22919473 Mannheim Karl El Problema de Las Generaciones 1928

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    EL PROBLEMADE LAS GENERACIONES1

    Karl Mannheim

    I . EL ESTAD O DEL PROBLEMA1. E L PLANTEAMIENTO POSITIVISTA

    Tambin ante esta cuestin el primer deber del socilogo es examinar elestado del problema. Tiene que hacerlo con demasiada frecuencia ante elplanteamiento de preguntas que se han hecho apatridas, ante problemas a losque todas las ciencias han pagado su bolo, sin que la problemtica se hayaabordado unitariamente en su conjunto. Pero no se trata aqu simplemente deofrecer una historia dogmtica del problema de las generaciones, sino debosque jar la situacin interna del plan team iento de la cuestin primeraparte), para poder asegurar as nuestro propio acceso a la solucin de la misma segunda parte).El planteamiento de la pregunta sobre el problema de las generaciones ha

    1 Das Problem der Generationen 1928), Kolner Vierteljahreshcfte fr SoziologieVII, 2: 157-185; 3: 309-330. Reproducido en Wissenssoziologie Kurt H. Wolf ed.),Neuwied, Luchterhand, 1970, pp. 509-565. Traducido al ingls como The Problem oGenerations, en Essays on the Sociology of Kno wledge Paul Kecskemeti ed.), Londres,Routledge and Kegan Paul, 1952, pp. 276-322.Nota del traductor: Las pginas dereferencia que se indican en el texto para facilitar la comprobacin corresponden a laedicin alemana editada por Kurt Wolf que es la ms habitualmente citada en laliteratura.

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    tomado dos caminos: uno positivista y otro histrico-romntico. Encontramosaqu dos tipos enfrentados de experiencias del mundo, que abordan el temadesde ngulos distintos. El primer camino vio su ideal en la cuantificabilidadde la problemtica; buscaba captar cuantitativamente los datos bsicos del ser-hombre. El otro proceda cualitativamente renunciaba a la luz del da de lasmatemticas e interiorizaba el problema. Hablaremos seguidamente del pri-mero.Al positivista le subyuga el problema de las generaciones, porque ante estacuestin siente que por fin ha avanzado hasta los hechos bsicos del ser-hombre. Que hay vida y muerte y que se da una duracin de la vida limitada ymedible, que las generaciones se relevan segn intervalos determinados. Alpositivista le parece que ah est presente el marco formal de nuestro destino,dado de tal forma que nos podemos hacer cargo de l y, ms an, de forma quepodemos fijarlo numricamente. En la vida humana todos los dems datosestn condicionados. Tan slo son la expresin de relaciones particulares.Pueden desaparecer y, entonces, desaparece con ellos nicamente una confi-guracin condicionada del ser histrico. En el supuesto de que esos datosbsicos cambiasen, el ser-hombre en el sentido que lo conocemos se disiparala cultura, la creacin, la tradicin desapareceran, o al menos tendran unaspecto com pletam ente distinto 509-310).Ya haba jugado Hume con esa idea del cambio de datos. Imaginemosdeca que el tipo y la modalidad de sucesin generacional entre los hom-bres cambia, y que cambia para ser como la de las orugas y las mariposas;supongamos que la vieja generacin desaparece de golpe y que la nuevatambin aparece de una vez. Vayamos ahora ms all e imaginemos al hombrecomo un ser dotado de un desarrollo espiritual superior en todos los aspectos,de modo que est en condiciones de elegir por s mismo lo que el propioHume llamaba forma de gobierno que era, por cierto, el problema centralde su tiempo. Ante esa alteracin en las condiciones existenciales seraposible reconfigurar cTTstantemente la forma del estado sin guardar mira-mientos a los predecesores ni a las leyes de stos y llevarla a la prctica. Sivemos la necesidad de preservar nuestras formas de gobierno es tan sloporque la humanidad se presenta en la configuracin efectiva de su sucesinde generaciones como un continuo flujo, de modo que cada vez que alguienmuere ya ha nacido otro para reemplazarle. De acuerdo con esa meditacin, elprincipio de la continuidad poltica se apoya directamente en ese dato biolgi-co bsico de la continuidad de la sucesin de generaciones.Tambin Comte2 juega con la idea de ese cambio. Quera iluminar laspropiedades y el tempo del progreso que era a la sazn el mayor problema desu poca y barajaba para ello la posibilidad de que se diesen unos datosbsicos distintos en la sucesin de generaciones y en la duracin media de lavida de los hombres. Imaginemos deca que la duracin media de la vida

    2 Para la documentacin relativa a los planteamientos de Hume y Comte, vaseF. MUNTR, Les gnrations sociales Pars, Ed. Bossard, 1920, pp. 179 s. y pp. 66 ss.

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    liL PROBLl'MA DE LAS (I-NIiRACIONIiSde los individuos se alarga o se acorta: en tal caso, la velocidad, el tempo delprogreso, tambin cambiara. Al producirse un alargamiento de la duracin dela vida del individuo, el tempo del progreso se ralentizara; mientras que, porel contrario, un acortamiento de aqulla a la mitad o a un cuarto de su medidaactual acelerara el tempo. Esto ocurrira precisamente porque, en el primercaso, los roles de conservacin, freno y retardo que desempea la gente mayorampliaran su efectividad debido a la mayor duracin de la vida de dichagente; y, en el otro caso, porque su desaparicin ms rpida menguara dichaefectividad (510-511).Si hay que entender que es malo un excesivo retardamiento, tambin espeligrosa una aceleracin excesiva de ese tempo, puesto que puede entraar elpeligro del debilitamiento de los contenidos de la vida y del gozo de suvivencia. Sin querer con ello afirmar que nuestro mundo fuera el mejor de losmundos, Comte consideraba, no obstante, que la duracin de nuestra vida\f tas W i t s d t tfvtdk que. dura, uxva ^ ej ^ ta d u, lo cual est vinculadocon la primera duracin era un correlato necesario de nuestro organismo.Pero iba ms all y consideraba que tambin la lentitud del progreso de lahumanidad est en relacin inmediata con esa limitacin orgnica. Parece queaqu la explicacin del tempo del progreso y de la presencia de fuerzas conser-vadoras o reformistas se reduce de una forma inmediata al hecho biolgico. Essta, verdaderamente, una forma de poner el problema a la luz del da. De estemodo, todo es poco menos que matemticamente significativo: todo est claroal analizarlo en partes elementales. La fantasa constructiva del pensadorcelebra su triunfo. Al combinar libremente los factores ha logrado aprehenderlos elementos constantes del ser-hombre, y el misterio de la historia quedaprcticamente al alcance de nuestra mano.El racionalismo de los clsicos ha encontrado un sucesor en el racionalismopositivista. El pensamiento francs vuelve por sus fueros y, de hecho, los msvaliosos portavoces del problema son, sobre todo, franceses. Comte, Cournot,J. Dromel, Mentr y otros pensadores de fuera de Alemania son positivistas, ohan experimentado la influencia positivista: el italiano Ferrariy O. Lorenz elhistoriador austraco indicaban la direccin de un tiempo en el que la oladel positivismo cea a Europa3.Haba algo comn en el planteamiento que todos ellos hacan del proble-ma (511-512). En el fondo de la cuestin estaba el afn por encontrar una leygeneraldel ritmo de la historia, y de encon trarla a base de la ley biolgica de lalimitada duracin de la vida del hombre y del hecho de la edad y sus etapas. Lameta es comprender el cambio formal de las corrientes espirituales y socialesinmediatamente a partir de la esfera biolgica; aprehender la configuracindel progreso del gnero humano partiendo del sustrato vital. Y, para lograrlo,todo se simplificar cuanto sea posible: una psicologa esquemtica se ocupa

    ' A. COURNOT, Considrations,1872; J. DROMIL, La loi des rvolutions, les gnrations,les nationalits, les dynasties, les rligions, Didier Co ., 1962; G. FIRRARI, Teora deiperiodi politici, Milano, Hoepli, 1974; O. LORIZNZ, Die Geschichtswissenssehaft inHaup trichtungen und Aufgaben kritiseh erb rtert,parte I, B erln, 1886; parte II, 1891.

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    KARL MANNHMMde establecer que el elemento conservador es la vejez, y de presentar a lajuventud nicamente en su aspecto tempestuoso. La historia del espritu apa-rece en esa visin como si nicamente se hubieran estudiado las tablascronolgicas. Despus de esas simplificaciones parece como si la dificultad delproblema tan slo estribara en calcular el perodo medio de tiempo que tardaen ser sustituida la generacin anterior por la nueva en la vida pblica y,principalmente, en encontrar el punto de comienzo natural donde se procedea hacer, en el decurso histrico, un oportuno corte, para poder empezar acontar. La duracin de las generaciones se determina de forma diversa segnlos casos. Algunos fijan la duracin del efecto de la generacin en quince aosp. ej., Dromel), pero la mayora de los autores sostiene que dura treinta,fundamentndolo en la siguiente consideracin: los treinta primeros son aosde formacin; slo al alcanzar esa edad empieza el individuo medio a sercreativo, y cuando llega a los sesenta, el hombre deja la vida pblica4. Pero loms difcil es encontrar el origen natural de la sucesin de las generaciones,puesto que, en la sociedad, el nacimiento y la partida se producen continua-mente, mientras que los intervalos completos slo se dan en la familia si se latoma aisladamente, que es donde se produce con claridad un tiempo deespera de los hijos hasta que tienen capacidad de casarse.Tenemos aqu el centro de ese planteamiento de la cuestin; parece queslo falta aplicarlo a la historia, poner ejemplos. Pero tambin en esta ocasinla voluntad de establecer distinciones claras profundiza, y aporta varios ele-mentos adicionales al problema.Es en particular MentrcP entre cuyos logros est el de haber pro puesto laprimera revisin histrica de este problema 6 quien ha erigido su plantea-miento sobre una base slida 512-513). Este auto r analiza la sucesin de lafamilia humana despus de haber tratado apoyndose en el trabajo deEspinas (Les socits animales, Pars, 1877) el fenmeno de la generacinentre los animales. Slo despus de tratar esa cuestin se atreve a ascender alterreno ms complicado, para examinar el problema de las generaciones socia-les y espirituales.Tambin es valiosa la diferenciacin del problema que trata de hacercuando distingue con Lvy-Bruhl) entre institutions yseries libres.En lasserieses decir, en la secuencia de libres agrupac iones de hom bres salo-

    4 A nuestro entender, el experimento mejor fundamentado desde el punto de vistacientfico es el de Kmclin, quien trat de determinar la duracin de las generaciones enel conjunto global de la poblacin con un procedimiento meramente estadstico, y conplena independencia con respecto a la problemtica de las ciencias del espritu. Dosfueron en este caso los factores empleados para dicha determinacin: el promedio de laedad de casamiento y la media de la duracin de la fertilidad matrimonial. De la suma deesos datos con resultados distintos en los distintos Lnder y en los distintos crculossociales) obtena la duracin de la generacin, que result ser de treinta y seis aos ymedio en Alemania y de treinta y cuatro aos y medio en Francia. G. RMLIN, Uberden Begriff und die Dauer einer Generation, Reden und Aufsdtze, I, Tbingen, 1875. *F . MLNTRL, Les gnrations sociales op. cit .h En este captulo trataremos tan slo sobre los representantes de la teora de lasgeneraciones que no fueron estudiados por Mentrc.

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    EL PROBLEMA DE LAS GENERACIONE Snes, grupos literarios, etc.) es don de parece ms pro ntam ente perc eptiblelartmica de las generaciones, y no as en el seno de las instituciones. En stas, lasdeterminaciones o los productos del trabajo en comn establecen, de antema-no y con amplio alcance, los hbitos y modos de accin, y, de ese modo,ocultan la novedad que la generacin adolescente aporta. Una parte esencialde sus estudios atiende a la pregunta sobre la existencia, en el acontecerhistrico, de una esfera predominante como pudieran ser la poltica, la cien-cia, el derecho, el arte o la economa, etc., cuyo dominio determ inara a todaslas dems. La conclusin a la que llega es que en esa rtmica no existe talpredominio unvoco de una esfera sobre las dems, porque todas las esferasconcretas estn insertadas en el flujo de la historia general y se mueven a partirde un centro unitario 7. No obstante, entiende que la esfera esttica es la msapropiada para reflejar como un espejo la transformacin global del espritu.Los principales anlisis de la historia de esa esfera en Francia parecierondemostrarle que cada treinta aos se haban cumplido transformaciones esen-ciales.El libro de Mentr conserva la utilidad propia de una primera visin deconjunto del problema. Pero si uno se atreve a perseverar en el planteamientodel problema con la profundidad que es necesaria, dicho trabajo acaba resul-tando poco sustancioso a pesar de su magnitud. Por otra parte, hay que decircul es la razn que ha llevado a los franceses a interesarse por la etapa juvenildel cambio generacion al 513-514). Su inters estriba en que eran testigosdirectos del repentino sepultamiento de la ola del cosmopolitismo liberal, poruna juventud nacionalista en ascensin. El cambio generacional apareca comouna vivencia inmediata y como un problema situado ms all del mbito de lasespecialidades cientficas, como un problema cuya pista poda seguirse poruna vez en la propia realidad vital como una encuesta concreta con sentidoobservable8.Aunque tambin haya en Mentr, y de modo significativo, indicios quesugieren que ste trasciende la pura consideracin cuantitativa, se puede decirque con l se cierra un primer crculo sobre el problema generacional, cuyadisposicin bsica y cuyo mtodo hemos procurado caracterizar hasta aqu.Ahora bien, el problema admite un tratamiento distinto, ofrece otra posibili-dad para ponerlo ms al alcance de la vista.

    7 F. MENTR, Les gnrations sociales,op. cit., p. 298.8 Vanse, entre otros, los libros de AGATHON {Les jeunes gens d aujourd oui, Pars,Plon Nourrit, 1912), AGEORGES {La marche montante d une gnration, 1890-1910 ,1912),BAINVILLE (Histoire de trois gnrations) y G. VALOIS {D un sicle l autre. Chroniqued une gnration, 1885-192 0,Pars, Nouevelle Librairie Nationale, 1921). Cfr., tambin ,los de E. R. CURTIUS {Die literarischen Wegbereiter des neucn Frankreichs, Postdam) yR. PLATZ {Geistige K mpfe in mod erncn Frankreicht,Kem pten, 1922), donde tambin elpunto de vista de la generacin se considera constantemente.

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    2. E L PLANTEAMIENTO HISTRICO-ROMNTICO DEL PROBLEMASi seguimos el rastro del planteamiento del problema en Alemania nosinternamos en una atmsfera completamente distinta. La tesis de que la forma

    de plantear las cuestiones y los modos de pensar cambian con los pases, laspocas y las voluntades polticas dominantes, difcilmente puede encontraruna prueba mejor que la de confrontar las soluciones propuestas para eseproblema en los distintos pases con las corrientes que dominan en cada unode ellos. En realidad, tanto Rmelin al procurar plantear el problemaestadsticamente como O. Lorenz que busc la solucin en la investigacin delas genealogas, pagaron sustancialmente el tributo que corresponda alpositivismo de la poca. Pero el planteamiento de la cuestin adquiri unsemblante especficamente alemn cuando Dilthey se molest por su aclara-cin. Cada uno de los impulsos y tradiciones que haban estado vivos en elromanticismo y la escuela histrica reverdecieron en Dilthey. En l se mani-fiestan sbitamente y con una configuracin renovada cada uno de los plantea-mientos y categoras que en su da fundamentaron, en Alemania, las cienciasdel espritu precisam ente sobre esa base histrico-rom ntica 514-515).Las corrientes de pensamiento dominantes que imperan en ambos pasesdurante la ltima poca se corresponden plenamente con sus estructuras his-tricas y polticas.En Francia prevaleci el pensamiento positivista, que proceda directa-mente de la tradicin de la Ilustracin. Adems de dominar las ciencias de lanaturaleza, sirvi tambin de fundamento para las del espritu. Lo sustentaronlas fuerzas de oposicin, pero se abri camino, a la vez, en el conservadurismoy en el tradicionalismo. La situacin general fue completamente distinta enAlemania, donde los romnticos movidos por impulsos conservadores yel historicismo siempre tuvieron la sartn por el mango. En este caso, slo lasciencias de la naturaleza pudieron constituirse ampliamente bajo el signo delpositivismo. Las ciencias del espritu se establecieron de acuerdo con el mode-

    lo histrico-romntico, y el positivismo slo obtuvo un xito espordico,siendo sostenido esencialmente por las corrientes de oposicin.Bajo el signo de esas anttesis dominantes que no debieran, sin embargo,ser exageradas y exprimidas hasta la ltima gota se produce poco menos queun retorcimiento de cada una de las categoras lgicas del pensamiento. Demodo que el problema de las generaciones tambin aparece como una batallams dentro de esa guerra de vasto alcance. Si se aislan de esa conexinprincipal, esa distincin y esa diversidad que predominan entre el plantea-miento positivista francs y el planteamiento romntico alemn, en lo que serefiere a la problemtica de la generacin, no pueden entenderse en absoluto.Para los liberales franceses, que son positivistas en el sentido ideal-tpicoque hemos mencionado, el problema de las generaciones es casi siempre unaprueba de la concepcin rectilnea del progreso.Ese pensamiento, desarrollado por los impulsos de los liberales modernos,ha operado desde el principio con un concepto del tiempo externalizado y

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    EL PROBLEMA DE LAS GENERACION ESmecanicista, procurando hallar en el tiempo cuantitativo y mensurable unpatrn apto para medir el progreso lineal. Desde esa perspectiva, tambin lasucesin de generaciones aparece, ante todo, como un acontecimiento que,ms que quebrantar el carcter rectilneo de la sucesin del tiempo, la articula 515-516). En lo que respecta al cambio generacional, lo ms importante siguesiendo su consideracin como el factor esencial que impulsa el progreso.Pero es precisamente esta concepcin del progreso la que se desmonta,fase por fase, cuando el pensamiento histrico-romntico alemn recogien-do el impulso del punto de vista conservador se esfuerza directamente enencontrar en el problema generacional una contraprueba frente a la linealidaddel flujo temporal de la historia9. De esta manera, el problema generacional setransforma en el problem a de la existencia de un tiempo interior no men surabley que slo se puede comprender como algo puramente cualitativo.Lo que es relativamente novedoso en Dilthey es, justamente, la contraposi-cin entre la mensurabilidad cuantitativa y la comprensibilidad exclusivamen-te cualitativa del tiempo interior de la vivencia. Segn su propia confesin,Dilthey se interes por el problema generacional preferentemente por la utili-dad que poda tener para un adecuado acercamiento al curso de los movimien-tos espirituales. Gracias a la idea de unidad de la generacin, el habitualarmazn empleado para estudiar el transcurso de los movimientos espiritualesque vena siendo puramente externo: basado nicamente en horas, meses,aos y siglos poda ser reemplazado por un concepto que mide desdedentro. Las unidades generacionales posibilitaran, incluso, una medicinintuitiva y vivencial de los movimientos espirituales 10.Lo que en segundo lugar averigua Dilthey sobre el fenmeno de la genera-cin es que no slo es su sucesin lo que cobra un sentido ms profundo que elmeramente cronolgico, sino tambin la contemporaneidad. Los individuosque crecen como contemporneos experimentan tanto en los aos de granreceptividad como despus las mismas influencias directrices de la culturaintelectual que les moldea y de la situacin poltico-social. Constituyen unageneracin, una contemporaneidad, porque esas influencias son unitarias. Seproduce as un vuelco: se pasa a considerar que, en lugar de ser un simple datocronolgico, la contemporaneidad significa, en la historia del espritu, la exis-tencia de influencias similares. Y es precisamente medante ese vuelco como eplanteamiento de la cuestin se escapa de un plano por el que tenda aconvertirse en una suerte de aritmtica mstica, y pasa al dominio de esadesnuda temporalidad interior que se puede captar por medio de la compren-sin 516-517).

    9 Sobre la vivencia conservadora del tiempo, cfr. K. MANNHEIM, Das KonservativeDenken, Archiv fr Sozial Wissenschaft und Sozialpolitik 1927), 57, 1, pp . 68-142; 57,2, pp. 470-495. Frente a la concepcin del progreso como idea de conjunto de lahistoria, vid., v. g., W. PNDER, Das problem der Generationen in der KuntgeschicteEuropas, Berln, 1926, p. 138.10 Cfr. W. DILTHEY, ber das Studium der Geschichte der Wischenschaften vomMenschen, der Gessellschaft und der Staat 1875),Gcsammcltc Schrciftcn, V, pp. 36 ss.

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    De un simple problema de contabilidad matemtica nace un problemacualitativo, que slo es vivencial: la distancia de la generacin se transforma entiempo interior vivenciable, y la contemporaneidad de la generacin en un serinterior idnticamente determinado.Desde aqu, slo hay un paso hasta el fenomenlogo Heidegger, quienprofundiz concretamente en ese problema de la adhesin cualitativa e inten-t dete rm inar ese ser-vinculado como destino colectivo. El destino colec-tivo das Geschick) no es una conjuncin de destinos individuales dasSchicksal), como tam poco cabe concebir el ser uno con otro como un venir aestar juntos algunos sujetos. Los destinos individu ales estn ya trazado sindividualm ente en el ser uno con ot ro en el mismo mu ndo y en la mismasituacin de clausura ante determ inadas posibilidades. El pod er del destinocolec tivo se libera an te todo en la comunicacin y en la lucha . Lo queconstituye el pro pio acontece r cabal del ser ah es el destino com nindividualmente destinado del ser ah en y junto a su generacin 11.El planteamiento del problema que propone el historiador del arte Pindercrece de las mismas races que el concepto cualitativo de tiempo que yaencontramos anteriormente al citar a Dilthey12 . Es agradable reconocer enDilthey esa suerte de moderacin con que supo hacer valer tan slo las verda-deras posibilidades que ofreca en el plano cualitativo la irrupcin de losromnticos. Incluso entendi tambin que haba que aprender del positivismo.Pinder, por el contrario, cometi todas las locuras del Romanticismo; profun-diz muchsimo, pero no comprendi cmo se poda uno salvar deldesbocamiento de los romnticos. Lo que le interesaba, ante todo, del fenme-no generacional era la no contemporaneidad de los contemporneos. Variasgeneraciones viven en el mismo tiempo cronolgico. Pero como el nicotiempo verdadero es el tiempo vivencial, se puede decir propiamente quetodas viven en un tiempo interior que en lo cualitativo es plenamente diferentea los otros. Cada uno vive con gente de su edad y con gente de edadesdistintas en una plenitud de posibilidades contemporneas. Para cada uno el

    mismo tiempo es un tiempo distinto; a saber: una poca distinta y propia de l,que slo comparte con sus coetneos 13 (517-518).Por eso, cada momento de tiempo es propiamente un mbito temporal quetiene varias dimensiones, puesto que siempre se accede a l desde la diversi-dad de los despliegues de cada uno de los estratos generacionales particularesque estn presentes14. Por eso, tambin el pensamiento del tiempo tiene que11 M. HEIDEGGER, Sein und Zeit, Jahrbuch fr Philosophie und phdnom enologischeForschung, Ha lle, 1927, pp . 384 s.Nota del traductor: Las comillas de la palabrageneracin son de Heidegger, quien remite, para la aclaracin de este concepto, al

    texto de W. Dilthey de 1885 que el propio Mannheim cita y recoge en la bibliografa.Puede comprobarse el texto en la versin espaola de Jos Gaos, que no empleamos eneste caso porque entendemos que oscurece innecesariamente el sentido El ser y eltiempo, Mxico, FCE, 1980 [3 .a], p. 415).12 W. PINDER, Das problem der Generationen in der Kuntgeschichte Europas, op. cit.,especialmente cap. 7.15 Ibidem, p. 21. La cursiva es de Pinder.14 Cfr. ibidem, p. 20.

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    organizarse, a la fuerza, polifnicamente por emplear una metfora musicalde Pinder; en cada punto de tiempohay queescuchar las propias vocesdelas generaciones particulares quelleganpor s mismas constantemente a cadapunto .Perohay quem encionar un segundo pensamiento de este autor. Segnl,cada generacin construye desde s misma una entelequia propia, y pormedio de ella llega propiamente a constituirse comouna unidad cualitativa.Elvnculo que unifica la generacin no era todava plenamente comprensiblecomo cualidad en Dilthey, puesto queste e ntenda la unidad interior de unageneracin como comunidad de influjo espiritual y social. As como en estepunto Heidegger recurri a la ayuda delconcepto de un destino colectivo,que constituira de antemano la unidad, Pinder emple el concepto deentelequia, procedentede la tradicin modernade lahistoria delarte.Segnl, laentelequiade unageneracin es laexpresin de la unidad desu meta ntima, la expresin de su nativo sentimiento de la vida y delmundo. Si se la considera desde latradicinde lahistoria delarte, resultaquela entelequia generacional es una transferencia delconcepto deRiegl de vo-luntad artstica15, desde el mbito fenomnico de la unidad de estilo a launidad generacional. Peroes que el propio concepto de voluntad artstica deRiegl haba supuesto, a su vez, un rejuvenecimiento y unafructificacin de lastendencias morfolgicas un tanto traducidas al positivismo que ya esta-ban esbozadas en el concepto histrico de espritu delpueblo Volkgeist).Hasta entonces se haba trabajado principalmente con la unidad espritudeltiempo Zeitgeist)u\ Pues bien, esaunidad se interpreta ahora segn otraexpresin dePinder que da muestra de su preferencia por la analoga musi-cal como un falso acorde: el de la coincidencia vertical de varias notassueltas que pertenecen prioritariamente a los sistemas horizo ntales aquhayque tener a la vista primordialmente a las entelequias generacionales) de unafuga17 518-519).Es ascomolasentelequiasde una generacin tambin sirven

    15 Para esto, cfr. K. MANNHEIM, Beitrge zur Theorie der Weltanschauungs-Interpretation, ]ahrbuch fr Kunstgeschichte I Wien, 1923). Publicado tambin en laserie Kuntstgeschichtliche Einzeldarstellungen, II, compilacin del Kunsthis. Institutdes Bundesdenkmalamtes, Wien, 1923, pp. 38 ss.16 Nota del traductor:Como puede verse en este pasaje, resulta en este caso difcilmantener, sin una innecesaria prdida de matices, la versin del trmino Zeitgeist queemplean, entre otros, Francisco Ayala, Lan Entralgo o Julin Maras, que lo traducencomo espritu de la poca, a pesar de seguir la estela de Ortega, que hablaba delespritu del tiempo o del mundo vigente), entendiendo por tal las conviccionescomunes a todos los hombres que conviven en una poca. Tanto en este como en algnotro lugar del ensayo, Mannheim emplea tambin discriminadamente y en paralelocon la de Geistzeit la expresin correlativa espritu de la poca Der Geist einerEpoche, dice Mannheim). Cfr. F. AYALA, Tratado de sociologa Madrid, Espasa-Calpe,1984 v. o., 1947), pp . 242 ss.; P. LAN ENTRALGO,Las generaciones en la historia Madrid,Instituto de Estudios Polticos, 1945, passim; J. MARAS, El mtodo histrico de lasgeneraciones Madrid, Revista de Occidente, 1949,passim. En cuanto a la cita de Ortegaque hemos hecho aqu, vid. J. ORTEGA YGASSET, En torno a Galileo en Obras completasV, Madrid, Alianza, 1983, p. 43.17 W. PINDER, Dasproblem derGenerationen in derKuntgeschichte Europas,op. cit., p. 98.

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    en este caso para destruir la sobreacentuada unidad del tiempo (el espritu deltiempo, el espritu de una poca). La unidad de una poca no tiene impulsodinamizador alguno, no cuenta con ningn principio formativo unitario; care-ce , por lo tanto, de entelequia. Su unidad consiste, a lo sumo, en una situacinde afinidad en cuando a los medios que un mismo momento de tiempo pone adisposicin de la generacin para las distintas tareas. Existen, entonces, colo-res del tiempo; verdaderamente existen dir Pinder pero existen dealguna manera como barnices que lucen dbilmente sobre los varios colores delos grupos de edad y de la generacin 18 .Si con esta negacin de la existencia de una entelequia correspondiente ala unidad de una poca se niega esencialmente dicha unidad, y el concepto deespritu del tiempo se relativiza y queda destruido, no ocurre lo mismo, en

    cambio, con las restantes unidades con las que se cuida de trabajar la historia,que se mantienen en su sitio. Segn Pinder, aparte de la entelequia de lageneracin hay entelequias del arte, del lenguaje, del estilo, de las naciones yde las tribus, pero tambin existe una entelequia de lo europeo y, por ltimo,tambin hay entelequias de las individualidades.Cmo se configura, segn Pinder el acontecer histrico? Pues medianteel juego de conjunto de factores constantes y de factores temporales. El mbitocultural, la nacin, la tribu, la familia, la individualidad, el tipo, son losfactores constantes. Mientras que las entelequias ya mencionadas seran losfactores temporales. Se sostiene la prioridad del crecimiento sobre las expe-riencias ( influenc ias , relac iones ). Se sostiene tambin que la vida de lahistoria del arte deriva de la cooperacin de las entelequias determinantes quenacen en los misteriosos procesos naturales, con las fricciones, influencias yrelaciones (esencialmente autocomprensibles en todo caso) que se experimen-tan en el curso del desarrollo efectivo de esas entelequias19. Pero salta inme-diatamente a la vista que aqu el factor social no aparece ni siquiera remota-mente en ninguna de las series de factores enumerados.

    Esa corriente romntica alemana oculta completamente el hecho de que,entre las esferas natural y espiritual, se sita el plano de las fuerzas socialesformativas (519-520). O bien se es plenamente espiritualista, haciendo quetodo proceda de las entelequias (que ciertamente existen), o, por el contrario,se siente la obligacin de aportar algo de realismo al asunto y, entonces, seafirma lo inmediatamente vital la raza, la generacin, que ciertamente tam-bin existen y la causacin de las potencias del espritu a partir de losmisteriosos procesos naturales. Sin duda, existen todava misterios en elmundo; pero hay que dejar que se hagan valer en su propio mbito, y no alldonde las aglomeraciones de fuerzas pueden todava entenderse en gran partedesde el acontecer social. Porque, ciertamente, las relaciones sociales en lasque por de pronto los hombres se encuentran tienen tambin, en sus agrupa-ciones, una fuerza de configuracin; es en ellas donde los hombres se enconan

    18 Ibidcm pp. 159 s.14 Ibidcm p. 154. Los parntesis son de Pinder.

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    ELPROBLEMADE LASGENERACIONESentre s ydonde sus luchas reales producen entelequias,y es desde ellas desdedonde la religin, elarte, etc.,influyen y modelan intensamente. Pero tal vezsea provechoso preguntar si se trata en este caso nicamente de fricciones,influencias y relaciones,o si es que esos factores irradian tambin fuerzacreadora, poder constructivo, entelequia social. Esas energas que fluyen apartir delser conotroy del ser contra otro sociales, no mediarn acasoentre entelequias como las del arte, el estilo, la generacin, etc., que, de locontrario, slo convendran y se entrecruzaran entre s casualmente? Si lascosasno seconsideran eneste sentido ,y seestableceuna relacin directa entrelas formas superiores de expresin de lo espiritual y las esferas vitales, sinmediacin histrico-social alguna, las generaciones decisivas son jugadas dela naturaleza20, y uno se siente poco menos que procurando ver cmoalborea, apartir delproblema delmom ento delnacimiento,el an msmiste-rioso y difcil problema del momento de la muerte21. Cunto ms sobria,cunto msverdad eram ente conveniente para el afn de investigacin es, encambio, la sentencia de Dilthey, que, anticipndose de algn modo a talesespeculaciones, dice as:Aunque lo ms natural parece ser la aceptacin dequeen todo punto, tantoen lo querespecta a lamagnitudde lasdisposicionescomoa laparticipacinen lasmismas,se dan lasmismas posibilidades encadageneracin bajo condiciones en todo iguales de capacidad nacional, sinembargo, tanto la participacin como la intensidadde losresultados seexpli-carn segn esos dos grupos decondiciones22 520-521).Son valiosos francamente geniales lospensamientos de Pinder sobrelanocontemporaneidadde loscontemporneos ysobre lasentelequias;dospensamientos procedentes del planteamiento histrico-romntico que estnfuera del alcance del positivismo. Pero al quedar amerced de las formas depensar analgicas, sus argumentos se hacen peligrosos y amenazan todacientificidad. Esemododepensar,que en realidad procedede lasespeculacio-nes filosfico-naturales delRenacimiento, fue reavivado y acrecido hasta nive-les grotescospor los romnticos. Actualmente es Pinder quien lopone en usocadavez queinfiere el ritmo biolgico delmundo.Y, apartirde ah,tambinl procura fijar en el acontecer histrico intervalosque se puedan comprobarcuantitativamente aunque los trate con algoms de elasticidad de lo que eshabitual), trata de encontrar en el cursode la historia estratos de nacimientodecisivos, con la ayuda de esa frmula mgica de las generaciones. ]oeP elotrora provechoso investigador, procedean demodoms constructivo. Antesusms recientes argumentos sobre el ritmo secularde lahistoria, unosientecomo si realmente estuviera recordando lasespeculacionesde losrom nticos.

    Es un error pensar, como hace la mayor parte de los investigadores,que20 Ibidem, p. 30.21 Ibidem p. 60.22 Esas condiciones son la situacin cultural y las circunstancias sociales y polticas.W. DILTHEY, ber das Studium der Geschichte..., op. cit. p. 38.2 K. JOEL, Der sekulre Rhythmus der Geschichte, ]ahrbuch fr Soziologie 11925), Karlsruhe.

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    slo se tiene un autntico problema generacional cuando se es capaz de ofre-cer un ritmo de las generaciones con intervalos fijables para todos los casos.Pero, aun cuando haya que sealar que la teora de los intervalos no se puedeprobar, el problema generacional sigue siendo un problema fecundo que hayque investigar.Aunque no lo sepamos, quiz haya tambin un ritmo secular en la historiay tal vez un da el hombre llegue a conocerlo. Pero debemos resistirnos a llegara saberlo por un camino de especulacin imaginativa de forma muy especialcuando esa especulacin biolgica o espiritualmente fundada es tan slo unasalida para evitar la investigacin, que es ms cercana e investigable, de latextura que trasluce el acontecer social y de su efecto sobre el fenmeno de lasgenerac iones 521-522). El ritmo biolgico se pro du ce en el elemento delacontecer social; cuando se pasan completamente por alto esos estratos deformacin y se intenta comprender todo directamente desde lo vital, se pier-den, en el propio modo de plantear la solucin del problema, todas las semi-llas fructferas que tan favorable y prometedoramente estaban presentes alplantear la cuestin24 .II. EL PROBLEMA SO CIO L GIC O DE LAS GENE RAC IONES

    El de las generaciones es un problema importante que hay que tomar enserio. Es una de las guas indispensables para el conocimiento de la estructurade los movimientos sociales y espirituales. Su significado prctico se ve inme-diatamente cuando se intenta comprender con exactitud la acelerada transfor-macin de los fenmenos del presente inmediato. Sera una lstima que estatransformacin fuera encubierta por el empleo de mtodos extracientficos,sin que haya lugar para una mayor investigacin sobre la duracin.A partir del examen que hemos hecho del estado actual de la cuestin,queda completamente claro que falta unidad en el planteamiento del proble-ma. Las disciplinas de las ciencias sociales y de las ciencias del espritu de losdistintos pases punteros slo ocasionalmente toman en cuenta los resultadosde las dems. Esto ha ocurrido de forma muy especial en la investigacinalemana sobre el problema de las generaciones, que no ha tenido en cuentapara nada la situacin exterior. El hecho de que el problema lo hayan aborda-do siempre diversas disciplinas aisladas ha provocado una situacin en la que,a lo sumo, se puede hablar de acom etidas interesantes y de con tribuciones a lasolucin general, pero donde no es posible hablar de un planteamiento clarodel problema ni de una investigacin que sea consciente de su propsito 522-523).

    24 O. LORENZ {Dt eGeschichtswissensschaft op. cit.) intent sustituir la unidad secularpor el criterio ms sano de la unidad de tres generaciones. En su historia de la literatura,W. SCHERER {Geschichte der deutschen Literatur, 3.a ed., Berln, 1885, pp. 18 ss.) subrayaun ritmo de seiscientos aos. Sobre los resultados de la investigacin de los historiadoresmodernos de la literatura, como Kummer y Pet rs n y, tambin, de L. von Wiese, nosocuparemos en la otra parte de esta investigacin. 4

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    Hay, ciertamente, gran atractivo y riqueza en la multiplicidad de puntos departida que proceden tanto de la variedad de tradiciones de pensamiento delas naciones particulares como de las propias modalidades de pensamiento delas distintas ciencias concretas; un problema tan vasto como ste slo puederesolverse con una adecuada cooperacin de las diversas disciplinas y nacio-nes. Pero una cooperacin tiene que ser planificada desde algn sitio y teneruna cohesin interna establecida desde un centro de organizacin. El estadoactual del problema generacional resulta as ser un ejemplo eminente de lacarencia de plan en las ciencias sociales y en las del espritu, donde ocurre quecada una empieza siemp re de nuevo lo cual es hasta cierto pu nto fructfero ynecesario), y donde slo muy de vez en cuando se plantea la pregunta sobre siesos variados puntos de partida no pueden considerarse como elementos deun conjunto problemtico unitario, a la vista del cual se pudiera deliberaracerca del papel y la participacin de las disciplinas particulares.

    Aunque tampoco sea deseable una organizacin excesiva de las cienciasdel espritu y de las ciencias sociales, es necesario meditar, al menos, si acasono hay siempre una disciplina que habida cuenta de la especificidad propiade la cuestin pudiera proporcionar ese centro de organizacin. En cuantoal problema de la generacin, no cabe duda de que es la sociologa la que hapuesto de relieve su planteamiento. En este caso, parece ser cometido directode lasociologa formal proporcionar tanto los estados de cosas ms elementalescomo los fundamentales sobre el fenmeno de la generacin. Sin embargo,dentro de la propia sociologa formal este problema se sita en el linde entre lainvestigacin dinmica y la esttica. Si bien hasta ahora la sociologa formalhaba investigado casi siempre la existencia de grupos humanos exclusivamente desde la perspectiva esttica, dicho problema parece pertenecer a un con-junto de cuestionamientos que han venido precisamente a poner de relievetanto las fuerzas causales que fundamentan el dinamismo del acontecer socialcomo tambin el propio ordenamiento de la eficiencia de sus componentesdinmicos. De este modo, tendramos precisamente aqu el punto de transi-cin desde una pura sociologa formal esttica a una sociologa formal dinmi-ca, y desde sta a una sociologa histrica aplicada; estaramos ante el punto deconfluencia de las tres disciplinas que, juntas, pueden constituir, por primeravez, el cam po com pleto de la investigacin sociolgica 523-324).

    A continuacin habr que poner de relieve los estados de cosas ms ele-mentales que conciernen al fenmeno generacional a la luz de la sociologaformal, sin cuya clarificacin la investigacin histrica no puede aadir nadaen esa direccin. Pero, a la vez, emplearemos todos los conocimientos quehasta ahora se han acumulado y que han demostrado ser conformes a larealidad, mientras que silenciaremos aquellos que no nos parecen suficiente-mente fundados.

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    KARL MANNHEIM1. EL GRUPO CONCRETO Y LA POSICIN SOCIAL

    Si queremos presentar el fenmeno de la conexin generacional Generationszusammenhang) apartir de sus estructuras fundamentales, lo quese impone es la aclaracin del especfico ser con otro de los individuosadheridos a la unidad generacional.De entrada, la unidad de una generacin no consiste en absoluto en unaadhesin que aspire al desarrollodegrupos concretos, aunque ocasionalmentepueda ocurrir que el hecho de la unidad de la generacin se convierta en labase para establecer la unidad consciente en el proceso de formacin degrupos ms concretos (como la Jugendbewegung elMovimientode la Ju-ventud en la poca moderna)25. Cuando esto ocurre, esas formaciones sonpor lo general alianzas y nicamente se forman a travs de algo de carcterespecfico. Pues bien,en el caso concreto queconsideramos, ese algo especfi-co no tiene inicialmente contenido objetivo alguno, pues lo que se convierteen la base para la formacin de grupos concretos es la propia conexingeneracional que se torna consciente.A partir de esos casos especiales en los que la conexin generacionalpuede convertirse en el origen del desarrollo de grupos concretos vemosque, de entrada, se puede plantear la conexin generacional precisamentecomounamera conexin,encontraposicincon eldesarrollodegrupos concretos.

    Ejemplos detales desarrollosdegrupos concretosson las mancomunidades,la familia, latribu, lascomunidades decredo,etc.Tod as esasformas degruposconcretos se caracterizan porque los individuos que estn agregados a ellasconstituyen, adems, in concretoun grupo {524-525).Launidadde los grupospuede estar fundamentada esencialmente en los lazos previos, vitales,existenciales de la proximidad, o bien puede ser fundada de formaconsciente yqueridapor lavoluntad de arbitrio . Elprimero deesosdos25 En este contexto habra que destacar, entre otras, la distincin estructural, tanexactamente perfilada porK.Schurtz,entre losgrupos de edady los lazos interhumanosquese danentrelosllamados primitivos,por unaparte,y losmovim ientos generacionalesmodernos,porotra.* Nota del traductor:La expresin voluntad de arbitrio corresponde a la palabraKrwille, una expresin poco usual, que Mannheim toma probablemente de la obra deFerdinand Tnnies,G emeinschaftundGesellschaft.YaLissarraguelatradujo como voluntadde arbitrioovoluntad a rbitrada.Setrata precisamentedeltipodevoluntad hum anaquefunda laGesellschaft establecida, como precisaba Lissarrague glosandoaTnnies,noslopor decisin libre, sino librrima, externa, calculada, fcilmente cambiante.Porcontra,lossujetos estaran enG emeinschaftpor voluntad esencial Wesenswille).Arthur Mitzmann aclara al respecto que Tnnies empleen la primera versin de suobra capital la expresin mscomn Willkr que se emplea usualmente para designarla arbitrariedad) yobserva queTnnies no fue plenamente claro en la diferenciacinde esas dos voluntades. Parsons estableci la diferencia con mayor limpieza enTheStructureof ocialAction.Cf. F.TNNIES, Comunidad y asociacin, Barcelona, Pennsula,1979 v. o.:GemeinschaftundGesellschaft:AbhandlungdesCom munismusundSocialismusais empirischer Culturformen, Leipzig, Fues's Verlag, 1887, 2.a ed.: GemeinschaftundGesellschaft. Grudbeg riffederreinenSoziologie,1935),losconceptosKrwilleyWesenswilleestn tratadosen las pp. 88 y 107 de la segunda edicin,que es lamatrizde lasnumerosasreimpresiones posteriores del libro; A. MITZMANN, Toennies and Germn Society,en

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    tipos de unidad corresponde a todas las formaciones comunitarias como lafamilia, la tribu, etc., y el ltimo a las formaciones asociativas.En cuanto a la conexin generacional considerada en s misma, no cabecaracterizarla como un grupo concreto en el sentido en que lo es la comuni-dad, donde el saber unos de otros in concreto es condicin previa, y cuyadescomposicin anmico-espiritual tiene lugar cuando se diluye la proximidadexterior. Pero la conexin generacional tampoco es semejante a las formacio-nes asociativas como, por ejemplo, las mancomunidades, donde lo carac-terstico es la fundacin conscien te y querida , la adhesin a estatutos y larevocabilidad, las cuales tienen, en este caso, la funcin de reemplazar a lamera proximidad exterior y a la vinculacin que se da simplemente de maneravital.

    Hablamos de grupo concreto cuando existen lazos que unen a los indi-viduos a un grupo, ya sea que estos lazos hayan crecido orgnicamente o quehayan sido establecidos. Pues bien, la conexin generacional es un ser losindividuos unos con otros en el que se est vinculado por algo; pero de estaadhesin no se deriva an, de forma inmediata, ningn grupo concreto. Contodo, la conexin generacional es un fenmeno social cuyas propiedades tie-nen que ser descritas y comprendidas.Tal vez pueda ayudar en la aclaracin que mencionemos una categorasocial completamente distinta en apariencia y que muestra una semejanza con

    la conexin generacional en determinados hechos estructurales bsicos, aun-que en cuanto al contenido es en realidad diametralmente opuesta a ella.Estamos pensando en el fenmeno de la situacin de clase.En su sentido msamplio, se puede entender por situacin-de clase la afinidad de posicin queestn destinados a tener determinados individuos dentro de la contexturaeconmica y de poder de su respectiva sociedad. Uno es proletario, empresa-rio, rentista, etc., y lo es po rqu e exp erim enta siempre el gravoso peso de unaposicin especfica en la con textu ra de la sociedad ya sea en forma de presinsocial o de oportunidad social). Esa posicin en los mbitos sociales no escomo la pertenencia a una asociacin, que puede revocarse mediante un actointelectual y voluntario 525-526); pero por ese hecho tampoco se encuentrauno vinculado en el mismo sentido en que lo est en la comunidad, donde, pordestino vital, uno est vinculado con todos los hilos de su existencia a ungrupo concreto.

    La posicin slo se puede abandonar por ascenso o por descenso, bien seanstos individuales o colectivos, y es indiferente, de entrada, si esto ocurre porpropio mrito, por el propio esfuerzo o debido a la coyuntura social o pormera casualidad.La pertenencia a una asociacin se extingue al revocarse la relacin; losvnculos comunitarios se acaban cuando las relaciones espirituales-anmicas seJournal ofthe History ofIdeas,32 1971), 507-524, pp . 507-508; S.LISSARRAGUE,Bosquejo dela teora social, Madrid , Inmansa, 1966, pp . 155-156, 162; la cita es de la p. 156, yT. PARSONS,La estructura de la accin social,I-II, Madrid, Guadarrama, 1968, tomo II,pp. 836-846 v. o.: 1937).

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    KARL MANNHEIMdisuelven en nosotros mismos, o en los dems miembros del grupo; la anteriorsituacin de clase pierde relevancia para nosotros cuando la reconfiguramos alcambiar nuestra posicin econmica y de poder.Unose encuentraen un a situacin de clase, y es secundario si lo sabe o no , sise suma a ella o si oculta ante s mismo que est agregado a ella.No es de ningn modo cierto que una situacin de clase posea siempreconciencia de clase, aunque en determinadas condiciones sociales sta puedasurgir de aqulla, conferirle un cuo especial y posibilitar la configuracin delfenmeno de la clase que se autoconstituye a partir de la mera situacin declase26 . Pero lo que aqu nos interesa, en estrecha conexin con las formacionesya analizadas, es nicamente el fenmeno de la posicin Lagerung) en losmbitos sociales. Frente a las unidades de los grupos concretos se da elfenmeno del parecido que los hombres tienen por su posicin en los mbitossociales se trata de un momento donde la situacin de clase y la conexingeneracional se asemejan.En este primer paso del anlisis hemos tomado elfenmeno de la posicincontraponindolo a la formacin de grupos concretos.Y es en esa perspectivadonde tan claro parece, de entrada, que la conexin generacional descansa enel parecido que hay entre los individuos agregados a una generacin por suposicin en los m bitos sociales 526-527).2. LA DELIMITACIN DEL PLANTEAMIENTO BIOLG ICO Y SOCIOLGICOEN EL MBITO DE LOS FENMENOS GENERACIONALES

    La afinidad de posicin que pueda existir en un mbito social slo puededeterminarse indicando la contextura concreta en la cual, y por medio de lacual, uno se encuentra situado de modo parecido dentro de la vida sociohistrica.La situacin de clase se fundamentaba en la correlativa existencia, en lasociedad, de una estructura econmica y de poder que est en transformacin.Por su parte, la posicin generacional die Generationslagerung) se fundamentaen la existencia del ritmo biolgico en el ser ah del hombre: en los hechosde la vida y de la muerte y en el hecho de la edad. Uno se encuentra en unaposicin parecida a la de otros en la corriente histrica del acontecer socialdebido a que pertenece a una generacin, a un mismo ao de nacimiento.Se podra pensar, entonces, que el fenmeno social de la comunidad depertenencia a una generacin se puede comprender y deducir inmediatamentedesde las estructuras biolgicas. Ese es precisamente el error de todas las

    26 La aclaracin del nivel de desarrollo y de las condiciones en las que se produce laelevacin de la situacin de clase a conciencia de clase puede servir de tema para unainvestigacin histrico-sociolgica. Tambin puede convertirse en problema histrico-sociolgico el intento de saber cundo se hacen conscientes de su posicin generacionaly convierten esa conciencia en la base del estar-vinculado las nuevas generaciones.Por qu se eleva a la conciencia la unidad generacional precisamente durante lajuventud? Esa es la cuestin que hay que resolver aqu en primer plano.

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    EL PROBLEMA DE LAS GENERACIONESteoras naturalistas. Intentan stas deducir lo sociolgico de esos datos natura-les, y querran hacer que el fenmeno social surgiera de esas realidades que, enprincipio, son meramente antropolgicas. Desde la antropologa y la biologaslo son comprensibles el hecho de la vida y de la muerte, la limitada duracinde la vida y las transformaciones anmicas, espirituales y corporales que seproducen con la edad; pero no as la relevancia que cobran esos hechosoriginarios para el ser con otro histrico y social.El fenmeno sociolgico de la conexin generacional se fundamenta en elhecho del ritmo biolgico del nacimiento y de la muerte. Estar fundamentadoen algo no llega a significar ser deducible de estar contenido en ese algo. Unfenmeno que se fundamenta en otro no puede darse ciertamente sin l, perocontiene en s, en contraposicin con el fenmeno que lo fundamenta, unsobrea adido cualitativamente prop io y no deduc ible de aqul 527-528). Si elser con otro de la sociedad de los hombres no se diera, si no se diera unaestructura determinada y propia de la sociedad, si no se diera una historia quese apoya en continuidades especficas de cierta clase, no nos enfrentaramos,entonces, con las formas de conexin generacional que se apoyan en el fen-meno de la posicin, sino tan slo con el nacimiento, el envejecimiento y lamuerte. Por lo tanto, el problema sociolgico de las generaciones comienzadonde se distingue la relevancia sociolgica de esos datos previos. Ah est laprimera tarea para ir ms all de los fenmenos elementales: comprenderla conexin generacional como un tipo especfico de posicin social.3. LA TENDENCIA INHEREN TE A UNA POSICIN

    La situacin de clasey la situacin generacional la comunidad de pertenen-cia a aos de nacimiento prximos) tienen algo en comn, debido a la posicinespecfica que ocupan en el mbito sociohistrico los individuos afectados porellas. Esa caracterstica comn consiste en que limitan a los individuos adeterminado terreno de juego dentro del acontecer posible y que les sugierenas una modalidad especfica de vivencia y pensamiento, una modalidad espe-cfica de encajamiento en el proceso histrico. Por lo tanto, una posicin de esetipo elimina, de entrada, un gran nmero de las modalidades y formas devivencia, pensamiento, sentimiento y accin que son posibles en general, ydelimita determinadas posibilidades circunscritas como terreno de juego delas realizaciones de la individualidad. Pero al fijar esa limitacin negativa nonos hemos hecho cargo de todo. Porque existe, adems, en sentido positivouna tendencia hacia determinados modos de conducta, sentimiento y pensa-miento, que es inherente a cada una de esas posiciones y que los socilogospueden captar comprensivamente a partir del poderoso peso de la posicin.Queremos, por eso, hablar de una tendencia inherente a cada posicin quepuede ser determinada desde la propia posicin.La sociedad se presenta con un aspecto determinado ante una determinadasituacin de clase mediante una experiencia que se repite constantemente;

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    KARL MANNHEIMpero eso ocurre tambin con los contenidos del sentimiento, del pensamientoy de la vivencia que llenan el m bito socioespiritua l 528-529 ). Estos noexisten en general, sino que en cada situacin de clase estn presentesnicamente con un aspecto determinado. Es extremadamente probable quelos proletarios participen de los bienes culturales de un modo que en suestrato es usual y que slo participen de determinados bienes culturales.Incluso si considersemos una espiritualidad tan unitaria y fascinadora comola de la cultura eclesistica medieval, veramos que ofrece unos contenidosdeterminados al clrigo que practica la teologa, otros distintos al juez, otros almonje, y as sucesivamente. Pero tambin donde se ofrecen o son accesibles losmismos contenidos espirituales y en la medida en que lo son, el propiomodo de acceso a ellos, y tambin el modo y la manera de cambiarlos, deelaborarlos o de desarrollarlos, estn siempre ms o menos determinados enuna direccin. En estos casos es frecuente decir que los modos de acceso hande determinarse en cada ocasin por medio de las tradiciones especficas delestrato correspondiente. Pero las tradiciones de los crculos de vida y de losestratos sociales no slo son comprensibles y explicables desde la historia, sinoprincipalmente desde la posicin que los estratos en cuestin ocupan en elconjunto del mbito de juego social. Las tradiciones que empujan en unadeterminada direccin slo se mantienen mientras la posicin del estrato quelas sostiene en los mbitos sociales permanece igual en todos sus aspectos. Laconfiguracin concreta de una actitud o de un contenido dado no resulta de lahistoria de una determinada tradicin, sino que en ltimo trmino resulta dela historia de la posicin con la que aqullos han nacido y con la que se hansolidificado dentro de una tradicin.

    4. H ECH O S BSICOS EN EL MBITO DE LOS FENMEN OS GENERACIONALESDe acuerdo con la descripcin que hasta ahora hemos hecho, la conexingeneracional no es, ante todo, otra cosa que una modalidad especfica deposicin de igualdad dentro del mbito histrico-social, debida a la proximi-dad de los aos de nacimiento. Si lo que es propio de la posicin de clase sepuede determinar estrechamente mediante la caracterizacin de las condicio-nes econmico-sociales por su parte, la posicin generacional se puede deter-minar a partir de ciertos momentos vitales basados en los datos naturales dela mudanza de las generaciones que sugieren a los individuos afectados por

    ellos dete rminadas formas de vivencia y pensam iento 529-530).Podemos llegar a tener con toda claridad ante los ojos cules son exacta-mente los momentos estructurales que se establecen, en la vida y en la viven-cia, mediante el fenmeno de la generacin. Basta para ello que con prop-sito experimental nos preguntemos, en nuestro fuero interno, cmo apare-cera la vida social humana si una generacin viviese eternamente y no tuvieselugar ninguna sucesin generacional ms. Frente a la sociedad humana

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    utpicamente construida queconcebiramosde esemodo, lanuestra secarac-teriza27 :a por la constante irrupcin denuevos po rtadores decultura;b por lasalida de los anteriores portadores decultura;c por el hecho de que los portadores de cultura de una conexingeneracional concreta slo participan en un perodo limitado delproceso histrico;d por la necesidad de la tradicin transmisin constante de losbienes culturales acumulados;e por el carcter continuo del cambio generacional.Estos son los fenmenos bsicos que se derivan nicamente del merohecho de la existencia de una sucesin de generaciones, de donde, por estavez, abstraemos intencionadamente losfenmenos de envejecimiento corporaly espiritual28.Enadelante,yatenindono saesos punto s, intentarem os pone rderelieve la importancia que esos estados de cosas elementales tienen desde elpunto devistade la sociologa formal.

    a ha constante irrupcindenuevos p ortadoresdeculturaEn contrastecon la sociedad utpica que habamos construido, la nuestra,que se renueva generacionalmente, est caracterizada en primer trminopor-que la creacin y la acumulacin de cultura no se realiza en los mismosindividuos, sino que en nuestra sociedad irrump en constantem ente nuevosaos de nacimiento.Esto significa, para empezar, que la cultura la desarrollan hombres quetienen unnuevo accesoal bien cultural acumulado.A la vez, ydada landolede nuestra estructura anmica, esa nueva modalidad de acceso significa unconstante distanciamientodelobjeto,unanueva mod alidaddecomienzo m edian-

    27 Puesto que las ciencias del espritu y las ciencias sociales no tienen a su disposicinningn experimento que sea adecuado para este caso, pudiera ser que, con frecuencia,un experimento mental como el que proponemos ayude a aislar los factores msimportantes.28 Sobre el ser joven, el envejecer y la relevancia espiritual que esos fenmenostienen, comprense, entre otros, Spranger se pueden encontrar en la obra de este autorms referencias sobre la vida del alma de la juventud; vase, en conexin con estotambin, Honigsheim y, tambin, A. E. Brinckmann quien trabaja con el mtodointerpretativo de la historia del arte), Jacob Grimm, F. Bol que trabajan segn elmtodo histrico-filolgico). En nuestra bibliografa no hemos citado la literatura sobrela jugendbewegung asunto que de por s constituye un mbito problemtico especfico).Cfr. F. BOLL, Die Lebensalter. Ein Beitrag zur antiken Ethnologie und zur Geschichte derZahlen, Berln, 1913; A. E. BRINCKMANN, Sptwerke grosser Meister, Frankfurt, 1925;J. GRIMM, ber das Alter,Reclams Universal Bibl.,n.5311;P.HONIGSHEIM,Die Pubertt,RlnerVierteljahresheftefrSoziologie, III 1924), 4;SPRANGER,Vsychologie er]ugendalters,Leipzig, 1925.

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    te la apro piaci n, elabo racin y desarrollo de lo que est a disposicin 530-531). Por lo general, la nueva modalidad de acceso es un fenmeno relevan-te en la vida social, y que slo en ella encuentra una realizacin especfica. Enla vida de los individuos tiene gran significacin el hecho de que el destino lesobligue a dejar su grupo de origen y a ingresar en nuevos grupos sociales:cuando un joven deja su familia, o un campesino abandona el campo, paraemigrar a la ciudad; cuando un emigrante deja su patria, cuando un trepadorcambia de lugar o de clase social. Como se sabe, en todos esos casos sucedecon toda evidencia una alteracin muy esencial en la postura de la conciencia;una mudanza no slo en cuanto a la propia clase de contenido del material quese recibe, sino en la propia disposicin anmico-espiritual. Pero todas estasformas de nueva modalidad de acceso se caracterizan porque ocurren siem-pre en el mbito de una vida individual, mientras que, por contra, la que elfenmeno de la sucesin generacional establece se fundamenta en la irrupcinde nuevas unidades vitales, corporales y anmicas que realmente empiezan unanueva vida. Se puede decir que el joven, el campesino, el emigrante, eltrepador empiezan una nueva vida, pero slo lo hacen en un sentido restrin-gido; mientras que en el otro caso, en cambio, el nuevo acceso al biensociocultural no lo establecen las transformaciones sociales, sino que se debe adeterminaciones vitales. De acuerdo con esto, distinguimos entre dos tiposesencialmente diferentes de nuevas modalidades de accesoal mbito social yal con tenido de ste: el que se fundam enta en los desplazam ientos sociales y elque se basa en los m om entos vitales cambio generacional). Potencialmente elltimo es mucho ms radical, porque la mudanza de la disposicin se realizaen los nuevos portadores, y para stos no conserva la misma relevancia lo queen la historia anterior haba sido objeto de apropiacin.

    Si el cambio de generacin no se diera, el fenmeno especfico del nuevoacceso que se fundamenta en lo vital no tendra lugar. Al ser siempre, en estecaso, los mismos hombres portadores y agentes del desarrollo del bien cultu-ral, seran posibles, ciertamente, nuevas modalidades de acceso debidas alos desplazamientos sociales, pero faltaran esas formas ms radicales de nue-vas modalidades de acceso 531-532). Sera mucho ms pro bable as que, unavez adoptad as, las intencion es bsicas las disposiciones vivenciales, las direc-ciones del pensamiento) se conservaran permanentemente lo cual en smismo es una ventaja, pero una ventaja lastrada por una unilateralidad fija yfatal. Slo si esos hombres utpicos gozaran de una conciencia total, igual-mente utpica, si vivenciaran todo lo vivenciable, pudieran saber todo lo quepuede saberse y gozaran de una elasticidad como para poder empezar siemprede nuevo, slo entonces se compensara, hasta cierto punto, la falta de lasucesin de generaciones. Slo con esa elasticidad interior, esa nuevamodalidad de acceso, establecida por los desplazamientos histricos y socia-les, podra bastar para reconfigurar la vida interior y exterior de acuerdo conlas nuevas circunstancias. Si partimos de la contraimagen utpica que se hapropuesto, resulta visible que, en nuestra vida social, el hecho de la irrupcinconstantemente renovada de hombres nuevos es la compensacin directa del

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    hecho de la parcialidad de cada conciencia individual. La irrupcin de nuevoshombres hace, ciertamente, que se pierdan bienes constantemente acumula-dos; pero crea inconscientemente la novedosa eleccin que se hace necesaria,la revisin en el dominio de lo que est disponible; nos ensea a olvidar lo queya no es til, a pretender lo que todava no se ha conquistado.

    b) La salida constante de los anteriores portadores de culturaCon lo que acabamos de decir se ha a ludido ya a lo que es ms esencial en elfenmeno destacado en segundo lugar, la constante salida de los anterioresportadores de cultura El morir de las generaciones anteriores proporciona el

    olvido que se hace necesario en el acontecer social. Para la continuacin de lavida de nuestra sociedad, el recuerdo social es exactamente tan necesariocomo el olvido o la irrupcin de nuevos actos.En este punto es preciso, sin embargo, replantear con qu configuracinsocial est presente el recuerdoy cmo se realiza la acumulacin cultural en lasociedad humana. Puesto que lo anmico y espiritual slo existe en la medidaen que se produce y se reproduce actualmente, las vivencias y las experienciaspasadas slo tienen relevancia en la medida en que estn disponibles en larealizacin actual. Las vivencias pasadas pueden, en este sentido, estar presen-tes de dos mo dos por esta vez y en atencin al pro psito que preside nuestrasconsideracion es, tratarem os slo esas dos modalidad es) 532-533):

    1) Com o mode los conscientes29 por los que uno se orienta, como tanslo por poner un ejemplo la Revolucin francesa, por la que se orientan,consciente o semiconscientemente, la mayor parte de las revoluciones poste-riores; o bien2) Incon scientem ente com primidas , slo intensiva, virtualmentepresentes: como estn todas las experiencias pasadas en la configuracin con-creta de una herramienta; o como ocurre en una forma especfica de vivenciael sentimentalismo, por ejemp lo), do nd e la historia de la vida del alma estvirtualm ente conten ida. Cada realizacin actual opera selectivamente en lamayora de los casos, de manera inconsciente): lo tradicional se acomoda a lasnuevas situaciones presentes; o bien se configura lo que es nuevo y, entonces,29 Este no es el lugar adecuado para enumerar la multiplicidad completa de lasformas del recuerdo social. Se fijarn aqu con intencionada restriccin y simplificacinlas dos posibilidades polares del recuerdo social. Por modelos conscientes en el ms

    amplio sentido puede entenderse todo saber global que se almacena en nuestras bibliotecas.Ese saber disponible en las bibliotecas slo se trae constantemente a consideracin parala continuacin de la vida en la medida en que siempre vuelve a actualizarse. Pero stepuede actualizarse de dos modos, como forma previa o saber previo que regulaintelectualmente la conducta y que le sirve a uno para orientarse, o como experienciacomprimidamente presente en la realizacin. Un tratamiento aparte necesitan las esferasdel instinto y las copresentes esferas reprimidas y subconscientes especialmente tratadaspor Freud.

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    es frecuente descubrir en lo tradicional aspectos, posibilidades sugeridas,que inmediatamente antes no haban sido reconocidos30 .En los escalones primitivos de la vida social se produce ms bien unaseleccin inconsciente. Lo pasado est all ms bien comprimida, intensi-va, virtualmente presente. Esa modalidad selectiva inconsciente tambinfunciona en aquellos sedimentos anmico-espirituales que estn ms profun-damente situados en el presente escaln de la existencia social, en los cuales eltempode desarrollo no es tan relevante. Slo es preciso que la seleccin se hagaconsciente, que se torne reflexiva, all donde ya no bastan las transformacionessemiconscientes de los tradicionalistas. Fundamentalmente se racionalizan y sehacen reflexivas slo aquellas esferas que se han vuelto cuestionables por las

    transformaciones de la contextura histrico-social, aquellas donde la transfor-macin necesaria ya no se XZ2XYL sin reflexin y donde la reflexin viene aconvertirse en una tcnica de desestabilizacin 533-534).En los planos culturales que antes se nos hacen visibles por medio de lareflexin slo estn contenidos aquellos elementos que en algn momento ylugar del curso del proceso de la vida se han vuelto problemticos; lo cualno quiere decir que aquello que una vez se hizo reflexivo y problemtico nopueda regresar a lo aproblemtico, al intacto fondo de la vida. Se puede decir,y vale para todos los casos, que aquellas formas del recuerdo social que poseen

    reflexivamente el pasado son mucho menos relevantes hasta su prop ia exten-sin tiende a ser comparativamente insignificante) que aquellas otras en lasque dichas formas estn virtual, intensivamente presentes. Tambin cabe decirque lo que se convierte en reflexivo es mucho antes funcin de lo irreflexivoque al contrario.Ahora bien, es esencial distinguir aqu entre el recuerdo que ha sido objetode apropiacin y el recuerdo que fue individualmente obtenido por uno mismo distincin que vale tanto para contenidos reflexivos como para los no reflexi-vos). Hay una diferencia esencial entre haberme limitado simplemente a recibir-lo y no haberlo hecho. Slo poseo verdaderamente el recuerdo que he obtenidopor m mismo, el saber que verdaderamente he obtenido yo en situacionesreales. Slo ese saber queda fijado. Pero, adems de fijarse, ocurre que slo esetipo de saber sujeta de verdad. Por un lado, sera un valor deseable que todo loque el hombre poseyese en el alma y en el espritu fueran recuerdos adquiridosdirectamente por l. Sin embargo, en ese caso el peligro estribara en que losms tempranos modos del tener y de la apropiacin pudieran reprimir todaslas nuevas apropiaciones que se aadan despus. En muchos aspectos es

    ventajoso que los ancianos sean ms expertos que los jvenes. Por otra parte,su gran falta de experiencia significa para la juventud una disminucin dellastre, una facilidad para proseguir la vida. Alguien es viejo, ante todo, cuan-50 Ese redescubrimiento de las posibilidades que se desprenden de lo tradicional,que se produce al realizarse lo nuevo, nos permite comprender el hecho de que losmovimientos reformadores y revolucionarios puedan enlazar a menudo sus nuevasverdades con las antiguas.

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    do31vive en el con texto de una experiencia especfica que l mismo obtuv o y quefunciona como una preconfiguracin, por cuyo medio cualquier nueva expe-riencia recibe de antemano, y hasta cierto punto, la forma y el lugar que se leasignan. Por contra, en la nueva vida las fuerzas configuradoras se constituyenpor primera vez; en ella, todava pueden ser asimiladas por s mismas las inten-ciones fundamentales de esa conocida impetuosidad que es propia de las situa-ciones nuevas. Una especie que viviera eternamente tendra que aprender aolvidars e de s mism a, y com pen sar la falta de nuevas gen erac ione s 534-535).

    c) Los portadores de una conexin generacional concreta slo participanen un perodo del proceso histrico temporalmente delimitado

    Tambin el tercer hecho bsico que los portadores de una determinadaconexin generacional sloparticipan en un perodo del proceso histrico tempo-ralmente delimitado es, sin ms, explicitable en conexin con el que hemosdestacado hasta ahora. Los momentos destacados hasta ahora slo han puestode relieve los fenmenos que estn conectados con el constanterejuvenecimiento de la sociedad. Hay capacidades que slo pueden llegar arealizarse mediante la efectividad de los nuevos nacimientos, como son la dedisponerse de nuevo a partir de la nueva sustancia vital, o la de formar unnuevo destino, nuevas formas de expectativas preconfiguradoras a partir de unnuevo contexto de experiencia. En oposicin a esos momentos que se dan slocon el rejuvenecimiento social, habr que comprender ms exactamente elfenmeno de la afinidad de posicin, que ya se indic pero que no ha sidoan explcitamente analizado32 .

    51 Si se ignoran por esta vez como se propuso anteriormente los momentosvitales biolgicos del envejecimiento corporal y anmico.1 1Debe acentuarse que ese pode r disponerse de nuevo al que se alude en esesentido nada tiene que ver con ser conservador o progresista. No hay nada msincorrecto que suponer como presume acrticamente la mayora de los tericos de lasgeneraciones que la juventud sea en s misma progresista y la vejez en s mismaconservadora. Las experiencias del presente bastan para sealar que la generacin dems edad, la generacin liberal, puede ser en lo poltico ms progresista que determinadoscrculos juveniles corporaciones estudiantiles alemanas, etc.). Co nservador yprogresista son categorash istrico-sociolgicas, que estn orientadas por una determinadadinmica histrica de contenido concreto, mientras que anciano, joven, nuevamodalidad de acceso propio de la generacin, son categoras pensadas desde la sociologaformal. Para decidir si una juventud determinada es conservadora, reaccionaria oprogresista hay que conside rar aunque tamp oco exclusivamente, pero s en primertrmino) si sta cuenta, desde su correspondiente lugar social, con el estatus que haencon trado en la sociedad como una oportun idad para la propia prom ocin social yespiritual. Pero su ser joven, su nueva modalidad de acceso, se demuestran, entreotras cosas, porque, estando la juventud inmersa en el seno de esas corrientes queseleccionaremos de ahora en adelante, realiza con mayor facilidad una transformacin yadaptacin de las mismas a la nueva situacin total; as, en la corriente conservadora, escapaz de encontrar para dicha orientacin poltico-espiritual una forma correspondiente

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    De entrada, una generacin est situada de un modo afn cuando participaparalelamente en un mismo perodo del acontecer colectivo. Pero esto propor-ciona una determinacin pura m ente mecnica y externa del fenmeno de laposicin. Si antes nos hemos referido a la estructura del recuerdo, tenemosahora que atender al fenmeno de la estratificacin de la vivencia 535-536). Loque constituye la posicin comn en el mbito social no es el hecho de que elnacimiento tenga lugar cronolgicamente al mismo tiempo el hecho de serjoven, adulto o viejo en el mismo perodo que otros, sino que lo que laconstituye primariamente es la posibilidad, que en ese perodo se adquiere, departicipar en los mismos sucesos, en los mismos contenidos vitales; ms an, laposibilidad de hacerlo a partir de la misma modalidad de estratificacin de laconciencia. Resulta fcil pro bar que el hecho de la contem poraneidad cronolgicano basta para constituir posiciones generacionales afines. Nadie querra soste-ner qu e la juven tud china y la alemana se enc ontra ran en afinidad de posicin entorno a 1800. Slo se puede hablar, por lo tanto, de la afinidad de posicin deuna generacin inserta en un mismo perodo de tiempo cuando, y en la medidaen que, se trata de una potencial participacin en sucesos y vivencias comunes yvinculados. Slo un mbito de vida histrico-social comn posibilita que laposicin en el t iempo cronolgico por causa de nacimieno se haga so-ciolgicamente relevante. Traigamos aqu de nuevo a consideracin el mencio-nado fenmeno de la estratificacin de la vivencia. Incluso las ms viejas gene-raciones que todava estn presentes vivencian recorridos parciales del aconte-cer histrico junto a la juventud adolescente y, no obstante, no se les puedeatribuir la misma posicin. El hecho de que desentonen es esencialmentecomprensible gracias al fenmeno de la diversificada estratificacin de la vida.El carcter estructural de la conciencia hum ana se pue de caracterizar p or m ediode una determinada dialctica interna. Para la formacin de la conciencia esen gran medida decisivo cules sean las vivencias que se depositan como pri-meras impresiones, como vivencias de juventud, y cules sean las que vienenen un segundo o tercer estrato , y as sucesivamente. Ms an: resulta ser com ple-tamente decisivo para una experiencia que ha de ser vivenciada por unindividuo as como tam bin para la formacin y la relevancia de sta elhecho de que opere como una decisiva primera im presin de juventud, o que nolo haga y funcione, por tanto, como una vivencia tarda. Las primeras impre-siones tienden a quedar fijadas como una imagen natural del mundo. Por consi-guiente, cualquier experiencia tarda se orienta por medio de ese grupo devivencias, y puede ser que sea sentida como confirmacin y satisfaccin de esecon la situacin moderna; en el socialismo, una forma de esa tradicin adaptada alpresente. Esto tambin constituye una valiosa prueba de la tesis principal de estacontribucin, que despus ser an ms detalladamente confirmada, a saber: que loshechos vitales como el ser joven o el envejecer) no implican inmediatam ente, en cuantoal contenido , determinado s modos de com portamiento espiritual como equipararincondicionalmente ser joven con ser progresista, etc.), sino que implican nicamentetendencias formales que slo pueden convertirse en relevantes en los elementos socialesy espirituales. Toda equiparacin o combinacin directa de los datos biolgicos con lasmanifestaciones espirituales conduce a un quid pro quo que slo suscita confusin.

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    primer estrato de experiencia o, por el contrario, como su negacin o anttesis 536-537). Incluso las vivencias reunidas en el curso de la vida no se acumulansencil lam ente por adicin y am on ton am ien to, s ino que se art iculandialcticamente en el sentido ya descrito. No podemos aqu perseguir endetalle esa especfica articulacin dialctica que est potencialmente presenteen cualquier obra r, pensar y sentir que se realiza actua lmente lo an titticoslo es una forma de agregacin de las vivencias tardas a las anteriores). Perotodo esto es seguro: el predominio de las primeras impresiones permanecevivo y determinante, aun cuando todo el decurso sucesivo de la vida no tengaque ser otro que una negacin y una descomposicin de la imagen natural delmundo recibida en la juventud. Pues tambin en la negacin se orienta unopor lo negado y se deja involuntariamente determinar por ello. Si se consideraahora que cualquier vivencia concreta recibe su semblante, su determinadaconfiguracin, a travs de ese orientarse por las vivencias primordiales, se haceentonces comprensible la significacin que ese primer estrato de la concienciatiene para la ulterior configuracin de los contenidos de la conciencia. Una delas ulteriores manifestaciones emparentada con el fenmeno que acabamosde analizar es el hecho de que dos generaciones que se siguen entre scombaten siempre, en el mundo y en s mismas, cada una a un antagonistadistinto. Mientras que los viejos combatan algo que todava haba en ellos oen el mundo externo, y orientaban hacia ese antagonista todas las intencionesde su sentimiento y de su voluntad y tambin las aclaraciones conceptuales,para la juventud, en cambio, ese antagonista ha desaparecido. Para esa genera-cin la orientacin primaria se establece en otra parte completamente distinta.En gran medida es de ese desplazamiento de la vivencia polar que seproduce al desaparecer el contrincante interior y exterior, cuyo puesto escontinuamente ocupado por otro de donde nace, en el proceso histrico,aquel desarrollo no rectilneo que tan frecuentemente se ha observado, espe-cialmente en la esfera de la cultura. Esa dialctica que comienza con elcambio generacional faltara en esa sociedad nuestra que habamos construidoutpicamente. En ella, slo las polaridades sociales en la medida en queestuvieran presentes podran ejercer como momentos dialcticamente efec-tivos 337-338). Los hom bres de esa sociedad utpica tend ran com o primerestrato de experiencia las primeras experiencias histricas de la humanidad, ytodo lo que viniera despus estara fundamentalmente orientado por ellas.

    d) La necesidad de la tradicin transmisin constante de los bienesculturales acum ulados

    La necesidad de una tradicin transmisin constante de los bienes culturales acumulados condiciona tambin determinadas estructuras a las que almenos tenemos que aludir aqu. En este caso slo van a ser momentneamentecitadas. Una utpica generacin que se diera solitariamente y de una vez para

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    siempre podra desconocer la necesidad de la tradicin. Lo msesencial entoda tradicin eshacerque las nuevas generaciones crezcanen elseno de loscomportamientos vitales,de los contenidos sentimentalesy de lasdisposicio-nesque hanheredado. Frentea eso, lo que seenseade forma conscientees dealcancemslimitado , tanto cuan titativamente como desdeelpunto devistadela significacin. Todos aquellos contenidos ydisposiciones que siguen funcio-nando sin problemas en la nueva situacin vital y que constituyen as elfondo vital33 se transmitirn inconscientemente; sern legados, transmiti-dos, involuntariamente, sin que ni maestro ni pupilo sepan nada al respecto.Loque seensea o seinculca de manera consciente pertenecea esesedimentoque, en algn lugar y en algn momento delcursode lahistoria,se havueltoproblemtico y reflexivo. Por eso tambin ocurre a menudo que ese fondo que simplemente se infiltra por influencia del mili u durante el primertiempo de juventud) sea el estrato histrico msantiguo de la conciencia,yque, en cuanto tal, tienda a establecerse y estabilizarse como imagen naturaldel mundo34 538-539).Tambin en la primera juventud se recogen contenidos reflexivos tanampliamente aproblemticos como esos sedimentos vitales ms profunda-mente depositados. El nuevo germen de vida anmico-espiritual, que estpresente de forma latenteen losnuevos hombres, todava nollegaen absolutoa ser lmismo en sentido propio. Laposibilidad de la puesta en cuestinnace a los 17 aos35 a m enud o antes, frecuentemente despus , en elmomento en quecomienza la vida autoexperimentada. Slo entonces, la vida

    33 Nota del traductor: En este pasaje, Mannheim recurre en varias ocasiones a laexpresin francesa fonds capital, fondos) y la utiliza sola o como en este caso y comopuede verse tambin en la nota siguiente) para construir palabras compuestas consustantivos alemanes, comoLeben vida) oSeele alma).34 Es difcil determinar el momento en que se cierra en el individuo ese proceso;difcil es establecer el momento a partir del cual apenas prosigue la constitucin de esefondo vital inconsciente en el que descansan tambin las propiedades nacionales yregionales; del que arrancan las entelequias regionales y nacionales). El procesoparece estar cerrado cuando ese fondo vital aproblemtico apenas se altera ya directamente.El chico, el joven que es arrojado a un nuevo milieu siempre est en situacin de estarabierto a nuevas influencias de ese tipo. Dejan stos, sin ms, que se infiltren en ellosnuevas posturas anmicas, nuevas costumbres; que su lenguaje y dialecto cambien. Eladulto, transferido a una nueva situacin vital, slo transforma conscientemente ciertosaspectos de sus modos de comportarse y de pensar, pero nunca lo hace de esa maneraradical. En la mayora de los casos, las posturas ms fundamentales de ese fondo delalma y, en lo externo, tambin el habla y el dialecto permanecen en escalonesanteriores. Parece, por tanto, que se puede encontrar un indicio indirecto del cierre deese proceso en el habla y en la pronunciacin. Si se puede comprobar cundo se cierrael proceso de adquisicin del habla, del dialecto del individuo, dispondramos al menosde un punto de apoyo para fijar el momento en el que se haya de situar el cierre de laconstitucin del fondo vital en el individuo. Segn las investigaciones cientficas dellenguaje propuestas por A. Meillet el lenguaje cotidiano, el dialecto del individuo,apenas cambia a partir de los 25 aos A. MEILLET, Methode dans les sciences Pars,Alean, 1911; vase del mismo autor, adems, Introduction a Vtude comparative deslangues indo-europennes 1903, citado por MENTR,op. cit. pp. 306 ss.).

    35 Tambin Sprangerestablece un importante corte en torno a los 17 aos.

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    crece por vez primera desde la problemtica presente y tiene la oportunidadde experimentar esa problemtica en s misma. Slo entonces se constituirnaquellos estratos de los contenidos de la conciencia y aquellas disposicionesque debido a la nueva posicin histrica y social han pasado a ser proble-mticos y que, por eso, se han hecho conscientes; slo entonces se est verda-deramente presente. La lucha de la juventud combatiente se produce entorno a esos sedimentos, y si sigue siendo radical, no se percata de que enrealidad slo transforma el sedimento superior de la conciencia que se hahecho reflexivo. Parece ser, pues, que los sedimentos ms profundos no sedesestabilizan36 sin ms y, tambin, que cuando se hace necesario los procesosse insertan en el plano reflexivo y que es a partir de ese plano como lo habitualse transforma37 . El hecho de que la juventud est presente significa, por lotanto, que est ms cerca de la problem tica a consecuencia del nuevoacceso potencia l, etc.) 539-540); significa, incluso, vivenciar como anttesisprimaria lo que se ha concebido en una situacin de desestabilizacin y,tambin, vincularse en la lucha contra sta. Mientras tanto, la vieja generacinpersiste en su ms temprana reorientacin.

    Partiendo de ah, se ve hasta qu punto es difcil conseguir una educaciny una enseanza adecuada s en el sentido de la com pleta transmisin de losejes de la vivencia que son necesarios para el saber activo), puesto que laproblemtica vivencial de la juventud se plantea frente a un contrincantedistinto al del maestro. Dejando al margen el caso de las ciencias exactas, hayque decir que no se trata en esos casos de la relacin de un representante de laconciencia en general con otro, sino de la relacin entre un posible eje de

    56 Desde este punto de partida puede hacerse comprensible la anticipacin de lastransformaciones reales por medio de las ideas. Hay que pensar aqu en el conceptofrancs de idee y no en el original de la idea platnica. Esa idea moderna tiendea desestabilizar y a poner en movimiento el contexto social. No est presente en lasunidades sociales estticas como son los ambientes vitales campesinos que todava semantienen cerrados sobre s mismos por cuanto en ellas uno se alimenta anaproblemticamente de ese fondo que se ha transmitido de manera inconsciente. Por lodems, tampoco ocurre en ese caso que la nueva generacin se contradistinga de losmayores precisamente mediante una adhesin ideolgica de ese tipo. El ser joven slose produce aqu en la diferenciacin biolgica. Despus trataremos ms sobre estacuestin.7 1El orden en el que vienen a hacerse valer los factores productivos parece ser elsiguiente. Primeramente varan las circunstancias. Las realizaciones actuales, que deesa manera se plantean en una situacin nueva, se transforman inicialmente de manerainconsciente. Se procura hallar una va de acceso a la nueva situacin por medio de unaadaptacin que se produce instintiva, inconscientemente. Incluso el hom bre ortodo xo,fiel a los principios, se adapta continuamente a las cosas que no caen en el mbito de laobservacin consciente.) En el caso de que la transformacin sea demasiado violentadebido a la acelerada dinmica del proceso social y espiritual, la adaptacin inconscienteya no bastara. Las realizaciones no funcionaran en una situacin que se ha hechonueva demasiado repentinamente es decir: algo se habr vuelto realmente problem ticoen ella). Es en ese caso cuando la conciencia reacciona con una concienciacincuyafigura concreta se corresponder con el respectivo nivel de conciencia histrica mito,filosofa, ciencia) y provoca en adelante, en la medida de lo posible, el relajamiento delos ms profundos sedimentos del alma.

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    orientacin de la vida y el subsiguiente. Esta tensin38 sera casi insuperablemediante la tradicin de la experiencia vital si, de hecho, no se diera latendencia retroactiva: pues no slo educa elmaestro al discpulo, sino que eldiscpulo educa tambin al maestro. Las generaciones estn en incesanteinteraccin.

    e) Elcarcter continuo delcambio generacionalVenimosas a tratar el punto siguiente: elfenmeno delcarcter continuodel cambio generacional gracias al cual esaretroaccinde la quehablbamosocurre sin fricciones. Para empezar, en el cursode ese equilibrio retroactivo

    no seenfrentan lageneracin msviejay la ms joven, sino las generacionesintermedias, que estn ms prximas entre s. Sonstas las que se influyenrecprocamente 39.Por suerte, frente a laopininde lamayorade lostericosde lasgenera-ciones,ladistancia de treinta aosno esdecisiva; todoslosniveles interm ediosse conjugan, todos influyen, y aunque no lleguen a neutralizarla, al menosequilibran la diferenciacin biolgicade lasgeneraciones de la sociedad.Esereflejode lap roblemticade lasgeneraciones jvenes sobrelas msviejassehacetanto ms dominante cuanto ms se acrecienta el dinamismo de la sociedad540-541). Las circunstancias estticas producen el valor sentimental de lapiedad; la juventud tiene entonces la tendencia aacomodarse a losmayores,incluso a parecer externamente mayor.Un dinamismo acrecentado, alelevarsea la conciencia, haceque las generaciones mayores estn abiertas a la juven-tud40.Eseproceso pue de crecer hasta elpunto de que la generacin mayorseaen determ inadas esferas merced a una elasticidad que ha obtenido de laexperienciade lavida)mscapazdeadaptacin que lasgeneraciones interme-dias,que an no estn dispuestas a desistir de su primera disposicin vital41 .De modoque el continuo cambiode las circunstancias secorresponde con elcarcte