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HANS- MARTIN LINDE .. PEQUENA GUIA PARA LA ORNAMENTACION DE LA MUSICA DE LOS SIGLOS XVI - XVIII RICORDI Ande ....... ____.... Valencia, 318 BARCE

La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Page 1: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

HANS- MARTIN LINDE

.. PEQUENA GUIA

PARA LA

ORNAMENTACION DE LA

MUSICA DE LOS

SIGLOS XVI - XVIII

RICORDI

Ande m~ .......____....Valencia, 318 • BARCELC

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Título original de la obra

KLEINF: ANLEITUNG ZUM VERZIEIU<:N

ALTER MUSIK Traducción al castellano de

J. P. Franze

© B. SCHOTT'S SoRNE- Mainz, 1958. ® HICORDI AMERICANA S.A.E.C.- BUENOS AIJU:S, Ünicos editores autorizados pam toda la Ami>riea latina.

Todos los derechos están reservados.- Al! rig-ht rcs('rvcd. Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723

Page 3: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

HANS-MARTIN LINDE

A mi venerado maest1·o, PI'Of. Dr. h. c. GUSTAV SCHECK, dedicado cou gmtitud.

3

"Las maneras o adornos musicales son innumerables y

se modifican de acuerdo al gusto y la experiencia. Dado que esta cuestión no depende tanto de reglas, como de ejercitación y buen discernimiento, no podemos -en este breve espacio- sino dar algunos principios y una pequeña guía. Todo lo demás debemos dejarlo librado· a las demos­traciones «Oculares~ de un maestro o al empeño y expe­riencia de un estudioso."

Johann David Heinichen: "El ba­jo continuo en la composición" (1711-1728).

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Indice de la Literatura utilizada

Abert, Hermann: Leopold 1\lozarts Notenbuch von 1762; en "Gluck..Jahrbuch", Breitkopf & Harte!, 1917.

Agrícola,. Martín: 1\lusica instrumentalis deudsch (1528/45); Nueva Edición: Publikationen der Gesellschaft für Mu­sikforschung.

Allerup, Albert: Die "Musica practica" des .Job. Andr. Herbst ... ; en: "1\lünsteri~che Beítrage zur Musikwissen­schaft", Cuaderno 1'?, 1931; Barenreiter, Kassel.

Bach., C. Ph. Em.: Versuch über die wahre Art das Clavier zu . spielen (1753/1762); nueva edición: Kahnt, Lindau.

Ba,ch., Joh. Seb.: Klavierbüchlein für Wilhelm Friedemann Bach (1720) ; nueva edición: Barenreiter, Kassel. Ejem­plos musicales de sus ornamentaciones, "passaggi", etc.,

_.en .SIGl\1 LV.

,· Blume·; Fried·rich: Die Musik in Geschichte und Gegenwart; .. Barenreite:r. Kassel; en especial los capítulos: Engel, H., . "Piminution" y Hoffmann. H., "Aufführungspraxis".

.l)eyschlag, Adolf: Die Ornamentik der Musik; Breitkopf & _Harte!, Wiesbaden (211- edición).

:Conforto, Giov. J,uca: Br!'ue et facilt• maniera... ( 1593) ; nueva edición: Veroffentlichungen der Musik-Bibliothek Paul Hirsch, tomo 2, 1921.

Coupe·rin, Frr.nr.oi~<: r:.-\.!"t de toucher le Clavecin (1717); nue­va edición: Breitkopf & llii rtd, W iesbaden.

Dolmetsch, Amold: Thf' intHpretation of the music of the 17th and 18th cent.ury; Novello Ltd., conjuntamente con la Oxford University Prcss, Londres. ·

· Eitner, Robert: Hermann Finck über die Kunst des Singens, . 1556; en MfM XI, 1879.

Frescobaldi, Girola m o: Obras para órgano y piano; nueva edi­ción: Barenreiter, Kassel.

.. Gano.ssi, Silvestro: Regola Rubertina (1542/43); nueva edi­dón: Kahnt, Leipzig.

Goldschmidt, Hugo: Die Lehre von der vokalen Ornamentik, 1007.

Haa!J, Robert: Aufführungspraxis, Handbuch der Musikwis­sensehaft, Athenaion, Potsdam.

Haarich-Schneider, E.: Die Kunst des Cembalo-Spiels; Baren­reiter, Kassel.

Hottete1-re le Romain, Louis: Príncipes de la Flute (1707/ 1728) ; nueva edición: Barenreiter, Kassel.

Keller, Hermann: Schule des Generalbass-Spiels; Barenreiter, Kassel.

Krebs, Karl: G. Dirutas Transilvano; Vierteljahresschriften für Musikwissenschaft, VIII.

Kreutz, Alfred: Die Ornamentik in J. S. Bachs Klavierwerken. Agregado a la edición "UrtertJ' de ls:r Saites inglesas; Peters, Frankfurt a. M.

Kuhn, M ax: Die Verzierungskunst in der Gesangsmusik des 16. und 17. Jahrhunderts; 1902, Breitkopf & Harte!, Leipzig.

J,ach, Robl'rt: Studien zur Entw.icklungsgeschichte der orna­' mentalen Melopi)ie; 1913; Kahnt, Leipzig.

Majer, J. P. B. C.: Museum musícum (1732); nueva edición: Biirenreiter, Kassel .

Mr..ttheson, Joharm: Der vollkommene Capellmeister (1739); nueva edición: Barenreiter, Kassel.

Muffat, Gottlieb: Versetl und Toccaten (1726): nueva edi· ciún: Barenreiter, Kassel.

Obt;·rdiirffer, Fritz: Der Generalbass in der Instrumental-Mu­sik des ausgehenden 18. Jahthunderts, 1939; Barenreiter, Kassel.

Orti'!, D-iego: Tratado de glosas (1553); nueva edición: Bi­renreiter, Kassel.

Pra.etorius, Ernst: N eues zur Bachforschung (ejemplos mu­sicales de ornamentos de Bach) ; en: SIMG VIII.

Praetorius, Mich.ael: Syntagma musicum (1618/1620); nueva edición en dos. tomos: Biirenreiter, Kassel.

Pu rcell, H enry: Popular Edition (con la ornamentación de Purcell); Nove!lo & Co. Ltd., Londres.

Quantz, Jok. Joaclt: Versuch einer Ariweisung die Flote tra­versiere zu spielen (1752); nueva edición: Birenreiter, Kassel.

Ritter, Aug. Gottfr.: Die Coloristen; en: Allgemeine musikali­sche Zeitung, 1869, N'> 38.

Scheck, Gustav: Die Flotenkompositionen G. F. Handels; Zeit· schrift für Hausmusik, 1935; Biirenreiter, Kassel.

Scltering, Arnold: Zur instrumentalen Verzierungskunst im 18. Jahrhundert; colección de la IMG.

Sckneider, Max: Der Generalbass Job. Seb. Bachs; en: Jahr­buch der Musik-Bibliothek Peters, 1914/1915; C. F. Pe­ters, Leipzig. Die Begleitung des Secco-Recitativs um 1750; en Gluck· J ahrbuch, 1917; Breitkopf & Harte!, Leipzig.

Sclmlt:~. H ~<lm:ut: Eine Continuoaussetzung Bachs; en Zeit­schrift für Musikwissenschaft, XV, 1932/1933.

Telen~<·nn, Georg Phil.: Methodische Sonaten (1728); nueva edición: Barenreiter, Kassel.

Virdnng, Se.bastian: Musica getutscht und ausgezogen (1511); nueva edieión: Biirenreiter, Kassel.

Wolf, Joha.nnes: Handbuch der Notationskunde; 1913.

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INDICE

Los adornos en la música antigua pág. 7 Los adornos esenciales o franceses

" 8

La ornamentación libre o italiana " 20

La improvisación en la ejecución del bajo continuo "

24 Ejemplos:

Adornos esenciales "

27 Ornamentaciones libres:

a) Fórmulas de ornamentación "

31 b) Ornamentaciones de autores de los

siglos XVI-XVIII " 32

e) Ornamentaciones de H. M. Linde " 37

d) Ornamentaciones del continuo " 46

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Los adornos en la música antigua

¿Qué ha de entenderse por el término "adorno"? La pa­labra "disminución" que desde el siglo XIV hasta el XIX es ·equivalente a todas las demás denominaciones de "ador­nos" (maneras, ornamentos, coloraturas, "agréments", "graces", "fioriture", etc.), nos da una clara respuesta acerca de la pregunta que nos hemos formulado: "dimi­nuere" significa desmenuzar, subdividir. Por lo tanto, por medio de la disminución, un sonido es desdoblado en dis­tintos sonidos de valores más pequeños. Siempre existieron las más diversas posibilidades para ornamentar una melo­dla. El trabajo presente se propone mostrar un panorama de esta práctica musical típica de los siglos XVI a XVIII y contribuir a seleccionar los más importantes de entre la multiplicidad aparentemente inabarcable de tales adornos y a explicar su ·modo de empleo.

Esta guía, que nació de la práctica cotidiana, desea estimular en el ejecutante de música antigua un conoci­miento vivo de los adornos y su aplicación.

Ante todo, el aficionado a la música se ocupa hoy de la así denominada "música antigua". La ejecuta no sólo en instrumentos modernos, sino también -frecuentemen­te- en aquellos que se usaban en siglos pasados; piénsese en el gran número de ejecutantes aficionados de flauta dulce, de "viola da gamba", de clave y de laúd. También lós músicos profesionales tienen marcada preferencia por la música de los maestros· antiguos. Sin embargo, es fre­cuente asistir, aún hoy, a ejecuCiones de obras de música antigua,· en las que no se presta la suficiente atención a las convenciones que rigen la práctica de interpretación de esta música. Ya se trate de cuestiones vinculadas con el reparto instrumental o de problemas relacionados con la manera de ejecución, la época en la que se podían ofre­cer interpretaciones de obras de maestros antiguos sin mayor preocupación por la autenticidad estilística, debería haber quedado superada definitivamente. Aún hay aquí un rico campo de acción para los músicos y ante todo para los pedagogos musicales, tanto los que enseñan en forma privada, como los que ocupan cargos en las escuelas de música. Si un pedagogo desea dirigir a sus alumnos hacia la literatura musical antigua, tan vasta cómo valiosa, deberá ocuparse, hoy más que nunca, de la práctica de ejecución de este arte y spbre todo, de la compleja mate­ria-de los adornos, que constituye una importante parte de las convenciones de ejecucit3n de los siglos pasados.

A causa de sus múltiples posibilidades, la ornamenta­ción invita a una ocupación, siempre renovada, de las obras de los maestros antiguos, las que ganarán en belleza y colorido cuando sean interpretadas con todo cuidado, te­niendo en cuenta aquellos factores. El arte de la ornamen­tación era antaño una práctica de ejecución musical am­pliamente difundida. Es por eso que la mayoría de los compositores de aquellas épocas, confiaba en que el ejecu-

tante aplicara a sus obras los adornos necesarios. Muchas veces se limitaban a anotar una mera estructura armónica, que sólo después con la aplicación del adorno directament~ a cargo del intérprete, se transformaba en una acabada obra de arte. En tal sentido, Andreas Herbst (1642), ca­racterizó la esencia del arte del adorno con las siguientes palabras: "Según mi entender, se llaman ccoloraturas~

porque al rigual que en la pintura, el cuadro es vivificado por medio de los colores; así también el canto, cuando está adornado con tanta gracia, más agradablemente llega a los oídos ... ". N o olvidemos que la mayoría de los adornos. deberían ser improvuados. Una condición imprescindible para que ello sea factible, es, por supuesto, un exhaustivo estudio de la ornamentación. Sólo por vía de la práctica, mediante constantes ensayos y muchas tentativas, se lo­grará, paso a paso, la habilidad para hallar -durante una ejecución musical- los adornos que más se adapten al carácter de un trozo. Johann Mattheson definió esta práctica con estas palabras: "Ya se decía en tiempos pa­sados, con buen fundamento de verdad, que este asunto no se basa únicamente en reglas, sino y ante todo, en el uso y mucha ejercitación y experiencia, ~ que es válido aún hoy" ("El perfecto maestro de capilla", 1739). Sólo cuando se llega a aplicar los ornamentos por intuición, apartándose de su uso meramente esquemático, se puede decir que se ha hallado el camino correcto. Los adornos no han de sonar como un_ simple agregado, sino que deben ser encarados como una parte integrante de la obra. Para tal fin es necesario que el ejecutante posea, además de la comprensión integral de todos los aspectos de una de­terminada composición, un elevado grado de daminio téc­nico, y a esta exigencia debe conferirse muchísima im­portancia.

No menos fundamental es tener en cuenta que el gusto musical ha sufrido modificaciones a través de las distintas épocas, y que se ha manifestado de diferente manera en los diversos países. Sería un error interpretar una obra de Schütz según las reglas de ejecución compiladas por Quantz. En consecuencia, se recomienda reflexionar pri­meramente, al comenzar 1a preparación de una obra, acerca de la fecha de su creación -y del paíl!l de origen y aplicar las formas de ornamentación que le conciernen. También el carácter y el movimiento de un trozo musical, las posi­bilidades técnicas y sonoras del instrumento e inclusive, el temperamento y la habilidad del ejecutante, pueden ser factores decisivos para _ la aplicación de los adornos; y hasta el recinto en que se ejecute una música puede ejer­cer alguna influencia sobre la manera de aplicar aquéllos: ello explica por qué muchos ,compositores exigían en sus tratados que en las iglesias se aplicaran los adornos sólo en forma moderada.

Debemos a Johann Joachim Quantz, el maestro de flauta

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del rey Federico el Grande, de Prusia, la clara diferen­ciación de las maneras de embellecer, en dos grupos. Según ésta, distinguimos entre las "maneras esenciales" (fijas) de las "maneras libres". A fin de caracterizar la esencia de estas dos maneras de adornar, podría decirse que las "maneras esenciales" sirven para dar más brillo a una melodía, para "engalanarla"; las "maneras libres" ( will­kürlich), en cambio, surgen de la melodia misma y se integran a ella, como un elemento sustancial. Durante el siglo XVIII se denominaba al primer grupo "adornos fran• ceses" y al segundo "adornos italianos", lo cual, de nin­guna manera, equivale a una circunscripción rígida a esos dos países. Con la inmigración de músicos extranjeros se llegaba a conocer y a apreciar también en -otros paises, la manera peculiar de su música. Los franceses dotaban sus obras en los lugares correspondientes de signos determinados para las maneras esenciales y también anotaban con frecuencia los adornos libres. De esta ma­nera, el ejecutante no tenia que realizar sino las indica­ciones del compositor. No obstante, se usaba también

en Francia la improvisación de adornos según el guato italiano. Del mismo modo, se ejecutaba en Italia toda clase de maneras francesas. La influencia de la música francesa era particularmente importante en Inglaterra. Alli se conocían las maneras francesas (o "esenciales") y se les daba signos y nombres propios. Pero también se practicaban los adornos italianos que habian traido los músicos de esta nacionalidad que se radicaban en aquel país. Alemania fue influenciada en igual medida por ambos estilos: al principio tal vez más por el pro­veniente desde Italia, pero a partir de los últimos lus­tros del siglo XVIII se hizo sentir asimismo la influencia francesa. De ahí que la música alemana estuviera profun­damente familiarizada con ambas maneras de "adornar" y las empleaba paralelamente.

Carl Philipp Emanuel Bach alabó, ante todo, aquella manera de adornar que "sabia amalgamar de un modo hábil la nitidez y el brillo del gusto francés con la se­ducción de la cantabilidad italiana. Los alemanes tienen para ello una especial disposición".

Los adornos esenciales o franceses

Su denominación de "esenciales" ya indica que e9tos adornos son imprescindibles para un trozo de música antigua. Para su reali~ación y aplicación babia ciertas reglas, las que, sin embargo, diferían entre sí, ya que se trataba de un desarrollo histórico vivo. Ademas, su eje­cución admitía cierta libertad en lo que respecta a ve­locidad, ritmo y acentuación.

TRINO: El adorno más conocido y difundido es indu­dablemente el trino. "Un trino bien aplicado adorna mu­cho una melodía; no obstante, su excesivo uso provoca en los oyentes inteligentes una cierta aversión o re­pugnancia". Así leemos en un tratado de Johann Matthe­son (1681-1764). Como signos para el trino se encuen­tran tr, t, + '"'' ~· y también las denominaciones "vi­brato" y "tremolo", distinguiéndose el trino breve (me­dio trino) y el más prolongado, que casi siempre concluye sobre un punto de reposo (point d'arret). Los franceses llamaban al trino "cadence" a causa de su aplicación obligada en los pasajes de cadencia, recurso imprescin­dible para destacarlos. Por lo tanto, puede ser objeto del trino destacar algunos sonidos, dar mayor brillo a cier~os pasajes o vivificar sonidos prolongados. Esto último se aplica en el clave, por ejemplo, instrumento en el que por su naturaleza, el sonido se apaga rápidamente.

En los siglos XIV-XVI el trino comenzaba con la nota principal, en algunos casos esta práctica se prolongó hasta el siglo XVII. En el método de flauta de Silvestro Ganassi (1535) el más antiguo tratado de adornos que se conoce, su autor presenta el trino solamente en el cuadro de digitación, no hallándose una indicación exac­ta para su realización. Sin embargo, es muy probable que Ganassi se haya referido al trino iniciado con la nota principal.

Poco tiempo después fue citado expresamente en los tratados de Girolamo Diruta (1583) y Fray Tomás a San­ta Maria ( 1565). Este último ya conoce también el "nue­vo" reyterado, un trino que comienza con la nota auxi­liar superior: desea que ésta se toque con anticipación; ella cae de este modo sobre un tiempo débil del compás (véase ejemplos). Michael Praetorius (1619) exige que el trino ("tremolo") comience aún con la nota principal. Según su indicación, el trino se limita a la mitad del valor de la nota y finaliza con un punto de detención que ocupa la otra mitad del valor. Esta peculiaridad ya la encontramos en el tratado de Diruta. El trino breve ("tremuletti", 'lsenzillo") se aplicaba durante el siglo

XVI con preferencia a sucesiones de sonidos ascendentes o descendentes por grado conjunto (véase ejemplos págs. 27 /29).

M. Praetorius

~=~ ~= Eirrffr 11

Trino breve Trino larqo

Por "trillo" Praetorius entiende el vibrato de la voz cantante sobre un sonido. Este adorno se encuentra tam­bién en los métodos de canto de Giulio Caccini (1550-1618), Ludovico Zacconi (1555-1627) y otros.

,, JI

También para esta especie del trino, que según Johann Andreas Herbst (1642) es "un grato susurro de la voz", había una manera larga y otra breve de realización. La forma breve

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Riccardo Rognone - Taegio (15!12)

~ JfiJ ~ñJ iJJID JmJ 1 se llamaba generalmente "tremolo"; la forma prolongada, como la citada en el ejemplo de Praetorius o en el tra· tado de Giovanni Luca Conforto (1593), se denominaba "trillo".

Este trino, que en primer término pertenecía a la música vocal, se cQnocía ante todo, en Italia, como tam· bién en la música alemana influenciada desde Italia (Praetorius, Herbst, Crüger. Falck).

Martin Mersenne (1588-1648) dice: "Pero de este trino

o temblor sobre un mismo sonido no se hace uso en Francia". Este adorno se introdujo también en la música instrumental.

Como adorno de cadencia durante los siglos XVI y XVII es, además, factible el entonces sumamente difundido "grop­po": por esta denominación se entendía la siguiente forma de trino:

Praetorius (lül1')

~U!g§E ] Ortiz (155:1)

trnommr 11

Rognone - Taegio (1.592)

ÍJ oOñPJ n Jffl J 11

Herbst (1642)

Aquí se trataba, pues, de un trino ritmado con termi­nación, tal como se ve claramente en el último de los ejemplos arriba citados. Pa·ra la realización de este ador­no, de aplicación múltiple, Giovanni Battista. Bovicelli (1594) -como también Mersenne y Frescobaldi- da la importante indicación de que se lo podría ejecutar de dos diferentes maneras: según la primera, se lo debía tocar en la justa medida del tiempo, pero su efecto sería es­pecialmente agradable si se "retuviese en cierto modo" su terminación. Recomienda que "no se concluyese con el mismo apresuramiento" con el cual comenzó. Lo que se propone es, por lo tanto, un pequeño "rubato" hacia el final (en la terminación). Posiblemente esta manera del trino ritmado era ejecutado "non legato" como se puede deducir de la indicación de Ganassi, según la cual, el trino debía ser tocado tirando y empujando el arco. Tam­bién otros teóricos oponen este trino "anterior" al "nue­vo" ,ligado. La forma de trino coetáneamente aplicada

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Herb:,;t Herbst

Pr::wtorm" Frescobaldi

es ya de la especie "nueva", ligada. Desde entonces to­das las ornamentaciones "esenciales" son ejecutadas Ji. gadas, aún cuando, como sucede en muchas tablas de ornamentación, no se indica especialmente una ligadura escrita.

Por lo general, las formas tempranas del trino, comen­zaban con la nota principal. Sin embargo, ya en la música del siglo XVI se conocían casos de trinos comenza­dos con la nota auxiliar superior, si bien dicha nota era ejecutada antes del tiempo de compás respectivo.

Fre;;cobaldi

~= 1Etroor 1 En el siglo XVII se impuso la costumbre de comenzar el

trino con la nota auxiliar superior. A veces esa manera de ejecución era indicada por medio de una pequeña nota, a pesar de que esta realización del trino se gene­ralizó de tal manera que, en realidad, ya no hacía falta una aclaración expresa.

Se impuso entonces también el uso de ejecutar la nota auxiliar superior no ya anticipadamente, sino colocán· dola sobre el tiempo respectivo. Aunque el trino comen­zado con la v.ota auxiliar predominaba ampliamente en la música barroca, el trino comenzado sobre la nota principal no cayó totalmente en desuso. Así el tremble­ment continu (trino sobre notas de larga duración o so­bre notas pedales) se comenzaba, preferentemente, con la nota principal.

cf;r ""'~--· '•' ··""''""'" ••

aCI?Ü 1 f r 11

Fran<_<ois Couperin (1668-1733) comenzaba su "trem­blement continu" evidentemente. con la nota· superior, para evitar que esta especie de trino no representase una excepción a la regla general. El movimiento de trino cambia de inmediato de tal modo que las próximas reper· cusiones del trino se inician con la nota principal. Más aún; algunos compositores siguen aferrándose a la ma­nera más antigua, vale decir, la ejecución comenzada con la nota principal.

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Murschhauser (1663 -1738)

~=jJJl y-0 11

También Marin Marais (1656-1728) usa esa manera de trino ("flattement"). Sin embargo, son tari sólo casos aislados; de modo que se recomienda atenerse al trino iniciado con la nota auxiliar superior.

Observada con detenimiento, la mayoría de los trinos arriba indicados resultan mordentes superiores dobles (Praller) comenzados con la .nota principal. Aquí se plan­tea la cuestiÓn, si el mordente simple (Schneller), ya existió en la música barroca.

Es una opinión difundida que durante un cierto lapso, ya no se lo empleaba. Sin embargo, Philipp Emanuel Bach (1714-1788) lo cita y lo caracteriza _como "una manera anteriormente poco usada". Llama sin duda la atención que recién Philipp Emanuel Bach y sus coetá· neos ( Marpurg, 1755; Türk, 1789), lo describan d~talla­damente y que a veces lo denominen significativamente "tremblement imparfait". Ph. E. Bach anota el Schneller con notas pequeñas y lo explica como "un mordente breve por movimiento contrario". "Este Schneller se eje­cuta siempre con rapidez y sólo aparece en el «Staccato:.; confiere brillo a las notas y alcanza justo para destacar los tiempos fuertes. En movimíento rápido causa el efecto de un trino sin terminación".

También Friedrich Wilhelm Marpurg (1718-1795) lo anotaba con notas pequeñas:

Sin embargo, él y varios de sus contemporáneos indi­can el "Schneller" frecuentemente también con el signo w . Como es sabido, este signo en la música barroca, era sinónimo del trino o por lo menos, del trino breve, pero siempre comenzado con la nota auxiliar superior. Sólo a partir de la segunda mitad de ese siglo, se impone la clara distinción entre el mordente superior o Schne­ller: ,w y el trino propiamente dicho: AW o tr.

En las tablas de adornos y las indicaciones prácticas respectivas, a partir de comienzos del siglo XVII y hasta la segunda mitad del XVIII, no se hace referencia al mor­dente superior (Praller) ni al Schneller. Sin embargo, encontramos a veces la anotación del Praller de tres. notas en obras de Keiser, Hand.el, Buxtehude, Zachow y otros maestros. ·

Buxtehude (163H707 Fux 1660-1741 Handel1685-1759

4H'IJ ,,. ,,rrrm1 Evidentemente, no era totalmente desconocido en aque­

lla época. En algunos casos, por razones de orden técnico y so­

noro, será preferible este adorno al trino breve, de cuatro notas, predominante en el barroco.

No obstante, este adorno difícilmente. se usaba con tanta frecuencia como se suele afirmar. De todos modos no es correcto, ni mucho menos, ejecutar un mordente superior (Praller) en todos los lugares señalados con w. Este signo era usado en tiempos de J. S. Bach como

sinónimo de los demás signos de trinos: tr o +. Eso se entiende fácilmente por el hecho de que Bach coloca muchas veces este signo en lugares donde, indudable­mente, debe haber pensado en trinos de cadencias más prolongados.

No existe regla alguna que indique que el trino deba ccmenzar con la nota principal, en los casos en que la nota auxiliar superior intervino inmediatamente antes como sonido propio de la melodía •.

Esto dem~estran algunos ejemplos de varios composi­tores que también en tales casos hacían comenzar el trino expresamente con la nota superior ..

Fr.Couperiu ( 1668-1737) 'r f r - r ~ r11 + Rousseau (1712-1778)

+ !)= r t r r· P - rCJ(J~II

Buxtehude

4Cii~J J. S. Bach fp

1 1 r re rltJ. J j 11

J. Chr. Friedrich Bach (1732 -1795)

Marpurg (1718-1795) Quantz<1697-17331 Telematm ( 1681-1767)

•=• •=• fttqlilo; 1 -r ®¡a 1 BAI2790

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La cantidad de repercusiones de trino, tal como están anotadas en las tablas, constituyen -por supuesto- tan solo una aproximación. Depende del buen gusto y el dis­cernimiento del ejecutante el grado de velocidad con que se ejecuta el trino, así como también la posibilidad de comenzarlo lento aumentando la velocidad hacia el final, como suele requerirse a veces. También depende un poco del carácter del trozo: Philipp Emanuel Bach exige para un movimiento lento y expresivo, trinos más lentos que para un trozo rápido. Sin embargo esa circunstancia no debería conducir a una mecánica división rítmica ya que si asi sucediera, lo tornaría excesivamente rígido. En cambio, un trino demasiado veloz se solía comparar con el balido de una cabra.

Henry d' Anglebert adjuntó a sus "Pieces de clavecin" (1689) una tabla de adornos que -en lo que respecta a sus puntos más salientes- fue válida durante mucho tiempo. También la tábla que incluyó J. S. Bach en el "Klavierbüchlein für Friedemann Bach" (1720) se basa evidentemente en fuentes francesas, sobre todo en d' An­glebert. Este distingue tres formas fundamentales de trino, a saber:

1) El trino simple (tremblement simple).

2) El trino con grupeto comenzado con la nota supe­rior o inferior (véase pág. 16 ).

3) El trino "apoyado" en la nota auxiliar superior (tremblement appuyé). En este trino apoyado, la nota auxiliar superior, tal como sucede en los demás trinos, cae justo sobre el tiempo.

Se trata aquí de un efecto de apoyatura (véase la explicación de las apoyaturas, pág. 12 ) .· Eso explica por qué la nota de apoyo puede ser mantenida por más o menos tiempo ya que "cuanto más larga la apoyatura, tanto más intensa la expresión".

P F 11

Este adorno, por lo tanto, podría ser ejecutado de las dos diferentes maneras detalladas a continuación:

11

Consecuentemente, la realización señalada en segundo término seria -según esta opinión- la más expresiva.

Casi siempre el trino concluía sobre un point d'arrét (punto de conclusión). A partir de la mitad del siglo XVIII aproximadamente, este punto de conclusió~ se tornó menos frecuente y los trinos ocupaban todo el valor de la nota. En una nota con puntillo, el punto de conclusión aparece normalmente en el lugar donde comienza el puntillo.

11

Era usual en el trino largo y ante todo, en el trino de cadencia, inclusive cuando sólo estaba anotado del modo siguiente:

aplicar ya sea la anticipación del sonido final o la terminación.

El trino con terminación tenia frecuentemente deno­minaciones propias como tremblement et pincé, double­cadence y double-relish. La naturaleza de esta forma de trino se caracteriza particularmente con la expresión "trino cerrado", en oposición al "trino abierto" sin ter­minación. El trino con terminación pudo tener también un "point d'arrét"; éste aparece entonces después de la terminación (Gottlieb Muffat, 1690-1770):

La ejecución habitual del trino con terminación es, sin embargo, la siguiente :

11

Trinos con un breve reposo antes de ejecutarse la ter­minación, constituían una excepción.

ll El organista francés André Raison (1687) anota de

un modo muy interesante el trino con terminación:

También Fran<;ois Couperin menciona este "tremble­ment aspiré" y del mismo modo J ohann Sebastian Bach lo exige en el Preludio en mi menor del primer tomo de "El Clave bien temperado".

Con frecuencia se tocaba la terminación algo más lenta­mente que el trino. Recién a partir de la mitad del siglo XVIII se exigió que la terminación fuese ejecutada tan rá-

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pidamente como el trino. Una forma especial de trino es el "tremblement lié":

~~ mcrrr -r En este tipo de trino la nota auxiliar superior y el

sonido anterior de la melodía son idénticos; además, el trino y la nota anterior deben ejecutarse ligados. Por eso se mantiene la nota anterior al trino como nota auxiliar superior que lo inicia.

Un adorno ampliamente difundido y muchas veces des­cripto era la ribattuta. Ante todo, en la música vocal, aquel adorno servía a menudo de introducción al trino final de una cadencia libre. Johann Mattheson muestra la ejecución de una "ribattuta" como adorno de una nota larga ("tenuta") :

Equipara el término ribattuta con Zurückschlagung (batimiento regresivo). Comenzando con la nota princi­pal, se ataca con una alternación cada vez más rápida la nota auxiliar superior hasta que se concluye final­mente en el verdadero trino.

Los trinos que en trozos muy veloces y aplicados sobre notas breves resultan de difícil ejecución, pueden ser reemplazados a veces por breves apoyaturas anticipadas.

iW

MfiQ~· ~Jal!rj§= t g Mi F 11

En otros casos, se puede aplicar el grupeto, en lugar del trino con terminación:

IW

~Dr ' 1

(Para más ejemplos, véase el párrafo dedicado al grupeto).

A modo de resumen, citamos a Fran<_<ois Couperin y Michel de Saint Lambert. Couperin anota en L' A rt de toucher le Clavecin (1716) : "El trino algo pronunciado en­cierra en sí tres etapas, las que en la ejecución forman un todo ''indivisible: la nota de apoyo (la nota auxiliar superior) las repercusiones del trino y el point d'arrét.

1 2 3

[f@úffif& F Y en 1702 decía Saint Lambert: "Cuando el trino debe

ser prolongado, es más bello comenzarlo con un movi­miento más lento y acelerarlo sólo hacia el final. Pero cuando es breve, debe ser ejecutado siempre rápidamen­te. . . Cuando otros sonidos deben ser tocados simultá­neamente con la nota con trino, aquéllos deben ser

atacados conjuntamente, del trino".

w

fF· r )J

vale decir, con la nota auxiliar

MORDENTE: Emparentado con el trino, el mordente (Pincé, Beisser, Kneifer, Beat), ha sido descripto por Fran<_<ois Couperin de la siguiente manera: "Todo mor­dente debe comenzar con la nota sobre la cual está colo­cado. Sus repercusiones de trino han de estar incorpo­radas al valor de la nota principal".

il!' Según su carácter, este adorno es disonante y adecua­

do ante todo para destacar determinados sonidos, por ejemplo, en cadencias evitadas o para dar relieve a diso­nancias importantes. Además, el mordente es un orna­mento apropiado para el bajo de una composición, aun­que la voz grave rara vez participe de las ornamenta­ciones. Las repercusiones de trinos reiteradas, mencio­nadas por Couperin, se refieren al mordente prolongado

+· ~ ~= mr y rmur

Si bien este signo para el mordente prolongado ya era utilizado en el siglo XVII, es frecuente hallarlo represen­tado por el mismo signo que se empleaba para expresar el mordente breve. También en este caso, la elección del mordente queda librada al buen gusto del ejecutante. Sólo Carl Ph. E. Bach comienza la sistemática designa­ción del mordente breve con el signo + y la del mor­dente prolongado con -+ . ,

La aplicación del mordente -sea breve o prolonga­do- dependerá del carácter del trozo y de la duración del sonido. Sin duda, el mordente breve será aplicable con mayor frecuencia. Pero, a modo de ejemplo, cabe con­signar que el mordente prolongado es un buen recurso para mantener en el clave -en toda su amplitud- un sonido de larga duración.

APOYATURA. Uno de los adornos más importantes del barroco es la apoyatura, la que "mejora tanto la me­lodía como la armonía", denominada también "port de voix", "accent", "backfall". En su tratado, J. G. Wal­ther (1732) escribe: " ... un acento musical que se pro­duce cuando al cantar o tocar una nota, se ejecuta pre­viamente la más próxima, superior o inferior". Se dis­tinguen dos grupos de apoyaturas: las largas y las breves. La apoyatura larga debe ser tocada sobre ;i tiem­po; la breve puede caer sobre el tiempo o también sobre la parte débil del tiempo.

En el siglo XVI se entendía por el término "accento", ge­neralmente, la disminución de una nota más larga en varias notas de valores menores. (La apoyatura mantuvo

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esta denominación hasta el siglo XVIII. Véase también el accent de J. S. Bach). Se trataba, pues, de rellenar inter­valos, de manera que los "accenti" frecuentemente caían sobre el tiempo débil del compás.

~ P:aeto:u' (1618)

:J. J o

'e o o

e

Con el tiempo y progresivamente se modificó el sig­nificado de la apoyatura; el primitivo accento por el cual se entendía una determinada manera de disminu­ción, según lo expuesto en el párrafo precedente, se con­virtió en apoyatura que constaba de un solo sonido, cuyo objeto era ligar dos notas "más íntimamente".

Desde entonces, la apoyatura se designa frecuente­mente con el término port de voix, que recuerda aún su primitiva ejecución de portamento sobre todo en la música vocal. Comenzó a ser unida al sonido siguiente mediante el legato. En el transcurso del siglo XVII se impuso cada vez más la costumbre de tocar la apoyatura sobre el tiempo (anteriormente fue ejecutada sobre la parte débil del tiempo), vale decir, incorporarla al valor de la segunda nota.

F De esta manera se logt·aba una "agradable demora"

sobre la primera nota, una "retención de la armonía", lo cual, según Mattheson, "ofrecía con frecuencia el mayor placer". Esta apoyatura breve era casi siempre ejecutada "muy suavemente". La diferencia entre la apoyatura bre­ve y la manera "en el gusto lombardo" es recordada expresamente por el alumno de Bach, Johann Friedrich Agrícola (1757) en el siguiente ejemplo:

Insiste en que "en esta figura la primera nota debe ser atacada con mayor fuerza y más punzantemente que en la apoyatura". Etienne Loulié (1698) escribe: "El so­nido de la apoyatura breve es más débil". Otros maestros indican una ejecución suave, flotante, por medio de tér­minos como "faible", "effleuré", "légere". Esta manera

de ejecución no acentuada la recomiendan asimismo au­tores célebres de la segunda mitad del siglo XVIII como Leopold Mozart y Daniel Gottlob Türk.

13

En vista de que es justamente la apoyatura, entre todos los adornos esenciales, la de más personal aplica­ción y de la que existe, seguramente, más de un modo para su representación, no debe considerarse absoluta­mente errónea su ejecución acentuada, mediando causas de expresión. El buen gusto y la sensibilidad del eje­cutante decidirá en cada caso sobre la forma más apro­piada de la ejecución de la apoyatura. Sin embargo, de­berá pensarse con preferencia, en la forma suave, no acentuada, del port de voix en oposición a la manera característica de ejecutar la apoyatura larga; no obs­tante, a partir de 1750, algunos pocos autores exigen la acentuación inclusive en la apoyatura breve. De todos modos, tal manera de ejecución no llegó a imponerse. La regla que exigía que el valor de la apoyatura breve debía ser restado de la nota principal, no fue aceptada uni­versalmente. Algunos autores franceses seguían insis­tiendo en la forma anticipada. Saint Lambert escribe acerca de ello: "N o está debidamente aclarado si se debe . sustraer esta nota del valor de la nota principal o de la anterior". Loulié opina que la apoyatura es "tomada a veces del valor de la nota que la precede; otras, del valor de la que le sigue". Según la práctica de ejecución ba­rroca fueron ejecutadas siempre anticipadamente: a) an­te una corchea seguida por dos semicorcheas; b) ante tresillos y dosillos; e) ante síncopas: d) ante repeticiones de sonidos; y e) ante sonidos de retardo que pertene­cen a la melodía. .

a) '* C[ ~ Et[ 11

b) fWr Vcrr 1 J'

d f V #t p lp * p 1J 1

d) '~ & ~ 1 d f l ' ,,~ 2i lth 1 Es necesario acotar al ejemplo a) que este modo de

ejecución se modificó con el correr del tiempo. Durante la segunda mitad del siglo XVIII se comenzó a ejecutar este ritmo en cuatro semicorcheas iguales y tal práctica se generalizó cada vez más. Acerca de ello, Türk ( 1789) es­cribió en su tratado de piano que "en estas figuras y otras pareci4as, es cierto que casi todos los maestros de música exigen que la apoyatura sea breve, y en ciertos casos cuando, por ejemplo, hay una sola figura de esta naturaleza. . . esta interpretación puede ser correcta y ne­cesaria por causas armónicas. No obstante, no me puedo convencer que esta regla sea tan generalizada y aplicable

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en cada caso. Cuando las apoyaturas se ejecutan en forma breve, después o antes de grupos de cuatro notas, me pa­rece que la fluidez de la melodía se vuelve renqueante". Por lo tanto, en el ejemplo siguiente las apoyaturas han de ser largas : de:Türk.Sonata Fa, 3. mov.

4:i'li-tg ¡J$¡ 1!1Ur 1Dr 1 Louis Hotteterre ( 1719) y J ohann J oachim Quantz re­

quieren para los pasajes de terceras, la siguiente manera de ejecución, igualmente anticipada:

+

lltre;p@r· Esta forma de ejecuc10n era usual, habiendo sido exi­

gida también por J. S. Bach; no obstante, Ph. E. Bach fue el primero en objetarla, aunque la práctica demostró que no logró imponer su idea.

La apoyatura larga se efecuta, con acento expresivo, sobre el tiempo de la nota principal que es abreviada según el valor de la apoyatura. La intensidad sonora de la nota principal es menor que la de la apoyatura. De esta manera se destaca aún más el carácter disonante de este adorno, que tiende a la resolución.

J. J. Quantz (1752) anota en su "Instrucción ... " que si bien la apoyatura es "un adorno", es también "una cosa necesaria": su efecto disonante debe recrear al oído fati­gado por muchas armonías consonantes. La nota principal y la apoyatura deben "ser suavemente ligadas" de tal modo que ambos sonidos "debieran emerger de la garganta como si fuesen uno solo" (Mattheson). Deberán ser toca­dos y cantados "legato", aun cuando no esté indicado expresamente por un arco de ligadura. Cuando la melodía es descendente se aplicará con preferencia la apoyatura en la misma dirección; si la misma es ascendente, la apo­yatura que se desplaza en tal sentido, sonará especialmente bien:

Quien decide en este aspecto en definitiva, es -una vez más- el buen gusto. La apoyatura larga, cualquiera que fuese su valor anotado, obtiene generalmente, la mitad del de la nota siguiente. La nota principal aparece así "con una demora agradable" (Mattheson).

Si está colocada ante una nota de valor ternario, la apoyatura puede obtener dos tercios del valor total y la nota principal tan sólo un tercio. Esta manera de realiza­ción fue exigida con creciente frecuencia durante el trans­curso de la primera mitad del siglo xvm. Ante todo, es preferible en los casos en que, mediante una apoyatura

excesivamente larga, se desea obtener un acrecentamiento de la expresión. Francesco Geminiani ( 1751) recomienda esta "superior apogiatura" para la expresión de lave, affec­tion, pleasure, etc.

El( t 11

En piezas con ritmo de giga, según Quantz, es preferi­ble la siguiente ejecución:

También la siguiente variante es digna de considera­ción:

u_,.n r 11

Las apoyaturas excesivamente largas deben ser evita­das, cuando por su duración, una nota sea despojada de su efecto disonante. En estos casos es preferible la siguiente ejecución:

y no

r F r r 7 7

Cuando el compositor anota la apoyatura como sonido integrante de la melodía, debe ser ligada a la próxima nota y el trino no comienza nuevamente con la nota au­xiliar superior.

Esta manera de anotación se encuentra frecuentemente en obras escritas en estilo italiano (compárense sonatas de Handel, Veracini, Marceno, Bononcini, Barsanti, etc.).

Además de las apoyaturas colocadas a distancia de una segunda superior o inferior de la nota principal, se cono­cían ya en el siglo XVII apoyaturas que abarcaban inter­valos mayores. En el siglo XVIII las mismas ocurren con mucha frecuencia. Son especialmente expresivas y suenan "lisonjeras y quejumbrosas" (J. S. Bach: "Variaciones Goldberg" NQ 25; Sonata para flauta en mi mayor, 3•r. movimiento; apoyaturas en recitativos de cantatas y ora­torios). Mattheson escribe que: "Cuando tal cosa es re­querida, mediante ella también puede ser expresado, con toda naturalidad, algo burlón, melindroso, atrevido o soberbio".

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Mattheson utiliza además, una variedad especial de acen­tos: las apoyaturas de escapatorias (überschHige), que tienen "algo de quejumbroso y humilde". Para ellas cita el siguiente ejemplo:

'W ~ ~ G S 1 S S S 1; 1

Ich will mi eh de m Schick-sal be u . gen

Ich willmich demSchick-sal beu · gen

Los "acentos saltarines" repiten el sonido anterior y alcanzan la próxima nota principal por medio de un salto:

Cuando Mattheson, al referirse a la duración de los acentos afirma que su valor corresponde aproximadamente al valor anotado, ello no significa de manera alguna, que la duración de las apoyaturas se ha de regir por el valor escrito de dichas notas. Lo que él quiere decir, más bien, es que su duración no puede ser fijada exactamente, sino que es variable de acuerdo con el contexto. Se las puede ejecutar un poco más breves, aproximadamente, con la mitad de su duración. Precisamente esta manera de eje­cución de apoy.aturas acentuadas, gozaba de gran difusión.

La aplicación de apoyaturas exige mucha práctica y buen gusto. Hay casos en los cuales es necesario elegir entre varias posibilidades de ejecución. La apoyatura puede ser larga, breve o semi-larga, acentuada o liviana: la decisión acerca del modo de la ejecución se adecua al lenguaje peculiar de la melodía.

Si se combina el trino con la apoyatura superior, se ob­tendrá el ya explicado "trino apoyado".

También la combinación entre apoyatura y mordente fue muy difundida por su gran fuerza expresiva.

SCHLEIFER: adorno que con frecuencia fue entera­mente anotado, es el Schleifer (coulé). Su manera de eje­cución se desprende de su nombre: schleifen = arrastrar. Según el carácter del trozo era ejecutado "a veces con arranque ágil, a veces lento" (Petri, 1767). En algunas ocasiones se lo presenta con notas pequeñas:

pero con mayor frecuencia se lo indica con el siguiente signo:

En la mayoría de los casos comienza una tercera su­perior o inferior de la nota principal y normalmente estp ccmprendido en el valor de ésta

15

La primera nota del "Schleifer" es acentuada. Según Agrícola ( 1757) está emparentado por su carácter con el ornamento lombardo, en el cual "dos breves notas están colocadas ante una más larga que lleva un puntillo".

También se conocía la realización anticipada, princi­palmente en los casos en que el "Schleifer" debía rellenar un salto.

ASPIRACION (Nachschlag): era tocada anticipada­mente, es decir, que no estaba comprendida en el valor de la nota principal. N o llevaba acentos y su función consistía únicamente en servir de unión melódica.

APOYATURA DOBLE (Anschlag):

La apoyatura doble se presenta tan sólo en dos formas: la primera consta de una repetición del primer sonido Y un intervalo de segunda desd~ el agudo a la nota princi­pal; la otra consta de la segunda inferior y la superior de la nota principal. La ejecución de la primera forma es algo más tranquila y expresiva que la segunda, que es más rápida. En todo caso, las notas pequeñas deben ser tocadas más suavemente que la nota principal. El Schleifer y la apoyatura doble existían en la época de transición, vale decir, durante la segunda mitad del siglo XVIII, tam­bién en una variante con puntillo. (Ver ejemplos en pág. 2~ } que demuestran las diferentes posibilidades de eje­cución).

En 1790, C. F. Rellstab aclaró en su "Método de Piano", la ejecución de la apoyatura, la apoyatura doble y el Schleifer de la siguiente manera:

~ .

Como "tá anotado ' l ~ Fr , r i

Como su•ldoeam ' 1' p ¡r f r ~ r 11

Como MbeM toeam ' { cr ilf ··~ GRUPETO (Doppelschlag, Double-cadence, Redoble,

Turn, Groppo) : Es un ornamento especialmente agrada­ble y también del más bello efecto en el canto. Sus signos son: N y 2 ; a ve!!es también es escrito integra-

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mente con pequeñas notas. La velocidad del grupeto depende del carácter del trozo. Así puede ocurrir -según Ph. E. Bach- que este ornamento "a veces pierde su brillo" y se vuelve calmo y expresivo en un trozo lento. Es usual en estas cinco diferentes formas básicas:

a) b) e) d) e)

~= ffitiWflbWIWflg¡¡l A partir de mediados del siglo XVIII, aproximadamente,

la forma e) representa la realización normal del signo

N ; Bach, Scarlatti, Couperin, Rameau y otros utili­zaron este signo siempre en este sentido. Excepciones a esta ejecución eran anotadas íntegramente o expre­sadas por notas de tamaño menor. La forma e) se puede encontrar, ante todo, en notas ascendentes por grado conjunto e idéntica duración.

_...-.,_

o r mr 11

En notas descendentes en movimiento moderado, el grupeto fue usado muy raramente; en cambio, en mo­vimiento rápido, no fue empleado jamás.

Muy difundida era la combinación de trino y grupeto, ya sea comenzando este último con la nota superior como con la inferior.

También entre dos notas puede ser ubicado el grupeto. Su ejecución podría ser la siguiente:

Frecuentemente el grupeto aparece entre una nota con puntillo y otra breve, realizándose así:

tfJttr 1

En sonidos que marcan el final de una línea melódica como, por ejemplo, después de una cadencia, el grupeto debe ser ejecutado de la siguiente manera:

J J rl EitE1l 1

~*JªJ$Irl~·~o J j rlfl.(f 3

A causa de su similitud con un trino breve con ter­minación, el grupeto se ejecuta también con frecuencia en lugar de un trino de esta naturaleza, sobre todo cuan­do éste es de difícil realización, por tratarse de un movi­miento rápido o por hallarse colocado sobre valores muy

breves:

FLATTEMENT: Louis Hotteterre menciona el flatte­?nent en su tratarlo con aplicación especial para la flauta, ya sea travesera o dulce, como para el oboe. Este orna­mento puede ejecutarse actualmente tan sólo en la flauta dulce; en la moderna flauta travesera y en el oboe actual es irrealizable, a causa de las llaves. Se trata de un vibrato realizado con los dedos. Este adorno se pro­duce por medio de golpes a la manera de un trino, sobre uno de los dos orificios -o sus bordes- que sigue al último orificio cerrado. De esta manera se obtiene una oscilación de altura que alternando con el sonido funda­mental, produce un efecto extraño, similar al vibrato.

ARPEGIO: Para el clavecinista y el ejecutante de e lavicordio es de fundamental importancia el conoci­miento de algunos ornamentos especialmente destinados a los instrumentos de teclas. Entre aquéllos, figura en primer término el arpegio. Es utilizado con frecuencia, sobre todo, en el acompañamiento. J. F. Bernhard Caspar Majer (1732) explica: "Arpeggiare es tocar a la manera del arpa, o sea, en forma quebrada: no realizar simul­táneamente el ataque requerido, sino tocar las notas que contenga el acorde, una a una, sucesivamente".

Franc;ois Couperin muestra el arpegement en montant y el arpegement en descendant:

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En obras de Rameau se encuentra:

Jacques Chambonieres anota lo siguiente:

=~ En el harpegé figuré (arpegio con "acciaccatura") se

intercalan en los acordes quebrados notas de paso, que deben ser soltadas inmediatamente, a fin de que no re­suenen con la armonía.

D' Anglebert da para esta manera los siguientes ejem­plos:

Rameau indica:

Existen muchos matices diferentes del arpegio. Se pue­de arpegiar con rapidez, punzantemente, a manera de un acento, pero también existe el arpegio lento y expresivo; se puede aplicar un arpegio solamente ascendente, pero también otro que primero ascienda e inmediatamente descienda. También pueden ser de muy bello efecto los acordes quebrados ritmados. Un célebre ejemplo de tales arpegios anotados y ritmados, es el Preludio en do ma­yor, de· la primera parte de "El clave bien temperado" de J. S. Bach.

Entre nuestros ejemplos (ver pág.49/50) se encuentra un acompañamiento, que consta de arpegios ritmados, para el movimiento lento de una sonata para viola da gamba de Georg Friedrich Hiindel, como asimismo un preludio del "Librito de clave para Friedemann Bach".

ASPIRACION-SUSPENSION: Couperin denomina as­piration la interrupción prematura de un sonido (Ra­meau la llama son coupé) ; la demora de un sonido se designa como suspensión. Estos ornamentos, que eran anotados frecuentemente con el signo ' sobre la co­rrespondiente nota que se deseaba abreviar, existían en la música de todos los países y de todos los géneros.

F. Couperin

!/'P"ation } a) \1 ( '1 J ~

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17

J. Ph. Rameau ( 1731) A s 't 1 r

Suzpension

Couperin ha expresado su deseo de que la aspiración sea menos frecuente en "trozos tiernos" que en los de movimiento vivo. La suspensión debería ser aplicada -según él- únicamente en trozos lentos. La duración de la "demora'' depende "del buen gusto del ejecutante"; por lo tanto, es variable.

APLICACION DE LOS ADORNOS: Friedrich Erhardt Niedt previene en su "Manual musical" (1717) en forma severa contra " ... mal aplicados trinos de carnero, acen­to.s de marrana, coloraturas de bueyes". A fin de res­guardar al lector de este trabajo, en lo posible, de tales errores, se dará seguidamente un breve resumen de las reglas más importantes relacionadas con la ubicación de los ornamentos esenciales.

Según Robert Lach, el ornamento es fundamentalmente un medio "para el realce de los puntos arquitectónica­mente más preponderantes", que casi siempre se encuen­tran en los tiempos fuertes del compás. Exigen un perfil especial por medio de un ornamento: las cadencias, cesu­ras en la melodía, puntos extremos de una línea meló­dica, momentos especialmente importantes desde el punto de vista armónico o melódico (por ej.: cadencias rotas, disonancias, sonidos ajenos a la escala) y síncopas.

Según la importancia arquitectónica del pasaje res­pectivo, será también más o menos intensa la. acentua­ción por medio de un ornamento. Dejándose guiar por estas consideraciones, se aplicará -según cada caso­el correspondiente adorno: destacado, largo, suave o breve. Además, los ornamentos pueden tener una tarea de ilación melódica. El trino es especialmente apropiado para destacar la cadencia, la que constituye precisa­mente en la música antigua, un importante medio de estructuración. Aquí pueden aplicarse todas las formas del largo trino de cadencia con terminación o con anti­cipación del sonido final. También se ajustan al caso las formas compuestas del trino; las más largas entre ellas, sobre todo en las cadencias finales.

Double-Cadence (con terminación)

·frA#·~I~ 11 tremblement appuye (con anticipaciÓn del sonido final)

Además, el trino puede servir para la acentuación de otros pasajes importantes, particularmente en su forma breve, como también para conferir "cierto brillo" a de­terminados pasajes (siendo reemplazable en estos casos

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por el grupeto) o para prolongar la sonoridad de notas de larga duración, situación en la que, asimismo, puede utilizarse el mordente p¡:olongado:

Los tremuletti de los siglos XVI y XVII (Praller o Doble Pmller) eran cantados o tocados tanto en notas ascen­dentes como descendentes.

El Praller (mordente superior simple) o Schneller de los tiempos posteriores, es aplicable sobre todo en se­gundas descendentes, en saltos o repeticiones de sonidos:

El mordente es, en primer término, aplicable como adorno de acehtuación. Obtiene su mejor efecto en líneas melódicas ascendentes por grado conjunto y por saltos, así como también en repeticiones de sonidos.

En cambio, resulta inadecuado en saltos descendentes o descensos por grado conjunto. Era muy difundido como adorno del bajo y en algunos casos ·apareció también como ornamentación de la cadencia.

Aplicado sobre segundas ascendentes cumple la fun­ción de unir más íntimamente los sonidos de una melodía y a causa de ello, no debe ser ejecutado con fuerza.

Ph. E. Bach dice que el mordente y el Praller tienen en común tan sólo "que ambos se deslizan en la segunda, el mordente en las lineas ascendentes y el Praller en las descendentes". El término "deslizarse" (hineinschlei­fen) indica claramente la manera de ejecución de estos mordentes destinados a ligar los sonidos de una melodía. Cuando es agregado a una apoyatura inferior, su ejecu­ción es igualmente suave: "El mordente después de una apoyatura, es realizado suavemente, siguiendo la regla de ejecución de las apoyaturas" (Ph. E. Bach).

La introducción de apoyaturas presupone -más aún que en otros ornamentos- el buen gusto del ejecutante. En su forma prolongada, este ornamento es particular­mente apto para destacar sonidos finales y cesuras, tam­bién en unión con el mordente.

La combinación de la apoyatura con el trino aumenta considerablemente la gravitación de este último (trem­blement appuyé, tremblement lié). Pasajes que parezcan relativamente vacuos, pueden ser enriquecidos por medio de apoyaturas, las que sirven, en general, para animar toda clase de melodías. A tales fines resulta particular­mente apropiada la apoyatura breve

El grupeto es utilizado como ornamento de unión

N

r Ir e1 r 11

para hacer más evidentes las cesuras

para destacar otros puntos salientes, siendo de efecto más suave que el del mordente

en repeticiones de sonidos

N

r ~ 1r 1 en pasajes rápidos como sustituto del trino.

N

~O:bt n Ir 1 El Schleifer o coulé es colocado preferentemente en

pasajes con saltos, donde rellena el intervalo. General-

lL\121üO

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mente es tocado con movimiento rápido y transmite un aire de deRpreocupación y efervescencia, aplicándoselo en trozos de carácter alegre.

C;¡ando es ejecutado con mayor lentitud puede desta­car el tiempo fuerte del compás con expresividad tierna o afectuosa, como se puede apreciar en el ejemplo si­guiente extraído del aria "Erbarme dich" de "La Pasión según San Mateo" de J. S. Bach

La apoyatura puede ser tocada en este caso, anticipa­damente, lo que es recomendable para apoyaturas ante grupos integrados por tres notas

19

Otra solución, aún más expresiva, sería la ejecuc1on de la apoyatura como semi-corchea sobre el tiempo.

La apoyatura doble (Anschlag) se usa, en primer tér­mino, en repeticiones de sonidos

T&mbién suena agradablemente cuando está colocada ante intervalos descendentes; en cambio resulta contra­producente ante sucesiones de sonidos en dirección as­cendente.

Permítasenos, al finalizar este capítulo, citar una vez más a Hotteterre: "El buen gusto y la ejercitación nos enseñan mejor que cualquier teoría a colocar los adornos en el momento oportuno". Y también Quantz afirma: "El músico ha de aplicar los pequeños adornos con la misma prudencia con que se usan los condimentos en las comidas; debe tomar como norma el carácter expre­sivo de cada pasaje; entonces no caerá en excesos por falta ni por demasía y jamás transformará una pasión en otra".

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I~a ornarnentación libre o italiana

Gottlieb Muffat <1690-1770) dice acerca de la dismi­nución de una melodía: "Se toma en lugar de sus notaR largas, muchas otras más breves, conforme¡; a la com­poRición". Esto puede, por una parte, lograrse con la ayuda de maneras pequeñas (esenciales. l. Pero si se t\)ma esta sucesión de sonidos

d Ir r e 11

y se la varía de la siguiente manera

se ha incorporado en la transformaci<'.n de la melodía una cmüidud mucho mayor de nuevos sonidos, que cuan­do se trabaja sólo con maneras pequeñas. El "revesti­miento" y la disminución de los sonidos, así como el re­lleno de los intervalos, se hizo de un modo más amplio y podría realizarse aún de muchas otras maneras. En este caso se ha adornado de manera libre ( u•illkiirlic/1).

Algunos de los adornos libres, para los que -por su­puesto-- no existen sig-nos, cristalizau con el correr del tiempo en fórmulas definidas, siempre reno\·adamente utilizadas, aproximándose bastante, de este modo, al ca­rácter de lH>< maneras esenciales.

La realización de esta manera de adornar no :<óJo exige una comprensión intuitiva del estilo musical de la época y de la fmma personal de eseribir del compositor. Aun­que Giovanni Luca Conforto (1593) escribe que al ni~­

m:nuir se ha de confiar ante todo en "el sentido de agra­dabilidad del oído el que es capaz de di::;tinguir certera­mente lo correrto de lo falso", sin emL:!rgo, es impres­cindible dominar por lo menos los fundamentos de la composición musical. Fr. W. l\larpurg (1755) denomina fundadamrnte a los adornos libres "maneras de te.rtn ra" en oposición a los ttdornos esenciales que designa como "maneras dP eJecwión". En todo tiempo, se insistía en la necesidad del domin:o técnico de estas materias como premisa esem· :¿J.! de esta manera de adornar. Quantz ad­vierte en tal sent;do que "muchas veces sería preferible tocar la melodía tal cual la escribió el autor antes de arruinarla por medio de malas variantes". Sin embdrgo, es pr~:ciso no dcjnrse des<lllimar de antemano. Todo mú­sico po¡;;ee Jo¡; suficientes conocimientos en Jo referente a composición para que pueda aprender. Rin excesivos esfnnzos, la improvü,ación de adornos. Por otra parte,

el aficionado que logre captar intuitivamente la correla­ción entre loR elementos comüructivos de la múRica, se habituará, con alguna ejercitación, a aplicar por lo me­nos, pequeñafl variantes libres. En el trabajo práctico con aficionados, esta experiencia siempre se ha confir­mado. Resulta de gran utilidad para esto, la "Demostra­ción ocular de un enseñante" <J. D. Heinichen l.

Algunos maestros han ag-regado a sus obras orna­mentaciones libres. Se citan. al respecto, laR "Sonata~

Metódicas'' de Georg Philipp Telemann, cuyos movimien­to¡; lentos llevan, al lado del texto musical, exento de adorno,.;, una versión ornamentada. Otros maestros ano­tan directamente los adornos. En tales casos es suma­mente instructiva la reducción de su melodía a su forma primitiva, no ornamentada. Finalmente, alguno,.; reviso­res de obras de música de cámara antigua, agregaron a las mismas, propuestas d(' ornamentación que servirían de modelo para ornamentaciunes Rimilares. También apa­recieron reimpresiones de algunos tratados antiguos, en­tre éstos "Instrucciones para tocar la flauta travesera·· de J. J. Quantz, el cual -a pesar de su título- es, sólo en parte mínima, un método de flauta, conteniendo prin­cipalmente instrucciones para la práctica de la ejecu­ción. Con claridad admirable, dirigiéndose también al aficionado, Quantz expone el arte de ornamentación "ita­liana". El principiante en el arte de la ornamentación deseará, Reg-uramente, anotar ante todo, los adornos ha­llado>', tal como lo aconseja Diego Ortiz en su obra di­dáctica i1i'i53 1. La meta, nP ob<-1tante, debe seguir siendo la de hallar ornamentaciones skmpre más bellas y de improvisarlas en lo posible. En el "iglo XIII, expresiones c~mo "flore~.;" \adorno 1 y "florizare" (adornar l llaman la ntención sobre la práctica de la ornamentación enton­ces en boga. Una primera Yisión del arte de la ornamen­taciún liiJ¡··~ nos la propo1 cionan las tablatura::; de ór­gano de Konrad Paumann (alrededor de 1450 l, las dt>! "Libro de órgano" de Buxheim 1 alrededor de 1470) y

las de Amold Sehlick 11512). Las voceR superiores e infe­t·iores disminuyen el "Cantus Firmus" y los pasajes ca­clencinles en valores de duración más pequeñM. De e;;ta maner_t surg-en algunas fórmulas de adorno, que lue¡!'O

se conYertirán en adornos esenciales. En la mayoría de los casos se trata, Rin embargo, de una técnica de varia­ción que "diluye" la melodía en ornamentos libres.

El arte organístico de "colorear" una melodía sirvto de modelo para otros instrumentos. Nuevamente es Sil­vestro Ganassi el primero que propone normas fijas para la ornamentación. En las cuatro "Regola" dP ;:qunlh parte de su tratado en la que se ocupa de la O''n,<>men­tación libre, muestra las muchas posibilidades de h rlif'­minución. En cada uno de los ejemplos agregados pre­senta una diferente manera de adornar: adornos en cor-

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cheas, en semicorcheas, con mezclas de diferente:-~ valo­res y con síncopas. !Véase ejemplos, pág. ~H. J.

Un verdadero manual de consulta constituye t>l "Tra­tado de Glosas" i 1553 1 de Diego Ortiz. Su autor mueHtra en él, mediante múltiple;; ejemplos. "todas !aH varian­tes en las cadencias, con todas las figurag que pueden ser empleadas'', la libre fantasía sobre un "tenor italia­no'» i í:ant11s Pir11w,~) y mostrando asimismo, cómo un :-~olhta puede modificar, variándola libremente, alguna \'oz de una composición hecha. El instrumento de teclado acompaflante ejecuta en este caso la composición con todas sus voces, por ejemplo, un madrigal o un motete. Igual que Oriiz -el eomienzo de su primera Recercada sobre la C'hanson "Doulce l\Iemoire" se encuentra en nuestros ejemplo,; i pág. :n )-, también Giro! amo Di ru­ta recomiL·nda en "Il TranHilvano" esta práctica de eje­n¡ción mu,.:ical, muy en boga por entont:t>R. Hermann Fine k í Práctica :\Iusical, 1551) 1, Tomás de Santa María <15651, Giulio Can·ini <~uove Musiche, 16021, Lodovico Zacconi r Pr:•ttil'a de i\lusiea, 1592 16221 y Michael Prae­torius iSyni.agma :\Iu,;ieum, 16191, demuestran en lo esencial. las mismas posibilidades de ornamentación: la transf<H'maci<ín libre de una melodía por medio de anti­cipaciones, "tirada,;" (eslabones de unión entre inter­valos 1, notas de paso, etc. Muehos ejemplos se conserva­ron gracias a obras ya escritas con adornos; así, a las danzas para laúd y más tarde, para instrumento de te­e lado, se agregaron a m en u do, versiones ornamentada::;, que se denominaban Drilrhle. También las numerosas varia­ciones de canciones !por ejemplo, las de Sweelinck) ofrecen sugerencias valioRas. Girolamo Frescobaldi con­sideró la ornamentación como un elemento tan esencial en una composición, que insistía expresamente en que el "tempo" de un fragmento debía adaptarse a las dis­minuciones y otros adornos y por lo tanto tenía que tener cierta flexibilidad.

La práctica de la ornamentación era usual tanto entre cantantes como entre instrumentistas. En el tratado de Praetorius se lee: " ... además, un cantante debe saber hacer agradablemente las disminuciones (por lo gene­ral llamadas colorat u ras). Para la ornamentación libre de intervalos el mismo compositor da varios ejemplos. (Ver pág-. 31 J.

Muchos métodos de enseñanza insisten en que los can­tantes y los instrumentistas deberían aprender unos de los otros y que, en lo esencinl, podrían aplicar los mismos tipos de ornamentación.

El cantante adornaba no sólo en el canto solista, sino también en nwdrigales y motetes. Se ent:ende que la or­namentación de tales piezas en todas sus voces conducía fácilmente a toda clase de cacofonías. Sobre este particu­lar, escribió Jin¡·m:-~nn Finck (15561, que el modo de apli­car las coloraturas depende totalmente de la habilidad de cada uno. Pero destaca que "la composición debe que­dar intac~a y sin interferencias". En mayor grado aún los cantantes aprovechaban de las ariaH pues ellas se constituían en campo propicio para demostrar su habi­lid:Jd en la ejecución de escalas, trinos y saltos. La ornamentación ·<egún la manera italiana llegó en estos casos con frecuencia, a extr€mos s0rprendentes rte modo que culminó en una mera exhibición de la habilidad téc-

·~1

nil'a de los cantantes que nada tenía que Yer con !a or­n;;mentación expresiva de tiempos anteriores.

l'raetoriu:,; dice que él e:,;pera "que una nota larga oka

rti;;minuida y desmenuzada en muchas otras rápida:-~ y

peqw.•ilas", pero previene asimismo a eantantes e in;;tru­menti~tas que "siempre hacen vanidosas escalitas y colo­ratura~". eontra las exageraciones desagradables. Tales adorno¡; vacío¡.; y destinados tan sólo a un efecto pura­mente exterior, le causaban tal·repu¡¡;nancia a Jean Bar­tiste Lully (16:12-161{7), que prefirió prohibir a ~u­

eantantes la ornamentación arbitraria, fijando él mi~m" los adornos. El chanfrP de Nuremberg, Martin Heinriu1 Fuhrmann i 1706 1 rechazaba la idea de que "un músi,·"· por más inteligente que fuera, hiciera el doble de not:t,; y adornos de los t¡ue estaban escrito,;", ya que c,;to,; excesos armonizaban con el bajo cifrado de la mif-ma manera que armonizan el gato y el ratón. Benedetto l\Iar­cello ( 1721 J se quejaba: "En el adagio cantan con ador­nos que a ellos le" parecen de buen gusto y se lectot\, pero lo único que consiguen es pervertir laR notas reale;; del contrapunto, produeiendo inaguantables efeetos''. Tales motivos pueden haber inducido a mucho,; compo­sitores a anotar sus p1·opias ornamentaciones, a fin de evitar las exageraciones en tal >'entido. No obstante, o;e puede afirmar que la mayoría de !m~ autores seguían confiando en el buen gusto y en los conocimientos del arte de la composición del intérprete, de modo que pre­ferían dejar librado a é<;te la correcta aplieaeión de los ornamentoH. Reducidas a la justa medida y aplicada,; en los lugares exactoH, las "delicadas ~· apropiadas eseala::;, disminuciones y apoyaturas" deben ser aplicadas a toda:< aquellas obras que el compositor no ha adornado por sí mismo. Los maestros italianos, principalmente, confían l'n la libre ornamentación de sus obras. Las sonatas para dos violines y bajo continuo de Art:angelo Corelli, tan frecuentemente ejeeutadas, deberían sonar muy distintas de lo que t~e suele escucharla:-~. Una propue-<ta de orn~1-

mEn'ación para ellas fig-ura entre nue;üroH ejl'mplo:< (Ver pág. 40 J.

En oposición a Italia donde, Hegún ,;t> desprende, se daba la mayor importancia a la ornamt'tltación improvi­sada, los maestroo; franceses anotaban no sólo los orna· mentos esenciales, sino muchas veces tamLién los adornos libres, de modo que "no se pudiese agregar nada ni co­rregir lo escrito" ( Quantz ¡. Para tal fin se utilizaba frecuentemente el dou.ble. Este era, originalmente, la versión adornada de un trozo de baile: más adelante se designó también con este término la variación de otros tipos de trozos y arias vocales. Con frecuencia se ejecu­taba primeramente la versión simple del trozo y se lo repetía en la forma del double. Igual procedimiento puede aplicarse a las partes de un trozo con repeticiones. (V Pr ejemplo pág. :35.). Como ya se dij'o, el doublP fue fre­cuentemente anotado por el compositor, pfro también era usual la improvisación del mismo. En el extranjero y en particular en Alemania, se introdujo muy pronto la prác­tica del donble. En las obras de Juan Sebastián B;~eh se encuentra en la Couronte y en la Sarabonde de las "Sui­t.:s Inglesas" !Ver ejemplos pág. 35;36).

En la práctica musical del barroco estaba fuertemente desarrollado el sentido para "notas buenas y mala:-;"

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(tiempos fuertes y débiles). La ejecución pa1·eja, por ejemplo, de una sucesión de semicorcheas era conside­rada aburrida. Estos ritmos, "según el buen gusto, de­harían ejecutarse con alguna desigualdad" ( Quantz ¡.

Fuera del estilo francés, esto significaba, en primer término, una diférenciación, según el peso, de una serie de valores pequeños: anotados en valores iguales, podían ser ejecutados de modo desigual, por medio de una diná­mica diferenciada

Frfrfrfr o mediante una articulación distinta

. . . . rrrr rrrr

En la práctica de ejecución alemana e italiana es, prin­cipalmente, esta alternación última entre largo y breve, la que era usada con todos los matices imaginables, fre­cuentemente mínimos. Indicaciones para la técnica de arco y su conducción provenientes de distintos maestros de aquellas nacionalidades (entre otros, Muffat, Geminiani, Quantz), confirman esta práctica.

En la música francesa, el jeu inégale fue mucho más refinado. Saliendo de la desigualdad basada en los dife­rentes matices de articulación, se usaba la inegalité rít­mica, distinguiéndose las siguientes maneras de ej(l­cución:

Pointer: u= u o u-a ,.-...... ...-... ~ ..-....

Couler: rrrr=er,¡· Lourer:

,--.3-, ,--.3---, e r e r= r ~ r ~ Pointer ~s la manera de ejecuc10n 1"négal hoy tal vez

más difundida: la ej'ecución del puntillo como doble pun­tillo en la introducción de las "ouvertures" francesas, es uno de los ejemplos más claros al respecto.

Couler modifica un ritmo anotado en valores iguales acentuando la primera de dos notas mediante la reduc­ción de su valor: la expresión se torna al mismo tiempo alegre y gracieuJ:.

Lourer conduce a la acentuación por medio de la pro­longación de la primera de dos notas consecutivas: la expresión se vuelve, al mismo tiempo, deslizante, lison­jera, legere. En esta tercera variante, especialmente pre­ferida y posiblemente la más difundida de la ejecución iné¡ral, el flujo melódico regularmente anotado, por ejem­plo, de una courante se transforma de la siguiente ma-, nera:

Con todo, puede ser distinto el grado de la inégalité desde una expansión apenas perceptible de la primera de las dm; notas hasta su agrupación en tresillos.

Decisivo para la aplicación y el grado del Lourer es siempre el "estilo de los trozos" ( Michel de Montéclair, 1709). Indicaciones generales al respecto se encuentran, además, en las obras de André Brossard ( 1703), Etienne Loulié ( 1696), J acques Hotteterre ( 1707) y muchos otros autores:

a) Es ejecutado inégal el más pequeño valor predomi­nante de un trozo (no los valores muy pequeños que sólo desempeñan la función de adornos).

b) Melodías por grado conjunto se prestan para la eje­cución inégal; melodías integradas por saltos tien­den hacia la ejecución égal.

e) Son ejecutados de manera inégal, sobre todo, trozoR en compás de 2/4, 2/2, 3/4; de modo égal, en cambio, trozos en compases de 3/8. 6/8, 9/8 y 12/8.

d) Trozos "elaborados" como fugas, fugados, cánones, etc., tienden hacia la ejecución égal.

J. S. Bach era muy explícito en cuanto a la indicación de los ornamentos por él deseados, costumbre que muchos de sus contemporáneos deploraban por considerar cercena­dos sus derechoR a la improvisación. Como ejecutante, Bach empleaba, según las noticias de sus coetáneos, la ornamentación libre.

Totalmente diferente es el caso de G. F. Handel, quien concede a sus cantantes e instrumentistas, según la cos­tumbre italiana, todas las libertades para la ornamenta­ción. En obras instrumentales, eso se refiere principal­mente a la ornamentación de los movimientos lentos. El cantante, en cambio, solía aplicar ornamentaciones más amplias sólo en el Da Capo de las arias. Si hoy, muchas veces, nos parecen demasiado largas las arias a causa del Da Capo, eso se debe a que no son ejecutadas de un modo correcto; si los cantantes y los intrumentistas solistas adornaran el Da Capo esta repetición, al ser ofre­cida en su versión variada merced a la ornamentación in­troducida, lograría despertar un interés mucho mayor (Véase ejemplo pág. 45 ) .

El tenor S. Harrison (nacido en 1760), adornaba el Da Ca7JO de una célebre aria de "El Mesías" del siguien­te modo:

r I know that_ my re - demp tor li-veth

know that_ my ___ re · demp · tor li·veth

Mattheson menciona los groppi y las tiratas como los ornamentos preferidos por los cantantes. El groppo es una ornamentación a modo de "racimo" porque es preciso cantar una cantidad de notas reunidas como si formasen un haz. La ubicación preferida de los "groppi" es, hacia el final de un trozo, en la cadencia conclusiva.

D.\127\iO

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lch glau - .. - bEl Ich g\au - - be

La tirata es un eslabón entre dos sonidos distantes en­tre sí. Ella debe "lanzarse con vehemencia hacia arriba o hacia abajo".

Mattheson advierte contra su uso excesivo y dice que es preciso "ser un tanto sobrios con tales cosas para que no despierten repugnancia".

G. Ph. Telemann, Ph. E. Bach y todo el círculo de Berlín ( Quantz, Benda, Graun) dejaron librada a la fan­tasía del ejecutante, especial campo de acción. Con estos adornos del estilo galante, se ha alcanzado el punto cul­minante de las ornamentaciones libres. B. C. Majer que afirma haber sido discípulo de Mattheson y alaba espe­cialmente a Telemann, Graupner y otros, escribió: " ... Si nuestros antepasados pudieran echar una mirada al pre­sente, se asombrarían del donaire actual. .. y las mara­villosas maneras, y gustosamente se volverían a la tumba con todo su arte". En progresiones, repeticiones de temas y reexposiciones, el ej'ecutante podía dejar libre juego a su fantasía. Sin embargo, en la medida que aumentaron las posibilidades de ornamentación en cantidad y alcance, más necesario se hizo el conocimiento de la teoría de la composición. En vista de que a los aficionados, en gene­ral, les faltaban estos conocimientos, Ph. E. Bach publicó en 1760 sus "Sonatas con reexposiciones variadas", en las cuales, indicaba las modificaciones de manera exacta. Acerca de las libres cadencias, entonces frecuentemente requeridas, hacia el final de un trozo, dice Mattheson que deberían ser algo semejantes a los "saludos de despedida". Y Quantz explica su carácter (no es posible aclararlo mejor y con más exactitud) : " ... Deben ser breves y no­vedosas y sorprender al oyente como si fuesen un Bon mot. .. " (Véase los ejemplos de pág. 44 ) .

Cada vez más se comenzó a anotar íntegramente los or­namentos. Sin embargo, Wolfgang Amadeus Mozart cuan­do ejecutaba sus propios conciertos para piano, variaba frecuentemente las reexposiciones o repeticiones con im­provisaciones. Por lo general, quedó tan solo la cadencia del concierto para la libre improvisación y también esa práctica desapareció finalmente del todo.

Como se ha dicho, la ornamentación libre debe ser apli­cada con moderación. El uso excesivo de adornos, como a veces era posible oír, provocó el repudio y por lo tanto, no debe ser imitado. Atengámonos a lo que escribe J ohann Friedrich Agrícola en su "Método del arte del canto" (1757) : "Busque el estudioso siempre lo ·mejor y aún bús­quelo allí donde sea factible encontrarlo. . . Lo bueno así

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como lo malo, está presente en todas las épocas: sólo es necesario buscarlo, reconocerlo y sacar provecho de ello". Q!lantz dice con toda razón, que sólo se debe adornar una melodía cuando por medio de la ornamentación, "lo can­table se torne aún más agradable, lo brillante aún más reluciente". Siempre se insistió en que las coloraturas de­bían ser interpretadas con claridad y limpieza.

Los trozos más apropiados para ser adornados son los de movimiento lento. Resulta absolutamente inaceptable la aplicación de ornamentaciones a fragmentos que ya han sido objeto de ellas. También hay que poner especial cui­dado en no "oscurecer" las notas principales. En cuanto a la elección de los ornamentos es recomendable guiarse pcr el carácter del trozo. Muchas veces las indicaciones del movimiento ya dan referencias acerca de su carácter expresivo ( spirituoso, affettuoso, mesto, cantabile, etc.). Giovanni Battista Bovicelli ( 1594) aconseja a los can­tantes guiarse para la elección de los adornos por el sen­tido de las palabras: "un texto severo no debe orlarse con <<Pasajes», pero cuando las palabras son graciosas, deben aplicarse aquéllos y darles vivacidad".

Cuando una misma idea musical aparece varias veces, es recomendable ejecutar la primera sin adornos y luego ornamentada; cuando se repite con mucha frecuencia, re­sulta muy bello variarla cada vez de distinta manera con mayor riqueza. Quantz aconseja tocarla, en la última repe­tición, una vez más en su forma original. También el comienzo de un trozo habrá de tocarse casi siempre sin ornamentaciones y no "comenzar aplicando ornamentos ya desde la primera nota, como si se estuviese preso de la furia" ( Bovicelli). En obras escritas para varias voces de igual importancia (como por ejemplo, en sonatas de trío), es, por supuesto, necesario que cada uno de los intérpretes concuerde su manera de ejecución con la de sus compa­ñeros, a fin de tocar las ornamentaciones de un modo pa­rejo, continuarlas según su sentido e imitar determinados adornos. También acerca de esto, Quantz da indicaciones claras: "Cuando en un trío un ejecutante aplica un adorno, el otro deberá imitarlo apenas tenga oportunidad de ha­cerlo. Si es capaz de agregar algo más ingenioso, que lo haga hacia el final del ornamento para que se note que no sólo sabe imitar, sino también variar el adorno agre­gando algo de su propia inspiración".

También en el epílogo de este capítulo es menester citar a Quantz quien en otra parte de su tan erudito tratado, escribe: "La comida más refinada y gustosa nos produce repugnancia cuando la comemos con exceso. Lo mismo su­cede con los adornos en la música cuando se hace uso abusivo de ellos y nos inundan el oído. . De esto es fácil deducir que los ornamentos pueden mejorar un trozo donde resulte necesario, pero también pueden empeorarlo cuando son colocados a destiempo. Aquellos que alardean de su buen gusto, pero no lo poseen, son los que con mayor facilidad caen en este error ... Los que no quieran caer en ello, deberán acostumbrarse --cuando aún están a tiempo- a cantar o a tocar, ni con excesiva simpleza, ni con demasiada variedad; antes bien, deberán buscar siem­pre el equilibrio que resulta de Ia hábil mezcla de lo simple con lo brillante".

B.:\1:!790

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La irnprovisación en la ejracución del bajo continuo

En nuestra Guía no han de ser dejadot~ de lad(• lo~

principios de la ejecución libre del bajo continuo, ya que estún unidos estrechamente con la ornamentación libre. Antes, se distinguía con frecuencia entre los términos de "bajo continuo" y "acompañamiento" ( Generalbass -accom pagnem ent). Con el primero se designaba aquella rama de la enseñanza de la composición que se ocupa del cifrado del bajo y su realización escrita. Por acompaña­miento se entendía la manera en que el acompañante im­provisaLa en el clave (clavicordio, menos frecuentemente órgano, laúd o viola da gamba), la realización de esos ci­frados. Esto de ninguna manera se limitaba a una conca­tenación más o menus húbil de acordes por el clavecinista, para quien -aún hoy--· la realización del bajo continuo constituye la esencia de su arte. Según Ph. E. Bach no alcanzaba, ni mucho men•Js, "tener un acompañante que, como un verdadero pedante mu..:;ical, no ve ni toca otra cu:-;a que cifrar;; que sabe de memoria las reglas respec­tiva~ y las aplica sólo mecánicamente. Se requiere que sepa algo más". Así deben ser entendidas las realizaciones dt>l bajo continuo de nuestras edicwries actuales, tan sólo como propuestas no obligatorias del revisor; configuran, en la mayoría de los ca:-;os. únicamente la fotma má~ sim­ple de! acompañamiento. Ba::>ándose en ellas, el acompa­iiante deberá tratar de lleg<.r a un acompañamiento esti­lísticamente auténtico, eu el sentido de los viejos maestros. Sólo entonces se transformarán tales acompañamientos, aparentemente aiJurridos y carentes de vida," en algo ver­daderamente musical. Es cierto que esta manera de ejecu­ción presupone un estudio exhaustivo de las obras; pero d resultado premiará con creces tal esfuerzo.

En los antiguos tratados técnicos no se lee en ,,,no, . que al acompañante le corresponde casi mayor honor que

al soli:-;ta. Cuántos ejecutantes se sientan al clavJ creyendo que tal modo de acompañamiento es cosa muy fácil, y cuán insuficientes son generalmente los acompañamientos que resultan de tal actitud. Tocar los pocos acordes escritos es muy sencillo. Pero se exige del acompañante que vivi­fique el bajo e\lHtinuo vari:hdolo con fantasía, y aunque .iamús debe uh·idar su furieión de realizador del funda­mento de una eompo,;Jctr~n. ha de participar, por otra parte, actintmente en el desenvolvimiento d? la obra. A fin de dar algunos 'j·'mplos de intervención activa del acompa­ñante, "l' cita la posibilidad de imitar la voz solista, de d(•,<IJTullarla y de ejecutar puentes de transición libres a mudo de solista. La condición previa más importantP para una correcta ejecución del bajo continuo tS que el clave­cinista siempre acompaüe integrándose perfectamente al conjunto instrumental. Debe estimular la voz principal, pero no dominarla; podrá completarla, pero sin atentar ja­má~ contra ,;u inteligibilidad. ''No deberá temer que Jos oyvntes se olviden de él porque rw haga ruido con los

de mas en todos los momentos" i Ph. E. Bach l. Antes bien, se exige que "se una a una voz y le haga en cierto modo, compailía" 1 Majer) .. Johann David Heinichen opina: "El bajo continuo no ha sido inventado para desenvolverse libremente como en los Praeludi, sino para acompañar las voce,; concertante~".

Al igual que en los adornos para la voz o el instrumento ,.,oli,;ta:s, debe distinguirse cuidadosamente entre las dis­tintas épocas de estilo al realizar el bajo continuo. En el siglo XVII la realización del bajo continuo era más sen­cilla y ;;evera, más estrechamente amoldada a las reglas de la escritura polifónica. El "accompagnement" del siglo XVIII en cambio, era má~ libre y má~ "artificioso".

Un simple acompañamiento en acordes, nota contra no­ta, es, sin embargo, incompatible con la práctica de eje­cución de un Praetorius o de un Schütz. Tampoco en esa época se contentaron con la mera cuneatenación de acor­des; no se consideraba competente a un ejecutante de bajo continuo que sólo "sabía caer con un acorde lleno snbre cualquier nota y triturarla como si fuese repollo" ( Hein­rich Albert, 1638). Michael Praetorius de;;cribe de ma­nera muy ilustrativa cómo .'le deberían complementar mutuamente el solista y el acompañante: " ... N o me parece nada inútil que en algunos conciertos el organista obser­ve con aplicación extraordinaria cuando el cantante ( Cuu­centur) haee sus di:-~minuciones y escalas. Entonces él avan­zará simple y modestamente de un acorde a otro; pero cuando el cantante, después de haber ejecutado muchos modmienlos diferentes, hermosas disminuciones, groppi,

trerrwletti y trinos, esté algo cansado, y por la falta de ai;e deba comenzar a cantar las próximas notas con lla­nzza ( simpliciter), el organista entonces puede introducir delicadas disminuciones, pero lo hará sólo con la mano derecha y procurará imitar los movimientos, disminuciones y variaciones ya utilizados por el cantante, de modo que surj"a un eco entre ambos; hasta que el cantante se repon­ga y pueda hacer escuchar nuevamente todo su arte y

gracia". Praetorius subraya además que sus indicaciones son vúlida~ para cualquier intrumento de bajo continuo, ya sea órgano, laúd, arpa u otros. Loduvico Viadana ( 1602 J insiste en que la ornamentación del continuo nunca debe llegar a imponerse al cantante, ni que éste sea confundido por un exceso de movimiento. En el prefacio a su "Historia de la Resurrección", Heinrich Schütz recuerda al organista, par:>. el caso de que tome a su cargo el acom­pañamiento en lugar de las violas da gamba, que "con la m:.no siempre haga apropiadas y graciosas escalas y dis­minuciones que confieran a esta obra, así como a todos los falsobordone,;, :>u verdadera naturaleza, pues por el cuntrario, no aleanzarían el efecto deseado". Aunque en aquel entonces se exigía la intercalación de disminuciones, imitaciones y la ornamentación de las cadencias, el grado

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de libertad del acompañamiento depende en cada caso de h. contextura musical. Kuhnau previene seriamente acerca de la necesidad de no imitar a los organistas "que en cada oportunidad derraman de una sola vez toda una bolsa llena de adornos, lo que da como resultado una serie de fan­tasiosas extravagancias y deslices". En algunas nuevas ediciones los revisores ofrecen muy bellas propuestas de crnamentación que pueden servir de modelo para la libre elaboración del bajo continuo.

En la segunda mitad del siglo XVII y sobre todo, duran­te el siglo XVIII, se comenzó a acompañar de modo "galan­te", modo que era aún más libre y fantasioso. La manera del acompañamiento se adapta, ante todo, al carácter del trozo respectivo. Mientras en un affettuoso expresivo, por ejemplo, molestarían los pequeños trinos, y las alegres es­calas, producirían en cambio un excelente efecto en un trozo de movimiento rápido y de carácter festivo. El nú­mero de voces que adoptará el acompañante para la reali­zación d2l continuo, depende -principalmente- del re­parto instrumental de la obra respectiva. Además, influye el carácter sonoro y la tesitura ,del instrumento solista y de la voz del cantante. En un cuarteto, el acompañante puede acompañar un pasaje en forte más llenamente que en una sonata para flauta dulce. El registro grave de un cant::.nte puede a veces ser más débil que su registro cen­tral o r.gudo; de tal modo, el clavecinista -cuando el so­lista cante más tenuemente en el grave- habrá de acom­pañar con más delicadeza.

Acompañar con mayor suavidad o fuerza, significa para e! clavecinista, ante todo, acumulación relativa de las voces empleadas o disminuci:5n de las mismas hasta llegar al "tasto solo". Quantz y Ph. E. Bach dicen, sin embargo, que también en el clave es posible una diferenciación de la intensidad del sonido graduando la fuerza del ataque. Con todo, el intérprete se basará principalmente en la variación del número de voces empleadas. El acompaña­miento a cuatro voces se usará, generalmente, para trozos escritos para muchas voces; tres o inclusive, menos voces, sirven mejor para la "delicatesse". A eso se agrega la mo­dificación de la cantidad de voces en el transcurso de un trozo, como, por ejemplo, en la alternación de piano y forte. Tiene suma importancia, además, si el bajo es tocado con el refuerzo de un instrumento grave (lo que en realidad debe ser la norma) e inclusive si en tal caso, se tratara de una viola da gamba, un violoncello o un fagot.

Un medio preferido para vivificar un bajo continuo era siempre el arpegio. Saint Lambert opina justamente que esta manera de ej'ecución, que se usaba mucho para acom­pañar recitativos, era una forma de ornamentación suma­mente favorable. Existían diferentes posibilidades para su realización. El arpegio libre era tan difundido como los acordes quebrados en forma ritmada. (Véanse los ejemplú's, pág. 49 ) . El arpegio libre se utilizaba en sus distintas varia'tlt?s: así existían, arpegios rápidos, elucidan tes al lado de otros lentos, expresivos; arpegios simples y otros con sonidos intermedios intercalados. (Véase CapÚulo: "Los adornos esenciales"). El arpegio sirve, ante todo, para destacar momentos importantes de una composición. Con respecto de este problema, vale la pena aclarar lo que en la música de esa época era considerado! digno de ser destacado. Esta cuestión, naturalmente, r,lsulta esen-

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cial también para el solista. Los autores de los antig-uo-: tratados de enseñanza están de acuerdo de que deben ser destacados principalmente:

a) Sonidos o acordes que señalan una cesura musical (comienzo o final de una frase).

b) Todas las disonancias (por ejemplo, los retardos), acordes disonantes y sonidos o acordes que preparan efectos disonantes.

e) Síncopas. d) Sonidos que se destacan por su intenRidad o su du­

ración, o que marcan puntos extremos en cuanto a altura de una línea musical.

e) Sonidos y armonías ajenos a la tonalidad. Una modulación significativa o una cadencia rota se

"se ~·vhm" al oyente de un modo especial; Ph. E. Bach llamaba a eso "pequeños engaños". Las resoluciones de disonancias, en cambio, se tocaban más plácida y suave­mente, como si fuesen evidentes de por sí.

El bajo (vale decir, la mano izquierda del clavecinista y el instrumento grave que doblaba el bajo), participaba poco en la ornamentación, dado que su función consiste, precisamente, en servir de fundamento sólido a una com­posición. Solamente la música polifónica, previa a la época del bajo continuo, conocía la ornamentación d~i bajo. (Véase el ejemplo de Ortiz, pág. 32 ) . Una ornamenta­ción libre del bajo conduce fácilmente a errores en los enlaces. En caso de que el bajo esté reforzado por otro instrumento, una ornament2.ción en ambos instrumentos podría hacerse tan sólo en base a un arreglo previo, !:'alvo que los ejecutantes del bajo continuo estuviesen tan acos­tumbrados el uno al otro que se adivinasen mutuamente sus intenciones. Cuando el baj'o es elaborado a semejanza de un instrumento solista, los pequeños adornos pueden producir un bello efecto (el mordente es un ornamento ideal para el bajo).

La línea melódica de la mano derecha no debería, en lo posible, sobrepasar la tesitura de la voz principal y no tocar al unísono con ésta. Por eso es aconsejable efectuar el transporte hacia la octava baja en todo el acompaña­miento de tma sonata para violoncello, para evitar, preci­samente, que la voz solista sea constantemente sobrepa­sada en su tesitura. En tal caso, es conveniente reducir la cantidad de voces del acompañamiento, puesto que la percepción clara de acordes demasiado llenos se resiente cuando están colocados en registros graves.

"Tan equivocado resultaría que ambos hicieren ruido al mismo tiempo, como si los dos pretendiesen dormirse simultáneamente", dice Ph. E. Bach. Por eso, una voz solista muy movida debe acompañarse, con preferencia, en forma sencilla. Otros pasajes, en cambio, requieren un acompañamtento más elaborado. Así, sonidos de larga du­ración en la voz solista, pueden ser acertadamente "orla­dos" por el clave; silencios en la voz principal, darán lugar a pasajes de transición más o menos extensos del instru­mento de teclado. Este último caso se encuentra en casi todas las obras de música de cámara: sería erróneo tocar en esos pasajes sólo algunos acordes magros. Lo mismo vale para los rito1·nelli, en los que el bajo continuo toca f'olo. (Vét>f'E: ejemplo, p~g. 46 ) . Sin embargo, cuando haya en el bajo un tema bien definido, "t ¡., acompañarú ~olamente con pocos acordes de la mano dert>cha o, indt;-

Page 25: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

26

~ive, se lo tocará únicamente en octavas ( Mattheson, Ph. E. Bach). Ph. E. Bach exhorta al acompañante a realizar su tarea con cantabilidad y a evitar "el repugnante apo­rreo en el bajo continuo".

La ejecución del bajo continuo por J. S. Bach, muy ela­borada y ocurrente, es altamente reveladora para la orna­mentación del acompañamiento ( manierliches Accompagne­ment). Con referencia al mismo, un músico de la Corte de Württemberg y teórico -Johann Friedrich Daube ( 1730-1797)- decía: "Quien no ha escuchado a él, ha perdido la oportunidad de oir muchas cosas". La manera en que Bach usaba el acompañamiento improvisado era considerada po~ sus coetáneos como ejemplar y de tal per­fección que resultaba prácticamente inimitable, citándose· seguidamente -para refirmar lo que antecede- las refe­rencias proporcionadas por algunos testigos presenciales: Lorenz Christoph Mizler (1711-1778) dice: "Quien desee conocer en su verdadera esencia lo que es delicadeza en el bajo continuo y lo que significa acompañar bien, deberá hacer lo posible por escuchar aquí (en Leipzig) al señor Bach, nuestro maestro de capilla quien realiza cualquier bajo continuo a un solo de tal modo que se tiene la im­presión de que fuera un «COncerto~ y que la melodía que ejecuta con la mano derecha hubiese sido compuesta de antemano". Dice Da u be: " ... el admirable Bach dominaba aquel tercer modo (el acompañamiento artificioso) en el más alto grado; con su acompañamiento la voz solista al­canzaba un brillo especial; y si no lo poseía por sí misma, la animaba por medio de su acompañamiento fundamen­talmente hábil. Sabía imitarla con tanto arte y destreza, ya sea en la mano derecha como en la izquierda u opo­nerle de improviso un nuevo tema, que el oyente podía jurar que todo había sido compuesto diligentemente de antemano. Con todo, la aplicación del acompañamiento re­gular (vale decir, la manera simple del acompañamiento) fue muy poco restringida". También Ph. E. Bach escribe en una carta a Forkel (1774): "A veces, cuando estaba bien dispuesto y sabiendo que el autor no tomaría a mal su intervención, transformaba improvisando, Sonatas de

trío en acabados cuartetos, merced a su magnífico arte de armonía, aún basándose en un bajo pobremente cifrado".

El maestro prestaba mucha atención a que sus alumnos "estuviesen fuertes en la realización del bajo continuo", luego de una exhaustiva instrucción teórica del mismo. Su discípulo Johann Christian Kittel ( 1732-1809) escribe: "Siempre uno de sus alumnos más capaces tenía que efec­tuar el acompañambiento en el clave. Como es fácil supo­ner, nadie podía atreverse a presentarle en tales casos una realización pobre y deslucida del bajo continuo". Se­gún Daube, no se descuidaba la realización simple del bajo continuo, a pesar de toda la liberalidad del acompañamien­to. Como norma general, sobre todo para las obras de Bach, debe evitarse que por medio del acompañamiento se agregue una voz a la composición. "El bajo continuo no ha sido inventado para que adquiera jerarquía de ele­mento concertante, sino para que acompañe a las voces concertantes", según lo afirma Heinichen.

Desgraciadamente, J. S. Bach no dejó reglas escritas acerca de la manera como él quería que se entendiese la realización libre del bajo continuo. Por suerte, se encuen­tran en sus obras pasajes muy reveladores al respecto, como, por ejemplo, en la Sonata en Si menor para flauta travesera y clave obligado. En el segundo movimiento de esta sonata, Bach utiliza muy oportunamente el acompa­ñamiento simple .Y el artificioso. (Véanse ejemplos, pág. 47 ).

También el adagio de su Toccata en Do mayor para órgano demuestra que un aspecto de singular belleza del acompañamiento consiste en "hacer oir los acordes clara­mente, sin ornamentos ni arpegios" (Daube). El trata­miento apropiado del continuo en las obras de Bach re­quiere, en grado sumo, profundos conocimientos de estilo y buen gusto. En caso contrario, el acompañamiento más bello puede llegar a desvirtuar el sentido de la obra. Con todo, el estudio de las composiciones de Bach y las refe­rencias que aportan sus contemporáneos acerca de su modo de ejecución del bajo continuo, proporcionan muchos datos importantes referentes a la práctica del continuo en su época.

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Page 26: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

EJEMPLOS

ADORNOS ESENCIALES

Trino Tomas a Santa l\Iaria ( 1:565)

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Girolamo Diruta. (1.'>83)

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Jacques Champion de Chambonnieres (1670)

~e ~ rrrrrrrr Henry J'Anglebert (1689) ,

~:·rriii(m 1lf¡,~,a ·¡¡irrrr Henry Purcell ( 16V6)

a shakc a plain note and shake

~= JJJJJjjJ 111 - -¡ jJ Loui" Hottcterre le Romain ¡ 1707)

- ,,r,m~'r&ccElr ¡ -- ---· Johann Sebastian Bach (1720)

trillo accent y trillo M\' \.M\'

~·· ' lfrlhr y~=• Gottlieb lVIuffat (1726)

~ L ~= rrrrrrrr 11 r Jeau Philippe Rameau (l 731)

rrrrrr ~ce ~ence app1tyé

~ · rrrrrrrr 11 v r rrrrrrr BA 12790

--rrino con terminación

r crco:rv

trernblement et pincé

~- é~i5i~if

~illo y mordant

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~ rrrrrrrr 1 f -~ 'rrrr ~uble Cadence

~ rrrrrrrrrll

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Page 27: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

28

Carl Philipp EmaunPl naeh ( 17.'1:3) medio t.rino o "Pralltri!ler"

.Johann .Joachim Quantz l1752J Medio trino 'l'ríno

~-!tf~0 %Wr fiífijf

Trino con terminaciott

-o~<>~=~~~!f

6 ~·~'"":'~·o t-=~=~~~~ 1\1ordentc

i-'auta 1\laru\ Senzil!o

~ E f:o Praetoriu:-1

J); J. }) J.

Trerrwltui desccenden;:;

• ~JJJJJJH Charo honnien~s

l'inccmen/

Purcell a beat

J. 8. Baeh .llurdanl Accent y Jlordant

~ (!"' II~F (id Raraeau

Pincé Pincé tl por/ de voi.:c

-- rtEr[cFII r 'F' r EEtErF .1-!uffat

•=rr 11 u-l Quantz

Píncé o .Mordant

~ trtm 1~jrrrrr C. Ph. E. Bach

¡r··:.. 11 -• o jiD Apoyatura

(breve) (larga)

Praetoriu:,; accmtus per tertiam a8cenden8

~:t .. lo.~ ~ .,. Jpr o u . .riN Chambonnieres (l 'Anglebert

Porl de ¡•uix Cheute o u port de voú:

~-EH lf~ ~ EJII;·~ W Pureen

Forefall

~=~ Hottcterre

en montant en descendant

Backfall

~~n. Port de voix 4 r· 1dt e 1Jr e -r tr· p· Q

( 'oulement,

~ L 3- lk N - ttttltf~

.T. S. Bach A.c~:ent l\.f uff at

W~~JIIrO¡! ~

~:~ Quantz

Apoyatura

Rameau Por! de voix

1 p >r ~

••=RtiJIW~~~ Apoyatu.ra~ •· dt paso"

4 rt~rl!+t l&E:1ltftRI C. Ph. E. Bach

Apoyatura

~-rg¡Jr -011&-~ m BA1279U

Page 28: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

Santa \fa ría Ued(w/t * >

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J J J a .: Chambonni(m's

Double Cadence

~-f Pureell ¿ ao,¡·¡¡ fj

J. S Bach Cadmcc

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nrupeto

d' Anglehert Douule Cadence .~an.- frernblemtnt

urFr rUr

tii @ltit r rirr Rameu.u

Doublé

t f r lf!F

C. Ph. E. Bach

~o 1 adagw¡ rprestoJ (modtraloJ

Pttr t"ll ú !;[((/'

JF-~.r ChambonnierP::>

~~

G rupcto con trino

Cham honnieres Cadence

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~ ~ ~---y r=arrrrrrr1 ---------------

doppelt- radencc ldem

~- trmrrrdF -~~m~UF doppdt cadence y rnordttnl

~=racrrrrmr

trino con la notn. auxiliar superior

trino con la nota au:ril?"ar infaior

~= JJ3)JJ3JJj3j

*") "'" suhdivi~íón es má~ ]¡bn· que la tle <:Uü!<¡uíel nírT> lldoruo. ell.< depende (h•l sil"dv.'

Page 29: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

30

'Auglebert coulé sur une ticrce

~=~=® sur deux nottes de suittc

• r puJJ j ti1 1 Francoit~ Couperin ( 1717)

tierce coulée en montant

~=~ J ohann lVIattheson ( 1739 \

tirade piccolo o 8chlettfer

Friedrich Wilhelm 1\farpur g (17 5ií)

tierce conléc en descendant flatté

W=~ ~=~ Johann Adam Hiller ( 1774)

1

~J) É[t -il@tf!Ft r _=r @¡¡. 'sr r -w r o CJr 11

Apoyatura doble 1\farpurg

Quantz

4 J• ¡p;J d' ll!r A.poyatura doble con

e Ph. E. Bach a t~filt •=;j#}1fir =p • ~m

porl de voix double

·~ttr-u5r ~~ Daniel Gottlob Türk ( 1789)

apoyatura doble

Wmw·1Pr p J

Trino de una repercusión con comienzo en la nota principal

Música ingle;.:a para laud 4iVvi Praetorius 4 !remu!,!fi

J u J J Andreas Herbst ( 1642)

tremuletti

4 r r JJ J - m m m m~ Johann Joseph Fux ( 1660-1741)

4 wf w•t wF Georg Friedrich Handél L 1685-1759)

4, t H ctr ¡trrretr

C Ph. E. Bach Sr:hneller

'Pr =v Marpurg

tremolement imparfait

~~ñlñ= pincé renversé

UJPJ~PJ -l.ijJJ,J]¡ J ohann Christoph Friedrich Bach ( 1732-1795)

~J3Jjni--m.m _, ·~

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Page 30: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

31

ORNAl\IENTACIOI\ES LIBHES

a) Formulas de ornamentaeióu

Hermann Finck ( 1556)

~- o _--JJJJJJJ) .. - 1 ...... =J plJJúJ .. ") Lodovico Zacconi ( 1592 J 'r F" F" rr rr rr r rr r .. JJ=rtf r = J J¡¡JJJ-8 .. 1 Giovanni Bassano ( 1598 ) 'J r r J Ir JaJ tJ ¡ .. Adriano Banchieri ( 1609)

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.!'2" ¡c_G - 1'" iJ E rr r ti "{u tl: : --_ J J J J Er ctfl§l% 11

Michael Pratorius ( 1619 J

~~~Hf· J .. tt· @ .. Jlfr·p .. lf"W lf·JJJ~Jaljlíi~ .. ~ descendiendo en semi- cirwlo

Johann Joachim Quantz ( 1752 J Variaciones sobre intervalos simples fno ~'.

~t r _= 1] Wr ICtm-c-t&tí?r

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Page 31: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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b ). Ornamentaciones de autore~ de los siglos XVI- XVIII

Instrumento de teclado

Ornamentación del bajo ( Violone)

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Diegl, Ortiz

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Violín

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Areangelo Corelli ~ ( 1653-li13)

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Page 32: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Page 33: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Page 34: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Flauta travesera

Ornamentación de Qu11.ntz

Bajo continuo

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Page 35: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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1 . . . G. Ph. Telemann: LARGO DE LA PARTITA EN SI BEMOL MAYOR

(Comentario al ejemplo siguiente)

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En lo que sigue, se propone demostrar en forma sistemática el- proceso de ornamentación de un movimiento lento. Desde ya es mucho más v¡¡liosa la práctica que toda tentativa de fija­ción escrita, que no pretende ser otra cosa que una propuesta y que deja abiertas múltiples posibilidades para cualquier otro plan/de ornamentación. El ·movimiento abajo citado pertenece a la Primera Partita (Aria NQ 4) para violín u otro instru­mento melódico, con bajo continuo de Georg Philipp Telemann. Su inventiva melódica evidencia la nobleza y expresividad de sus cantilenas italianas. El propio compositor ha demostrado en aus ''Sonatas melódicas" (Véase pág. ) cómo imaginaba él la ornamentación de tales trozos. Sus propias propuestas de ornamentación amalgaman el gusto italiano y la manera fran­cesa en un estilo "galante".

Observemos la primera parte de la voz solista. La + en el séptimo compás es original de TeLemann, como así la apoya­tura anotada en tipo pequeño. De esta manera, Telemann indica el adorno tradicional para. la cadencia, o sea, el trino. Se 1o podría realizar de la siguiente manera :

(El número de repercusiones del trino queda librado al criterio del intérprete). Al ejecutar la melodía conjuntamente con el bajo, llama la atención que en el segundo y sexto compás la fluidez melódica quede decididamente interrumpida, pues en ambas voces los tiempos segundo y .tercero están unidos en una sola blanca; por lo tanto, se hace necesaria una ornamen­tación que contrarreste el estancamiento rítmico (véase A del ejemplo citado). El giro hacia el sexto grado (compás 2, se-

gundo tiempo) y hasta el segundo grado (compás 5, primer tiempo) es conveniente destacarlo por medio de mordentes en la voz solista. El compás 3 parece exigir terminantemente una modificación.

No será difícil hacer una ornamentación todavía más "sun­tuosa''. Dado que en una parte repetida resulta sumamente agradable ornamentar sólo la repetición de ésta, la aplicación de ornamentos más ricos resulta en este caso absolutamente justificada, tanto más si la primera ejecución ha sido expuesta en su forma original limitando los adornos a los necesarios trinos de cadencia. Así, en la repetición, podrla variarse el tema desde el comienzo, tema que -por otra parte-- el oyente ya conoce de su primera ejecución. Por medio de retardos, se acrecienta aún más la riqueza expresiva de este tema (véase B del ejemplo citado). El salto de séptima en el tercer compás, puede inducir al ejecutante a rellenarlo con sonidos pertene­cientes al acorde respectivo. Con una variante que destaca el impulso melódico hacia el primer tiempo del quinto compás y con una ornamentación libre del sexto, la melodía original adquirió una nueva forma (véase B, compases 1 a 8).

La segunda parte del movimiento no se repetirá, según la práctica general de ejecución. Por eso, la ornamentación de esta parte debe ser encarada desde su comienzo. A modo de reminiscencia, ejecutamos el comienzo del tema traspuesto al modo menor, sin adornos. Los compases siguientes (11 a. 14) que desarrollan estos dos primeros compases en forma de pro­gresión, los variaremos cada vez en forma distinta y progresi­vamente más rica. En el compás 12 es preciso destacar el Si becuadro ajeno a la tonalidad. Podemos prepararlo por medio de una pequeña variante y aplicarle además ua m·ordente. En lugar de detenernos en el compás 14 en el Do subrayamos el impulso hacia la cadencia (compás 16), por medio de un giro de transición. El audaz salto de séptima en el compás 15, lo

nA 1 ?.7oo

Page 36: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

rellenamos con una tirata. Al compás 16 se le aplica, lógica· mente, un trino de cadencia, cuya terminación ya ha sido ano­tada por Telemann. La transición de los compases 10 al 11 y 12 al 13 la dejamos a cargo del clave, como explicaremos luego.

Habiendo concluido en Do menor (compás 16), sigue ahora el aeorde de Do mayor como segunda dominante de la tonalidad principal. Le aplicamos al Mi becuadro que determina la armo· nía, "un acento adornado con un ·mordente" (Couperin). Los compases 19 y 20 presentan una continuación a :modo de pro­gresión de los compases 17 y 18 y exigen, por lo tanto, una ornamentación. Los próximos tres compases están íntimamente relaCionados entre sí. El impulso hacia la cadencia (compás 23) lo subrayamos por medio de una figuración rítmica (com­pás 22). En el compás 25, Telemann mismo inicia el comienzo del tema con una variante que podemos continuar. E'n los com­pases 28 y 29 es recomendable restringir las modificaciones a causa del movimiento paralelo con el bajo. Tal vez podría apli­carse una disminución. Después de la cadencia rota en el ,compás 30 (segundo tiempo) que debe ser destacada también mediante la dinámica, nos dirigimos haeia el trino de caden­cia. Aquí, en el final, sonaría bien un trino a modo "solístico". Debe ser prolongado (el acompañante debe esperar) con la nota auxiliar superior claramente señalada; las repercusiones del trino deben aumentar progresivamente en velocidad hasta llegar al point d'arret.

Dediquémonos ahora a la realización del bajo continuo (véase C). Según el estilo de la época, el acompañamiento puede ser en este caso, de libre improvisación, ya que se trata de un acompañamiento "galante". Debe seguir a los caprichos del solista, aprovechar sus ocurrencias y completarlas. La pro­puesta que sigue es únicamente una sugerencia para una rea­lización parecida.

La primera parte del movimiento es ejecutada por el solista, la primera vez, sin ornamentaciones. En consecuencia, el cla­vecinista se adaptará y acompañará de modo sencillo. Con todo, :resultaría inobjetable alguna que otra pequeña imitación (véa­se comp. 2 y 6). Al producirse la repetición de la primera parte, se ofrecen muchas posibilidades al deseo de improvi­sación del acompañante. Ya en el primer compás se puede tocar el tercer tiempo como acorde completo de quinta y sexta y aplicarle un rápido arpegio que lo destaque. De esta manera el acorde se comprenderá mejor como anacrusa del compás siguiente, en el cual no es dificil imitar la ornamenta-

37

ción de la voz solista (véase compás 2 "a"). El segundo tiempo del compás 4 ''a" (acorde de segunda) es destacado nueva­mente por un pequeño arpegio, dando de esta manera, un nuevo impulso a la voz solista, que se detiene en el Do. El movimiento de semicorchea de la voz solista (compás 4 "a"), nos sirve de modelo para un movimiento de escala parecido en el compás 5 "a"; en el próximo compás introduCimos algunas notas de paso y hacemos cadencia ( eompás 7 "a"). Luego, durante un compás, toma la iniciativa el clave y conduce me­diante una pequeña escala a la segunda parte.

Al primer acorde (Sol menor) de la segunda parte se aplica nuevamente un arpegio. E¡n el compás 10 el acompañante imita el movimiento de corcheas del tema y aprovecha el tresillo de la voz solista en el compás 11 para un ritmo idéntico en el compás 12. Al tercer tiempo de este compás se aplica un arpegio, puesto que se trata de un acorde disonante, del mismo modo que el acorde de quinta y sexta del compás 13. La caden­cia rota del compás 14 puede destacarse con un arpegio tran­quilo y expresivo. Los compases 17 a 21 se pueden adornar por medio de arpegios, en parte ritmados. Las notas de paso (compás 22), ayudan a conducir hacia la cadencia. En el com­pás 24 el acompañante de"!>e hacer con habilidad la transición de la dominante a la tónica. En los compases 26 y 27 el acompañamiento adquiere carácter de voz solista. Allí puede presentarse el tema ornamentado con una tirata y un mordente. La cadencia rota del compás 30 se destaca nuevamente me· diante un arpegio.

Trozos como el que nos ocupa, deben ser ejecutados con mucha sensibilidad, si se quiere lograr que suenen de acuerdo con su verdadera naturaleza. Para eso es necesario que se tenga cabal noción de su estructura musical. La misma debe ser puesta de manifiesto con precisión ante el oyente; tal ten­tativa no debe conducir a una inestabilidad del movimiento continuamente cambiante. Por otra parte no debe confundirse exactitud rítmica con monotonía rítmica, confusión que es muy frecuente en los círculos que se de(lican a la música antigua. En épocas anteriores, se ha comparado a menudo la interpre­tación de la música con la recitación de palabras habladas en las que, de acuerdo con el sentido preciso, son acentuadas de­terminadas sílabas, palabras o frases. Según el testimonio de su hijo Ph. Emanuel, J. S. Bach ha interpretado sus obras con libertad, de modo que sugerían el efecto de un discurso. También nosoti"os deberíamos esforzarnos por hacer música de manera tal que ella vibre y exhale en todo momento una auténtica vitalidad.

e) Ornamentaciones de H. M. Linde

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Page 39: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Violín I

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Page 41: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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*)Las ornamentaciones valen para las repeticiones de las partes .

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Page 42: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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....... - • • -•) Todo:; los adornos fueron agregados por el revisor, las notas que pertenecen a ornamentaciones libres, llevan la plica hacia arriba.

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Page 45: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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d) Ornamentaciones del continuo

SGnata op. I/1 para flauta dulce y bajo continuo

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Ejemplo para la imitación de la voz solista en el acompañamiento

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Johann David Heiniehen ( 1683-1729)

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•) Indicación de Mattheson: " ... en tales casos la mano izquierda ejecuta la armonía completa, dejando a la mano derecha más comodidad para. inventar un canto o una melodía sobre el bajo ... "

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Page 46: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Flauta travesera

Sonata en Si menor 1-:r moY. comp. 21- 24 Andante

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Johann Sebastian Bach

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Page 47: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

Urgano

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Johann Sebastian Bach Pasión según S. Juan. Acompañamiento ele Laud:Arioso N? 31, comp. 12 hasta final.

Bajo

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Organo y Continuo

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Page 48: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Johann l\Iattheson ( 1681-1764)

Se arpegia loíl acordes " ... de una manera cómoda y lenta" en semicorcheas

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otra posibilidad: en fusas

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Johann Sebastian Bad.1

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Page 49: La Ornamentaci n de La M Sica Antigua

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Georg Friedrieh Hiindel

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