Grün, La fuerza sanadora de las parabolas de Jesus

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  • La fuerza sanadorade las parbolas de Jess

  • Coleccin EL POZO DE SIQUEM290

  • Anselm Grn

    La fuerza sanadorade las parbolas

    de Jess

    Sal TerraeSantander 2011

  • Ttulo del original alemn:Jesus als Therapeut.

    Die heilende Kraft der Gleichnisse 2011 by Vier-Trme GmbH, Verlag,

    D-97359 Mnsterschwarzach Abteiwww.vier-tuerme-verlag.de

    Traduccin:Isidro Arias Prez

    Imprimatur:X Vicente Jimnez Zamora

    Obispo de Santander15-11-2011

    2011 by Editorial Sal TerraePolgono de Raos, Parcela 14-I

    39600 Maliao (Cantabria)Tfno.: 942 369 198 / Fax: 942 369 [email protected] / www.salterrae.es

    Diseo de cubierta:Mara Prez-Aguilera

    www.mariaperezaguilera.es

    Reservados todos los derechos.Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida,

    almacenada o transmitida, total o parcialmente,por cualquier medio o procedimiento tcnico

    sin permiso expreso del editor.

    Impreso en Espaa. Printed in SpainISBN: 978-84-293-1972-9

    Depsito Legal:

    Impresin y encuadernacin:Imprenta J. Martnez

    39611 Guarnizo (Cantabria)

  • ndice

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

    1. Los mtodos teraputicos de Jessen las parbolas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    Actitud frente a la culpa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17Actitud frente al juez interior . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22Actitud frente a la angustia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25Actitud frente a la envidia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28Actitud frente a los enemigos interiores . . . . . . . . . . 32Actitud frente a mis zonas de sombra . . . . . . . . . . . 35Actitud frente a mis ilusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39Actitud frente a los desengaos . . . . . . . . . . . . . . . . 42Anhelo de plena individuacin . . . . . . . . . . . . . . . . 44Anhelo de fertilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49Anhelo de transformacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50Anhelo de volver al hogar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53Anhelo de recuperar lo perdido . . . . . . . . . . . . . . . . 58Anhelo del autntico s mismo . . . . . . . . . . . . . . . 62

    NDICE 5

  • 6 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

    2. Los mtodos teraputicos de Jessen sus palabras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

    Kan: dichos que invitan a pensar en otro plano . . . 70Dichos metafricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76Dichos desafiantes de Jess . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85Principios alentadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90

    3. Los mtodos teraputicos de Jessen los relatos de curacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98

    La comprensin especfica de la enfermedady de la sanacin en los Evangelios . . . . . . . . . . . . 100

    Jess se acerca a los demsy se pone en el lugar de cada persona . . . . . . . . . 104

    Enfermos que acuden a Jess . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114Enfermos que son presentados a Jess . . . . . . . . . . . 128Curacin a travs del encuentro . . . . . . . . . . . . . . . . 142Terapia familiar:

    superacin de relaciones conflictivas . . . . . . . . . . 150Panormica de los diversos mtodos teraputicos

    de Jess en los relatos de curacin . . . . . . . . . . . 159

    Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172ndice de textos bblicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173

  • Introduccin

    DESDE hace unos veinte aos acompao en la casa de re-tiros de la abada de Mnsterschwarzach a hombres y mu-jeres que, despus de haber dedicado algunos o muchosaos al servicio de la Iglesia, sienten de pronto que sus fuer-zas flaquean para seguir adelante. Tambin en los cursosque he impartido estos aos he podido dialogar con mu-chos participantes que han querido confiarme sus preocu-paciones. Desde que acompao a otras personas, intentoaveriguar cmo se comportaba Jess con quienes se le acer-caban: cmo se diriga a ellos, cmo los trataba y les decapalabras que tocaban su corazn.

    Cuando abro la Biblia, Jess me sale al encuentro en losEvangelios como terapeuta que cura a diversos enfermos.Me sale al encuentro como persona dialogante y como na-rrador de historias. Y descubro que muchas de las palabrasde Jess me plantean toda una serie de exigencias interiores.Desde hace tiempo, me haba propuesto meditar sobre losmtodos teraputicos de Jess y aprovechar su sabidura sa-nadora en favor de nuestros contemporneos. En mi opi-nin, este encuentro con Jess nos permitira tener otraimagen de nosotros mismos. Porque de la imagen que te-nemos de nosotros mismos depende en gran parte el xito

    INTRODUCCIN 7

  • final de nuestra vida. Y, por otra parte, estoy convencidode que, para que nosotros podamos experimentar algn ti-po de sanacin, nuestro encuentro actual con Jess debeproducirse teniendo en cuenta nuestros problemas psqui-cos. Nos sentimos fascinados cuando leemos en los Evan-gelios que Jess curaba a enfermos. Pero el hombre actual,con sus enfermedades psquicas, cmo puede esperar queel encuentro con Jess represente para l la curacin? Estaes tambin la pregunta que yo me hago. Por eso, este libroest pensado para aquellas personas que ya han emprendi-do el camino de aprender a conocerse mejor a s mismas.Espero que les ayude a encontrar sendas conducentes auna vida satisfactoria y llena de sentido. De manera espe-cial, al escribir estas pginas he pensado en todos aquellosque, por estar profundamente descontentos de s mismos,se afanan por eliminar este sufrimiento. Finalmente, heescrito este libro pensando tambin en m mismo comoconsejero espiritual y en todas aquellas personas hombresy mujeres que generosamente ofrecen algn tipo deacompaamiento espiritual a quienes se lo piden. Es evi-dente que tambin quienes trabajamos en el asesoramien-to espiritual podemos aprender de los mtodos teraputi-cos de Jess. Es ms, espero que incluso los terapeutasprofesionales se interesen por la sabidura teraputica deJess y estn dispuestos a recibir de l estmulos que enri-quezcan su propia terapia.

    Al exponer los mtodos teraputicos de Jess no sigo loscriterios de ninguna escuela psicolgica en particular. Jessno fund una escuela psicolgica ni inici una orientacinteraputica propia. Se ocupaba de cada uno de los enfermosdejndose guiar por lo que la intuicin le sugera en cada

    8 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

  • caso. Sus acciones procedan siempre de su corazn. Noso-tros no podemos copiar a Jess, pero s debemos inspirar-nos en l. En efecto, Jess transmiti el Espritu a sus disc-pulos y les encomend la tarea de curar a los enfermos conel poder de su Espritu y anunciar su mensaje para que sueficacia salvfica alcanzara tambin a los hombres de nues-tro tiempo.

    Este libro no pretende ni puede reemplazar a la terapiaque actualmente nos ofrecen los profesionales de esta es-pecialidad. Aunque es verdad que muchos hombres real-mente enfermos se acercaron a Jess y se curaron al en-contrarse con l, en nuestras enfermedades psquicas ne-cesitamos acudir a un mdico o terapeuta que nos trateprofesionalmente. Eso s, siempre que alguien est des-contento de s mismo puede encontrarse tambin con Je-ss en la meditacin, lo que sin duda le permitir percibiren s mismo la eficacia salvfica del evangelio. En la medi-tacin de los relatos de curacin, a menudo sentimos queesta se produce tambin en nosotros. Si dejamos que laspalabras de Jess caigan en nosotros y, por decirlo as, nosalimentamos de ellas para los antiguos monjes, meditarera sinnimo de rumiar, ellas terminan transformn-donos. Y si nos familiarizamos con las parbolas de Jessy tratamos de comprenderlas, cambiar la imagen que te-nemos de nosotros mismos y la imagen que tenemos deDios. Gracias a este don de ver las cosas de manera nueva,nos sentiremos distintos: ms sanos, ms libres, ms hen-chidos de esperanza y ms fuertes. En cualquier caso, lameditacin de las palabras y las acciones de Jess no sus-tituye a la terapia que podamos necesitar en funcin deltipo de enfermedad que padezcamos.

    INTRODUCCIN 9

  • En mi opinin, Jess cur a los enfermos de tres maneras.1. Los relatos parablicos son una especie de terapia de laconversacin o del dilogo. Las palabras de Jess nospermiten contemplar la propia vida desde una nueva pers-pectiva, y los relatos de curacin nos muestran cmo seacerca Jess a los enfermos. En sus parbolas, Jess trata deliberar a los oyentes de las imgenes patolgicas que puedantener de Dios y de aquellas otras imgenes que resultan des-tructivas para el sujeto mismo que las alimenta. Dicho entrminos ms positivos: Jess quiere mostrar a sus oyentesel camino que les permita tener una visin adecuada de smismos y de Dios. En efecto, de la forma en que nos vea-mos a nosotros mismos y a Dios depende el xito de nues-tra vida. En las parbolas, Jess domina el arte de transfor-mar desde dentro el punto de vista de sus oyentes, sin tra-tarlos como a menores de edad y sin adoctrinarlos. Las pa-rbolas describen un proceso teraputico que suscita la con-fianza y la complicidad de los oyentes.

    Ante todo, las parbolas no pretenden adoctrinar, sinoms bien sanar nuestras imgenes interiores. Por mi parte,me gustara redescubrir en especial la fuerza sanadora de lasparbolas para los hombres de nuestro tiempo. A decir ver-dad, yo mismo he podido comprobar a menudo cmo lashistorias y las parbolas pueden hacer avanzar a los hombrestambin en el trabajo de acompaamiento. Los clientesagradecen y saborean estas historias, que les transmitennuevos puntos de vista sobre la vida.

    2. La sabidura teraputica de Jess se pone de manifiestotambin en los dichos y las palabras que de l nos transmitela Biblia. Unos y otras son para m de carcter sanador, ms

    10 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

  • que moralizante. Incluso fuera de sus historias y parbolas,Jess habla a sus contemporneos con palabras que a noso-tros mismos nos abren tambin los ojos para captar la ver-dad de nuestra vida. Sus palabras nos sitan en otro nivel:en un nivel en el que las palabras nocivas de los hombres nonos alcanzan, porque nos sentimos acogidos por Dios.

    3. Donde la accin teraputica de Jess destaca con mayorclaridad es en los relatos de curacin de los Evangelios. Detodos modos, Jess no cura siempre de la misma manera.En realidad, los mtodos teraputicos utilizados por Jesspara sanar a los enfermos son varios. Yo mismo he explica-do ya a menudo alguno de estos relatos de curacin. En es-te libro me gustara abordar sistemticamente la cuestin decmo trata Jess a las personas.

    Los relatos de curacin nos invitan a presentarnos anteJess, con todas las amenazas que pesan sobre nosotros, pa-ra que lo que sucedi en otro tiempo se haga de nuevo rea-lidad hoy en nosotros. Por otra parte, los relatos de curacinson una exhortacin a salir al encuentro de los hombres co-mo lo hizo Jess, para animarlos, estimularlos y sanarloscon la fuerza de su Espritu.

    De todos modos, antes de abordar los relatos de curacincomo actuaciones propiamente teraputicas de Jess, me gus-tara meditar las parbolas y las palabras y dichos de Jess.Cada uno de nosotros con independencia de si es un bus-cador o un orientador espiritual o teraputico est obligadoa confrontarse con la imagen que tiene de s mismo.

    La imagen que tenemos de nosotros mismos est siem-pre estrechamente relacionada con la imagen que tenemosde Dios. As, por ejemplo, la representacin de un Dios ma-

    INTRODUCCIN 11

  • 12 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

    lo me hace pequeo y miedoso. Las imgenes patolgicasde Dios dan lugar a modelos neurticos y sobrecargan nues-tra existencia.

    Las parbolas y las palabras o dichos de Jess que pre-sentar en primer lugar nos invitan a reflexionar sobre nues-tra imagen de Dios y, consiguientemente, tambin sobre lapropia vida, lo cual nos permitir establecer una relacin sa-na con nosotros mismos. Despus echar una ojeada a losrelatos de curacin. Tambin estos nos invitan a preguntar-nos por las amenazas psquicas que penden sobre cada unode nosotros y a reflexionar sobre ellas en el encuentro conJess.

    Ojal la lectura y meditacin de los textos bblicos merecela pena que dicha lectura se haga siempre recurriendo di-rectamente a alguna edicin de la Biblia permita a todoslos lectores y lectoras a encontrarse de nuevo consigo mis-mos, mejorar el conocimiento propio y experimentar en suinterior una verdadera transformacin y curacin. Ojal to-dos cuantos hombres y mujeres trabajan en la orienta-cin y el acompaamiento espirituales se dejen sugestionarpor los mtodos teraputicos de Jess y pongan el mximocuidado en encontrarse con los seres humanos a quienesasesoran o acompaan. Ojal, por ltimo, que estas perso-nas desarrollen una especial sensibilidad para percibir, poruna parte, las autnticas necesidades de sus clientes y, porotra, lo que les hace bien a ellas mismas como acompaan-tes y les ayuda a cumplir su tarea sin imponerse cargas de-masiado pesadas.

  • 1Los mtodos teraputicos de Jessen las parbolas

    LA mayora de los mtodos de terapia pasan por el dilo-go, una conversacin en la que cada uno de los participan-tes toma la palabra para, de alguna manera, hacer a los de-ms partcipes de los pensamientos que en ese momentoocupan la mente del que habla. A veces, sin embargo, el te-rapeuta cuenta tambin historias, gracias a las cuales elcliente intuye cmo puede producirse la curacin. En la an-tigedad, la narracin de historias representaba incluso laforma propiamente dicha de la terapia. Tambin en la co-leccin de cuentos Las mil y una noches, la princesa se veobligada a seguir contando fbulas hasta que, finalmente, seproduce la curacin del prncipe.

    Jess utiliz a menudo las parbolas en su predicacin.Era a todas luces un maestro en el arte de la narracin dehistorias, y la gente lo escuchaba con gusto. Podramos con-siderar que las parbolas formaban parte de su terapia, puesen ellas se esconde un poder sanador. En las parbolas, Je-ss les cuenta a sus oyentes historias de cmo es posible quela vida salga adelante. En sus parbolas, Jess querra trans-mitir a los hombres un nuevo punto de vista: una nueva

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  • imagen de Dios y una nueva imagen de s mismos. Las im-genes que cada cual lleva consigo dejan su impronta en lavida del individuo. Hacen de l una persona enferma o unapersona sana. De ah que en las parbolas Jess trate de sus-tituir las imgenes patgenas de Dios y las imgenes pat-genas de sus oyentes por imgenes saludables.

    Con sus parbolas, Jess fascina y provoca. Cuando Je-ss habla de unas bodas, de la cosecha, de fiestas, de nego-cios que salen bien, sus oyentes lo escuchan fascinados.Quedan cautivados por sus palabras. Pero luego hay tam-bin siempre un detalle en las parbolas que nos enoja. Je-ss lo aprovecha para provocarnos conscientemente y, de es-ta manera, poner al descubierto una faceta de nosotros mis-mos: cada vez que mis palabras te irritan, te ves confronta-do con la falsa imagen de ti mismo y de Dios que llevas entu interior.

    A veces el sentimiento que provoca Jess en nosotros noes la ira, sino la alegra por el mal ajeno: por ejemplo, por laderrota de alguien aparentemente poderoso. Pero a Jess nole interesa en realidad la alegra por el mal ajeno. Lo que lbusca es ms bien hacernos caer en la cuenta, a travs de esesentimiento, de puntos de vista esenciales sobre nosotros ysobre Dios. Evidentemente, para que una persona se des-prenda de imgenes dainas es preciso que se sienta emocio-nalmente afectada. Adems, con demasiada frecuencia se tra-ta de un proceso doloroso, que transforma nuestras imge-nes. Se requiere, por ejemplo, que exista un comportamien-to agresivo, para que uno se distancie de determinadas im-genes. De pronto reconozco furioso el efecto nocivo que es-tas imgenes han tenido en m: me han hecho imposible lavida o me han conducido en una direccin equivocada.

    14 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

  • Durante mucho tiempo, los exegetas pensaron que enlas parbolas lo que realmente importa es la conclusin, eltertium comparationis. Opinaban que cada parbola puederesumirse en un solo enunciado, que el ropaje metafrico esms bien de carcter pedaggico y que lo peculiar de cadaparbola es la enseanza que contiene.

    Desde este punto de vista, en ltimo trmino las par-bolas solo seran buenas para las personas estpidas. Laspersonas inteligentes no necesitaran para nada las parbo-las. A estas les bastara la enseanza pura y simple. Por des-gracia, de esta manera se deja de lado la eficacia teraputicade la parbola. Al escuchar las parbolas que cuenta Jess,se produce en el oyente una transformacin interior: se abrepara recibir las palabras de Jess, porque se siente fascinado.E imperceptiblemente, a medida que avanza el relato, Jesslo conduce hasta otro nivel. El oyente tiene de pronto unaexperiencia de revelacin, en su interior se enciende una luzacerca de s mismo. Ahora puede verse a s mismo de otramanera. Esta transformacin interior del punto de vista deloyente y sin duda tambin de sus sentimientos es algoque no puede alcanzarse por medio de la enseanza pura ysimple. Para ello se necesita el arte de la parbola.

    Es mrito del telogo y terapeuta alemn Eugen Dre-wermann haber sealado la importancia del arte teraputi-co y la energa sanadora de las parbolas. Tratando de des-cribir la eficacia transformadora de las parbolas, afirma es-te autor: Desde el punto de vista psicolgico, para que lanarracin de una parbola se vea coronada por el xito de-be encantar literalmente al oyente, hasta el punto de tras-ladarlo, del mundo en que ha vivido y llevado a cabo sus ex-periencias hasta ese momento, a otro mundo distinto y en

    LOS MTODOS TERAPUTICOS DE JESS EN LAS PARBOLAS 15

  • abierta contradiccin con el suyo, pero que corresponde asus deseos rectamente entendidos en el plano ms directa-mente pasional (Drewermann, 731). Eugen Drewermannhabla de sublimacin a travs de las parbolas. Con elloquiere decir que Jess interpela a personas que saben porexperiencia lo que son las ganas de vivir y la pasin. Pero, atravs precisamente de las parbolas, consigue que la fuerzade esta pasin se encauce hacia un plano ms elevado, demanera que esta fuerza termine desembocando en la vidacon Dios y ante Dios. Lo realmente decisivo de un discur-so parablico radica... en su capacidad de abrir una brechaen este mundo desde el punto de vista psicolgico: en elcambio de orientacin de todos los impulsos, en la subli-macin de los afectos (Drewermann, 729).

    En sus parbolas aborda Jess diversos conjuntos tem-ticos. En cada caso, el oyente es invitado a cambiar su for-ma de ver las cosas en los ms diversos mbitos de la vidahumana. Se trata de que se enfrente a su propia angustia deotra manera, de que encuentre una va adecuada que le per-mita reaccionar a la experiencia de la culpa. Se trata de laexperiencia de desengao, de impotencia, de la experienciade los propios lados de sombra.

    Las parbolas abordan importantes temas teraputicos. Y atravs de las parbolas consigue Jess que sus oyentes se re-lacionen de una forma nueva con los temas centrales parasu alma. La angustia, la culpa, la pena, el desgarro, la im-potencia, el rechazo... son impulsos que estn presentes enla vida de todo ser humano, y es importante que estos te-mas no se repriman, sino que cada uno se enfrente a ellosconstructivamente.

    16 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

  • Con relativa frecuencia, al abordar estos temas las perso-nas han desarrollado estrategias que no las benefician en ab-soluto. Quien niega la pena termina siendo visitado por ella.Quien reprime el sentimiento de culpa se ve asaltado por di-fusos sentimientos de culpabilidad. Los cristianos han adop-tado a menudo una actitud masoquista con respecto a la pe-na y a la culpa. Y mientras tanto, como reaccionando contraesta actitud, otras muchas personas se han rebelado contra es-te girar permanente alrededor de la pena y de la culpa y hanreprimido ambos temas. Pero esta no es la solucin. Jess nosmuestra caminos que nos permiten abordar de forma ade-cuada estos y otros importantes temas vitales.

    Me gustara seleccionar algunos de estos temas terapu-ticos y ofrecer a mis lectores la perspectiva de Jess sobre ca-da uno de ellos. Es una perspectiva nueva, a menudo fasci-nante y, al mismo tiempo, provocadora.

    Actitud frente a la culpa(Lucas 16,1-8)

    Uno de los temas que no dejan indiferente a nadie es el dela culpa. Por desgracia, la Iglesia, sobre todo en el pasado,record a sus fieles, a tiempo y a destiempo, los temas de laculpa y del pecado, lo cual acab creando en ellos una ma-la conciencia. Pero tambin la actitud contraria es poco re-comendable: si la culpa deja de reconocerse y de tomarse enconsideracin, a menudo los sentimientos de culpa se ca-muflan bajo otro ropaje; por ejemplo, en forma de ataquesde ira, angustia, irritabilidad, o en compulsiones iterativases decir, tendencias a la repeticin mecnica de determi-nados actos o gestos.

    LOS MTODOS TERAPUTICOS DE JESS EN LAS PARBOLAS 17

  • En el caso de las enfermedades obsesivas, de lo que setrata siempre, en ltimo trmino, es de un sentimiento deculpa reprimido. Albert Grres, psiquiatra muniqus muer-to en 1966, afirma que quien pierde toda sensibilidad parala culpa pierde un rasgo esencial de su naturaleza humana.En efecto, esa prdida supone la renuncia a la profundidadde la propia existencia y la nula percepcin, a partir de en-tonces, de la libertad y la responsabilidad de cada persona.Si la conciencia de la culpa desaparece, lo normal es que laculpa no se manifieste ya como mala conciencia, sino sim-plemente como un difuso sentimiento de angustia o depre-sin, como una distona vegetativa (Grres, 78). En au-sencia de los sentimientos de culpa, muchas personas sufrenentonces diversas formas de angustia frente al posible re-chazo o fracaso y las consiguientes depresiones.

    La cuestin que hemos de plantearnos todos y cada unode nosotros es: cmo consigo adoptar la actitud adecuadacon respecto a la culpa y cmo lo hago de manera que nopierda mi autoestima? Jess aborda este tema en la parbo-la del administrador astuto. Los oyentes de Jess, que en sumayora eran materialmente pobres, debieron de escucharfascinados esta historia. Su impresin era, seguramente, queel administrador haba estafado astutamente a su amo. Sinembargo, Jess no se detiene a comentar esta alegra super-ficial por el mal ajeno. l querra llevar a sus oyentes a otroplano. A otros, esta parbola los irrita. Dicen: No estbien. Lo que hace el administrador es inmoral, porque en-gaa a su amo. Y justamente entonces, en el momento enque algo nos irrita, Jess nos dice: fjate bien y compruebasi tu visin de las cosas no est en realidad equivocada. Lavisin que tienes de ti mismo y de Dios es falsa. Por tanto,

    18 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

  • debes aprender a comportarte con la culpa de otra manera.Te muestras tan duro juzgando a los dems porque t mis-mo te comportas inadecuadamente con tu propia culpa.

    Lo queramos o no, a lo largo de nuestra vida todos in-currimos una y otra vez en los ms diversos tipos de cul-pa. En la parbola, este aspecto se expresa a travs de laimagen del malbaratador. Tambin nosotros malversare-mos siempre algo de nuestra riqueza, de nuestras faculta-des y de nuestras energas. Pero la cuestin es cmo reac-cionamos nosotros al reproche de ser malversadores, de serculpables. El administrador mantiene un pequeo mon-logo: Qu voy a hacer ahora que el amo me quita elpuesto? Para cavar no tengo fuerzas, pedir limosna me davergenza (Lucas 16,3).

    Para reaccionar contra la culpa, a menudo escogemosuno de estos dos caminos: el primero consiste en trabajarduramente; nos proponemos no volver a cometer en ade-lante ninguna falta; apretamos los dientes y nos esforzamos.Por desgracia, esta actitud tan solo nos endurece y nos ten-sa. Nos volvemos duros con nosotros mismos, pero tambinjuzgamos duramente a los dems. A partir de ese momen-to, giramos permanentemente alrededor de la culpa de losdems y nos escandalizamos de ellos. El otro camino noslleva a mendigar la aceptacin de los dems. Nos pasamosla vida revestidos del hbito de los penitentes y nos discul-pamos incluso por el hecho de existir. Nos empequeece-mos con nuestra autoinculpacin y mendigamos reconoci-miento y dedicacin. Esta actitud nos lleva a perder todaautoestima.

    El administrador ve un tercer camino: Ya s lo que voya hacer para que, cuando me despidan, alguno me reciba en

    LOS MTODOS TERAPUTICOS DE JESS EN LAS PARBOLAS 19

  • su casa (Lucas 16,4). Este hombre sabe cmo tratar creati-vamente la realidad de su culpa. Fue llamando a cada unode los deudores y les perdon parte de la deuda recuerdeel lector que, en este contexto, deuda y culpa son sin-nimos a costa del amo rico. Es la nica posibilidad que to-dava le queda. En definitiva, el administrador astuto sabeque no puede pagar toda la deuda: ni trabajando duramen-te, ni mendigando aceptacin. Lo nico que puede hacer esconvertir su deuda en ocasin para prosperar gracias a susrelaciones humanas. Se dice a s mismo: yo soy deudor, vo-sotros sois deudores; compartamos la deuda. Recibmonosunos a otros en nuestras casas.

    Jess nos invita a descender del trono de nuestro en-greimiento y a vivir como hombres entre los hombres. Eneste sentido, Jess se distingue del grupo religioso judo delos esenios, a los que se alude con la expresin hijos de laluz (Lucas 16,8). Los esenios eran muy piadosos. Pero si al-guien transgreda las normas del grupo, era expulsado y ex-cluido sin piedad. Jess dice: Vosotros, cristianos, no debisexcluir, sino acoger. Conscientes de que Dios os ha perdo-nado, debis actuar humanamente en lo que a vuestra cul-pa se refiere. Debis comportaros como hombres entre loshombres, sin pretender poneros por encima de los dems,pero tampoco por debajo de ellos.

    No necesitamos pagar la deuda es decir, la culpa con-trada ni trabajando duramente ni mendigando el perdn.Teniendo en cuenta que Dios, en su misericordia, nos per-dona la culpa, tambin nosotros podemos mostrarnos mi-sericordiosos con nosotros mismos y con todos los demsseres humanos.

    20 LA FUERZA SANADORA DE LAS PARBOLAS DE JESS

  • En mi trabajo de acompaamiento espiritual he experi-mentado que la parbola del administrador astuto ha ayu-dado a muchas personas a no culparse siempre por todo y ano rebajarse ante los dems. La parbola les ha hecho recu-perar de nuevo su propia dignidad. Adems, estas personashan podido liberarse de un rigorismo moral que las llevabaa imponerse a s mismas cargas difciles de soportar. Estoscreyentes experimentaron el punto de vista de Jess comoun mensaje liberador y curativo.

    As pues, una parbola puede ser ms eficaz que una en-seanza sobre el perdn. La parbola pone en movimientouna parte de nosotros. Nos reconocemos en nuestras formasde reaccionar a la culpa y, gracias a las palabras provocado-ras de Jess, nos sentimos ms libres y con mayor amplitudde miras en lo que a nuestra relacin con la culpa se refie-re. Podemos hablar de nuestra culpa sin sufrir por ello undesgarro interior.

    El psiclogo suizo Carl Gustav Jung afirm en ciertaocasin que para algunas personas la culpa era una ocasinque aprovechaban para hacerse aicos personalmente. Enlugar de opinar sobre su verdad y su lado oscuro, sabo-rean su contricin y arrepentimiento como un clido lechode plumas en una fra maana de invierno, cuando llega elmomento de levantarse (Jung, Werke 8, 680). La parbolaanima a caminar erguidos por la vida, a invitar digna y sin-ceramente a otros a entrar en nuestra casa, pero tambin aentrar en las casas ajenas sin tener que someterse a ningntipo de autohumillacin.

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