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ESTUDIOS EL CONSERVADURISMO Por KLAUS VON BEYME SUMARIO 1. Origen y evolución del conservadurismo: 1. El concepto de conserva- durismo. 2. Evolución del conservadurismo; a) Aproximación al libera- lismo, b) Partidos cristianos: ¿concurrentes o sustitutos? c) Conserva- durismo y nacionalismo, d) Conservadurismo y pensamiento monárqui- co.—II. Ideología del conservadurismo: 1. El conservadurismo clásico. 2. Programática conservadora de los partidos políticos. 3. De la «Revo- lución conservadora» al «Neoconservadurismo».—III. Los partidos polí- ticos: 1. La fuerza electoral de los partidos conservadores. 2. Estructura social de los partidos conservadores. 3. Estructura organizativa de los partidos conservadores.—IV. Significado actual del conservadurismo.— Bibliografía. I. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL CONSERVADURISMO 1. El concepto de conservadurismo El conservadurismo —como los otros «ismos» referidos a las ideologías de grandes movimientos— se vincula generalmente en sus orígenes con la Revolución francesa. En su teoría histérico-sociológica sobre el pensamiento conservador del tiempo de la Revolución francesa, Karl Mannheim (en Schumman, 1974, pág. 28) ha pretendido ver únicamente «tradicionalismo». Pensamiento tradicionalista —como por ejemplo la defensa en Alemania de la sociedad estamental por Justus Móser— era para Mannheim una actitud reactiva. El pensamiento conservador, por el contrario, era definido como una orientación de sentido. Según esta distinción, «tradicionalista», sobre Revista de Estudios Políticos (Nueva Época) Número 43, Enero-Febrero 1985

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  • ESTUDIOS

    EL CONSERVADURISMO

    Por KLAUS VON BEYME

    SUMARIO

    1. Origen y evolucin del conservadurismo: 1. El concepto de conserva-durismo. 2. Evolucin del conservadurismo; a) Aproximacin al libera-lismo, b) Partidos cristianos: concurrentes o sustitutos? c) Conserva-durismo y nacionalismo, d) Conservadurismo y pensamiento monrqui-co.II. Ideologa del conservadurismo: 1. El conservadurismo clsico.2. Programtica conservadora de los partidos polticos. 3. De la Revo-lucin conservadora al Neoconservadurismo.III. Los partidos pol-ticos: 1. La fuerza electoral de los partidos conservadores. 2. Estructurasocial de los partidos conservadores. 3. Estructura organizativa de lospartidos conservadores.IV. Significado actual del conservadurismo.

    Bibliografa.

    I. ORIGEN Y EVOLUCIN DEL CONSERVADURISMO

    1. El concepto de conservadurismo

    El conservadurismo como los otros ismos referidos a las ideologasde grandes movimientos se vincula generalmente en sus orgenes con laRevolucin francesa. En su teora histrico-sociolgica sobre el pensamientoconservador del tiempo de la Revolucin francesa, Karl Mannheim (enSchumman, 1974, pg. 28) ha pretendido ver nicamente tradicionalismo.Pensamiento tradicionalista como por ejemplo la defensa en Alemania dela sociedad estamental por Justus Mser era para Mannheim una actitudreactiva. El pensamiento conservador, por el contrario, era definido comouna orientacin de sentido. Segn esta distincin, tradicionalista, sobre

    Revista de Estudios Polticos (Nueva poca)Nmero 43, Enero-Febrero 1985

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    todo en la esfera privada, puede tambin ser progresivo y susceptible deorientarse objetivamente en la esfera poltica por grandes ccnexlos es-tructurales.

    En esta distincin habra que introducir algunas medificacinos. Es co-rrecto que la conservacin de lo antiguo no constitua un proficua especialen la poca anterior a la revolucin burguesa. All donde las viejas institu-ciones estatales y eclesisticas haban entrado en crisis, los Iraclidor alistasno se limitaron a lamentarse de la decadencia y el hunclimiertc d; IE.S mis-mas, sino que proclamaron la necesidad de una restauracin y 1raris:rormacinde dichas instituciones. Conceptos que hoy tienen un contenido progresista,tales como refortnatio, renovatio y hasta revolutio, fueron en su demjo con-signas de orden general (Vierhaus, 1978, pag. 533).

    Slo en tiempos ms recientes, cuando ya se han conmovido los funda-mentos del orden estatal, eclesistico y social, y se ha perdido la legitimidadde la Corona, la aristocracia y la Iglesia, se hace necesario defender b exis-tente a travs de un sistema programtico. El ms conservado:- de los defen-sores franceses del Anden Regime, De Bonald (1976, vol. I, os. 150), for-mulaba ya esta idea utilizando el trmino conservateur: Quand 'es princi-pes conservateurs des societs sont branls, il faut les replaci svr leurbases...

    Tambin en la gran Revolucin inglesa se pueden encontrar equivalentesde los consejadores, por ejemplo en los defensores de los divine right of theking. El propio criterio sociolgico de Mannheim, el surgimiento del inte-lectual flotante, en el que pueden darse simultneamente la ideologa delconservar y su desafo, se corresponde con la Revolucin inglesa.

    La Revolucin francesa introduce una modificacin cualitativa en el pa-norama poltico europeo: la tendencia expansiva de la Revolucin oblig porprimera vez a todas las fuerzas polticas de Europa a una toma de posicincon respecto a la misma. El mismo Burke que en 1790 escribe la ms ar-diente crtica dt la Revolucin francesa, es;aba en un principia predispuestoa dejar a Francia abandonada a s misma, recomendando slo qu: se < dopta-sen las precauciones necesarias para impeilir que se extendiese la Revolu-cin. nicamente cuatido la guerra haba trasladado con xito la Revclucinms all de las fronteras de Francia, recomend Burke a:ajar el mal de raz,y en 1795 justific la guerra de intervencic: ti.

    Burke responde en mayor medida que Hlobbes o que Filrier al tipo so-ciolgico de un idelogo conservador. Literitos como Gt ntz o Adam Vlllerse pusieron al ervicio de fuerzas polticas restauradoras. Gentz (18'9, vo-lumen 3, pg. 232) fue el formulador de algunas conclusiones, que poterior-mente defendi en la prensa, tales como las resoluciones represivas de Karls-

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    bad de 1819, a las que calific de espritu del mantenimiento, la consolida-cin, la disciplina y el orden, de un amor al pueblo bien entendido y deuna bien entendida libertad burguesa... y si este espritu no se hace hege-mnico en toda Europa, el nico legado que transmitiremos a nuestra poste-ridad ser un espectculo salvaje de ruinas sangrientas.

    La novedad era la lucha de los intelectuales de derecha contra los inte-lectuales de izquierda. Cuanto ms revolucionario se hizo el conservaduris-mo ms intensa se hizo la disputa. En los casos de Barres y Maurras enFrancia se transform progresivamente la orientacin de los intelectualesconservadores desde una mstica del linaje y de la tierra hacia una denunciade los intelectuales como lgicos de lo absoluto, a pesar de que ambos, adiferencia de los simples panfletistas del fascismo, abarcaban todava elconjunto del acervo cultural francs.

    Slo despus de la Revolucin francesa comenzaron los pensadores y losgrupos polticos a definirse a s mismos como conservadores. La palabracomienza a hacerse frecuente en Francia a partir de 1795; se adopta en In-glaterra alrededor de 1830 (John Wilson Crooker) y en Alemania despusde 1830, cuando la Monarqua de julio obliga de nuevo a los grupos polti-cos a tomar postura y demuestra que el espritu de la Revolucin francesano haba sido aniquilado por la contrarrevolucin. Viktor Aim Huberpublica en 1841 en Alemania una obra con el ttulo Elementos, posibilidado necesidad de un partido conservador en Alemania, donde adopta polmi-camente el concepto de conservadurismo. No obstante, en el resto de lospases continentales, el concepto mantiene un carcter en cierto modo in-concreto, desarrollndose la tendencia a utilizarlo ms para designar al ad-versario que para definirse a s mismo. En 1867, los diputados que en Prusiase reconocen como partidarios de la poltica de Bismarck se denominan a smismos por primera vez partido conservador. Equivalentes funcionaleshaban existido, sin embargo, antes de la autodenominacin como conser-vadores. En la literatura poltica (Valjavec, 1951, pgs. 428 y sigs.) se uti-lizaban, atendiendo a su mayor o menor grado de oposicin, los conceptosde aristcratas antirrevolucionarios, ultras, reaccionarios, realistas o partidode la Corte. Metternich analiza en sus Memorias (1921, vol. 2, pg. 454) otraserie de expresiones que emplea para construir su sistema. Estaba conven-cido de que conceptos tales como oscurantismo, absolutismo o sistemaabstracto de estabilidad... que los enemigos han elevado a la categora degrito de campaa contra mi actuacin poltica no sirven en realidad paradescribirla. Su lema era Fuerza en el Derecho, lo que le sustraa, en suopinin, a toda adscripcin poltica.

    Parte importante en la creacin del concepto de conservador tuvieron

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    las revistas. Chateaubriand funda en 1817 la revista Le consenatew. Balmes{1950, pgs. 146 y sigs.) polemiza en los aos cuarenta del sig.o pasado conla revista El conservador. El partido por el cual Chateaubriand fue duranteun tiempo ministro de Asuntos Exteriores no se llamaba, sin embargo, con-servador, sino ultrarrealista. Muchos ultras eran partidarios ms dagm-ticos del Anden Rgime que Chateaubriand. Este no pretenda la conserva-cin de instituciones del pasado, sino que para l se trataba ante toio deuna cuestin intelectual: conserver les saines doctrines.!'

    El concepto contrallo al de conservadoras, liberales, aparece per pri-mera vez en Europa en las Cortes de Cdiz. En los debatas de dichas Cortessurgen los conceptos conservar y conservacin, coma cuando obispode Calahorra defiende a la Inquisicin: la Espaa es catlica; & nacinentera ha jurado la conservacin de la religin de Jesucristo; debe, pues,sta protegerla, y tiene obligacin de proporcionar los medios ms condu-centes para conservar en su pureza nuestra santa fe... (Actas de las Cortesde Cdiz, Madrid, 1964, vol. 2, pg. 1083). A pesar de semejantes expresio-nes de los conservadores, stos fueron denominados serviles por su; con-trincantes, como se dice en una poesa contempornea:

    y t, Servil, que por preocupadoel liberal te ha dado este apellido...

    (cit. R. Sols: El Cdiz de las Cortes, Madrid, 1958, pg. 28).

    Este enfrenamiento ocultaba, sin embargo, el hecho de que la mayorase situaba entre los extremos de los liberales declarados y los serviles. Soloposteriormente se distinguir entre conservadores, innovadores y renovado-res (Surez, 1955), y el propio Balmes co itrapuso en su tipologa de lospartidos de 1844 la extendida expresin d realistas a la de liberaleso progresistas. Dentro de stos distingu! Balmes entre mcderadDS ocentro-derecha y parlamentarios o centro-izq jierda (Balmes, 1950 pgs. 472a 499). Entenda Balmes que los liberales epresentaban una posicin su-mamente falsa, en extremo peligrosa (195 pg. 498).

    En Gran Bretaa se impuso por primen vez el trmino conservadora partir de los .os treinta del pasado sigl; . El conservadurismo britnico,en tanto que grupo poltico, fue considerad > por sir Robert Peel como unainvencin, como una transformacin del clsico torysmo, que et ReformBill de 1832 haba trado como consecuencia necesaria, lin el Tamwovth de1834 y en loa Conservative Principies aprolados el 11 do mayo de 1835 enel Merchant Taylor's Dinner, fundament Pi el su aceptacin z la Reforma,

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    anunciando, sin embargo, su resistencia a posteriores experimentos refor-mistas (White, 1964, pgs. 157 y sigs.).

    Aunque el concepto de conservador era de uso frecuente en la publi-cstica francesa y haba sido introducido por Peel en la discusin poltica,el trmino se utilizaba raras veces para designar oficialmente a un partido.Incluso el mero hecho de considerarse partido resultaba forzado a la ma-yora de los conservadores. Una de las ideas constantes de stos, desde Bo-lingbroke, era que los defensores de la prerrogativa de la Corona deban deagruparse en torno al Rey para evitar la disminucin de los derechos realesfrente al empuje de los liberales. Dado que stos se haban constituido enfaccin, se sintieron tambin los conservadores inclinados a organizarseprovisionalmente como partido. Sin embargo, la idea de que los partidosno deberan de perpetuarse como tales, sino que todos los patriotas deberanhacer causa comn, era la concepcin tanto de los conservadores de diver-sos pases como la de los revolucionarios posteriores a 1789, e incluso enlos movimientos nacionalistas, la de los propios liberales, que eran los msopuestos a la idea de conflicto inherente a los partidos polticos.

    Cuando finalmente los conservadores decidieron organizarse como parti-do, adoptaron denominaciones de carcter ms amplio que la de partido,como Unin, Partido popular, Partido de unificacin nacional (Fin-landia), Partido de unin moderada (Suecia) o Independientes (Fran-cia). Algunos publicistas conservadores creyeron ver tambin durante elsiglo xx una inflexin del conservadurismo de partido, en la medida en queste se contagia de la orientacin ideolgica general y se convierte, comolas dems, en una ideologa de intereses (Merkatz, 1957, pg. 69).

    Con la democratizacin y el aburguesamiento crecientes del movimien-to conservador y el abandono de las aristocrticas pretensiones de ser algoms que un mero partido, el trmino fue perdiendo progresivamente acepta-cin. Su uso peyorativo se pona de manifiesto en el hecho de su utilizacinpara designar cualquier teora petrificada, incluso el propio stalinismo.

    Mientras que hasta 1945, respondiendo al modelo britnico, no resultabadeshonroso denominarse conservador o derecha, despus de la segundaguerra mundial aumentan los casos de cambio de denominacin: el antiguopartido de la derecha, fundado en 1914, cambi su denominacin, en Luxem-burgo, en 1944, por la de Partido Popular Socialcristiano. El partido de laderecha sueca cambi su nombre en 1969 por el de Partido de Unin Mo-derada. El partido popular conservador suizo pas a denominarse en 1970Partido Popular Cristiano-Demcrata.

    Puesto que conservador como nombre de partido se hace algo tan in-frecuente como reconocerse de derechas, pasa a ser sobre todo un calificati-

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    vo para designar al adversario. En un sondeo llevado a cabo en Alemania,slo un 15 por 100 se identificaron como conservadores frente a un 50 por100 aproximadamente que se autodesignaron liberales, a pesar de que alre-dedor del 50 por 100 votaban preponderantemente a los conservadores cris-tiano-demcratas y slo un 10 por 100 al partido liberal FDP. Por consi-guiente, la tendencia al voto conservador es ms amplia que el conceptopoltico de conservador. A menudo se utiliza el concento :or servidorcomo sinnimo de derecha. No era por casualidad por lo que ei la Re-volucin francesa los conservadores se sentaban a la derecha del Rey.Desde el punto ds vista simblico, en casi todas las culturas, excepto h. chi-na que utiliza poco el simbolismo derecha-izquierda,. desde el mi o deBaal y Mot, la divinidad se identifica con la derecha, mientra!; que, por elcontrario, a sus enemigos se les identifica con la izquierda. En la opinii p-blica, derecha y conservador se asocian con el continuismo > el manteni-miento del statu quo. Su orientacin social es vertical, vinculada a la acep-tacin de la jerarqua social y religiosa. En poltica exterior, se asocia >obretodo Estados Unidos con derecha, mientras que la Unin Soviet:ca, a pesarde su rigidez dogmtica, se identifica con izquierda (Laponee. 1981, p-gina 135).

    Sobre todo en aquellos pases en los cuales la clsica contrarosicin entreconservadores y liberales no ha sido desplazada por un fuerte molimientosocialista, como en el caso europeo, el trmino de conservador :ontinasiendo el trmino opuesto al de liberal. Esto vale sobre toco para ios EstadosUnidos, a pesar de que all no existe ningn partido que se aulodenomineconservador como en Canad. En las diferentes escalas da conserve durismoelaboradas por les psiclogos, el concepto de conservadurismo abarca mbi-tos ms amplios que el de la esfera poltica. Con l se vinculan: una ciertainclinacin al militarismo frente al exterior ' a la actitud puntiva frente alos enemigos internos. El concepto abarca tambin un ci to ar.ti--hedor.ismoy el rechazo de la sexualidad libre. Otros rangos caractersticos sen el etno-centrismo, la xenofobia y el puritanismo religioso (Wilsoi, 19 73, pg. 91).La comparacin de los resultados de encuesas sobre esto; temas se encen-tra limitada por e'. hecho de que las particularidades culturales de los dis-tintos pases distorsionan mucho las respues as. Igualmenle se constatan es-tructuras conservadoras en los comportamientos cotidianos de la mayora delos ciudadanos, las cuales, sin embargo, est; n sometidas a una transforma-cin histrica semejante a la de la propia i: eologa conservadora.

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    2. Evolucin del conservadurismo

    El concepto de conservadurismo tiene la desventaja de haber nacido comoreaccin frente a otros ismos. Por ello mismo el concepto como autodeno-minacin no consigue una aceptacin semejante a la que hoy tienen, porejemplo, el liberalismo o el socialismo. El conservadurismo, que todava enBonald anatematizaba todo lo moderno y que en Donoso supona la contra-posicin del catolicismo a lo moderno, tuvo pronto que hacer algunos com-promisos. Ya en 1830, en Francia, durante la Revolucin de julio, se hizoevidente que el dualismo maniqueo del conservadurismo contrarrevolucio-nario no serva para explicar la realidad. En aquellos momentos, incluso paralas fuerzas conservadoras, se hizo evidente que no se trataba ya de un todoo nada. Los conservadores, tambin en el continente, comenzaron entoncesa preguntarse qu tipo de concesiones deban hacer a los nuevos movi-mientos para poder conservar lo existente, una vez que se haba visto claroque los acuerdos internacionales de carcter represivo de la Santa Alianzao de las Resoluciones de Karlsbad no eran capaces de garantizar el ordenen los Estados de habla alemana. A partir de ah comienza a verse a Burkey al conservadurismo ingls desde Peel, y ms tarde Disraeli, como adelan-tados de mltiples reformas. A pesar de esto, la extensin del conservadu-rismo como autodenominacin poltica se vio fuertemente condicionada porcuatro razones distintas:

    a) La aproximacin al liberalismoEn primer lugar se produjo una aproximacin al liberalismo. El doctri-

    narismo francs ha sido considerado hasta hoy como un movimiento inter-medio entre el conservadurismo y el liberalismo. Liberal-conservador erala autodenominacin preferida para evitar ser apostrofado de reaccionario.Los programas de la destra storica de la Italia posterior a Cavour descon-certaron a menudo por sus impulsos reformadores a la propia izquierda(Berselli, 1963, vol. I, pg. 93). En Espaa, Cnovas del Castillo se mantu-vo alejado de los reaccionarios moderados, adoptando una lnea de pensa-miento prxima al conservadurismo liberal de los doctrinarios franceses, quea su vez haban sido poderosamente influidos por Burke (D. Nohlen: Spa-nischer Parlamentarismus im XIX Jahrhundert, Meisenheim, 1970, pg. 92).Incluso en la conservadora Prusia tuvo lugar una aproximacin entre la de-recha y el centro-izquierda para apoyar la poltica de Bismarck, posibilitadapor el distanciamiento de los conservadores liberales y de los liberal-nacio-

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    nales en relacin a sus respectivas bases. El clsico conservadurismo legiti-mista, para el que el Estado nacional, tanto en Alemania come en Italia,constitua un desastre, qued marginado por la unificacin nacional, ;n lamedida en que la ola del entusiasmo nacionalista arrastr juntos a 1

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    lico a la accin poltica, por el contrario, en su centro, Roma, el catolicismose senta tan asediado por el Estado laico (que haba reducido al EstadaVaticano a un par de enclaves en la misma Roma) que lleg a propugnar elboicot contra el propio Estado: en la Encclica Non expedit se recomendabaa los fieles el boicot de las elecciones. Fue el partido Popolari de Sturzoel primero en superar la actitud boicoteadora, en 1919, demasiado tarde,no obstante, para llegar a constituirse en fuerza de contencin frente alfascismo.

    d) El nico pas catlico con tradicin democrtica, en el que los par-tidos cristianos no desempearon ningn papel, fue Francia. Su tradicinjacobina identific a menudo al catolicismo poltico con el antirrepublica-nismo y el conservadurismo. No fue provechoso para el catolicismo poltico,,que el Boulangerisme en el siglo xix y Accin Francesa en el xx hicie-sen una campaa basada en ideas nacionalistas reaccionarias contra la Rep-blica internacionalista y laica, que encontr eco entre los catlicos. Slo ms.tarde, en 1926, Po XI se distancia crticamente del movimiento de Maurras.En 1924 aparece por primera vez un grupo cristiano-demcrata organizadocomo partido (Parti Dmocrate Populaire, de Marc Sagnier), que no podaser calificado como derecha. No es causal el hecho de que zonas margina-les con tradiciones propias, como Alsacia y la Bretaa, desempeasen unpapel decisivo. El sueo de los cristiano-demcratas: acabar con el dominiode los radicales, consigui realizarse brevemente por primera vez despusde la segunda guerra mundial con el catolicismo de izquierda del MRP, paraconcluir en la V Repblica con el hundimiento de ambos partidos.

    c) Conservadurismo y nacionalismoEn el siglo xx se equiparan a menudo los trminos de nacionalista y

    conservador, a pesar de que histricamente ambas corrientes no presen-tan un origen comn. Para muchos conservadores, el movimiento naciona-lista del siglo xix apareca como sospechoso de liberal. El nacionalismosupona un ataque demasiado fuerte a muchas de las estructuras tradiciona-les como para que los conservadores hubiesen podido identificarse con ldesde un principio. El movimiento nacionalista constitua frecuentementeuna fuerza que impeda el fortalecimiento de los partidos conservadores. Enaquellos Estados en que se consideraba legtima la voz de la mayora de lapoblacin, y que desaparecieron como consecuencia del movimiento de uni-ficacin nacional, consigui establecerse contra el conservadurismo del Go-bierno central, un conservadurismo tradicional legitimista como partido in-dependiente de mbito regional. Tal fue el caso del partido alemn-hannove-

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    riano, que surgi del movimiento gelfo tras la anexin de Hannover porPrusia en el ao 1866 y que, como su nombre indica, no se orientaba contraAlemania sino contra Prusia. Por otra parte, el movimiento nacioralistamodifica el carcter del liberalismo ofreciendo nuevos aliados a los pa-tidosv fuerzas conservadoras, como ocurre en el caso de los liberal-na dona'es enel Imperio alemn, lo que fue posible merced a la reorientacin do unaparte de los conservadores.

    En Italia, las fuerzas conservadoras legitimistas de los diferentes Estadoseran bastante ms dbiles que en Alemania. El conservadurismo italianoqued suavizado por el ungento liberal del Risorgimento con el resulta-do de que la derecha histrica en los aos 1870 result asimilada por latctica transformista del Gobierno durante el perodo de la transDrma-cin de los partidos.

    En Austria, la idea populista y la cristiano-catlica se dispu:aran desdeun principio el potencial electoral conservador. La distribucin de los man-datos en el Consejo del Reich entre 1897 y 1911 (para antes dt: 18S7 resultamuy difcil una ubicacin exacta de los diputados) pone de manifiesta unafuerte dispersin de las agrupaciones nacional-populistas, utilizndose el ca-lificativo de conservador (con la excepcin de los conservadores .alemanes)predominantemente por los grupos idiomticos no alemanes, como los ciecos,polacos e italianos.

    En pases de unificacin nacional ms temprana, los partidos conserva-dores eludieron en gran medida acentuar las cuestiones nacionalistas, comoes el caso de Noruega desde la ruptura de la unin personal con Suecia en1905. No obstarte, tambin en Escandinavia se produjeron er.fremamientosentre conservadores y nacionalistas. En la neutral Suecia llegaron incluso losconservadores a elaborar una concepcin nacionalista de la defensa, subsis-tiendo no obstante la controversia, de si eslo debera de llevarse a cabo porva democrtico-parlamentaria, con creciente orientacin anglofila como pre-tenda Harald Hjarne, o ms bien a la metiera predemocrtica del modeloalemn, como opinaba Rudolf Kjellen (Elvuider, 1961, pgs. 4(32 y sigs.).

    Cuestiones de identidad nacional condicionaron tambin d;spui:s ce am-bas guerras mundiales la manera de actuar ele los conservadores. El gaullis-me y el Fianna Fail, partidos que en la actualidad forman part; del mis-mo grupo en el Parlamento Europeo, han contribuido en sus respectivos pasesa modificaciones parciales del sistema e incluso han producido efectos revo-lucionarios, no mostrndose dispuestos, debido a la significacin del rol na-cional de sus pases, a dejarse etiquetar como conservadores a pesar deejercer en elios, en la actualidad, la funden de partidor conservador JS porexcelencia.

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    d) Conservadores y monrquicosJunto a los conflictos centro-periferia, determinantes para el destino del

    conservadurismo, tambin el problema de la forma de Estado fue a menudouna cuestin vital para el conservadurismo. All donde haban tenido lugarrupturas revolucionarias de la legitimidad, parte de los conservadores seagruparon bajo denominaciones especficas, tales como las de legitimistas(Francia), orangistas (Blgica), o carlistas (Espaa). No siempre aque-llos partidos que pretendan la restauracin monrquica se autodesignaronconservadores, sino que con frecuencia adoptaron denominaciones decarcter ms amplio como la de Partido Popular Nacional Alemn (Rep-blica de Weimar), o la de Partido de Agrupacin Nacional (Finlandia).En Francia los monrquicos llegaron a estar divididos en tres grupos: loslegitimistas, los orleanistas y los bonapartistas. De acuerdo con el tradicio-nal vaivn de la derecha, que tan pronto se cree ante la inminencia de latoma del poder (1877, Boulanger) como pierde la seguridad de la misma,los grupos y pensadores de la derecha llevan una vida de ostracismo poltico:La derecha como obra de arte (Charles Maurras, Lon Daudet) o se adap-tan a la Repblica, a la manera jacobino-nacionalista de Maurice Barres.La Action Francaise se muestra a muchos de sus seguidores en los aostreinta como negacin de la Revolucin de 1789, y era considerada como unmovimiento fascistoide.

    El pensamiento monrquico se ha visto a menudo como una lnea de se-paracin entre el conservadurismo revolucionario y el fascismo. Cierto queMaurras era un autntico monrquico, que utilizaba la Monarqua no comoMussolini, aun cuando el ttulo de Dictateur et Roi (1899) dejaba entreveruna peligrosa ambivalencia, que, en el tiempo de la ocupacin alemana deFrancia, le coloc en la proximidad del colaboracionismo no poltico, comose le reproch pero s espiritual (Maurras, 1954, pgs. 379 y sigs.). Enotros pases lleg a haber prominentes fascistas que eran al mismo tiempomonrquicos, como Codreanu en Rumania, Mosley en Gran Bretaa, e in-cluso un hombre como Rohm, el dirigente de las SA en Alemania (Nolte,1963, pg. 57).

    Tambin en Espaa la lnea divisoria entre pensamiento monrquico yfascismo comienza a desvanecerse ya antes de la guerra civil. Los requetscarlistas tenan relaciones con los fascistas italianos antes de 1936. CalvoSotelo (1941, pgs. 184-185 y sigs.) no se conformaba con aspirar para sumovimiento Renovacin Espaola a una restauracin monrquica queslo podra conducir, segn l, al antiguo servilismo, sino que propa-gaba una mezcla de mstica monrquica y autoritarismo. Jos Antonio Primo

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    de Rivera aceptaba el valor del sentimienD nostlgico de la Alonaiqua,pero no crea en la restauracin de la misma, concluyendo: narqua rpublica-na de inspiracin orleanista. Pero, como todos los grupos de derecha quehan tenido xito en Francia, De Gaulle tuvo que aceptar la herencia de 1789.El gaullismo se transform en un movimiento que agrupaba a conserva doresde muy distinto origen bajo la presin de un cambio so.:ial, que liabia su-perado el modelo tradicional de poltica de notables loca es y que ofreci atodos los conservadores, desde la Action Francaise hasta los u tras par-tidarios del putsch de Argelia de 1959, la posibilidad de libere rse del secta-rismo de la derecha de la III y IV Repblica.

    Despus de la segunda guerra mundial aparecen partidos monrquicosnicamente como grupos de carcter reactivo, por ejemplo en el caso deItalia. Al igual que en el siglo xix, los monrquicos se encontracai aie eldilema de que el Rey no poda ser cabeza de un partido y de que elos talera el caso del PNM italiano se definan a s mismos cono :1 arentecontrarios al Estado de partidos.

    Los monrquicos no aceptaron el referndum, que arroj ur resultadode 12,7 millones de votos a favor de la Repblica, contra 10.7 niilor.es devotos a favor de la Monarqua, acusando a la consulta de fraude electoral.En el estatuto provisional del Partito Morarchico Populare se conjurabala tradicin nacional, catlica y monrquica, pero vinculndose, su 3mbargo,a la tradicin democrtica del Risorgimei to y proclamando siinulnea-mente la soberana popular, de un modo q. e, incluso despus ce 194 5, re-sultaba inusual Mitre los partidos conserva llores. En otros decumontos delmovimiento monrquico se presentaba a 1;. Monarqua como si supuestoinstitucional de una verdadera democracia. La inclinacin democrtica delos monrquicos no quedaba, sin embargo, libre de toda sospeche, inclusoantes de su fusn en 1972 con los neofo cistas, debido a que ana granparte de sus miembros haban sido reelutades entre los neofascista del grupoUomo qualumqu: disuelto en 1946, y a ca isa de las actitudes rsaecionario-conservadoras de sus dirigentes. Los monrquicos hubiesen sido quiz admi-tidos en un .pupo conservador del Parlamnto Europeo de haber existido

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    ste antes de su fusin con los neofascistas, ya que los liberales se dieroncuenta demasiado tarde de lo poco que con el liberalismo tena que ver elpartido que haban admitido provisionalmente en su grupo. El grupo conser-vador se form por primera vez tras la entrada de Gran Betaa en la Co-munidad. Dado que los britnicos, acompaados en su minigrupo por losdaneses, eran relativamente veleidosos, no es del todo seguro que hubieranaceptado a los monrquicos italianos como conservadores.

    II. IDEOLOGA DEL CONSERVADURISMO

    1. El conservadurismo clsico

    La mayor parte de los conservadores se caracterizan a s mismos por elrealismo y pragmatismo que los aleja de los planteamientos totalizado-res de las ideologas. No obstante, bajo la presin del desafo ideolgico elpensamiento conservador se vio obligado a una amplia sistematizacin.

    Burke es el primer pensador conservador en un sentido postrevolucio-nario o moderno. Aunque l mismo era un intelectual, e incluso como dipu-tado tenda a utilizar un aburrido tono profesoral, fue el prototipo del lite-rato que arremeta contra los intelectuales. Su autoridad moral y su capa-cidad analtica hicieron tambin de Burke el prototipo del liberal que devieneconservador. Conservadores procedentes del liberalismo se encuentran repe-tidamente en la historia, como en el caso de Donoso Corts o en el deChurchill. Burke, sin embargo, no deriv tanto a la derecha como DonosoCorts. Permaneci ms anclado en la poltica de lo posible, tanto cuandose enfrent al partido de la Corte de Jorge III, como cuando propugnaba lamoderacin frente a Amrica o, finalmente, cuando se convirti en el apolo-geta de la guerra de intervencin contra Francia. En Burke estn presentesmuchos de los elementos del pensamiento conservador, sobre todo la con-cepcin antirracionalista de la poltica y la crtica de las abstracciones me-tafsicas. Por tales entiente Burke la teora contractual del Estado, la defen-sa de la eterna igualdad ahistrica y social indiferenciada de los dere-chos del hombre, la teora de la soberana popular y, con ella, los funda-mentos de una teora moderna de la democracia. En lugar de la razn abstrac-ta, propugna Burke el valor de lo histrico.

    Burke encontr muchos difusores en el continente. Algunos de ellosadaptaron a Burke a las arcaicas condiciones de sus propios pases, como

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  • KLAUS VON BEYME

    por ejemplo Adam Mller (1922, vol. I, pg. IX), el cual reconoce queacepta de mejo: grado los despreciados elementos espirituales y fev dalesdel Estado, que tos ahora triunfantes. Tampoco Mller, orno Bu rice, se vea s mismo como un reaccionario al estilo del idlatra de la Edad Media yde la jerarqua absoluta.

    Quiz donde peor se entendi a Burke fue en Francia, porque aqu elespritu racionalista de la Ilustracin penetr en el pensamiento conservadoren mayor medida que en otros pases. Contre-Rvolution no se entindioaqu necesariamente como Anti-Revolucin armada, sino Entes :omoOposicin a la Revolucin en el terreno ile los principios. En esta inter-pretacin insistieron tericos como Calvo Seier (1952, pg. 30, que ir tenthallar una teora de la Revolucin en la doctrina del Opus Dei, cipcrtidoseprogresivamente del franquismo.

    Los idelogos franceses de la contre-rvolution coiicidan con Burkeen su rechazo de los fabricantes de Constituciones (Mnller, 1921!, \ol. I,pgina XI). Por el contrario., se ignoraron muchos de los aspectos liberalesde la teora de Burke. De Bonald (1976, pg. 150) y De Maistre ss entusias-maron menos que muchos de los conservadores alemanas con la idea deConstitucin histrica que Burke contrapona al modelo ra;ioilisia delcontinente. Bonald calificaba a las leyes polticas artificiales

  • EL CONSERVADURISMO

    la dinasta legtima el titular de la dictadura, tal y como Donoso Corts pro-pugn en Espaa.

    Cuanto menor es la capacidad de la sociedad civil para transformarserevolucionaria o pacficamente, tanto ms reaccionaria aparece la varian-te del conservadurismo que se impone en el plano del pensamiento poltico.En Alemania existieron distintas variantes del pensamiento conservador.La menos inteligible estaba representada por el pensamiento hegeliano, consu apoteosis conceptual sobre la misin del Estado prusiano y su desvalori-zacin del modelo britnico, que haba servido de modelo a los liberales ale-manes en mayor medida que las doctrinas de la Revolucin francesa. Duran-te su estancia en Berln, Donoso Corts tuvo tan poco xito en la interpreta-cin del pensamiento hegeliano, como De Maistre en sus intentos por adaptarla filosofa de Schelling.

    Ms inteligibles e influyentes resultaron ser algunos conservadores que,como intelectuales, se pusieron al servicio de las fuerzas inmovilistas, fuesenpublicistas como Gentz y Adam Mller, o profesores, como Friedrich JuliusStahl y Lorenz von Stein. Este ltimo lleg incluso a aceptar misiones se-cretas para espiar la escena revolucionaria en Pars, escribiendo simultnea-mente uno de los anlisis ms lcidos sobre la historia de los movimientossociales en Francia (1842), que es uno de los anlisis ms brillantes de lasclases sociales en la Revolucin hechos antes de Marx. Stahl (1863, pg. 2)difundi en Alemania, durante los aos cincuenta del pasado siglo, en con-curridas lecciones universitarias, el pensamiento dicotmico. En dichas lec-ciones contrapona Stahl los partidos de la Revolucin (liberales, demcratasy socialistas) al partido de la legitimidad. La Kopfzahlsouvernitat quedestablecida como la autntica forma de dominacin ilimitada (idem, p-gina 35). Los tericos conservadores no fueron capaces de imponer plena-mente la teora del principio monrquico. En los Lander del Mediodaalemn consiguieron imponerse algunos derechos de las Asambleas estamen-tales y de los Parlamentos. No obstante, se logr conservar durante cien aosun modelo tpico alemn. Se trataba de sistemas en los cuales el monarcamantena una amplia prerrogativa, y el poder ejecutivo no se hallaba some-tido a la mayora parlamentaria, como en otros sistemas europeos.

    Una tercera corriente intelectual fue la histrica (Ranke) y la escuelahistrica del Derecho (Savigny), que ejerci una gran influencia internacio-nal sobre el movimiento. Esta corriente se desenvolvi cientficamente apartir de la elaboracin de los fundamentos de la identidad nacional delos pueblos.

    Mientras que en Alemania y en Austria la doctrina conservadora acen-tuaba la juridicidad del Estado, y con ello los lmites del poder real, los ras-

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  • KLAUS VON BEYME

    gos reaccionarios del conservadurismo se desarrollaron n los pases mar-ginales de Europa. En Rusia surgi la variante cesaro-par. ista ce un Pcbedo-noscev y la pan-eslavista demaggica de un Danilevskij. En araba :;e combi-naba la eslavofilia con una divinizacin de la ortodoxia, complementandoesto con un incremento en la persecucin de las minoras nacbnales; y delas otras religiones. Kmstantin Pobedonoscev desempe en tinto qu09 y sigs.). En el ltimo Donosono se mantienen ni el eclecticismo, ni el in: mto de difuriinar las cife encasde partidos, tpicos de los doctrinarios.

    De modo m; claro puede encontrarse una variante espaola de la co-rriente doctrinaria en la postura representada por Cnovas durante la Res-tauracin. En Espaa, asolada por varias i uerras civiles, esta postura gozade una cierta tradicin entre los consentidores. Balmes quera iinh a losisabelinos y a los carlistas y Borrego a los 1 berales y a los modelados (Alba,1981, pg. 101). Cnovas lleg tan lejos in este impulso de reconciliacin

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  • EL CONSERVADURISMO

    que fue capaz de superar la aversin conservadora por los montajes polti-cos artificiales, contribuyendo a organizar desde arriba el sistema biparti-dista, por medio de una hbil integracin de los liberales que en principiono parecan capacitados para gobernar, en el sistema que haba sido creadopor el partido liberal-conservador. Cnovas fundament en diferentes dis-cursos (1890, vol. 3, pg. 15) su idea de un altenating government segn elmodelo britnico. Su inclinacin por la sistematicidad (vol. I, 1884, pg. XII)y la consistencia tenan bastante ms que ver con la metodologa y el enfo-que positivista del liberalismo doctrinario, que con el conservadurismo pro-piamente dicho. Ortega y Gasset (Vieja y Nueva Poltica, Revista de Occi-dente, Madrid, 1964, pgs. 96 y sigs) caricaturiz esa tendencia al pensa-miento manipulador: El partido conservador, y Cnovas haciendo de buenDios, construye, fabrica, un partido liberal domesticado, una especie de po-bre diablo o de buen diablo con que se completa este cuadro paradisaco.La propensin a la transformacin y manipulacin del sistema de partidosno era exclusiva de Cnovas. Hombres de Estado conservadores (Guizot,Bismarck) y liberales (Cavour, Depretis) gobernaron tambin en otros pasescon mtodos semejantes.

    2. Programtica conservadora de los partidos polticos

    El esbozo de las particularidades nacionales de la teora poltica conser-vadora ha puesto claramente de relieve que, en el caso del conservadurismo,es todava ms difcil que para otras ideologas, hacer afirmaciones sobrelos principios programticos generales, vlidas para todos los pases. Y ello,sobre todo, por dos razones:

    Los pensadores y polticos conservadores se definen a menudo a smismos como pragmticos enemigos de las teoras generales.

    La programtica conservadora est sometida a cambios ms profun-dos que las doctrinas de otros grupos polticos.

    Los intentos de generalizar una programtica conservadora vlida paratodos los partidos son problemticos, ya que el conservadurismo, como haescrito Kirk (1960, pg. 7) aborrece de las teoras abstractas y de los siste-mas de pensamiento de los sofistas y calculadores. Los grupos conserva-dores rechazan ser etiquetados con cualquier ismo, prefiriendo limitarse aexponer lo que quieren conservar: la monarqua, el principio monrquico(en la medida en que la monarqua era ya una monarqua constitucional),el principio legitimista.

    No obstante pueden hacerse un par de observaciones de carcter general:

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  • KLAUS VON BEYME

    1. Han existido intentos de elaborar un canon del pensamiento conser-vador, que comprsndera: la fe en el reinado de la divina providencia; unsentido del misterio y la plenitud de la vida tradicional la afirmacicn delorden y la defensa de la estratificacin social; el reconocimiento di uia re-lacin entre propiedad privada y libertad; la confianza en la Iraclidr y enel derecho consuetudinario; la certeza de que cambio y reforma na soncosas idnticas y que la lentitud del cambio es el medio ms edechado parala conservacin de lo existente (Kirk, 1960, pgs. 7 y sig>.).

    Los partidos conservadores utilizan de buen grado d argumento de lanaturaleza humana. Un caso tpico sera el discurso de Reginald vlaudlingen 1975: La naturaleza humana no ha cambiado. En este mundo tuoulen-to en que vivimo;., es este el factor ms constante (Fundacin Adeiauer,1978, pg. 105),

    2. La religin dominante juega un papel de primer order en la ideolo-ga conservadora. En los pases protestantes la visin pesimis:a ur. relacina la imperfeccia y fragilidad de los hombres es ms acusada que en el surcatlico.

    3. La fe en el progreso entre los partidos conservadores ;s relativa-mente pequea. Slo a partir del momento en que los cansen adotes se vena s mismos como partido de centro, se hace patente una cierta retrica pro-gresista. Esto resulta evidente sobre todo en Noruega, prescindiendo del hechode que aqu la derecha (Hoyre) todava se llama derecha, al no naber queri-do seguir la moda del cambio de denominacin, usual en Escandir avia. Losconservadores noruegos hallaron con sus Principios y directrices d; 1975 lacuadratura del circule, es decir, una poltica conservadora progresista,apoyada en los fundamentos de la cultura cristiana.

    4. La visin pesimista de la naturaleza humana y de las posibilidadesde progreso han llevado de ordinario a los ;onservadores a admitir la nece-sidad de una actividad compensadora del 1: stado. La Tory c'ernocracy havenido as desarrollando desde Randolph Cliurchill rasgcs populistas, defen-diendo una concentracin del poder que llagaba hasta 1 colectivismo ple-biscitario. En aquellos partidos surgidos de un movimiento nacional de re-novacin que ms tarde mostraron rasgos conservadores, come FiannaFail irlands o gaullismo, esta caracterfiica plebiscitaria estuvo piesentedesde un principio. Slo hacia los aos setenta comenzaron a orse voces enpro de una disminucin del poder estatal (Noruega, 1975) y - favor ele unareduccin de: la actividad econmica del Eitado (Finlandia, 1970), acompa-adas en parte con la exigencia de una intervencin ms fuerte del istadoen aquellos aspectos relacionados con la seguridad interior > la !im tacindel contrapc'dei sindical. Los grupos cons rvadores han tenido a nenudo

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  • EL CONSERVADURISMO

    menos dificultades que los partidos liberales de centro para reconocer lasventajas de una poltica social entendida originariamente en sentido patri-monial. Incluso los logros de la poltica social de los socialdemcratas co-mo la regulacin de la pensin popular con seguro complementario, de-nunciada a menudo en el extranjero como poltica asistencial totalitariafueron defendidos programticamente por los conservadores suecos con msnfasis del que pusieron otros grupos de centro.

    5. Los partidos conservadores han mostrado una mayor facilidad queotros partidos para abandonar sus puntos programticos de partida. De losconservadores se ha dicho acertadamente: Resisten, pero no triunfan(Schumann, 1974, pg. 154). Todos los partidos se han visto obligados aadaptarse. Los conservadores, no obstante como los socialistas cien aosms tarde, se vieron afectados en la sustancia de su credo (cierto que unosy otros por razones contrarias). Los socialdemcratas vieron como, a travsde rpidos cambios, el sistema que ellos combatan se afirmaba. Los con-servadores, por el contrario vieron como se hundan los sistemas preconsti-tucionales y preparlamentarios que defendan.

    Puesto que la vinculacin programtica de los conservadores era muchomenor que la de los liberales y socialistas doctrina manchesteriana liberalo doctrina socialista pudieron, bajo la presin poltica de sus contendien-tes y de los movimientos de protesta, adoptar con mayor libertad y flexibi-lidad nuevos puntos programticos. Los conservadores mostraron una granhabilidad para compatibilizar las sucesivas modificaciones programticascon la tradicin nacional que venan pretendiendo encarnar (McKenzie/Silver, 1968, pg. 245). Una reciente investigacin, en la que se transcribengrficamente las posiciones de los partidos britnicos, ha puesto de relieveque los movimientos pendulares del partido conservador, con respecto a suposicin programtica, han sido mucho ms fuertes que los del partido labo-rista (von Beyme, 1984).

    6. Mientras el conservadurismo mantuvo una visin estamental par-ticularista, como en Alemania en tiempos de Marwitz, no reconoci al Esta-do como marco principal de referencia. Una vez que bajo la influencia de lapropaganda de los liberales y radicales comenzaron a relacionarse las ideasde Estado y la de unidad nacional, el Estado centralista result todava mssospechoso para los conservadores que para los legitimistas italianos o ale-manes, o para los idelogos de los states-rights en Estados Unidos y los de-fensores de las prerrogativas cantonales en Suiza. Tampoco fue una ideagenuina del conservadurismo el ltimo grado en la expansin de la actividadexterior del Estado, el imperialismo. Burke continu siendo whig en la cues-tin colonial. El pensamiento imperialista fue defendido ms tarde sobre

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  • KLAUS VON BEY>:i;

    todo por ex radicales, como Rhodes y Chaml erlain. En lo- Estados ::edre:aa bajoDisraeli, Alemania baje Bismarck) y, en funcin de una iiclimcicn paximo-nial, aceptaren antes ideas de poltica social.

    7. Ms importante es, sin embargo, el cambio en los fundantenios dela visin del mundo que como consecuencia de la modernizacin de lospartidos conservadores de masas tuvo lugar despus de la segunda guerramundial. Muchos conservadores estaban inicialmente orientados de una for-ma organicista e historicista. Sin embargo, el neo-conservadurismo medernode los partidos de masas tiene una orientacin racionalista y tscnocrica.La revolucin conservadora del ltimo perodo de la Repblba da "Vv'eimarfue, asimismo, el canto de cisne del conservadurismo tr-adicior alista bienque peligrosamente mezclado con elementos decisionistas y con in ciertoentusiasmo por la tcnica, que indicaban claramente la evolucin del conser-vadurismo hacia el fascismo.

    La inclinacin a buscar el misterio de la vida se da hoy cen ms fre-cuencia entre los conservadores axiolgicos radicales que entre los conserva-dores estructurales de inclinacin tecnocrtica. Asimismo, la ff en la divinaprovidencia ha retrocedido en los crculos conservadores ante mltiples ma-nifestaciones del agnosticismo. Los conservadores defendieron durante largotiempo principios universales frente a los nominalistas: consideraba i a larealidad fundada en un orden espiritual axi; lgico del qv.e emanaba todo loconcreto. En los aos setenta, los tericos conservadores lian roto una nuevalanza en favor del nominalismo (A. Mohler). El funcionalisnio y la teoraanaltica de la ciencia se han extendido ms ampliamente que la ontologay el normativismo de los conservadores c sicos y de los decidida neniecristianos.

    8. El conservadurismo clsico era ajeio a la economa del modernocapitalismo. En Francia, sobre todo, perte leca al buen tono de la droitclasique la igncrancia en cuestiones econi deas junto con la defensa pun-tual de intereses econmicos concretos, que no supona defensa de niiguna

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  • EL CONSERVADURISMO

    teora econmica general (Anderson, 1974, pg. 344). El conservadurismomoderno ha superado el desinters del conservadurismo clsico por la teoraeconmica y ha aceptado el liberalismo como su visin de poltica econmica.

    3. De la revolucin conservadora al neoconservadurismo

    La transformacin del pensamiento conservador se manifiesta sobre todoen las variantes del neoconservadurismo. En el perodo de entreguerras,parte de los conservadores adoptaron elementos fascistoides, que se encuen-tran en los partidos de la derecha, desde el Partido nacional-popular enAlemania hasta la CEDA en Espaa. En el perodo de entreguerras, granparte del conservadurismo se hizo revolucionario. La designacin conser-vador pareci ser demasiado esttica. Movimientos nuevos prefirierondenominaciones ms dinmicas, como en Espaa Accin Popular yConfederacin espaola de derechas autnomas. Normalmente, la lneadivisoria entre conservadores y derechas se ha visto como ms ntidaen el caso de Espaa que en el de otros pases extranjeros (Alba, 1981, p-gina 381). El temor latente de guerra civil que se evidencia en la idea delas dos Espaas insina asimismo un ms amplio concepto de derecha,frente al ms estrecho concepto de conservador.

    En Espaa, los contactos entre la derecha y el fascismo eran tambinfluidos. Gil Robles se orientaba ms bien en el modelo clerical-fascista aus-traco que en el fascista o nacional-socialista, pero la organizacin juvenil dela CEDA (JAP) tenda cada vez ms hacia la derecha, de tal modo que, se-gn propia confesin, Gil-Robles (1968, pgs. 189 y sigs.) tuvo permanentesdificultades con el rechazo del tradicionalismo clsico y con el mpetu anti-democrtico de la organizacin juvenil. Dichos contactos fueron valoradospositivamente por dirigentes tradicionalistas de la Falange, como Jos Anto-nio Primo de Rivera (Obras, Madrid, 1976, pgs. 604 y sigs.), pero, sin em-bargo, para fascistas radicales como Ramiro Ledesma Ramos (Fascismo enEspaa?, Barcelona, 1968, pg. 67) los aliados potenciales fueron ridiculiza-dos como simples agrario-catlicos que no eran verdaderos nacionalistas.

    En Alemania hubo un grupo que se autodenomin Revolucin conser-vadora, expresin que ya antes haban utilizado escritores como ThomasMann y Hugo von Hofmannsthal (Greiffenhagen, 1977, pg. 243). Aunqueel concepto parece una contradictio in adjecto, no obstante, el mpetu contra-revolucionario desde De Maistre hasta Donoso Corts y Metternich fuesiempre una tentacin latente del sector militante de los conservadores.Action Francaise, Rexismus y otros movimientos, debido a la menor

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  • KLAUS VON BEY ME

    discontinuidad de la tradicin de sus pases mantenan una relacin nenosambigua con su propio pasado. La corriente racista del conse-vadi.rismopopulista en Alemania tuvo dificultades para sentirse dentificacla con elsegundo Imperio, siguiendo un proceso de progresiva radical nacin quevena provocado por la falta de lazos histricos con la desmenbiada ;stata-lidad de la nacin alemana. La exaltacin de la guerra como principio vital,la idea no legitimista del caudillaje, fundada en la Umwirtuni aliar Werte,de Nietzsche para el que la antigua moral cristiana carece ya de 'uerzavinculante, la tendencia al mito, la mitificacin del pueblo (cue ri;cu:rda ala izquierda radical) son todas ellas caractersticas que no corrssDcnden a latradicin del conservadurismo clsico prusiano.

    De aqu deriva la ambivalente relacin entre el fascisno y 1 conservadu-rismo radical. El ejemplo ms claro es Maurras en Francia. Slo odio alos alemanes impidi el colaboracionismo de Maurras. Hitlerismo signifi-caba para l el resurgir de la ideologa fichteana y por coisiguienle la autn-tica anttesis de Action Francaise (Nolte, 1963, pg. 116) Tambin enAlemania intelectuales de extrema derecha como Moeller van den Biuck ySpengler, entre los publicistas, y Benn y Jnger, entre los poetas de 'ango,despreciaron el movimiento pequeo-burgus de los nazis. ln:luso algnintelectual neoconservador como Edgar Jung fue asesinado. No po:os parti-darios del conservadurismo radical acabaron en la Resistencia cent-a Hitler,como Stauffenberg, el autor del atentado de 1944. Muchos tradiciondistas,que creyeron poder utilizar el nacional-socialismo para sus prepos fines,acabaron siendo instrumentalizados por Hitler. Otros pasaron a engrosar elnmero de los compaeros de viaje.

    Despus de la segunda guerra mundial estas variantes del conservadu-rismo fueron culpadas de colaboracionismo. El neoconservadiirismo llev acabo profundas Transformaciones. Aparecieron variantes lecnocrlicas, comolas representadas por los socilogos Freyer, Gehlen, Schelsky y Luhnann.Los imperativos tecnocrticos fueron contrapuestos a los impulsos denocra-tizadores de los movimientos de protesta de los aos sesenta. La :e:nocraciaapareca ya sin necesidad de una legitimacin en ideas metafsicas, presen-tndose como un fin en s mismo, en la forma de teoria de los sistemas,modelo ciberntico o sistema de planificacin. Si bien el Papa en 1814,despus de su vudta a Roma, haba hecho retirar los faroles de las callespor considerarlo una innovacin revolucior iria (Gilmour, 1977, pg, 122),los conservadores de la posguerra defendieren, conjuntamente con los ocial-demcratas, las ms atrevidas innovaciones, como por ejemplo las centralesnucleares. La destruccin de las mquinas > es una idea originaria d;l tra-dicionalismo. Su aquivalente moderno se e icuentra entre los esponlanes-

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  • EL CONSERVADURISMO

    tas de izquierda, los verdes y los alternativos. Si bien el conservadu-rismo haba comenzado con una anti-Ilustracin, despus de la segundaguerra mundial tom la forma de una nueva Ilustracin bajo diversos ropa-jes racionalistas, desde el racionalismo crtico hasta el funcionalismo.El conservadurismo clsico se presentaba enraizado en el propio pas, mien-tras que el conservadurismo de posguerra, desde el conservadurismo brit-nico hasta la UCD espaola, defiende el internacionalismo en las organiza-ciones internacionales.

    El conservadurismo clsico americano fue despreciado en Alemania; sinembargo, el neoconservadurismo americano ejerci en este pas un fuerteinflujo. El neoconservadurismo americano no se constituy como partido,intentando ms bien influir como grupo de presin sobre los dos partidosconstituidos, a travs de los Comits de Accin (PAC), como el NationalConservative Political Action Committee (NCPAC). El neoconservaduris-mo americano se infiltr en parte de los media y en los Think Tanks,como el American Enterprise Institute (Schissler, 1983, pgs. 13 y sigs.).Era un movimiento contrapuesto al liberalismo reformista de izquierdas,prximo a los planteamientos socialdemcratas europeos. El neoconservadu-rismo intenta un anlisis a la crisis del Estado y a la prdida de confianzaen las instituciones democrticas, que se intentan explicar, a travs de indi-cadores subjetivos, por la inflacin de expectativas y la ingobernabili-dad. Supremaca de los intereses organizados (sobre todo sindicales) esel modelo explicativo de aquellos autores que se atienen a indicadores obje-tivos. El conservadurismo, que tiene en sus comienzos una orientacin pre-capitalista, se transforma en un defensor decidido de la economa de merca-do y slo una minora de conservadores en los Estados del Sur mantienenla actitud anticapitalista (Podhoretz, 1979, pg. 25). El generalizado anti-intelectualismo del conservadurismo clsico parece superado, concentrndo-se ahora en una crtica especfica de las ciencias sociales: Schelsky, Podho-retz o Glazer. Se conjura con ello el surgimiento de una nueva casta sacer-dotal: El trabajo lo hacen los dems (Schelsky, 1965).

    El liberalismo econmico del neoconservadurismo anglosajn no se da enla misma medida en la nouvelle droite francesa, que se presenta ms bien co-mo no liberal y autoritaria, aunque distancindose de las tendencias totali-tarias predominantes en su da en la tradicin de la Action Francaise. Cons-cientemente se renuncia a la constitucin de un partido. Una idea de laizquierda, la de que la toma del poder no se conseguira por los medios po-lticos tradicionales, sino a travs del logro de la hegemona cultural (An-tonio Gramsci), fue adoptada por los idelogos de Grece, una comunidadde trabajo y espritu, fundada en 1968 por un grupo de intelectuales de

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  • KLAUS VON BEYME

    la derecha (M. Christadler en Fetscher, 1983, pgs. 170 y sigs). D;l pensa-miento conservador clsico se mantiene la dialctica amigo-enemigo, la crti-ca a la idea de los derechos humanos y el pensamiento elitista, aadindosea ello algo impensable para la derecha francesa clsica: la exaltacin de lonrdico (Benoist, 1979, pgs. 65 y sigs.) y una actitud positiva hacia la Ale-mania de posguerra, a la que se atribua un papel decisivo cara 1 futuro.Aqu se encuentran ms puntos de contacto con la tradicin Eleritna de larevolucin conservadora, que en la mayora de los tericos de h Alemaniaoccidental, si se excepta a Armin Mohler. La nouvelle Iroite abandona elvehemente tono antialetnn, presente desde Barres a Manrras.

    No slo el new conservatism, representado por ilustres pensadores comoBell o Lipset, entra en el terreno cientfico. La nouvelle croite a pesar de suorientacin marcadamente folletinesca tampoco renuncia a la autoridad delas ciencias. Benoist publica en Vie de droite (1979) un buen ntrelo ele tra-bajos cientficos que van desde la psicologa conservacora a io Eiseneckhasta la ciberntica y la biopoltica El influjo, propagar dstico de es a ini-ciativa no es despreciable. El trabajo fue premiado en 1978 po:r k AcademiaFrancesa, considerndose a De Benoist uno de los intelcratas ris influ-yentes (H. Hamon/P. Rotman, Les intellocrates, Ramsay, Pars, 1981, p-gina 298).

    I I I . LOS PARTIDOS POLTICOS

    1. Fuerza electoral de los partidos consenadores

    En el siglo xx el nmero de partidos que se autoden :>min.bai conserva-dores fue reducindose paulatinamente. L; evolucin e:i el :ontinerte pa-reci volver al punto de partida: conservadurismo ignificaba partidobritnico.

    Poco despus ds la parlamentarizacin de los regmenes europeos queddiezmado el conservadurismo en buen nmero de sistemas polticos. EnItalia consigui, io obstante, mantenerse en el poder entre 1850 y 1876.En Noruega, per el contrario, cay despus de 1884 en una posicin mino-ritaria. En 1906 descendi por primera ve:: al 32,8 por 100, recuperndoseen 1909 al ascender al 41,5 por 100, para cscilar definitivamente i pmir deah entre el 20 y el 33 por 100. En Dinami rea hace su .paricin en a vidaparlamentaria can un cuarto de los sufragios (1901, 26 por 100; 190 , 21,9por 100). Aqu es donde tienen lugar 1: s mayores fluctuaciones (1947,

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  • EL CONSERVADURISMO

    12,4 por 100; 1971, 16,7 por 100; 1973, 9,1 por 100; 1975, 5,5 por 100)junto con Suecia (1948, 12,3 por 100; 1970, 11,5 por 100) y Finlandia(1945, 15 por 100; 1954, 12,8 por 100; 1966, 13,8 por 100). No obstante,en Finlandia y en Dinamarca los conservadores se mantuvieron mejor queen Suecia y Noruega. Al final de los aos setenta iniciaban una nueva ofen-siva en Escandinavia a costa de los partidos de centro.

    EVOLUCIN ELECTORAL DE LOS PARTIDOS CONSERVADORES

    Dinamarca Alemania Finlandia Francia G. Bretaa Italia Noruega Suecia

    49,218901891189218931894189518971898189919001901190219031904190519061907190819091910

    1911191219131914

    1915191719181919192019211922

    26,0

    21,9

    21,0

    18,6

    22,5

    18,3

    19,7

    DK, DRP19,1

    19,2

    15,6

    13,5

    13,4

    12,2

    DNVP Nat.Koal.10,3 15,715,1

    18,2

    28,3

    29,2

    19,0

    14,0

    31

    28,3

    29,2

    19,0 (1)(2)

    47,0

    49,1

    50,3

    43,4

    46,846,6

    51,0

    54,5

    Mod.49,3

    46,7

    40,8

    44,8

    32,8

    41,5

    53,2

    45,3

    38,5

    39,6

    38,5

    31,233,2

    30,4

    33,3

    (1)(2)

    37,736,5

    24,7

    27,625,8

  • KLAUS VON BEY'IE

    19231924

    1926192719281929193019311932

    1933193519361939194019431944194519471948194919501951195219531954195519561957195819591960196119621963196419651966196719681969197019711972

    Dinamarca

    18,9

    20,

    16,5

    18,7

    17,8

    17,7

    21,0

    18,212.4

    17,8

    173

    16.6

    17,9

    20,1

    18,7

    18,6

    16,7

    Alemania

    (1)(2)

    (1)(2)

    19,520,5

    14,2

    7,0

    5,98,38,0

    DP4,0

    3,2

    3,4

    Finlandia

    19,0

    17,7

    14,518,1

    16,9

    18,720,2

    KOK15,0

    17,1

    14,6

    12,8

    15,3

    15,1

    13,8

    18,1

    17,6

    Francia

    4,2

    2,3

    6,1

    Gaull.21,7

    4,4

    20,4

    37,8

    37,847,8

    G. Bretaa

    38,046,8

    38,1

    55,3

    48,1

    39,8

    43,548,0

    49,7

    49,4

    43,4

    41,9

    46,4

    Italia

    Mon.2,8

    3,9

    4,8

    1,7

    1,3~ MSI

    Stomeisa

    32,5

    25,4

    3C,0

    22,6

    17.C

    l!,!

    :.,{>

    8,'!

    213,0

    2 1 . .

    13.

    Suecia

    26,1

    29,4

    23,5

    17,6

    18,0

    15,8

    12,3

    14,4

    17,1

    19,5

    16,5

    13,7

    13,9

    11,5

    32

  • EL CONSERVADURISMO

    19731974

    1975197619771978197919801981198219831984

    9,1

    5,5

    8,5

    12,5

    23.4

    18,4

    21,7

    22,1

    38,0

    22,6

    20,8

    (1) 37,9(2) 35,8

    43,9

    43,5

    Dinamarca Alemania Finlandia Francia G. Bretaa Italia Noruega Suecia

    17,4 14,3

    15,624,7

    20,3

    31,6

    23,6

    En comparacin con las otras cuatro grandes ideologas, el conservadu-rismo se encuentra dbilmente organizado a nivel internacional. En la Co-munidad Europea no existe un grupo parlamentario comn de los gaullistasy de los conservadores britnicos. Los primeros forman grupo con los dipu-tados irlandeses del Fianna Fil, partido nacional-revolucionario, mien-tras que los conservadores britnicos slo han conseguido incorporar a losconservadores daneses. Con el fin de vincular a los conservadores britnicosy a los demcrata-cristianos, se intent organizar la colaboracin interna-cional a nivel de la Comunidad Europea a travs de la Unin de demcra-tas europeos (Klessheim, Salzburg, 1978). El significado poltico de esaasociacin ha sido hasta ahora muy escaso.

    2. Estructura social de los partidos conservadores

    Desde una ptica social el conservadurismo tiene una ms intensa vincu-lacin de clase que los partidos demcrata-cristianos y carece de la tradicinde partido popular propia del catolicismo poltico. Pero tambin el conser-vadurismo se ha transformado socialmente. En un sentido estricto, ms pro-fundamente que el resto de las familias espirituales.

    Una de las razones principales de la profunda evolucin en la ideologadel conservadurismo ha sido la transformacin del estrato social que lo so-porta. A partir de 1815, la nobleza, el clero y los estratos estamentales re-presentaban ampliamente al conservadurismo. A principios de este siglo,

    33

  • KLAUS VON BEY 1E

    una gran parte de la burguesa media y a]la se hizo conservadora y ya enpleno siglo xx, a medida que la ecuacin trabajador=miembro de partidoobrero iba dejando de reflejar la realidad, se hizo posible movilizar i granparte de la clase obrera en favor del conservadurismo. Sin este fenmenosera inexplicable el poder de los partidos conservacores y demcrata-cristianos.

    En el perodo de entreguerras, las variantes demaggicas cut; aconpaa-ron la crisis del conservadurismo facilitaron la aceptacin d;l Ldear o fas-cista por la clase trabajadora. Despus de la segunda guerra mundial, unade las mayores novedades de la poca la constituye el hecho de qus :ueronlas clases productivas y no las parasitarias (Marcuse) tos que se mostraronreceptivas a las ideas conservadoras.

    Una comparacin de las zonas de implantacin de los partidos

  • EL CONSERVADURISMO

    Ello supone que el factor de clase tiene en estas zonas un significado se-cundario.

    No obstante, tambin en las zonas de implantacin de los partidos cris-tianos ha tenido lugar desde los aos sesenta una erosin sin precedentes delpotencial electoral de los mismos. En Holanda, el electorado del PartidoPopular Catlico descendi del 92 por 100 (1948) al 70 por 100 (1971) enla parte catlica de la poblacin (von Beyme, 1984). En muchos pases hadescendido la identificacin partidista por razones confesionales. En elnorte de Espaa puede observarse una cierta correlacin entre la distribu-cin regional de la prctica religiosa y los altos porcentajes de UCD y AP ylos bajos porcentajes de los comunistas.

    Mientras que en las regiones catlicas el factor religioso es ms impor-tante que el factor clase a la hora de decidir el voto por un partido conser-vador o cristiano-demcrata, en Gran Bretaa, por el contrario, se considerams decisiva la vinculacin de clase. Constantes tales como zona minera = la-borista y zona costera residencial=conservador mantienen todava su vali-dez. No obstante, una distribucin del voto en funcin exclusiva de interesesde clase no se ha producido nunca en Gran Bretaa; de lo contrario, difcil-mente el partido tory hubiera podido sobrevivir tras la implantacin delsufragio universal; sin embargo, ste consigui resistir gracias a su capaci-dad para movilizar a su favor los sufragios de la clase obrera. El porcentajede obreros que votan conservador se calcula en un 30 por 100. La tesis delfracaso de la poltica obrera de clase ante el crecimiento del electoradoobrero conservador y la paulatina middle class takeover en el Partido Labo-rista (B. Hindess) se ha revelado errnea, debido a que los datos de una ciu-dad de inmigracin como Liverpool, con problemas especficos (una fuerteinmigracin irlandesa) fueron extrapolados abusivamente. Sin embargo, des-de Bagehot, el analista ms lcido de la Constitucin inglesa desde el se-gundo Bill de Reforma de 1867, se comenz a sospechar que los conser-vadores se mantendran nicamente si conseguan que no desapareciese ladeference de los trabajadores frente a la clase dominante. El argumento delos aristcratas conservadores de que ellos estaban en condiciones de ofre-cer un partido interclasista ms eficaz que el capitalismo liberal o el Par-tido Laborista, consigui arrastrar no slo al electorado obrero respetuoso,sino tambin posteriormente a otros sectores de la misma clase. El grupo delos llamados conservadores seculares, en su mayora jvenes y bien paga-dos trabajadores, que admita la propiedad privada sobre los medios de pro-duccin, manteniendo una actitud crtica frente a los sindicatos (McKenzie/Silver, 1968, pgs. 184 y sigs.) constituy uno de los factores decisivos parael fortalecimiento del conservadurismo britnico. Tambin esta segunda

    35

  • KLAUS VON BE' ME

    explicacin ha sido criticada (Jessop, 1974, pgs. 254 y sigs.', oorjue noda razn del hscho de que la mitad de k>s trabajadores qui; responden altipo del trabajador conservador votan, nc obstante, a Parido Laborista.Algunas veces se incorporan variables adicionales pari expic.r esa dife-rencia, tales como la propiedad de la vivienda por los propics trabajadores.En Gran Bretaa y en la Repblica Federal de Alemania doee la prc piedadde la vivienda es un fsnmeno minoritario entre los trabajadores, esta varia-ble explica slo una parte de las diferencias en el comprtame 1(0 poltico.Sin embargo, all donde la propiedad de la vivienda e: frecjerte: entre lostrabajadores, como ocurre en Escandinavia, apenas he pod.do conutatarseinfluencia alguna de este factor sobre el comportamiento electoral de lostrabajadores. Por lo general, es mucho ms importants la cif;rcncia entretrabajadores especializados y no especializados. El segi.ndo *rjpo muestra,tambin en otros passs, una mayor tendencia al voto conservado::.

    No hay ningn lugar en que haya podido constatarle un proceso linealde aburguesamiento dependiente de la adquisicin d:, bienes mal eriales.La identificacin de clase est demasiado enraizada como para hacerladesaparecer por la adquisicin de una mquina lavadora (O. G. Pulzer).El tipo de socializacin y de contactos a que estn expuesto:: les trabajado-res parece ser ms importante para explicar su compotamiento pslt co quela posesin de bienes. Las mujeres y pensionistas de la clase trabajadoramuestran una mayor tendencia al voto conservador que los obreios quecontinan en las fbricas en contacto con los sindicatcs (Parkh, 1967, p-gina 288). No hay que exagerar el proceso de erosin d I m'bitc obrero. To-dava en los arios setenta se cumpla la regla de que e an trenos los traba-jadores que votaban conservador que las personas de clase riedi. que vota-ban a partidos obreros.

    En Escandinavia, los partidos conservadores han lenido mayores posi-bilidades de incorporar puntos de vista regionales. En aquellos pases en losque se produce una fuerte concentracin de poblacin alrededor de la capi-tal, como en Dinamarca, se observa al igual que en el o;s:c de Parsuna concentracin de votos conservadores (partes de Copenhague, Nordsee-land, Fuen y Sdjutland son tambin reductos conservadores, aunque enesta ltima regin juegan un papel imponante los problema; tnicos, comola cuestin de Sdeswig del Norte). En el suroeste de Finlandia tier.e lugaruna concentracin similar de voto conservador. Los sieco-pariantes. en lamedida en que rio votaban por el Partidc Popular Sueco, eran por trminomedio ms conservadores que los sectores de habla finesa. La aglomeracinde Oslo constituye igualmente un centro c : la fuerza electoral conseivadora.Tambin aqu los conservadores se conv rtieron en un partido urbano, si

    36

  • EL CONSERVADURISMO

    exceptuamos partes del norte de Noruega donde la actitud de los conserva-dores respecto a la cuestin del idioma y su oposicin al prohibicionismodefendido por los partidos de centro, les ha permitido conquistar apoyos msamplios. Por el contrario, en Suecia disponen los conservadores de la re-presentacin ms equilibrada a nivel provincial. En 1932 eran los ms fuer-tes en el norte y en el sur. Mientras en el norte fueron perdiendo progresi-vamente apoyo electoral, en el sur consiguieron conservarlo. En Suecia yFinlandia el conservadurismo tiene un componente agrario. En ambos pasesconsigui movilizar en un principio a muchos campesinos. En Finlandia launin inicial de las clases medias con los campesinos se deshizo con el as-censo del Partido Agrario. En Noruega y en Dinamarca los centros de im-plantacin conservadora se encuentran situados igualmente fuera de las me-trpolis, lo cual es aqu explicable por la influencia de concretas tradicio-nes regionales (Berglund/Lindstm, 1978, pg. 138).

    Al contrario de lo que ocurre en los pases catlicos, en Escandinavia,en parte de Holanda y en los reductos pietistas de algunas partes de Alema-nia, adems de los confesionales e indiferentes existen otros grupos.Junto a aquellos se encuentran adems creyentes que debido a su religiosidadpopular estn en conflicto con la Iglesia oficial y con el promedio de losconfesionales ritualistas. Su nmero no puede ser estimado equiparndolosimplemente al de miembros de las Iglesias libres, pudiendo calcularse queen Dinamarca asciende al 3,8 por 100 y en Noruega al 3,1 por 100. Entreellos se da un alto porcentaje de votos de partidos conservadores y cristianos.

    En Francia, desde la candidatura presidencial de Giscard d'Estaing de1974, han de computarse conjuntamente los votos de los gaullistas y de lospartidarios de aqul. Sus zonas de implantacin se encuentran en el Oestey en Alsacia-Lorena, donde la izquierda slo conquist en 1978 tres de lostreinta y cuatro distritos electorales. El centro de Francia y el oeste de Parsvotan tradicionalmente conservador. Entre las zonas de implantacin de laizquierda y de la derecha se sitan algunas regiones en las que la relacin delos bloques se encuentra relativamente equilibrada: la regin de Pars, Bor-goa, Franco-Condado, Rdano-Alpes, Poitou-Charentes. El corrimiento devoto favorable a los socialistas en 1981 muestra presumiblemente una ima-gen coyuntural de la autntica divisin de las fuerzas electorales.

    Zonas de implantacin conservadora se encuentran en todas aquellaspartes en donde existe una fuerte amenaza de la estructura social tradicionaly no se ofrecen alternativas populistas o neofascistas. En pases con unfuerte porcentaje de trabajadores extranjeros, la xenofobia puede reportarventajas electorales a los conservadores en algunos distritos urbanos (Berln,finales de los aos setenta).

    37

  • KLAUS VON BE1 HE

    3. Estructura organizativa de loi partidos conservadorer,

    En el plano de la organizacin los conrvadores se lian visto sometidosa tantos cambios como en el nivel ideolgico o en la estructura ie susbases electorales. En Gran Bretaa los conservadores desarrollaron desdeDisraeli la organizacin de un partido de masas como reaccin a la discipli-nada mquina de partido de Gladstone (caucus). Los conservadoras britni-cos tienen todava hoy alrededor de 1,5 millones de miembros y son, despusdel Partido Demcrata-Cristiano italiano, el segundo partid:) btrgis delmundo. Al contrario de lo que ocurre con los demcrata-cris:ianos (CDU yDC) el nmero de miembros de los partidos conservadores no suele hacersepblico regularmente. Equivalentes de los partidos conservadores comoAP y UCD, o los gaullistas, no son autnticos partidos de militantes enel sentido de Max Weber.

    Los conservadores continentales no han tenido normalmjnt necesidadde competir con los liberales por el voto de los trabajci dores urbancs y delas clases medias. Debido al bajo nivel de industrializacin estos grupos nodesempeaban el mismo papel que en Inglaterra. En sistemas politices pocodesarrollado como en la Alemania del Imperio guillermino, b s conservado-res podan prescindir mejor que cualquier otro partido de utiE infraestruc-tura organizacional. En sus zonas de influencia del este los electores se veansometidos a la autoridad y al influjo electoral de los grandes prDpietarios,que conseguan decidir las elecciones sin necesidad de organ .zicin ni pro-paganda. Vote as yon are told era tambin una consigna :on la que lostorys consiguieron arrastrar al pueblo en los burgo; podridos.

    La organizacin efectiva de los intereses de partido fue posible en laEuropa continerral a pesar del rechazo ideolgico de los mtodos moder-nos de organizacin partidista, como ocurr;) en el caso ele los partidarios delGobierno sueco hasta entrado el siglo xx. Slo ms tarde los nuevos partidos(Partido Agrario, Liberales y Social-demi.ratas) atacaran los fundamentosde la posicin privilegiada de los barones conservadores, qu; in ningntipo de organizacin formal conservaron :us posiciones de peder hasta elpresente siglo. La aparicin de una lite profesionalizada contraria a lanobleza, integrada por abogados e intelectuales que con partan con la viejaaristocracia el privilegio de disponer de na cierto tiempo para la poltica,sent las bases de la moderna organizacin partidista. No es un hecho ca-sual que hayan sido precisamente los partidos conservadores suecos y finlan-deses los que hayan tardado ms hasta los aos cincuenta- zn organi-zarse como partidos de militantes.

    38

  • EL CONSERVADURISMO

    En Australia y Nueva Zelanda, donde el conflicto entre liberales y con-servadores no se desarroll de la misma forma que en Gran Bretaa, slocuando el Partido Laborista hubo conseguido una buena organizacin sevieron incitados los conservadores a organizarse en un partido disciplinado.En Nueva Zelanda el National Party no surge hasta el ao 1936.

    I V . SIGNIFICADO ACTUAL DEL CONSERVADURISMO

    El conservadurismo contina siendo el grupo menos estructurado de entrelas grandes familias espirituales del sistema de partidos europeo. Salvoen Gran Bretaa, el conservadurismo parece condenado a la desaparicin.Despus de la segunda guerra mundial los grandes partidos burgueses delcontinente han sido partidos demcrata-cristanos que en su mayor parte nose han definido como conservadores, aunque se hicieron pronto conservado-res, con el aadido de un fuerte liberalismo econmico, resistindose, noobstante, en mayor medida que los partidos conservadores, al doctrinarismomonetarista.

    El conservadurismo como partido y como movimiento espiritualrecibi un impulso indirecto del movimiento de protesta izquierdista de fina-les de los aos sesenta. Se produjo un desplazamiento del esquema derecha-izquierda. El conservadurismo tecnocrtico de la posguerra call en descr-dito. Algunos crculos burgueses-conservadores se mostraron receptivos alos nuevos movimientos sociales, como los protagonizados por los partidostnicos y regionales, movimientos contra los impuestos (Partido Progresistaen Dinamarca y Noruega) o movimientos ecologistas. A pesar de que la ma-yora del movimiento ecologista est ms bien a la izquierda, existe, no obs-tante, un grupo conservador decisivo para el xito de los verdes. En Ale-mania, los sondeos han puesto de relieve que existe un 2 por 100 de eco-fascistas (Sinus, 1981, pg. 9). La izquierda gana muchas batallas, pero losconservadores ganan a la larga la guerra, aunque bajo el imperativo de adap-tarse a las nuevas circunstancias.

    En este momento, la ola conservadora triunfa en varios pases del nortede Europa. Al mismo tiempo, el socialismo (con la excepcin de Austria ySuecia) ha emigrado hacia el sur. El xito de algunos grupos conservadoresha puesto, sin embargo, de manifiesto los sntomas de crisis de los movi-mientos conservadores. Falta la fuerza estimulante de la contraposicin(Feinderlebnis), a causa de la debilidad de los partidos laboristas y social-demcratas, y la frustracin de las esperanzas puestas en la poltica refor-

    39

  • KLAUS YON BEY'IE

    mista de los Kocialdemcratas y en el keynesianismo. En este sentido, h crisisde las fuerzas anticonservadoras se manifiesta simultneamente como unacrisis del propic conservadurismo.

    (Traduccin de JOS JUAN GONZLEZ ENCINAR y JUAN GARC COT\RELO.)

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