Peregrin apenas ofrecaoportunidades para ascender: no se obtenan feudos en los lugares donde no haban guerras ni conflictos, y en Falkenberg ni siquiera se organizaban torneos en los queun caballero pudiese atraer la atencin de un noble importante.

    En consecuencia, Peregrin llevaba un castillo con una pequea guarnicin de caballeros mayores que haban abandonado toda esperanza de alcanzar la gloria hacatiempo. Sin tierras, no podan contraer matrimonios acordes con su rango, pero la mayora mantena amoros con las criadas o las muchachas campesinas de la aldea,quienes, a cambio de regalos pequeos pero regulares procedentes de la cocina o de las bodegas del castillo, daban a luz y criaban a sus hijos sin protestar. As que eramuy comprensible que ninguno de esos caballeros se mostrara deseoso de intercambiar su posicin segura en Falkenberg y tambin la de sus familias por unasubalterna al servicio de los Lauenstein. La escolta que su padre acab por brindar a sus hijos no despert el entusiasmo de Gerlin.

    No puedo ofrecerte ms de dos jinetes, hija dijo en tono de disculpa. Pero ten en cuenta que prescindo del mejor: el seor Leon von Gingst. Sabes que erael armero de Rdiger y est dispuesto a acompaar a su pupilo; adems, puede que en Lauenstein tenga ms oportunidades de alcanzar gloria y renombre. Tambin elseor Adalbert ha manifestado su disposicin a partir. S que ya no es joven, pero me rog que le permitiera acompaarte. Te aprecia de todo corazn!

    Gerlin frunci el ceo. Hasta entonces, el viejo caballero nunca haba demostrado ningn afecto por ella, y la muchacha sospech que ms bien se trataba de sumala conciencia. Adalbert era viejo, pero era un caballero intachable. Seguro que le pareca injusto vivir a costa de su castellano y ahora aprovechaba la oportunidad dedespedirse de un modo honorable; por otra parte, no caba duda de que en Lauenstein encontrara la manera de resultar til a Gerlin: podra ensear a montar a caballo asus futuros hijos y tallarles sus primeras espadas de madera, hacerle de mensajero y escoltarla cuando Gerlin saliera a cabalgar o cumpliera con sus deberes caritativos.El camino hasta el convento ms prximo no resultaba tan peligroso como para tener que recurrir a guerreros ms jvenes.

    En todo caso, Gerlin no tena nada en contra de Adalbert. Su lealtad era indudable, pero en el caso de Leon von Gingst, la cuestin cambiaba. De momento, Gerlinno haba manifestado su oposicin al armero de Rdiger. Como su hermano ya no lo necesitaba, haba renunciado a llamar la atencin de su padre sobre sus defectos,con la secreta esperanza de que el individuo se buscara un puesto en otro lugar una vez que sus servicios resultaran innecesarios. Que pensara hacerlo precisamente en lacorte de ella y protegido por su nombre no le gustaba en absoluto.

    Os parece que puedo confiar plenamente en que Leon sea un vasallo fiel, padre? pregunt en tono precavido.Peregrin se encogi de hombros.Tienes motivos para dudar de ello? pregunt. Desde luego que Leon no es el hombre al que la reina Leonor considerara como el mximo exponente de las

    virtudes caballerescas. Que yo sepa, no sabe tocar el lad ni cantar, pero es un buen luchador que se destac en varios torneos antes de instalarse aqu.Gerlin quiso objetar que los talentos de Leon como cantante le resultaban bastante indiferentes; no le molestaba que el caballero no supiera leer ni escribir y que se

    mostrara desdeoso con cuantos dominaban dicho talento. Las viudas y los hurfanos, los sacerdotes y las monjas no podan esperar que los protegiera: el nico modode imponerse a Leon von Gingst era mediante la fuerza bruta: quin sabe si servira fielmente a un joven como Dietrich, un muchacho entre cuyos consejeros habajudos y pronto quiz tambin una esposa de mayor edad!

    Hasta entonces Leon no haba mostrado un gran respeto hacia Gerlin y, que ella supiera, Von Gingst no entraba en batalla bajo la divisa de ninguna dama de una

  • corte galante. Era evidente que el servicio a la dama una virtud importante practicada con entusiasmo por los jvenes caballeros de las cortes galantes no leinteresaba demasiado, pero ninguno de estos argumentos bastaran para convencer a Peregrin.

    Vers, Gerlin: me doy cuenta de que el joven caballero no es de tu agrado dijo el castellano cuando Gerlin guard silencio, presa de la indecisin. Pero laverdad es que no disponemos de muchos caballeros presentables. Acaso prefieres presentarte en Lauenstein con una escolta de ancianos y donceles?

    Dicho argumento tampoco permita muchas rplicas. De todos modos, confiaba en que Dietrich o maese Salomon le proporcionaran una fuerte escolta paraacompaarla a travs del bosque de Frankenwald. Emprender un viaje de varios das acompaada nicamente de Adalbert, Leon y Rdiger y encima con un ajuarcompleto le pareca, como poco, desaconsejable. De camino haba castillos de caballeros bandidos, por no hablar de los habituales forajidos y salteadores de caminos.

    Pero en realidad no tena de qu preocuparse: maese Salomon le concedi un mes escaso para preparar su ajuar; despus, un pequeo grupo formado por cuatrocaballeros bien armados y dos donceles se present en Falkenberg.

    Peregrin mand llamar a Gerlin en cuanto los mensajeros le informaron de que unos hombres se aproximaban al castillo. En ese momento la joven se dispona acontrolar la descarga de madera destinada a reparar las caballerizas y los graneros una vez pasado el invierno, y cuando recibi el mensaje de su padre se encamindirectamente de la puerta del castillo a los aposentos de su padre, empapada en sudor y con el vestido cubierto de astillas de madera.

    Me han comunicado que la delegacin de Lauenstein est a punto de llegar. Al parecer, en ella viajan dos jvenes donceles! No llevan atavos de nobles deabolengo, pero es muy posible que Dietrich haya acudido con el atuendo de un humilde doncel y bajo la proteccin de sus caballeros, con el fin de echar un vistazo a suprometida. Al menos, eso es lo que dicen Rdiger y Wolfgang..., y lo que se les ocurre a ellos quiz tambin haya pasado por la cabeza de otros muchachos dijoPeregrin, contemplando a la joven. Dios mo, hija, y t andas por ah vestida como una campesina! la rega. Bien, an no es demasiado tarde. Haz que tepreparen un bao: a lo mejor logras arreglarte convenientemente antes de la llegada de los seores. Entonces podrs darles la bienvenida en el patio del castillo.

    Gerlin reprimi una rplica dura. Cierto que le gustaba supervisar a los trabajadores que deban emprender las reparaciones, pero aunque as no fuera, tampocopoda confiar esa tarea a nadie ms. El capelln consideraba que, como religioso, controlar que las tablas y los postes tuvieran las medidas correctas no era una tareadigna de l, as que la joven no poda contar con su ayuda. Por otra parte, a excepcin de Gerlin, los nicos que saban escribir y hacer clculos lo bastante bien comopara no crear una confusin total en los libros de cuentas eran Peregrin, Rdiger y Wolfgang. Rdiger habra sido el ms indicado para reemplazarla, pero Gerlinsospechaba que se negara a cumplir con semejantes tareas poco caballerescas.

    Una vez ms, Gerlin maldijo a Leon von Gingst, quien fomentaba dicho punto de vista. Pero a Rdiger no le aguardaba una vida heroica, sino que era heredero deun feudo, y si quera que este prosperara, no solo deba aprender a blandir la espada, sino tambin a administrar sus posesiones. Gerlin albergaba la esperanza de que selo dejaran claro en la corte de Lauenstein: segn maese Salomon, al menos Dietrich era culto y ledo.

    Sin embargo, en esa ocasin deba recurrir a Wolfgang, que seguramente se alegrara de que le encomendaran las tareas de un adulto, pero, por desgracia, demomento era cualquier cosa menos un experto en tomar medidas y apuntar cifras...

    Cuando por fin Gerlin logr organizarlo todo ya era demasiado tarde para tomar un bao en su habitacin, porque haba que transportar el agua hasta all y esollevaba tiempo..., adems de que el proceso requera la mano de obra de los mozos que de momento estaban ocupados en descargar la madera. Gerlin dedic un momentoa reflexionar si poda renunciar al bao y, tras decidir que necesitaba refrescarse, se apresur a atravesar el patio y el huerto para acercarse al ro, donde los caballeros ysus corceles solan baarse todos los das y las criadas y las campesinas se lavaban protegidas por la vegetacin tras las tareas cotidianas. Peregrin se encargaba de quenadie las molestara: si algn hombre era acusado de haberlas espiado, reciba un duro castigo.

    La propia Gerlin sola refrescarse all poco antes de la cada del sol, cuando los caballeros y las muchachas an no haban llegado; el bao le ahorraba una higienems lujosa, aunque ms acorde a su rango. Tambin ese da Gerlin se encontraba a solas a orillas del ro, pero, justo cuando volva a vestirse, oy voces al otro lado delos matorrales, junto a un bosquecillo apartado del castillo.

    Eres un doncel, mi joven amigo, y como tal te corresponde la limpieza de las armaduras! dijo una autoritaria voz de tenor. Cuando seas armado caballeropodrs demostrar tu superioridad, pero ahora coge un pao y lustra ese peto!

    Gerlin atisb entre los matorrales y descubri la presencia de un grupo de seis jinetes acompaados de corceles bonitos y bien cuidados. Los hombres se estabanquitando sus prendas de viaje durante la cabalgata solo haban llevado la cota de malla y quiz pensaban baarse antes de ponerse sus armaduras. Si su padre seencontrara en querellas con alguien, eso la habra inquietado, pero, antes de lanzarse al ataque, los caballeros enemigos no solan tomar un bao en el foso del castillo deladversario. Estaba convencida de que el grupo era la escolta de Lauenstein, que quera entrar en el castillo de la novia de su seor con pomposidad y haciendo alarde desus resplandecientes armaduras.

    Gerlin estaba conmovida: solo conoca semejante despliegue a travs de las novelas caballerescas, no de la realidad. Cabalgar cubierto de una pesada armaduraresultaba muy incmodo. No era frecuente que alguien lo hiciera con el nico fin de honrar a una novia... a menos que el novio fuera uno de los caballeros o losdonceles!

    Soy de alta cuna! se defendi el doncel con voz llorosa. No he de lustrar metales!Espero que ese no sea Dietrich!, pens Gerlin al ver su rostro aniado y blandengue y su cuerpo rechoncho. Si se vea obligada a yacer con ese muchacho...

    Gerlin se estremeci. El otro doncel, un jovencito de cabellos oscuros, pareca ms modesto y se dedicaba a lustrar el peto del caballero.Muy bien, Friedhelm! lo alab el caballero rubio que acababa de regaar al otro doncel.As que tampoco era el de cabello oscuro... Gerlin decidi volver al castillo, porque si los caballeros se zambullan y nadaban un poco ms all, la veran.

    Apesadumbrada, emprendi el camino de regreso. Su padre le haba ordenado que se pusiera su vestido de fiesta, as que Gerlin llam a una criada para que la ayudara yse puso una enagua de seda debajo del vestido de damasco azul. El cinto entretejido con hilos dorados y una ancha cinta a juego que le cubra la frente completaron elatuendo. Tras una breve vacilacin, opt por ponerse un velo: no haba motivos para que todos los caballeros vieran su rostro de inmediato. Gerlin juguete con elmedalln de la reina Leonor: ms que nunca echaba de menos el consuelo de una madre.

    Peregrin aguardaba a Gerlin y a los caballeros en el patio del castillo; Rdiger subi al adarve para observar la llegada de la escolta.Estn llegando! les inform. Y padre, Gerlin... no os podis imaginar su aspecto! Seis caballeros vestidos de gala, y el sol se refleja en sus armaduras de

    tan lustradas como estn! Eso demuestra un gran respeto, Gerlin! Los Lauenstein han de ser muy ricos para equipar a seis caballeros de manera tan magnfica!Gerlin le entreg las llaves de la bodega al mayordomo y encarg el vino para darles la bienvenida, pero su estado de nimo era deplorable: ni siquiera la brillante

    armadura bastaba para hacerle olvidar la voz llorosa y el cuerpo blandengue de aquel doncel.Tal como corresponda a su rango, los donceles fueron los ltimos en entrar al patio, pero los primeros en desmontar para hacerse cargo de las monturas de los

    caballeros. Una vez ms, el que desmont gilmente del caballo fue el muchacho alto de cabellos oscuros: los donceles an no llevaban armadura. El rubio se tom sutiempo: pareca esperar la llegada de los mozos del castillo en vez de encargarse de los corceles de los caballeros.

    El jefe de la escolta le tendi las riendas de su semental con ademn provocador.Qu estis esperando, Theobald?As que se llamaba Theobald, no Dietrich! Si su futuro esposo no viajaba bajo un nombre falso, no tendra que casarse con el regordete doncel! Lanzando un

    suspiro de alivio, vio que su padre y Rdiger saludaban al caballero, quien se apresur a quitarse el yelmo al acercarse a su anfitrin... y sobre todo a su futura seora.Primero Peregrin le present a Rdiger, que aprovech la oportunidad y cogi las riendas del semental blanco que el caballero an sostena.Permitidme que me encargue de vuestro caballo, seor...Flors de Trillon, por orden de mi seor Dietrich von Ornemnde y Lauenstein dijo el caballero, inclinando la cabeza, antes de quitarse la capucha de malla.Gerlin, que an mantena recatadamente la vista baja, observ por el rabillo del ojo sus cabellos rubios, que enmarcaban un rostro bronceado y apuesto. Los rasgos

    de Flors de Trillon eran suaves pero varoniles y, pese a su apostura, el mentn anguloso le confera un aspecto decidido. La mirada de sus ojos azules era brillante y

  • audaz.Os lo agradezco, seor Rdiger..., porque sois el seor Rdiger, verdad? aadi el recin llegado. Cabalgaris con nosotros para completar vuestra

    formacin como caballero en Lauenstein, no? Me alegra conocer a un autntico futuro orgullo de la orden de los caballeros, corts, medido y humilde, no como otros!dijo, lanzando una mirada elocuente a Theobald. Entonces Gerlin consider que no se haba equivocado: ningn caballero tratara as a su seor, aunque este ltimofuera todava un doncel y viajara de incgnito.

    Gerlin se aproxim, hizo una reverencia y le alcanz la copa de bienvenida a Flors. El joven caballero le dirigi una mirada de admiracin, y, cuando sus manos serozaron sin querer, ella sinti un ardor en la piel. Sera correcto saludarlo con un beso? Esa era la costumbre con los caballeros muy amigos del propio padre o esposo,pero, en general, era algo previamente acordado con los hombres de la casa. Adems, Gerlin ignoraba si el vnculo entre Flors y Dietrich era ntimo, as que opt poromitir el beso... a su pesar, porque le hubiese gustado besar a ese caballero apuesto y vivaz.

    Era evidente que Flors se esforzaba por no espiar su rostro oculto por el velo, pero lo que vio pareci agradarle.Sois... sois la seora Gerlin, verdad? pregunt con voz ronca. En ese caso, mi seor podr darse por afortunado que semejante beldad lo haya escogido

    como esposo.Vuestro acento me recuerda el de mi difunta esposa coment Peregrin. Acaso tambin vos sois oriundo de la soleada Aquitania?Flors asinti y una sonrisa le ilumin el rostro.Conocis mi tierra, seor Peregrin? Oh, s, es muy bella. Sin embargo, el mar junto al que se encuentra palidece frente a los ojos de vuestra hija, el rojo sol del

    ocaso no puede competir con el brillo de su cabello, el blanco de nuestros arrecifes parece gris frente a su tez de alabastro exclam, volvindose hacia Gerlin.Nuestros bosques se inclinaran ante vos y nuestra luna brillara ms intensamente para iluminar vuestro semblante.

    Peregrin trag saliva mientras Rdiger se esforzaba por reprimir una risita, pero Gerlin sonri.Sois un experto en los discursos galantes, seor Flors! dijo en tono amable. Tambin sabis tocar el lad?Con una media sonrisa, el caballero se encogi de hombros.Lo he intentado, mi seora, pero se me da mejor blandir la espada. Preferira no participar en un concurso de canto, pero ya puedo adjudicarme varias victorias

    en los torneos caballerescos.Bueno, algo es algo refunfu Peregrin. Sirve vino a los dems caballeros, Gerlin, y podremos pasar al interior: aqu empieza a hacer fro. Sed bienvenidos

    al castillo de Falkenberg. Si logras desprender la mirada del semental del caballero Flors, Rdiger, llvalo a las caballerizas y encrgate de los donceles. En cuanto hayisacabado con los caballos, les indicars sus lugares de reposo en las caballerizas; luego podis acudir a la sala, donde seguramente ellos atendern a sus seores y tpodrs aprender algo ms. Confo en que nuestras costumbres aqu en Falkenberg no os parezcan demasiado toscas, Flors. Por desgracia, aqu tampoco hay nadie quesepa cantar.

    Flors de Trillon sonri e introdujo la mano en su alforja antes de que Rdiger condujera al estupendo semental a las caballerizas.Sean cuales fueren vuestras costumbres, nadie tendr ojos para otra cosa que no sea el encanto de vuestra hija y nadie querr escuchar otra voz que no sea la

    suya dijo, volvi a inclinar la cabeza ante Gerlin y le tendi un paquetito envuelto en terciopelo azul. Os lo enva mi seor Dietrich von Ornemnde, vuestro futuroesposo. Le hubiese agradado acompaarnos para conduciros personalmente hasta vuestro castillo, pero...

    Por primera vez, Flors no pareci hablar con palabras galantes, sino en serio, y una sombra de preocupacin atraves su rostro.... sus consejeros no consideraron conveniente que abandonara Lauenstein justo en este momento. Aunque de mala gana, mi seor Dietrich acept su consejo, lo

    cual demuestra su sabidura. Os ruega de todo corazn que no se lo tengis en cuenta y que aceptis este pequeo regalo. Lo eligi personalmente para vos; proviene deltesoro de su difunta madre.

    Gerlin se pregunt por qu los tesoros de la madre no estaban en posesin de las siguientes esposas de Von Lauenstein, pero quiz la primera mujer habareservado algunas joyas especiales para su futura nuera. Tanto la idea como el regalo elegido personalmente la conmovieron: Dietrich deba de ser un muchacho sensible.Semejante actitud resultara inimaginable en Rdiger.

    En todo caso, se lo agradeci cortsmente y, presa de la curiosidad, se retir a sus aposentos con el obsequio mientras su padre conduca a los huspedes a la gransala. Gerlin planeaba reunirse con ellos ms adelante, tanto si le agradaba a su padre como si no. Se mora de ganas de averiguar todo lo posible acerca de su futuroesposo y su corte, y no tena intencin de desaprovechar la oportunidad de hablar con sus caballeros.

    Pero primero desenvolvi el regalo, un cofrecillo de madera de haya en cuya tapa apareca un bonito grabado del escudo de armas de los Von Ornemnde, con lacerradura de plata. Gerlin lo abri con cuidado y descubri que el interior estaba forrado de terciopelo azul oscuro, sobre el que descansaban tres finos brazaletes de ororojo, uno de ellos con incrustaciones de oro amarillo y plata. Hasta entonces Gerlin solo haba visto joyas semejantes en la corte de la reina Leonor, en generalpertenecientes a muchachas oriundas de Sicilia o Castilla. En tierras alemanas no haba orfebres capaces de confeccionar joyas tan finamente cinceladas, as que losbrazaletes deban de proceder de tierras sarracenas o moriscas. Gerlin casi no lograba despegar la vista de ellos, pero entonces vio una pequea tarjeta discretamenteoculta en el fondo del cofrecillo.

    Gerlindis von Falkenberg:Os ruego que aceptis este modesto regalo y que me creis cuando afirmo que estoy impaciente porque llegue el da en el que podr contemplar como

    palidece el brillo de estas joyas ante vuestra belleza.Os saluda vuestro futuro esposo,

    DIETRICH VON ORNEMNDE Y LAUENSTEIN

    Las palabras estaban escritas con trazos redondeados y an un tanto infantiles, pero sin errores. Eran las de un caballero formado en la corte. Gerlin supuso que eljoven Dietrich haba recibido ayuda en la redaccin de la pequea carta, pero su corazn lati de alegra. Al menos, Dietrich no pareca ser un patn malcriado y, entanto no llegara a Lauenstein, poda imaginar que la carta y el obsequio haban sido enviados por un caballero galante digno de ella: por alguien como Flors de Trillon.Gerlin descendi las escaleras que conducan de sus aposentos a la gran sala con paso danzarn. Al menos la inminente cabalgata hasta Lauenstein empezaba a resultarleatrayente.

  • 44

    Aquella noche, durante el banquete, Flors de Trillon comparti su plato con Gerlin, tal como corresponda a un caballero galante con una dama cuya proteccin lehaba sido confiada, una costumbre practicada en la corte de Leonor de Aquitania, donde dos jvenes caballeros ya haban solicitado el permiso a Gerlin para cabalgarbajo su divisa.

    La reina haba animado a su pupila a que adoptara los usos del amor corts, a condicin de que no fuera ms all de un ligero coqueteo. No se cansaba de decirles asus pupilas que, por principio, el amor corts no guardaba ninguna relacin con el amor fsico, sino ms bien con el respeto que un caballero ofreca a su dama, y queello fomentaba su desarrollo espiritual. La dama deba exigirle a cambio que ejerciera las virtudes caballerescas: la mesura y la humildad, la proteccin de los dbiles y ladefensa de la bondad y la belleza. Ella haba de valorar sus actos y recompensarlo con bonitas palabras, pero tambin poda regaarlo severamente si cometa un error.

    As pues, las atenciones de Flors no le resultaron escandalosas, pese a que los caballeros ms viejos de su padre las contemplaran con desaprobacin y que Leonvon Gingst fulminara al visitante con la mirada. Pero durante la conversacin con el caballero, Gerlin no logr averiguar gran cosa sobre su futuro hogar, excepto que elcastillo era grande y bonito.

    Creo que los aposentos de las damas se corresponden con las exigencias de una vida confortable, pero hasta ahora nunca los he pisado.De ello se deduca que no era el caballero galante de la condesa Luitgart. Adems, Gerlin no haba visto la divisa de ninguna dama colgando de la lanza de Flors.

    Estuvo a punto de preguntarle al respecto, pero se contuvo. Qu le importaba a ella quin vigilaba que Flors se atuviera a las virtudes caballerescas? As pues, en lugarde interesarse por su compaero de mesa, la muchacha decidi averiguar algo ms sobre su futuro esposo, hacia quien Flors se deshizo en elogios.

    Mi seor Dietrich an es joven, desde luego, pero posee todas las virtudes de un futuro caballero. Inteligencia y sensibilidad, mesura y un gran corazn!Adems, es alegre y cordial, es valiente pero soporta la derrota con dignidad. Jams lo he visto hacer algo que no fuera correcto y honroso. A veces incluso esdemasiado...

    Flors se interrumpi.Demasiado... qu, caballero? pregunt Gerlin.Flors se mordi los labios.Demasiado bondadoso, mi seora... demasiado comprensivo... demasiado...Ingenuo? aadi ella en tono cauteloso.No saba por qu haba escogido esa palabra, pero, entretanto, la conversacin entre los hombres le haba revelado que, en Lauenstein, Luitgart no era la nica que

    ejerca la regencia, pues haban mencionado a un tal Roland, un Ornemnde de la lnea de Turingia. Gerlin se pregunt qu hara el caballero all y si su presencia estararelacionada con que, al parecer, tanto Flors de Trillon como tambin Salomon von Kronach evitaban que el heredero de Lauenstein dejara su feudo en manos de otro,aunque solo fuera por un breve perodo.

    Flors baj la vista.Que un hombre no sea desconfiado no tiene nada de malo dijo. A condicin de que est dispuesto a aceptar los consejos de otros hombres, que... que...

    bien, que tengan una mayor experiencia de la vida que l.Gerlin sonri. La cortesa la obligaba a ayudar al caballero a superar el delicado momento. No caba duda de que Flors le era absolutamente leal a su joven seor.Y tambin los de las mujeres! coment. O acaso no creis que vuestro seor sea capaz de elegir una dama en cuyos consejos pueda confiar?Flors le devolvi la sonrisa, que confiri a su rostro una expresin juvenil y casi pcara.No podrais haber elegido palabras ms certeras, mi seora. Y confo en que mi seor Dietrich tenga la fortuna de no solo llevar a su dama en el corazn, sino

    tambin de poder estrecharla entre sus brazos cuando le plazca. Maese Salomon habl de vos con gran admiracin, mi seora, y ahora compruebo que no solo se dejimpresionar por vuestra belleza, sino tambin por vuestra inteligencia y comprensin. Creedme que mi seor Dietrich sabr apreciar ambas virtudes!

    Al da siguiente, cuando Gerlin se encontraba en los aposentos de su hermano para preparar sus ropas para el viaje y tambin para la estancia en Lauenstein, oycomentarios menos elogiosos acerca de su futuro esposo. Rdiger entr de manera intempestiva, plenamente consciente de su importancia y de su nueva amistad conlos donceles de Lauenstein. Theobald y Friedhelm no durmieron en las caballerizas, claro est, puesto que el joven seor Theobald, de rancia nobleza, lo consideruna afrenta. Rdiger les ofreci sus aposentos y no dej a conversar con ambos sobre su formacin como caballeros, sus caballos y sobre todo sobre sus futuroscompaeros de la corte de Lauenstein.

    Parece que Dietrich, tu futuro esposo, es un blandengue le dijo a Gerlin sin la menor discrecin. La semana pasada, Theobald lo derrib del caballo encuatro ocasiones y Friedhelm en dos, pero dice que hasta ahora nadie ha logrado ganarle una partida de ajedrez.

    Vaya dijo Gerlin con escaso inters. Entonces podras obtener su respeto aprendiendo a jugar un poco, antes de que emprendamos el viaje.Para Gerlin, ms que las cualidades de Dietrich como caballero, las palabras de Rdiger indicaban la falta de lealtad de ambos donceles para con su seor. Al

    parecer Theobald no tena inconveniente en manifestar dicha deslealtad abiertamente, mientras que Friedhelm tenda a disimular su desdn.Rdiger puso cara de circunstancias.Los juegos de tablero son cosas de muchachas! exclam; era obvio que repeta las palabras de su poco recomendable armero.Pues te equivocas! replic su hermana, sacudiendo la cabeza. Al menos en cuanto al ajedrez: lo denominan el juego de los reyes, porque representa la

    batalla campal..., pero tambin las intrigas y los ardides cortesanos. Los generales ms importantes eran grandes jugadores de ajedrez, el rey Ricardo le dedica muchashoras... y su madre es su adversaria ms experta!

    Rdiger aguz los odos: el rey ingls era un ejemplo para l.Pero el seor Leon dice...El seor Leon est muy lejos de la posicin de un comandante o un rey. De momento, nadie tiene intencin de otorgarle un feudo, y es mejor as, porque no

    sabra administrarlo!

  • Era la primera vez que Gerlin manifestaba su opinin con tanta claridad, pero estaba empezando a hartarse del carcter petulante de Leon.A ver, es que nadie te ha enseado a jugar al ajedrez, Rdiger?El muchacho neg con la cabeza.T sabes jugar? pregunt en tono de admiracin, algo que no sola ocurrir. La cortesa frente a una dama era otra de las cosas a las que Leon no conceda

    importancia.Por supuesto. Y estoy convencida de que todos los donceles de la corte de Lauenstein juegan al ajedrez. Si esta noche dispongo de tiempo, te ensear a jugar...

    mientras los seores Theobald y Friedhelm atienden a sus caballeros en la gran sala, tal como corresponde. Como mnimo, ayer no vi a Theobald situado tras la silla desu seor dispuesto a servirlo! No tomes como ejemplo a ese muchacho; puede que sea capaz de derribar a su seor durante la justa, pero jactarse de ello est muy mal.Las virtudes caballerescas, Rdiger, no se limitan al manejo de la espada y la lanza, sobre todo para los herederos de un feudo. Puede que para los caballeros errantes elcaso sea distinto, pero ser mejor que practiques la mesura y la generosidad, la justicia y la misericordia. Como heredero de Falkenberg, tendrs que impartir justiciacon mayor frecuencia que librar batallas!

    Bien dicho, mi seora Gerlin! Perdonadme por haber escuchado vuestra conversacin.Flors de Trillon cruz el umbral, ya que Rdiger haba dejado la puerta abierta. El pequeo doncel se sonroj: confiaba que el caballero no hubiera odo con cunto

    desdn haba hablado de Dietrich von Lauenstein, pero quiz Flors solo haba pasado junto a la habitacin de Rdiger de camino a la suya: haba acompaado a Peregrinvon Falkenberg durante una cabalgata con el fin de visitar sus propiedades y ahora querra cambiarse de ropa.

    Haced caso de vuestra hermana, Rdiger, y dentro de un tiempo me enorgullecer de armaros caballero dijo Flors con una sonrisa bondadosa.Vos? pregunt el muchacho en tono de duda. Gerlin prefera no pensar en lo que Leon habra susurrado al odo de su hermano acerca de la aptitud para el

    combate de los caballeros educados en una corte galante. Pero vos...Flors frunci el ceo.Acaso dudis de mi posicin como mariscal y armero de Lauenstein? pregunt. Pues os espera una sorpresa cuando os derribe del caballo! No otorgo el

    espaldarazo a nadie que no sea capaz de resistir en un autntico combate. Por supuesto que no os lo tomar a mal si escogis a otro para que os arme caballero. Quizsintis un gran aprecio por vuestro armero actual. Nos acompaar a Lauenstein, verdad, mi seora Gerlin?

    La joven asinti en silencio, como si le complaciera que Leon fuera enviado a la corte de Dietrich.Rdiger se apresur a asegurar a su nuevo instructor que para l sera un honor que lo armara caballero, pero Gerlin sospech que a su hermano le era bastante

    indiferente quin cumpliera con esa sagrada ceremonia. Lo nico que le importaba era convertirse en adulto y salir a correr aventuras. La joven confi en que en la cortede Lauenstein le quitaran esta idea de la cabeza. Rdiger ya posea un feudo, no tena motivo para demostrar su destreza sirviendo a desconocidos. Peregrin vonFalkenberg necesitaba la ayuda de su hijo en la administracin del castillo... y sobre todo necesitaba un heredero vivo! Pero Rdiger, que soaba con las historias de lacorte del rey Arturo, no era consciente de que, a menudo, el resultado de las aventuras era una muerte temprana y no la gloria y el honor.

    Cundo podemos ponernos en marcha, mi seora Gerlin? dijo Flors, cambiando de tema. S que deseis disponer de un poco ms de tiempo para poneren orden vuestros asuntos y despediros de vuestra familia, pero... me desagrada dejar solos a mis donceles durante mucho tiempo.

    Flors se mordi los labios... y Gerlin comprendi: no se trataba de que ningn otro caballero fuera capaz de encargarse de que los donceles de Lauensteincumplieran con sus obligaciones, sino de la inquietud de Flors por su joven seor.

    Sin inmutarse, Gerlin guard otro atuendo de su hermano en el arcn.Por m podemos emprender viaje maana mismo dijo en tono sosegado. Ya he empaquetado mis pertenencias y puedo ordenar que las carguen en un carro

    de inmediato. O prefers animales de carga, Flors? De esa forma avanzaramos con mayor rapidez... Y en cuanto a mi familia... Lauenstein no se encuentra en el fin delmundo. Mi padre puede visitarnos a m y a mi esposo en cualquier momento, o ambos podemos cabalgar hasta Falkenberg, cuando... cuando la situacin se hayacalmado.

    Los castillos de Falkenberg y de Lauenstein no se encontraban a excesiva distancia el uno del otro: disponiendo de caballos veloces, el viaje llevaba unos tres das.No obstante, los bosques cubran la mayor parte de la montaosa comarca y los caminos no eran muy buenos: el carro que transportaba el ajuar de Gerlin los retrasara.

    Flors pareci aliviado, pero sacudi la cabeza.No hay motivos para descartar el carro, mi seora. Me acompaan seis caballeros y tres donceles que ya saben defenderse bastante bien. Si destinamos cuatro

    hombres para vigilar vuestro carro, vos podris adelantaros a caballo acompaada por la correspondiente escolta, puesto que vos... cabalgis, verdad, mi seora?Algunas seoras de la nobleza preferan viajar en una litera, pero Leonor de Aquitania les haba quitado esos caprichos de la cabeza a sus pupilas. En su corte,

    todas las muchachas aprendan a montar a caballo y practicaban la equitacin, tanto si los caballos les agradaban como si no. Durante aos, la reina haba recorrido sustierras en compaa de su esposo y siempre recomendaba a sus pupilas que no dejaran de acompaar a sus caballeros.

    De todos modos, no os sern fieles insista la reina, pero al menos debis procurar que elijan a sus amantes entre mujeres que hayan recibido ciertaeducacin cortesana, porque, de lo contrario, ms adelante vuestros hijos vern a los bastardos de su padre trabajando en los campos. Y los campesinos tampoco sontontos. Que unos hijos se cren en el castillo y los otros sean vasallos genera descontento!

    Por lo tanto, la seora Alinor tampoco permita que sus muchachas eligieran mulas mansas, sino que regalaba pequeos y veloces caballos de pura sangre a suspreferidas. Gerlin posea una vivaz yegua alazana que avanzara con la misma rapidez que los caballeros montados en sus sementales.

    Las palabras de Gerlin provocaron otra sonrisa de aprobacin en el caballero.Me alegro de poder cabalgar a vuestro lado! dijo.Gerlin le devolvi la sonrisa.Tambin yo espero disfrutar del viaje respondi. Pero sobre todo anso encontrarme por fin con mi futuro esposo. Cundo... creis que podremos

    celebrar los esponsales?Una sombra oscureci el rostro de Flors.Primero mi seor Dietrich ha de recibir el espaldarazo... dijo en voz baja. Y... existen ciertas dificultades...Rdiger aguz el odo. Acaso el caballero insinuaba que Dietrich no era muy dotado para las justas caballerescas?Gerlin decidi pasar por alto el comentario.Ya tendremos oportunidad de hablar de todo ello dijo, y le lanz una mirada de soslayo a su indiscreto hermano. Al fin y al cabo, nos espera una larga

    cabalgata.Peregrin von Falkenberg lament tener que separarse de sus hijos tan pronto, pero l tambin comprendi que era necesario: tal vez Flors le haba revelado algo

    ms acerca de los motivos de su premura. Pero organizar la rpida partida result menos complicado que designar los caballeros que habran de formar parte de laescolta de la dama y los que vigilaran el carro con el ajuar. Echando mano de la diplomacia, Flors de Trillon decidi que en ambos grupos hubiese representantes de losantiguos y los nuevos caballeros de Gerlin. Adalbert von Uslar cabalgara con la vanguardia y Leon von Gingst con la retaguardia, as como tambin Theobald yFriedhelm. Pero, al parecer, Flors no quera perder de vista a Rdiger, el nuevo doncel.

    Era evidente que el caballero haba concentrado a los hombres ms fuertes de su tropa en la retaguardia, puesto que para los caballeros bandidos y los asaltantesrobar un carro completamente cargado resultaba mucho ms sencillo que raptar a una dama de la nobleza. Sin embargo, Leon von Gingst y el doncel Theobaldprotestaron por el servicio de vigilancia, que supuestamente no se corresponda con su rango. Gerlin se impacient: al fin y al cabo, encargarse de vigilar objetos de valorno supona ninguna deshonra para un caballero. Los caballeros errantes lo hacan muy a menudo, e incluso protegan las mercaderas de los comerciantes judos.

    Flors de Trillon par los pies a su doncel rezongn con palabras muy elocuentes, mientras que Leon insisti en informar a Peregrin de la situacin, convirtindolaen una lucha por el poder. Cuando argument que su papel consista en ser uno de los caballeros de la seora Gerlin y no el guardia de unos bienes, la joven hirvi de ira.

    Pues entonces obedeced a vuestra dama y encargaos de que su ajuar y su dote lleguen sanos y salvos a Lauenstein! le espet. Y no me vengis convuestro honor de caballero! Aparte de que servir como guardia no lo mancha, tambin esta misin es un servicio a la dama. Pensad en Lanzarote, que incluso mont en

  • el carro del verdugo por su dama!La risa brill en las miradas de Peregrin y de Flors; solo Leon frunci el ceo: al parecer, ignoraba la historia.Mi honor de caballero no est subordinado a nada ni a nadie! dijo, alzando la voz.Flors inspir profundamente. El comentario de Leon infringa el cdigo de honor. Un caballero no solo tena una obligacin para con su dama, sino tambin frente

    a Dios y sobre todo frente a su seor feudal. Estaba a punto de manifestar este punto de vista, al tiempo que Gerlin se dispona a hablar, cuando Peregrin vonFalkenberg se adelant a ambos. El castellano se limit a reprender al caballero y despus sugiri una solucin salomnica, que consisti en encargarle la responsabilidady el mando sobre el transporte de la dote y el ajuar de Gerlin. Con esta medida Leon ya no estaba sometido a Flors, con lo que el armero pareci darse por satisfecho.Flors de Trillon quiso aadir un comentario, pero una mirada apaciguadora de Peregrin hizo que desistiera. Murmurando una protesta, puso a sus caballeros y doncelesbajo el mando de Leon y lanz un suspiro de alivio cuando ninguno de ellos se opuso.

    Pero al da siguiente, cuando la vanguardia por fin se puso en marcha, Flors le dijo a Gerlin que no le pareca una decisin sabia, y seal a Leon, que controlaba elcargamento del carro gesticulando y dndose importancia. La grcil yegua de Gerlin bailote junto al caballo de batalla del caballero de Lauenstein, quien volvi alanzarle miradas de admiracin al ver que ella la conduca con mano ligera.

    Que vuestro padre quiera mantener la paz le honra, pero hubiera sido mejor poner en su sitio a ese caballero de una vez por todas!Gerlin sonri. Llevaba un traje oscuro y un pesado abrigo con capucha. El sol de los ltimos das haba dado paso a la llovizna.Al parecer, vuestro destino consiste en servir a seores ingenuos dijo, tomndole el pelo.Gerlin y Flors encabezaban al grupo de jinetes, seguidos por Rdiger y Adalbert, quien procuraba que el muchacho no escuchara la conversacin de los dos

    primeros, y dos caballeros de Lauenstein cerraban la comitiva.En todo caso, la lengua de mi seora es bastante afilada! dijo Flors, riendo. Sometis a vuestros caballeros galantes a castigos tan severos como en su da

    lo hizo la reina Ginebra?Flors conoca la historia de Lanzarote y el carro del verdugo. Cuando el caballero se neg a montar en el carro por considerarlo indigno de su rango, la dama lo

    exili de la corte durante doce aos.Solo cuando me ocultan secretos contest Gerlin con una sonrisa. Y puesto que hablamos de seores ingenuos y otros temas, caballero Flors, cules son

    los inconvenientes que impiden que Dietrich reciba el espaldarazo?Flors suspir... y tuvo la suerte de ahorrarse la respuesta, pues en ese momento tuvo que ocuparse de guiar al grupo. Falkenberg reciba visitas en escasas

    ocasiones y las malezas no dejaban de invadir los caminos que recorran la zona y los volvan ms estrechos; debido a ello, el grupo de jinetes se vea obligado a avanzaren fila india y Gerlin decidi que se lo advertira a su padre en la primera carta, porque, en realidad, l era quien deba encargarse de que los caminos fueran lo bastanteanchos como para que un jinete pudiera recorrerlos con una lanza apoyada en la silla en posicin horizontal. Ms adelante, Leon maldijo la situacin cuando se vioobligado a abrirse paso con el carro por el camino, y an ms cuando se encontraron con un arroyo que se haba desbordado. La yegua de Gerlin lo atraves mediante unbrinco elegante e inmediatamente despus la joven retom el tema de Dietrich.

    Qu ocurre, Flors? Por qu consideris que mi futuro esposo an no es digno de recibir el espaldarazo?Flors se mordi los labios.No se trata de m, mi seora. Yo dispondra que la ceremonia se celebrara maana mismo, pero existe un problema relacionado con el rango. Roland es de cuna

    mucho ms noble que la ma, es un Ornemnde de la lnea de Turingia... aunque solo sea un hijo menor. En realidad es un caballero errante que aprovecha la oportunidadde instalarse en un castillo confortable. Pero es un pariente de Dietrich, y, por tanto, le corresponde a l el honor de armarlo caballero, aunque por desgracia no deja depostergarlo.

    Debido a motivos de peso o solo aparentes? quiso saber Gerlin.Flors se restreg la frente.Un caballero no debe mostrarse indiscreto sobre los seores del castillo en el que presta sus servicios, mi seora Gerlin. Y sobre todo ha de guardar el debido

    respeto para con la viuda de un caballero por el cual senta una gran devocin y lealtad. Os ruego que no me obliguis a hacerlo. Vos misma descubriris cul es lasituacin entre Luitgart, Roland y Dietrich... y como ya os he dicho, este ltimo carece por completo de malicia.

    Gerlin asinti en silencio. En realidad, Flors ya haba revelado lo suficiente. Roland y Luitgart, la madrastra de su futuro esposo, no carecan por completo demalicia, e imaginarse su conducta no le supuso ningn esfuerzo. Una joven viuda, un pariente del difunto... Si no fuera por la existencia de Dietrich, seguro que elemperador no tardara en recibir la peticin de entregar el feudo de Lauenstein a Roland. Gerlin se pregunt cul sera su posicin en el castillo hasta que por fincelebraran el espaldarazo de Dietrich. Pero, al parecer, al menos el crculo de caballeros se mantena fiel a su joven seor.

    Durante aquel primer da el viaje result bastante arduo. No dejaba de llover y cuando el grupo finalmente alcanz un camino elevado en direccin a Redwitz, msdespejado y ancho que los senderos a travs del bosque, la lluvia les azotaba la cara impulsada por el viento. Ya era ms de medioda cuando Flors por fin decidi hacerun alto mientras atravesaban una aldea de reciente fundacin, donde los hombres desmontaban el segundo campo y reemplazaban las primeras chozas de madera porslidas casas de piedra. La aldea perteneca al feudo de los Falkenberg y, en su mayora, los jvenes habitantes del pueblo recibieron a los seores con alegra. El aoanterior Peregrin haba visitado el nuevo asentamiento cuando desmontaron el primer campo y los campesinos se moran de ganas de hacer gala de sus progresos. Gerlinindic a Rdiger que visitara todas las instalaciones y lo llam enrgicamente al orden cuando el doncel se demostr renuente. Todos estaban empapados y helados,pero un da Rdiger se convertira en el seor de esa gente y deba mostrarse amable con ellos.

    Por fin Rdiger se march refunfuando, acompaado del mucho ms diplomtico Flors, mientras que, por su parte, Gerlin se uni con gesto agradecido a lascampesinas, que la condujeron a la primera casa acabada de construir. Mientras le servan sopa y leche, pens en la futura carrera de Rdiger con cierta preocupacin: elmuchacho pareca mucho ms destinado a ser un caballero que el administrador de un feudo; en realidad, el pequeo Wolfgang era mucho ms casero. De vez en cuando,el destino se demostraba injusto en lo concerniente a la sucesin. Gerlin reprimi este pensamiento y se dedic a admirar los tejidos de las mujeres y los progresos encuanto a la construccin de las casas, sintiendo tanto alivio por hallarse en un lugar clido y seco como temor de no poder desprenderse de los piojos de las gallinas quesin duda se pegaran a sus ropas. Las aves pululaban por las habitaciones de la casa, y la campesina se limitaba a echarles el forraje directamente en el suelo.

    Fuera las cogera el zorro! se disculp, y Gerlin procur mostrar comprensin.Antes de despedirse, los viajeros obsequiaron a los campesinos con unas monedas; Rdiger les asegur que gozaban de la benevolencia de su seor y Gerlin les

    prometi que tambin ese ao quedaban exentos de todos los tributos y servidumbres feudales, una medida habitual mientras la aldea estuviera en construccin. Peregrinvon Falkenberg no era un seor demasiado severo.

    Como entre Falkenberg y Lauenstein no haba grandes ciudades, el camino de los viajeros prosigui a travs de densos bosques, pero de noche pasaron junto a unconvento donde los caballeros y su dama encontraron alojamiento. Sin embargo, Flors insisti en que partieran temprano por la maana, puesto que ese da debanrecorrer la distancia ms larga.

    No quisiera tener que montar el campamento en medio del bosque para pasar la noche dijo el caballero. Prefiero cabalgar hasta las tierras de Lauenstein,donde nos acoger un vasallo de vuestro futuro esposo.

    Un tanto sorprendida, Gerlin asinti. Pero claro: Dietrich era un conde y, por supuesto, dispona de feudos que otorgar. Su padre tena razn: iba a contraermatrimonio con un hombre de rango muy superior al suyo; que Peregrin rechazara semejante enlace para ella era impensable.

    Aquel da tambin tuvieron dificultades en abrirse paso por los caminos y Flors orden que cabalgaran formando un grupo ms compacto, que los caballeros almenos llevaran cotas de malla, e insisti en que Gerlin y Rdiger se mantuvieran en el centro de la comitiva, aunque el doncel afirm que sera capaz de defenderse soloen caso de que fueran atacados. Al fin y al cabo, no haba castillos de caballeros bandidos en la comarca y los salteadores de caminos, menos armados y expertos, no

  • osaran atacar al contingente de caballeros. Pese a que Flors procuraba entretenerla mediante chanzas y elogios, Gerlin se aburra.Esos senderos alejados del camino principal eran muy poco transitados. Una nica vez, a medioda, se encontraron con un contingente de comerciantes que haban

    contratado a media docena de coraceros para proteger sus mercaderas. Ambos grupos de caballeros no tardaron en entablar conversacin y todos juntos acabaron porhacer un alto en el camino.

    Gerlin se acomod junto a la hoguera, pero Flors de Trillon la protega de las miradas curiosas de los comerciantes y ella volvi a aburrirse. Se consol pensandoque al menos no llova y que adems los caminos mejoraban visiblemente a medida que se acercaban a las tierras de Lauenstein. Por otra parte, dado que Gerlin nosupona un impedimento para cabalgar con rapidez, alcanzaron la meta de la jornada antes del anochecer. El pequeo castillo en el que los aguardaban supuso unaagradable sorpresa. La castellana mand que le prepararan un bao y result ser una compaa sumamente agradable junto al fuego de la chimenea que encendieron ensus aposentos, mientras su esposo reciba a los caballeros en la gran sala.

    Sois una mujer muy bella! dijo la castellana Gertrud, lisonjeando a su futura seora. Ya corran rumores de que casaran a mi seor Dietrich con una viejaviuda y me compadec de l. Es un muchacho tan apuesto y bondadoso...!

    Gerlin sonri. Seguro que maese Salomon no hubiese elegido una vieja viuda para su protegido; ms bien deba de hab