SCHMITT_Gespräch über den neuen Raum

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  • 7/29/2019 SCHMITT_Gesprch ber den neuen Raum

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    DILEGS de Carl Schmitt.

    DIALOGO DE LOS NUEVOS ESPACIOS.Ttol original: Gesprch ber den neuen Raum. En ocasi de l'homenatge al prof. Camilo Barcia Trelles, Estudios de Derecho Internacional,Santiago de Compostella, 1958.

    DIALOGO SOBRE EL PODER Y EL ACCESO AL PODEROSO.Ttol original: Gesprch ber die Macht un den Zugang zum Machthaber. Gnter Neske, Pfullingen, 1954

    Traduccin deANIMA SCHMITT DE OTEROEdicin INSTITUTO DE ESTUDIOS POLTICOSMADRID, 1962

    (Texto (transcribere) ntegro)

    ...............

    PROLOGO

    Arqumedes de Siracusa, el clebre maestro de la tcnica antigua, se comprometa a mover el universo si se le

    daba un punto de apoyo. El Arqumedes moderno acta de manera distinta. Los fsicos y tcnicos de hoy penetran

    en el cosmos sin buscar ni pedir punto de apoyo alguno. Estn abriendo nuevos espacios inconmensurables, y

    trascienden todas las medidas y dimensiones de la tierra y del hombre mismo.

    A pesar de esto, sin embargo, no carecen de punto de apoyo. Estn al servicio de determinadas potencias

    polticas, especialmente de los Estados Unidos de Amrica y de la Unin Sovitica. La carrera de los fsicos,

    tcnicos y cosmonautas modernos est determinada por la cuestin de quin dominar los nuevos espacios

    inconmensurables. Esto es, en sntesis, un puro problema de poder. Hasta la actualidad, los asombrosos

    descubrimientos e invenciones del Arqumedes moderno sirven principalmente para solucionar problemas de

    poder poltico.

    Pero con esto volvemos repentinamente de los espacios inconmensurables del cosmos a nuestra pequea tierra.Aqu abajo se decidir sobre los nuevos espacios y sobre los nuevos poderosos.

    Se trata, pues, de espacio y poder. Estos son tambin los temas de nuestros dilogos. Ellos remiten nuestra

    atencin desde visiones fantsticas hacia nuestro planeta.

    En el primer dilogo habla un tipo de historiador algo anticuado, pero slido, de unos setenta aos, con un

    quincuagenario cultivador de ciencias naturales, de la escuela clsica. El dilogo comienza de modo pacfico y

    prolijo, incluso con algo de teologa. Los dos interlocutores sern arrollados despus por un joven

    norteamericano, MacFuture, el cual opina que la tierra, ya hace mucho tiempo, resulta demasiado pequea y que

    querra proseguir, en dimensiones csmicas, el descubrimiento de Amrica y la industrializacin de su pas.

    En el segundo dilogo habla un hombre viejo y experimentado con un estudiante inexperto sobre el difcil

    problema del poder, ms difcil y misterioso an por el aumento enorme de los modernos medios del poder. El

    estudiante hace preguntas ms o menos inteligentes, y el viejo contesta con prudencia y reflexin. No es este un

    dilogo en el estilo de Platn. El estudiante no es ningn Alcibiades, y el viejo tampoco es un Scrates. Se guarda

    bien de hacer construcciones metafsicas, limitndose a un desarrollo descriptivo de la dialctica inmanente acada poder.

    En definitiva, el lector ver y juzgar. Escribo este prlogo para la edicin espaola en el verano de 1961, en una

    tranquila ra de la costa occidental de Galicia. Los peridicos, la radio y la televisin, todo, en fin, lo que la

    sociologa moderna llama "medios de masa", estn llenos de informes sobre las ltimas hazaas milagrosas de los

    cosmonautas rusos y americanos. El mundo resuena del clamor triunfal del progreso tcnico y cientfico. Pero la

    gloria que aquellos "medios de masa" pueden otorgar es efmera. La grandeza y dignidad del hombre no se

    calcula segn sus posibilidades de ser premio Nobel. El hombre es y permanece un hijo de esta tierra. Frente a

    todas las expectaciones utpicas de automacin y abundancia, estos dilogos intentan guardar una actitud

    prudente y sobria, y volver de un engaoso mundo de Potemkin a la realidad del hombre y de su tierra.

    C.S.

    Barraa, Boiro (La Corua).

    Agosto de 1961.

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    DIALOGO DE LOS NUEVOS ESPACIOS

    Titulo original: GESPRCHBERDENNEUENRAUM,

    en "Estudios de Derecho Internacional", Santiago, 1958.

    PROTAGONISTAS DEL DIALOGO:

    A.-[i]Altmann (Viejo historiador).N.-Neumeyer(Fsico-quimico).F.-MacFuture (Norteamericano).

    ..................

    A.-Quisiera que hablsemos del contraste de tierra y mar y de las diferencias entre existenciaterrestre y martima. Me permite usted, mi querido seor Neumeyer, una pregunta indiscreta eneste sentido?

    N.-Me parece bien, respetable seor Altmann, siempre y cuando no sea demasiado indiscreta.

    A.-Espero que no sea demasiado indiscreta. Quisiera preguntarle, sencillamente, si usted, de vezen cuando, lee la Biblia.

    N.-Se refiere usted al Antiguo o al Nuevo Testamento?

    A.-No pens en diferencias tan sutiles. Me refera a la Biblia en general, al Libro de los libros, aambas partes, al Antiguo y al Nuevo Testamento.

    N.-Respecto a la Biblia, seor Altmann, debo decirle algo. Estimo la Biblia e, indudablemente,la respeto. Pero soy un hombre que piensa cientficamente, y la Biblia -con todo el respetodebido- no es un libro cientfico. Ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento. Esto no excluye que lalea a veces y encuentre en ella cosas edificantes. Pero ya me dir usted qu tiene que ver connuestro tema de tierra y mar.

    A.-La Biblia, seor Neumeyer, refleja desde el principio hasta el final el contraste de tierra ymar. Se puede decir que est saturada de este contraste.

    N.-Qu sorprendente!

    A.-Basta leer simplemente el comienzo de la Biblia, cmo Dios cre el mundo. Es el primercaptulo de la historia de la creacin, el Gnesis, Moiss, lib. 1, cap.1. All se cuenta que Dioscre el mundo mediante una serie de separaciones. Primero separ la luz de la oscuridad;despus separ el cielo, el firmamento, de las aguas superiores e inferiores del firmamento;luego separ la tierra firme del mar, y seal al hombre la tierra misma como domicilio.

    N.-Muy bien. Pero me parece que no pretendamos hablar de problemas teolgicos.

    A.-Queramos hablar del contraste de tierra y mar y de las diferencias que hay entre laexistencia terrestre y la martima, y resulta que encontramos aqu, en uno de los libros msantiguos y ms sagrados de la humanidad, una decidida postura en favor de una existenciameramente terrestre. Segn la Biblia, Dios seal al hombre la tierra firme como domicilio,mientras que hizo retroceder el mar a los limites de este domicilio. All est al acecho, como

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    peligro y amenaza continua del hombre. La bondad de Dios detiene el mar para que no nosarrolle como en un diluvio. El mar es ajeno y hostil al hombre. No es un espacio vital delhombre. Segn la Biblia, el espacio vital del hombre es exclusivamente la tierra firme.

    N.-La palabra "espacio vital", mi querido seor Altmann, me suena un pco sospechosa en esta

    problemtica. Sabe a geopoltica moderna. Apostara que la palabra "espacio vital" no apareceen la Biblia.

    A.-Sera un problema de traduccin. Personalmente, tomo la palabra "espacio vital" de unexcelente comentario teolgico a la historia de la creacin, es decir, del tomo III de ladogmtica del respetabilsimo telogo basiliense, que tiene justo renombre mundial, el profesordoctor Karl Barth. Pero no vamos a pelearnos por palabras. La cosa es evidente. Segn lahistoria bblica de la creacin, slo la tierra firme es el domicilio o, con ms precisin, la casadel hombre. Por el contrario, el mar, el ocano, es un monstruo inquietante al margen delmundo habitado, una fiera catica, una gran serpiente, un dragn, un Leviatn.

    N.-Muy respetado seor Altmann, fjese usted, por favor, en las palabras y denominaciones queusted mismo utiliza. Por un lado, usted llama a la tierra la casa del hombre; por otra parte habladel mar como fiera catica, serpiente, dragn, Leviatn son todas ellas, evidentemente,imgenes mticas; llevan en la frente el sello de falta de cientificidad. Le voy a explicar el

    problema de la historia bblica de la creacin. Se trata de la visin mtica del mundo, fruto deuna cultura terrestre, es decir, una cultura que est esencialmente determinada por la tierra. ElAntiguo Testamento tom de los babilnicos su relato de la creacin del mundo, quiz, incluso,de pueblos y culturas ms viejas. De todos modos, su visin del mundo era completamenteterrestre y no martima. As se explica la idea de la tierra firme como casa del hombre y del marcomo monstruo hostil. Todo esto, en el fondo es sencillsimo.

    A.-S, s, mi querido seor Neumeyer, ciertamente es muy sencillo. Pero por ser fcil no ha deser equivocado o sin significacin.

    N.-No, pero carece de mtodo cientfico y es completamente trasnochado. Es anticuado, unanacronismo, en el mejor de los casos una interesante pieza de museo. Pueblos de existenciameramente terrestres, con pastores y agricultores, piensan de una manera tpica condicionados

    por el suelo, y tienen un temor religioso frente al mar. Casi todas las culturas antiguas queconocemos son terrestres y no martimas. El horror al mar en el Antiguo Testamento no mesorprende lo ms mnimo. Pero me interesara saber qu pasa, en este sentido, con el NuevoTestamento. Supongo que el temor al mar no destaca tanto en el Nuevo testamento. A mientender, el apstol Pablo hizo largos viajes martimos por el mediterrneo.

    A.-En el Nuevo Testamento, Cristo camina sobre el mar. Ha vencido al Leviatn. Pero de esto,precisamente, resulta que tambin para el Nuevo Testamento el mar es algo inquietante y malo.Y en su ltimo libro, el Apocalipsis de San Juan, se describe, al final, el aspecto que tendr latierra nueva, purificada de pecados y maldades. Dice el captulo 21 del Apocalipsis: "Vi un cieloy una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron y el mar ya no es".Fjese usted, el mar ya no es! En la tierra purificada y transfigurada no hay ocano. Con el

    pecado y la maldad desaparece tambin el mar. As termina el Nuevo Testamento. Desde elrelato de la creacin del libro 1. de Moiss hasta el final del Apocalipsis de San Juan, la Bibliacontiene el contraste de tierra y mar.

    N.-Para mi, tambin esta parte del Apocalipsis de San Juan est completamente clara. Se tratadel antiguo miedo mtico del hombre de tierra adentro frente al mar. Pastores y agricultores se

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    imaginan la tierra como una tienda o una casa en la que habitan, con pastos o un jardnalrededor. Esto es para ellos el mundo habitable de los hombres. Al margen de este mundohabitable rompe el ocano, la terrible serpiente mundial. Al final de los tiempos se matar a laserpiente mundial, y a parecer una nueva tierra feliz, libre de guerras y crmenes, en la que nohay ningn mar.

    Es un viejo sueo; para pastores y agricultores, un sueo hermoso. En un poema famoso delgran poeta romano, en la cuarta gloga de Virgilio, se expresa el mismo sueo. Virgilio opinaque en aquel feliz tiempo final de una paz sin perturbacin no habr, sobre todo, ningncomercio martimo. Podra citarle a usted muchos otros ejemplos. Pero para qu? Todo sto noson ms que engendros ideolgicos de una existencia meramente terrestre; imaginacin de

    pastores y campesinos; mito -perdone usted-, fantasa, poesa-Rilke.

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    A.-Pero qu significa el contraste de tierra y mar en su opinin puramente cientfica?

    N.-Desde el punto de vista cientfico, este contraste me parece completamente anticuado. Es unresiduo de la antigua teora de los cuatro elementos, tierra, agua, aire y fuego. Una primitivafilosofa de la naturaleza haba concebido estos cuatro elementos como una especie de primeramateria. Como es sabido, se entiende por elemento todo cuerpo simple que no puede serdividido o disuelto con nuestros mtodos qumicos. Hoy da cualquier escolar sabe que ni latierra, ni el agua, ni el aire ni el fuego son elementos. Ya al principio de nuestro siglo lasmodernas ciencias naturales haban descubierto ms de noventa cuerpos simples que no se

    podan descomponer con nuestros mtodos qumicos.

    A.-Pues bien, este, entonces, es el aspecto cientfico del asunto. Y ahora, observe usted la

    historia universal. La historia universal es una eterna lucha entre potencias terrestres ymartimas. Piense usted en la guerra de los treinta aos entre Esparta y Atenas, que termina conla victoria de la potencia terrestre, Esparta; o en la guerra de ms de cien aos entre Roma yCartago, que, otra vez, termina con la victoria de la potencia terrestre, Roma; o finalmente, en lalucha, que dur ms de trescientos aos, entre Inglaterra y los Estados europeos continentales-sucesivamente Espaa, Holanda, Francia y Alemania-, lucha que termina con la victoria de la

    potencia martima, Inglaterra: Este es el aspecto de la historia universal. Una gran obra histricadel almirante francs Castex lleva el ttulo significativo de "El mar contra la tierra",La mercontre la terre.

    N.-Este es el libro de un almirante. As se imaginan los almirantes la historia universal. Para los

    almirantes, la historia universal es una historia de guerras martimas y batallas navales. Elalmirante Francs Castex, el almirante americano Maham, el almirante alemn Tirpitz: todosexpertos navales, polticamente determinados por su profesin. No es extrao que se imaginenla historia universal desde su oficio.

    A.-Esto pasa ms o menos a todos los hombres.

    N.-Y esto est muy mal, porque no es cientfico.

    A.-Mi querido seor Neumeyer, no quiero preguntarle cmo se imagina usted la historiauniversal. Al fin y al cabo, qumica y fsica tambin son un oficio. De todos modos, el contrastede tierra y mar tambin tiene componentes de las ciencias naturales. Tierra, mar y aire sondistintos estados de agregacin. Son distintos fsica, meteorolgica, geolgica y

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    geogrficamente, y, por consiguiente, significan un ambiente distinto para los seres que vivenen su mbito. Esto, naturalmente, produce contrastes biolgicos que usted no puede negar. Elhombre es un mamfero; no es un pez que respira por branquias. Esto debera interesar tambina un naturalista.

    N.-Naturalmente hay aqu una serie de diferencias muy interesantes, sobre todo biolgicas, deexistencias terrestres y martimas -y dejemos aparte las anfibias, como la rana, o las anmalas,como la ballena-. Pero de estas diferencias biolgicas no resulta un contraste entre hombres, ysobre todo no se deriva ninguna tensin hostil entre pueblos y potencias, ninguna historiauniversal con guerras terrestres y martimas. Entre los animales de la tierra y los del mar noexiste una enemistad natural; ni siquiera hay una tensin natural. Normalmente los unos no seocupan de los otros. El pez se queda en el agua y los animales terrestres en la tierra. Cada unosabe en dnde tiene su sitio. Incluso, entre los animales terrestres, los grandes cazadores -len,tigre, oso- tienen sus cotos de caza naturales; no cazan en terreno ajeno: La lucha por laalimentacin tiene lugar, sobre todo, entre seres vivientes del mismo mbito, pero no entre losde tierra y mar. Los peces grandes, como es sabido, se comen a los chicos, y los seres vivientes

    de la tierra o el aire no se comportan mucho mejor. Aqu no hay lugar, de ninguna manera, parauna enemistad que est determinada, en general, por el contraste de tierra y mar. S que lospolticos e historiadores del siglo XIX han calificado los contrastes entre Rusia e Inglaterracomo una lucha del oso contra la ballena. Qu disparate! Ningn oso est tan desprovisto deinstinto para meterse en una lucha con una ballena, y tampoco, al revs, una ballena luchar conun oso.

    A.-Trasladada al campo de los hombres esta separacin neta de tierra y mar debera tener comoconsecuencia que las guerras navales se dieran solamente entre pueblos martimos, y las guerrasterrestres solamente entre los pueblos continentales. Es raro que ocurra todo lo contrario cuandolas tensiones histrico-universales han llegado a cierto grado de intensidad. No son los

    animales, sino los hombres, ysolamente los hombres entre s, los que hacen guerras terrestres ymartimas. Siempre que la enemistad entre dos grandes potencias ha llegado al puntoculminante, la disputa blica tiene lugar en los dos sectores al mismo tiempo, y la guerra, enambos bandos, se convierte en guerra terrestre y martima. Cada potencia est obligada a seguiral adversario al otro elemento. Si se aade el aire como tercera dimensin, la guerra sertambin, en ambos bandos, una guerra area. Por eso no me parece absurdo seguir hablando delos elementos tierra y mar. Cuando un gran contraste histrico-universal se acerca a su puntoculminante se activan en ambos bandos todas las fuerzas materiales, psquicas e intelectualeshasta el ltimo grado. La lucha abarca entonces todas las circunstancias de las potencias

    participantes. Tambin el contraste elemental de tierra y mar se incluye en la lucha. La guerraaparece entonces como una guerra de la tierra contra el mar y viceversa o, con otras palabras,

    como una guerra de elementos. Abra usted los ojos y fjese en nuestra actual situacin mundial.Vivimos hoy bajo los efectos de una tensin global, de un contraste de Este y Oeste.Evidentemente, este contraste actual del Este y el Oeste es, al mismo tiempo, un contraste detierra y mar.

    N.-Occidente y Oriente son meros conceptos geogrficos, y no son ningn motivo razonablepara una enemistad; ni siquiera representan una tensin polar. Es sabido que la tierra tiene unpolo Norte y un polo Sur, pero no tiene polo Este y Oeste. En relacin a los Estados Unidos,Rusia y China son el Occidente.

    A.-Perfectamente. Pero a pesar de esto, la tensin actual entre Este y Oeste no es menos real,verdad? Y sobre todo, no es exacto que en la parte del este se hallan las gigantescas masasterrestres de Rusia y China y en la parte del Oeste las extensiones inmensas de los mares

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    mundiales, de los ocanos Atlntico y Pacfico? No he dicho que el contraste de tierra y mar seala causa de la actual situacin global de Occidente y Oriente. Pero quin intente conocer suscausas fundamentales no puede ignorar que desde Yalta, o por lo menos desde el PactoAtlntico de 1949, existe una tensin global y elemental, que se refleja en el contraste de loselementos tierra y mar y, en gran medida, coincide con l.

    N.-Y cual es, segn su opinin, la causa fundamental o verdadera de esta tensin global entreEste y Oeste que nos afecta a todos?

    A.-Primero voy a darle la contestacin de un conocido cientfico ingls sin identificarme conella. Se trata del gran gegrafo sir halford Mackinder, que expuso su opinin, ya hace ms detreinta aos, en un brillante trabajo tituladoDemocratic Ideal and Reality (Ideales democrticosy realidad), de 1919. Para Mackinder, la inmensa masa terrestre de Asia es una isla enorme y elcorazn de la tierra. La civilizacin humana se desarrolla en las costas martimas. SegnMackinder, las grandes masas de poblacin de ese corazn brbaro siempre empujan hacia lascostas y buscan arrollar la civilizacin. A juicio de este gegrafo ingls, el contraste de tierra y

    mar sera, en el fondo, un contraste de civilizacin y barbarismo, de esclavitud y libertad; casoen que civilizacin y libertad estaran departe del mar y de las costas.

    N.-Esto es muy sugestivo. Pero en este caso yo no hablara de elementos. Hoy da el mar no esms que un campo de actividades humanas, igual que la tierra o el aire. En los tiempos develeros era otra cosa. Entonces los barcos estaban meses y aos en alta mar, separados de todocontacto con la tierra. Entonces se poda hablar todava de un elemento. Hoy, en cambio, todo

    barco est al alcance cada da y cada hora en cualquier lugar del ocano. Ya por este hecho, elmundo del mar cambi para el hombre en comparacin con los tiempos de navegacin a vela;

    perdi su carcter elemental. Me parece que todos los fenmenos histricos universales yconstrucciones que usted acumula aqu, incluso la interesante teora del gegrafo ingls

    Mackinder, no son ms que aspectos de una visin del mundo histricamente determinada.

    A.-Cuidado mi querido seor Neumeyer! Probablemente su propia visin del mundo estdeterminada por alguna situacin histrica. Ni las ciencias naturales y exactas ni la tcnicadesenfrenada estn fuera de la historia. Usted mismo, mi querido seor Neumeyer, hace unosmomentos, ha tildado de anacrnicas las antiguas ideas de tierra y mar, como un sueo y mitode pastores y agricultores. Cree usted, quiz, que fsicos, qumicos y tcnicos no tienen sueos,que no producen mitos, y que estn inmunizados contra anacronismos?

    N.-Eso es. Ya me doy cuenta a dnde tiende con todo esto, respetado seor Altmann. Ahorausted quiere venirme histricamente. Ahora usted opera con el llamado sentido histrico y con

    dialctica histrica. Es el famoso sexto sentido que el genial ave de mal ageroHegelhainfiltrado a los pobres alemanes.

    A.-Y usted mismo no ha operado hace poco con este sentido histrico al tachar de anacrnicaslas antiguas ideas de tierra y mar? Y anacrnico no quiere decir fuera del tiempo y de lasituacin? Usted mismo, seguramente, no querr prescindir de estar a la altura de nuestrotiempo, es decir, conforme a la poca y a la situacin.

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    F.-Perdonen ustedes que en este momento me mezcle en su conversacin. Soy MacFuture. Leshe escuchado, y he intentado seguir su disputa sobre tierra y mar. Hasta ahora me call. Pero

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    ahora tienen que permitir que me engranen. Es que ustedes me parecen -tanto usted, respetadoseor Altmann, con su sentido histrico, como tambin usted, querido seor Neumeyer, con susciencias naturales, vamos, bastante clsicas-, pues, me parecen, con permiso, pasados de modalos dos. Tambin la distincin de Naturaleza e Historia es anticuadsima. Vivimos desde hacediez aos en la poca de la energa atmica. Parece que todava no han cado en la cuenta de

    esto. Todas nuestras ideas de espacio y tiempo, de Naturaleza e Historia, estn transformadasnuclearmente. Y en cuanto a los llamados elementos -es igual el sentido en que empleen ustedesla palabra-, les advierto que ya somos capaces de producir elementos artificiales. Imagnense,elementos artificiales! As, pues, todas sus bonitas distinciones entre tierra y mar, terrestre ymartimo, Naturaleza e Historia, se derriten como grasa en la estufa ardiente.

    A.-Bienvenido, querido MacFuture. Se inmiscuye en el momento justo. Estupendo que ustednos advierta que la situacin de la humanidad cambi por completo, y que traslade nuestradiscusin a otro plano. As, nuestras cuestiones, aunque no se resuelvan, por lo menos serelevan. Ahora no nos queda ms que comprender que se deben plantear preguntascompletamente nuevas; y deberamos tener cuidado de identificar bien las preguntas nuevas.

    Con otras palabras, debemos preguntar cual es la pregunta nueva; estamos -si me permiten unaformulacin aforstica- ante la pregunta por una pregunta.

    F.-Esto me resulta demasiado complicado. Soy partidario de la simplificacin y disociacin.Pregunta va, pregunta viene. Se trata de simples hechos. Quien no haya comprendido a dndeva el viaje perder el enlace y no alcanzar el tren. Pero claro, hay hombres que nocomprendern la poca de la energa atmica si antes no les cae una bomba H encima.

    N.-Por Dios, MacFuture! Espero que usted no quiera abrirnos los ojos arrojndonos bombasatmicas. Como se habr podido observar, soy un hombre que piensa cientficamente y celebracualquier progreso. Pero no puedo entusiasmarme con esta clase de argumentaciones. Siempre

    tiene que quedar algo que sea humano. Hay limites morales insuperables para cualquieractividad humana, incluso -y me es grato aadirlo expresamente- para la ciencia.

    F.-Naturalmente, seguimos estrictamente las normas de la moral. Pero quiere usted por estoimponer limites a la libre investigacin cientfica? Esto sera el fin de nuestra civilizacin!Entonces hubiramos podido quedarnos en la ms oscura Edad Media. No, seores mos, lalibertad de la investigacin es sagrada e ilimitada.

    N.-Cielo santo! Yo mismo soy cientfico y, realmente, el ltimo que quisiera violar la libertadincondicionada de la investigacin. Esto sera lo mismo que aserrar la rama en la cual estoysentado. La investigacin no se debe coartar de ninguna manera. Yo pensaba solamente en

    ciertas consecuencias; en la realizacin de ciertos inventos y en la garanta contra abusos.

    F.-Esto es clarsimo, seor Neumeyer. El abuso se impide sin miramientos. Sera realmente unescndalo que cualquier fulano pudiese manejar materias explosivas. Esto es evidente; corre demi cuenta. Son problemas de seguridad que es preferible dejemos al margen. Ahora no quisierams que poner al da su discusin sobre tierra y mar. No se dan cuenta ustedes que hombres ytierra, tierra y mar, aire y fuego han cambiado fundamentalmente? Cualquier nio de escuelasabe que nuestro planeta se volvi ridculamente pequeo y que las fuerzas del hombre crecenhacia lo infinito. Gracias a nuestras mquinas conseguimos rendimientos y velocidades quesobrepasan cualquier velocidad sensorial humana y cualquier fuerza muscular. Y gracias anuestros aparatos calculamos nmeros y series de nmeros que sobrepasan la capacidad decualquier cerebro humano. Es decir, que nos encontramos, hace mucho, en un mundo nuevo, enun ms all, si ustedes quieren. Lo que ocurre es que ustedes no se han dado cuenta todava.

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    N.-Yo, como hombre cientfico, tengo que darle toda la razn, MacFuture.

    A.-Y yo, como hombre con sentido histrico, tengo que hacer an una pregunta.

    F.-Por Dios, no ser la dichosa pregunta por la pregunta!A.-Lo siento, precisamente la pregunta por la gran pregunta.

    F.-Aqu falla mi cerebro.

    A.-Pues hgase construir un aparato ciberntico que comprenda y conteste la pregunta porusted.

    N.-No nos puede ahorrar esta pregunta, estimado seor Altmann? No sera mejor ocuparseahora en la solucin de problemas prcticos? No se abren realmente inmensos espacios nuevos

    en el cosmos? En realidad ya tocamos la estratsfera. Hoy da ya conocemos tan exactamente laluna que podemos distinguir en ella elevaciones de treinta metros. Si hubiera all, por ejemplo,pirmides o rascacielos o la catedral de Colonia, podramos verlos claramente. Otrosdescubrimientos inimaginables estn prximos. Quiere usted negarse a semejante llamada deun mundo nuevo? Todo mi respeto para su sentido histrico, estimado seor Altmann, pero elsaber histrico no debe cegar a uno cuando se abre un mundo nuevo.

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    A.-Pero qu hay aqu de nuevo? Y quin est ciego? Habra que examinarlo un momento.Puedo, pues, permitirme otra pregunta?

    F.-Si no se trata otra vez de su pregunta por la pregunta.

    A.-An no hemos llegado a eso. Quisiera insistir en la situacin mundial de hoy, en el contrastede Este y Oeste, que, aparentemente, es al mismo tiempo un contraste de tierra y mar. Qu hay,segn su opinin, MacFuture, detrs de este contraste mundial de hoy? Cul es el ncleo deldualismo global que nos afecta a todos?

    F.-Se lo voy a decir. En cuanto al presente contraste entre Este y Oeste, no se trata de otra cosaque escalones y grados distintos de la industrializacin tcnica. El Oeste, con sus pueblosmartimos, es tcnica e industrialmente superior. Esto es todo. Se trata de la revolucin

    industrial y el progreso de la tcnica. En el Oeste martimo la revolucin industrial est msavanzada que en el Este terrestre.

    A.-Tambin me lo parece a mi. As tenemos una buena base comn para nuestra discusin. Lomejor ser quedarse con el tema "revolucin industrial y progreso tcnico". Pero tenemos quetener cuidado de no caer en la polmica actual, tan feroz como intil, sobre el valor o falta delvalor de la tcnica. Algunos condenan la tcnica y la declaran desgracia y obra del diablo; otrosla exaltan y ven en ella un camino del paraso. Ser mejor que prescindamos de esta discusincatica. En vez de esto, nos preguntaremos sencilla y objetivamente: de dnde procede estarevolucin industrial que es nuestro destino? Cul es su origen y su patria? Cul su punto de

    partida y su impulso ntimo?

    N.-Todos sabemos de dnde procede la revolucin industrial. Procede de la Inglaterra del siglo

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    XVIII. Los datos se encuentran en cualquier manual escolar: primer horno de coque, 1735;acero fundido, 1740; mquina de vapor, 1768; primera fbrica moderna en Nottingham, 1769;hiladora, 1770; telar mecnico, 1786, etc., hasta el locomvil, 1825.

    A.-No cabe duda, la revolucin industrial procede de Inglaterra. Pero me parece muy

    importante que proceda de la isla Inglaterra.N.-Quiere empezar otra vez con su geopoltica? Qu tiene que ver con una isla? Puede serpura casualidad que la revolucin industrial haya nacido en una isla.

    A.-No me refiero a cualquier isla. Hay miles de islas en las cuales no surgi ninguna revolucinindustrial. Sicilia, por ejemplo, tambin es una isla, incluso con antiguas minas de azufre. Laisla Inglaterra tiene que tener sus particulares circunstancias histricas si la revolucinindustrial nace precisamente all y precisamente en el siglo XVIII. Voy a explicarles enseguidacul era la peculiaridad histrica de esta isla Inglaterra en el siglo XVIII, que determin susingularidad e incomparabilidad. La isla Inglaterra, donde naci la revolucin industrial,

    realmente, no era cualquier isla. Haba realizado una determinada evolucin histrica, dando unpaso asombroso hacia adelante. En los dos siglos inmediatamente precedentes, haba pasado deuna existencia terrestre a una existencia martima.

    N.-Bueno, supongo que los ingleses haban navegado tambin en la Edad Media.

    A.-Naturalmente, aunque mucho menos que algunos otros pueblos; menos que los portugueses,los vascos, los venecianos o los de la Hansa. Hasta el siglo XVI la isla Inglaterra no era ms queun trozo desprendido del continente europeo con la cara hacia la tierra firme. Aun en el sigloXV los caballeros ingleses hicieron buen botn en Francia, como los caballeros de otros pases.Piense usted en la poca de Juana de Arco! Hasta el siglo XVI, los ingleses fueron un pueblo

    de criadores de ovejas que vendan su lana a Flandes, donde se transformaba en telas. Y estepueblo de criadores de ovejas se convirti en los siglos XVI y XVII en un pueblo deespumadores del mar. Entonces, la isla apart la vista del continente y mir hacia los grandesocanos. Levanta anclas y llega a detentar el poder de un imperio ocenico.

    N.-Esta evolucin de Inglaterra hasta convertirse en la mayor potencia martima del mundotard ms de dos siglos. Dudo que la mayora de los ingleses haya actuado con arreglo a un planen este asunto.

    A.- Puede ser. Como es sabido, el gran historiador ingls Seeley dijo incluso: en un arrebato deausencia de nimo hemos conquistado el mundo. Pero hay que hacerlo! Estamos tratando del

    arranque decisivo de una poca histrica que tiene por contenido una revolucin industrial. Losingleses se han intercalado con xito relativamente tarde, desde 1570, en la poca de losgrandes descubrimientos. Tambin participaron tarde en las grandes tomas de tierra en Amricay Asia. Pero, a pesar de esto, superaron a todos los rivales europeos, a los portugueses, a losespaoles, a los holandeses y a los franceses. Y, sobre todo, solamente los ingleses han llevado acabo la gran toma del mar; slo ellos alcanzaron el dominio de los ocanos.

    N.-Y eso, fue casualidad, merecimiento o qu?

    A.-A pesar de la mencionada "ausencia de nimo", no fue casualidad; tampoco fue inmerecido.Pero no fue merecimiento en el sentido de que los ingleses de los siglos XVI y XVII hubieransido hombres moralmente mejores o intelectualmente superiores que sus rivales los

    portugueses, espaoles, holandeses y franceses de esta poca. Solamente que lograron algo que

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    ninguno de sus rivales europeos logr: percibieron la llamada histrica de la poca y lasiguieron.

    N.-Y cual fue la llamada histrica de la poca?

    A.-Fue la llamada de los ocanos que se abrieron. Esto es lo que distingue a los ingleses delsiglo XVII de todos los pueblos martimos que permanecieron en el mbito de un mar interior yno se atrevieron a salir al ocano; por ejemplo, los venecianos o los antiguos griegos que -comoPlatn dice algo maliciosamente- yacen en la costa cual ranas. Estos quedaron talsicos. Losingleses se hicieron ocenicos. Entonces, en la poca de los grandes descubrimientos europeos,muchos pueblos aptos y valientes, e incluso magnficos, o no percibieron la llamada de losocanos que se abrieron, o no la siguieron, o la siguieron y, por fin, se quedaron a mediocamino. Los espaoles conquistaron todo un continente ultramarino, pero se agotaron en estagran toma de tierra; no llegaron a ser un pueblo ocenico; quedaron en el mbito de suexistencia terrestre tradicional. Otros, como los portugueses y holandeses, siguieron la llamadade los ocanos que se abrieron, pero su base era demasiado estrecha y no lograron la separacin

    definitiva del continente. Sobremanera trgica resulta la historia de Francia. Nadie percibi msclaramente la llamada de los nuevos ocanos que los navegantes franceses; nadie la sigui msatrevidamente. Pero Francia opt en el siglo XVII por el catolicismo romano, y esto significabaentonces: por la tierra. Todos los descubridores europeos tomaron solamente la tierra. Inglaterratom el mar. Slo Inglaterra os dar el gran salto, y llev a cabo la transicin de tierra a mar, deuna existencia terrestre a una existencia martima.

    4

    N.-Me impresiona mucho el cuadro que usted nos traz de la llamada de los ocanos que seabrieron y del comienzo de nuestra poca. A pesar de esto, la cuestin autntica, el problema de

    la revolucin industrial sigue sin solucionarse. No se olvide, seor Altmann, que entonces, en lapoca de los descubrimientos, tambin haba una llamada de la tierra. En los siglos XVI y XVIIno solamente se abrieron los ocanos, sino tambin los pases y continentes.

    A.-Est bien que usted lo recuerde, seor Neumeyer. En esta doble llamada de mar y tierra ya semanifiesta el primer germen del presente dualismo mundial de tierra y mar. Los inglesestomaron el ocano; los rusos, desde Mosc, tomaron Siberia y realizaron una expansin

    puramente terrestre. Pero cosa sorprendente, sobre la base de esta gigantesca toma de tierra delos rusos no surgi una revolucin industrial. La revolucin industrial nace en la isla Inglaterra,una isla cuya situacin histrica se haba hecho incomparable porque haba efectuado el paso ala existencia martima.

    N.-Lo encuentro pura fantasa. Y por qu no hubiera podido nacer tambin en el continente larevolucin industrial?

    A.-Este su "hubiera" y este su "tambin" me parecen mucho ms fantasa. Pero en realidad hayhombres, e incluso historiadores clebres, que pretenden decirnos con exactitud lo que habra

    pasado si esto o aquello hubiera sucedido de otra manera, si, por ejemplo, Federico el Grande sehubiera casado con la emperatriz Mara Teresa, o si Napolen hubiera ganado la batalla deWaterloo, o si el invierno de 1941 no hubiera sido tan terriblemente fro, etc. Semejantes frasesirreales me parecen fantasa.Los grandes acontecimientos histricos son nicos, irrevocables eirrepetibles. Una verdad histrica es verdad solamente una vez.

    N.-Pero por qu no podra nacer una revolucin industrial en cualquier sitio?

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    A.-Estamos hablando concretamente de la revolucin industrial que es nuestro actual destino.No poda surgir en ningn otro sitio que en la Inglaterra del siglo XVIII. Una revolucinindustrial significa el desencadenamiento del progreso tcnico, y el desencadenamiento tcnicose explica solamente desde una existencia martima; en ella incluso parece lgico, en cierto

    modo. Invenciones tcnicas se hicieron en todas partes y en todos los tiempos. El talentotcnico de los ingleses no era mayor que el de otros pueblos. Se trata solamente siempre de loque se hace de una invencin tcnica, y esto depende del ambiente, es decir, del orden concretoen que cae la invencin tcnica. En una existencia martima las invenciones tcnicas sedesarrollan ms libremente y sin estorbos que en los rdenes concretos de una existenciaterrestre, que las capta y encuadra. Los chinos inventaron la plvora. No eran, de ningunamanera, ms tontos que los europeos, que tambin la inventaron. Pero dentro del ordenmeramente terrestre de la China de entonces, la invencin de la plvora no lleg a ms que auna utilizacin como juego y fuego artificial. En Europa lleg hasta las invenciones de Alfredo

    Nobel y sus sucesores. Los ingleses que en el siglo XVIII hicieron todas aquellas invencionesque condujeron a la revolucin industrial -horno de cok, acero fundido, mquina de vapor,

    hiladora, etc.-, no eran de ninguna manera ms geniales que los hombres de otros tiempos y deotros pases que haban permanecido terrestres y que tambin haban hecho ya algunas de estasinvenciones del siglo XVIII. Invenciones tcnicas no son revelaciones de un espritu superiormisterioso. Se producen a su tiempo. Perecen o se desarrollan segn la totalidad concreta de laexistencia humana en la que caen. Quiero decir que las invenciones con las cuales comienza larevolucin industrial solamente podan llegar a ser arranque de una revolucin industrial endonde ya se hubiera dado el paso a la existencia martima.

    N.-En el caso de Inglaterra, me convence. Pero an no veo la necesidad ineludible de estarelacin entre tcnica desencadenada y existencia martima.

    A.-Con esto toca usted un tema inmenso. Hoy tengo que limitarme a decirle lo siguiente: centroy ncleo de una existencia terrestre -con todos sus rdenes concretos- es la casa. Casa y

    propiedad, matrimonio, familia y derecho hereditario, todo esto se forma sobre la base de unaexistencia terrestre, especialmente sobre la existencia agrcola. Tambin elBauer(campesino),como lo llamamos, no deduce su nombre de la labor de bauen (construir) o deAcker-Bebauen(labrar el campo). ElBauerse llama as por elBau (choza), es decir, el edificio que pertenece al y al cual l pertenece. En el ncleo de la existencia terrestre est, pues, la casa. Por otra parte,en el ncleo de la existencia martima navega el barco, que ya es en s mismo un medio tcnicoen mayor grado y ms intensamente que la casa. La casa es quietud, el barco es movimiento.Tambin el espacio en el cual se mueve el barco es distinto del paisaje en que est la casa. El

    barco, por consiguiente, tiene otro ambiente y otro horizonte; los hombres en un barco tienen

    otra clase de relaciones sociales tanto entre ellos como con su mundo exterior. Tambin tienenuna relacin esencialmente distinta con la naturaleza y, sobre todo, con los animales. El hombreterrestre amansa y domestica animales: elefante, camello, caballo, perro, gato, buey y burro ytodo lo que es suyo. Los peces, por lo contrario, no se doman, sino solamente se comen.

    N.-Estimado seor Altmann, usted abre bruscamente un abismo.

    A.-Perdone usted. Me dej llevar por el impulso de enumerar algunos ejemplos de la multitudabismal de diferencias entre la existencia terrestre y martima. Pretenda poner de relieve,solamente, el por qu la revolucin industrial, con su tcnica desencadenada, est coordinada auna existencia martima. El orden terrestre en cuyo centro se encuentra la casa tiene, pornecesidad, una relacin con la tcnica fundamentalmente distinta de la de una existencia encuyo centro navega un barco. La absolutizacin de la tcnica y del progreso tcnico, la

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    equiparacin entre progreso tcnico y progreso en general, en suma, todo lo que se puederecoger bajo el slogan "tcnica desencadenada" se desarrolla solamente bajo el supuesto ysolamente sobre el terreno y con el clima de una existencia martima. Al seguir la llamada delos ocanos que se abrieron, y realizando el paso a una existencia martima, la isla Inglaterra diouna magnfica respuesta histrica a la llamada histrica del siglo de los descubrimientos. Al

    mismo tiempo, cre la base de la revolucin industrial y el comienzo de la poca cuyaproblemtica estamos viviendo hoy.

    N.-Me parece comprender lo que usted quiere decir, y lo que significa el carcter especfico deuna existencia martima para su idea de la revolucin industrial. Le he comprendido bien alrelacionar su construccin de una llamada histrica con el mtodo del challenge de ArnoldToymbee? Toynbee describe ms de veinte civilizaciones y culturas distintas, de manera que

    pregunta por la incitacin -challenge, como lo llama- que se da en cierta situacin histrica y ala cual las distintas culturas han dado determinadas contestaciones.

    A.-Exactamente, seor Neumeyer. En el fondo nadie hace otra cosa que tomarle la palabra a

    Toymbee o, mejor dicho, le he tomado su mtodo. Pero yo suelo pensar concretamente, y nopregunto por cualquier cultura y poca. Mi pregunta se refiere exclusivamente a la preguntaconcreta, cuya contestacin explica histricamente nuestra actual poca de la revolucinindustrial. Y es la pregunta por la llamada o, si usted quiere, por el challenge de la revolucinindustrial. Esta pregunta me parece ms importante y ms apasionante que todas las preguntas

    por llamadas anteriores de pocas anteriores, por ejemplo, la pregunta de cul fue el challengeal que contest la cultura egipcia con sus pirmides, o cualquier otra de las veinte y tantasculturas que describe Toymbee. Tambin le doy una contestacin clara y concreta a esta nuestragran pregunta por la pregunta. La revolucin industrial es el segundo estadio consecuente deltrnsito a una existencia martima, y este trnsito a la existencia martima fue la grancontestacin histrica de la isla Inglaterra a la pregunta o provocacin o el challenge -como

    usted prefiera- de los ocanos que se abrieron.

    N.-Y cmo interpreta el mismo Toymbee la revolucin industrial y la tcnica desencadenada?El, como ingls e historiador, debera saberlo mejor que nadie. Este problema deberainteresarle ms que la pregunta por el challenge de la civilizacin de los egipcios, hititas oaztecas.

    A.-Escuche usted lo que dice Toymbee literalmente: "La tcnica moderna -dice Toymbee- esuna astilla desprendida de nuestra cultura al final del siglo XVII." Lo oye usted? Una astilladesprendida! En realidad la tcnica no se desprendi, y mucho menos como una astilla. Enrealidad, toda una isla se desprendi del continente y dio el paso a la existencia martima; la

    consecuencia fue la revolucin industrial y el desencadenamiento del progreso tcnico. Conesto le he dado la contestacin a la pregunta por la gran pregunta, y le he dicho a qu contesta larevolucin industrial: contesta a la gran pregunta, la llamada o el challenge que haba surgidoen el siglo XVII; es una parte de la contestacin que Inglaterra dio a la llamada de los ocanoscuando se abrieron a los hombres en la poca de los descubrimientos.

    5

    F.-Es magnifico lo que usted est diciendo, seor Altmann! Es exactamente lo que yo digo.Somos de la misma opinin. Mire usted, entonces, en la poca de los grandes descubrimientos,los hombres atrevidos partieron y encontraron un mundo nuevo. Hoy estamos en una poca dedescubrimientos an mucho ms impresionantes que la de hace cuatro siglos. Por consiguiente,tambin partimos, pero para espacios proporcionalmente mayores y con medios

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    proporcionalmente superiores. Entonces se abri el ocano de nuestra tierra; eran espaciosgrandes, pero de todos modos, espacios terrestres ligados a nuestro pequeo planeta. Hoy se nosabren los espacios inmensos del entero cosmos.

    A.-Se podra decir, pues, que asistimos a una llamada del cosmos?

    F.-Claro que s. No cabe duda. Estoy viendo que, en total, la verdadera poca de losdescubrimientos est empezando ahora. Cuanto ms impresionante que entonces es hoy lallamada o el challenge o como usted lo denomina! Qu pequeos eran los espacios en la pocade los llamados descubrimientos! Y por el contrario, qu inmensos son los espacios que se nosabren hoy, ya sea en la estratosfera, en el universo!

    A.-Mi querido MacFuture, usted habla de una llamada o un challenge de espacios csmicos.Pero, de dnde saca que hoy se nos abren espacios csmicos fuera de la tierra, de una maneraanloga a como se abrieron los ocanos a los hombres hace cuatro siglos? Dnde est lallamada o el challenge del cosmos? Yo oigo y veo solamente que ustedes, con los medios y

    mtodo de una tcnica desencadenada, llaman desesperadamente a las puestas del cosmos ypretenden penetrar en sus espacios a todo trance. Pero ni oigo ni veo nada de una llamada o unaprovocacin, a no ser, todo lo ms, los platillos volantes.

    F.-Bueno, bueno, seor Altmann. Si usted personalmente oye la llamada o no, no ser lodecisivo. Tampoco entonces, hace cuatrocientos aos, la mayora de las gentes se dio muchacuenta. Y, sobre todo, tampoco entonces se pidi permiso antes a los descubiertos. Ni Coln, niCorts, ni Pizarro, ni cualquier otro conquistador pidi a los aztecas en Mjico, o a los Incas enel Per, o a cualesquiera otros su consentimiento. Ni Coln ni los otros descubridores viajaroncon un visado indio al nuevo mundo. Los descubrimientos se hacen siempre sin el visado de losdescubiertos. Y tambin podra usted pararse a pensar en otra posibilidad, querido seor

    Altmann. Coln crey que iba a las Indias, y descubri Amrica, un continente nuevo, de cuyaexistencia ni Coln mismo ni nadie haba sospechado lo ms mnimo con anterioridad. De estamanera, quiz descubriremos en el camino a la luna o a Marte algn otro astro nuevo, del cualan nadie sospecha nada. Hay ms cosas entre cielo y tierra que pueden soar todos loshistoriadores e incluso todos los premios Nobel juntos.

    A.-Se lo creo con mucho gusto. Pero cada vez veo ms claro, querido MacFuture, que usted seimagina la partida para el cosmos como una segunda edicin corregida y aumentada deldescubrimiento de Amrica.

    F.-Y quiere decir que no es exacto? No es precisamente una rueba de que tengo razn? Usted,

    estimado seor Altmann, con su sentido histrico, debera comprenderlo mejor que nadie.

    A.- Mi sentido histrico me impide caer en la trampa de las repeticiones. Mire usted,MacFuture, cuando nosotros los alemanes partimos en 1914 a la primera guerra mundial,

    pensamos que debera pasar lo mismo que en los aos 1870/71, nuestra ltima victoria. Cuandolos franceses, sitiados en el invierno de 1870/71, hicieron una salida de Pars, pensaron quedebera pasar lo mismo que en la gran revolucin de 1792. Cuando el secretario de Estadoamericano, Stimson, pronunci en el ao 1932 la famosa doctrina Stimsom, pens que debera

    pasar lo mismo que en 1861, al comienzo de la guerra de secesin. El hombre tiene un deseocasi irresistible de eternizar su ltima gran experiencia histrica. Precisamente mi sentidohistrico me protege contra semejantes repeticiones. Mi sentido histrico se prueba, sobre todo,recordndome continuamente la unicidad irrepetible de todo gran acontecer histrico. Unaverdad histrica es verdad solamente una vez. Tambin la llamada histrica, el challenge que

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    introduce una poca nueva es verdad solamente una vez. Por consiguiente, tambin lacontestacin histrica que se da a la llamada nica es verdad solamente una vez, y una sola vezes exacta. No es siempre fcil, MacFuture, tenerlo en cuenta. La acuacin de la poca que

    parte de la llamada histrica y su contestacin exacta es demasiado fuerte. Y sobre todo, elvencedor difcilmente comprender que tambin su victoria es verdad solamente una vez.

    F.-Quiere usted decir con esto, quiz, que doy una contestacin vieja a una llamada histricanueva?

    A.-Esto es exactamente lo que quiero decir, querido MacFuture. Con su salida para el cosmos,usted da una contestacin vieja. La llamada actual no es idntica a la de la poca de los ocanosque se abrieron. Por eso, la contestacin que se dio entonces no sirve para la situacin actual. El

    proseguir y ampliar aquella contestacin pasada es equivocado y no sirve para nada. Ustedpuede empujar la tcnica desencadenada hacia el cosmos tan desesperadamente como quiere;usted puede intentar hacer de nuestra tierra, del astro en que habitamos, una aeronaveinterplanetaria con la cual viaje por el cosmos. Todo esto no le sirve para nada frente a la

    realidad de una nueva llamada histrica.

    F.-Entonces, seor Altmann, dganos, cual es la llamada nueva y qu tenemos que hacer.

    N.-Querido MacFuture, al preguntar cual es la llamada, usted mismo hace la pregunta por lagran pregunta. Pero usted no debe preguntar semejantes cosas a nuestro querido seor Altmann.El seor Altmann es historiador, y siendo historiador no se le puede exigir que sepa algo delfuturo. Su mirada est vuelta hacia atrs. En el mejor de los casos sabe cuando una poca estterminando, como la famosa lechuza de Minerva.

    A.-No se preocupen por mi, seores. Me parece que ya es un xito si no contestamos con

    respuestas viejas a preguntas nuevas. Ya hemos conseguido mucho si no construimos el nuevomundo actual segn el esquema del nuevo mundo de ayer. Yo, personalmente, supongo que lanueva llamada no viene de ms all de la estratosfera. Veo que la tcnica desencadenada ms

    bien encierra al hombre y no le abre espacios nuevos. La tcnica moderna es til y necesaria.Pero hoy est muy lejos de ser an la contestacin a una llamada. Satisface siemp`renecesidades nuevas, en parte provocadas por ella misma. Por lo dems ella misma es un

    problema y ya por esto no puede ser contestacin. Usted dijo antes, MacFuture, que la tcnicamoderna ha hecho ridculamente pequea nuestra tierra. Por eso los nuevos espacios tienen queencontrarse en nuestra tierra y no fuera, en el cosmos. Aqul que consiga captar la tcnicadesencadenada, domarla e insertarla en un orden concreto, est ms cerca de una contestacin ala llamada actual que otro que busque aterrizar en la luna o en Marte con los medios de una

    tcnica desencadenada. La doma de la tcnica desencadenada: he aqu la hazaa de un nuevoHrcules. Me parece que viene de esta direccin la nueva llamada, el challenge del presente.

    N.-Me parece as mismo, querido MacFuture, que no nos hace falta volar a la luna o Marte.Gracias a la tcnica moderna se abren hoy en nuestro planeta mismo bastantes espacios nuevos,sin que haga falta marcharse inmediatamente para el cosmos. Sobre todo, se nos abren las

    profundidades inconmensurables del mar. El mar cubre ms de las tres cuartas partes del globo.Hasta ahora se ha pensado exclusivamente en la superficie del mar. Pero en las dos ltimasdcadas se nos hizo accesible inesperadamente un nuevo mundo submarino, las profundidadesdel mar, con seres vivientes insospechados y riquezas inagotables. Yo oigo la llamada nueva dela profundidad del mar.

    F.-Perdonen ustedes, los encuentro a los dos, tanto a nuestro estimado seor Altmann con su

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    orden nuevo, como tambin a usted, querido seor Neumeyer, con su llamada submarina, pues,los encuentro poco impresionantes y demasiado modestos. En el fondo, la llamada ya no meimporta. Tenemos impulso suficiente, esto es ms importante, incluso supervit de impulso. Yo

    prefiero ir a la luna o a Marte que quedarme en este planeta miserable.

    N.-Bueno, querido MacFuture, entonces no podemos hacer ms que desearle un feliz viaje.F.-Y yo le deseo, querido seor Neumeyer, feliz y provechoso buceo en las profundidadesmarinas. Pero qu podramos desear a nuestro estimado seor Altmann?

    A.-Muchas gracias, seores. No hace falta desearme algo nuevo. Se habrn dado cuenta que yome quedo con y en la tierra. Para mi el hombre es un hijo de la tierra, y lo ser mientras

    permanezca hombre. Quisiera esperar que tambin ustedes continen siendo hombres, usted,MacFuture, en la luna o en Marte, y usted, querido seor Neumeyer, en el fondo del mar. Peroquiz me permiten, antes de despedirnos, decirles lo que me parece nuestra situacin comn ennuestra tierra actual, amenazada por la tcnica desencadenada. Seguramente saben cmo

    empieza la segunda parte delFausto, de Goethe. Fausto despierta, despus de una noche desueos terribles, y siente la felicidad de una nueva maana terrestre que le da consuelo y fuerzanueva. As saluda al mundo nuevo que se le abre ahora, con el verso magnfico:

    Du, Erde, warst auch diese Nacht bestnding. (Tambin esta noche, oh tierra! permanecistefirme.)

    A.-As creo yo que, despus de una noche pesada de amenazas por bombas atmicas y horroressemejantes, el hombre despierta una maana y se reconoce, con gratitud, como hijo de la tierrafirme.

    FIN

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    DIALOGO SOBRE EL PODER Y EL ACCESO AL PODEROSO

    Titulo original: GESPRCH BER DIE MACHT UND DEN ZUGANG ZUNMACHTHABER.Gnther Neske, Pfullingen, 1954.

    *****************

    Sois felices?

    Somos poderosos!LORD BYRON

    ..................

    PROTAGONISTAS DEL DIALOGO:E.-(Estudiante que pregunta.)C. S.-(Contesta)El Intermezzo puede ser ledo por una tercera persona.

    ..................

    E.-Antes de que hable usted del poder, tengo que preguntarle una cosa.

    C. S.-Dgame, por favor, seor E.

    E.-Usted mismo tiene poder o no lo tiene?

    C. S.-Esta pregunta est muy justificada. Quien habla del poder debera decir previamente enque situacin de poder se encuentra l mismo.

    E.-Pues bien, tiene usted poder o no lo tiene?

    C. S.-Yo no tengo poder. Soy de los que carecen de poder.

    E.-Esto es sospechoso.

    C. S.-Por qu?

    E.-Porque entonces, probablemente, estar usted predispuesto contra el poder. Disgusto,amargura y resentimiento son peligrosas fuentes de errores.

    C. S.-Y si yo perteneciera a los que tienen poder?

    E.-Entonces, probablemente, estara usted predispuesto a favordel poder. Tambin el interspor el propio poder y por su mantenimiento es, naturalmente, una fuente de errores.

    C. S.-Quin, entonces, tiene derecho a hablar sobre el poder?

    E.-Esto debera decrmelo usted.

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    C. S.-Yo dira que quiz existe an otra posicin: la de la observacin y descripcindesinteresadas.

    E.-Esto sera entonces el papel del tercer hombre o de la inteligencia flotando libremente?

    C. S.-Y dale con la inteligencia! No empecemos de buenas a primeras con tales presunciones.Intentemos primeramente enfocar con precisin un fenmeno histrico, que todos estamosviviendo y padeciendo. Ya veremos el resultado.

    1.

    E.-As, pues, hablamos del poder que ejercen los hombres sobre los otros hombres. De dndeprocede realmente el inmenso poder que, pongamos por caso, Stalin o Roosevelt, o quienusted quiera, han ejercido sobre millones de hombres?

    C. S.-En tiempos pasados se hubiese respondido a esto: el poder procede de la naturaleza o deDios.

    E.-Me temo que hoy da el poder ya no nos parecer natural.

    C. S.-Eso me lo temo yo tambin. Frente a la naturaleza nos sentimos hoy muy superiores. Yano la tememos. Cuando nos resulta molesta, como enfermedad o como catstrofe natural,tenemos la esperanza de vencerla pronto. El hombre -por naturaleza un ser viviente dbil- seha elevado poderosamente sobre cuanto le rodea con ayuda de la tcnica. Se ha hecho el seorde la naturaleza y de todos los seres vivientes de este mundo. La barrera que sensiblemente le

    opona, en otros tiempos, la naturaleza -con fros y calores, con hambres y carestas, conanimales salvajes y peligros de toda ndole- empieza a ceder visiblemente.

    E.-Es cierto. Ya no hay que temer a ningn animal salvaje.

    C.s.-Las hazaas de Hrcules nos parecen hoy bastante modestas; y si hoy un len o un loboaparece en una gran ciudad moderna, constituira, todo lo ms, un entorpecimiento de lacirculacin, y apenas se asustaran los nios. Frente a la naturaleza, el hombre se siente hoytan superior, que se permite el lujo de instalar parques protegidos.

    E.-Y qu sucede con Dios?

    C. S.-Por lo que se refiere aDios, el hombre moderno -aludo al tpico habitante de granciudad- tiene tambin el sentimiento de que Dios retrocede o que se ha retirado de nosotros.Cuando surge hoy el nombre de Dios, el hombre de cultura normal de nuestros das citaautomticamente la frase de Nietzsche: Dios est muerto. Otros, an mejor informados, citanuna frase del socialista francs Proudhon, que precede en cuarenta aos a la frase de Nietzschey que afirma: Quin dice Dios quiere engaar.

    E.-Si el poder no procede ni de la naturaleza ni de Dios, de dnde proviene entonces?

    C. S.-Entonces solo nos queda una posibilidad: el poder que un hombre ejerce sobre otroshombres procede del hombre mismo.

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    E.-As ya me parece mejor. Hombres lo somos todos. Tambin Stalin fue un hombre; tambinRoosevelt o quienquiera se nos ocurra citar aqu.

    C. S.-Esto parece realmente tranquilizador. Si el poder que un hombre ejerce sobre otrosprocede de la naturaleza, entonces es, o bien el poder del progenitor sobre su prole, o la

    supremaca de los colmillos, cuernos, garras, pezuas, vejigas ponzoosas y otras armasnaturales. Podemos prescindir aqu del poder del progenitor sobre su prole. Nos queda, pues,el poder del lobo sobre el cordero. Un hombre que tiene poder sera un lobo frente al hombreque no tiene poder. Quien no tiene poder se siente como cordero hasta que, por su parte,alcanza la situacin de poderoso y desempea el papel del lobo. Esto lo confirma el adagiolatinoHomo homini lupus. En castellano: el hombre es un lobo para el hombre.

    E.-Qu asco! Y si el poder procede de Dios?

    C. S.-Entonces, el que lo ejerce, es portador de una cualidad divina; con su poder adquierealgo divino y se debera venerar, si no a l mismo, s al poder de Dios que lo es inherente. Esto

    lo confirma el adagio latinoHomo homini Deus. En castellano: el hombre es un Dios para elhombre.

    E.-Esto es demasiado!

    C. S.-Mas si el poder no procede ni de la naturaleza ni de Dios, todo lo que se refiere al podery a su ejercicio acontece exclusivamente entre hombres. Entonces estamos los hombres entrenosotros mismos. Los poderosos estn frente a los sin poder, los potentes frente a losimpotentes, sencillamente, hombres frente a hombres.

    E.-Eso es. El hombre es un hombre para el hombre.

    C. S.-Lo confirma el adagio latinoHomo homini homo.

    2.

    E.-Est claro. El hombre es un hombre para el hombre. Slo porque hay hombres queobedecen a otros hombres les proporcionan a stos el poder. Cuando dejen de obedecerles, el

    poder se acabar.

    C. S.-Muy exacto. Pero por qu obedecen? La obediencia no ser arbitraria, sino que ser

    motivada por algo. Por qu, pues, dan los hombres su consenso al poder? En algunos casos lohacen por confianza, en otros por miedo, a veces por esperanza, a veces por desesperacin.Pero lo que necesitan siempre es proteccin, y esta proteccin la buscan en el poder. Desde el

    punto de vista del hombre, la nica explicacin del poder es la relacin entre proteccin yobediencia. Quien no tiene el poder de proteger a alguien no tiene tampoco derecho a exijirleobediencia. Y a la inversa, quien busca y acepta proteccin no tiene derecho a negar laobediencia.

    E.-Pero y si el poderoso ordena una cosa injusta? No habra que negar entonces laobediencia?

    C. S.-Naturalmente. Pero no hablo de rdenes injustas y aisladas, sino de una situacin deconjunto en la que el poderoso y los sometidos a l estn ligados en una unidad poltica. Aqu

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    se alude a que el poderoso puede crear continuamente motivos eficaces, y no siempreinmorales, para la obediencia, mediante el otorgamiento de proteccin y de una existenciasegura, mediante educacin e intereses solidarios frente a otros. En resumen: el consensodetermina el poder, es cierto, pero el poder determina tambin el consenso, y no siempre setrata, en todos los casos, de un consenso irracional o inmoral.

    E.-Qu quiere usted decir con esto?

    C. S.-Quiero decir que el poder, incluso all donde es ejercido con plena conformidad de todoslos sometidos al poder, tiene tambin cierto significado propio y, por as decirlo, una plusvala.Es ms que la suma de todos los consensos que recibe, y an ms que su producto. Fjeseusted lo estrechamente uncido que est el hombre a la estructura social en esta sociedad dedivisin del trabajo. Vimos antes que la barrera de la naturaleza retrocede, pero encompensacin avanza y se aproxima la barrera social. Por eso se hace tambin cada vez msfuerte la motivacin para el consenso del poder. Un hombre moderno con poder tieneinfinitamente ms medios para promover el consenso a su poder que Carlomagno o Barbaroja.

    3.

    E.-Quiere usted decir con esto que el poderoso de hoy en da puede hacer lo que se le antoje?

    C. S.-Al contrario. Quiero decir solamente que el poder es una magnitud propia y autnoma,incluso frente al consenso que l mismo ha creado, y ahora quisiera mostrarle que lo estambin frente al propio poderoso. El poder es una magnitud objetiva, con leyes propias,frente a cualquier individuo humano que pueda detentarlo.

    E.-Qu quiere decir aqu magnitud objetiva con leyes propias?

    C. S.-Significa algo muy concreto. Dse usted cuenta que tambin el poderoso ms terribleest sujeto a los lmites de la naturaleza humana, a la deficiencia de la inteligencia humana y ala flaqueza del alma humana. Tambin el hombre ms poderoso tiene que comer y beber comotodos nosotros. Tambin l enferma y envejece.

    E.-Pero la ciencia moderna nos ofrece medios sorprendentes para superar las barreras de lanaturaleza humana.

    C. S.-Por supuesto. El poderoso puede hacerse asistir por los mdicos ms famosos y por losgalardonados con el Premio Nobel. Puede ponerse ms inyecciones que ningn otro. A pesarde todo, despus de algunas horas de trabajo o de vicio acaba por cansarse, y se duerme. Asincluso el terrible Caracala y el omnipotente Genghis Khan dormiran como nios pequeos y,tal vez, adems roncaran.

    E.-Esto es un panorama que todo poderoso debera tener siempre presente.

    C. S.-Muy cierto, y filsofos y moralistas, pedagogos y retricos se deleitaron en imaginrseloas. Pero no nos detengamos en este tema. Slo quisiera aadir que el todava hoy msmoderno filsofo del poder puramente humano, el ingls Toms Hobbes parte de estadebilidad general de todo individuo humano para su construccin del Estado. Hobbes hace laconstruccin siguiente: de la debilidad resulta una situacin de peligro, del peligro el miedo,

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    del miedo el ansia de seguridad, y de todo esto la necesidad de un aparato de proteccin conuna organizacin ms o menos complicada. Pero a pesar de todas las medidas de proteccin,dice Hobbes, cada uno puede matar a cualquiera en el momento apropiado. Un hombre dbil

    puede, en una situacin determinada, liquidar al hombre ms fuerte y poderoso. En estesentido, todos los hombres son realmente iguales, es decir, todos estn amenazados y

    expuestos al peligro.E.-Flaco consuelo.

    C. S.-Realmente no quera ni consolar ni asustar, sino solamente dar una imagen objetiva delpoder humano. El peligro fsico es aqu lo menos problemtico y ni siquiera el problema msfrecuente. Otra consecuencia de los limites estrechos de cada individuo humano podr mostraran mejor lo que aqu nos interesa, es decir, la normatividad propia y objetiva del poder,incluso frente al poderoso mismo, y la insoslayable dialctica inmanente de poder y sin poderen la que se ve apresado todo el que tiene poder.

    E.-De nada me sirve aqu la dialctica.

    C. S.-Veamos. El individuo humano en cuya mano estn por un momento las grandesdecisiones polticas tiene que formar su voluntad bajo los supuestos de hecho y con los mediosdados. Aun el prncipe ms absoluto no puede prescindir de noticias e informaciones, ydepende de sus consejeros. Multitud de hechos e informes, propuestas y suposiciones leinvaden cada da y a cada hora. De este infinito mar fluctuante de verdad y mentira, realidadesy posibilidades, el hombre ms inteligente y poderoso no puede sacar ms que unas gotas.

    E.-En esto ve bien el esplendor y miseria de los prncipes absolutos.

    C. S.-Se ve, sobre todo, la dialctica inmanente del poder humano. Quin despacha con elpoderoso o le informa ya participa del poder; y no importa que sea un ministro que refrendacon toda responsabilidad, o alguien que sepa llegar indirectamente al odo del poderoso. Bastaque proporcione impresiones al individuo en cuya mano est la decisin por un momento. As,todo poder directo est inmediatamente sometido a influencias indirectas. Ha habido

    poderosos que percibieron esta dependencia, lo cual les enfureca e irritaba. Entoncesintentaron escapar a su consejero oficial e informarse por otro conducto.

    E.-En vista de la corrupcin de las cortes, seguramente llevaban razn.

    C. S.-Es cierto. Pero, desgraciadamente, cayeron as en nuevas y, muchas veces, grotescas

    dependencias. El Califa Harun al Raschid termin por disfrazarse de ciudadano y recorri denoche las tabernas de Bagdad para conocer de una vez la pura verdad. No s qu conoci y

    bebi en esta dudosa fuente. Federico el Grande, al envejecer, se hizo tan desconfiado queslo habl abiertamente con su ayuda de cmara Fredersdorff. El ayuda de cmara se convirtias en un hombre de mucha influencia, si bien continu siendo igualmente fiel y honrado.

    E.-Otros poderosos acaban por confiarse a su chofer o a su amante.

    C. S.-Con otras palabras: ante cada mbito de poder directo se forma una antesala deinfluencias y fuerzas indirectas, un acceso al odo, un pasillo hacia el alma del poderoso. Nohay poder humano sin esta antesala y sin este pasillo.

    E.-Pero se pueden evitar muchos abusos con instituciones razonables y disposiciones

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    constitucionales.

    C. S.-Se puede ya tambin se debe. Pero ni la institucin ms sabia ni la organizacin msalambicada pueden extirpar totalmente la antesala misma; ningn ataque de ira contra lacamarilla o la antecmera puede suprimir la antesala. La antesala misma no se puede evitar.

    E.- Ms bien parece una escalera de servicio.

    C. S.-Antecmera, escalera de servicio, trastero, stano o lo que sea; la cosa en s misma estclara y es igual para la dialctica del poder humano. Durante el curso de la Historia Universal,de todos modos, se reuni en esta antesala del poder una tertulia bastante mixta y variopinta.All se renen los indirectos. All est el viejo Fredersforff, el ayuda de cmara de Federico elGrande, junto a la ilustre emperatriz Augusta, Rasputn junto al cardenal Richelieu, unaeminencia gris al lado de una Mesalina. A veces encontramos hombres inteligentes y sabios enesta antesala, a veces empresarios magnficos y mayordomos leales, a veces estafadores yarrivistas estpidos. A veces la antesala es realmente el saln oficial del Estado, donde se

    renen seores serios y con mritos, mientras esperan ser recibidos para presentar susinformes. Pero muchas veces la antesala no es ms que un gabinete privado.

    E.-O incluso un cuarto de enfermo, donde unos amigos estn sentados al lado de la cama deun paraltico y gobiernan el mundo.

    C. S.-Cuanto ms se concentra el poder en un lugar determinado, en una determinada personao en un grupo de personas, como en una cspide, tanto ms se agudiza el problema del pasilloy la cuestin del acceso a la cspide. Y tanto ms intensa, encarnizada y sorda se haceentonces tambin la lucha entre los que tienen ocupada la antesala y controlan el pasillo. Estalucha en el ambiente nebuloso de las influencias indirectas es tan inevitable como esencial a

    todo poder humano. En esta lucha se realiza la dialctica inmanente del poder humano.

    E.-Pero todo esto no son meramente aberraciones de un rgimen personal?

    C. S.- No. El fenmeno de la formacin del pasillo, del que hablamos aqu, se da diariamenteen grmenes mnimos, infinitesimales, en lo grande y en lo pequeo, en todas partes dondehay hombres que ejercen poder sobre otros hombres. En la misma medida en que se concentraun mbito del poder, se organiza tambin inmediatamente, una antesala de este poder. Cadaaumento del poder directo espesa y densifica la atmsfera de las influencias indirectas.

    E.-Esto incluso puede ser bueno cuando el poderoso no es de ley. Pero an no veo claro si es

    mejor el poder directo o lo indirecto.

    C. S.-Yo considero ahora lo indirecto solamente como una fase del inevitable desarrollodialctico del poder humano. El que tiene poder est tanto ms aislado cuanto ms seconcentra el poder directo en su persona. El pasillo le separa del suelo y le eleva a una especiede estratsfera en donde slo se puede comunicar con los que le dominan indirectamente, almismo tiempo que ya no llega a todos los dems hombres que estn bajo su poder, y ellostampoco pueden llegar a l. Esto se hace grotescamente palpable en casos extremos. Pero noes ms que la ltima consecuencia del aislamiento del poderoso en el inevitable aparato del

    poder. La misma lgica inmanente se opera en innumerables situaciones rudimentarias de lavida diaria, en el transbordo continuo de poder directo e influencia indirecta. Ningn poderhumano puede escapar a esta dialctica de autosostenimiento y autoenajenamiento.

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    INTERMEZZO:

    BISMARCK Y EL MARQUS DE POSA.

    La lucha por el pasillo, por el acceso a la cspide del poder, es una pugna por el podersumamente intensa, por la cual se realiza la dialctica inmanente de poder y sin poderhumanos. Debemos tener presente este hecho en su cruda realidad, sin retrica nisentimentalismo, pero tambin sin cinismo o nihilismo. Por esto quisiera ilustrar el problemacon dos ejemplos.El primer ejemplo es un documento histrico-constitucional. Se trata de la dimisin deBismarck en marzo de 1890. Se incluye y se comenta detalladamente en el tercer tomo de

    Pensamientos y recuerdos{/i] de Bismarck. El texto es totalmente, en su estructura, en la

    expresin del pensamiento y en su tono, en lo que expresa y en lo que silencia, la obra bienpensada de un gran maestro del arte poltico. Fue el ltimo acto oficial de Bismarck, y lo

    redact y perfil conscientemente como un documento para la posteridad. El viejo y experto

    canciller, el creador del Reich, se explica con el inexperto y joven rey, el Kiser Guillermo II.

    Haba entre ellos muchos contrastes objetivos y diferencias de opinin en cuestiones de

    poltica interior y exterior. Pero el ncleo de la dimisin, el meollo del problema, es algo

    puramente formal: la pugna por la cuestin de cmo el canciller se puede informar y de cmo

    l rey y Kiser se debe informar. Bismarck exige plena libertad para entrevistarse con quin

    quiera o para recibirlo como husped en su casa. En cambio, al rey y Kiser le niega el

    derecho de escuchar el informe de un ministro, si Bismarck, el presidente del Consejo, no est

    presente. El problema del informe inmediato al rey se convierte en el punto crucial de la

    dimisin de Bismarck. As comienza la tragedia del segundo Reich. El problema del informeal rey es un problema esencial de toda monarqua, porque constituye el problema de acceso a

    la cspide. Tambin el barn von Stein se agot en la lucha contra los consejeros secretos del

    gabinete. E incluso Bismarck deba fracasar ante el viejo y eterno problema del acceso a la

    cspide.

    El segundo ejemplo lo tomamos de la obra dramtica de Schiller, [i]Don Carlos. En ella, elgran dramaturgo demuestra su agudeza para captar la esencia del poder. El argumento deldrama gira en torno a la cuestin de quin tiene acceso directo al rey, Al monarca absolutoFelipe II. Quien tenga este acceso inmediato al rey participa de su poder. Hasta undeterminado momento, el confesor y el general, el duque de Alba, tenan ocupada la antesaladel poder y bloqueado el acceso al rey. Repentinamente, aparece un tercero, el marqus de

    Posa, y los otros dos, inmediatamente, se dan cuenta del peligro. Al final del tercer acto, eldrama llega al mximo de la tensin, cuando el rey ordena: El caballero -es decir, el marqusde Posa- ser recibido en adelante sin ser anunciado. Esto es de un gran efecto dramtico, nosolamente para el pblico, sino tambin para todas las personas que intervienen en el drama."Es realmente demasiado", dice don Carlos cuando se entera; "mucho, verdaderamentedemasiado". Y el confesor Domingo dice temblando al duque de Alba: "nuestros tiempos han

    pasado". Despus de este momento culminante llega el giro repentino a lo trgico, la peripeciadel magnfico drama. Pero como contrapartida de haber conseguido el acceso inmediato al

    poderoso, el tiro mortal alcanza al desdichado marqus de posa. Lo que l habra hecho con elconfesor y con el general, si hubiera podido mantener su posicin cerca del rey, no losabemos.

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    4.

    C. S.-Por muy impresionantes que sean estos ejemplos, no se olvide, mi querido seor E, de la

    relacin dentro de la cual nos preocupa todo esto; nos interesa como un momento de ladialctica inmanente del poder humano. Hay an algunas cuestiones que podramos tratar aqude la misma manera, por ejemplo, el problema abismal de lasucesin en el poder, bien sea un

    poder dinstico, democrtico o carismtico. Pero creo que ahora ya est bien claro lo quesignifica esta dialctica.

    E.- Yo veo siempre nicamente esplendor y miseria del hombre; y usted habla siempre dedialctica inmanente. Por esto quisiera hacerle ahora una pregunta muy sencilla. Si el poderque ejercen los hombres no procede de Dios ni de la naturaleza, sino que es un asunto internode los hombres, entonces es una cosa buena, mala o qu es?

    C. S.-Esta pregunta es ms peligrosa de lo que usted quiz se supone. Porque la mayora delos hombres contestar con la mayor naturalidad: el poder es bueno siyo lo tengo y es malocuando lo tiene mi enemigo.

    E.-Mejor sera decir: el poder en s no es ni bueno ni malo; es sencillamente, neutral; es lo queel hombre haga de l; en manos de un hombre bueno, el poder ser bueno; en manos de unhombre malo, ser malo.

    C. S.-Y quin decide, en el caso concreto, si un hombre es bueno o malo? El poderosomismo u otra persona? El hecho de que alguien tenga poder significa, sobre todo, que lmismo lo decide. Esto forma parte de su poder. Si otra persona lo decide, este otro tiene el

    poder o, por lo menos, lo reclama.

    E.-Entonces parece exacto que el poder en s es neutral.

    C. S.-Quien cree en un Dios bueno y todopoderoso no puede afirmar que el poder sea malo nineutral. Como es sabido, el apstol del cristianismo, San Pablo, dice en la Epstola a losromanos: No hay poder sino de Dios. El Papa San Gregorio Magno, el arquetipo del pastor

    papal de los pueblos, explica esto con la mayor claridad y decisin. Escuche usted lo que dice:

    Dios es el sumo poder y el sumo ser. Todo poder procede de l y es y permanece en su esencia

    divino y bueno. Si el diablo tuviera poder, incluso este poder, en cuanto poder, sera divino y

    bueno. Solamente la voluntad del diablo es mala. Pero a pesar de esta voluntad diablicasiempre mala, el poder en s permanece divino y bueno.As habla el gran San Gregorio. Dice: slo la voluntadde poder es mala, pero el poder mismoes siempre bueno.

    E.-ES realmente increble. Me parece ms convincente la opinin de Jacob Burckhardt, que,como es sabido, dijo: el poder en s es malo.

    C. S.-Examinemos un poco de cerca esta frase famosa de Burckhardt. El prrafo decisivo desus Consideraciones de la Historia universaldice lo siguiente:Y ahora se demuestra -pinsese a este respecto en Luis XVI, en Napolen y en los gobiernos

    populares revolucionarios- que el poder en s es malo (Schlosser), y que sin consideracin

    religiosa alguna, se le concede al Estado el derecho del egosmo que se le niega al individuo.

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    El nombre de Schlosser fue aadido en parntesis por el editor de las Consideraciones sobrela Historia universal, Jacob Oeri, un sobrino de Burckhardt, bien como cita, bien comoautoridad.

    E.-Schlosser, no era un cuado de Goethe?

    C. S.-El cuado de Goethe se llam Johann Georg Schlosser. Aqu se trata de FriedrichChristoph Schlosser, autor de una Historia universal humanitaria al cual Jacob Burckhardtcitaba con frecuencia en sus clases. Pero los dos, o si usted quiere los tres, Jacob Burckhardt ylos dos Schlosser juntos, no llegan a la suela del zapato a Gregorio Magno.

    E.-Ms, a fin de cuentas, ya no vivimos en la temprana Edad Media! Estoy seguro que a lamayora de la gente le convence hoy da ms Burckhardt que San Gregorio Magno.

    C. S.-Parece que algo cambi fundamentalmente desde los tiempos de Gregorio Magno conrelacin al poder. Porque tambin en la poca de San Gregorio Magno haba guerras y terrores

    de toda ndole. Por otra parte, los poderosos en los que, segn Burckhardt, se muestranespecialmente lo malo del poder -Luis XVI, Napolen y los gobiernos de la revolucinfrancesa- son poderosos bastante modernos.

    E.-Estos ni siquiera estaban motorizados. Y no sospecharon nada de bombas atmicas obombas H.

    C. S.-No podemos considerar a Schlosser y a Burckhardt como santos, pero s como ahombres piadosos, que no han hecho a la ligera semejante afirmacin.

    E.-Y cmo es posible que un hombre piadoso del siglo VII considera al poder bueno,

    mientras que hombres piadosos de los siglos XIX y XX lo consideran malo? Tiene que habercambiado algo esencial.

    C. S.-Creo que en el ltimo siglo se nos revel, de manera especial, la esencia del poderhumano. Es raro que la teora del poder malo se haya divulgado precisamente desde el sigloXIX. Y habamos pensado antes que el problema del poder estara solucionado o, por lomenos, desagudizado si el poder no procede de Dios ni de la naturaleza, sino que es algo quelos hombres arreglan entre s. Qu puede an temer el hombre si Dios est muerto y el loboni siquiera asusta a los nios? Pero precisamente desde la poca en que parece conseguirse lahumanizacin del poder -desde la revolucin francesa- se extiende irresistiblemente laconviccin de que el poder en s es malo. Las afirmacionesDios est muerto yEl poder es en

    s malo proceden de la misma poca y de la misma situacin. En el fondo, ambas dicen lomismo.

    5.

    E.-Creo que esto requiere alguna explicacin.

    C. S.-Para comprender bien la esencia del poder humano, tal como se manifiesta en nuestrasituacin actual, lo mejor ser que utilicemos una relacin descubierta por el ya mencionadoToms Hobbes, que sigue siendo todava el filsofo ms moderno del poder puramentehumano. Ex pres y defini esta relacin con toda exactitud, y, por esto, le llamaremos"relacin hobbesiana de peligrosidad". Hobbes dice: "El hombre es tanto ms peligroso que un

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    animal para otros hombres, de los cuales se cree amenazado, cuanto las armas del hombre sonms peligrosas que las del animal." Esta es una relacin clara y decidida.

    E.-Ya Oswald Spengler ha dicho que el hombre es una fiera.

    C.S.-Perdone usted. La relacin de peligrosidad, expuesta por Toms Hobbes, no tiene que verlo ms mnimo con la tesis de Oswald Spengler. Hobbes, por el contrario, supone que elhombre no es un animal, sino algo muy distinto, por una parte menos, por otra parte muchoms. El hombre es capaz de compensar su debilidad y sus deficiencias biolgicas de unamanera impresionante por medio de invenciones tcnicas, e incluso de supercompensarlas.Preste usted atencin. Ya por el ao 1650, cuando Hobbes expuso esta relacin, las armas delhombre -flecha y arco, hacha y espada, fusil y can- eran muy superiores y bastante ms

    peligrosas que las garras de un len o los dientes de un lobo. Pero hoy la peligrosidad de losmedios tcnicos ha crecido hasta el infinito. En consecuencia, tambin aument la

    peligrosidad del hombre frente a otros hombres. Por esto, la diferencia entre poder y falta depoder crece de una manera tan desmesurada que incluso la nocin del hombre mismo est

    puesta nuevamente en trance existencial.

    E.-Esto no lo puedo comprender.

    C. S.-Pues escuche usted. Quin es aqu, realmente, el hombre? El que produce y aplicaestos medios modernos de destruccin, o aqul contra quin se aplican? No avanzamos ni un

    paso cuando decimos: El poder, al igual que la tcnica, no es en s ni bueno ni malo, sinoneutral; es, por consiguiente, lo que el hombre hace de l. No haramos ms que eludir laverdadera dificultad, es decir, la cuestin de quin decide sobre bueno y malo. El poder de losmodernos medios de destruccin sobrepasa tanto la fuerza de los individuos humanos que losinventan y aplican, cuanto las posibilidades de mquinas y procedimientos modernos

    sobrepasan la fuerza de msculos y cerebros humanos. En esta estratsfera, en este espaciosupersnico, la buena o mala voluntad humana ya no cuenta nada. El brazo humano quesostiene la bomba atmica, el cerebro que enerva los msculos de este brazo humano, no son,en el momento decisivo, los miembros de un individuo particular, sino ms bien una prtesis,una parte de la estructura tcnica y social que produce y aplica la bomba atmica. El poder del

    poderoso concreto no es ms que el exudado de una situacin resultante de un sistema dedivisin del trabajo incalculablemente excesivo.

    E,-No es acaso grandioso que nosotros hoy penetremos en la estratsfera, o en las barrerassupersnicas, o en los espacios siderales, y que tengamos mquinas que calculan mejor y msrpidamente que cualquier cerebro humano?

    C. S.-En este "nosotros" est el problema. Porque ya no es el hombre como hombre quienrealiza todo esto, sino una reaccin en cadena provocada por l. Al traspasar los limites de lanaturaleza humana, trascienden tambin todas las medidas interhumanas de cualquier posible

    poder de hombres sobre nosotros. Arrolla tambin la relacin de proteccin y obediencia. Anms que la tcnica, el poder ha escapado de las manos del hombre, y los hombres que ejercenel poder sobre otros con la ayuda de semejantes medios tcnicos ya no son iguales a aquellosque estn expuestos a su poder.

    E.-Pero aquellos que inventan y producen los modernos medios de destruccin tambin sonsolamente hombres.

    C. S.-Tambin frente a ellos el poder -aunque producido por ellos mismos- es una magnitud

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    objetiva de leyes propias que excede infinitamente la capacidad fsica, intelectual y psquicade cualquier inventor humano. Al inventar estos medios de destruccin, los inventorescolaboran inconscientemente en la creacin de un nuevo Leviatn. Ya el bien organizadoEstado moderno europeo de los siglos XVI y XVII fue un producto tcnico artificial, unsuperhombre creado por hombres y compuesto de hombres. Con superpoder, bajo la imagen

    de Leviatn, como el gran hombre, el makros antropos, se enfrentaba al pequeo hombre, almikros antropos, a los individuos que lo producan. En este sentido, el Estado europeo de laEdad Moderna, de perfecto funcionamiento, fue la primera mquina moderna y al mismotiempo el presupuesto concreto de todas las dems mquinas tcnicas. Era la mquina de lasmquinas, la machina machinarum, un superhombre compuesto de hombres, que se logragracias al consenso humano. Precisamente porque se trata de un poder organizado porhombres, Burckhardt lo considera malo en s. Por esto no se refiere a Nern o Genghis Khanen su famosa frase, sino a poderosos europeos tpicamente modernos: Luis XIV, Napolen ylos gobiernos populares revolucionarios.

    E.-Quiz todo esto cambiar y se arreglar con otras invenciones cientficas.

    C. S.-Sera muy bueno. Pero cmo quiere usted modificar el hecho de que actualmente podery sin poder no se encuentren frente a frente ni se miren de hombre a hombre? Las masas dehombres que, impotentes, se sienten expuestos a los efectos de los modernos medios dedestruccin saben, sobre todo, que son impotentes. La realidad del poder arrolla a la realidaddel hombre.

    No digo que el poder de hombres sobre hombres sea bueno. Tampoco digo que sea malo. Ymucho menos digo que sea natural. Y, como hombre que piensa, me avergonzara decir que el

    poder es bueno siyo lo tengo y malo si lo tiene mi enemigo. Digo exclusivamente que es unarealidad autnoma frente a cualquiera, incluso frente al poderoso, y que lo implica en sudialctica. El poder es ms fuerte que cualquier voluntad de poder, ms fuerte que cualquier

    bondad humana y, afortunadamente, tambin ms fuerte que cualquier maldad humana.

    E.-Por una parte, es tranquilizador que el poder, como magnitud objetiva, sea ms fuerte quetoda maldad de los hombres que lo ejercen; pero, por otro lado, no es muy satisfactorio quesea tambin ms fuerte que la bondad de los hombres. Y esto lo encuentro poco positivo.Espero que usted no sea maquiavelista.

    C. S.-Seguro que no lo soy. Adems, el mismo Maquiavelo tampoco era maquiavelista.

    E.-Esto me parece demasiado paradgico.

    C. S.-Yo lo encuentro muy sencillo. Si Maquiavelo hubiera sido maquiavelista, seguramenteno habra escrito libros que le dieran mala fama. Habra publicado libros piadosos yedificantes y, mejor an, un anti-Maquiavelo.

    E.-Entonces, naturalmente, s que habra sido listo. Pero, en medio de todo, debe haberalgunas aplicaciones prcticas de la opinin de usted. En definitiva, qu debemos hacer?

    C. S.-Qu debemos hacer? Recuerda usted el principio de nuestro dilogo? Usted mepregunt si yo mismo tengo poder o no. Pues ahora, volviendo la oracin por pasiva, yo lepregunto: usted mismo tiene poder o no lo tiene?

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    E.-Parece que usted quiere evitar mi pregunta sobre la aplicacin prctica.

    C. S.-Todo lo contrario. Quera procurarme la posibilidad de dar una contestacin sensata a supregunta. Si alguien se quiere informar sobre aplicaciones prcticas y tiles respecto al poder,es que ser distinto si l mismo tiene o no tiene poder.

    E.-Es cierto. Pero usted est repitiendo continuamente que el poder es algo objetivo y msfuerte que cualquier hombre que lo maneje. Por consiguiente, tiene que haber algunosejemplos de aplicacin prctica.

    C. S.-Hay innumerables ejemplos, tanto para el que tiene poder como para el que no lo tiene.En realidad, ya sera un gran xito conseguir que el poder concreto apareciera pblica yvisiblemente en el escenario poltico. Al poderoso, le recomendara, por ejemplo, que noapareciera nunca en pblico sin atuendo ministerial u otro correspondiente. A un sin poder ledira: no creas que ya eres bueno porque no tienes poder. Y si sufre porque no tiene poder, lerecordara que el ansia de poder es tan autodestructora como el ansia de placer o de otras cosas

    que saben a poco. A los miembros de una asamblea constituyente o consultiva, lesrecomendara encarecidamente el problema del acceso a la cspide, para que no crean que elgobierno de su pas se puede organizar segn un esquema cualquiera, como un oficiosobradamente conocido. En resumen; ya ve usted que hay muchsimas aplicaciones prcticas.

    E.-Pero y el hombre? Dnde queda el hombre?

    C. S.-Todo lo que un hombre -tenga o no tenga poder- piensa o hace pasa por el pasillo de laconsciencia humana y de otras potencias humanas individuales.

    E.-Entonces, El hombre es un hombre para el hombre!

    C. S.-S, lo es. Pero siempre en un sentido muy concreto. Esto significa, por ejemplo: elhombre Stalin es un Stalin para el hombre Trostki; y el hombre Trostki es un Trostki para elhombre Stalin.

    E.-Es esta su ltima palabra?

    C. S.-No. Quisiera explicarle, solamente, que esta frmula tan bonita, el hombre es un hombrepara el hombre -homo homini homo- no es una solucin, sino el principio de nuestraproblemtica. Lo afirmo con un sentido estricto, pero positivo, tal como lo expresa elmagnfico verso

    Ser hombre sigue siendo,

    sin embargo, una decisin.

    Esta ser mi ltima palabra.

    ..................

    RESUMEN RETROSPECTIVO DEL CURSO DEL DILOGO.

    Prembulo.

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    1.-Star: el hombre no es ni lobo/ni Dios/ sino hombre.

    2.-Escala: el consenso provoca el poder/el poder provoca el consenso.

    3.-Estacin: la antesala del poder y el problema del acceso a la cspide.