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    i.amente SOCIOCU luraAproximaciones teoricas y aplicadas

    /JAMES v. WERTSCH, PABLO DEL Rio Y AMELIA ALVAREZ(Eos.)

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    Capitulo 2

    La necesidad de la acci6n en lainvestigaci6n socioculturalJAMES V. WERTSCHEl objetivo de la investigaci6n sociocultural es comprender las relaciones entre el

    funcionamiento mental humano, por un lado, y la situacion cultural, hist6rica e insti-tucional, por el orro. En un mundo caracterizado par transiciones polfticas rapidas,p o r e l resurgimiento d e los nacionalismos y par otras muchas formas de cambiapotencialmente posit ivas , aungue a menudo morrales, la investigaci6n socioculturalnunca ha podido resultar tan oportuna. Representa una de las forrnas en que la psico-lo g fa, la antropologfa, la educaci6n y otras disciplinas relacionadas, pueden dar unpaso adelante para entrar a formar parte del discurso publico sabre los problemasactuales mas acuciantes.Una muestra de problemas inreresantes para la investigaci6n sociocultural podrfa

    incluir las diferencias culturales en laforma en que se define y se configura la identi-dad, los cambios historicos en la forma de conceptualizar los derechos humanos, 0 lasdiferencias institucionales (por ejemplo, entre la escuela y ellugar de trabajo) en laspracticas de razonamiento maternatico. Aunque todos estos ejemplos implican corn-parar, que es una de las tecnicas, en general, mas poderosas de la investigaci6n socio-cultural, para calificar un estudio como sociocultural no es necesario que empleemosrnetodos comparativos. Lo que resulta esencial es que la situacionalidad del funciona-miento mental sea reconocida y analizada de alguna forma.

    E l hecho de que la investigaci6n sociocultural se formule como una relacion (i.e.,entre procesos mentales y situaci6n sociocultural) haee que emerja un conjunro deinterrogantes sabre las asunciones que Ie subyacen: (proporcionan los procesos men-tales la clave para comprender la situaci6n sociocultural, 0 es al reves? (0 ninguna delas dos formulaciones es adecuada? Cuestiones como estas, al margen de sus respues-tas, raramente se hacen explfcitas, 1 0 que, sin embargo, no las hace menos importan-res. De hecho, dejandolas implfcitas, acaban a menudo desempefiando un papel aunma s importante del que jugarfan en el caso contrario.A medida que avanzamos en la explicaci6n de nuestras asunciones sobre la relaci6n

    entre el funcionamiento mental y la siruacion sociocultural, podemos comprobar quelas agendas de investigaci6n pueden ser clasificadas casi siempre en dos categorfasgenerales, dependiendo de aquello a 1 0 que se concede la prirnacfa analftica. En una

    La redaccion de esre capirulo fue posible gracias a una beca de la spencer Foundation. Ademas, el autordesea expresar su agradeciffiiento al Departamento de Psicologfa Evo l u t iva Y de la Educaci6n, Bds i c a yMetodologfa, de la Universidad de Sev i l l a , por su hospitalidad durante su visi ra sabar ica en el cursu 92-93. Las afirrnaciones que aqui aparecen Y las opiniones expresadas son 5010 responsabilidad del aurar.

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    categorfa estrin las aproximaciones que asumen que es necesario comenzar dandocuenta de los fenomenos socioculturales y, a partir de ahi, proceder a l anal isis del fun-cionamiento menta l . En la otra, estan las aproximaciones que asumen que para com-prender los fen6menos socioculturales ha y que comenzar por los procesos psicolog i-cos, 0 de otro tipo, que el individuo pone en juego.

    Para ilustrar estas dos a l t e rna t ivas basicas sobre la primacia anal itica, consideremoslas afirmaciones de Aleksandr Romanovich Luria, uno de los fundadores de la escuelade psicologfa hisrorico-cultural de Vygotski-Leontiev-Luria, por un lado, y de PaulChurchland, un fil6sofo de la ciencia cognitiva, por el otro. En opinion de Luria

    P ara exp lic a r la s f o rm as mas c ornp le ja s d c la c on c ie n c ia humana uno debe if rn .is a lia de l organismohurnano. (Jno d ebe rasrrear lo s or igenes de la a c r ividad consciente y de la conducra categ( )r icaH, n o en10 m.is recondite de l cerebro hurnano () en la s protundidades de l espir itu , s ino e n la s c ond ic io ne s exrvr-na s de vida. Pero sohre toclo, estu s ign i f ica que uno debe rasrrear est os orfgenes en los procesos cxrer -no s d e la vid a so c ia l, e n la s fo rm as soc iule s e his tor icus de Ia e x i s te nc ia h urn an u. (19H 1 p . 2S )Por e l contrario, Churchland (1988) def i ende una aproximaci6n reduccionista a la

    conciencia humana basada en lo s principios de la ciencia natural y concede pr imacfaanalftica, mas al la de los procesos psicolog icos , a los procesos neurokigicos, conexio-nistas. En respuesta a las objeciones basadas en la incrusrac ion cultural a Sll pro-grama reducccionista, Churchland sefiala que tales objeciones se basan tfpicamente enla observaci6n de que los humanos discriminan y responden a aspectos muy cornple-jos del enrorno, incluyendo rodas las complejidades que constituyen una culrura enfuncionamiento (p. 42). ChurchlanJ admire que la complejidad debe ser explicada,pero argumenta que esta resulra

    to ta l m en te co nsisre nre co n un programa rcducc ionist a para la comprension de l a n a t ur a le z a Jel cono-c i rn i en to humano. L o que e l re d uc c io n is tu d ebe exp lic a r e s c o rno un sistema f l s ieo puede anal izar ym anip ula r ra sgo s sur iles y cult ura l me nte co nf lgurad o s . A unque e s to re p re s en ta c ic rr a rn en re un d t ' sa -f io , n o r ie n e que s eguir s ie n d o un problema, en principio. ya ' - -I u e . . . (o n la en s e f i a n z a adcruada, la re dgenera un a represenracion inrerna de {los rasgos ] indepe nd ienremente [de s u c o rn p l e ji d a d} . Es r o nosignif ica que lo s ra sgo s a na liz ad o s s e an m . .gicos, 0 supra-fisicos 0 que e stc n n uis alb d e l in re rc s d e lac ie nc ia n at ura l. is{)io s ign if ic a que l a d e fi ni ci on 0 representation m as s im ple de los m is rn os p ue demuy bien s e r la c o nf ig ura ci on c o rn p le ra de un a red e xito sa me nre enrrc nadul (p .12)Esras afirmaciones de Luri a y Church land iustran muy clararnente su posicion en

    relacion a las asunciones que les subyacen. Incluso en ausencia de una forrnu lac ionabierta, yo creo que la mayor parte de los c i ent f f i cos sociales mantienen alguna pos i -cion sobre este terna de la primacfa analftica. E n a lgunos casos, puede ser simplcrnen-te una cuest ion de orientaci6n disciplinar. Asf, los psic61ogos pueden asumir que esposible explicar los fen6menos culrurales, historicos 0 insti tucionales ape l a ndo a pro-cesos psico16gicos; los sociolngus pueden asurnir que podcmos explicar los fen6menospsicolc)gicos ape lando a procesos insr itucionales: los concxionistas podrfan intenrardar cuenta de ambos reduciendolos a procesos ffsicos, y asf sucesivarncnte. La posicionque un o adopre sobre este terna puede ser tarn bien el reflejo de otros factores, pero clproblema mas importante que afecta a todas esras formulaciones es que pa r e c en exis-tir pocos criterios fundamentales para elegir entre las diversas alternativas, mas al l a dela preferencia personal () de la filiaci6n disci 1 '1ia r.

    E l hecho de que esre debate conr inue desarrol landose sin que parezca vislumbrarseni nguna soluc ion deber ia idicarnos algo. A saber, nos debcria indicar que la disputaacadernica sobre si se debe conceder pr imacfa analft ica a los procesos psicol6gicos 0alos socioculturales puede reflejar un debate mas general, un debate que no se puederesolver realrnenre a traves de un argumento racional. En otras palabras, que nuestrosdebates acadernicos sobre esta cuestiones esran inrnersos dentro de una sit uar ion

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    ociocultural mas arnpl ia: algo gut:' no dcberia resu ltar nada sorprendente para cual-que Sf:' adhiera a un cntoquc sociocultural. Mi canJidato a situacion social rele-

    ante es un debate publico permanente sobre las cuest iones er icas y polit icas funda-entales para la sociedad moderna. E n concreto, picnso en LIn debate basado en la

    n tino mia e ntre inJ iv iduo y s o c i e d a d .En tre los anal istas de es t a anti norn ia, E I ias ( 1 gicos y a favor dela focalizaci6n en las cuest iones cu lturalrs. hist or icas e inst i tuc iona l e s .Muchas de cstas preocupantes in te rp re ta c io ne s e s ta n profundamente arraigadas en

    la anrinornia individuo-sociedad v en la a n r inornia, relacionada con esra. entre funcio-...namiento mental y marco soci ocultural. La persistencia de estas intcrpretacionesretleja la fuerza qlle est.as anr inornias t ienen en el mndrlado de nuestro pensarnicnro ynuestras discusiones. Una vez qut' se perrni te que dichas ant inornias dcli miten ldebate, nos V(:,ITIOS en 11O b I igaci6J1 de rcnc r que ( 'legi r entre al te rna t iva s r fgida s , unaposicion de la qlle pareee n 1 1 1 Y diflcil salir.

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    Como oeurre con orras muchas antinomias, la clave para enfrentarse con esta puedepasar por reconocer que el mero hecho de que formulemos esras cuestiones comoalternativas disyuntivas es contraproducente. Esta es precisamente la razon par la queel term in n falso suele aparecer tan a menudo como un modificador de antinomia ypor la que me gustaria argumentar que, en concreto, la antinomia individuo-sociedadresulta, como poco, engafiosa. EI problema mas importante, en este caso, es como seenrienden los terminos opuestos. Y se entienden tipicamente como referidos a esen-I.cias U objetos (la verdadera realidad de Elias) que tienen una existencia indepen-diente. En la medida en que concedamos al funcionamiento mental y eI marcosociocultural 0 al individuo y la sociedad este tipo de interpretacion ontol6gi-ca, es muy probable que la investigaci6n sociocultural se equivoque de agenda y demetodos~Una alternativa que permite evirar esta confusion consiste en tener en cuenta que

    esros terminos son constructos hipoteticos 0 herramientas conceptuales (herramientasde las que solo se debe hacer un usa transitorio) dentro de un proceso de investiga-cion. En esa medida, son inherentemente necesarias en una investigaci6n controla-da como Dewey (1938, p. 263) sefia16 en su enumeraci6n de proposiciones genera-les, pero no son una expresi6n[es} lingLiistica de alga ya conocido que necesitasimbolos solamente para un lograr un recuerdo Y una comunicacion adecuados (p.263).Con este espiritu, propongo que el funcionamiento mental y el marco sociocultu-ral sean entendidos como momentos dialecticos que interactuan, 0 aspectos de una

    unidad de analisis mas completa: fa accion bn man . Como es entendida aqui, la acci6nno se lleva a cabo bien por el individuo 0 bien par la sociedad, aunque ha y momentosindividuales y sociales en cualquier acci6n. Por razones similares, una explicaci6n dela acci6n no se puede derivar del estudio del funcionamiento mental 0 del marcosociocultural, aisladamente considerados. Par el contrario, la accion proporciona elconrexro denrro del cual individua y sociedad (de la misma manera que el funciona-rnienro mental y el contexto sociocultural) se entienden como momentos interrelacio-nados.

    Acci6n

    Tomar la accion humana como unidad de analisis para La investigaci6n sociocultu-ral quiere decir que se rrata del objeto fundamental a describir e interpretar. Tal apro-ximaci6n contrasta con otras basadas en la descripcion e interpretacion de actitudes,conceptos, estructuras lingiifsticas y cognitivas, u otras unidades semejantes gueresulta flei! encontrar en psicolagfa. Como se vera, esras otras unidades pueden set amenudo extremadamente ut iles para analizar determinados aspectos de la accion, y suusa no tiene por que resulrar necesariamente antitetico respecro al aoalisis de laacci6n. De cualquier manera, en una aproximaci6n basada en la acci6n se entiendencomo momentos a aspectos que interactuan con orros en un sistema mas completo. Enconsecuencia, y desde la perspectiva de un analisis basado en la accion, tienden a serentendidas de manera diferente a la que es habitual en otros marcos conceptuales.Dado que los analisis interesados en la accion pueden ser relacionados con los ana-

    lisis basados en otras unidades, resulra Eicil que pasemos a veees de un marco a otrosin darnos cuenta de 1 0 que ha ocurrido. De hecho, una de las cosas que resulra evi-dente en relacion a la eategorfa de acci6n es que parece bastante escllrridiza. Conesto quiero decir que incluso aquellos que declaran su deseo de considerar a la accion

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    como el fundamento de SllS anal isis pasan a menudo por momentos diffciles cuandointentan manrcnerla correctamente enfocada. Se encuentran a sf mismos pasando autilizar las categorfas de la antinornia individuo-sociedad IIotro con junto de cons-tructos mas familiares. Esro suele ocurrir de manera escasarnenre consciente y en con-tra de las intenciones explfcitas, de manera que el proceso se parece mucha al esboza-do par Reddy (1979) cuando explica como ciertas metaloras en ing les infl uyensut ilrnente, pero de manera clara, sabre la forma de conceptualizar los modelos de. . -'cornurucacion.El problema de conseguir mantener la acci6n correctamente enfocada no se puede

    atribuir ciertamente a la ausencia de esfuerzos s61idas e incluso brillantes par estable-cer sus fundamentos teoricos. EI ripo de ejercicios de fundamentaci6n en las que estoypensando se pueden encontrar en los trabajos de escritores soviericos y rusos, comoBajtfn (1986; Voloshinov, 1973) con su foco en la elocuci6n como una forma deaccion; Vygotski (1978, 1987) can su enfasis en el habla, el pensarnienro y , en gene-ral, en la acci6n rnediada (Wertsch, 1985, 1991; Zinchenko, 1985); y Leontiev(1975, 1981) con su teorfa de la actividad. En Occidente podemos encontrar explica-ciones relevantes de la acci6n en los escri tos de Bourdieu (1975) con su descri pciondel habitus; Burke (1962, 1966) con Sll explicaci6n de la acci6n (incluyendo laacci6n simb6lica) y los motivos que la configuran; de Certeau (1984) con su interes enla practica y la resistencia; Dewey (1938) can su analisis de la invest igacion comoforma de conducta hurnana; Habermas (1984) con sus estudios sobre la acci6ncomunicativa; MacIntyre (1984) con su analisis de la ace i on in re ligible ; y Mead(1934) can su filosoffa del acto.Creo que todos estos aurores, y muchos orros, tienen alga irnportanre que decir

    sobre la nocion de acci6n en la invest igacion sociocultural. Mi proposiro al enumerar-los es proporcionar una idea del potencial marco de trabaja implicado en la cucst ionmas que explicar como cada uno de ellos se integra en una imagen global. En 10 quesigue, me [irni tare a perfilarlos, bastante selecrivamente, can el fin de idenrificaralguno de los retos y exigencias basicos del tipo de anal isis de Ia acci6n que entiendonecesario para la investigaci6n sociocultural.Un punta general en cornun entre todos estos autores es su interes en la accionhumana concreta, dinamica, que se da en conrextos espacio-temporales y sociales rea-

    les. Esto contrasta can la actirud de aquellos teoricos que han defendido la necesidadde proceder por abstracci6n a partir de las exigencias de la accion contextualizada conel fin de llevar a cabo el tipo de investigacion que estiman adecuada para el estudiocientifico. De esta manera, en lugar de basar su invest igacion en abstracciones lin-gufsticas como la langue la oracion, Bajt in (1986) insistfa en la necesidad de cen-trarse en la elocuci6n; y en lugar de centrar su investigaci6n en la estructura social,Bourdieu (1975) y de Certeau (1984) insisten en la necesidad de centrarse en la dina-mica de la pracrica y la resistencia.La diferencia basica esrriba en centrarse en un momenta concreto de un proceso,

    abstraido de otro, 0 bien insistir en la necesidad de centrarse en multiples dimensio-nes de un proceso dentro de un Sistema conceptual integrado, relacionado con unaaccion contextual izada. E O muchos anal isis de esre Ultimo ripo sigue siendo uri lemplear nociones relacionadas con faetares abstractos como las estrucruras Iingufsti-cas a sociales, pero enrendiendolas como contribuciones a la interpretacion de 1aaccion concreta mas que a 105 fines del analisis propiamente dichos.

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    Una cuesti6n que debe sec abordada en el analisis de la acci6n es la forma en que sedefinen y comprenden los diversos momentos en que se organiza, entendidos comopartes de un complejo proceso dialectico. La orientaci6n general consiste en contem-plar la acci6n como organizada, 0configurada, por muchas influencias analfticamentedist intas, pero que, en realidad, interactuan. El papel de estas diversas influenciaspuede variar de un contexte a otro y a 1 0 largo de los diversos estadios del desarrollo:una influencia puede dominar a las otras en un contexte 0 estadio de desarrollo, yotras influencias pueden predominar en orros marcos 0 en diferentes estadios. Sinembargo, y en todos los casas, todas las influencias se reconocen como faetares queconfiguran la acci6n en alguna medida. Dado que estan interrelacionadas dentro deun sistema dinamico, estas influencias no pueden ser definidas aisladamente 0 demanera estarica. Su interpretacion y su papel varian dependiendo de la forma en quecontribuyen a la configuraci6n de la acci6n que estemos considerando.Obviamente, el tipo de pensamiento necesario para enfrentarse con esta formula-

    cion debe basarse en la volun tad de enfrentarse con influencias multiples que actuansimulnineameote y can la dialectica que se da entre ellas. Tales cuestiones no sonfacilmcnte interprerables desde aproximaciones analfticas basadas en la busqueda deinfluencias a causas estaticas y unidireccionales. Esto no significa que neguemos quesea posible, y en algunas ocasiones incluso deseable, organizar los analisis de datosbasandonos en estas iiltirnas asunciones, pero dichos anal isis deben ser entendidoscomo etapas dentro de una estrategia de investigacion mas amplia, mas que comoproductos finales.Como un ejemplo del tipo de proceso dialect ico que se da entre los distintos

    momentos de la accion, consideremos el anal isis que Vygotski hace de las herra-mientas psico16gicas 0 insrrurnenros de mediaci6n. Hizo sus comentarios masextensos y concretos sabre la rnediacion en conexi6n can el lenguaje natural, pero sulista de herramientas psicol6gicas tam bien inclufa los diversos sistemas para contar;recnicas mnemotecnicas; sistemas de simbolos algebraicos; obras de arte; escritura;esquemas, diagramas, mapas y dibujos mecanicos; roda clase de signos convenciona-les (1981; p. 137). Fundamental para su forma de entender el papel de los instru-rnentos de mediaci6n, era la asuncion de que a l estar inclufda en los procesos com-portamentales, la herramienta psico16gica altera por completo el flujo y la estructurade las funciones mentales. Y 1 0 hace determinando la esrructura de un nuevo acto ins-trumental (Vygotski, 1981; p. 137). Desde tal perspectiva, la introdueci6n de unaherramienta psicologica como el lenguaje en el flujo de la acci6n lleva a una transfor-maci6n importante 0 incluso a una redefinici6n de esa accion (

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    El tipo de acci6n al que se refiere Vygotski ha sido denominada acci6n rnediada(Werrsch, 1991; Wertsch, Tulviste y Hagstrom, en prensa; Zinchenko, 1985). Laacci6n mediada implica una tension irreduct ible entre los instrurnentos mediaciona-les y el individuo 0 individuos que los emplean. Un a consecuencia de la adopci6n deesta perspectiva es que la misma no c i on de agente r i ene que ser redefinida. E n lugarde asumir que los individuos, actuando solos, son los agentes de las acciones, la desig-naci6n adecuada de agente es individuo-que-opera-con-instrumentos de media-cion. Solo utilizando esta designaci6n podemos esperar proporcionar una respuestaadecuada a la pregunta subyacente: ~quien es el que lleva a eabo la accion? 0, en elcaso del habla, (quien es el que habla?Semejanre nocion de agencialidad supone una oportunidad para explorar las rela-

    ciones entre el funcionamiento mental y las situaciones culturales , historicas 0 insti-tucionales en las qu e aparece. Las ideas que tal no c io n no s proporcione se d e r i v a randel hecho de que los instrumentos mediacionales que moldean el funcionamientomental y la accion, en general, son aspectos inherentes de, y, par ello, s i rven comoindicadores de, una dererminada situacion sociocultural. Como Bruner (1990) sefialaal reflexionar sabre una cuesti6n tan estrechamente relacionada con la que aquf discu-timos como es la de los sistemas simb61icos que moldean la acci6n humana: est ansiempre en un lugar, siempre ' all i", atrincherados en la cultura y e n e l lenguaje (p.11).Cualquier intento de formular una explicaci6n adecuada y suficientemente d e ra l la-

    da de la accion humana desde una perspectiva sociocultural requiere una enorme can-tidad de investigaci6n empfrica y teorica. El marco de trabajo basico, incluyendo unlistado de los momentos basicos implicados, debeni ser ampliado en muchos sentidos,punro sobre el que volvere en la conclusion. En lugar de intentar delinear un marcoteorico general que permita afrontar todas estas cuesriones algo que puede resultarbastante prematuro en esre momento an a l i z a r e ahora un par de ejemplos qu e nospueden proporcionar una imagen mas concreta del tipo de acciones y anal isis de laacc i o n a los que me refiero

    Dos ejemplos de accion mediadaE l s al to ( on pertigEl primer ejemplo que voy a usar puedc pareeer fuera de lugar en una discusion

    sobre el funcionamiento mental. La ernplcare, sin embargo, can un proposiro concre-tto: en contraste con la mayorfa de los casas de acci6n mediada, especialrnenre aquellos

    en los que esta implieado el lenguaje, donde el instrumento mediacional pareee sereffmero, el instrurnento de mediaei6n en cuesti6n en este caso es muy concreto y evi-dente. La accion en la que estoy pensando es el sa l ro con pert iga.

    E l salta can pert iga es una prueba deport iva de pista 0de campo que pareee haber-se originado en una antigua costumbre inglesa de sal tar sabre las eorrientes de aguacan la ayuda de un palo El salto de longitud se convirti6 en un deporte cornun , y mastarde fue susr ituido por el salro de altura. La prueba moderna de salro con pert igaexige que el saltador' desarrolle una carrera de 125 Pies can la perriga en sus manos,al final de la cual coloca la pert iga sobre la zona de saltos, usando la pertij;a y su pro-pio momentum para elevarse por encima de un listen sujero por dos pastes. El saltocan pertiga ha formado parte de lOSJuegos Olirnpicos modernos desde su origen, en1890. Las marcas en esros juegos han ido progresando a lOS largo de lOSafios desde

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    una altura de diez pies y dicz pulgadas en 1896 hasta unos veinte pies en la actuali-dat i ,

    En un principia los saltadores ut i l i zaban pert igas pesadas y poco flexibles de nogal,fresno 0 pieea. Las pert igas de barnbu, que resultaban mas ligeras y flexibles, fueroni n t r o duc ida s en lo s Juegos Olimpicos de 1900. Muy pronto se reconocieron las venta-jas de las pert igas de barnbu Y su usn se ex tend i6 . Las marcas conseguidas can elIas semanruvieron hasta 1957. Cornelius Warmerdam, considerado clasicamente como elmas grande saltador de la historia de este deporte, consigu io seis records del mundoutil izando pert igas de barnbu. Fue el primer saltador en superar los 15 pies, y consi-gui6 el record norteamericano en pista cubierta con 15 pies y 8,5 pulgadas, marca quepermaneci6 como ta l desde 1943 a 1959.

    N a die se acerco a l re nd im ie n to d e Warmerdam en la era de las perrigas de barnbu,pero despucs de la Segunda Guerra Mundial el rendimiento de l o s s a lt a do re s comen-zo a progresar con la introducci6n d e la s p e rt igas de aleacion de acero y aluminio. E lcambio mas importance, que cons igu i6 eclipsar la s marcas de Warmerdam y de todolos dernas, fue, sin embargo, la introducci6n de las perrigas de fibra de vidrio en lo sa f i o s sesenta. Una flexibilidad y resistencia mucho mayores llevaron a un cambio dra s -rico en los es t i los d e s alta . Doblando la s perrigas c a s i 9 0 gradas durante l a b at id a , loscompetidores consiguieran saltar mas de tres pies por encima de las marcas consegui-das usando pcrt igas de barnbu y de metal. Son la pertigas de fibra de vidrio y sus evo-luciones las que han hecho pos ib le que saltadores actuales, como Sergei Bubka, alcan-cen alturas superiores a los 20 pies.

    Desde las perspectiva de la acci6n mediada, e l salro d e p e rt iga es inreresante, an t etodo, porgue proporciona un excelente ejemplo de la irrcductibilidad de su uniclad deanal isis, Resulta claramente tu ri l , si no ridiculo, inrentar comprender la acci6n de sal-tar can perr iga en rerminos bien del instrurnenro de mediaci6n implicado (i.e., la per-tiga) 0 del i nd iv iduo tornado aisladamente. Por un lado, la perr iga por si so la noimpulsa magicamenre a los saltadores por encima del l i s ron; debe ser usada can des-treza par el saltador, Por otro l ado , un saltador sin perr iga 0 con una perrij;a inade-cuada no puede participar en la prueba, 0, en el mejor de los casos, cornpetira pardebajo de su nivel op t ima de rendimiento.

    Podemos intuir mejor la dinarnica de esta forma particular de acci6n mediada ana-lizando la forma en que los instrumentos de mediaci6n y los individuos que losernplean han ido cambiando a 10 largo de la historia de esta especialidad deportiva.Dicha historia ha estado marcada siempre par la polernica cada vez que se introducfaun nuevo tipo de pert iga. Al comienzo de la decada de los 60, la polernica emergi6can particular fuerza a raiz de La introducci6n de la pertiga de fibra de vidrio. Parejempio, un articulo sobre esta polernica comenzaba asi:

    La asombrosa resistencia de la fibra de vidrio ... que se dobki casi el doble de 10 habitual antes de lan-zar a C. K. Yang, de U .C.L.A., muy por encima de 10 que los saltadores de perr iga se supooe que seelevan, fue la ultima semana el centro de una sonora polernica. Yang y otros dos salradores armadoscon pert igas de fibra de vidrio hahian mejorado el record Jel mundo tres veres en nueve dias, y el ara-que sobre el lisron era demasiado violento para los puristas, que objetaban que los salradores se con-vert irian en proyecriles humanos.La protesta fue encabezada por Don Bragg, eampe6n olimpico [que habia ur i l i zado una pert iga de alu-mi nio]: Es rid ieulo, Y p D f eso abandono. ;_Por que unirse al circo? El colgarse y dejar que la perr igahaga el resto J el r ra ba jo es rrampa. ( ; _ Hasra d6nde te deja subir una perr iga de fibra de vidrio?1963)

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    En los terminus empleados en este capitulo, la polemica reflejada en esre pasajeversa sobre s i la introduccion d e LIn nuevo insrrumenro de mecl iac i6n convierre 0 nouna acci6n mediada en orra cualitativamente distinta, ;.representa 1a introducci6n dela pert iga de fibra de vidrio una extension de una forma y a e x is re n re de acei6n media-cia, 0crea una acci6n mediada cuali tativamente disrinta? En esta polemica 10 que estaen cuesti6n es 5 1 1 a a g e n ci a li d a d de la acci6n ha pasado de l individuo al instrumentode mcdiacion hasta el punro de que el individuo no puede ser considerado ya el pro-tagonista de la acci6n.Esta cuesti6n resulta evidente en varios puntos del pasaje. N6tese que se adjudica a

    la perriga 1a c apacidad de Ianzar. al saltador, que los saltadores se habfan eonvertidoen proyectiles humanos, y que e l truce consistfa en colgarse y dejar que la per-riga haga e l rcsro del rrabajo . Por otro lado, el pasaje re co n oc e im p 1f cita me n te lacontinua contribuci6n de los individuos implicados cuando sefiala co s a s como elhecho de qu e ellos (aunque armadas con perrigas de f ibra de v id rio ) ha bf an rotoel record mundial repetidamente.Bragg se queja en concreto de que I a fibra de vidrio elimina el elernento humano

    del salto y convierte al saltador en un proyectil (< < Una pert iga es una pert iga esuna ... Neusueek, 19 de Febrero de 1962). No obstante, otros saltadores Ie criticaron,argurnenrando que {Bragg] 1 0 intent6 con la fibra de vidrio, pero no consigui6dominarla. No pudo alcanzar los 16 [pies] con ninguno de los dos tipos de pert iga.No proresto cuando uti lzo una pert iga de aluminio para romper la marca que War-merdam habia conseguido can una perr iga de barnbu (Neu'Ju 'eek). Una vez mas, losdos lados de 1 a polemica reflejan lo s dos momentos de la accion mediada que anteshemos sefialado.Para mis propositus, la cuesti6n de mayor interes aqui es que la accion mediada

    puede sufrir una transformaci6n fundamental con la inrroduccion de un nuevo instru-mento de mediaci6n (la p ert iga de fibra de vidrio en e s te easo). E l impacto de la intro-ducci6n en la accion de un nuevo instrumento de mediacion se refleja en este caso enla polernica sobre si los saltadores que usan pert igas de fibra de vidrio participan real-mente en la misma prueba que los otros. Una vez mas, conviene se f i a1ar que esro noequivale a decir que el instrumento de mediaei6n pueda actuar de alguna manera porsf mismo. EI individuo que ut iliza un nuevo instrumento de mediaci6n tiene tarnbienque cambiar desde el momenta en que este exige poner en marcha tecnicas y dcstrezasnuevas. En rclacion a esta conex ion , conviene tener en cuenta que algunos at letas sal-taban mas con pert igas d e a lumin io que con pert igas de f ibra de vidrio y que a otrosles sucedia lo contrario.Una cuesrion final que hay que comentar sabre 1a evoluci6n del sa lro co n perriga es

    que el impulso para e l cambio venia de fuera, en forma de un nuevo instrumento demediaci6n. La naturaleza de esre cambio era que un a forma ya existente de acci6nmediada iba a ser transformada por la introducci6n de un nuevo insrrumenro demediaci6n. Otro sentido en qlle se puede decir que el cambio vino de fuera tiene quever con e l he cho de que el nuevo instrurnenro de mediacion no surgi6 Original menteal servicio de la forma concreta de accion mediada en cuestion. La aparici6n de la snuevas pert igas fue una consecuencia de orros desarrollos tecnologicos que dieronlugar a la fibra de vidrio. S610 dcspues de que el usa de este material se hubiera exten-dido a las mas diversas areas de la Vida moderna, se llego a reeonocer su utilidad parae l s alto can perr iga Y llego a tener e l irnpacro que tuvo.

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    H ablar en sound bitesEl segundo ejemplo de acci6n mediada que voy a utilizar tiene que ver con una

    practica cormin en el discurso politico americana: hablar en s ound b i te s. En los ultirnosafios, muchos corncntarisras han criticado la emergencia del sound hite de veintesegundos y su aparente impacto sabre las formas de hablar y pensar en el discursopolitico norteamericano conternporaneo. E s un problema del que el publico culpa alos politicos, los politicos culpan a los medios, y los medias culpan al publico.Estudios como el llevado a cabo par Hallin (1985; en prensa) sugieren que el pro-

    blema tiene muchas dimensiones. El analisis de Hallin comienza con un estud ioempfrico de espacios televisivos de noticias. E n concreto, examine una muestra deemisiones vespertinas de noticias en red que cubrian las carnpafias para las eleccionespresidenciales desde 1968 hasta 1988 y calcul6 la longitud de los sound bites queinclufan. Sus resultados muestran un firme y sorprendente decremento en la longitudmedia del so un d b ite , desde unos 43 segundos en 1968 a menos de 9 segundos en1988.Segun Hallin cste decrernenro en la longitud media de los s ou n d b ite s cobra sentido

    dentro de una situacion mas compleja, en la que los periodistas televisivos se hanvuclro (ada vez mas activos en la estructuraci6n de los reportajes de noricias que ellosmismos generan. E n contraste con las practicas habituales en los afios 60, para losperiodistas televisivos de los 80... las palabras de los candidatos y otros fabricantes denoticias, mas que ser simplemente reproducidas y transmitidas a la audiencia, son tra-tadas como material en bruto que se deja a un lada, para ser cambinado con otrossonidos e imagenes, y reintegrado en una nueva narraci6n (p. 7 del manuscrito). E nconsecuencia, la forma moderna de contar noticias esta mucho mas centrada en elperiodista que la antigua: el periodista, y no el candidato u otro 'fabricante de nori-cias', ... es el comunicador prirnario (p. 9 del manuscrito).Una consecuencia ampliamente reconocida de tales practices es que los polfticos y

    otros fabricantes de noticias han ida organizando paulatinamente su lenguaje en seg-mentos que se puedan ajustar a las narraciones habituales en las emisiones telcvisivasde noticias. Como Hallin apunta, resulta ir6nico que independientemente de quienhaya sido 'cl primero en hacerlo', la nueva forma de las noticias televisivas enfaticeexactamente el mismo estilo de carnpafia basada en mensajes de una linea y sfmbo-los visuales- _,que los periodistas critican (p. 28 del manuscrito). Incluso aunque losperiodistas, el publico y los fabricantes de noticias puedan encontrarlo reprobable, I averdad es que los mensajes de una linea y los sfmbolos visuales son los que salen alaire, y no resulta nada sorprendente que los 'rncrcadcres' de candidaros graviten entorno a ellos (pp. 28-29 del manuscrito).Hallin argumenta que existen diversos factores que subyacen a la tendencia a acor-

    tar los s ou n d b ite s a 1 0 largo de las dos decadas que median entre 1968 y 1988. El pri-mero de ellos e s la evoluci6n tecnica del media televisivo. Ba j a este epfgrafe Hallinincluye no s610 la tecnologfa en el scnrido estrecho del termino, esto es, generadoresde graficos, unidades de edici6n electr6nica, satelitcs que facilitan el transmision deimageries de video para ser editadas en una unidad central. Ademas, esta interesado enla evoluci6n de la cultura tecnica de la television en un scnrido mas amplio: del'saber como' televisivo y de una estctica de la television (p. 12 del manuscrito).Otro factor citado par Hallin para dar cuenta de la naturaleza (ada vez mas media-

    da de las noticias televisivas es la debilidad del consenso polftico y de la autoridad enlos afios de Vietnam y del Watergate, que empuj6 a todo el periodismo americano, y

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    no s610 a 1a television, hacia un compromiso mas activo can la informacion (p. 13 delrnanuscriro). Esto animo a los periodistas a cuestionar y criticar a las voces mas auto-rizadas, 1 0 que resultaba relativamente poco frecuente en los primeros afios de la deca-da de los 60. E n lugar de limitarse a reproducir y rransmitir las palabras de los fun-cionarios del gobierno 0 de otros aetares importantes de la escena polftica, losperiodistas senrian cada v e z mas claramente que resultaba adecuado, 0 incluso necesa-rio, trarar dichas palabras como material en bruro que debe ser reorganizado en unalinea narrativa crftica y cuestionadora.Hallin enfatiza, en cualquier caso, que estos dos primeros faetores no pueden expli-

    car por sf solos el sorprendente decremento en la longitud de los .follnd bites. Ve adernasuna influencia irnportanre en las fuerzas econornicas que configuran 1a industria tele-visiva. En los afios 60 la CBS y la NBC tornaron la delantera al ampliar SLlS emisionesnocturnas de noticias desde quince minutes hasra media hora, y 1 0 hicieron por pres-tigio mas que por obtener beneficios. De hecho, hasta los primeros ar ios 70 las nor i -cias eran vistas en 1a industria televisiva como el l ider de perdidas: Pero duranteesta decada las noticias locales comenzaron a ser una fuente irnporranre de beneficiospara las emisoras de television. No debe sorprender entonccs que, a medida que lasnoticias de televisi6n locales se hac fan mas beneficiosas, se hicieran tambien mas com-pet it ivas; y con la competencia lleg6 la innovaci6n. En este contexro, como Hallinsefiala, los asesores comenzaron a recomendar nuevas maneras mas eficaces de mao-tener la arencion de la audieocia. Y sus recomendaciones apuntaban tfpicamente haciaun a presentaci6n de las noticias mas claramente estructurada y co n mas rirrno (p. 21del manuscrito).Estas mismas fuerzas llegaron a tener un enorme impacto sobre las divisiones que

    se produjeron en la red de emisoras de noticias, y en los 80 las ernisoras independien-tes y por cable entraron tambien en la competici6n. Estes factores y la ausencia deregulaci6n crearon un contexto nuevo y desafiante para nuevas orgaoizaciones que eoprincipio habian permanecido relativamente ajenas a las presiones de la lueha por laaudiencia. Una de las consecuencias fue que las noticias tclevisivas fueron adoprandoprogresivamente el ri trno rapido, el aire de st.urato propio de la publicidad y delespecraculo popular, un aire caracterizado par el uso reiterative de s ound b it es .Como el salta de pert iga, hablar en s ou nd b it es es una forma de acci6n rnediada.Bien es cierto que existen diferencias importantes entre ambos casos, siendo quizas la

    ma s importante que el instrumento de mediaci6n es menos obvio (aunque no menosesencial) en el caso de los sound bites. En Ingar de tomar la forma de un objeto quepuede ser facilmente aislado de su usn, el instrumento de mediae ion en el caso de lossound bites rorna la forma de un patron de habla que a menudo resulta dificil concep-tualizar al margen del usa que los individuos hacen de e l. En concreto, se trata de unpatron que consti tuye 1 0 que Bajtfn (1986) llamaba un genera del hahla:Mas alla de estas diferencias, existen, sin embargo, paralelismos que nos permiten

    sefialar algunos rasgos comunes entre el habla en s ou nd b ite s y el salto can pert iga. Enprimer lugar, y como en el salta can pe r t iga, el habla en Jo un d b it es s610 puede ser com-prendida si se tienen en cuenta tanto el instrumento de mediaci6n como el individuoque utiliza el instrumento de mediacion, Por un lado, el patron del genero del hablano habla por S 1 SOlO,pero, por otro lado, lOSPOlItiCOSno se sienten libres para hablarS in invocar dicho grnero del habla.En segundo lugar, como en el salto de perriga, pareee que la introduccion de un

    nuevo insrrurnenro de mediacion puede tener el efecto de transformar la accion

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    rn ed i:] a. 1 -1 a1 Iin ut iliz o I l l cd idas c uan t ita r ivus p ara into r mar de SLlS ha11azgos crnp i r i-co s . p e ro n o exc luy e . en n inuuu caso, la consr.u a c ion de que c l discurso politico exa-

    c xp erim cn ra ba u na tran sfo rm ac ro n u.il it iva . (~()n10 en c a s u de l sa lro COi lp ertiga~ c sr o no signific.l afirmur qut' un .m.il isi del inst rumenro Je med i a e i o n tornado .uxlad.unc nu- p c r rrura comprcndcr 11.1acc i61 l mcdiad. i e n cucsr ion . Fx isren obvi. i-m cn t.- d itc -rcnr ia s Il lUY imporr.in t ex e ntre p ol[t ic o s en l a h a bi li d ad co n la qu e st.:apro-p i an y III al l ip u l .iu e I gene ro d e I hab 1a ell .W/IIle! /) i tc,

    ' ' 1 ' ' , fin a I f l 1C 11 tc, C () 111() l'l (_'1 C i.lsod (' I sa l r () c ( )11 P t. : r t i t. :a ~g ra n l' t1 red < .: I i IT ) p e t tl n e c c s a -rio par a l a rru ns f o r m .u io n de l 's ta forma de (H.-ci{)11 I 11cd i ada Ilegc") d t' tu cru L a m ay orpar r- (_ ' de l un.il isi de I Ia11in s ccnr ra .nla s tucr za s ins r ir ucion.r lcs qUL' .lu-ron lugar .ilgt-nero de l habla en JI)/lIlcll)ifLJ. y m ira nd o al pasado h ao , : qllc Sll t:nlcr

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    y nos pareee que muchos aspectos de Sll formulaci6n pudieran tener implicacionesdirectas para la investigaci6n sociocul tural.Esto no quiere decir que el marco teorico de Burke, n i el de Vygotski, Bajtfn, 0

    cualquier otro que yo cooozca, pueda por si mismo proporcionar a 1a investigaci6nsociocultural una lista completa de los momentos implicados en la accion, 0 un pro-grama de invest igacirin acabado. Adernas, no ereo que sus ideas puedan ser injertadasdirectamente en las de otros teoricos, Por ejemplo, Agente y Ageneia tal y como apa-recen en el anal isis de Burke no se corresponden claramente can las ideas de individuoe instrumento de mediaci6n, respectivamente, y, por cllo, no ereo que el anal isis deBurke pueda ser entendido como una forma de incorporar y ampliar directamente lanocion de accion med i ad a . Es un lugar cormin que los terrninos taman diferentes sig-nificados en diferentes marcos reoricos, y esto haee que la relaci6n entre el eu f oque deBurke y un enfoque vygotskiano/bajtiniano resulre bastante compleja.

    No obstante, ex is ten bastantes imp l i c ac i o n e s obvias del enfoque de Burke para lainvestigaei6n sociocultural. Por ejcmplo, me pareee que la explicaci6n de la acci6nmediada podria ampliarse fructfferamente si se dirigiese hacia enestiones relacionadascan 10 que Burke denomina Acto y Escena. En rerrninos mas generales, cl mensajemas importante de Burke para cualquier intento de explicar la acci6n que desarrolle-rnos en e l dominio de la investigaci6n sociocultural es que nunca se debe perder d evista la idea de que la accion s610 puede ser entendida en t erminos de momentos quein reract i i an dialccticarncnre. Otros autores de la lista que he propuesto antes hanhecho tarnbien contribuciones importantes a la nocion mas elaborada de acci6n quenecesita la invest igacion sociocultural.Por supuesto, la investigaci6n sociocultural no es muy original en el hecho de ins-

    pirarse en las ideas de Burke (0Dewey, Mead, Bourdieu, a cualquier otra de una largalista de figuras relevantes en este sentido). Autores como Gusfield (1989), Hymes(1974) y Kaplan (1983) se han inspirado en Burke durante decadas. Si en algo estaaproxirnacion pudiera ser considerada prometedora para la investigaci6n sociocultu-ral , 1 0 serfa por el hecho de perseguir una ampliaci6n de sus horizontes. Su futurodepende de su apertura a las ideas de otras figuras y tradiciones, manteniendo al tiem-po su foco de intercs en su conjunto basico de problemas. Pueden existir muchasmaneras de caminar hacia dicho futuro, pero como he argumentando a 10 largo de estecapitulo, me pareee que una de las mas prometedoras cornienza por asumir que laacci6n proporciona e l marco para interpretar todo 1 0 dernas.

    Notasl Hasta la fceha solo los hombres puedcn part icipar en esta prueba ar lct ica.2 Un .round bite es un extrarro nlUY breve de una noticia () d e algo qu e alguicn ha dir ho. S e t rara de unFo rma to cornunicat ivo muy utilizado en los programas d e televisi6n y radio norteamericanos. Es intradu-cible en el lenguaje pcr iodist ico.

    Re e re nc iasA POle is a p ole is a ... Nell .stree]: 5.3 . pp. 4 7 _. :18, February 19 , 1 . 962.BAJTfN, M. M. (19R(})' S I J f : ' e d J genres dwl other Idte eJJtlYJ (Caryl Emerson Y Michae l Holquist , Eds . : v. w .Mc(;(~e, Trans .). ALIsr in: Un i v e rs i tv ()f- Texa s press ~. . . .

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