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COMENTARIOS BIBLIOGRAFICOS

DIE VEGETATION DER ERDE IN OKOLOGISCHER BE-TRACITTUNG, von Heinrich Walter. Band. I : Die tropischen undsubtropischen Zonen. Veb Gustav Fischer Verlag, Jena, 1962. XV +538 pág., 393 fig., 106 tablas, y 9 láminas con 19 fotografías encolores.

Este excelente tratado del profesor Heinrich Walter, eminentesociólogo y fitogeógrafo catedrático de la Landwirtschaftliehen Hoeh-schule de Stuttgart-Hohenheim, Alemania, tuvo en un principio laintención de constituir la cuarta edición de la famosa “ Pflanzengeo-graphie” de Schimper, pero ante el enorme progreso realizado en losúltimos años en la fitogeografía del globo y el caudal de nuevos cono¬cimientos sobre ecología vegetal, el autor consideró más convenienteelaborar una obra totalmente nueva. En la introducción, el profesorWalter anuncia que la obra constará de dos volúmenes, el primero(que es el que comentamos) dedicado a las regiones tropicales y sub¬tropicales; el segundo a las regiones templadas y árticas. Ademásproyecta la preparación de siete monografías especiales sobre la vege¬tación de los continentes y océanos que constituirán sin duda el másimportante tratado sobre fitogeografía publicado hasta ahora.

Consta este primer volumen de “La Vegetación del Mundo’’ detrece capítulos, de los cuales el primero constituye una introduccióna los conceptos fundamentales relacionados con la vegetación : comu¬nidades vegetales, sucesión, competencia, zonas climáticas, etc. Parapresentar gráficamente los distintos tipos de climas, Walter utilizalos elimogramas ideados por Gaussen. Las ideas de Troll sobre la dis¬tribución tridimensional de la vegetación sirven de base para la dis¬cusión sobre este tema. De los doce capítulos siguientes dos se dedi¬can a la descripción de las regiones tropicales húmedas, incluyendoel primero las selvas y el segundo otros tipos de vegetación de lostrópicos, incluso las zonas alpinas y subalpinas, como por ejemplo laPuna de América del Sur. El cuarto capítulo estudia los bosques yselvas estacionalmente verdes, y el quinto las sabanas. Los capítulosquinto a decimotercero están dedicados a la descripción de los desier¬tos tropicales o subtropicales: el de Sonora, el de Namib, el de la costa

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del Perú y Chile, el Karroo, el de Australia Central, el Sahara y losdesiertos del Egipto y Arabia. Si bien la descripción de las selvasy bosques tropicales es excelente y se halla encarada con un eminente

. criterio ecológico, es en la mitad del tomo dedicada a los desiertosdonde Walter pone su mayor entusiasmo, demostrando no solo suprofundo, conocimiento de las regiones descriptas, sino también supreferencia por ellas. Por otra parte, mientras las regiones tropica¬les selváticas y los bosques estacionales y las sabanas se estudian enconjunto, como unidades de vegetación, al entrar a estudiar los de¬siertos el autor varía de método y los trata por separado, proporcio¬nando no sólo numerosos datos ecológicos, sino también múltiples refe¬rencias sobre su composición florística. Es evidente ¡que mientras lasdescripciones de las selvas y sabanas están basadas principalmente enla copiosa bibliografía mencionada por el autor, los desiertos hansido, podríamos decir, vividos por Walter. Toda la obra está excelen¬temente escrita, utilizándose una redacción y distribución de los pá¬rrafos muy clara, e intercalándose tablas, climogramas, esquemas yfotografías que hacen sumamente atractivo el libro. Varias fotogra¬fías en colores enriquecen la ilustración de tan excelente tratado. —A. L. Cabrera.

CHROMOSOME NUMBERS OF CENTRAL AND NORTH¬WEST EUROPEAN PLANT SPECIES, by A. Love and D. Love.Opera Botánica, 5. Almquist & Wiksell, Stockholm, 1961. 581 pág.

información sobre el número cromosómico de especies vegetalespuede ser de mucha utilidad en estudios taxonómicos y su uso es cadavez más frecuente. Desgraciadamente el estudio de cromosomas requie¬re técnicas especiales y no puede ser obtenido en especímenes deherbario.

Para subsanar este problema, en los últimos años han aparecidouna serie de estudios eitológicos en que se han estudiado sistemática¬mente los números cromosómicos de ciertas familias de fanerógamas(Gramineae, Leguminosae, Umbelliferae, Compositae, .etc.). Estos es¬tudios han de ser de mucha utilidad para el taxónomo- especialmenteporque los recuentos soh documentados por especímenes testigo, queposibilitan la confirmación de la identificación correcta de la fuenteusada para los recuentos. Aún así, la amplia literatura citológica noes muy accesible en general. Indices tales como los de Darlington yCave et al. tratan de subsanar este problema. Los Drs. Askell y DorisLove han producido ahora un índice con los números cromosómicos detodas las especies de plantas vasculares del centro y -noroeste de Eu¬ropa. Este índice ha de ser muy fitil no sólo para taxónomos europeos,sino para todos aquellos que trabajan en regiones invadidas por espe¬cies europeas. Como el libro incluye también plantas cultivadas, mu-

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chas plantas silvestres en otras partes del mundo son incluidas. Deespecial utilidad para el lector no europeo es la extensa bibliografíade más de 200 páginas, y que en un lugar reúne las citas bibliográficasa la mayoría de los trabajos citológicos en existencia.

Indices como éste sólo pueden ser producidos en este momentoen unas pocas regiones debido al desconocimiento del número cromo-sómico de la gran mayoría de las especies vegetales. El trabajo de losDrs. Lõve ha de servir sin duda como modelo cuando suficientes datoscitológicos se hayan acumulado para producir un trabajo como éstepara la Argentina. Otto T. Solbrig.

THE AGARICALES IN MODERN TAXONOMY, by R, Sin¬ger. J. Cramer, Weinheim, 1962. 2* ed. vii + 915 pág., 1 lám. co¬lor + 72 lám.

Esta segunda edición del monumental tratado del Dr. Singer,que aparece poco más de diez años después de la publicación de laprimera, comprende dos partes: una general (135 pp.) que abarca elprefacio a la nueva edición —en el que se formulan interesantes re¬flexiones sobre la investigación taxonómica—, una introducción gene¬ral, un bosquejo crítico de los caracteres que se toman en Consideraciónpara la taxonomía moderna de este importante grupo de hongos, y unanálisis exhaustivo de cada uno de dichos caracteres, finalizando consu distribución geográfica y las teorías filogenéticas sobre el origen deAgaricales y Nomenclatura.

La Parte Especial es un tratamiento minucioso del orden talcomo lo entiende el Dr. Singer, con sus actuales 16 familias (vide infra).Se incluyen en esta porción claves para las familias, los géneros yreferencias sobre las de las especies que se conozcan en la literatura.(Véase el comentario aparte sobre las claves).

El tratado finaliza con una extensísima bibliografía que com¬prende 19 páginas, la explicación de las láminas, un índice temático,uno de géneros citados y otro de especies.

Como asevera el autor en el prefacio, la investigación micológica

en los diez años transcurridos desde que se publicara como tomo 22 deLilloa, ha progresado notablemente, no sólo en las regiones “tradi¬cionalesradas “exóticas”. Cabría añadir que ha sido el Dr. Singer uno de los

más activos contribuyentes- a incrementar dicho conocimiento. Lo que

no dice el Dr. Singer es que su primer tratado fue el comienzo de un

ordenamiento en este grupo de hongos tan numeroso cuan difícil, y que

en esta década “su” sistema se ha abierto camino —no sin dificul¬tades—, en obras como el Syllabus der Pflanzenfamilien de Engler-

Harms, la pequeña flora eriptogámiea de Europa Central de Gams-

sino progresivamente también en otras regiones conside-J ?

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Moser, el atlas de hongos del Japón de Imazeki-Hongo, y en la floradel Congo de Heinemann.

Sucesivamente se consideran los detalles morfológicos y el empleoque se ha hecho de cada uno de ellos, relativos al velo; a la improntade esporas —uno de los fundamentales en la antigua clasificación deFries— ; al micelio con sus modificaciones, elemento aún no utilizadoen gran escala, salvo en Polvporaceae (merced principalmente a lostrabajos de Nobles) ; a algunas formaciones particulares, como carpo-foroides, estilboides, carpóforos imperfectos; a los tipos de desarrollode la fructificación; a los “tejidos” que la constituyen; a la naturalezade la capa himenial y los basidios, y otros elementos de aquella; a lasesporas, con el establecimiento de tipos determinados de ornamentación,que probablemente se homologuen en un futuro para todos los hongos,o al menos, los holobasidiomicetes ; a las reacciones macro y microquí-micas, y a la citología y la sexualidad. A continuación se consideranlas diversas corrientes de pensamiento que configuran teorías filoge-néticas sobre el origen de los Agaricales : una a partir de los Aphyllo-phorales, otra a partir de los Gasteromycetes, y una tercera a partir deambos grupos.

Constituye una novedad de esta edición una mayor amplitud enla definición del orden Agaricales, de tal modo que incluye ahora ala familia Polvporaceae tomada en sentido restringido, lo que no de¬jará de extrañar a más de uno, ya que esta familia, considerada ensentido amplio, había constituido la base del orden Polyporales demuchos autores. Es evidente que los poliporos merecen un estudio tanexhaustivo como el que condujo al Dr. Singer a elaborar su obra sobreAgaricales, redefiniendo grupos más pequeños y, por ende, más na¬turales, como lo quisieron Karsten, Quélet, Patouillard, Mürrill y otrosautores, aunque sin lograr —no se había abandonado la tesitura frie-siana, ni ahondado lo suficiente en el estudio de caracteres menosvariables que la configuración del himenio, y la consideración de másespecies “exóticas”—, un sistema más lógico y orgánico que conven¬ciese a los micólogos.

El bosquejo de clasificación presentado comprende, pues, lasfamilias: I. Polyporaceae (sensu restricto), con dos subfamilias (Po-lyporoideae y Schizophylloideae), la primera con dos tribus (que pro¬bablemente aumenten cuando se investigue este grupo más a fondo) ;II. llygrophúraceae, pequeña familia bien delimitada; III. Trichola-mataceae, la más numerosa, con ocho tribus ; IV. Amanitaceae, contres tribus; V. Agaricaceae, con cuatro tribus; VI. Coprinaceae, contres subfamilias; VII. Bolbitiaceae; VIII. Strophariaceae, con dossubfamilias; IX. Cortinariaceae, con tres tribus; X. Crepidotaceae;XI. Bhosaphyllaceae; XIII. Gomphidiaceae; XIV. Bolctaceae, con lassubfamilias Gyrodontoideae, Suilloideae, Xérocomoideae y Boletoideae ;

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XV. Strobilomycetaceae, y XVI. Bussulaceae. Cada una de ellas liasido exhaustivamente tratada, anotándose el estado actual de su cono¬cimiento, distribución e importancia económica de sus integrantes. AIconsiderar el género Psilocybe, por ejemplo, se explica la importanciade algunas especies productoras de los compuestos psieotrópicos, psi-locibina y psilocina.

La obra, que ha sido impresa en excelente papel y con esmero,

a pesar de algunos errores tipográficos en algunos nombres científicosy fechas, finaliza con el detalle de los géneros que se excluyen delorden (pp. 791-809). —- Jorge E. Wright.

KEYS FOR THE DETERMINATION OF THE A GARICA¬LES, by R. Singer. J. Cramer, Weinheim, 1962. 64 pág.

La misma editorial que editara la obra precedente ha publicadocomo folleto aparte las claves que contiene aquella, lo que por su me¬nor tamaño la hace sumamente útil en el laboratorio.

Comienza con un bosquejo de las familias y sus subdivisiones,con algunos de los géneros más representativos de cada una, y con¬cluye con una lista sobre los datos que hay en la literatura sobre lasclaves existentes para las especies de algunos géneros, dispuestos éstospor orden alfabético. — Jorge E. Wright.

PLANTS. AN INTRODUCTION TO MODERN BOTANY, byV. A. Greulaeh and J. Edison Adams. John Wiley & Sons, New York,3962. xvi + 557 pág., 297 fig.

Conscientes de los notables adelantos en diversos campos de labiología que inciden sobre el conocimiento de las plantas, los autores

—ambos profesores de la Universidad de Carolina del Norte—, pre¬sentan un original enfoque de un curso de introducción a la botánicacon una duración de un “semestre”, a modo de iniciación en la ma¬teria para alumnos de distintas orientaciones.

La distribución del material difiere de la que suele hallarse enla mayoría de los textos conocidos, y comienza recalcando la comple¬jidad de la organización de los vegetales desde las moléculas hasta lascomunidades vegetales, método indispensable para poder comprenderel metabolismo y la reproducción. Es evidente que ello involucra cono¬cimientos de otros campos de' la ciencia que no todos los alumnos po¬seen, para lo cual los autores han obviado el inconveniente, agregandocomo apéndice un capítulo final sobre “Química básica para los alum¬nos de botánica”.

Es interesante destacar cómo se inicia el texto, al referirse enla Primera Sección de las cuatro en que se divide la obra (“ EI.' HOM-

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Recursos Vegetales”,BRE Y EL, MUNDO VEGETAL”, 27 páginas), ay la necesidad cada vez más imperiosa de conocer nuestros propiosrecursos vegetales como fuente de alimentos, materias primas para las

' industrias, medicamentos y combustibles y, sintéticamente, al valorde las plantas no elorof ilianas, al valor estético de las plantas, asícomo a algunos daños que padecen destacándose, en particular, laimportancia del manejo adecuado de la cobertura vegetal en la con¬servación de los suelos, de las pasturas y de los bosques. El segundocapítulo de esta sección —-‘‘El Reino Vegetal”—, pasa revista en sín¬tesis quizás exagerada a los principales grupos (Algas, pp. 30-40 ;hongos, incluidas las bacterias y mixomicetes, pp. 40-51 ; briófitas,pp. 52-54 ; traqueofitas, pp. 54-61, con un agregado sobre nomenclaturaque abarca las pp. 61-67). Debe advertirse, empero, que el texto deeste capítulo es muy reducido, pues se trata de la porción más pro¬fusamente ilustrada del libro.

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La Sección II se refiere a ‘‘NIVELES DE' ORGANIZACIóN VE¬GETAL”, comenzando por un capítulo sobre ‘‘Moléculas” (páginas69-94), donde se trata la composición química de las plantas;luego uno sobre “Células” (pp. 95-126), describiéndose los tipos yreproducción. Sigue un capítulo sobre “Tejidos y Organos” (pági¬nas 127-184), con la organografía, y otro sobre “Organismos” (pá¬ginas 185-196), que presenta algunos problemas vinculados con elfuncionamiento de las partes como conjunto, empezando por las ex¬periencias sobre agregación en Acrasiales y los problemas atinentesa la agregación colonial. La sección concluye con un acertado capítulosobre “Comunidades” (pp. 197-211).

La Sección III (“LAS PLANTAS EN ACCIóN”) se inicia con uncapítulo sobre “Tráfico Molecular” (páginas 213-230), que se re¬fiere a los fenómenos de difusión, osmosis y acumulación de sales.Sigue otro capítulo sobre “Las plantas y el agua” (pp. 231-251). Elcapítulo 10, “Las plantas y el alimento” (pp. 252-297), versa sobrecómo la planta elabora su substancia y los problemas energéticos,describiendo los fenómenos fotosintéticos en el mundo vegetal en formaconcisa y, a la vez, introduciendo los conceptos más modernos sobreel tema, presentados en orden histórico. Ha sido una buena idea in¬corporar un cuadro comparativo de los procesos foto y quimiosintéticosde las bacterias y plantas verdes (Tabla 10.1). Como novedad singulares interesante la presentación simple de los fenómenos respiratoriosvinculados con la luminiscencia y là respiración aerobia, proporcio¬nando esquemas de los principales ciclos que intervienen en ellos. Losprocesos de asimilación, síntesis y digestión han sido' bien explicados.Los capítulos subsiguientes tratan de “Las plantas y los minerales”(pp. 298-318), “El crecimiento y desarrollo de los vegetales” (pá¬ginas. 319-354) ,que contiene buenas explicaciones sqbre crecimiento

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y diferenciación celulares y los factores que intervienen en ellos, enparticular las auxilias, así como la morfogénesis; “El ambiente físico(pp. 355-375), con explicaciones modernas sobre pigmentos fotorecep-tóres, los problemas del fotoperiodismo y los efectos de otras radia¬ciones, así como de la temperatura; “El ambiente biológico” (pági¬nas 376-405), donde se consideran las interrelaciones sociales, nutri¬tivas, parasitarias, simbióticas, y se explican las cadenas alimentarias,con sus concomitantes transferencias de energía, amén de las pertur¬baciones del equilibrio biótico.

La Sección IV y última del libro se refiere al tema “DE UNA

GENERACIóN A OTRA”, y consta de cinco capítulos que tratan de“La reproducción asexual” (páginas 407-427), “La reproducción se¬xual” (pp. 428-456), que incluye los ciclos de vida de cada uno delos tipos vegetales, “La Herencia” (pp. 457-497), “La Historia delreino vegetal” (pp. 498-511), y “El origen de la vida” (pp. 513-521).

La obra está bien impresa, posee excelentes ilustraciones, y cadacapítulo concluye con referencias seleccionadas sobre el tema, y unaserie de preguntas. Las lecturas que se recomiendan son, en su ma¬yoría, los artículos de mis-au-point del “Scientific American”, Loserrores son mínimos. — Jorge E. Wright.

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INTRODUCTORY MYCOLOGY, by C. J. Alexopoulos. 2» ed.John Wiley & Sons, New York, 1962. xviii + 613 pág., 194 figs.

Esta nueva edición del ya clásico manual del Prof. Alexopoulos

es una sentida necesidad didáctica. Como el autor señala en su prefacio,no difiere de la primera en cuanto al enfoque general del estudio delos hongos. La morfología y la taxonomía siguen siendo la base deltratamiento. No obstante, todo el contexto está permeado —como nopodría ser de otro modo en el estudio de estos organismos—, de cono¬cimientos fisiológicos y genéticos significativos en todo lugar en que

éstos puedan considerarse en un nivel de introducción.La primera edición fue aceptada en muchas escuelas de nivel

universitario como el mejor texto disponible para el objetivo para elcual fue escrito, es decir para servir a los cursos de nivelduado”, y hasta para los de nivel “graduado”. Por tal razón, elautor ha dado a la imprenta esta segunda edición —que aparece 10años después de la primera—, y que se adapta aún mejor a aquellafinalidad. Como en la primera, ésta es sin duda excelente desde elpuntó de vista didáctico, y ha sido escogido para el curso de Micologíaque se dicta actualmente en la Facultad de Ciencias Exactas y Natu¬rales de la Universidad de Buenos Aires.

La obra contiene uña buena discusión de algunos grupos de afi¬nidades inciertas, tales como los órdenes Acrasiales (pp. 45-57), y

i l no gra-

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Labyrinthulales (pp. 58-64), y trata en forma excelente la subdivisiónMyxomycotina (pp. 67-9.9). La parte dedicada a Phycomycetes se des¬cribe según el sistema de Sparrow y en forma bastante detallada(pp. 100-211). Quizás sea en los Ascomycetes donde más se note ladiferencia con la primera edición pues contiene las nuevas ideas sobrela taxonomía de este importante grupo (pp. 217-386). Sigue a éstosuna buena discusión —que rara vez aparece en los textos elementales,no obstante la importancia de esos organismos—, de los Deuteromy-cetes (pp. 387-425). Los Basidiomycetes abarcan desde la p. 426 hastala 538, y a ellos sigue un corto capítulo sobre Líquenes (pp. 539-546),finalizando el texto con un buen glosario (pp. 547-565), un índice deautores y un índice general, por orden alfabético.

Existen por supuesto numerosas objeciones que podrían formu¬larse por parte de los especialistas al enfoque dado al texto —estruc¬tural más que funcional— en lo que se refiere a ciertos detalles declasificación y a determinadas explicaciones específicas, pero esto noi

constituye una falta del autor sino al estado en que se encuentra nues¬tro conocimiento, lo que deja abierta la posibilidad de desacuerdosobre ciertos aspectos importantes. Pero, debido por fuerza a la diver¬sidad del material, y a la necesidad de especialización que se ha hechoevidente en diversas ramas dentro de la micología, es sumamente difí¬cil para cualquier autor seleccionar las fuentes básicas de informaciónen campos que no son el propio. Esto es particularmente visible en loque atañe a Myxomycètes, terreno al cual el Prof. Alexopoulos hacontribuido notablemente, que se presenta de manera excelente.

No obstante, creemos que aquellas posibles críticas carecen devalidez. Esta opinión se basa en el hecho de que un libro de 'textoescrito por un solo autor competente que sea a la vez un experimen¬tado maestro, es preferible, didácticamente, a cualquier otra tentativaque sacrifique la unidad, el concepto uniforme, para no mencionar launidad de enfoque y lenguaje, a un nivel de exactitud igualmenteelevado y a un tratamiento moderno de todos los capítulos. Lo querealmente cuenta, en casos como éste, es la utilidad del texto para elprincipiante y, en este sentido, nuestra experiencia es enteramentefavorable. Todo profesor tiene la posibilidad de suplementar al textor •

en determinados campos de la micología, ya sea mediante otros textoso su propia experiencia con determinados grupos.

Por esta razón nos abstenemos de comentarios sobre posiblesjoras en la disposición taxonómica, en el espacio relativo dedicadocada uno de los grupos tratados (considerando en número de especies,la singularidad de los carpóforos, su importancia práctica y su signi¬ficado teórico, los Basidiomycetes —por ejemplo—, con algo más de100 páginas, han resultado algo comprimidos, sobre todo si se tieneen cuenta que se consideran al final, cuando la marcha del curso suele.

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acelerarse por diversos factores), pero en cambio deseamos recalcaruna dificultad que parecería ser de naturaleza geográfica más queidiomática: el estudiante de micología latinoamericano, aún empleandoel mejor texto disponible, y dominando el inglés científico, debe tratarcon figuras y leer acerca de estructuras de organismos que no encuen¬tra disponible en su vecindad, ni con los cuales se familiarizará si¬quiera en sus investigaciones o actividades docentes futuras, aún enel caso de haber tenido acceso a ilustraciones en colores (“slides”) oejemplares de herbario durante el curso. Estos simples hechos de na¬turaleza fitogeográfica siempre constituirán un argumento contra latraducción lisa y llana y adaptación exclusiva de un único texto ex¬tranjero. Esta dificultad, aun cuando sea extraña a la responsabilidadde los autores respectivos, tendrá validez en todo lugar fuera de Amé¬rica del Norte y, muy especialmente en los países tropicales y delhemisferio sur. En estos casos, y hasta tanto se carezca de textos desimilar alta calidad en las respectivas regiones e idiomas, lo mejorque el maestro puede hacer es reemplazar ciertos taxones “exóticospor otros nativos, lo que, por otra parte, presupone una mayor inten¬sidad explorativa de la flora micológica. — Rolf Singer y Jorge E.Wright.

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