Jaeger, W. (2001). Ideales Griegos

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    WERNER JAEGER

    Paideia:

    los ideales de la cultura griegaY

    LIBRO PRIMERO

    FONDO DE CULTURA ECONMICA MXICO

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    Traduccin de JOAQUN XIRAL

    Decimoquinta reimpresin, 2001Ttulo original:Paideia, Die Formung des Griechischen Menschen

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    Indice

    PRLOGO ------------------------------------------------------------------------------------------------------- 4

    PRLOGO A LA SEGUNDA EDICIN ALEMANA ---------------------------------------------------- 6

    PRLOGO A LA PRIMERA EDICIN EN ESPAOL--------------------------------------------------7

    INTRODUCCIN----------------------------------------------------------------------------------------------- 9

    POSICIN DE LOS GRIEGOS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACIN HUMANA----------- 10

    LIBRO PRIMERO: LA PRIMERA GRECIA ------------------------------------------------------------- 22

    I. NOBLEZA Y "ARETE" ---------------------------------------------------------------------------- 22

    II. CULTURA Y EDUCACIN DE LA NOBLEZA HOMRICA----------------------------- 32

    III. HOMERO EL EDUCADOR --------------------------------------------------------------------- 48

    IV. HESIODO Y LA VIDA CAMPESINA--------------------------------------------------------- 65

    V. LA EDUCACIN DEL ESTADO EN ESPARTA--------------------------------------------- 80

    - EL IDEAL ESPARTANO DEL SIGLO IV Y LA TRADICIN------------------------------------81- LLAMAMIENTO DE TIRTEO A LA "ARET"------------------------------------------------------87

    VI. EL ESTADO JURDICO Y SU IDEAL CIUDADANO ------------------------------------- 97

    VII. LA AUTOEDUCACIN DEL INDIVIDUO EN LA POESA JNICO-ELICA---- 110

    VIII. SOLN: PRINCIPIO DE LA FORMACIN POLTICA DE ATENAS---------------128IX. EL PENSAMIENTO FILOSFICO Y EL DESCUBRIMIENTO DEL COSMOS ----- 140

    X. LUCHA Y TRANSFORMACIN DE LA NOBLEZA--------------------------------------168

    - LA TRADICIN DEL LIBRO DE TEOGNIS------------------------------------------------------- 169- LA CODIFICACIN DE LA TRADICIN PEDAGGICA ARISTOCRTICA-------------174- LA FE ARISTOCRTICA DE PNDARO----------------------------------------------------------- 182

    XI. LA POLTICA DE CULTURA DE LOS TIRANOS---------------------------------------- 196

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    NOTA IMPORTANTE: si bien la paginacin de esta edicindigital difiere de la versin impresa, se ha indicado, en color rojo,la numeracin original, tanto de pginas, como de pies de pgina.

    Para evitar confusiones: el nmero de pgina original siempre iren primer lugar, es decir, antecediendo al texto de la pgina quenumera. Las discontinuidades, o saltos, que se observen en lanumeracin original, son fruto de la eliminacin de pginas en

    blanco intermedias que pueden resultar molestas en una versinelectrnica.

    PRLOGO

    (VII)Doy a la publicidad una obra de investigacin histrica relativa a un asunto

    no explorado hasta hoy: paideia, la formacin del hombre griego, como base parauna nueva consideracin del helenismo en su totalidad. Aunque se ha tratado con

    frecuencia de describir el desarrollo del estado y de la sociedad, y la literatura, lareligin y la filosofa de los griegos, nadie ha intentado, hasta hoy, exponer la accinrecproca entre el proceso histrico mediante el cual se ha llegado a la formacindel hombre griego y el proceso espiritual mediante el cual llegaron los griegos a laconstruccin de su ideal de humanidad. Sin embargo, no me he consagrado a estatarea simplemente porque no haya hallado hasta ahora cultivadores, sino porque hecredo ver que de la solucin de este profundo problema histrico y espiritual,

    dependa la inteligencia de aquella peculiar creacin educadora de la cual irradia laaccin imperecedera de lo griego sobre todos los siglos.

    Los dos primeros libros comprenden la fundacin, crecimiento y crisis de lacultura griega en los tiempos del hombre heroico y poltico, es decir, durante el

    periodo primitivo y clsico. Terminan con la ruina del imperio tico. El tercerotratar de la restauracin espiritual del siglo de Platn, de su lucha para llegar aldominio del estado y de la educacin y de la transformacin de la cultura griega enun imperio universal.

    Esta exposicin no se dirige slo a un pblico especializado, sino a todos aquellos

    que, en las luchas de nuestros tiempos, buscan en el contacto con lo griego lasalvacin y el mantenimiento de nuestra cultura milenaria. Me ha sido confrecuencia difcil mantener el equilibrio entre el afn de llegar a una amplia visinhistrica del conjunto y la necesidad imprescindible de una reelaboracin profundadel complejo material de cada una de las secciones de este libro, mediante unainvestigacin minuciosa y exacta. La consideracin de la Antigedad desde el puntode vista de esta obra pone de relieve una serie de nuevos problemas que se hanhallado en el centro de mis enseanzas y de mis investigaciones durante los diezltimos aos. He renunciado, empero, a la publicacin de todos y cada uno de sus

    resultados en forma de volmenes particulares, porque hubieran aumentado sutamao de una manera informe. En lo esencial, el fundamento de mis puntos de vista

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    se desprender de la exposicin misma, puesto que surge inmediatamente de lainterpretacin de los textos originales y pone a los hechos en una conexin tal questos se explican por s mismos. Notas al pie del texto dan cuenta de los pasajescitados de los autores antiguos, as como de lo ms importante de la bibliografa

    moderna, especialmente de aquello que concierne (VIII) a los problemas de lahistoria de la cultura de la educacin. Raramente era posible dar en forma deobservaciones marginales lo que requera una fundamentacin ms amplia. He

    publicado una parte de ello en investigaciones particulares a las cuales me refieroaqu brevemente. El resto ser objeto de nuevas publicaciones. Las monografas y ellibro forman un todo y se sostienen mutuamente.

    En la introduccin he tratado de esbozar, mediante una consideracin msgeneral de lo tpico, la posicin de la paideia griega en la historia. He puesto derelieve, tambin, lo que resulta de nuestro conocimiento de las formas griegas deeducacin humana en lo que concierne a nuestra relacin con el humanismo de los

    primeros tiempos. Este problema es ms candente y ms discutido que nunca. Susolucin no puede naturalmente resultar de una investigacin histrica como lanuestra, puesto que no se trata en ella de los griegos, sino de nosotros mismos. Peroel conocimiento esencial de la educacin griega constituye un fundamentoindispensable para todo conocimiento o propsito de la educacin actual. Estaconviccin ha sido el origen de mi inters cientfico por el problema y, porconsiguiente, de este libro.

    Berln-Westend, octubre, 1933.WERNER JAEGER

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    PRLOGO A LA SEGUNDA EDICIN ALEMANA

    (IX) El hecho de que al cabo de ao y medio haya sido necesaria una segundaedicin de los dos primeros libros de Paideia es para, m un signo alentador de quela obra ha conquistado rpidamente amigos. La brevedad del tiempo transcurridodesde la primera aparicin no permite introducir grandes modificaciones en el texto.Sin embargo, ello me ha dado la oportunidad de corregir algunos errores.

    Por lo dems, resulta de la naturaleza de este libro el hecho de que las discusionesque ha provocado sean, en buena parte, el reflejo de una interpretacin definida dela historia sobre el espejo de diferentes concepciones del mundo. As se ha iniciadouna discusin sobre el fin y los mtodos del conocimiento histrico en la cual no

    puedo entrar aqu. La fundamentacin terica rigurosa de mi actitud y de mi mtodorequerira una obra aparte.

    Prefiero que halle su confirmacin en los hechos mismos que me han conducido aadoptarlos. Apenas es necesario decir que el aspecto de la historia que este libroofrece no reemplaza ni pretende reemplazar a la historia en el sentido tradicional, esdecir, a la historia de los acontecimientos. Pero no es menos necesario y justificadoconsiderar la historia del ser del hombre tal como resulta de su acuacin en lasobras creadoras del espritu. Aparte el hecho de que varios siglos de la historia

    griega nos han sido trasmitidos exclusivamente en esta forma as todo el

    helenismo arcaico, aun en los tiempos que nos son conocidos mediante otrostestimonios, sigue siendo ste el acceso ms directo a la vida ntima del pasado. Poresta razn, el objeto de este libro es la exposicin de la paideia de los griegos y, almismo tiempo, de los griegos considerados comopaideia.

    Berln, julio, 1935.WERNER JAEGER

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    PRLOGO A LA PRIMERA EDICIN EN ESPAOL

    (X) Es para m motivo de la mayor satisfaccin que el Fondo de CulturaEconmica saque a la luz la edicin en espaol de mi obra Paideia, slo un aodespus de asumir la responsabilidad de emprender una labor tan ardua. Unatraduccin espaola que ponga el libro ms al alcance del gran sectorhispanoamericano del mundo parece muy deseable, pues ya ha tenido edicionesalemana, italiana, inglesa y norteamericana. Una vez que el editor se decidi acorrer el riesgo de la empresa, me sent obligado a cooperar con l para llevarla a

    feliz trmino con el fin de ofrecer al lector una edicin ntida que le diera un textotodo lo fiel que fuera posible al significado autntico del original. El traductor,

    profesor Joaqun Xirau, antiguo decano de la Facultad de Filosofa de laUniversidad de Barcelona y hoy miembro de El Colegio de Mxico, es hombreconocido en el mundo acadmico por sus obras filosficas (la ms reciente es sulibro La filosofa de Husserl. Una introduccin a la fenomenologa, Buenos Aires,1942). He encontrado en l un intrprete que no se limit a traducir palabras, sinoque ha movilizado las ideas de mi libro, y me complace disponer de esta oportunidad

    para rendir tributo a la calidad de su trabajo. He ledo cuidadosamente por mmismo cada pgina de las pruebas de imprenta, y no slo pude contribuir de vez encuando a la interpretacin correcta del original, sino que tambin he mejorado una

    serie de pasajes del texto de la segunda edicin alemana que sirvi de base para latraduccin.

    Este libro se escribi durante el periodo de paz que sigui a la primera GuerraMundial. Ya no existe el "mundo" que pretenda ayudar a reconstruir. Pero laAcrpolis del espritu griego se alza como un smbolo de fe sobre el valle de muerte ydestruccin que por segunda vez en la misma generacin atraviesa la humanidaddoliente. En este libro esa fe de un humanista se ha convertido en contemplacinhistrica. Observa el gradual desarrollo del ideal cultural griego, que es la raz detodo humanismo. Ni que decir tiene que para quien elige este mtodo de abordar el

    tema ya ha pasado la poca en que los humanistas de la vieja escuelaacostumbraban elegir de entre la multitud de la antigua literatura unos cuantosautores favoritos y los identificaban ingenuamente con sus ideales. En este libro seha estudiado con el mismo detenimiento y espritu de objetividad histrica cada unode los fenmenos que han determinado el desarrollo de la paideia griega. Comoconsecuencia, no he adoptado para esta morfologa cultural un punto de vistadogmtico. La realidad es que la filosofa comprensiva de la paideia en Platnconstituye el climax natural e incuestionable del proceso histrico de que se ocupaesta obra. (XI) Por consiguiente, en estos libros he hecho hincapi en aquellos

    aspectos de la civilizacin griega primitiva que tienen importancia primordial parala comprensin del estudio final de los problemas de cultura y educacin durante el

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    siglo platnico. Pero, desde luego, he procurado, antes que nada, hacer justicia atodos los autores y periodos en lo que valen por s mismos. En consecuencia, el libro

    se puede leer como una historia del espritu griego en su fase primitiva y clsica, ycomo una introduccin al estudio de la filosofa de Platn, que constituir el tema

    central de un prximo volumen.

    Harvard University, julio, 1942.WERNER JAEGER

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    INTRODUCCIN

    (2) Paideia, la palabra que sirve de ttulo a esta obra, no es simplemente unnombre simblico, sino la nica designacin exacta del tema histrico estudiado enella. Este tema es, en realidad, difcil de definir; como otros conceptos muy amplios(por ejemplo, los de filosofa o cultura), se resiste a ser encerrado en una frmulaabstracta. Su contenido su significado slo se revelan plenamente ante nosotroscuando leemos su historia y seguimos sus esfuerzos por llegar a plasmarse en larealidad. Al emplear un trmino griego para expresar una cosa griega, quiero dar aentender que esta cosa se contempla, no con los ojos del hombre moderno, sino conlos del hombre griego. Es imposible rehuir el empleo de expresiones modernas talescomo civilizacin, cultura, tradicin, literatura o educacin. Pero ninguna de ellascoincide realmente con lo que los griegos entendan por paideia. Cada uno de estostrminos se reduce a expresar un aspecto de aquel concepto general, y para abarcarel campo de conjunto del concepto griego sera necesario emplearlos todos a la vez.Sin embargo, la verdadera esencia del estudio y de las actividades del estudioso sebasa en la unidad originaria de todos estos aspectos unidad expresada por la

    palabra griega y no en la diversidad subrayada y completada por los girosmodernos. Los antiguos tenan la conviccin de que la educacin y la cultura noconstituyen un arte formal o una teora abstracta, distintos de la estructura histrica

    objetiva de la vida espiritual de una nacin. Esos valores tomaban cuerpo, segnellos, en la literatura, que es la expresin real de toda cultura superior. As es comodebemos interpretar la definicin del hombre culto que encontramos en Frnico (s. ., . 483 Rutherford):

    Nota de la versin digital: si ud. no puede ver correctamente el

    texto griego inmediato superior, es porque no ha instalado lafuente SPIonic.

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    POSICIN DE LOS GRIEGOS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACINHUMANA

    (3) TODO PUEBLO QUE alcanza un cierto grado de desarrollo se halla naturalmenteinclinado a practicar la educacin. La educacin es el principio mediante el cual lacomunidad humana conserva y trasmite su peculiaridad fsica y espiritual. Con elcambio de las cosas cambian los individuos. El tipo permanece idntico. Animales yhombres, en su calidad de criaturas fsicas, afirman su especie mediante la

    procreacin natural. El hombre slo puede propagar y conservar su forma deexistencia social y espiritual mediante las fuerzas por las cuales la ha creado, es decir,mediante la voluntad consciente y la razn. Mediante ellas adquiere su desarrollo undeterminado juego libre, del cual carecen el resto de los seres vivos, si prescindimosde la hiptesis de cambios prehistricos de las especies y nos atenemos al mundo dela experiencia dada. Incluso la naturaleza corporal del hombre y sus cualidades

    pueden cambiar mediante una educacin consciente y elevar sus capacidades a unrango superior. Pero el espritu humano lleva progresivamente al descubrimiento des mismo, crea, mediante el conocimiento del mundo exterior e interior, formasmejores de la existencia humana. La naturaleza del hombre, en su doble estructuracorporal y espiritual, crea condiciones especiales para el mantenimiento y latrasmisin de su forma peculiar y exige organizaciones fsicas y espirituales cuyoconjunto denominamos educacin. En la educacin, tal como la practica el hombre,

    acta la misma fuerza vital, creadora y plstica, que impulsa espontneamente a todaespecie viva al mantenimiento y propagacin de su tipo. Pero adquiere en ella el msalto grado de su intensidad, mediante el esfuerzo consciente del conocimiento y de lavoluntad dirigida a la consecucin de un fin.

    De ah se siguen algunas conclusiones generales. En primer lugar, la educacin noes una propiedad individual, sino que pertenece, por su esencia, a la comunidad. Elcarcter de la comunidad se imprime en sus miembros individuales y es, en elhombre, el zw|~on politiko/n, en una medida muy superior que en losanimales, fuente de toda accin y de toda conducta. En parte alguna adquiere mayor

    fuerza el influjo de la comunidad sobre sus miembros que en el esfuerzo constantepara educar a cada nueva generacin de acuerdo con su propio sentido. La estructurade toda sociedad descansa en las leyes y normas escritas o no escritas que la unen yligan a sus miembros. As, toda educacin es el producto de la conciencia viva de unanorma que rige una comunidad humana, lo mismo si se trata de la familia, de una (4)clase social o de una profesin, que de una asociacin ms amplia, como una estirpeo un estado.

    La educacin participa en la vida y el crecimiento de la sociedad, as en su destinoexterior como en su estructuracin interna y en su desarrollo espiritual. Y puesto que

    el desarrollo social depende de la conciencia de los valores que rigen la vida humana,la historia de la educacin se halla esencialmente condicionada por el cambio de los

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    valores vlidos para cada sociedad. A la estabilidad de las normas vlidascorresponde la solidez de los fundamentos de la educacin. De la disolucin y ladestruccin de las normas resulta la debilidad, la falta de seguridad y aun laimposibilidad absoluta de toda accin educadora. Esto ocurre cuando la tradicin es

    violentamente destruida o sufre una ntima decadencia. Sin embargo, la estabilidad noes signo seguro de salud. Reina tambin en los estados de rigidez senil, en los daspostreros de una cultura; as, por ejemplo, en la China confuciana prerrevolucionaria,en los ltimos tiempos de la Antigedad, en los ltimos tiempos del judaismo, enciertos periodos de la historia de las iglesias, del arte y de las escuelas cientficas.Monstruosa es la impresin que produce la rigidez casi intemporal de la historia delantiguo Egipto a travs de milenios. Pero entre los romanos la estabilidad de lasrelaciones sociales y polticas fue considerada tambin como el valor ms alto y seconcedi tan slo una justificacin limitada a los deseos e ideales innovadores.

    El helenismo ocupa una posicin singular. Grecia representa, frente a los grandespueblos de Oriente, un "progreso" fundamental, un nuevo "estadio" en todo cuantohace referencia a la vida de los hombres en la comunidad. sta se funda en principiostotalmente nuevos. Por muy alto que estimemos las realizaciones artsticas, religiosasy polticas de los pueblos anteriores, la historia de aquello que, con plena conciencia,

    podemos denominar nosotros cultura, no comienza antes de los griegos.La investigacin moderna, en el ltimo siglo, ha ensanchado enormemente el

    horizonte de la historia. La oicumene de los "clsicos" griegos y romanos, quedurante dos mil aos ha coincidido con los lmites del mundo, ha sido traspasada entodos los sentidos del espacio y han sido abiertos ante nuestra mirada mundos

    espirituales antes insospechados. Sin embargo, reconocemos hoy con la mayorclaridad que esta ampliacin de nuestro campo visual en nada ha cambiado el hechode que nuestra historia en su ms profunda unidad, en tanto que sale de loslmites de un pueblo particular y nos inscribe como miembros en un amplio crculode pueblos, "comienza" con la aparicin de los griegos. Por esta razn hedenominado a este grupo de pueblos helenocntrico.1 "Comienzo" no significa aqutan slo comienzo temporal, sino tambin a)rxh~, origen o fuente espiritual, (5)alcual en todo grado de desarrollo hay que volver para hallar una orientacin. ste es elmotivo por el cual, en el curso de nuestra historia, volvemos constantemente a

    Grecia. Este retorno a Grecia, esta espontnea renovacin de su influencia, nosignifica que le hayamos conferido, por su grandeza espiritual, una autoridadinmutable, rgida e independiente de nuestro destino.

    El fundamento de nuestro retorno se halla en nuestras propias necesidades vitales,por muy distintas que stas sean a travs de la historia. Claro es que para nosotros ypara cada uno de los pueblos de este crculo, aparecen Grecia y Roma como algooriginalmente extrao. Esta separacin se funda, en parte, en la sangre y en elsentimiento; en parte, en la estructura del espritu y de las instituciones; en parte, en

    1 1Ver mi ensayo introductorio en la coleccinAltertum und Gegenwart, 2a. ed. (Leipzig, 1920), p.11.

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    la diferencia de la respectiva situacin histrica. Pero media una diferencia gigantescaentre esta separacin y la que experimentamos ante los pueblos orientales, distintosde nosotros, por la raza y por el espritu. Y es, sin duda alguna, un error y una falta de

    perspectiva histrica separar, como lo hacen algunos escritores, a los pueblos

    occidentales de la Antigedad clsica mediante una barrera comparable a aquella quelos separa de China, de la India o de Egipto.No se trata slo del sentimiento de un parentesco racial, por muy importante que

    este factor sea para la ntima inteligencia de otro pueblo. Cuando decimos que nuestrahistoria comienza en Grecia, es preciso que alcancemos clara conciencia del sentidoen que en este caso empleamos la palabra "historia". Historia significa, por ejemplo,la exploracin de mundos extraos, singulares y misteriosos. As la concibeHerdoto. Con aguda percepcin de la morfologa de la vida humana, en todas susformas, nos acercamos tambin hoy a los pueblos ms remotos y tratamos de penetraren su propio espritu. Pero es preciso distinguir la historia en este sentido casiantropolgico, de la historia que se funda en una unin espiritual viva y activa y en lacomunidad de un destino, ya la del propio pueblo o la de un grupo de pueblosestrechamente unidos. Slo en esta clase de historia se da una ntima inteligencia y uncontacto creador entre unos y otros. Slo en ella existe una comunidad de ideales yformas sociales y espirituales que se desarrollan y crecen independientemente de lasmltiples interrupciones y variaciones a travs de las cuales una familia de pueblos dedistintas razas y estirpes vara, se entrecruza, choca, desaparece y se renueva. Estacomunidad existe entre la totalidad de los pueblos occidentales y entre stos y laAntigedad clsica. Si consideramos la historia en este sentido profundo, en el

    sentido de una comunidad radical, no podemos considerar el planeta entero como suescenario y, por mucho que ensanchemos nuestros horizontes geogrficos, los lmitesde "nuestra" historia no podrn traspasar nunca la antigedad de aquellos que hacealgunos milenios trazaron nuestro destino. No es posible decir hasta cundo, en elfuturo, continuar (6) la humanidad creciendo en la unidad de sentido que aqueldestino le prescribe, ni importa para nuestro objeto.

    No es posible describir en breves palabras la posicin revolucionaria y seera deGrecia en la historia de la educacin humana. El objeto de este libro entero esexponer la formacin del hombre griego, la paideia, en su carcter peculiar y en su

    desarrollo histrico. No se trata de un conjunto de ideas abstractas, sino de la historiamisma de Grecia en la realidad concreta de su destino vital. Pero esa historia vividahubiera desaparecido hace largo tiempo si el hombre griego no la hubiera creado ensu forma permanente. La cre como expresin de una voluntad altsima mediante lacual esculpi su destino. En los primitivos estadios de su desarrollo no tuvo idea clarade esa voluntad. Pero, a medida que avanz en su camino, se inscribi con claridadcreciente en su conciencia el fin, siempre presente, en que descansaba su vida: laformacin de un alto tipo de hombre. Para l la idea de la educacin representaba elsentido de todo humano esfuerzo. Era la justificacin ltima de la existencia de la

    comunidad y de la individualidad humana. El conocimiento de s mismos, la clarainteligencia de lo griego, se hallaba en la cima de su desarrollo. No hay razn alguna

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    para pensar que pudiramos entenderlos mejor mediante algn gnero deconsideracin psicolgica, histrica o social. Incluso los majestuosos monumentos dela Grecia arcaica son a esta luz totalmente inteligibles, puesto que fueron creados conel mismo espritu. Y en forma de paideia, de "cultura", consideraron los griegos la

    totalidad de su obra creadora en relacin con otros pueblos de la Antigedad de loscuales fueron herederos. Augusto concibi la misin del Imperio romano en funcinde la idea de la cultura griega. Sin la idea griega de la cultura no hubiera existido la"Antigedad" como unidad histrica ni "el mundo de la cultura" occidental.

    Hoy estamos acostumbrados a usar la palabra cultura, no en el sentido de un idealinherente a la humanidad heredera de Grecia, sino en una acepcin mucho ms trivialque la extiende a todos los pueblos de la tierra, incluso los primitivos. As,entendemos por cultura la totalidad de manifestaciones y formas de vida quecaracterizan un pueblo.2 La palabra se ha convertido en un simple conceptoantropolgico descriptivo. No significa ya un alto concepto de valor, un idealconsciente. Con este vago sentimiento analgico nos es permitido hablar de unacultura china, india, babilonia, juda o egipcia, a pesar de que ninguno de aquellos

    pueblos tenga una palabra o un concepto que la designe de un modo consciente. Claroes que todo pueblo altamente organizado tiene una organizacin educadora. Pero "laLey y los Profetas" de los israelitas, el sistema confuciano de los (7) chinos, el"dharma" de los indios, son, en su esencia y en su estructura espiritual, algofundamentalmente distinto del ideal griego de la formacin humana. La costumbre dehablar de una multiplicidad de culturas prehelnicas tiene, en ltimo trmino, suorigen en el afn igualador del positivismo, que trata las cosas ajenas mediante

    conceptos de estirpe europea, sin tener en cuenta que el solo hecho de someter losmundos ajenos a un sistema de conceptos que les es esencialmente inadecuado es yauna falsificacin histrica. En ella tiene su raz el crculo vicioso en que se debate el

    pensamiento histrico en casi su totalidad. No es posible evitarlo de un modocompleto porque no podemos salir fuera de nuestra propia piel. Pero es preciso, porlo menos, hacerlo en el problema fundamental de la divisin de la historia,empezando por la distincin cardinal entre el mundo prehelnico y el que empiezacon los griegos, en el cual por primera vez se establece, de una manera consciente, unideal de cultura como principio formativo.

    No hemos ganado acaso mucho diciendo que los griegos fueron los creadores de laidea de cultura en unos tiempos cansados de cultura, en que puede considerarse esta

    paternidad como una carga. Pero lo que llamamos hoy cultura es slo un productoavellanado, una ltima metamorfosis del concepto griego originario. No es para losgriegos la paideia un "aspecto externo de la vida", kataskeuh\ tou~ bi/ou,inabarcable, fluyente y anrquico. Tanto ms conveniente parece ser iluminar suverdadera forma para asegurarnos de su autntico sentido y de su valor originario. Elconocimiento del fenmeno originario presupone una estructura espiritual anloga a

    2

    2 Para lo que sigue, ver mi trabajo:Platos Stellung im Aufbau der Griechischen Bildung (Berln,1928), especialmente la primera parte:Kulturidee und Gnechentum,pp. 7 ss. (Die Antike, vol. 4, p.1).

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    la de los griegos, una actitud parecida a la que adopta Goethe en la consideracin dela naturaleza aunque probablemente sin vincularse a una tradicin histrica directa.Precisamente, en un momento histrico en que por razn misma de su carcter

    postrimero, la vida humana se ha recluido en la rigidez de su costra, en que el

    complicado mecanismo de la cultura deviene hostil a las cualidades heroicas delhombre, es preciso, por una necesidad histrica profunda, volver la mirada anhelantea las fuentes de donde brota el impulso creador de nuestro pueblo, penetrar en lascapas profundas del ser histrico en que el espritu del pueblo griego, estrechamentevinculado al nuestro, dio forma a la vida palpitante que se conserva hasta nuestrosdas y eterniz el instante creador de su irrupcin. El mundo griego no es slo elespejo que refleja el mundo moderno en su dimensin cultural e histrica o unsmbolo de su autoconciencia racional. El misterio y la maravilla de lo originariorodea a la primera creacin de alicientes y estmulos eternamente renovados. Cuantomayor es el peligro de que aun la ms alta posesin se degrade por el uso diario, conmayor fuerza resalta el profundo valor de las fuerzas conscientes del espritu que sedestacaron de la oscuridad del pecho humano y estructuraron, (8) con el frescormatinal y el genio creador de los pueblos jvenes, las formas ms altas de la cultura.

    Como hemos dicho, la importancia universal de los griegos, como educadores,deriva de su nueva concepcin de la posicin del individuo en la sociedad. Siconsideramos el pueblo griego sobre el fondo histrico del antiguo Oriente, ladiferencia es tan profunda que los griegos parecen fundirse en una unidad con elmundo europeo de los tiempos modernos. Hasta tal punto que no es difcilinterpretarlo en el sentido de la libertad del individualismo moderno. En verdad no

    puede haber contraste ms agudo que el que existe entre la conciencia individual delhombre actual y el estilo de vida del Oriente prehelnico, tal como se manifiesta en lasombra majestad de las pirmides de Egipto o en las tumbas reales y losmonumentos orientales. Frente a la exaltacin oriental de los hombres-dioses,solitarios, sobre toda la medida natural, en la cual se expresa una concepcinmetafsica totalmente extraa a nosotros, y la opresin de la masa de los hombres, sinla cual sera inconcebible la exaltacin de los soberanos y su significacin religiosa,aparece el comienzo de la historia griega como el principio de una nueva estimacindel hombre que no se aleja mucho de la idea difundida por el cristianismo sobre el

    valor infinito del alma individual humana ni del ideal de la autonoma espiritual delindividuo proclamado a partir del Renacimiento. Y cmo hubiera sido posible laaspiracin del individuo al ms alto valor y su reconocimiento por los tiemposmodernos sin el sentimiento griego de la dignidad humana?

    Histricamente no es posible discutir que desde el momento en que los griegossituaron el problema de la individualidad en lo ms alto de su desenvolvimientofilosfico comenz la historia de la personalidad europea. Roma y el cristianismoactuaron sobre ella. Y de la interseccin de estos factores surgi el fenmeno del yoindividualizado. Pero no podemos entender, de un modo fundamental y preciso, la

    posicin del espritu griego en la historia de la educacin y de la cultura desde elpunto de vista moderno. Mejor es partir de la constitucin racial del espritu griego.

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    La espontnea vivacidad, gil movilidad e ntima libertad, que parecen haber sido lacondicin para el rpido desenvolvimiento de aquel pueblo en una riqueza inagotablede formas que nos sorprende y nos admira al contacto con todo escritor griego desdelos tiempos primitivos hasta los ms modernos, no tienen su raz en el cultivo de la

    subjetividad, como en los tiempos modernos, sino que pertenecen a su naturaleza. Ycuando alcanza conciencia de s mismo, llega por el camino del espritu aldescubrimiento de leyes y normas objetivas cuyo conocimiento otorga al

    pensamiento y a la accin una seguridad antes desconocida. Desde el punto de vistaoriental no es posible comprender cmo los artistas griegos llegaron a representar elcuerpo humano, libre y desligado, fundndose no en la imitacin de actitudes ymovimientos (9) individuales escogidos al azar, sino mediante la intuicin de lasleyes que gobiernan la estructura, el equilibrio y el movimiento del cuerpo. Delmismo modo, la libertad sofrenada sin esfuerzo, que caracteriza al espritu griego y esdesconocida de los pueblos anteriores, descansa en la clara conciencia de unalegalidad inmanente a las cosas. Los griegos tienen un sentido innato de lo quesignifica "naturaleza". El concepto de naturaleza, que elaboraron por primera vez,tiene indudablemente su origen en su constitucin espiritual. Mucho antes de que suespritu perfilara esta idea, consideraron ya las cosas del mundo desde una

    perspectiva tal, que ninguna de ellas les pareci como una parte separada y aisladadel resto, sino siempre como un todo ordenado en una conexin viva, en la cual y porla cual cada cosa alcanzaba su posicin y su sentido. Denominamos a esta concepcinorgnica, porque en ella las partes son consideradas como miembros de un todo. Latendencia del espritu griego hacia la clara aprehensin de las leyes de la realidad, que

    se manifiesta en todas las esferas de la vida en el pensamiento, en el lenguaje, en laaccin y en todas las formas del arte tiene su fundamento en esta concepcin delser como una estructura natural, madura, original y orgnica.

    El estilo y la visin artstica de los griegos aparecen en primer lugar como untalento esttico. Descansan en un instinto y en un simple acto de visin, no en ladeliberada transferencia de una idea al reino de la creacin artstica. La idealizacindel arte aparece ms tarde, en el periodo clsico. Claro es que con la acentuacin deesta disposicin natural y de la inconsciencia de esta intuicin, no queda explicado

    por qu ocurren los mismos fenmenos en la literatura, cuyas creaciones no dependen

    ya de la visin de los ojos, sino de la accin recproca del sentido del lenguaje y delas emociones del alma. Aun en la oratoria de los griegos hallamos los mismos

    principios formales que en la escultura o la arquitectura. Hablamos del carcterplstico o arquitectnico de un poema o de una obra en prosa. Cuando hablamos as,no nos referimos a valores formales imitados de las artes plsticas, sino a normasanlogas del lenguaje humano y de su estructura. Empleamos tan slo estas metforas

    porque la articulacin de los valores de las artes plsticas es ms intuitiva y msrpidamente aprehendida. Las formas literarias de los griegos, con su mltiplevariedad y elaborada estructura, surgen orgnicamente de las formas naturales e

    ingenuas mediante las cuales el hombre expresa su vida y se elevan a la esfera idealdel arte y del estilo. Tambin en el arte oratoria, su aptitud para dar forma a un plan

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    complejo y articulado lcidamente, procede simplemente del natural y madurosentido de las leyes que gobiernan el sentimiento, el pensamiento y el lenguaje, elcual lleva finalmente a la creacin abstracta y tcnica de la lgica, la gramtica y laretrica. En este respecto hemos aprendido mucho de los griegos. Hemos aprendido

    las formas frreas, vlidas todava para la oratoria, el pensamiento y el estilo.(10) Esto se aplica tambin a la creacin ms maravillosa del espritu griego, elms elocuente testimonio de su estructura nica: la filosofa. En ella se despliega dela manera ms evidente la fuerza que se halla en la raz del pensamiento y el artegriegos, la clara percepcin del orden permanente que se halla en el fondo de todoslos acaecimientos y cambios de la naturaleza y de la vida humanas. Todo pueblo ha

    producido su cdigo legal. Pero los griegos buscaron la "ley" que acta en las cosasmismas y trataron de regir por ella la vida y el pensamiento del hombre. El pueblogriego es el pueblo filosfico por excelencia. La "teora" de la filosofa griega se halla

    profundamente conectada con su arte y su poesa. No contiene slo el elementoracional, en el cual pensamos en primer trmino, sino tambin, como lo dice laetimologa de la palabra, un elemento intuitivo, que aprehende el objeto como untodo, en su "idea", es decir, como una forma vista. Aunque no desconozcamos el

    peligro de la generalizacin y de la interpretacin de lo primitivo por lo posterior, nopodemos evitar la conviccin de que la idea platnica, que constituye un productonico y especfico del pensamiento griego, nos ofrece la clave para interpretar lamentalidad griega en otras muchas esferas. La conexin de las ideas platnicas con latendencia dominante del arte griego hacia la forma, ha sido puesta de relieve desde laAntigedad.3 Pero es tambin vlida para la oratoria y para la esencia del espritu

    griego en general. Incluso las concepciones cosmognicas de los ms antiguosfilsofos de la naturaleza, se hallan gobernadas por una intuicin de este gnero, enoposicin a la fsica de nuestros tiempos regida por el experimento y el clculo. No esuna simple suma de observaciones particulares y de abstracciones metdicas, sinoalgo que va ms all, una interpretacin de los hechos particulares a partir de unaimagen, que les otorga una posicin y un sentido como partes de un todo. Lamatemtica y la msica griegas, en la medida en que nos son conocidas, se distinguentambin de las de los pueblos anteriores por esta forma ideal.

    La posicin especfica del helenismo en la historia de la educacin humana

    depende de la misma peculiaridad de su ntima organizacin, de la aspiracin a laforma que domina no slo las empresas artsticas, sino tambin todas las cosas de lavida y, adems, de su sentido filosfico de lo universal, de su percepcin de las leyes

    profundas que gobiernan la naturaleza humana y de las cuales derivan las normas querigen la conducta individual y la estructura de la sociedad. Lo universal, el logos, es,segn la profunda intuicin de Herclito, lo comn a la esencia del espritu, como laley lo es para la ciudad. En lo que respecta al problema de la educacin, la claraconciencia de los principios naturales de la vida humana y de las leyes inmanentesque rigen sus fuerzas corporales y espirituales, hubo de (11) adquirir la ms alta

    3 3La fuente clsica al respecto, CICERN, Or., 7-10, a su vez basado en fuentes griegas.

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    importancia.4 Poner estos conocimientos, como fuerza formadora, al servicio de laeducacin y formar, mediante ellos, verdaderos hombres, del mismo modo que elalfarero modela su arcilla y el escultor sus piedras, es una idea osada y creadora queslo poda madurar en el espritu de aquel pueblo artista y pensador. La ms alta obra

    de arte que su afn se propuso fue la creacin del hombre viviente. Los griegos vieronpor primera vez que la educacin debe ser tambin un proceso de construccinconsciente. "Constituido convenientemente y sin falta, en manos, pies y espritu",tales son las palabras mediante las cuales describe un poeta griego de los tiempos deMaratn y Salamina la esencia de la virtud humana ms difcil de adquirir. Slo aeste tipo de educacin puede aplicarse propiamente la palabra formacin, tal como laus Platn por primera vez, en sentido metafrico, aplicndola a la accineducadora.5 La palabra alemana Bildung (formacin, configuracin) designa delmodo ms intuitivo la esencia de la educacin en el sentido griego y platnico.Contiene, al mismo tiempo, en s, la configuracin artstica y plstica y la imagen,"idea" o "tipo" normativo que se cierne sobre la intimidad del artista. Dondequieraque en la historia reaparece esta idea, es una herencia de los griegos, y reaparecedondequiera que el espritu humano abandona la idea de un adiestramiento segnfines exteriores y reflexiona sobre la esencia propia de la educacin. Y el hecho deque los griegos sintieran esta tarea como algo grande y difcil y se consagraran a ellacon un mpetu sin igual, no se explica ni por su visin artstica ni por su espritu"terico". Ya desde las primeras huellas que tenemos de ellos, hallamos al hombre enel centro de su pensamiento. La forma humana de sus dioses, el predominio evidentedel problema de la forma humana en su escultura y aun en su pintura, el consecuente

    movimiento de la filosofa desde el problema del cosmos al problema del hombre,que culmina en Scrates, Platn y Aristteles; su poesa, cuyo tema inagotable desdeHomero hasta los ltimos siglos es el hombre y su duro destino en el sentido pleno dela palabra, y, finalmente, el estado griego, cuya esencia slo puede ser comprendidadesde el punto de vista de la formacin del hombre y de su vida toda: todos son rayosde una nica y misma luz. Son expresiones de un sentimiento vital antropocntricoque no puede ser explicado ni derivado de otra cosa alguna y que penetra todas lasformas del espritu griego. As el pueblo griego es entre todos antropoplstico.

    Podemos ahora determinar con mayor precisin la peculiaridad del pueblo griego

    frente a los pueblos orientales. Su descubrimiento del hombre no es el descubrimientodel yo objetivo, sino la conciencia paulatina de las leyes generales que determinan laesencia humana. El principio espiritual de los griegos no es el individualismo, sino el(12) "humanismo", para usar la palabra en su sentido clsico y originario.Humanismo viene de humanitas. Esta palabra tuvo, por lo menos desde el tiempo deVarrn y de Cicern, al lado de la acepcin vulgar y primitiva de lo humanitario, queno nos afecta aqu, un segundo sentido ms noble y riguroso. Signific la educacindel hombre de acuerdo con la verdadera forma humana, con su autntico ser.6Tal es

    4

    4Ver, del autor,Antike und Humanismus (Leipzig, 1925), p. 13.5 5. PLATN,Rep., 377 B, Leyes, 671 E.6 6Cf. AULO GELIO,Noct. Att., XIII, 17.

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    la genuina paideia griega considerada como modelo por un hombre de estadoromano. No surge de lo individual, sino de la idea. Sobre el hombre como sergregario o como supuesto yo autnomo, se levanta el hombre como idea. A ellaaspiraron los educadores griegos, as como los poetas, artistas y filsofos. Pero el

    hombre, considerado en su idea, significa la imagen del hombre genrico en suvalidez universal y normativa. Como vimos, la esencia de la educacin consiste en laacuacin de los individuos segn la forma de la comunidad. Los griegos adquirierongradualmente conciencia clara de la significacin de este proceso mediante aquellaimagen del hombre y llegaron, al fin, mediante un esfuerzo continuado, a unafundamentacin del problema de la educacin ms. segura y ms profunda que la deningn pueblo de la tierra.

    Este ideal del hombre, mediante el cual deba ser formado el individuo, no es unesquema vaco, independiente del espacio y del tiempo. Es una forma viviente que sedesarrolla en el suelo de un pueblo y persiste a travs de los cambios histricos.Recoge y acepta todos los cambios de su destino y todas las etapas de su desarrollohistrico. Desconoci este hecho el humanismo y el clasicismo de anteriores tiemposal hablar de la "humanidad", de la "cultura", del "espritu" de los griegos o de losantiguos como expresin de una humanidad intemporal y absoluta. El pueblo griegotrasmiti, sin duda, a la posteridad una riqueza de conocimientos imperecederos enforma imperecedera. Pero sera un error fatal ver en la voluntad de forma de losgriegos una norma rgida y definitiva. La geometra euclidiana y la lgica aristotlicason, sin duda, fundamentos permanentes del espritu humano, vlidos tambin paranuestros das, y no es posible prescindir de ellos. Pero incluso estas formas

    universalmente vlidas, independientes del contenido concreto de la vida histrica,son, si las consideramos con nuestra mirada impregnada de sentido histrico,completamente griegas y no excluyen la coexistencia de otras formas de intuicin yde pensamiento lgico y matemtico. Con mucha mayor razn debe ser esto verdadde otras creaciones del genio griego ms fuertemente acuadas por el medio ambientehistrico y ms directamente conectadas con la situacin del tiempo.

    Los griegos posteriores, al comienzo del Imperio, fueron los primeros enconsiderar como clsicas, en aquel sentido intemporal, las obras de la gran poca desu pueblo, ya como modelos formales del (13) arte, ya como prototipos ticos. En

    aquellos tiempos, cuando la historia griega desemboc en el Imperio romano y dejde constituir una nacin independiente, el nico y ms alto ideal de su vida fue laveneraciones de sus antiguas tradiciones. As, fueron ellos los primeros creadores deaquella clasicista teologa del espritu que es caracterstica del humanismo. Suesttica vita contemplativa es la forma originaria del humanismo y de la vida eruditade los tiempos modernos. El supuesto de ambos es un concepto abstracto yantihistrico que considera al espritu como una regin de verdad y de bellezaeternas, por encima del destino y de los azares de los pueblos. Tambin elneohumanismo alemn del tiempo de Goethe consider lo griego como manifestacin

    de la verdadera naturaleza humana en un periodo de la historia, definido y nico. Unaactitud ms prxima al racionalismo de la "poca de las Luces" (Aufklrung) que al

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    pensamiento histrico naciente, que tan fuerte impulso recibi de sus doctrinas.Un siglo de investigacin histrica desarrollada en oposicin al clasicismo, nos

    separa de aquel punto de vista. Cuando en la actualidad, frente al peligro inverso deun historicismo sin lmite ni fin, en esta noche donde todos los gatos son pardos,

    volvemos a los valores permanentes de la Antigedad, no es posible que losconsideremos de nuevo como dolos intemporales. Su forma reguladora y su energaeducadora, que experimentamos todava sobre nosotros, slo pueden manifestarsecomo fuerzas que actan en la vida histrica, como lo fueron en el tiempo en quefueron creadas. No es posible ya para nosotros una historia de la literatura griegaseparada de la comunidad social de la cual surgi y a la cual se diriga. La superiorfuerza del espritu griego depende de su profunda raz en la vida de la comunidad.Los ideales que se manifiestan en sus obras surgieron del espritu creador de aquelloshombres profundamente informados por la vida sobreindividual de la comunidad. Elhombre, cuya imagen se revela en las obras de los grandes griegos, es el hombre

    poltico. La educacin griega no es una suma de artes y organizaciones privadas,orientadas hacia la formacin de una individualidad perfecta e independiente. Estoocurri slo en la poca del helenismo, cuando el estado griego haba desaparecido ya

    la poca de la cual deriva, en lnea recta, la pedagoga moderna. Es explicable queel helenismo alemn, que se desarroll en una poca no poltica de nuestro pueblo,siguiera aquel camino. Pero nuestro propio movimiento espiritual hacia el estado nosha abierto los ojos y nos ha permitido ver que, en el mejor periodo de Grecia, era tanimposible un espritu ajeno al estado como un estado ajeno al espritu. Las msgrandes obras del helenismo son monumentos de una concepcin del estado de una

    grandiosidad nica, cuya cadena se desarrolla, en una serie ininterrumpida, desde laedad heroica de Homero hasta el estado autoritario de Platn, dominado por losfilsofos y en el cual el individuo y la comunidad social libran su ltima batalla en elterreno de la filosofa. (14) Todo futuro humanismo debe estar esencialmenteorientado en el hecho fundamental de toda la educacin griega, es decir, en el hechode que la humanidad, el "ser del hombre" se hallaba esencialmente vinculado a lascaractersticas del hombre considerado como un ser poltico.7 Sntoma de la ntimaconexin entre la vida espiritual creadora y la comunidad, es el hecho de que loshombres ms significativos de Grecia se consideraron siempre a su servicio. Algo

    anlogo parece ocurrir en los pueblos orientales, y es natural que as sea en unaordenacin de la vida estrictamente vinculada a lo religioso. Pero los grandeshombres de Grecia no se manifiestan como profetas de Dios, sino como maestrosindependientes del pueblo y formadores de sus ideales. Incluso cuando hablan enforma de inspiracin religiosa descansa sta en el conocimiento y la formacin

    personal. Pero por muy personal que esta obra del espritu sea, en su forma y en suspropsitos, es considerada por sus autores, con una fuerza incontrastable, como una

    7 7 Ver mi discurso en la fiesta de la fundacin del Reich de la Universidad de Berln, 1924: Die

    griechische Staatsethik im Zeitalter des Plato, y las conferencias: Die geistige Gegenwart derAntike (Berln, 1929), pp. 38ss. (Die Antike, vol. 5, pp. 185 ss.) y Staat und Kultur (Die Antike, vol.8, pp. 78 ss.).

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    funcin social. La trinidad griega del poeta (), el hombre de estado() y el sabio (), encarna la ms alta direccin de la nacin. En estaatmsfera de ntima libertad, que se siente vinculada, por conocimiento esencial y aun

    por la ms alta ley divina, al servicio de la totalidad, se desarroll el genio creador de

    los griegos hasta llegar a su plenitud educadora, tan por encima de la virtuosidadintelectual y artstica de nuestra moderna civilizacin individualista. As se levanta laclsica "literatura" griega ms all de la esfera de lo puramente esttico, en la cual sela ha querido vanamente considerar, y ejerce un influjo inconmensurable a travs delos siglos.

    Mediante esta accin, el arte griego, en sus mejores pocas y en sus ms altasobras, ha actuado del modo ms vigoroso sobre nosotros. Sera preciso escribir unahistoria del arte griego como espejo de los ideales que dominaron su vida. Tambindel arte griego cabe decir que hasta el siglo IV es, fundamentalmente, la expresin delespritu de la comunidad. No es posible comprender el ideal agonal que se revela enlos cantos pindricos a los vencedores sin conocer las estatuas de los vencedoresolmpicos, que nos los muestran en su encarnacin corporal, o las de los dioses, comoencarnacin de las ideas griegas sobre la dignidad y la nobleza del alma y el cuerpohumanos. El templo drico es, sin duda alguna, el ms grandioso monumento que hadejado a la posteridad el genio drico y el ideal drico de estricta subordinacin de loindividual a la totalidad. Reside en l la fuerza poderosa que hace histricamenteactual la vida evanescente que eterniza y la fe religiosa que lo inspir. Sin embargo,los verdaderos representantes de la paideia griega no son los artistas (15)mudos escultores, pintores, arquitectos, sino los poetas y los msicos, los filsofos, los

    retricos y los oradores, es decir, los hombres de estado. El legislador se halla, en uncierto respecto, mucho ms prximo del poeta, segn el concepto griego, que elartista plstico; ambos tienen una misin educadora. Slo el escultor, que forma alhombre viviente, tiene derecho a este ttulo. Se ha comparado con frecuencia laaccin educadora de los griegos con la de los artistas plsticos; jams hablan losgriegos de la accin educadora de la contemplacin y la intuicin de las obras de arteen el sentido de Winckelmann. La palabra y el sonido, el ritmo y la armona, en lamedida en que actan mediante la palabra y el sonido o mediante ambos, son lasnicas fuerzas formadoras del alma, pues el factor decisivo en toda paideia es la

    energa, ms importante todava para la formacin del espritu que para la adquisicinde las aptitudes corporales en el agon. Segn la concepcin griega, las artes

    pertenecen a otra esfera. Afirman, en el periodo clsico, su lugar en el mundo sagradodel culto en el cual tuvieron su origen. Eran esencialmente agalma, ornamento. Noas en el epos heroico, del cual irradia la fuerza educadora a todo el resto de la poesa.Aun donde se halla ligado al culto, afianza sus races en lo ms profundo del suelosocial y poltico. Con mucha mayor razn cuando se halla libre de aquel lazo. As, lahistoria de la educacin griega coincide en lo esencial con la de la literatura. sta es,en el sentido originario que le dieron sus creadores, la expresin del proceso de

    autoformacin del hombre griego. Independientemente de esto, no poseemostradicin alguna escrita de los siglos anteriores a la edad clsica fuera de lo que nos

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    queda de sus poemas. As, aun en la historia en su ms amplio sentido, lo nico quenos hace accesible la comprensin de aquel periodo es la evolucin y la formacindel hombre en la poesa y el arte. Fue voluntad de la historia que slo nos quedaraesto de la existencia entera del hombre. No podemos trazar el proceso de la

    formacin de los griegos en aquel tiempo sino a partir del ideal del hombre queforjaron.Esto prescribe el camino y delimita la tarea de esta exposicin. Su eleccin y la

    manera de considerarla no necesitan especial justificacin. En su conjunto debenjustificarse por s mismas, aunque en lo particular pueda alguien lamentar acasoalguna omisin. Un viejo problema ser planteado en nueva forma: el hecho de que el

    problema de la educacin haya sido vinculado, desde un principio, al estudio de laAntigedad. Los siglos posteriores consideraron siempre la Antigedad clsica comoun tesoro inagotable de saber y de cultura, ya en el sentido de una dependenciamaterial y exterior, ya en el de un mundo de prototipos ideales. El nacimiento de lamoderna historia de la Antigedad, considerada como una disciplina cientfica, trajoconsigo un cambio fundamental en nuestra actitud ante ella. El nuevo pensamientohistrico aspira ante todo al conocimiento (16)de lo que realmente fue y tal comofue. En su apasionado intento de ver claramente el pasado, consider a los clsicoscomo un simple fragmento de la historia aunque un fragmento de la mayorimportancia, sin prestar atencin ni plantear el problema de su influencia directasobre el mundo actual. Esto se ha considerado como un problema personal y el juiciosobre su valor ha sido reservado a la decisin particular. Pero al lado de esta historiaenciclopdica y objetiva de la Antigedad, menos libre de valoraciones de lo que sus

    ms eminentes promotores se figuran, sigue el perenne influjo de la "cultura clsica"por mucho que intentemos ignorarla. La concepcin clsica de la historia que lomantena ha sido eliminada por la investigacin, y la ciencia no ha tratado de darle unnuevo fundamento. Ahora bien: en el momento actual, cuando nuestra cultura toda,conmovida por una experiencia histrica exorbitante, se halla constreida a un nuevoexamen de sus propios fundamentos, se plantea de nuevo a la investigacin de laAntigedad el problema, ltimo y decisivo para nuestro propio destino, de la forma yel valor de la educacin clsica. Este problema slo puede ser resuelto por la cienciahistrica y a la luz del conocimiento histrico. No se trata de presentar artsticamente

    la cosa bajo una luz idealizadora, sino de comprender el fenmeno imperecedero dela educacin antigua y el mpetu que la orient a partir de su propia esencia espiritualy del movimiento histrico a que dio lugar.

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    LIBRO PRIMERO

    LA PRIMERA GRECIA

    I. NOBLEZA Y "ARETE"

    (19) LA EDUCACIN es una funcin tan natural y universal de la comunidadhumana, que por su misma evidencia tarda mucho tiempo en llegar a la plenaconciencia de aquellos que la reciben y la practican. As, su primer rastro en latradicin literaria es relativamente tardo. Su contenido es en todos los pueblos

    aproximadamente el mismo y es, al mismo tiempo, moral y prctico. Tal fue tambinentre los griegos. Reviste en parte la forma de mandamientos, tales como: honra a losdioses, honra a tu padre y a tu madre, respeta a los extranjeros; en parte, consiste enuna serie de preceptos sobre la moralidad externa y en reglas de prudencia para lavida, trasmitidas oralmente a travs de los siglos; en parte, en la comunicacin deconocimientos y habilidades profesionales, cuyo conjunto, en la medida en que estrasmisible, designaron los griegos con la palabra techn. Los preceptos elementalesde la recta conducta respecto a los dioses, los padres y los extraos, fueronincorporados ms tarde a las leyes escritas de los estados sin que se distinguiera en

    ellas de un modo fundamental entre la moral y el derecho. El rico tesoro de lasabidura popular, mezclado con primitivas reglas de conducta y preceptos deprudencia arraigados en supersticiones populares, lleg, por primera vez, a la luz delda a travs de una antiqusima tradicin oral, en la poesa rural gnmica de Hesodo.Las reglas de las artes y oficios resistan, naturalmente, en virtud de su propianaturaleza, a la exposicin escrita de sus secretos, como lo pone de manifiesto, porejemplo, en lo que respecta a la profesin mdica, la coleccin de los escritoshipocrticos.

    De la educacin, en este sentido, se distingue la formacin del hombre, mediante lacreacin de un tipo ideal ntimamente coherente y claramente determinado. Laeducacin no es posible sin que se ofrezca al espritu una imagen del hombre talcomo debe ser. En ella la utilidad es indiferente o, por lo menos, no es esencial. Lofundamental en ella es , es decir, la belleza, en el sentido normativo de laimagen, imagen anhelada, del ideal. El contraste entre estos dos aspectos de laeducacin puede perseguirse a travs de la historia. Es parte fundamental de lanaturaleza humana. No importan las palabras con que los designemos. Pero es fcilver que cuando empleamos las expresiones educacin y formacin o cultura paradesignar estos sentidos histricamente distintos, la educacin y la cultura tienenraces diversas. La cultura se ofrece en la forma entera del hombre, en su conducta y

    comportamiento externo y en su apostura interna. Ni una ni otra nacen del azar, sinoque son producto de una disciplina consciente. Platn la compar ya con el

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    adiestramiento de (20)los perros de raza noble. Al principio esta educacin se hallabareservada slo a una pequea clase de la sociedad, a la de los nobles. El kaloskagathos griego de los tiempos clsicos revela este origen de un modo tan claro comoelgentleman ingls. Ambas palabras proceden del tipo de la aristocracia caballeresca.

    Pero desde el momento en que la sociedad burguesa dominante adopt aquellasformas, la idea que las inspira se convirti en un bien universal y en una norma paratodos.

    Es un hecho fundamental de la historia de la cultura que toda alta cultura surge dela diferenciacin de las clases sociales, la cual se origina, a su vez, en la diferencia devalor espiritual y corporal de los individuos. Incluso donde la diferenciacin por laeducacin y la cultura conduce a la formacin de castas rgidas, el principio de laherencia que domina en ellas es corregido y compensado por la ascensin de nuevasfuerzas procedentes del pueblo. E incluso cuando un cambio violento arruina odestruye a las clases dominantes, se forma rpidamente, por la naturaleza misma delas cosas, una clase directora que se constituye en nueva aristocracia. La nobleza es lafuente del proceso espiritual mediante el cual nace y se desarrolla la cultura de unanacin. La historia de la formacin griega el acaecimiento de la estructuracin dela personalidad nacional del helenismo, de tan alta importancia para el mundoentero empieza en el mundo aristocrtico de la Grecia primitiva con el nacimientode un ideal definido de hombre superior, al cual aspira la seleccin de la raza. Puestoque la ms antigua tradicin escrita nos muestra una cultura aristocrtica que selevanta sobre la masa popular, es preciso que la consideracin histrica tome en ellasu punto de partida. Toda cultura posterior, por muy alto que se levante, y aunque

    cambie su contenido, conserva claro el sello de su origen. La educacin no es otracosa que la forma aristocrtica, progresivamente espiritualizada, de una nacin.

    No es posible tomar la historia de la palabra paideia como hilo conductor paraestudiar el origen de la educacin griega, como a primera vista pudiera parecer,

    puesto que esta palabra no aparece hasta el siglo V.8Ello es, sin duda, slo un azar dela tradicin. Es posible que si descubriramos nuevas fuentes pudiramos comprobarusos ms antiguos. Pero, evidentemente, no ganaramos nada con ello, pues losejemplos ms antiguos muestran claramente que todava al principio del siglo significaba simplemente la "crianza de los nios"; nada parecido al alto sentido que

    tom ms tarde y que es el nico que nos interesa aqu. El tema esencial de la historiade la educacin griega es ms bien el concepto de aret, que se remonta a los tiemposms antiguos. El castellano actual no ofrece un equivalente exacto de la palabra. La

    palabra "virtud" en su acepcin no atenuada por el (21)uso puramente moral, comoexpresin del ms alto ideal caballeresco unido a una conducta cortesana y selecta yel herosmo guerrero, expresara acaso el sentido de la palabra griega. Este hecho nosindica de un modo suficiente dnde hay que buscar su origen. Su raz se halla en lasconcepciones fundamentales de la nobleza caballeresca. En el concepto de la arete se

    81El pasaje ms antiguo ESQUILO, Los siete, 18. La palabra significa aqu todava lo mismo quetrofh/.

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    concentra el ideal educador de este periodo en su forma ms pura.El ms antiguo testimonio de la antigua cultura aristocrtica helnica es Homero, si

    designamos con este nombre las dos grandes epopeyas: la Ilada y la Odisea. Es paranosotros, al mismo tiempo, la fuente histrica de la vida de aquel tiempo y la

    expresin potica permanente de sus ideales. Es preciso considerarlo desde ambospuntos de vista. En primer lugar hemos de formar en l nuestra imagen del mundoaristocrtico, e investigar despus cmo el ideal del hombre adquiere forma en los

    poemas homricos y cmo su estrecha esfera de validez originaria se ensancha y seconvierte en una fuerza educadora de una amplitud mucho mayor. La marcha de lahistoria de la educacin se hace patente, en primer lugar, mediante la consideracinde conjunto del fluctuante desarrollo histrico de la vida y del esfuerzo artstico paraeternizar las normas ideales en que halla su ms alta acuacin el genio creador decada poca.

    El concepto de arete es usado con frecuencia por Homero, as como en los siglosposteriores, en su ms amplio sentido, no slo para designar la excelencia humana,sino tambin la superioridad de seres no humanos, como la fuerza de los dioses o elvalor y la rapidez de los caballos nobles.9El hombre ordinario, en cambio, no tienearete, y si el esclavo procede acaso de una raza de alta estirpe, le quita Zeus la mitadde su arete y no es ya el mismo que era.10La arete es el atributo propio de la nobleza.Los griegos consideraron siempre la destreza y la fuerza sobresalientes como elsupuesto evidente de toda posicin dominante. Seoro y arete se hallabaninseparablemente unidos. La raz de la palabra es la misma que la de a)/ristoj, elsuperlativo de distinguido y selecto, el cual en plural era constantemente usado paradesignar la nobleza. Era natural para el griego, que valoraba el hombre por susaptitudes,11 considerar al mundo (22)en general desde el mismo punto de vista. Enello se funda el empleo de la palabra en el reino de las cosas no humanas, as como elenriquecimiento y la ampliacin del sentido del concepto en el curso del desarrollo

    posterior. Pues es posible pensar distintas medidas para la valoracin de la aptitud deun hombre segn sea la tarea que debe cumplir. Slo alguna vez, en los ltimoslibros, entiende Homero por arete las cualidades morales o espirituales.12En general

    92Aret del caballo 276, 374, tambin en PLATN,Rep., 335 B, donde se habla de la arete de los

    perros y los caballos. En 353 B, se habla de la aret del ojo. Aret de los dioses, I 498.103 r322.114Los griegos comprendan por arete, sobre todo, una fuerza, una capacidad. A veces la definendirectamente. El vigor y la salud son arete del cuerpo. Sagacidad y penetracin, arete del espritu.Es difcil compaginar estos hechos con la explicacin subjetiva ahora usual que hace derivar la

    palabra de "complacer" (ver M. HOFFMANN,Die ethische Terminologie bei Homer, Hesiodund den alten Elegikern und lambographen, Tubinga, 1914, p. 92). Es verdad que arete lleva amenudo el sentido de reconocimiento social, y viene a significar entonces "respeto", "prestigio".Pero esto es secundario y se debe al fuerte contacto social de todas las valoraciones del hombre enlos primeros tiempos. Originariamente la palabra ha designado un valor objetivo del calificado en

    ella. Significa una fuerza que le es propia, que constituye su perfeccin.125 As O 641ss. vemos que el buen juicio y la habilidad corporal y guerrera se designan con elconcepto colectivo "toda clase de aretai". Es caracterstico que en la Odisea, que es posterior,

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    designa, de acuerdo con la modalidad de pensamiento de los tiempos primitivos, lafuerza y la destreza de los guerreros o de los luchadores, y ante todo el valor heroicoconsiderado no en nuestro sentido de la accin moral y separada de la fuerza, sinontimamente unido.

    No es verosmil que la palabra arete tuviera, en el uso vivo del lenguaje, alnacimiento de ambas epopeyas, slo la estrecha significacin dominante en Homero.Ya la epopeya reconoce, al lado de la arete, otras medidas de valor. As, la Odiseaensalza, sobre todo en su hroe principal, por encima del valor, que pasa a un lugarsecundario, la prudencia y la astucia. Bajo el concepto de arete es precisocomprender otras excelencias adems de la fuerza denodada, como lo muestra,adems de las excepciones mencionadas, la poesa de los tiempos ms viejos. Lasignificacin de la palabra en el lenguaje ordinario penetra evidentemente en el estilode la poesa. Pero la arete, como expresin de la fuerza y el valor heroicos, se hallabafuertemente enraizada en el lenguaje tradicional de la poesa heroica y estasignificacin deba permanecer all por largo tiempo. Es natural que en la edadguerrera de las grandes migraciones el valor del hombre fuera apreciado ante todo poraquellas cualidades y de ello hallamos analogas en otros pueblos. Tambin eladjetivo a)gaqo/j, que corresponde al sustantivo arete, aunque proceda de otraraz, llevaba consigo la combinacin de nobleza y bravura militar. Significa a vecesnoble, a veces valiente o hbil; no tiene apenas nunca el sentido posterior de "bueno"como no tiene arete el de virtud moral. Esta significacin antigua se mantiene aun entiempos posteriores en expresiones formales tales como "muri como un hroeesforzado".13 En este sentido se halla con frecuencia usado en inscripcionessepulcrales y en relatos de batallas. No obstante, todas las palabras de este grupo14tienen en Homero, a pesar del predominio de su significacin (23) guerrera, unsentido "tico" ms general. Ambas derivan de la misma raz: designan al hombre decalidad, para el cual, lo mismo en la vida privada que en la guerra, rigen determinadasnormas de conducta, ajenas al comn de los hombres. As, el cdigo de la noblezacaballeresca tiene una doble influencia en la educacin griega. La tica posterior de laciudad hered de ella, como una de las ms altas virtudes, la exigencia del valor, cuyaulterior designacin, "hombra", recuerda de un modo claro la identificacinhomrica del valor con la arete humana. De otra parte, los ms altos mandamientos

    de una conducta selecta proceden de aquella fuente. Como tales, valen mucho menosdeterminadas obligaciones, en el sentido de la moral burguesa, que una liberalidadabierta a todos y una grandeza en el porte total de la vida.

    se emplee algunas veces arete en este amplio sentido.136 a)nh\r a)gaqo/j geno/menoj a)pe/qane.147 Junto a a)gaqo/jse emplea, en este sentido, sobre todo e)sqlo/j; kako/j significa locontrario. El lenguaje de Teognis y de Pndaro muestra cmo estas palabras ms tardesiguen especialmente adheridas a la aristocracia, aunque cambiando su sentido

    paralelamente al desarrollo general de la cultura. Sin embargo, esta limitacin de la arete en laaristocracia, natural en la poca homrica, no se poda mantener ya ms si se tiene en cuenta que lanueva acuacin de los viejos ideales parti de sitio bien distinto.

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    Caracterstica esencial del noble es en Homero el sentido del deber. Se le aplicauna medida rigurosa y tiene el orgullo de ello. La fuerza educadora de la nobleza sehalla en el hecho de despertar el sentimiento del deber frente al ideal, que se sita assiempre ante los ojos de los individuos. A este sentimiento puede apelar cualquiera.

    Su violacin despierta en los dems el sentimiento de la nmesis, estrechamentevinculado a aqul. Ambos son, en Homero, conceptos constitutivos del ideal tico dela aristocracia. El orgullo de la nobleza, fundado en una larga serie de progenitoresilustres, se halla acompaado del conocimiento de que esta preeminencia slo puedeser conservada mediante las virtudes por las cuales ha sido conquistada. El nombre dearistoi conviene a un grupo numeroso. Pero, en este grupo, que se levanta por encimade la masa, hay una lucha para aspirar al premio de la arete. La lucha y la victoria sonen el concepto caballeresco la verdadera prueba del fuego de la virtud humana. Nosignifican simplemente el vencimiento fsico del adversario, sino el mantenimiento dela arete conquistada en el rudo dominio de la naturaleza. La palabra aristeia,empleada ms tarde para los combates singulares de los grandes hroes picos,corresponde plenamente a aquella concepcin. Su esfuerzo y su vida entera es unalucha incesante para la supremaca entre sus pares, una carrera para alcanzar el primer

    premio. De ah el goce inagotable en la narracin potica de tales aristeiai. Incluso enla paz se muestra el placer de la lucha, ocasin de manifestarse en pruebas y juegosde varonil arete. As lo vemos en la Ilada, en los juegos realizados en una corta

    pausa de la guerra en honor de Patroclo muerto. Esta rivalidad acu como lema de lacaballera el verso citado por los educadores de todos los tiempos; 15 ai)e\na)risteu/ein kai\ u(pei/roxon e)/mmenai a)/llwn, y abandonado

    por el igualitarismo de la novsima sabidura pedaggica.En esta sentencia condens el poeta de un modo breve y certero (24)la conciencia

    pedaggica de la nobleza. Cuando Glauco se enfrenta con Dimedes en el campo debatalla y quiere mostrarse como su digno adversario, enumera, a la manera deHomero, a sus ilustres antepasados y contina: "Hiploco me engendr, de l tengomi prosapia. Cuando me mand a Troya me advirti con insistencia que lucharasiempre para alcanzar el precio de la ms alta virtud humana y que fuera siempre,entre todos, el primero." No puede expresarse de un modo ms bello cmo elsentimiento de la noble emulacin inflamaba a la juventud heroica. Para el poeta del

    libro once de laIlada era ya este verso una palabra alada. A la salida de Aquiles hayuna escena de despedida muy anloga en la cual su padre Peleo le hace la mismaadvertencia.16

    En otro respecto es tambin laIlada testimonio de la alta conciencia educadora dela nobleza griega primitiva. Muestra cmo el viejo concepto guerrero de la arete noera suficiente para los poetas nuevos, sino que traa una nueva imagen del hombre

    perfecto para la cual, al lado de la accin, estaba la nobleza del espritu, y slo en launin de ambas se hallaba el verdadero fin. Y es de la mayor importancia que este

    158 208.169784.

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    ideal sea expresado por el viejo Fnix, el educador de Aquiles, hroe prototpico delos griegos. En una hora decisiva recuerda al joven el fin para el cual ha sidoeducado:

    "Para ambas cosas, para pronunciar palabras y para realizar acciones."

    No en vano los griegos posteriores vieron ya en estos versos la ms viejaformulacin del ideal griego de educacin, en su esfuerzo para abrazar lo humano ensu totalidad.17Fue a menudo citado, en un periodo de cultura refinada y retrica, paraelogiar la alegra de la accin de los tiempos heroicos y oponerla al presente, pobre enactos y rico en palabras. Pero puede tambin ser citado, a la inversa, para demostrar la

    prestancia espiritual de la antigua cultura aristocrtica. El dominio de la palabrasignifica la soberana del espritu. Fnix pronuncia la sentencia en la recepcin de lalegacin de los jefes griegos por el colrico Aquiles. El poeta le opone a Odiseo,maestro de la palabra, y yax, el hombre de accin. Mediante este contraste pone derelieve, del modo ms claro, el ideal de la ms noble educacin, personificado en elms noble de los hroes, Aquiles, educado por Fnix, mediador y tercer miembro dela embajada. De ah resulta de un modo claro que la palabra arete, que equivali ensu acepcin originaria y tradicional a destreza guerrera, no hall obstculo paratransformarse en el concepto de la nobleza, que se forma de acuerdo con sus msaltas exigencias espirituales, tal como ocurri en la ulterior evolucin de susignificado.

    (25)ntimamente vinculado con la arete se halla el honor. En los primeros tiemposera inseparable de la habilidad y el mrito. Segn la bella explicacin deAristteles,18 el honor es la expresin natural de la idea todava no consciente para

    llegar al ideal de la arete, al cual aspira. "Es notorio que los hombres aspiran al honorpara asegurar su propio valor, su arete. Aspiran as a ser honrados por las gentesjuiciosas que los conocen y a causa de su propio y real valer. As reconocen el valormismo como lo ms alto." Mientras el pensamiento filosfico posterior sita lamedida en la propia intimidad y ensea a considerar el honor como el reflejo delvalor interno en el espejo de la estimacin social, el hombre homrico adquiereexclusivamente conciencia de su valor por el reconocimiento de la sociedad a que

    pertenece. Era un producto de su clase y mide su propia arete por la opinin quemerece a sus semejantes. El hombre filosfico de los tiempos posteriores puede

    prescindir del reconocimiento exterior, aunque de acuerdo tambin conAristteles no puede serle del todo indiferente.

    Para Homero y el mundo de la nobleza de su tiempo la negacin del honor era, encambio, la mayor tragedia humana. Los hroes se trataban entre s con constanterespeto y honra. En ello descansaba su orden social entero. La sed de honor era enellos simplemente insaciable, sin que ello fuera una peculiaridad moral caractersticade los individuos. Es natural y se da por supuesto que los ms grandes hroes y los

    prncipes ms poderosos demandan un honor cada vez ms alto. Nadie teme en la

    17

    10 As la fuente griega deCICERN

    , De or., 3, 57, donde el verso (I, 443), es citado en estesentido. Todo el pasaje es muy interesante como primer intento de una historia de la educacin.1811 ARISTTELES,Et. nic., A 3, 1095 b 26.

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    Antigedad reclamar el honor debido a un servicio prestado. La exigencia derecompensa es para ellos un punto de vista subalterno y en modo alguno decisivo. Elelogio y la reprobacin (y ) son la fuente del honor y el deshonor. Peroel elogio y la censura fueron considerados por la tica filosfica de los tiempos

    posteriores como el hecho fundamental de la vida social, mediante el cual semanifiesta la existencia de una medida de valor en la comunidad de los hombres. 19Esdifcil, para un hombre moderno, representarse la absoluta publicidad de laconciencia entre los griegos. En verdad, entre los griegos no hay concepto alguno

    parecido a nuestra conciencia personal. Sin embargo, el conocimiento de aquel hechoes la presuposicin indispensable para la difcil inteligencia del concepto del honor ysu significacin en la Antigedad. El afn de distinguirse y la aspiracin al honor y ala aprobacin aparecen al sentimiento cristiano como vanidad pecaminosa de la

    persona. Los griegos vieron en ella la aspiracin de la persona a lo ideal ysobrepersonal, donde el valor empieza. En cierto modo es posible afirmar que la areteheroica se perfecciona slo con la muerte fsica del hroe. Se halla en el hombremortal, es ms, es el hombre mortal mismo. Pero se perpeta en su fama, es decir,(26)en la imagen de su aret, aun despus de la muerte, tal como le acompa y lodirigi en la vida. Incluso los dioses reclaman su honor y se complacen en el cultoque glorifica sus hechos y castigan celosamente toda violacin de su honor. Losdioses de Homero son, por decirlo as, una sociedad inmortal de nobles. Y la esenciade la piedad y el culto griegos se expresan en el hecho de honrar a la divinidad. Ser

    piadoso significa "honrar lo divino". Honrar a los dioses y a los hombres por causa desu aret es propio del hombre primitivo.

    As se comprende el trgico conflicto de Aquiles en la Iliada. Su indignacincontra los griegos y su negativa a prestarles auxilio no procede de una ambicinindividual excesiva. La grandeza de su afn de honra corresponde a la grandeza delhroe y es natural a los ojos del griego. Ofendido este hroe en su honor se conmueveen sus mismos fundamentos la alianza de los hroes aqueos contra Troya. Quienatenta a la aret ajena pierde en suma el sentido mismo de la aret. El amor a la

    patria, que solventara hoy la dificultad, era ajeno a los antiguos nobles. gamemnnslo puede apelar a su poder soberano por un acto desptico, pues aquel poder no estampoco admitido por el sentimiento aristocrtico que lo reconoce slo comoprimus

    nter pares. En el sentimiento de Aquiles, ante la negacin del honor que se le debepor sus hechos, se mezcla tambin este sentimiento de opresin desptica. Pero estono es lo primordial. La verdadera gravedad de la ofensiva es el hecho de haberdenegado el honor de una aretprominente.20El segundo gran ejemplo de las trgicasconsecuencias del honor ofendido es yax, el ms grande de los hroes aqueos,despus de Aquiles. Las armas del cado Aquiles son otorgadas a Odiseo a pesar delos merecimientos superiores de aqul. La tragedia de yax termina en la locura y elsuicidio. La clera de Aquiles pone al ejrcito de los griegos al borde del abismo. Esun problema grave para Homero si es posible reparar el honor ofendido. Verdad es

    1912 ARISTTELES,Et. nic., I, 1109 b 30.2013A 412, 239-240, I 110, 116, 59, pasaje principal I 315-322.

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    que Fnix aconseja a Aquiles no tender en exceso el arco y aceptar el presente degamemnn, como signo de reconciliacin a causa de la afliccin de suscompaeros. Pero que el Aquiles de la tradicin originaria no rechaza lareconciliacin por terquedad solamente, lo vemos en el ejemplo de yax que, en el

    infierno, no contesta a las palabras compasivas de su antiguo enemigo y se vuelvesilenciosamente "hacia las otras sombras en el oscuro reino de la muerte".21 Tetissuplica a Zeus: "Aydame y honra a mi hijo, cuya vida heroica fue tan breve.gamemnn le arrebat el honor. Hnrale, oh, Olmpico!" Y el ms alto dios, enatencin a Aquiles, permiti que los aqueos, privados de su ayuda, sucumbieran en lalucha y reconocieran, as, con cunta injusticia haban privado de su honor al msgrande de sus hroes.

    (27) El afn de honor no es ya considerado por los griegos de los tiemposposteriores como un concepto meritorio. Corresponde mejor a la ambicin tal comonosotros la entendemos. Sin embargo, aun en la poca de la democracia, hallamoscon frecuencia el reconocimiento y la justificacin de aquel afn, lo mismo en la

    poltica de los estados que en la relacin entre los individuos. Nada tan instructivopara la ntima comprensin de la elegancia moral de este pensamiento como ladescripcin del megalopsychos, del hombre magnnimo, en latica de Aristteles.22El pensamiento tico de Platn y de Aristteles se funda en muchos puntos, en latica aristocrtica de la Grecia arcaica. Ello requerira una interpretacin histricadetallada. La filosofa sublima y universaliza los conceptos tomados en su originarialimitacin. Pero, con ello, se confirma y precisa su verdad permanente y su idealidadindestructible. El pensamiento del siglo IV es naturalmente ms diferenciado que el

    de los tiempos homricos y no podemos esperar hallar sus ideas ni aun susequivalentes precisos en Homero ni en la epopeya. Pero Aristteles, como los griegosde todos los tiempos, tiene con frecuencia los ojos fijos en Homero y desarrolla susconceptos de acuerdo con su modelo. Ello demuestra que se halla mucho ms cercaque nosotros de comprender ntimamente el pensamiento de la Grecia antigua.

    El reconocimiento de la soberbia o de la magnanimidad como una virtud ticaresulta extrao a primera vista para un hombre de nuestro tiempo. Ms notable parecean que Aristteles viera en ella no una virtud independiente, como las dems, sinouna virtud que las presupone todas y "no es, en algn modo, sino su ms alto

    ornamento". Slo podemos comprenderlo justamente si reconocemos que el filsofoha asignado un lugar a la soberbia aret de la antigua tica aristocrtica en su anlisisde la conciencia moral. En otra ocasin23 dice, incluso, que Aquiles y yax son elmodelo de esta cualidad. La soberbia no es, por s misma, un valor moral. Es inclusoridicula si no se halla encuadrada por la plenitud de la aret, aquella unidad supremade todas las excelencias, tal como lo hacen Platn y Aristteles sin temor, al usar elconcepto de kalokagatha. Pero el pensamiento tico de los grandes filsofosatenienses permanece fiel a su origen aristocrtico al reconocer que la aret slo

    21

    14 543 ss.2215ARISTTELES,Et. nic., 7-9, ver mi ensayo: "Der Grossgesinnte",Die Antike, vol. 7, pp. 97 ss.2316ARISTTELES,Anal, post., 13, 97 b 15.

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    puede hallar su verdadera perfeccin en las almas selectas. El reconocimiento de lagrandeza de alma como la ms alta expresin de la personalidad espiritual y tica sefunda en Aristteles, as como en Homero, en la dignidad de la aret.24"El honor esel premio de la aret; es el tributo pagado a la destreza." La soberbia resulta, as, la

    sublimacin (28) de la aret. Pero de ello resulta tambin que la soberbia y lamagnanimidad es lo ms difcil para el hombre.Aqu aprehendemos la fundamental significacin de la primitiva tica aristocrtica

    para la formacin del hombre griego. El pensamiento griego sobre el hombre y suaret se revela, de pronto, como en la unidad de su desarrollo histrico. A pesar detodos los cambios y enriquecimientos que experimenta en el curso de los siglossiguientes, mantiene siempre la forma que ha recibido de la antigua ticaaristocrtica. En este concepto de la aret se funda el carcter aristocrtico del idealde la educacin entre los griegos.

    Vamos a perseguir todava aqu algunos de sus ltimos motivos. Para ello puedeser tambin Aristteles nuestro gua. Aristteles muestra el esfuerzo humano hacia la

    perfeccin de la aret como producto de un amor propio elevado a su ms altanobleza, la . Ello no es un mero capricho de la especulacin abstracta siello fuera as, su comparacin con la aret de los griegos primitivos sera sin dudaerrnea. Aristteles, al defender y adherirse con especial predileccin a un ideal deamor propio, plenamente justificado, en consciente contraposicin con el juiciocomn en su siglo, ilustrado y "altruista", descubre una de las races originarias del

    pensamiento moral de los griegos. Su alta estimacin del amor propio, as como suvaloracin del anhelo de honor y de la soberbia, proceden del ahondamiento

    filosfico lleno de fecundidad en las intuiciones fundamentales de la ticaaristocrtica. Entindase bien que el "yo" no es el sujeto fsico, sino el ms alto idealdel hombre que es capaz de forjar nuestro espritu y que todo noble aspira a realizaren s mismo. Slo el ms alto amor a este yo en el cual se halla implcita la ms altaaret es capaz "de apropiarse la belleza". Esta frase es tan genuinamente griega quees difcil traducirla a un idioma moderno. Aspirar a la "belleza" (que para los griegossignifica al mismo tiempo nobleza y seleccin) y apropirsela, significa no perderocasin alguna de conquistar el premio de la ms alta aret.

    Qu significa para Aristteles esta "belleza"? Nuestro pensamiento se vuelve de

    pronto hacia el refinado culto a la personalidad de los tiempos posteriores, hacia lacaracterstica aspiracin del humanismo del siglo XVIII a la libre formacin tica y elenriquecimiento espiritual de la propia personalidad. Pero las mismas palabras deAristteles muestran de un modo indubitable que lo que tiene ante los ojos son, por elcontrario, ante todo, las acciones del ms alto herosmo moral. Quien se estima a smismo debe ser infatigable en la defensa de sus amigos, sacrificarse en honor de su

    patria, abandonar gustoso dinero, bienes y honores para "apropiarse la belleza". Lacuriosa frase se repite con insistencia y ello muestra hasta qu punto, para Aristteles,la ms alta entrega a un ideal es la prueba de un amor propio enaltecido. "Quien se

    2417ARISTTELES,Et. nic., 7, 1123 b 35.

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    sienta impregnado de la propia estimacin preferir vivir brevemente en el ms altogoce (29)que una larga existencia en indolente reposo; preferir vivir un ao slo porun fin noble, que una larga vida por nada; preferir cumplir una sola accin grande ymagnfica, a una serie de pequeeces insignificantes."

    En estas palabras se revela lo ms peculiar y original del sentimiento de la vida delos griegos: el herosmo. En l nos sentimos esencialmente vinculados a ellos. Son laclave para la inteligencia de la historia griega y para llegar a la comprensin

    psicolgica de esta breve pero incomparable y magnfica aristeia. En la frmula"apropiarse la belleza", se halla expresado con claridad nica el ntimo motivo de laaret helnica. Ello distingue, ya en los tiempos de la nobleza homrica, la heroicidadgriega del simple desprecio salvaje de la muerte. Es la subordinacin de lo fsico auna ms alta "belleza". Mediante el trueque de esta belleza por la vida, halla elimpulso natural del hombre a la propia afirmacin su cumplimiento ms alto en la

    propia entrega. El discurso de Ditima, en el Simposio de Platn, sita en el mismoplano el sacrificio de dinero y bienes, la resolucin de los grandes hroes de laAntigedad en el esfuerzo, la lucha y la muerte para alcanzar el premio de una gloria

    perdurable y la lucha de los poetas y los legisladores para dejar a la posteridadcreaciones inmortales de su espritu. Y ambos se explican por el poderoso impulsoanhelante del hombre mortal hacia la propia inmortalidad. Constituyen el fundamentometafsico de las paradojas de la ambicin humana y del afn de honor.25TambinAristteles conecta de un modo expreso, en el himno que se ha conservado a la aretde su amigo Hermias el prncipe de Atarneo, que muri por fidelidad a su idealfilosfico y moral, su concepto filosfico de la aret con la aret de Homero y con

    los modelos de Aquiles y yax.26 Y es evidente que muchos rasgos, mediante loscuales describe la propia estimacin, son tomados de la figura de Aquiles. Entreambos grandes filsofos y los poemas de Homero, se extiende la no interrumpidaserie de testimonios de la vida perdurable de la idea de la aret,propia de los tiempos

    primeros de Grecia.

    25

    18PLATN

    , Simp., 209 C.2619Ver miAristteles (Berln, 1923; trad. esp. FCE, Mxico, 1946; citamos de acuerdo con estaedicin), p. 140.

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    II. CULTURA Y EDUCACIN DE LA NOBLEZA HOMRICA

    (30)PARA COMPLETAR e ilustrar la explicacin de la aretel concepto central dela educacin griega trazaremos una imagen de la vida de la nobleza griegaprimitiva, tal como nos la ofrecen los poemas "homricos". Ello confirmar losresultados a que hemos llegado en las investigaciones anteriores.

    No es posible actualmente considerar la Ilada y la Odiseafuentes de la historiaprimitiva de Grecia como una unidad, es decir, como obra de un solo poeta, aunqueen la prctica sigamos hablando de Homero, tal como lo hicieron originariamente losantiguos, incluyendo bajo este nombre mltiples poemas picos. El hecho de que laGrecia clsica, exenta de sentido histrico, separara ambos poemas de aquella masa,considerndolos como superiores desde un punto de vista exclusivamente artstico ydeclarara a los dems indignos de Homero, no afecta a nuestro juicio cientfico ni

    puede considerarse como una tradicin en el sentido propio de la palabra. Desde elpunto de vista histrico, la Ilada es un poema mucho ms antiguo. La Odisea reflejaun estudio muy posterior de la historia de la cultura. Previa esta determinacin,resulta un problema de la mayor importancia llegar a la fijacin del siglo a que

    pertenecen una y otra. La fuente fundamental para llegar a la solucin de esteproblema se halla en los poema