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EVITEMOS EL SINDROME DE “POBREZA” Jorge Hessen El problema de la pobreza es muy diverso y complejo. Talvez el ser pobre significa tener falta de seguridad y estabilidad, por tanto no es solo una cuestión de carencia de dinero. El mundo actual tiene algunos vencedores y muchos perdedores. Los pobres se encajan en la categoría de los perdedores y de aquellos que no pueden nadar en la ola del cambio y que, de alguna forma, son aplastados por ella. La palabra “pobre” deriva del latín pauper, radicado en pocos (poco). En el concepto original, “pobre” no era el desheredado, más si el terreno agrícola o ganado que no producía lo suficiente. Bajo otro punto de vista, entre algunos grupos, específicamente los religiosos, la pobreza es considerada como necesaria y deseable, y debe ser aceptada para alcanzar un cierto nivel espiritual, moral o intelectual.

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EVITEMOS EL SINDROME DE

“POBREZA”

Jorge Hessen

El problema de la pobreza es muy diverso y complejo. Talvez el ser

pobre significa tener falta de seguridad y estabilidad, por tanto no

es solo una cuestión de carencia de dinero. El mundo actual tiene

algunos vencedores y muchos perdedores. Los pobres se encajan en

la categoría de los perdedores y de aquellos que no pueden nadar

en la ola del cambio y que, de alguna forma, son aplastados por

ella.

La palabra “pobre” deriva del latín pauper, radicado en pocos

(poco). En el concepto original, “pobre” no era el desheredado, más

si el terreno agrícola o ganado que no producía lo suficiente. Bajo

otro punto de vista, entre algunos grupos, específicamente los

religiosos, la pobreza es considerada como necesaria y deseable, y

debe ser aceptada para alcanzar un cierto nivel espiritual, moral o

intelectual.

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En ese aspecto, el papa Francisco asevera que la Iglesia debe

articular con la verdad y también con el testimonio de la pobreza.

No es posible que un fiel hable de pobreza y de los sin techo y lleve

una vida de faraón. En la Iglesia hay algunos que, en vez de servir,

de pensar en los demás se sirven de la Iglesia. Son los arribistas, los

apegados al dinero. ¿Cuantos padres y obispos de este tipo ya

vimos? ¿Es triste decirlo no?” Pronuncie el pontífice al jornal

holandés "Straatnieuws", de Utrecht.

La pobreza es considerada como un elemento esencial de renuncia

por budistas y jainistas mientras que para el catolicismo romano,

como vimos antes, es un principio evangélico y es asumido como un

voto por varias órdenes religiosas e es entendida de varias formas;

la orden franciscana, por ejemplo, abandona tradicionalmente

todas las formas de posesión de bienes. En este caso, la pobreza

voluntaria es normalmente entendida como un beneficio para el

individuo, una forma de autodisciplina a través del cual las

personas se aproximan a Dios.

El profesor de psicología Eliot Bergman, director del Laboratorio de

Neurociencia Social y Afectiva de la Universidad de Oregón/EUA,

estudia como el cerebro es parte de la trampa de la pobreza. Las

personas pobres frecuentemente tienen mucha motivación para

trabajar duro y tener varios empleos porque colocan el foco en la

sobrevivencia en el momento presente en vez del éxito a largo

plazo.. Liberar a las personas de la preocupación de la

sobrevivencia diaria es la mejor forma de garantizar que ellos

enfoquen el futuro.

Para el Espiritismo la pobreza, tal como la riqueza, nada más es

que una prueba por la cual el Espíritu necesita pasar, teniendo en

vista un objetivo más alto que es su progreso. Dios concede, pues, a

unos la prueba de la riqueza, y a otros la de la pobreza, para

experimentarlos de modos diferentes. La pobreza es, para los que

la sufren, la prueba de la paciencia y de la resignación.

Al que nace en la pobreza es dado aprender el valor del arduo

trabajo, resistir las tentaciones de las ganancias fáciles, descubrir

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los valores reales del espíritu, y no raro se ve entre los pobres las

más dignas demostraciones de solidaridad. En la pobreza

aprendemos a compadecernos de los males ajenos siéndonos mejor

el comprenderlos.

Es evidente que la desigual repartición de bienes materiales,

culturales y políticos excluye un vasto número de personas

desheredadas de los procesos de participación y consciente

coexistencia en formas inhumanas de sobrevivencia y de

insignificante protagonismo social. Por eso mismo, ante los

desheredados nuestra primera y obligatoria acción debe ser la del

auxilio.

Mas, primeramente suavicemos el sufrimiento de los pobres,

abrazándolos fraternalmente, manifestando de tal modo nuestro

sentimiento de acogida a fin de establecer el lazo de confianza

esencial y podremos ayudarlo. En seguida, informémonos a

respecto de su situación transitoria de su sufrimiento. De esta

forma, no caeremos en las trampas que considera el pobre como

“pobrecito’, no viendo en el las potencialidades de Espíritu inmortal

y de individuó capaz de, con las debidas oportunidades, proveer

dignamente la propia existencia.

Además, el síndrome del “pobrecito” es una de las molestias

oportunistas más comunes de la sociedad actual, donde muchos

desheredados tienen miedo de encarar la vida de frente y con la

cabeza erguida, siendo maduros y responsables. La principal

característica de una persona que sufre del síndrome del

“pobrecito” es colocarse como “víctima” de las circunstancias, y

como tal pasa a la idea de que la culpa de su pobreza es de los

otros. ¡Además, los heraldos de las ideas del socialismo ATEU

adoran hacer eso!

Ante los pobres procuremos informarnos de sus luchas materiales y

verifiquemos si la oferta de trabajo y de orientación espírita no

será más eficaz que la degradante donación de la limosna en su

favor. Recordando aquí, que la limosna dentro de la lógica

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asistencialista, es una acción que atiende la deficiencia material

sin el móvil educativo y que envilece a la humanidad del sujeto,

adiestrándolo a la condición de la mendicidad o de la dependencia.

Como tal, no atiende al proyecto regenerador del Espiritismo para

la Humanidad.

No se pode olvidar que la Ley del Trabajo y del Progreso,

promulgada en El Libro de los Espíritus, relata justamente la

importancia del individuó romper con el acomodamiento y

ultrapasar los obstáculos de la existencia, lo que incluye buscar

salir también de la penuria material (pobreza) a través de su

esfuerzo.