69
La conversación de los tres caminantes Peter Weiss

Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 1/69

La

conversaciónde los trescaminantes

Peter Weiss

Page 2: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 2/69

BIBLIOTECA BREVE DE BOLSILLOEDITORIAL SEIX BARRAL, S. A.

BARCELONA, 1969

Page 3: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 3/69

Page 4: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 4/69

 Título de la edición original:DAS GESPRÄCH DER DREI GEHENDENTraducción de María Nolla

© de la edición original: SUHRKAMP VERLAG

Frankfurt am Main, 1960© de los derechos en lengua castellana y de latraducción españolaEDITORIAL SEIX BARRAL, S. A. — Barcelona, 1965Depósito legal: B. 7527 - 1969 Printed in Spain

Page 5: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 5/69

ADVERTENCIA

Este archivo es una copia de seguridad, para compartirlo con un gruporeducido de amigos, por medios privados. Si llega a tus manos debessaber que no deberás colgarlo en webs o redes públicas, ni haceruso comercial del mismo. Que una vez leído se considera caducado elpréstamo del mismo y deberá ser destruido.

En caso de incumplimiento de dicha advertencia, derivamos cualquierresponsabilidad o acción legal a quienes la incumplieran.

Queremos dejar bien claro que nuestra intención es favorecer a aquellas

personas, de entre nuestros compañeros, que por diversos motivos:económicos, de situación geográfica o discapacidades físicas, no tienenacceso a la literatura, o a bibliotecas públicas. Pagamos religiosamentetodos los cánones impuestos por derechos de autor de diferentessoportes. Por ello, no consideramos que nuestro acto sea de piratería, nila apoyamos en ningún caso. Además, realizamos la siguiente…

RECOMENDACIÓN

Si te ha gustado esta lectura, recuerda que un libro es siempre elmejor de los regalos. Recomiéndalo para su compra y recuérdalocuando tengas que adquirir un obsequio.

y la siguiente…

PETICIÓN

Libros digitales a precios razonables.

Page 6: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 6/69

LA CONVERSACIÓN DE LOS TRES

CAMINANTES

Page 7: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 7/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Eran hombres que únicamente caminaban caminaban caminaban.Eran grandes, eran barbudos, llevaban gorras de cuero y gabardinaslargas, se llamaban Abel, Babel y Cabel, y mientras caminabanhablaban entre ellos. Caminaban y miraban alrededor suyo y veían loque aparecía ante sus ojos, y hablaban sobre ello, y sobre otras cosasque vieron anteriormente. Cuando uno hablaba callaban los otros dosy escuchaban o miraban a su alrededor y oían otra cosa, y cuando eluno había terminado de hablar, hablaba el segundo, y luego eltercero, y los otros dos escuchaban o pensaban en otra cosa.Caminaban con zapatos resistentes, pero sin equipaje, llevaban

consigo únicamente lo que había en los bolsillos de sus ropas, lo quese podía enseñar y guardar con un movimiento rápido. Como separecían, los transeúntes los tomaban por hermanos, pero no eranhermanos, eran simplemente hombres que caminaban caminabancaminaban, después de haberse encontrado casualmente, Abel yBabel, y más tarde Abel y Babel, Cabel. Abel y Babel se habíanencontrado en un puente, Babel, que venía en dirección contraria aAbel, se había vuelto y unido a Babel, y en el Parque los encontróCabel y se unió a ellos, y desde entonces caminaban caminabancaminaban uno al lado del otro.

7

Page 8: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 8/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

  Yo creo que este puente es nuevo, no lo había visto nuncaanteriormente, lo han tenido que construir por la noche, un trabajodifícil, que precisa de largos preparativos y de un gran despliegue defuerzas. Se trajeron pontones y grúas con maderos, los pontones sefijaron, los maderos se colocaron y atornillaron, según cuidadososcálculos y con ayuda de un equipo seleccionado. Cuando la gente aúnse llamaba unos a otros desde las orillas, ya tenían noticia del puentedesde hacía meses maestros de obras, ingenieros, miembros delAyuntamiento. Por aquel entonces iban botes de remo de un lado aotro a través de los saltos, también una barca descubierta. He viajado

a menudo en la barca, un instante de quietud y aún así un seguir lamarcha, en el agua azul, bajo nubes y gaviotas. El motor de la barcapufpufeaba, las vibraciones penetraban desde la cubierta en lassuelas de los zapatos, llegaban a las piernas, hasta el cuerpo, comoen un caminar rápido y regular. El rostro del hombre de la barcaestaba cubierto de brillante barba blanca, la piel tostada y atravesadade profundas marcas y arrugas. Vivía en una barraca al otro lado de laorilla, junto al puntal en el que la barca estaba amarrada. Durante lostrayectos hablaba con él, sus palabras eran difíciles de entender,porque siempre llevaba una pipa entre los dientes, una pipa corta ysólida, arreglada con alambre y cinta aislante. En nuestra últimaconversación no parecía saber todavía nada del planeado puente. Siyo le entendí bien, veía ante sí un largo futuro sobre su barca,cabeceando y surcando las olas, en el cielo azul, en el viento y en lalluvia, y muchas noches en su barraca, mirando a través de laventana al puntal y a la amarra tensa. Es posible que él mismohubiese construido en sus años jóvenes la barca, no solo, sino conayuda de otros constructores de barcas, a lo mejor fue únicamentepeón, en cualquier caso sabía de cuántas tablas se componía labarca, y cuántas cuadernas y tuercas fueron necesarias para suterminación. Desde entonces se la había reparado y calafateado, aun

así se infiltraba continuamente agua, cada mañana tenía que achicar.Cuando el reloj de la torre del palacio daba las horas cruzaba de la

8

Page 9: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 9/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesorilla, en la que estaba su barraca, a la otra orilla, lo mismo si sehabían subido viajeros o no, si esperaban viajeros en la orilla opuestao no. En seguida regresaba de la orilla opuesta y aunque llegasegente corriendo, él no esperaba, él únicamente esperaba en su sitio,ya podía la gente al otro lado gritar y silbar lo que quisiera, él volvía

cuando había pasado una hora completa.

9

Page 10: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 10/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

El puente existe hace tiempo. Una vez atravesé el puente en uncoche barnizado en negro y tapizado en rojo, y junto a mí se hallabami prometida, y despertó dentro de su traje blanco, porque el puenteoscilaba sobre los pontones y los tableros del puente se elevaban y sehundían. Delante de nosotros, sobre el pescante, el cocherolevantaba en aquel momento el látigo, adornado con un lazo blanco,entonces resbaló el caballo, dobló la rodilla y quedó tumbado,enredado en las correas. A causa del choque con el coche de atrás,en el que iban sentados los padres de mi novia, fuimos lanzados haciadelante, se podía oír un quebrarse de maderas, un relincho, un ruido

de cascos, y el otro caballo, que se había soltado, rompió en galope através de las filas de automóviles, un caballo blanco, todo salpicadode pintas rojas como el velo de la novia, que se agitaba fuera de laventana. Una lanza del carruaje de atrás había atravesado la pareddel fondo de nuestro coche y sobresalía con la punta astillada por elacolchado. El cochero persiguió a su caballo huido, con el abrigo depaño tirolés flotando al viento, sacudiendo el látigo, y los ocupantesde los automóviles parados sacaban sus cabezas. El caballo abatidose encontraba a un lado, inmóvil, espatarrado, las patas estiradas ytiesas, menos la pata delantera quebrada, sobre cuyosensangrentados muñones se inclinaba nuestro cochero. El caballo lemiraba de reojo, la cabeza apoyada pacientemente en la lanza, conlos ollares y las orejas temblando, y en la piel marrón oscura,alrededor de la frente, ojos y nariz, líneas y puntos ondulantes. Elsuelo vacilaba, las olas subían, el viento silbaba, y a causa del pesode los vehículos parados y de los curiosos que habían venidocorriendo, cedió el puente. Acudieron la policía y los bomberos,reconocibles desde lejos por el sonido de las sirenas, trajeroncuerdas, grúas, camillas y herramientas, y hombres con cascos ychaquetas de goma se arrodillaron alrededor del caballo, le soltaronlas riendas, lo ataron fuertemente al brazo elevador del coche de

transporte, y el caballo dejaba que le zarandearan, resollandodébilmente, un poco de espuma en la boca, y los funcionarios

10

Page 11: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 11/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesmovieron de nuevo el tráfico con pitos y fuertes movimientos de susguantes blancos. Mientras le balanceaban suavemente hacia la cajadel camión, el caballo volvió la cabeza asombrado hacia el cochero, yle miró seguramente por última vez, y mientras le ataban, colocadode lomo, regresaron del parque con el otro caballo capturado los

policías, se rebelaba y los policías le sujetaron al cabestro, con laspatas muy separadas. Se sacó la lanza del coche de la pared posteriorde nuestro carruaje, nos subimos con los padres de mi esposa, mehice un hueco entre ellos, coloqué a mi esposa encima de misrodillas, los dos cocheros engancharon al caballo salpicado de pintasrojas a la lanza, se encaramaron al pescante, mantuvieron las riendastirantes, y el carruaje, en el que habíamos estado sentados, fue fijadoa la parte de atrás del coche de bomberos, y así todo podía seguiradelante, sobre el puente flotante, en la brisa del mar, bajo gaviotaschillonas. El coche de policía dirigía la procesión, después venía elcoche rojo con el caballo caído y el equipo a sus lados, seguía elcarruaje vacío con un cable de remolque, dando sacudidas ybalanceándose de un lado a otro, y finalmente nuestro vehículo, condos cocheros sobre el pescante, muy juntos, con abrigos gris claro,los cuellos ampliamente doblados sobre la espalda, en las cabezassombreros de copa gris claro, yo creo que con plumaje, y mientrasque yo no veía nada, porque el velo de mi esposa se había puestosobre mi cara, nos adentramos de un tirón en el asiento, y entoncesse vio que el caballo, una vez que hubo dejado atrás el puente,resoplando y sacando chispas al asfalto, se había hecho cargo de ladirección del coche, y el coche de policía que venía al lado nuestro,

estimulaba todavía más su carrera con su sirena nuevamentesonando. Yo tenía a mi mujer rodeada con los brazos, su padre a miderecha se asomaba por la ventana, y su madre se asomaba todavíamás por la izquierda, pero mientras que el padre chillaba para que separase, la madre chillaba para que fuera más de prisa, el sombrero,adornado con flores y puntillas, se le había volado de la cabeza, supelo se había soltado, se echaba hacia delante y hacia atrás, el rostrodesfigurado por una alegría salvaje, incitando al caballo con gritospenetrantes, y los vehículos delante de nosotros se dispersaron haciaun lado, los peatones huyeron de la acera hacia los aparcamientos,en los que tocaba una orquesta de viento, y únicamente aquí en la

plaza, que habíamos rodeado varias veces, nos paramos, después deque dos coches de policía, empujando al caballo por la derecha y porla izquierda, le cortaran el camino, y esto sucedió delante de laspuertas del hotel, en el que habíamos reservado la habitación para lanoche de bodas, el portero estaba ya allí dispuesto para recibirnos.

11

Page 12: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 12/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Ayer fui todavía en la barca, y el barquero me habló de sus hijos,tenía seis hijos, por la mañana, mientras pasaba al otro lado, mehabló de tres hijos, y por la noche, mientras regresaba, me habló delos otros tres. El primer hijo era pequeño y rechoncho, no sé si era elmayor, en cualquier caso éste fue el primero que mencionó. Teníamejillas rojas y pelo rojo, brazos cortos y rollizos y manitas hinchadas. Tenía la boca abierta, dientes muy pequeños y puntiagudos y unalengua afilada, su nariz estaba hundida y cuando llovía, le llovía entodos los orificios del rostro. El segundo hijo era alto y delgado, susojos estaban hundidos en las cavidades, era calvo, las sienes

hundidas. Tenía solamente un brazo, el otro se lo había consumido elesfacelo. Sin embargo con su mano restante era superior en el juegode las cartas, quizás también tocando el piano, a muchos, que todavíaposeían ambas manos. El tercer hijo tenía una estatura gigantesca,llevaba un bigote erizado y pelo cerdoso, su pecho estaba tatuado, y,cuando se ensanchaba, podía romper una cadena de hierro. Susbrazos estaban llenos de cicatrices, pues se los traspasaba con agujasy cuchillos, y su garganta y su fosa epigástrica estaban curtidasdebido a las espadas, que introducía y sacaba. Según la descripción elcuarto hijo parecía más viejo que el barquero, por lo que se podíapensar que se trataba de un hijastro, que su mujer había llevadoconsigo al matrimonio. Este hijo no tenía dientes, y solamente sepodía mover dificultosamente con ayuda de las muletas. Cuandolograba articular palabras, entonces tartamudeaba, y nadie teníapaciencia para escucharle. No obstante, cuando le encerraban en eldesván, se hacía notar continuamente pegando golpes con la muletasobre la mesa y el suelo. El quinto hijo era el preferido de todos. También él era gordo, mucho más gordo que el primer hijo. Era tangordo, que casi no se podía mover, pasaba el tiempo echado, en elsofá, en el suelo, en la cama, en cualquier sitio donde habíadispuestos para él grandes almohadones. Al barquero se le saltaban

las lágrimas cuando hablaba de este hijo. Decía, si no le entendí mal,que todos los días cuando volvía a casa del trabajo le traía algo. Por

12

Page 13: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 13/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesaquel entonces vivía todavía con su familia en una casa más grandeen la colina más arriba de la orilla, allí donde está ahora la oficina detelégrafos. Llegaba con un pez, una cereza, un caracol, una coliflor,siempre con algo distinto, que al entrar ocultaba con la mano tras laespalda, mientras que el hijo al oír fuera los pasos, preguntaba

impaciente lo que le había traído hoy. Qué me has traído hoy, quécosa bonita me has traído hoy, gritaba el barquero, imitando el tonolloroso de su hijo, y era uno de los pocos instantes en que se quitabala pipa de la boca. El barquero se acercaba de puntillas al lecho de suhijo, exigiéndole que adivinara, y como el hijo siempre adivinabaerróneamente, la sorpresa era siempre grande, y entonces preparabapersonalmente el regalo en el fogón o en el aparador, y lo servía enun plato especial, en cuyo fondo se veía dibujado un enano con ungorro rojo con borla. Naturalmente esta golosina era únicamente unaditamento, pues la madre había ya cocido y condimentado el platoprincipal, pero antes de que todos se pusieran a comer,contemplaban al hijo encamado, cómo comía su aperitivo, conasentimientos de cabeza y sonrisas alentadoras. Únicamente el sextohijo no miraba, y a menudo tenía que ser detenido por la fuerza porlos otros hermanos, ya que se quería abalanzar con un cuchillo sobreel gordo. El rostro del sexto hijo era de gran belleza, aunque picadode viruelas. Su pelo negro era largo y sedoso, y le llegaba más abajode los hombros. Llevaba un pendiente de oro en la oreja izquierda yun par de anillos más baratos en los dedos. No cuidaba sus vestidos,le colgaban del cuerpo hechos jirones, y por todas partes se veía lapiel amarillenta. Este hijo nunca dormía en la casa, sino fuera en el

patio, en una caja, que había cercado con alambre de púas. Tambiénél era grande, pero iba siempre encorvado y silencioso, descalzo, ocon andrajosas polainas de punto. El barquero me dio tambiénnombres, quizás fueran éstos los nombres de sus hijos, y así sellamaba el primero Jam, el segundo Jem, el tercero Jim, el cuarto Jom,el quinto Jum, el sexto Jym.

13

Page 14: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 14/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

El puente está desde hace tiempo allí, una vez atravesamos elpuente, camino del registro civil, una mujer y yo. Una tarde habíasubido a donde yo estaba, no la reconocí en seguida, había olvidadotambién su nombre. Estaba allí, sonriente, y quería entrar, y yo lallevé a la cocina, su cuerpo estaba abultado. Has engordado, dije, enun intento de reconocimiento, y ella simplemente sonrió comorespuesta. Se sentó, estaba delante de mí con las piernasespatarradas, me tendía su vientre, sonreía segura de su triunfo.Cogió mi mano y la puso sobre su vientre y yo sentí los movimientosdel niño. A todas mis preguntas sonreía simplemente con sus labios

agrietados y secos y su vientre era su única respuesta. Habíaolvidado la hora en la que, como más tarde me explicó, nosabrazamos en el hall de la escalera de la Academia de Ciencias,detrás de la ventanilla del guarda, debajo de la copia de yeso de laVictoria de Samotracia. Horas eternas, cuya falta estaba ahora encamino de pagar ante el abogado del Alcalde, y entramos en unahabitación entarimada con un armario de madera, detrás de nosotrosdos guardias alquilados como testigos, y el funcionario golpeó en uncofrecillo vacío, tres veces, y miró el vientre preñado de mi futuraesposa, y nos obligó a arrodillarnos sobre un banquillo de madera, ynos sujetamos a la barandilla, y leyó sus versículos, que picoteabansordos en la cámara de madera, y entonces escribimos en un librogrueso que él nos tendió, nuestros nombres, para toda la eternidad.

14

Page 15: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 15/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Creo que el barquero acaba de pasar por allí, en el último cochedel tranvía, junto a la rueda del freno, tenía la rueda en las manos, yla hacía girar de un lado a otro, seguro que era él el que estaba allí enmedio del gentío, únicamente él puede tener un sombrero así deancho, batanado por el sol y la lluvia, únicamente él lleva así defuerte la pequeña y gorda pipa en la boca. Después de haberlequitado la barca, tiene que buscarse el volante en el tranvía, y así está él, espatarrado, de espaldas a la dirección del tranvía, y ve pasarla calle delante de él, con automóviles moviéndose en la espuma dela estela del agua, como flotadores. Le visité una vez, cuando todavía

vivía en la casa más arriba de la orilla, si os acordáis, allí había antescenadores, casas de pescadores, graneros y establos en las colinas,con corrales y pastos, también un bosquecillo. En aquel tiempo vivíanal otro lado pequeños colonos, tenían cabras, gallinas, cerdos, yalgunas veces de pequeños cruzábamos los domingos en barca desdeel centro de la ciudad a la otra orilla, y cortábamos varitas de losavellanos, mientras mis padres, la madre con la sombrilla, el padrecon su bastón de bambú, paseaban por los senderos. Aunque la orillapertenecía a la ciudad, allí nos sentíamos como en el campo, de lacampiña venían carros con heno, y en un prado pacían vacas,marchaban lentamente unas al lado de las otras, siempre endirección a la puesta del sol, echándose por la noche con un mismomovimiento, paralelas. Pensaba, por qué mantenían siempre lamisma dirección y descubrí que esto correspondía a una economíanatural, en una línea pacían el campo en toda su extensión y nodejaban ninguna mata de sobra, y cuando habían alcanzado el bordeextremo del prado, la hierba había crecido otra vez detrás de ellas yel barquero, que era el dueño de las vacas, las hacía retroceder paraun nuevo comenzar, que para las vacas era simplemente uncontinuar. Masticaban la hierba, rumiaban, mientras tanto mirabanabsortas hacia delante con sus oscuros ojos, dejaban caer el rabo

sobre sus costados, de vez en cuando levantabanperpendicularmente el rabo, se espatarraban, dejaban salir a chorros

15

Page 16: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 16/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesagua humeante de color oro, y estiércol marrón y oloroso, formandoanchos boñigos, masticaban, se echaban, seguían masticando, selevantaban de nuevo, inclinaban la cabeza en la hierba, la cogían conla lengua, la arrancaban, la metían en la boca, la masticaban yconvertían la verde papilla en leche blanca, que la mujer del barquero

ordeñaba de las ubres, mientras que las vacas permanecían quietas,rumiando, las cabezas levantadas, mirando absortas a través delagua, a veces mugiendo intensamente desde lo más profundo de lagarganta. Siempre contemplábamos este trabajo, y a veces nosdejaba tocar los pezones y exprimir un chorro, no me acuerdo bien,hace ya tiempo. El caso es que la seguíamos a la casa algunos niñosde la ciudad, le llevábamos el cubo y en la cocina podíamos beber enlos vasos de madera que había sumergido en los cubos. El borde delvaso, descansaba, grueso, en el labio inferior y la leche penetrabacaliente y grasienta en la boca y sabía a hierba. En la pared colgabaun reloj blanco, con grandes números y manecillas adornadas conarabescos, con un péndulo oscilando de un lado a otro, y dos cadenascon pesos en forma de piña. El barquero se sentaba junto a la mesa yabría un periódico, murmuraba solamente lo que leía y chupaba de supipa. Su mujer observaba cómo nos bebíamos la leche y se limpiabalas manos en el delantal. El barquero no se fijaba en nosotros, ycuando nos veía en la barca no nos quería reconocer, por mucho quele preguntáramos por sus vacas y por los enanitos de barro que habíaen su jardín.

16

Page 17: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 17/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Mi padre entra en aquella casa blanca, que ocupa toda la acera.Le he visto claramente, era mi padre, os puedo enseñar una fotosuya. Aquí en la foto le podéis ver, la foto es de cuando era joven, hacambiado poco, todavía conserva su pelo liso peinado con raya,todavía lleva ese traje estrecho de espaldas caídas, esos zapatospuntiagudos amarillo claro con polainas grises. Quizás vive en estacasa, o tiene aquí su trabajo. Un edificio enorme, la fachada cubiertade baldosas blancas, abajo sala de recepción y locales comerciales,arriba las oficinas, sin embargo a través de las paredes y de lasventanas dobles no se oía ningún ruido de las máquinas tecleando y

contando. En el último piso abre la puerta de su casa, un ruido quelos niños reconocen atrás en sus habitaciones, oyen su carraspeo,oyen cerrarse la puerta. El vestíbulo está oscuro, solamente pasa algode luz a través de la puerta de cristal que da al pasillo. Paragüeros  junto al espejo, adornados con dragones y ángeles, una mesa bajacon una bandeja de plata, y en la sombra, en la pared, la fila decuadros, tendiendo todo a formar recuerdos de la niñez. Detrás de lapuerta de cristal, largos pasillos, en algún lugar, en un recodo, micuarto, un cuarto largo y estrecho, con un blanco para dardos en lapuerta. Yo estaba allí en el fondo del cuarto y tiraba los dardos a lalámina de corcho con círculos pintados en rojo y azul, y la puerta seabrió, porque yo había olvidado echar el pestillo, y el dardo, yalanzado, alcanzó a mi padre en medio de la frente, se clavó allí, conlas plumas rojas, en la frente blanca, y él aún se sujetó al picaporte.

17

Page 18: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 18/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Es una casa nueva, antes estaban aquí los edificios de laadministración del puerto, edificios de ladrillos rojos, con portonesabombados, que conducían a los patios, y con inclinadas astas conbanderas, que ondeaban allá arriba en el día de fiesta. En el muelleexterior todavía se pueden ver las grandes grúas móviles, y donde lososcuros rebordes del asfalto se han introducido en el empedrado,estuvieron una vez los raíles para los vagones de mercancías, queeran arrastrados por la pequeña, silbante y humeante locomotora,con una placa roja rematada en punta, y con una campana quetocaba durante el viaje, y en invierno el humo colgaba durante

tiempo en blancas y densas bolas. Aquí estuvieron los almacenes conpuertas corredizas de hierro, en los sótanos había cajas, sacos,toneles rajados, también estaban aquí fuera, sobre el empedrado, loscargamentos que habían sido desembarcados, ordenados en grupos,en sus embalajes, con sellos, números, marcaciones de mercancía,nombres de países y puertos extranjeros. Lo que no se arrumaba,permanecía por la noche fuera, atado y cubierto con telaimpermeable verde, y un par de vigilantes iban y venían por el solarpobremente alumbrado, una pistola en el cinturón, quizás tambiéncon un perro, que llevaban de la correa. Uno de los hijos del barquerotrabajaba aquí en invierno como embalador, en verano se presentabaen barracas de feria, allí estaba Jim, la peluda cabeza muy inclinadahacia atrás, sobre un estrado, rodeado de dibujos de vistoso colorido,en los que se podían ver serpientes y leones, búfalos e indios, monosuniformados, palmeras, caníbales y barcos piratas. Se metía la anchay brillante espada en su boca desmesuradamente abierta, en lagarganta, por el cuello, en la bolsa del estómago, hasta queúnicamente sobresalía la empuñadura, y después de abrir los brazoshacia los lados, la sacaba otra vez lentamente, y de la punta goteabasaliva y jugos gástricos. Y cuando en el muelle había mucho tráfico yse necesitaba más mano de obra, entonces se podía ver allí a Jem,

llamado por Jim, y golpeaban un gancho de acero en una caja, lagiraba hacia él, y la dejaba sobre un montón de cajas, y con su única

18

Page 19: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 19/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesmano rendía más en las cadenas y en las redes, que algunos otroscon dos manos. Pero algo más abajo está todo como antes, edificiosde aduana, compañías navieras, buques mercantes, y a pesar de lasrodantes ruedas de hierro de las carretillas, y a pesar de los pasosmachacantes, las redes y las cadenas que se arrastran por el suelo, a

pesar del hollín, del aceite derramado y del agua hirviendo de lacaldera de la locomotora, crece por todas partes hierba entre laspiedras, al pie de los almacenes, en las explanadas de cemento, lahierba está alta, con ortigas y abrojos, pronto la hierba cubrirácompletamente el muelle, las piedras se desmenuzarán rotas por elpeso de las hierbas, junto a los muros de las casas crecerá maleza, encada ranura tendrán cabida raíces, las grietas dejarán huecos en lasparedes, y en todas partes la semilla, traída por el viento, seconsumirá en el polvo de arena, crecerá una selva de los escombros,y después de algunos años nosotros nos deslizamos ahora por lamaleza, descubrimos restos de edificios, raíles oxidados entre raíces ymusgos, y dentro en las ruinas está todo completamente cubierto detelarañas, ya están las arañas en la tarea, hilan hilan, en las esquinasde los sótanos, allí los tragaluces, con rejas de hierro, llenas de tejidosgrises y gruesos, que se balancean en la corriente de aire, loscristales rotos, hierbas en el polvo del suelo, en las rendijas de losbastidores, en las cagaditas de los pájaros, aquí harán su nidobandadas de pájaros, perros salvajes, gatos salvajes correrán por lamaleza.

19

Page 20: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 20/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Aquí por la noche está todo abandonado, no se ve ningúnvigilante. En una noche así traje aquí algo, desde la ciudad vieja, yovenía corriendo a lo largo de la calleja, inclinado hacia delante, jadeando, porque lo que yo llevaba correspondía más o menos al pesode siete años de prejuicios, costumbres y falsos razonamientos, quede golpe me habían caído en los brazos, ahora los tenía todos para mí solo, ya no los podía compartir con nadie ni atribuírselos a otro, y aúnno podía tirarlos, todavía eran mi propiedad, todavía pertenecían amis siete gordinflones años, y yo los arrastraba aquí por la empinadacalleja, bajando hacia el muelle, a marchas forzadas, y al mismo

tiempo me imaginaba toda clase de tonterías, para apartarme de loque había visto clarísimamente durante un instante, lanzabaexabruptos y golpeaba alrededor mío con el puño, echaba vaho y demis ojos caía agua salada, cada paso era un desmenuzar, cadamovimiento de brazo una anulación de dudas, de maravillosaintensidad, ya que con ello los huesos se ensangrentaban, y nadie seme cruzó en el camino, estaba desierto entre los enormes montonesempaquetados, los andamios y bagajes, pude rabiar sin molestias miposesión, cabizbajo y con el pecho enrojecido, hasta que, después dealgunas horas, volví a subir por la calleja, pasando por el monumentoaquél, el águila con las alas abiertas, un conejo en la zarpa, abrí lapuerta de la casa, por la que había salido, subí la escalera, cincopisos, un caracol empinado en las pesadas paredes aglutinadas, unasucia concha grabada, agujeros abiertos en el revoque, agrandadospor los dedos, en el filo de los escalones desgastados y descoloridos,un ornamento pintado en blanco, y así llegué a la puerta, al final de laescalera. Aún me paré una vez, todavía podía aguantar y al mismotiempo ir corriendo a gran velocidad, esto me lo había demostrado amí mismo, ahora me quedé quieto, antes de llegar al descansillo, meapoyé en la curva de la pared, el pie derecho dos escalones porencima del pie izquierdo, y vi delante de mí la puerta azul clara, con

una abertura para las cartas, una campana giratoria de latón, unaplaca azul oscura con el nombre en letras blancas. Observaba tan

20

Page 21: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 21/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesdetenidamente los detalles, porque en cada uno de ellos metropezaba con el reconocimiento deseado, estaba en silencio,escuchaba atentamente, percibía un silencio en ebullición, y en él unmurmullo y un rezumar. Detrás de la puerta, cuyas llaves aún llevabaen el bolsillo, no se oía nada, y entonces me puse en escena una

representación de los objetos y cuartos de detrás de la puerta, desdeel felpudo, pasando por el corredor, por las paredes pintadas deblanco con arpilleras pegadas, de las que colgaban cuadros de toros,soles, rayos o volcanes, a lo largo de las perchas, con las prendas devestir, el abrigo de ella, la gabardina de él, el pañuelo de ella, la gorraa cuadros de él, debajo las botas, hasta la puerta, que conducía alcuarto siguiente. Atravesé rápidamente el amplio cuarto, ahoraestaba oscuro, ella estaba al fondo del dormitorio, bajo la inclinadaventana, a través de la cual se podía ver en noches claras la luna ylas famosas constelaciones. Y ahora él miraba junto con ella desde lacama por la elevada ventana, o se daba la vuelta y la miraba, mirabalos mechones de pelo negro esparcidos por la almohada, miraba suboca, sus pezones dibujados en negro en la piel clara. En el espejo dela pared del fondo se reflejaba la imagen de la amplia antesala, en laque estaban abiertas las ventanas de los nichos de la pared, y por lasque penetraban los mismos ruidos de la calleja que yo escuchabaamortiguados desde mi sitio. Junto a la puerta de la casa había unacaja, había servido antes para guardar astillas, pero desde hacíatiempo estaba vacía, levanté la tapa y me metí en la caja, que olía acorteza podrida. Y aún metí conmigo todo en esta caja, todo mi brazolleno de riqueza, y me instalé con ello en el serrín, permanecí aquí 

despierto hasta que se hizo más de día, entonces salí otra vez, tomémi puesto en el descansillo de la escalera, apoyado en el pilar, el pieizquierdo dos escalones más abajo del pie derecho, dispuestos atomar de nuevo con un ligero movimiento mi carrera hacia la arena.Desde la calleja se podía oír ahora el sonido de las botellas de leche yel ruido de los cubos, que eran vaciados en el carro de las basuras, yabajo en la escalera se abrieron y cerraron puertas, y niños bajaronde un salto los escalones, de camino al colegio. Se acercaron pasostímidos, se pararon aquí y allá, delante del ruido de los buzonesabiertos y cerrados de golpe, entonces bajé despacio los escalones, ycuando él llegó con la cartera, aparté la vista, desaté los cordones de

mi zapato. Arriba metió una carta en el buzón, después, respirandointensamente, volvió a bajar, de escalón en escalón, un hombremayor y grueso, ahora le miré a los ojos, nos conocíamos, pasó pordelante, oliendo a cuero agrio, cayó paso a paso en la profundidad, ysubí en silencio, de nuevo estaba más abajo y oí cómo dentro seguardaba la carta, oí la voz de ella, y la voz de él, después escuché através de la válvula en la pared junto a la puerta, cómo encendía ellael gas en el hornillo, ponía café, colocaba tazas sobre la mesa, y enmedio había un silencio en ebullición. Allí el hombre con el trajenegro, con el hongo negro y las gafas de sol negras, podía ser aquélcon quien la vi salir aquella vez de casa, iba vestido de otra forma,llevaba pantalones de pana marrones, una camisa de cuadros decolores, una gorra a cuadros. Yo estaba escondido en el portal de

21

Page 22: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 22/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesenfrente, para no perderme el espectáculo de verlos pasar junto a mí del brazo, les seguí, esperé detrás de la estatua del águila, y, cuandosubieron, me deslicé detrás de ellos, me demostré a mí mismo mitenacidad, no sé cuántos días y cuántas noches, no se veía el fin,apenas había comenzado, casi no me había atrevido aún a acercarme

a la primera representación. Ahí estaba yo, antes de llegar aquellavez a las instalaciones del muelle, metido en la mitad del cuarto,había regresado de un viaje, y ya había visto el abrigo y la chaquetade él, y había oído su voz, que se elevó con mi entrada, y ahora leveo, cómodamente apoyado en el bajo sofá, en mangas de camisa,descalzo, y ella delante de él, en un cojín en el suelo, los brazos sobresus rodillas, su rostro vuelto hacia mí, blanco como las paredes delcuarto, y en aquel momento comenzó la caída, yo caía y caía, y elcuarto, la casa, todo caía conmigo, hasta que se alcanzó el estado deingravidez, entonces empecé a volar, afuera, abajo, de un solo saltocinco pisos, a lo largo de la calleja, hacia las bellas y duras superficiesy hacia los afilados postes, que eran reales y podían repercutir en mí,y después otra vez arriba, y a la caja, y por las mañanas antes delzumbido de la llama de gas, del sonido de las tazas de café, de lasvoces sin palabras, y adentro en los escondrijos en los portales ypatios, allí arriba, entre estos muros conglomerados, allí donde lacalleja desemboca en una plaza, y aparece el verde plumaje delpájaro, que quizás no sea ningún águila, sino un papagayo, allí dondesubí penosamente la escalera para lamer un descansillo. Fue así, yosubía, como tantísimas veces antes, la conocida escalera, vestido denegro, después del entierro de mi padre, tengo la llave ya preparada

en la mano, y oigo, antes de meterla en la cerradura, voces ymurmullos dentro, que me dan la sensación de encontrarme ante undomicilio desconocido. Titubeando abro la puerta, reconozco elperchero, pero no conozco las ropas, no encuentro huellas de mipropia presencia anterior. En el interior la risa de la mujer enmudece,en cambio la risa del hombre se hace más fuerte, y yo paso por lapuerta abierta del descansillo al cuarto grande, según toda aparienciaun cuarto, donde he vivido durante años, pero que ahora aloja aextraños. Las miradas que me alcanzan, me observan como a unintruso, con el impulso del camino recorrido hasta ahora me adelantohasta la mitad del cuarto, pensando aún en tomar posesión del

cuarto, en echarme ahí, en el bajo sofá rojo, en quitarme los zapatos,en descansar después del viaje, pues la mujer me parece todavíafamiliar, su rostro, su pelo, su bata la he visto muchas veces, pero yadudo, tal vez es su hermana, una familiar lejana, alguien que se leparece de lejos, su rostro tenía antes un color sano, ahora seconfunde con el blanco de la pared, los rasgos ya no se puedenreconocer, y yo levanto el dedo, quiero decir algo, explicar mipresencia, pero no me sale ninguna palabra. En cambio el hombreanima al intruso, coge el vaso que hay sobre la mesa junto a labotella, y brinda por mí, la mujer se acerca más al sofá, y se sujeta alpie desnudo del hombre tumbado. Y mientras que la fuerza, que mellevó hacia delante, se vuelve de pronto, y tira de mí hacia abajo conuna intensidad que aumenta continuamente, y me balanceo aún

22

Page 23: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 23/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantessobre la baldosa del suelo, me apoyo con fuerza en el suelo en unentumecido movimiento, y así sumerjo conmigo al suelo flotante en laprofundidad, he de reconocer que me he equivocado con mi visita,que tal vez viví aquí alguna vez, que tal vez también el período desiete años, que lo tengo muy presente, posee una cierta autenticidad,

pero que después siguieron espacios de tiempo, sobre los que perdí lacuenta y la orientación, y que a pesar de un reconocimiento lejano,nada corresponde a mis antiguas ideas. Todavía quise en esemomento vencer el tiempo que se había convertido en desconocido,todavía tenía levantado mi dedo índice, para declarar nula esta épocatranscurrida, pero en la velocidad de la caída cualquier movimientode retroceso era imposible, se mostraba únicamente, que aquello quehabía detrás de mí nunca podría ser alcanzado de nuevo, que enaquel cuarto no se sabía nada más de mí, y el hombre aún meguiñaba el ojo, el vaso en la boca, y el rostro de nieve de la mujer sedisolvió completamente.

23

Page 24: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 24/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Una vez fui por una ciudad, fue una caminata que se prolongódurante muchos días y noches. Me había bajado de un autobús, trashaberme preguntado el cobrador varias veces por mi destino, yfinalmente, como yo no lo podía decir, haberme echado. Llegué alugares, donde había diques y astilleros, y al tropezarme varias vecesal mismo guardia, en un camino circular, me paró y me pidió mispapeles. Los tenía, y también sabía cómo me llamaba aunque me eraindiferente. Aún no había olvidado mi nombre, pero había olvidadopor qué andaba por ahí, y en qué ciudad me encontraba, como mispapeles estaban en orden pude seguir. La primera noche la pasé en

una habitación encima de un bar, el suelo descendía en declive, todoestaba inclinado, en la cama al principio estaba con la cabeza haciaabajo, cambié entonces de posición, oí hasta el amanecer elescándalo y los gritos de abajo. Sobre un caballete de tres patashabía una jofaina, la puerta del pequeño armario de la esquina estabaencajada con un trozo doblado de papel de periódico, del techocolgaba una bombilla con una pantalla verde, y detrás de la ventanase podía ver un trozo de río, a veces con un remolcador, una barcaza.La habitación era excepcionalmente pequeña, por la mañana conocíacada una de las desgastadas tablas de madera del suelo, cada trozode papel pintado de flores, con sus manchas de grasa, huellasdactilares, clavos y grietas, era como si hubiese pasado aquí toda unavida. Al día siguiente por la noche pasaron junto a mí de vez encuando por la derecha y por la izquierda algunas formas grandes,únicamente las sentí, no las vi. No sé dónde pasé la noche siguiente,creo que dormí por ahí en la escalera de un embarcadero, recuerdo elagua amarilla debajo de mí, una anilla de hierro, en la que me apoyé,el ruido de los botes de motor que pasaban por delante. Hasta lanoche del tercer día no me desapareció mi nombre de la memoria,saqué mis papeles, leí la filiación apuntada, no me dijo nada. Cuandoestuve cansado me eché, donde estaba en aquel momento, en la

proximidad del agua, en una parte asfaltada de la calle, con grietas,escupitinajos, boñigas de caballo. Allí me quedé y estaba despierto,

24

Page 25: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 25/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesme encontraba bien, pero desde lejos, me veía desde lejos tumbadoahí, no me movía. Llegaron algunos hombres y se agacharon sobremí, sus manos estaban ennegrecidas de aceite, llevaban puesto uncubretodo azul oscuro, gorros azules de visera, con el emblema deuna compañía naviera. Cuando dijeron que me querían tirar al agua,

no me moví, sabía que únicamente querían ponerme a prueba. Melevantaron, me llevaron hasta el borde del muelle, me balancearon unpar de veces de un lado a otro, y yo consentí que hicieran todoconmigo. Entonces me dejaron muy cerca del borde del muro, y sefueron. Cuando volvía mi cara de lado, veía el agua abajo junto a laspiedras, con basura arrastrada, trozos de madera, latas de conserva,papel descolorido, un zapato sin suela, cáscaras de naranja, espuma.

25

Page 26: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 26/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Nuestros pasos crujen en la guija. Una ciudad densamentepoblada, con torres de piedra entre los árboles. Los habitantesextendidos, extinguidos, pronto no se podrán descifrar en sus casaslas placas con sus nombres. Coronas frescas, una piedra fresca,todavía húmeda junto al umbral. En su última hora estuve sentado enla cama junto a mi madre, en una habitación pintada de un color olivabrillante, y al otro lado estaba sentado mi padre. Ella ya no podíahablar, explicaba sus deseos con movimientos de manos, o losescribía en un pequeño bloc. Señalaba, que le pusiéramos nuestrosbrazos alrededor de la espalda, así se apoyaba en nosotros, le

facilitaba el respirar. Señaló el bloc, se lo acerqué y escribió queahora estaría bien una taza de café. Llamé, apareció la enfermera,nos trajeron el café. Durante toda su vida mi madre había limpiado lacasa y lavado la ropa a otras personas, el deseo de una viejatrabajadora por una taza de café era el deseo por el descanso deldomingo. Ella me había regañado, me había pegado, durante años,me había azotado con mi cinturón, la hebilla me había arañado la piel,y había gritado cuando el padre llegaba a casa borracho, y el padreme había pegado, hasta que un día le tiré a la chimenea, con susbaldosas blancas, y la chimenea se desplomó humeante, y losdomingos habíamos bebido café en la cocina. Cuando ella terminabade beber, yo veía, que tenía cogida la mano de mi padre, los dosmiraban absortos hacia delante, mi padre, y mi madre, y se teníancogidos de las manos, y mi brazo descansaba sobre los hombros demi madre, y formábamos una familia. Entonces mi padre se fue adescansar, parecía que mi madre estaba mejor, y yo me quedé conella. Animada por el café, quería levantarse de la cama, tuve quellevarla hasta la butaca y volver a poner de nuevo mi brazo alrededorde sus hombros. Pidió sus cosas de escribir y escribió, con manotemblorosa, algo que únicamente más tarde pude comprender. Sésiempre bueno y formal. Entonces se puso inquieta, en cuanto la

ayudé a levantarse, dejó salir sus aguas. La llevé a la cama, busquéuna palangana, pero no sabía cómo hacer para sentarla encima, y

26

Page 27: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 27/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantestodo me parecía como si fuese a parir, como si fuese su líquidoamniótico, que se derramaba caliente sobre mí, y así murió, echadade espaldas sobre el borde de la cama, con las piernas muy abiertas.

27

Page 28: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 28/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Aquí yacen en capas, entre fósiles de peces, equisetos gigantes,amonitos, huesos de saurios y juguetes de hojalata. Los pasos crujenen la guija. Una vez el barquero me dijo, no puedes saber nuncaquién es tu padre, ni quién es el padre de tu hijo. Me había habladode Jym. Este muchacho había empezado a lavarse, a cortarse el peloy a cuidar de sus vestidos cuando ya era mayor. No es que se cortaramucho el pelo, lo seguía llevando largo, pero no tanto como para quele cayera enmarañado sobre los hombros, y sus vestidos no pasabandesapercibidos, llevaba unos pantalones estrechos a rayas negras yblancas, chalecos rojos de seda, chaquetas violetas o azules, camisas

adornadas con encajes. No estaba muy claro cómo había logradoalcanzar esa fortuna, el caso es que se instaló en seguida en unpalacio de recreo en las afueras de la ciudad, tenía criados y dosautomóviles, una querida con tirabuzones blancos y labios delgados,además un jardinero, un caballo, un mozo de cuadra y un yate, quetenía en la finca del lago junto al desembarcadero. Por la nochealgunas veces el barquero pasaba al lago con su bote por un canal,permanecía allí en la oscuridad y veía cómo las ventanas allá arribaen el palacio estaban solemnemente iluminadas, cómo los faros delos coches que llegaban pasaban por el parque, cómo los invitadossubían por la escalinata hacia las puertas abiertas de cristal, y oía lamúsica y las risas. Una vez, en verano, bajó un grupo corriendo a laorilla, algunos se quitaron los vestidos, otros saltaron al agua con susvestidos, y algunos nadaron hacia afuera, uno de ellos se acercó. Elbarquero estaba sentado en su bote, en silencio, y vio cómo seacercaba la cabeza por el agua, soplando suavemente con la boca.Llegó hasta el bote, ya veía brillar el blanco de los ojos, y las manosdel nadador se elevaron, y a continuación el cuerpo, y Jym estaba enel bote, derecho, desnudo, chorreando. Permaneció así algunossegundos, o minutos, el barquero no me dijo el tiempo, después saltóotra vez al agua, de cabeza, volvió de nuevo a la orilla.

28

Page 29: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 29/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

 Y cuando oigo nuestros pasos en la guija, aquí en este silenciodetrás de los muros, entonces vuelve lo otro, lo que nunca llegó aconcluir, y allí permanezco todavía, en la arena, delante de un pajar,y puedo arrastrarme un poco a lo largo de las alambradas, en unterreno pequeño, lleno de árboles. Cuando estoy allí no existeninguna salida, solamente lo puedo olvidar de vez en cuando,entonces me digo, estoy despierto, todavía vivo, y entonces está denuevo ahí, entonces está inminente, y me atormento pensando, dequé forma sucederá, con la soga, la guillotina, las balas, y de nuevome arrastro a lo largo de las alambradas, y después atrás hacia el

pajar, y pienso de qué forma me podría librar todavía, me imagino unsuicidio fingido, en el que me corto las aortas, me embadurno desangre, y entonces los veo venir, a lo mejor me entierran únicamente,pero a lo mejor me hacen cosquillas, y entonces tengo que reír, y mepegan un tiro. Y si me enterrasen vivo, cómo iba a salir de la tierra,quintales de tierra encima de mí, mi boca llena de tierra. Podría subira un árbol, y luego seguir saltando de árbol en árbol, pero ellos estándebajo de cada árbol, ya se ríen, tarde o temprano les caigo en losbrazos. Los árboles están ahí para camuflar este campo, están muy juntos en un cuadrado, y fuera está el campo abierto. Oigo nuestrospasos en la guija, estoy despierto, me imagino el campo, estáclaramente ante mí, lo veo con cada hierba, cada flor, con losinsectos zumbando, siento el olor a tierra, he tenido que haberalcanzado alguna vez este campo, cómo podría verlo si no tanclaramente, cómo podría si no andar por aquí con vosotros, cómopodría oír crujir la guija, si estuviese todavía allí, en la arena, delantedel pajar, de las alambradas. O es que me tienen ya atrapado,únicamente me dejan agitarme para divertirse, y he vuelto aolvidarlo, durante un momento, con los pensamientos en ese campo yen ese camino de guija.

29

Page 30: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 30/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Por ahí vienen, detrás del portón doble, en sus brillantes cochesnegros, llevan sombreros de copa, están sentados muy tiesos,adornados con oro y plata, los conductores apretujados en el volante,delante los policías en motos, con brillante cuero negro, y los curiososmuy apretujados en las aceras. Se bajan hombres pequeños ycorpulentos con rostros cebados de bebés, los dos más pequeñosllevan una corona, que les tapa completamente, la depositan delantede la lámpara votiva, esa llama perpetua, se quitan los sombreros decopa, y los uniformados ponen la mano en la visera, para dar aún mássombra al rostro, están ahí en dos filas, los lisos rostros redondos

contraídos y llorosos, y a la derecha y a la izquierda están colocadaslas figuras de cuero, la mano en la enorme cabeza de cuero, y todo loque además está por ahí se quita la gorra, y las mujeres cruzan lasmanos sobre el vientre, y los niños se quedan boquiabiertos, y ahorauno de los pequeños que estaban delante del fuego comienza ahablar, mueve la boca, pero no se oyen sus palabras. Contrae la boca,con los gruesos labios enfurruñados, se estremecen sus gordosmofletes, las venas de su cuello se hinchan. Y todos miran alfueguecito, en todas las pupilas se refleja el fueguecito. Qué dice, consus palabras que no se pueden oír, habla del juego de cartas en lamesa de tertulia, o de la pesca del último fin de semana, habla delnuevo traje que ha encargado al sastre, o de las malas notas de suhijo, habla de la dentadura de su mujer, o de la lámpara que estásobre su escritorio, habla del hijo ilegítimo de su hija, de la salchichaque ha pedido para la cena, o del tiempo, que hoy es bueno. No sepuede adivinar, y se vuelve a colocar el alto sombrero sobre larechoncha cabeza de bebé, y los otros le imitan, y las manos caen delas viseras, y todos se dan la vuelta y vuelven a los coches queesperan, cuyas puertas mantienen abiertas los chóferes. Qué gritanlos espectadores, qué dicen, por qué mueven sus gorros en el aire.Los pequeños no se fijan en ellos, suben a sus asientos, los soldados

de cuero se sientan a horcajadas sobre las motos, un traqueteo y un

30

Page 31: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 31/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesestruendo, luego parten y envuelven a los espectadores en una nubede gas azul.

31

Page 32: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 32/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Aquél más pequeño, en el último coche, es Jam, le conozco por ladescripción, aunque ya no tiene el pelo rojo, pero la boca abierta, losagujeros en la rechoncha nariz, los dedos gorditos son los mismos. Elbarquero me contó que había entrado en la Administración y quehabía conseguido grandes dignidades, en el colegio ya fue siempre elmejor, al lograr calumniar a sus compañeros ante el profesor, yninguno se atrevía a darle una paliza, pues el profesor estaba de suparte. Aunque todos le odiaban, la mayoría le servían, le hacían losdeberes, le llevaban los libros, sólo para que intercediera por ellos.Uno que no ocultó que estaba en contra de él fue expulsado de la

escuela, pues se dijo, que Jam le había sorprendido en el retrete enplena masturbación, y como prueba pudo mostrar las manchasformadas en la pared. Más tarde destruyó a otros con acusacionesque les marcaban como ladrones o incendiarios, y un profesor quecometió la imprudencia de dudar de sus conocimientos, sí, queincluso manifestó ante el claustro de profesores que le faltaban lasmás elementales bases de la asignatura, fue destituido de su cargo,ya que Jam le había encontrado efectuando movimientos copulatorioscon un alumno. Abandonó la Universidad también con las distincionesmás altas, habiéndole hecho los exámenes escritos sus soplones, yhabiéndole sido perdonados los exámenes orales, y habiendo muertopor una repentina enfermedad del estómago el único decano íntegro.Su carrera sin ningún tipo de competencia le condujo a altos cargos,creo que a la dirección de enseñanza pública y de todas lasinstituciones correspondientes a la formación y a la cultura, sirvió demodelo para bustos y medallas y su nombre se decía con respeto.

32

Page 33: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 33/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Pues yo conozco al bajito ése que sube al primer coche, con lasestrellitas plateadas y los cordeles en la visera, por aquel entonces,cuando estuve delante de él, todavía tenía una graduación baja,aunque ya estaba en camino de ser ascendido. Estábamos de pie enuna larga fila, los trajes nos los habíamos quitado afuera en elvestíbulo y los habíamos dejado sobre un banco de madera,estábamos desnudos unos detrás de otros, veíamos los granos y laspicaduras de pulga en la espalda del que teníamos delante, olíamos eltufo de los pies malolientes, y de la humedad debajo de los brazos,adelantábamos lentamente, y el primero de la fila fue golpeado,

auscultado, interrogado, medido, pesado y empujado a un lado. Quées esto, me preguntó, cuando me tocó el turno, y me señaló lacicatriz y el endurecimiento de la costilla situada encima de la zonadel corazón. Una bala de revólver, dije: Él estaba sentado detrás deuna mesa de despacho, dos empleados estaban sentados a su lado ymordían las plumas, él tenía todavía el índice extendido, entonces loelevó, lo metió en el orificio de su nariz, allí le dio la vuelta, lo sacó denuevo, se limpió la nariz con el dorso de la mano y se levantó. Dio lavuelta a la mesa y se paró delante de mí. Se inclinó sobre mi cicatriz yla contempló de cerca. La tocó ligeramente con el dedo índice, queestaba todavía húmedo de mocos, y dijo que aún se podía ver la bala,cosa que yo ya sabía. Ya lo sé, dije. Me miró a los ojos desde abajo. Subigote, ahora blanco, era entonces aún negro, y tenía las cejas negrasy muy pobladas. Represento al ejército, dijo. Lo sé, dije. Buscabapalabras, estaba claro que había comenzado mal y no sabía cómoseguir. Entonces su rostro se encendió súbitamente y preguntó enqué batalla había recibido la bala. En la batalla contra mí mismo, dije,me la he disparado a la costilla. Mandó a un ordenanza a buscar a unsustituto, ya que quería ocuparse de mí sin ser molestado. Mecondujo, desnudo como estaba, a través de un patio donde hacíangimnasia en aquel momento las cocineras del establecimiento, y a

una sala en la que había mesas preparadas para un banquete. A lolargo de las paredes colgaban escudos de armas y banderas

33

Page 34: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 34/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantescruzadas, y al final de la sala se elevaba un pódium con un atril. Meordenó retirar las sillas de las mesas y colocarlas en una filaserpenteada. Después tuve que arrastrarme a gatas por debajo de lassillas, tan de prisa como pudiera, arriba, abajo, y comenzar de nuevo.Cuando caí, golpeó con la mano abierta sobre la silla que había

encima de mí y chilló, arriba arriba, adelante adelante, y yo seguí hasta que volví a caer. Entonces me ordenó colocar las sillas a mayordistancia y tuve que saltar de silla en silla, de un extremo de la sala alotro, y vuelta atrás. Mientras tanto habían llegado por las puertaslaterales figuras uniformadas, con adornos en plata y oro, yobservaban mis ejercicios. Finalmente tuve que colocar de nuevo lassillas ordenadamente junto a las mesas y después subir al pódium.Las figuras se sentaron en las mesas y el director de la función secolocó junto al atril, ya que si no hubiese desaparecido detrás.Señores, exclamó, y su voz era sorprendentemente armoniosa, deuna fuerza expresiva arrebatadora, Todos los rostros se volvieronhacia nosotros llenos de expectación. Señores, ante ustedes ven undefensor ejemplar de nuestros ideales. Golpeó con el anillo de sellode su dedo en el lugar de mi costilla donde estaba la bala, después delo cual prosiguió con su discurso. Lo que aquí oyen sonar, señoresmíos, es una bala de pistola, que él mismo se disparó en el pecho,con la intención de lograr eludir el servicio inminente. No obstante,sometido a un ejercicio escrupuloso, tuvo que demostrar facultadesque atienden a nuestras más severas exigencias. Bajo mi dirección sevenció a sí mismo. A pesar de la bala en su pecho, por medio de lacual quería quitarse de en medio, llevó a cabo lo que se exigía de él,

con una pasión ferviente se dejó convencer de que en adelante noexiste para él ninguna otra evasión. Así, señores míos, ven en elantiguo cobarde y delator a un héroe, que figurará gustosamente enlas primeras líneas, y allí todo el valor, toda tenacidad, todo sacrificiode sí mismo, he olvidado el resto del discurso. Después viví durantemuchos años escondido, en los bosques, en depósitos de arena, enuna mina abandonada, me alimenté trabajando como jornalero engranjas apartadas, huyendo continuamente de los policías, hasta quellegué a un barco en el que me acogieron sin papeles y me llevaron aotros lugares de la tierra. Qué significan estas décadas, de nuevocamino por las viejas calles, cada piedra, cada árbol me es conocido,

allí está el patio de gimnasia, por el que fui perseguido, aún están lasgaritas junto a la entrada del edificio recién pintado, pero aún así conaspecto deslucido, los cañones a la derecha y a la izquierda extiendenhacia nosotros sus grotescos tubos.

34

Page 35: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 35/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Qué de prisa ha desaparecido la columna de coches en la mareade las calles, con su vanguardia y retaguardia armada, y la gente enlas aceras sigue mirando absorta el torrente hace tiempo cerrado,oyen todavía las sirenas, los pitos, que les habían anunciado algo,pero no se pudo reconocer ningún rostro detrás de las ventanas quepasaban a toda velocidad. Entonces continúan su camino, entran enlas puertas, salen de las puertas, solos, de dos en dos, en grupos, yallegamos de nuevo a las calles por las que paseamos antes, la ciudadno es tan grande como para podernos perder dentro, siempreencontramos de nuevo el camino, es casi como si perteneciésemos a

este engranaje, como si estuviéramos aquí en casa, como siprocediéramos de aquí, de algún agujero, como si aquí existiesealguien que nos esperase.

35

Page 36: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 36/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Aquí tuve mi escondrijo, cerca de la orilla del río, aquí estuveencogido, olía la humedad de la tierra, olía la carbonilla en el aire, mehabía organizado de forma habitable debajo de un montón de tablas,y a través de las rendijas veía pasar los trenes sobre el terraplén, veíalos remolcadores con las chimeneas levantadas, cómo pasabandebajo del puente del tren, cómo el humo salía negro, cómo losviajeros se asomaban a las ventanas y en el viaje de ida mirabanatrás, hacia la ciudad, y en el viaje de vuelta dirigían los rostros haciala ciudad, y veía los niños sobre los inclinados campos quemados,cómo dejaban elevar sus cometas, sus dragones de papel, de largas

colas de color, allá en el aire. Desde mi montón de basuras, miagujero en la tierra, donde en aquel momento me encontraba, veíalos reflejos de los cables de alta tensión, las señales de tráfico en lascalles de las afueras, veía los carros y los camiones que al amanecervolvían vacíos del mercado, y los grandes camiones de transportecargados de automóviles, con los conductores arriba en la casilla, loscarruajes de mudanza con alados caballos pintados, o con símbolosde grandes ciudades lejanas, los coches, que se acercaban por lamañana, primero separados, de prisa, ante ellos la banda de lacarretera despejada, después cada vez unos más cerca de los otros,picados los unos con los otros, avanzando despacio bajo los nidos delos cables eléctricos, veía cómo abrían sus puertas las lecherías y laspanaderías, cómo las mujeres se inclinaban por las ventanas y cómoagitaban trapos, veía a los niños correr al colegio con sus carterasbajo el brazo, oía el timbre de la campana anunciando el comienzo dela clase, y los taladradores de aire comprimido de la obra de lacarretera, y el ruido de las planchas de hierro del astillero, oía lassirenas de los barcos que llegaban y de los que se iban del puerto, yel zumbido de los aviones, amortiguado en las nubes o nítido bajo elcielo azul, oía desde las parcelas cercanas golpes de martillo, porqueun jardinero reparaba su cercado, y desde el taller de carpintería oía

el sonido penetrante de la sierra circular, veía llegar los carros de labasura, inclinar sus cascos sobre el lugar de carga y vaciar su ruidoso

36

Page 37: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 37/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantescontenido humeante, veía revolver a los traperos en la basura, veíaparejas, que se estrechaban entre los brazos, camino de la orilla o delos escoriales, veía cómo se paraban, veía los cambios de luz sobrelos campos, los almacenes, las fábricas, sobre los cerros con blancosedificios nuevos, veía caer la lluvia y el granizo, veía subir el vapor

desde la tierra, oía las campanas de las torres dando la hora.

37

Page 38: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 38/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Durante uno de mis viajes estuve viviendo en una playa. Desdemi ventana, o desde la arena donde me encontraba podía ver unalaguna estrecha, más arriba crecían árboles, parecían palmeras perono eran palmeras. Tampoco había cocodrilos ni flamencos,únicamente ranas y gran cantidad de dermatófilos. Cuando me picabala piel, me metía en el agua tranquila, y me bañaba. Una vez porsemana llegaba el barco al desembarcadero, atracaba, seguía viaje ala siguiente población, que estaba a un día de camino. A veces subía,compraba provisiones y volvía de nuevo a mi playa, sin que nadie memolestase. Aquí vivía y no hacía nada que tuviera consecuencias. A lo

sumo los escasos movimientos que hacía para alimentarme tenían unsentido, cuando pescaba un pez, cogía setas o bayas en el bosque ocuando encendía el fuego para cocinar. Por lo demás mispensamientos no se concretizaban en nada, llegaban sin ningún tipode preguntas, no trazaban ninguna respuesta a problemas ficticios.Dormía cuando estaba cansado, despertaba cuando habíadescansado lo suficiente. Cogía piedras, jugueteaba con ellas y lasdejaba caer de nuevo. Escarbaba con los dedos en la arena, los volvíaa sacar, mascaba un trozo de madera, o una hoja, y la escupíadespués. Veía un pájaro volar en el aire y desaparecer detrás de losárboles, veía surgir nubes y cómo de vez en cuando se cernían entormentas, de nuevo veía el cielo despejado. No, era en una isla, allí viví durante el verano con una familia numerosa, y esperaba el día enel que mujer y niño, cuñado y cuñadas, sobrinos, primos y suegrosvolvieran a la ciudad y yo pudiera dedicarme sólo y tranquilo altrabajo, para el que durante años había recogido material, al mismotiempo que nos cambiábamos de casa en casa, una más pequeña quela otra. Así, cuando se terminaron las vacaciones, la balandra zarpó,llena hasta los topes, oí perderse el ruido del motor en el viento quese había levantado hacia el atardecer, y subí por la colina hacia lacabaña. He procurado a menudo explicarme lo que pasó aquella

noche y por qué no encontré la tranquilidad y el recogimiento quehabía imaginado, sino que por el contrario huí de la isla trastornado.

38

Page 39: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 39/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesSe podía reconocer claramente la imagen de una tormenta incipiente,las nubes avanzaban bajas y se rasgaban en el cielo, las olas llegabancon blancas crestas de espuma, los árboles se balanceaban, todo ellofenómenos naturales, y sin embargo ya se podía presentir un cambioextraño. Aún parecía posible recogerse en la habitación, encender la

lámpara de petróleo encima de la mesa, echar mano de los apuntes,pero cada movimiento con el que pretendía llegar al comienzo mealejaba más de él, los papeles preparados, las lámparas prendían yaen todas las habitaciones, pero las molestias aumentaban sin cesar.Me encontraba en un maremágnum de cambios y ruidos, oía cadapieza de esta maquinaria, que se componía de agua y follaje, ramas yhierbas, de postes, tejas, cables y tablas, podía descubrir agujeros yhendiduras por las que se arremolinaban las corrientes de aire, oíaese gemido, silbido y barboteo, aquel centelleo, estruendo, gruñido,raspadura, rasguño, chillido y zumbido, aquella detonación en mediode remolinos y resacas, iba de un lado a otro por la habitación ycomprobaba el origen de cada sonido, hasta que el torbellino fue tangrande que no se pudo distinguir nada, y cuando mi atención llegabaal límite, entonces llegaba lo otro, un silbido y un empuje de unamagnitud insólita, como provocados por masas de aire, y un golpe yunas sacudidas como el viento no era capaz de lograr, un estruendo,como nunca las olas originaron al estrellarse contra las rocas, uncrujido, que no podía darse en la hojarasca y la hierba. Ahora ya nopodía pensar en el trabajo. En las noches anteriores, cuando salté porencima de las camas y salí de la casa, podía ver las relaciones entrelos detalles acumulados, y formulaba ya conclusiones, pero ahora

había olvidado por qué me había quedado aquí, y únicamente existíaesta aglomeración, esta falta de sentido, y en este estado salí denuevo afuera, tal vez porque dentro de la casa me encontraba comoen una trampa, había tirado las ropas, me encontraba fuera, en lahierba bullente, y vociferaba y daba golpes con los brazos alrededormío, y me acurruqué bajo las gigantescas ramas de los árboles, yduró toda la noche, hasta que finalmente, con la primera luz tenuedel amanecer, me relajé, y únicamente quedaba ya una lixiviación, unagotamiento. Lo sucedido era ya algo inaccesible, simplemente habíapasado, y allí estaban los árboles y se movían con el suave vientoprimaveral, y la hierba murmuraba y el mar respiraba con suaves

ondulaciones, y mecánicamente hice mis maletas, arrumé lospapeles, apagué las lámparas, cerré la casa y bajé al bote de remoque estaba en la rocalla de la orilla. Durante el viaje a tierra firme, alembarcadero del vapor, sucedió todo en la languidez y abatimientoposterior a la fiebre, debían de faltar todavía muchas horas hasta lallegada del vapor, pero yo había terminado con la isla, no sabía nadamás de la isla y del tiempo que allí había pasado. Amarré el bote, meencontraba sobre los tablones del puente, en un silencio y vacío, unarespiración uniforme, el sol subió, empezó a hacer calor, al otro ladola isla brillaba, con la casa sobre la colina, entre los plácidos árboles,y yo medio dormido, apoyado en el poste, y cuando la sirena delvapor sonó, fue como una señal de victoria, el barco se acercótriunfante, blanco reluciente, ancho, resoplando.

39

Page 40: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 40/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

40

Page 41: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 41/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Aquella vez, cuando subió una tarde a donde yo estaba la mujerde cuyo nombre me había olvidado, y me ofreció su vientre preñado,yo vivía con otra, y con ésta volví cuando se consumaron losprocederes delante del armario de madera en la habitación demadera del Ayuntamiento. Pasada una hora la abandoné, a la quehabía jurado fidelidad eterna, a la que ahora seguía su camino paraparir mi hijo, entré de nuevo en la habitación en la que había dejado ala otra, y ella tenía la misma postura en la butaca delante de laventana que adoptó cuando me fui. El suelo aparecía ante ellahúmedo de un chaparrón, sus piernas arropadas en la manta, la parte

superior de su cuerpo envuelta en una chaqueta de lana, sus manosdescansaban heladas sobre las rodillas, su cabeza se apoyaba en elalmohadón, los ojos cenados. Cuando acaricié sus manos, su miradatembló un instante de un lado a otro, hasta que me encontró. Suspupilas estaban dilatadas, todavía no me reconocía, sus ojos, con elovalado iris rojo oscuro, las espesas pestañas violetas, me miraban dehito en hito y se volvían tanto hacia arriba, que únicamente se podíaver el blanco azulado de sus ojos. Cuando me senté delante de ella yla acaricié, sintió escalofríos, respiraba agitadamente, y cuando medejó entrar en ella, apretándole su carne con mis manos, su rostroestaba desfigurado por el horror. Chillaba y se abrazaba fuertementea mí, y después se quedó llorando. Y por la noche me despertó,estaba sentada en la cama, con los músculos entumecidos, ysusurraba, lo oyes lo oyes. El qué, no oigo nada. Cómo casca yrechina. No oigo cascar ni rechinar nada. Ahí, en medio de lahabitación, ahí hay uno y casca nueces y rechina con los dientes. Nohay nadie ahí, dije yo, y la sujeté. Estoy sobre un balcón blanco, conuna reja poco resistente, gritó, y yo dije que era un balcón normal,que lo veía desde la puerta abierta, y que ya era de día y que elbalcón estaba bien sujeto al muro, pero ella gritó que lascontraventanas blancas delante de la puerta estaban cerradas, que el

suelo del balcón era fino como una hoja de papel, y que no se podíamover, que tenía que contener la respiración para no romper el papel.

41

Page 42: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 42/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesEl suelo resiste, dije yo, pero su rostro estaba desfigurado, su bocamuy abierta, y entonces vio una calle, era una calle brillante en unapequeña ciudad limpia, al principio, cuando me empezó a hablar deesta ciudad, todo parecía estar tranquilo y dominguero, el asfaltoestaba lavado, los escalones que conducían a las puertas brillaban,

pero ya empezaba a temblar, estaba sola en esta calle, con unvestido corto, una cesta bajo el brazo, y empezó a correr y a chillar,pero por qué chillas, de qué te asustas, y yo no podía ver otra cosaque los limpios adoquines, las brillantes escaleras y los pulidospicaportes, y ella veía ya únicamente cómo sus pies huían calle abajo,con blancos zapatos de hebilla. Su niño tenía el mismo susto, y sususto era aún más desmedido, y los gritos no se podían aplacar.Vivíamos junto al mar, habíamos llegado al anochecer a la colonia, laspequeñas casas de madera estaban situadas entre pinos enanos yzarzas, en aquella época del año todavía vacías y cerradas.Caminamos en contra de la brisa del mar, con el niño, el equipaje, yen el bungalow hacía frío, y las camas estaban húmedas. La maletagrande, llena de sábanas y toallas, estaba completamente empapadade melaza, que se había derramado del tarro roto. Colgué lashúmedas colchas delante de las chimeneas eléctricas, y ella cogió asu lloroso niño en los brazos, iba de un lado a otro con el niño y lemecía, y yo calenté la leche, y entonces vinieron los gritos. Meenseñó una gran cicatriz que tenía el niño en el pecho, y dijo, queesto era todavía el grito del parto, y que en este grito estaba aún elmiedo a ahogarse y morir, pues se ahogó, en el parto, y le habíansajado un abceso del pecho y le habían resucitado, y que por eso

tenía que gritar, y paseaba con el niño entre las colchas de brillantesrayas rojas que estaban colgadas, y le mecía en sus brazos, y a la vezcantaba llorando, hasta que los gritos se acabaron por calmar,entonces nos acostamos muy juntos debajo de nuestros abrigos, y alamanecer vimos una mosca sentada en la mesa, grande como unhombre, nos observaba con sus ojos de plato, movió las mandíbulas,y mordió un ala de un insecto que tenía en las patas, y la nervaduracrujió y estalló como un cristal. Y siempre que ella comenzaba atemblar a mi lado, cuando chillaba o cuando le caían lágrimas de losojos, únicamente sabía decir, pero qué tienes qué tienes, si no haynada ahí, no veo nada, entonces ella me agarraba, en sus momentos

lúcidos, y gritaba, enano gris pulverizado, ratón gris, cochinilla dehumedad, debes desaparecer en el polvo que te tapa los ojos, laboca, y entonces se abría ante un amante imaginario, y cuando medejaba entrar, entonces no pensaba en mí, mi entrada era ahoraúnicamente una cruel ironía, colgaba de laberintos y grutas, sobrearrecifes de coral y bosques de esponja, y me perdía en ella, yentonces me apartaba, gritaba de excitación y yo me salvaba en miindiferencia y dominio, jugaba a ser superior, parecía como si yo memantuviese firme mientras ella se desmoronaba, pero ella era la quevivía, aunque se consumiera en ello, yo estaba sentado simplementeen la butaca al lado de la ventana y despachaba mis llamadastelefónicas, y crucé al Ayuntamiento, y el niño en el vientre de unamujer desconocida me empujó a un lado, cuando me apreté contra

42

Page 43: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 43/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesella para cerrar con un beso nuestra casual y ya olvidada unión, ydespués me senté otra vez en la butaca, y cuando gritaba desde lacama, ayúdame, ahora vienen a través de las hojas, entoncescontestaba, no es nada no es nada, tranquilízate, no hay nadie aquí, ycuando gritaba, ahora me agarran y se ríen de mí y me soplan en la

cara, me levantaba y me sentaba junto a ella y ponía un brazoalrededor suyo y hacía como si pudiera protegerla, pero ella estabamuy lejos de mí, ya no la podía ver. Y cuando me abandonó, noporque hubiese encontrado a su gran amante, sino simplementeporque sucedió así, porque el tiempo lo permitió, porque se habíaencontrado con las maletas en el armario, en la despedida nospeleamos por una escoba, ella quería llevarse la escoba, yo dije quehabía comprado la escoba para la cocina, y durante un momentotuvimos los dos la escoba agarrada y tiramos violentamente de ella, yentonces ella me la dejó y me la metió entre las piernas, y cogió susmaletas y salió, y yo volé encima de la escoba por la casa, y a títulode ensayo volé un poco por fuera de la ventana, cabalgando sobre laescoba, y la vi abajo en la calle, en cada mano una maleta, con unpaño rojo alrededor del cuerpo, atado con un cordel, con sandaliasdoradas, el pelo suelto sobre los hombros. Aquí, os lo quiero enseñar,aquí, un sobre con orla negra, aquí, un mechón de pelo, no se puedereconocer el color, aquí, ella y yo, del brazo, una pareja feliz, en laplaya de un mar, su hijo junto a nosotros. La carta con la orla negra larecibió mi padre de su padre cuando éste le comunicó la muerte desu mujer, la madre de mi padre, mi padre llevó siempre consigo lacarta, con la foto de su madre, y con un rizo de su madre, y cuando

murió su mujer, mi madre, metió también dentro su foto, con un rizode ella, y los rizos estaban envueltos en fino papel de seda, todavíaestán ahí, a lo mejor me he equivocado al sacarlo, o se han mezclado,llevo la carta desde hace tiempo siempre conmigo, desde la muertede mi padre.

43

Page 44: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 44/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Veis allí junto a la entrada del metro a Jom, el decrépito y cuartohijo del barquero, en andrajos, con muletas, balbuceando largosversos. Tras la descomposición de la casa familiar se le expulsó, ytuvo que comenzar su propia vida, de nada le servía golpear con elbastón en el suelo o la mesa, no aparecía nadie, ninguna madre letraía ya la papilla, que podía tragar con su boca desdentada, tuvo queseguir adelante él solo, y sin entender nada. Por las indicaciones delbarquero se desprendía, que vive en alguna parte entre papel deembalar y cartón ondulado, en los montones de trastos viejos detrásdel puente del tren, y si esto es posible, es allí donde compone sus

odas, que tratan sobre que no sabe nada, que no entiende nada, queno puede concebir, por qué está precisamente aquí, y no en otro lado,por qué se ha encontrado precisamente con éste o con aquél, por quéoscurece, amanece o llueve, o graniza. Si esto es posible, es allí donde escribe sus poemas, los escribe quizás también en elenmohecido papel hinchado por la humedad, a través de las confusaspalabras del barquero descubrí, que se le podía ver allí, en el puño untrocito de lápiz, un ancho lápiz aplanado, tirado por un carpintero, y almismo tiempo movía la cabeza, y le caía saliva sobre la barba,escribía y escribía, y la lluvia lo borraba de nuevo. Él, que no tuvonunca condiciones para hablar, deja retumbar estos sonidos, quesuenan como zapa mapa lapa tapa capa napa papa etc., las palabrasse pueden sustituir a voluntad. Pero ahora, como le veo aquí, noestoy seguro de si es él, más bien creo que el Jom, del que hablaba elbarquero, se encuentra hoy en uno de los rascacielos de las afueras,en una vivienda de alquiler cara, junto a una mesa de despacho conuna lámina de cristal, ante él una ventana panorámica brillante, convistas a campos de juego, talleres de coches, y paradas de autobuses,y sabe exactamente dónde está sentado, y lo que escribe, y martilleacon cuidado en la máquina letra con letra, palabra con palabra, ydespués lee en voz alta las frases, asintiendo con la cabeza.

44

Page 45: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 45/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Hace tiempo cruzamos una vez este puente, que vacila bajonuestros pies. Su madera está podrida, en las junturas cruje, lospontones encostrados por excrementos de pájaros, las cadenas estáncubiertas completamente de conchas y algas. Ahí el tráfico separaliza, un caballo se ha caído, un caballo blanco salpicado de pintasrojas, delante de un carruaje, se ha roto la lanza del coche, el cocheroestá al lado y maldice, los que van dentro del carruaje se han bajado,una pareja de novios, su velo ondea, él se sujeta a la cabeza elsombrero de copa, demasiado grande, prestado. Tiene un crisantemoblanco en el ojal, y ella lleva un ramo de rosas, y el suelo del puente

se hunde, a causa del tráfico paralizado. Ahí llegan ya las sirenas y lospitos, y dentro de los vehículos están sentados pacientemente alvolante, no saben todavía lo que ha pasado, no llegarán a saberlonunca, están simplemente sentados y esperan, en la humareda degas azul, esperan, y son esperados en algún lugar.

45

Page 46: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 46/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Estas ventanas, estas mesas, estanterías y armarios bajo lostubos fluorescentes, estos espacios divididos por vidrieras, cuandomiro aquí, me parece que por aquí he entrado y salido alguna vez,cada día, durante años, con grandes influencias, el portero, en laescalera, con su uniforme verde oscuro, se quitaba delante de mí lagorra, los que pasaban por el pasillo se inclinaban, una señorita, conun jersey estrecho, me mantenía la puerta abierta, estaba yapreparada con el bloc cuando yo entraba en la habitación y mesentaba en la gran mesa de despacho. Me sonreía a mí mismo, anchode espaldas, rosado, con dientes empastados, desde un dorado

marco ricamente adornado, y quién había delante de mí sobre eltablero de la mesa sino mi mujer y mis hijos, todos sonrientes y bienalimentados. No, sobre el cuadro de la pared colgaba un trapo, nopodía soportar la escena, únicamente se descubría en celebracionesde contratos, cuando estaban presentes los empleados de lasgrandes organizaciones, y cuando se anunciaba la esposa, porque enesos momentos se encontraba en la ciudad y necesitaba dinero paraun sombrero, una tarta, entonces se sacaba su retrato del cajón y secolocaba sobre el tablero de la mesa. Eché a mi ayudante de lahabitación, no había llegado aún la hora en la que me iba con ella alcuarto de al lado, detrás de la puerta acolchada, donde estabapreparado un diván, y una mesa con bebidas, era todavía temprano,quería estar solo y prepararme para el día. Cuando hubo cerrado lapuerta tras de sí en primer lugar me desmoroné, me tiré sobre lamesa, puse la cara entre los brazos y estuve sollozando durante uncuarto de hora, después me incorporé en el sillón giratorio, cuyorespaldo se podía inclinar mucho hacia atrás, y permanecí así, lasmanos cruzadas detrás de la cabeza, los pies sobre la mesa, y mirabaa través de la ventana al parque, por el que ahora caminamos. Igualque ahora, las cornejas se elevaban en grandes bandadas, eran susantepasados, sus bisabuelos, y chillaban enronquecidas, como hoy lo

hacen sus descendientes. Sobre una mesa igual a aquella sobre laque descansaban mis piernas se amontonaba por la mañana una pila

46

Page 47: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 47/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesde cartas, quitados ya los sobres y desdobladas, y leí elencabezamiento de la primera carta, provenía de la Sociedad para laDesaparición de la Miseria Terrenal. Ésta tenía que ser una secciónmuy importante, una central en la que se tomaban decisiones de granalcance. Siempre se trataba de una distribución, préstamo o

recaudación de dinero, no recuerdo ya exactamente, sé que setrataba siempre de grandes sumas. Estremecido aún de vez encuando por algún sollozo, ojeaba las cartas, subrayaba las sumasmencionadas, dibujaba monigotes en una hoja de papel, dispuesta deantemano. Después apretaba un botón del gramófono de encima dela mesa del despacho, y ya se podía oír dentro el aliento, únicamentetenía que susurrar y contestaba una voz, e inmediatamente despuésentraba ella, con su estrecho jersey, y podía comenzar el trabajodiario. Aunque también se redactaban escritos y operaciones, laverdadera tarea consistía, en todos los departamentos, en un buscar,retirar y elaborar relaciones mutuas, todo esto era difícil de apreciar,pocas veces estaba de manifiesto, generalmente se ocultaba bajomanejos que tenían una apariencia práctica, así podía entrar yo encualquier dependencia, únicamente veía junto a una máquina doscabezas detrás de grandes papeles desdoblados, mientras que alfondo se entrelazaban manos, o la mirada de un meticuloso contableestaba dirigida al parecer a una tabla que sostenía en alto, mientrasque distraídamente se interesaba por una nuca que tenía a pocadistancia. Consultas sobre libros de actas servían de citas para lanoche venidera, una rápida marcha común a lo largo del pasillo noconducía a un urgente despacho de telegramas, sino a desaparecer

en un guardarropa. En mi despacho acolchado se hablaba poco,apenas se cerraba la puerta, ya se quitaba el jersey por la cabeza yse desabrochaba la falda, y pasados unos días o semanas, según eltranscurso de compaginación mutua, realizaba la misma entrega enotras secciones, mientras que yo recibía nuevas ayudantes. Y con elloflorecía nuestra próspera empresa, prosperaba bajo dinero entrante,y lo que salía estaba ya desde el principio calculado para una vueltamultiplicada, mientras las máquinas trabajaban para nosotros, ydesde la sala de espera de los ordenanzas hasta la sala de mármol dela más alta dirección podían dedicarse todos a sus actividadessecretas. No, yo me movía por estas habitaciones con un trabajo

indecible, entre estas largas mesas, sobre las que se encontraban laspilas de documentos, andaba de lado, los brazos llenos de actas, losllevaba de un lado a otro, de una mesa a la otra, golpeaba en lasmáquinas interminables listas de cifras, entregaba informes, corría alo largo de los pasillos para recibir nuevas órdenes, hasta queconseguí un puesto de confianza con uno de los directores másimportantes, y le tramitaba las compras de bodegas, coches ycaballos de carreras, y le ayudé en su compra de un castillo medieval,con torres y fosos. Me había acostumbrado a andar de lado, yarrastraba una pierna, y muchos aquí iban y venían de una formasemejante, de lado o hacia atrás o muy inclinados o dando cada trespasos un salto, según el tipo de ocupación que tuviesen. Si no meequivoco, en algunas habitaciones las secretarias estaban amarradas

47

Page 48: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 48/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesa sus sillas, y cuando se levantaban llevaban en el trasero lostaburetes de tres patas. Cuando recuerdo esta época nos veo a todosnosotros en un infatigable esfuerzo común, andando inclinados,arrastrándonos, tumbados sobre el vientre entre construccionesmecánicas, y únicamente al mediodía, de dos a tres, nos

sumergíamos a veces en un ahogo, un entumecimiento, del que nosdespertaban los gritos de las cornejas. No, no era así, nosencontrábamos más bien en una aventura, en un juego héctico, enuna tensión delirante, por las mañanas nos precipitábamos por lasescaleras, nos lanzábamos a las montañas de telegramas y cartasrecibidas, sacábamos las tiras de papel de los teletipos, que habíanestado tiqueteando durante toda la noche, mientras que llevábamos acabo con celo apasionado los partes y ofertas, nos comunicaban yalos gramófonos, los teléfonos, los mensajeros que entraban nuevasórdenes, como un rayo teníamos que tomar nuestras decisiones,como un rayo enjuiciar la situación y actuar según las circunstanciasvariasen, nos poníamos a trabajar febrilmente, en nuestra oficinacentral, viseras verdes sobre las frentes, gafas negras ante los ojos,desrizándonos de un lado a otro por la luz deslumbradora, rodeadosde números. Se traían café y bocadillos, no teníamos tiempo de salir acomer, una ausencia de pocos minutos podía destruir el trabajo demuchos años, podía significar nuestra ruina, resistíamos hasta muyentrada la noche, y guardábamos nuestra creciente riqueza en lascajas de caudales. No, tampoco era así, únicamente existía undesconcierto, una sensibilidad desmedida, en la que todos nosotrosnos vigilábamos mutuamente. Veo todavía cómo salté encima de una

mesa, un montón de papeles bajo el brazo, y tiré los papeles al aire,unos doblados en forma de paloma, otros en forma de flecha, otrosapelotonados, papel tras papel, y después archivadores, de cartónmuy duro, con un agujero de apoyo para el dedo índice, cruzaban lasala volando, algunos se abrían en el vuelo, y las hojas caíanescalonadas unas sobre otras, sobre las máquinas y las amarradasmecanógrafas, y en algunos sitios se rompieron las paredes divisoriasde cristal, aparecieron rostros en los cortantes orificios, henchidos,rojos, uno cubierto de sangre, las mecanógrafas se levantaron de unsalto, los taburetes en el trasero, yo saltaba de mesa en mesa, pasépor encima de las escandalosas mecanógrafas, y llegaron corriendo

de las habitaciones contiguas los encargados de sección, lossubdirectores y altos directores, y un gran número de consejerosadministrativos y presidentes honorarios, a algunos se les empujabaen sillones de ruedas, había tenido lugar precisamente una reuniónde accionistas principales, y una vieja agitaba un paraguas, era, sedecía, la capitalista más importante, le pertenecían la mitad de todaslas ganancias, su cabeza temblaba, le ayudaban dos directoresgenerales, y le alcanzó un libro de actas lanzado premeditadamente,cayó de espaldas, sus piernas, enfundadas en medias de lana negras,pataleaban dentro de las enaguas, y fuera se lanzaban las cornejascontra las ventanas, chocaban con sus picos amarillos contra el cristalvibrante. Oh, no, yo estaba sentado tranquilo y discreto en mi mesa,los manguitos de paño negro arremangados, para cuidar la chaqueta

48

Page 49: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 49/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesde mi único traje, llegaba por la mañana puntual a mi trabajo, y por lanoche regresaba en autobús, miembro encajado del conjunto, brazocon brazo, hombro con hombro con mis semejantes, en la corrientede la calle.

49

Page 50: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 50/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Aquí detrás de la estación de mercancía, en este lugar, entre losgrandes edificios de fábricas, aquí estuve una vez, detrás de losbojedales de la fábrica, junto a la verja del paso a nivel del ferrocarril.Había llegado aquí, después de no haber logrado solucionardeterminados problemas en relación con mujer y niño. No sé cuántotiempo me esforcé en buscar solución, no sé si no tenía ya clara lasolución desde el principio y únicamente fingía, como si esto sirviesepara algo. De todas maneras me ocupé durante mucho tiempo deello, el niño ya había aprendido a hablar cuando salí corriendo aquellanoche. El intento de solución, o por lo menos el pretendido intento de

solución, se hacía patente en casi todas las manipulaciones dentro dela casa. Yo cogía un plato, mi mujer preguntaba por qué precisamenteese plato. Yo explicaba, mientras que mantenía en alto el plato entreel dedo gordo y el índice, que el plato me parecía adecuado para lafinalidad que yo le había destinado. Para qué finalidad, mepreguntaba. Mi respuesta era por ejemplo, para la finalidad de darcabida a la comida que había pensado hacer. Qué comida,preguntaba mi mujer. Por ejemplo tallarines. O sémola, o judías. Elplato le parecía demasiado pequeño para esto. O, si estabaproyectado pastel de queso al horno, o pastelillos de ciruela,demasiado grande. Yo replicaba, que si el plato era demasiadopequeño, se le podía llenar muchas veces de comida, o que, si elplato era demasiado grande, no era preciso llenarlo del todo. Ellacreía que esto era innecesario y me hizo ver, que precisamente ladiversidad de platos que había recibido como dote estaba allí, paraque se pudiera escoger siempre el plato apropiado. De comúnesfuerzo buscamos otros entre las grandes pilas de porcelana, con lasque el armario estaba lleno, para ello teníamos que levantar torres deplatos y ponerlos de nuevo unos encima de los otros, con medidas deprecaución, para que el niño no se metiera en los montones sacados. Yo le decía a mi mujer, ocúpate de tu máquina, haz tu trabajo, yo

hago el mío, pero ella decía, que yo mismo podía ver lo queconseguía con mi trabajo. Si yo le decía, es mejor que acabes de

50

Page 51: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 51/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantescoser los camisones encargados y me dejes poner a mí solo la mesa,ella decía, cuánto interés tenía en que esta vez usásemos los platoscon los rombos azules en los bordes, y que por otra parte tendría quecoser camisas y blusas hasta muy entrada la noche. En el armarioestaban también nuestras toallas, manteles y sábanas, y como

tapaban en parte la vajilla, teníamos que sacarlas de los entrepañosy, como se podían empolvar en el suelo, llevarlas hasta la cama.Saqué un vaso. Los vasos estaban muy juntos en el entrepañosuperior, y tuve que subirme a una silla, para escoger entre ellos.  Teníamos muchos tipos de vasos, como que efectivamente elcontenido del armario representaba nuestra riqueza, de lo demás nomerecía la pena ni hablar. Había sacado un vaso para mí y un vasopara mi mujer, y un tercer vaso, que se ajustaba al niño, y los habíapuesto en la mesa, junto a los platos, sobre los que nos habíamospuesto de acuerdo, ella preguntaba, por qué había escogidoprecisamente estos vasos. Yo le explicaba, que era de la opinión, queforma y capacidad de los vasos en cuestión respondían a la bebida,que yo tenía intención de utilizar en la comida. Qué clase de bebida,preguntaba. Por ejemplo, agua o cerveza. Estos vasos estáncalculados para vino, contestaba ella. Y así subíamos los dos alarmario, acercando otra silla. Metí de nuevo los vasos sacados en elentrepaño y acepté los vasos que mi mujer prefería, mientras que elniño se arrastraba por debajo de las sillas y, al bajarme, le pisé en lamano. La cura de la mano trajo numerosas divergencias de opiniones,yo quería lavar la mano, mi mujer encontraba contraproducente lavaren este caso. Traía un esparadrapo, mi mujer encontraba más

apropiada una venda. Le envolvía la mano con la venda, pero teníaque desenrollarla de nuevo, ya que le oprimía demasiado. Entretantola comida, que tenía en el puchero o en la sartén, había cocidoexcesivamente o se había quemado, siempre me era difícil retener eltiempo exacto de cocción o de fritura, y mi mujer me preguntaba sitambién se tenía que ocupar de cocinar. En este punto las discusionesse hacían más difíciles y no se podían llevar en términos de pros ycontras, en los que siempre vencía su punto de vista al final. Yo mehabía ocupado de cocinar, poner la mesa, lavar, limpiar y cuidar alniño, ya que mi mujer nos mantenía con el trabajo en la máquina decoser. Cuando se daba alguna vez un cuarto de hora, en el que el

niño se había dormido y no había ninguna tarea urgente que hacer,me dedicaba a un trabajo distinto, me sentaba a la mesa, es decir, sila mesa estaba libre, y no llena de vestidos que había que terminar, ysacaba mis papeles, en los que había anotado los datos para mitrabajo científico. Trataba de leer lo que había escrito, y de acordarmede lo que quería decir con ello. En cuanto me quedaba en silencio,inclinado sobre los papeles, la cara apoyada en la mano, la frentearrugada, se volvía mi mujer hacia mí. Tenía una hebra en la boca ysus pies se adelantaron un poco más en el pedal de debajo de lamáquina, inclinaba la cabeza en señal de aprobación y mepreguntaba cuánto había adelantado. No podía menos de percibir ensu pregunta un tono de menosprecio y contestaba, que ya habríaadelantado bastante, si tuviese la tranquilidad y la musa para ello, y

51

Page 52: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 52/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesella volvía a aprobar con la cabeza y decía, la hebra entre los labios,que entonces tendríamos la tranquilidad y la musa para morirnos dehambre. Como tenía razón, no podía contestar nada a esto y el cuartode hora pasaba, sin haber comprobado el sentido de lo escrito, nimucho menos haber escrito algo nuevo. Finalmente me quedaba

simplemente echado hacia atrás, miraba el techo y las paredes de lahabitación, nuestra cama, la cama del niño, la espalda de mi mujer,las piezas de tela que colgaban sobre los respaldos de las sillas, eltorso redondo del maniquí, el armario, ese gigantesco tronco dearmario, que ocupaba un tercio de la habitación, la puerta del baño, lapuerta del descansillo, la ventana, tras la cual únicamente se veíauna fachada con otras ventanas. Si no escribía, estaba ocupado conmi pipa, sacaba la ceniza, extraía los restos de tabaco de la cabeza dela pipa, desenroscaba la boquilla, limpiaba los conductos del humo deresiduos de nicotina, la armaba de nuevo, la llenaba, la encendía,dejaba salir grandes bocanadas de humo, mientras que la aguja de lamáquina de coser se clavaba furiosa en la tela, mi mujer se inclinaba,mordía el hilo, volvía la tela en una nueva posición y entonces,desconfiada por el silencio en la mesa, se volvía, aunque entretantosus pies seguían pataleando. Me decía, que yo manchaba todo con laceniza y con los restos de tabaco. Yo le contestaba, que estabaechando la ceniza y los restos en un cenicero. Ella decía que el fumarperjudicaba al niño. Detrás de esta crítica había complicadasasociaciones de ideas, pues ella no se refería únicamente al fumar,veía en mi fumar simplemente una expresión de mi ociosidad, y yotrataba de explicarle, que el fumar fomentaba mi actividad cerebral, y

que durante mi inactividad estaba lleno de reflexiones. Pero cuandose inclinaba de nuevo sobre su trabajo con un resonante sonido nasal,tenía que darle la razón, ya que el fumar en pipa no conducía aningún resultado revolucionario, únicamente oía barbotear la salivaen el tabaco, y el paladar me dolía con el humo corrosivo, y la ceniza,las cerillas quemadas y los restos de tabaco tiznado y pegajoso dabanprueba del dinero desperdiciado, y yo me esforzaba en encontrarúnicamente un pequeño detalle que hablara a mi favor en estecomplicado proceso, pero no encontraba ninguno. Sabía ya, cuandome sentaba a la mesa, que en el corto lapso de tiempo que se mehabía dado no podría alcanzar nada, y aun así me sentaba, sacaba

mis papeles, consultaba en mis libros cualquier cosa sin importancia.Cuando escribía algo en el papel sabía también, que era algo que nodecía nada, aun así lo escribía, lo volvía a leer, asentía, y hacía comosi me dijese algo. Por unos momentos levantaba un baluarte, meescudaba detrás de los papeles, y el lápiz era mi arma. El lápiz serompió, había que sacarle punta. Esto llevaba mucho tiempo. Elcuchillo no tenía filo, y había que afilarlo. Había que separar el polvodel lápiz y las fibras de madera descortezada. Y entonces sedespertaba el niño, o tenía que ir corriendo al mercado, porque habíaolvidado las cebollas para los arenques. Por la noche, cuando por finel niño se había quedado dormido, con ayuda de somníferos, cuandolos platos se habían lavado y guardado en el armario, los pucherosfregados, la mesa limpiada, los gastos del día sumados, quizás

52

Page 53: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 53/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminanteshubiese podido dedicar un tiempo más largo a mis actividadesliterarias, pero casi siempre llegaban ahora las clientas, recogían lacostura terminada, traían nueva, discutían sobre el precio, algunasveces también se probaban blusas, faldas, chaquetas, y entonces metenía que refugiar en el cuarto de baño. Sentado en el retrete me

venían los mejores pensamientos, que por un instante me parecíanútiles, si los estudiaba más de cerca, no valían tampoco la pena. Másavanzada la noche, cuando se habían marchado las últimas clientas,mi mujer naturalmente estaba cansada, yo particularmente no estabanunca cansado, por mucho que me llevara el arreglo de la casa. Yoquería quedarme sentado aún en la mesa, pero mi mujer queríadormir, y la luz de la lámpara se lo impedía. Cuando se desnudaba, laquería acariciar, cuando la veía en camisón, o desnuda, la deseaba,pero ella me preguntaba, qué quieres, por qué me tocas así. Yo leacariciaba los pechos lisos, las caderas descarnadas, escuálidas, perocuando la llevaba a la cama, tenía que apagar la luz, ella quería estaren la oscuridad. Tardaba un instante hasta que mis ojos seacostumbraban a la amortiguada claridad que entraba por la ventanade los faroles de la calle. Era difícil distinguir si mi mujer estabadespierta o dormía, tema los ojos cerrados, no decía nada, mientrasme ocupaba de ella. Poco a poco, los objetos en el cuarto se hacíanmás claros, el maniquí con su pequeña cabeza redonda, sus anchascaderas, sus erguidos pechos, estaba a los pies de la cama yobservaba mis esfuerzos. Me levantaba, la cogía bajo el brazo, laescondía detrás del armario. En una noche así fue cuando de pronto,al penetrar a través de las paredes las risas colectivas de una especie

de verbena y el murmullo de cascadas, salté de la cama, me vestí ysalí corriendo, llegué a las instalaciones de la estación de mercancíasy me tiré allí detrás del bojedal. Años más tarde llegué a saber lo quehabía pensado ella de mí. A sus ojos fui un hombre brutal, meenfurecía en su casa, la pegaba, le tiraba la vajilla a la cabeza, ycuando sus clientas se cambiaban de ropa salía de un salto del cuartode baño, en donde me había escondido, chillando teman que huir alcorredor, y mientras el niño gritaba, arremetía contra mi mujer, lerasgaba los vestidos, tiraba la máquina de coser, tiraba la mesa yfinalmente me arrojaba por la ventana con un salto de cabeza,desgraciadamente sin estrellarme contra el suelo.

53

Page 54: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 54/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Una vez el barquero me habló de su mujer. Me la describió de unaforma distinta a como yo la recordaba. La veía todavía corpulenta,metida en carnes, con el pelo echado hacia atrás, un moño en lanuca, una verruga en la nariz, y entonces escuché la imagen que éltenía de ella, ahí aparecía descarnada, casi una cabeza más alta queél, pelirroja, seguramente una peluca, y de la verruga en la nariz nosabía nada, en cambio sí de una barba espesa, que a mí no me erafamiliar. Me contaba, cómo por la noche se sentaba a la puerta de lacasa y cantaba. Sin quitarse la pipa de la boca imitaba el tono de estecanto, se parecía a un aullido, o maullido o mugido, y esto parecía

coincidir bastante, porque según su relato se acercaban poco a pocode todas partes los animales cuyas voces imitaba ella al cantar yescuchaban, y aullaban, maullaban y mugían de vez en cuanto, y ellamantenía los ojos cerrados al cantar, y se balanceaba de un lado aotro. El barquero también salía a la puerta con este canto, y algúnque otro hijo, sobre todo Jom, el viejo, que aquí aprendía las nocioneselementales de sus futuras retahílas y como únicamente cantaba ennoches bonitas, y no con tormenta o lluvia, se podía ver un cieloamarillento o verdoso, y detrás de la corriente estaba la ciudad, conamarillentas y verdosas ventanas en las casas. En el invierno, cuandola nieve rodeaba la casa y los animales estaban en el establo y erapoco recomendable el salir a la puerta por el frío, la mujerrepresentaba de vez en cuando una especie de rito, creo que en lunallena. Con pasos lentos, las faldas arremangadas, danzaba delante delamurallado fogón, descalza, los ojos cerrados, la cabeza muy echadahacia atrás. El barquero me enseñó, de pie ante el volante, cómo seimaginaba este baile, alternativamente levantaba la pierna derecha yluego la izquierda y la dejaba caer de nuevo, y vi cómo caían lágrimasde sus ojos. Porque ahora le vino a la memoria la otra mujer, la otramujer en la que ella se había convertido un día. Salió, a ponerle a Jymla comida delante del cajón, como lo hacía todas las noches, salió con

el comedero de madera lleno y entró sin el comedero, como siempre,pero ahora era pequeña y apergaminada, una enana, nariz

54

Page 55: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 55/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantespuntiaguda, piernas torcidas, con mechones de pelo negro, ojos rojos.Quién eres. Soy tu mujer, dijo ella. Hace un momento eras alta ypelirroja. No, soy como soy, soy como soy, contestó. Y así se quedó.No volvió a bailar y no volvió a cantar, pero por lo demás hacía todocomo antes, únicamente más despacio, más torpe.

55

Page 56: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 56/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

En aquella época, en la isla, en la noche que os conté, vi porprimera vez lo que eran en realidad las hojas. Al subir a la casa yquedarme delante de los árboles y matorrales, vi millares de hojas,cada una sujeta a la rama en una posición distinta por medio de unfino tallo, y cada hoja se movía, se elevaba y se inclinaba, temblabade un lado a otro, en la parte superior aún plateada, por abajooscuramente sombreada, y con el creciente viento las ramas subían,eran empujadas hacia abajo, con un ritmo melódico, y las hojas segolpeaban suavemente unas contra otras, millares de finas láminascrepitantes, atravesadas de vetas, de fina nervadura, desde el centro

hacia los lados, constituidas todas de la misma manera, y sinembargo distintas las unas de las otras, todavía se proyectaba sobreellas la oscilante claridad, y en sus vueltas y movimientos reflejabanla luminosidad que se abría camino a través de los jirones de lasnubes, y entonces comenzaban las ramas a inclinarse, a ponerse denuevo derechas y a volverse a inclinar, y se elevaban todavía máshacia arriba y se inclinaban todavía más hacia abajo, y cuando seinclinaban, las hojas bajaban silbando, y cuando se elevaban, lohacían silbantes y dobladas hacia atrás, y esto se repetía una y otravez, mientras las nubes se acercaban entre sí, y no dejaban pasar laluz. Permanecí mucho tiempo delante de la casa, fascinado por elmurmullo, el baile de los árboles, y mientras estuve aquí, era como sime estirase, más allá de las colinas, hasta dentro del bosque, miterror estaba extendido por todas partes, en los prados, montes,rocas, era recibido por todas las hojas, y de nuevo se precipitabasobre mí, con la espuma del oleaje, con la sacudida de la tempestad.

56

Page 57: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 57/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

Lo que os dije sobre la antigua casa del barquero, no era cierto.No he estado nunca en la casa, únicamente estuve junto a la verja, ycreía ver la cocina a través de la ventana, con el encalado saliente delfogón, miraba a través de los tablones de la valla, a través del ramajede las acederas, y veía, cómo la mujer venía de ordeñar con el cubo.En el establo mugían los terneros y las vacas les contestaban desdeel campo, había un lamento en estas llamadas, los terneros no podíanir con sus madres, estaban atados a un tabique de madera,inmediatamente después de nacer habían sido separados de lasmadres, estaban pidiendo sus ubres, y las vacas estaban reclamando

las blandas bocas de sus hijos, pero únicamente las torpes manos dela mujer del barquero tiraban de las ubres, les sacaban la espumosaleche grasienta, en los cubos, y los terneros recibían una mezclaacuosa en el comedero, y por esto se quejaban, y las vacaslevantaban las cabezas y miraban con sus grandes ojos la ciudad sincomprender, y lanzaban sus sordos gritos. Cuando se echó abajo lacasa del barquero y comenzaron las excavaciones para las nuevasconstrucciones, Jum, el gordo, fue abandonado en el viejo solar. Sedijo, que no quería dejar el lugar de su nacimiento, que no existíafuerza capaz de echarle de su cama, a la intemperie. De su mujer yde los otros hijos no habló el barquero en la descripción de lademolición de la casa, es posible, que en aquel entonces viviese solocon su hijo preferido. Hacía tiempo que los niveladores habían llegadocon sus blancas estacas de madera, y las habían clavado en la tierra,la valla fue derrumbada por tractores, y no existía el ganado, ytampoco ningún establo, y los árboles yacían con sus cartilaginosasraíces. Ya crecían los andamios y las calderas de colores de lasmezcladoras de cemento giraban. Se colocaron escaleras contra lavieja casa inclinada, subieron arriba obreros, silbando y cantando, ylevantaron los ladrillos del tejado, y empujaron desde dentro conmartinetes contra los muros, de tal forma que las vigas y piedras

caían a montones. En medio de las nubes de polvo se encontraba Jumen la cama, el edredón subido hasta las orejas, y entre los viajes que

57

Page 58: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 58/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantestenía que cumplir allá abajo en el río, el barquero subía a donde élestaba, se sentaba a su lado, le cogía la mano, le daba de comer y leacariciaba. Se llevaron las piedras desmenuzadas, y cuando sequitaron las losas del suelo, los obreros levantaron la cama y lacolocaron a un lado, sobre un terraplén. Aquí se la vio estar durante

mucho tiempo, entre los andamios, las grúas, los montones de tablasy los hornos de alquitrán, pronto estuvo recubierta por una gruesacapa de polvo y argamasa, que el barquero limpiaba con un cepillocada noche provisionalmente. La nueva cabaña del barquero seencontraba ya abajo junto a la orilla, pero él pasaba las noches arribaal aire libre, junto al lecho de su hijo, apoyado en el borde de la cama,las piernas encogidas. Las altas casas crecían, la cama con elpostrado era llevada de un lado a otro, y a menudo se la empujaba oatropellaba violentamente, las patas se habían roto, únicamente lacolchoneta se mantenía entera, y allí yacía Jum, envuelto en unamanta, y podía levantar la vista a las ventanas de la oficina detelégrafos, desde donde las empleadas, recién instaladas, lemandaban besos con la mano. Porque ellas ya le amaban también,amaban la resplandeciente luna llena de su rostro, y su redondabarriga, que se marcaba bajo la manta, y durante sus momentos dedescanso le llevaban café y pasteles. Y se tuvo la sensación, por ladescripción del barquero, de que la cama se encontraba aún alláarriba, entre los grandes edificios, quizás detrás del garaje de loscoches de servicio, sobre la planicie del patio, donde se elevaban lascúpulas de las claraboyas a distancias simétricas.

58

Page 59: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 59/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

En esta casa, en el cuarto piso, vivía yo, la oficina en la buhardillade encima se acababa de instalar en aquél entonces. Generalmenteestaba acostado en la cama, tendido de espaldas, y únicamente devez en cuando iba hacia la ancha ventana, a la mesa con la planchade cristal, y miraba fuera a los campos de juego, talleres dereparación y paradas de autobús. Por la mañana, medio dormido, veíaante mí un campo, serenamente iluminado por el sol, veía cadahierba, entremezclada con trébol, amapolas, cardos, el perfumeestaba allí y yo percibía el viento, me agarraba a esta imagen, y mebalanceaba lentamente a lo largo de ella, hasta que llegaban las otras

imágenes, allí estaba yo bajo maderos y cartón húmedo, junto a laorilla del río, delante del puente de ferrocarril, y veía las aparicionesnocturnas y las apariciones diurnas, y lo que se mostraba erainexplicable, y únicamente ilusorio, y lo único real que me teníapreso, era algo distinto, y esto que aparecía tan patente era unamano, o un pie, y este miembro tropezaba con la fina pared que merodeaba, y se introducía violentamente, y estaba cubierto de peloduro, sin pertenecer a ningún cuerpo, un organismo independienteque se arrastraba hacia mí, en un lugar en el que el aire era denso ypesado, y entonces vi que este lugar estaba lleno de cantidad demiembros movibles del mismo tipo, grandes pies, manos, torsos ocuellos, todos peludos y costrificados, algunos con silenciosas bocasabiertas, había también dentaduras, con fibras de carne, y trozos deorejas, cuyas costras de sangre relucían doradas, y dedos, conpiedras ensartadas, y todo esto se movía debajo de mí, y meinteresaba mucho descubrir, qué clase de charco, qué clase de fosoera éste, y a veces lograba acercarme a mi montón de tablas, duranteunos instantes me sentía a salvo en mi escondrijo, o avanzaba hastami cama, sobre la que me aplastaba, incapaz de ningún otromovimiento, a no ser el de hurgarme la nariz, el volver la cabeza a unlado y lanzar una mirada afuera a los nuevos edificios, entonces

volvía de nuevo lo otro, y esta vez comenzaba con un chupeteo, miboca lamía con fuerza, y todavía se podían ver labios, muy rasgados,

59

Page 60: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 60/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesy entonces fueron separados violentamente, o esto, después de habermamado, me empujaban hacia atrás bruscamente, aún goteabasaliva de mi boca, y aún se podían ver labios, muy abiertos, condientes mojados dentro, y una lengua que efectuaba movimientosrotativos, pero de esta boca salía ya sangre, y la boca ensangrentada

retrocedía sobre pequeños repollos plantados muy juntos, cráneosrotos, en filas en un sembrado, y todos ellos jadeaban con bocasdiminutas, y abrían y cerraban pequeños ojos, y cada rostro estabadesfigurado con sus particularidades, con pecas peculiares, efélides,con una cicatriz, un hoyuelo, unas gafas. Hacía enormes esfuerzospara explicarme esto, para conseguirlo me imaginaba una hoja depapel blanco, cuyo vacío se podía llenar por completo con palabras, yyo me oía balbucear, seta teta meta beta seta jeta, vaso paso rasocaso taso naso, mío fío lío tío pío, pelo velo lelo celo hielo telo, mamollamo lamo gamo jamo amo, silla quilla trilla villa milla pilla, misa lisapisa risa sisa kuisa, mano llano sano gano lano, mato gato pato atocato dato, como lomo romo tomo gnomo domo, pero estas palabras oparecidas se me escapaban, no cubrían nada, las balbuceabaúnicamente para mí, contenían un único descubrimiento, pero estedescubrimiento era que no entendía nada, nada podía aclarar, yquería simplificar mi situación, bueno, pensaba, me han separado demi mujer, y a mis hijos se les ha estrellado contra la pared, se me haarrojado a una prisión y después, como es costumbre, a una fosacomún, y ahora tengo que dar fe, rendir cuentas de una vida, contodos estos caminos recorridos, estas puertas abiertas y cerradas, contodos estos movimientos y contactos, esta avalancha de palabras,

que habían sido pronunciadas y llevadas a cabo con ningún otro fin,que el de escurrirse, desvanecerse, desaparecer. Y ahí estaba yo,entre miembros que se arrastraban, en esta masa informe encontinuo movimiento, que abría la boca en silencio, y cada boca eraun pozo desangrado, y por todas partes crecía pelo, y las uñas crecíanen los inquietos dedos de manos y pies, y lejos de nosotros, sobre unsuelo pisoteado, que de nuevo estaba cubierto con hierba y maleza,allí estaban los ruidos, y si me esforzaba aún más, entonces podía oír,cómo crepitaba y crujía arriba, y cómo además se cantaba y sesilbaba, y entonces cavaba hacia arriba, aunque esto es en realidadimposible, y llegaba a este campo, estas hierbas, este viento,

permanecía allí bajo montones de maderos, hasta que en primaverase derretía la nieve y la tierra reventaba en pequeños cráteresredondos, y de cada agujero salía un brazo, un pie, una cabeza conuna boca abierta, y era pelo, lo que se agitaba entre las hierbas. Así estaba yo tendido, cuando sobre mí se reconstruía la buhardilla, mechupaba el dedo, volvía la cabeza hacia la ventana, me imaginaba unprado en el viento, y de nuevo activo me esforzaba, a pesar de lapretendida fatiga, en encontrar una salida. Una mañana normal, conlos ruidos de los trabajadores. Me desperté por los timbrazos delteléfono. Cuando descolgué el auricular únicamente se escuchaba unraspar y chirriar, después se cortó la línea. Me puse el albornoz y salí en zapatillas de la puerta de mi casa, el pantalón de pijama, que meestaba demasiado ancho, sujeto por encima del estómago. En la

60

Page 61: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 61/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesescalera había pintores y quemaban con el fuego rasante de sussopletes la pintura de las paredes, las capas de aceite gorgoteaban ycocían, se levantaban en gruesas ampollas y se enroscaban en tortasmarrones alrededor de las raspantes espátulas. Las llamas pasaban alos cables, que colgaban en la pared al descubierto, e iban sobre mi

puerta hasta la caja de contactos, señalé arriba con el dedo y dije,que se habían quemado, lo que no se podía entender con el fuertezumbido. Subí un par de peldaños de la escalera y grité mis quejas enmedio del estruendo, y contestaron, que me tenía que dirigir alencargado. Sujetando mis pantalones, entre los andamios y montonesde corteza tintórea carbonizada, subí la escalera a las habitacionesrecién construidas, en las que los empleados ordenaban ya papeles ytomos de expedientes en armarios y estanterías y llevaban de un ladoa otro sillas, mesas de despacho, máquinas de escribir y máquinascalculadoras. Llamé al encargado, y éste fue un grito, que quedóapresado en mi mismo oído. En el corredor se extendía y se colocabaen ese momento una alfombra de linóleum, tuve que saltar porencima de un rollo que rodaba y perdí en ello una zapatilla, pero no lapude encontrar entre las cajas de cartón, que estaban llenas deimpresos y material de escritorio, además los pantalones de pijamase resbalaban continuamente y me molestaban. Pregunté a dosmecanógrafas que llevaban un sillón giratorio por el encargado, yellas me miraron extrañadas. Me restregué el sueño de los ojos yseguí andando, con mi única zapatilla, con mi pie desnudo, y llegué aun cuarto en el que había hombres con delantales blancos junto a unamesa, inclinados sobre unos planos extendidos. Les pregunté por el

encargado, se volvieron hacia mí y me miraron fijamente, y cuandoles expliqué, que mi línea telefónica había sido destruida en laescalera, contestaron simplemente, observando mi pie desnudo y mimano, con la que sujetaba los pantalones del pijama por debajo delalbornoz, que esto no les incumbía. Les hice ver, que la interrupciónde la línea telefónica suponía para mí una pérdida considerable, yaque generalmente efectuaba mis negocios por teléfono, erarepresentante de una editorial de tomos de regalo, obras caras sobrearte culinario, jardinería y aseo del bebé, y durante las horas delmediodía conversaba con personas, que cuidadosamente habíaescogido la noche anterior del libro de teléfonos, según un

determinado sistema, y les elogiaba los libros y las ventajosascondiciones de compra. Después de esta aclaración los maestros deobra me mandaron a un funcionario de teléfonos, que debía de estartrabajando fuera, en algún lugar del vestíbulo. Dos empleados, quetraían una caja de caudales verde, me empujaron a un lado, y denuevo me dirigí al corredor, para buscar al funcionario, y al preguntarpor él percibí de nuevo el extraño sonido de mi voz, y entonces le videtrás de una pared de cristal, arreglando el conmutador. Permanecí de pie detrás de él y le grité mi demanda a través del ruido demartillos y voces de trabajo. Volvió su rostro hacia mí, su frenteestaba arrugada, y entre sus labios aparecían en fila las tuercas yclavijas. Me mandó a la central de teléfonos y se ocupó de nuevo delos multicolores cables aislados, que salían del cuadro conmutador.

61

Page 62: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 62/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesMe di la vuelta y atravesé de nuevo el vestíbulo, donde revolví entrelas cajas, buscando la zapatilla perdida. Una mujer mayor, tal vez unacontable o una cajera, me preguntó, qué buscaba. Le contesté, queen mi busca por alguien, que pudiese hacer responsable del daño ami línea telefónica, se me había caído mi zapatilla del pie, al saltar

sobre un rollo de la alfombra de linóleum, y ella me prometió, con voztranquilizadora, que pronto se pondrían nuevas líneas, y que meentregaría la zapatilla, si se la encontraba, lo que me llenó los ojos delágrimas, y así volví a mi cuarto, donde de nuevo adopté la posiciónde mínima resistencia, y esperé el final del día.

62

Page 63: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 63/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

  Y una vez viajamos en un carruaje, tirado por un enfurecidocaballo, las riendas se habían roto, los conductores caídos delpescante, el caballo se precipitó alrededor de la plaza, hasta quedelante del hotel, en el que había reservada para nosotros unahabitación, le cogieron de las correas el portero y los criados, así como un par de policías recién llegados, y lograron que se quedasequieto. Mientras que el caballo salpicado de pintas rojas se rebelaba yechaba hacia atrás la cabeza jadeando, nos bajamos, se mantuvieronabiertas las puertas delante de nosotros, subimos por unas alfombrasrojas, la puerta de la habitación fue abierta y otra vez cerrada detrás

de nosotros, a los lados de la puerta abierta de la terrazarevoloteaban las cortinas, y fuera estaba la ciudad, o esta ciudad, queno habíamos visto nunca, estos edificios en dorado ocre, estostejados verdes, este cielo de un azul desconocido. Hace un momentoviajábamos a través de una tormenta de nieve, ahora nos llegabacalor, seco calor arenoso salado. Y aunque una vez habíamos pasado juntos años, quizás siete años, era como si nos tocáramos ahora porprimera vez. Después de larga separación, larga separación, nosquitábamos uno al otro los vestidos de la piel, y nuestros ojos estabanmuy abiertos, para interpretar cada movimiento del otro, y su rostroestaba blanco, blanco como las paredes de la habitación, y susdientes brillaban, como si se riese de algo y de fuera entraba esta luz,que no conocíamos de ningún sueño. Oh esta ciudad distinta, estashoras del reencuentro, después de días y noches olvidadas, estashoras hasta el amanecer, cuando ella se había diluido ya tanto, queúnicamente la sentía, en mis rodillas, su rostro aún se podía adivinar,sus brazos descansaban alrededor de mi cuello, pero estaban sinvida, o perdidos en un profundo sueño, únicamente una vez se movióalgo ligeramente en sus párpados, se abrieron un poquito, pero luegose cerraron de nuevo, y cuando en la terraza debajo de nosotroscantó el gallo, ella había desaparecido, amaneció, se hizo

deslumbrantemente de día, ella había desaparecido, pero la sentíatodavía, en la superficie de mi única mano, y también la sentía allí,

63

Page 64: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 64/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesdonde me faltaba la otra mano, su piel, su pelo, pero fuera la ciudadera ya como siempre había sido, como siempre había sido.

64

Page 65: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 65/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

La casa, en donde entró mi padre, esa casa blanca y grande, contantas ventanas, las paredes cubiertas de baldosas, no sé qué debopensar de esta casa, no sé, si se puede decir que es bonita o fea, y sien resumidas cuentas se puede vivir dentro. Cada baldosa, estáfuertemente sujeta por sus cuatro esquinas en el revoque, la piedraestá atravesada por vetas azuladas, en el alféizar de cada ventanahay separaciones de cobre. Esta fachada está ahí, para demostrarriqueza, muchas piedras, muchas ventanas, tantas, que no las puedocontar, y en realidad han sido ya contadas alguna vez. Mármol ycobre, y seguimos caminando a lo largo de la fachada, junto a estas

ventanas incontables, estas incontables baldosas brillantes. Ahí salede nuevo por la puerta, camina derecho y enérgico, las manos en losbolsillos del abrigo, y los tacones de sus zapatos golpeanregularmente sobre el asfalto. Ahora tal vez comience un paseo,después del trabajo del día, camina alrededor de su distrito, goza delaire nocturno, mira orgulloso el gigantesco bloque blanco, estafábrica, esta casa comercial que abarca el mundo entero, esta obrade su vida, respira profundamente, está todavía en plena posesión desus fuerzas, y cuando termina su ronda, entra de nuevo en el portal,sube en el ascensor, mete la llave del llavero en la cerradura de lacasa, vuelve la llave, baja el picaporte, entra en el vestíbulo, haceruidos, que se quedan grabados para siempre en sus hijos, en laprofundidad de la casa. Pero a mí me parece, que su abrigo estáraído, y los tacones de sus zapatos torcidos. A lo mejor es únicamenteel portero. Sus hombros están cansados, su cabeza inclinada, saca lasmanos de los bolsillos, y las bambolea sin fuerza a los lados. Sí, mipadre estaba siempre asustado, estaba siempre dispuesto a serincrepado y reñido, nunca había logrado ser más que un simplevigilante nocturno, nunca se hubiese atrevido a preguntar por el día alos visitantes por sus deseos, caminaba tímidamente por el patio,quizá se ocupaba de la calefacción, descargaba las astillas, y

únicamente por la noche podía sentarse junto a la ventana de sucuartito en la entrada, detrás de las verjas con dos cerrojos. Vivíamos

65

Page 66: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 66/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantesen un sótano, en un par de habitaciones pequeñas, y seguramente noera en esta casa, sino en otra casa más pequeña y más vieja. Por lanoche, desde mi cama, a través de la puerta de cristal, donde habíadibujados unos torcidos tallos de tulipanes, podía ver a mi padre en lasilla junto a su tragaluz, durante horas veía su rostro, que tenía vuelto

atentamente hacia el portón, y su mano estaba dispuesta sobre elbotón de alarma, pero nunca, nunca apretó el botón, yo sé, hasta quépunto podía asustarme en la noche, porque creía haber oído el sonidode la campana, pero mi padre estaba tranquilo, y la campana nosonaba, y mis hermanos estaban en sus camas y dormían, y en lahabitación de al lado roncaba mi madre. Yo sé, cómo tenía que lucharcada noche contra el deseo de salir con él, que estaba allí sentado ensilencio, y quizás lo hice alguna vez, porque es como si pudiese ver,cómo su rostro se contraía en una sonrisa, y cómo durante uninstante se paraba la mano del botón de alarma y me acariciaba lafrente. Este instante está a veces presente, de noche en alguna calle,o cuando bajo una escalera, en alguna casa, entonces es así, yocamino por aquí, e inmediatamente desaparezco, detrás de mí unlargo lapso de tiempo, y delante de mí un largo lapso de tiempo, y eneste instante unos pasos, en una calle, una escalera, y ya hedesaparecido.

66

Page 67: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 67/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantes

 Y ahora veo la casa del barquero, tal como la vi entonces, cuandouna noche subí desde la orilla. Era una casa pequeña, vigas pintadasde rojo oscuro y pilares blancos y bastidores azules. El barquero habíasubido después del trabajo diario, había cerrado tras de sí la puertadel jardín y había recorrido el sendero hacia la puerta de la casa. Delprado, en el que pacían algunas vacas, vino una mujer, con un cubode leche, era una mujer flaca y morena, con un moño negro en lanuca. Entró en la casa, sin fijarse en él, aunque estaba únicamenteseparado de un par de pasos de ella. Él se quitó la pequeña y reciapipa de la boca, de la que había estado fumando, la vació en el

escalón de piedra de delante de la casa y la metió en el bolsillo.Permaneció durante mucho tiempo delante de la puerta, y de laciudad subían sonidos aislados, y una vaca gritó desde el prado.Entonces entró en la casa, y durante algún tiempo no sucedió nada,yo estaba en el borde del camino, y no pasaba nadie por allí, y lacasa estaba en silencio, y un pájaro, con largas y rojizas plumas en lacola, voló por encima, y muy lejos se oyó alguna detonación. Depronto la mujer salió por la puerta, con la falda revoloteando, y supelo ondeaba suelto tras ella, corrió al establo, a grandes saltos,entorpecida por sus pesados zapatos, y el barquero salió por la puertadetrás de ella, sus rodillas se doblaron al chocar contra la tierra, perose levantó y se precipitó detrás de ella, y los dos desaparecieron en elestablo. De nuevo se hizo el silencio durante largo tiempo, meacurruqué en el follaje, al lado de la valla, y retuve la respiración, yentonces vi salir de la casa una figura gigantesca, un hombre con lapeluda parte superior del cuerpo descubierta, y con una largacabellera marrón rojiza, que llevaba trenzada a los lados, con unabarba sin cuidar, con brazos inmensamente fuertes, la piel cubiertaenteramente con tatuajes, con botas, que llegaban más arriba de lasrodillas y que estaban dobladas en los bordes, con espuelas plateadasen los talones. Abrió mucho la boca y en la negra garganta se podían

ver algunos dientes amarillos, hinchó el pecho, y yo esperaba sugrito, pero todo permaneció en silencio, él estaba simplemente allí,

67

Page 68: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 68/69

Peter Weiss La conversación de lostres caminantescon sus potentes bostezos, y entonces dio la vuelta lentamente yvolvió a la casa. Y yo me arrastré camino abajo y recorrí jadeante elsendero de la orilla, aquí, donde ahora se han construido calles,puentes y malecones, aquí, por donde caminamos, por dondecaminamos caminamos caminamos.

68

Page 69: Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

8/4/2019 Weiss Peter - La Conversacion de Los Tres Cam in Antes

http://slidepdf.com/reader/full/weiss-peter-la-conversacion-de-los-tres-cam-in-antes 69/69

 TERMINÓSE DE IMPRIMIR

EN FEBRERO DE 1969EN LOS  TALLERES DE

GRÁFICAS DIAMANTE,ZAMORA, 83, BARCELONA