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Árboles y maderas de la Reserva de Biosfera Guanahacabibes

Pinar del Río, Cuba

FICHAS ANATÓMICAS PARA SU IDENTIFICACIÓN

Raquel Carreras Alina Cuza Luis Roberto González Joan Teruel

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© de los textos, los autores. Raquel Carreras, Alina Cuza, Luis Roberto González y Joan Teruel.© de les fotografías. Fotos de los autores y de Alfredo García

(portada), José Luis Gómez Hechevarría, Eldis Bécquer Granados, Alejandro Palmarola, Mijail Romanov, Fabiola Areces, Fabián Michelangeli, Jorge Gutiérrez, Wirma Hernández, Rosalina Berazaín, Duniel Barrios, colegas del Jardín Botánico Atlántico, GianluigiBacchetta y Renier Morejón.

Diseño e impresión: Publicitat Tafaner, SL Pere II de Queralt, 243420 Santa Coloma de QueraltTarragona- EspañaTel. +34 977 881 [email protected]

Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sin la autorización escrita del titular del copyright.

Depósito legal: T-158-2013ISBN: 84-616-2724-5Primera edición: Febrero 2013

Esta edición limitada del libro Árboles y maderas. Reserva de Biosfera Guanahacabibes. Pinar del Río. Cuba consta de 350 ejemplares numerados del 1 al 350.

Ejemplar nº

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La conservación del patrimonio natural cubano no depende únicamente de nuestra entrega

y perseverancia, sino también del conocimiento que tenemos sobre el mismo.

La conservación del patrimonio natural cubano no depende únicamente de nuestra entrega

y perseverancia, sino también del conocimiento que tenemos sobre el mismo.

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PRESENTACIÓN

En Cuba, además de los matorrales xeromorfos, donde se asienta el mayor número de especies y endemismos, son los bosques las formaciones vegetales más fuertemente reducidas en superficie y donde han sido diezmados sus valores más notables, los árboles.

A quienes intentan comprender y valorar lo que fue la riqueza forestal cubana no les es difícil evaluar la descomunal depredación de lo que en su tiempo fue la mayor fuente de recursos del país: sus maderas preciosas. Si bien el desarrollo agrícola demandó en su momento el desmonte de muchas superficies boscosas, la ambición ciega de los intereses coloniales, primero y de los dueños nacionales o extranjeros de las tierras en la seudorepública después, condujeron al país a una reducción tan notable de sus bosques que resultó una de las más altas de toda la región caribeña.

El pensamiento martiano, guía de los más sublimes sentimientos independentistas y de orgullo por los valores de la naturaleza nacional, ha acompañado al discurso cubano de los nuevos tiempos, en el enfrentamiento a costumbres y criterios fuertemente arraigados en las personas para las que la imagen del desarrollo no es compatible con la conservación de la naturaleza o a otras para quienes tales empeños no pasan de ser meras quimeras a las que se alude para complacer el reclamo internacional por la conservación del importante patrimonio natural cubano. La conservación y manejo sustentable de la naturaleza no es solo una realidad necesaria para el futuro de la nación, sino también una meta alcanzable.

Este libro aparece en un momento importante donde el país despliega enormes esfuerzos para proteger los recursos naturales que deberán servir al desarrollo de la economía y la sociedad cubana. No es un evento casual que aparezcan obras de este tipo y calidad, ya va siendo tiempo de poner al alcance de los amantes de la flora nacional y de sus bosques estas hermosas herramientas en la lucha por la preservación del patrimonio forestal cubano.

La diversidad de árboles de la flora cubana, que incluye más de 700 especies, es una de las más notables de la región caribeña y la Sociedad Cubana de Botánica, desde su fundación a mediados del siglo pasado, ha desplegado notables esfuerzos públicos para procurar el empleo de la diversidad de árboles del país en la economía nacional, y para evitar, cuanto sea posible, la introducción de especies leñosas continentales, invasora o potencialmente invasoras.

Los amantes de los árboles cubanos, tanto botánicos como silvicultores, agradecemos a los autores de este bello libro su notable aporte al conocimiento de los árboles cubanos de la península de Guanahacabibes y en particular, al de las cualidades anatómicas y usos de sus maderas. Aporte tan valioso nos llena de regocijo y nos convocan a seguir el ejemplo para poner al alcance de la sociedad todo el caudal de conocimientos que atesoran varias generaciones de profesionales botánicos formados en la Revolución.

Conocer nuestros árboles no es la única forma, pero sí la más importante para cuidar nuestros bosques frente a los acuciantes retos que imponen las amenazas asociadas al “cambio climático” con variaciones en el régimen de precipitaciones y el aumento en número e intensidad de las tormentas tropicales severas, las cuales someten a los bosques de la región pinareña, y en particular a la de su extremo más occidental, a periódicos y severos daños.

Dr. Alberto Álvarez de ZayasPresidente de la Sociedad Cubana de Botánica.

Investigador Auxiliar del Instituto de Ecología y Sistemática. CITMA

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A todos los que dedican sus vidas al cuidado y conservación de la flora cubana

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PRÓlogo

La función que cumplen los bosques en el sostenimiento de la vida en el planeta ha sido ampliamente abordada y debatida, tanto en círculos especializados del ámbito académico y científico como a nivel de amplias capas de la sociedad contemporánea. Especialmente en las últimas décadas se ha avanzado significativamente en la comprensión acerca del papel de los bosques en la provisión de servicios ecosistémicos, entre los que se han identificado el secuestro de carbono, la protección de cuencas hidrográficas, refugio de biodiversidad, entre otros.

Sin embargo, la cobertura boscosa del mundo se reduce como consecuencia de los efectos del cambio climático y los incendios forestales y por la expansión de la frontera agrícola, la tala indiscriminada y la ampliación de áreas para la ejecución de proyectos de infraestructura. En ese contexto adquiere particular relevancia el reto que significa sembrar conciencia acerca de la función de los bosques como vía fundamental para movilizar esfuerzos para asegurar su conservación a largo plazo.

El conocimiento detallado de las complejas interrelaciones presentes en los ecosistemas boscosos, y la comprensión profunda de la diversidad de interacciones que en ellos se manifiestan, constituyen las bases científicas que sustentan el manejo y uso sostenible de los recursos del bosque con visión de futuro.

Superados siglos de saqueo del patrimonio forestal, Cuba figura hoy entre el reducido número de naciones que han logrado incrementar su superficie boscosa como resultado de la ejecución de programas de reforestación que son reflejo y expresión de la voluntad del Estado de conservar sus recursos naturales.

Este libro que hoy ve la luz, es una contribución concreta al empeño de ampliar el conocimiento sobre el extraordinario valor y riqueza de los bosques de la región más occidental de Cuba, considerados entre los más diversos y mejor conservados del territorio nacional. La detallada descripción que se presenta sobre las maderas de Guanahacabibes aportará nuevos elementos al conocimiento de la flora vascular cubana y significará una contribución invaluable para garantizar la explotación adecuada de estos recursos.

Me satisface asistir a la culminación exitosa de esta obra, coronada después intensas jornadas de trabajo que han puesto a prueba la capacidad e intelecto de sus autores. En sus páginas se han vertido los conocimientos más actualizados, presentados de la manera más didáctica y con la intención de servir como herramienta de trabajo y texto de consulta permanente.

Cabe resaltar que este libro corresponde a un producto inédito para el país y nos alienta la esperanza de que llegue a constituir un referente valioso para ampliar el conocimiento sobre los recursos naturales en nuestras áreas protegidas, potenciando así su rol como una herramienta de gestión que puede contribuir eficazmente a alcanzar las metas del desarrollo sostenible.

Pinar del Río, 28 de enero de 2013.M.Sc. Lázaro Márquez Llauger

Director del Parque Nacional Guanahacabibes

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Dra. raquel Carreras rivery (1951) la Habana, Cuba.

Licenciada en Ciencias Biológicas de la Universidad de La Habana (1980). En 1988-1992 realizó una especialización en Identificación de Maderas en el laboratorio del Museo Real de África Central de Tervuren, Bélgica. Doctora en Ciencias Forestales en la Universidad de Pinar del Río (1996) y profesora titular del Instituto Superior de Arte. Lleva más de 30 años investigando sobre las maderas cubanas y de otros países y su aplicación práctica en la sociedad. Ha dirigido proyectos de investigación nacionales e internacionales relacionados con la identificación y conservación de las maderas. Entre sus principales logros científicos se destacan los estudios acerca la Cruz de Baracoa (Cuba) y de las maderas de la ebanistería del monasterio de El Escorial (España).

Profesora invitada de la maestría de la Universidad Politécnica de Valencia y la Univer-sidad de Granada en España, la Universidad Católica de Oporto (Portugal) y la Cátedra UNESCO para la Conservación del Patrimonio Cultural de América Latina y el Caribe (CRECI). Miembro del equipo asesor de Ciencias y Tecnología aplicadas al Arte y la Res-tauración (CITAR) de la Universidad de Oporto. Autora de Anatomía de la madera de 157 especies forestales que crecen en Cuba y sus usos tecnológicos, históricos y cultu-rales y Cómo conocer la estructura de la madera. Por su labor científica en la investiga-ción y conservación del patrimonio cultural cubano recibió el reconocimiento de ICOM a la obra de toda una vida dedicada a la Museología y a la Conservación del Patrimonio.

Joan Teruel esmel (1948) Hospitalet de llobregat, Barcelona, España.

Ingeniero químico (BCN-1968). Máster en conservación de la naturaleza y gestión de recursos naturales (IUSC-1997). Empresario entre 1970 y 1992 destacando en los cam-pos de importación y exportación de maderas, carpintería y decoración de alta calidad recibiendo del Trade Leader’s Club International el trofeo al prestigio comercial y del Business Initiative Directions la Estrella de Oro Internacional concedida a la imagen cor-porativa, prestigio y calidad empresarial.

Ha sido miembro de la Cámara de Comercio Belgo-Luxemburguesa (1991-1997), Cá-mara de Comercio Alemana (1990–1992) y socio con estand propio de Construmat con 5 nominaciones a la calidad de la Fira de Barcelona (1979–1992).

Desde 1992 se dedica al campo de la investigación y gestión de recursos naturales, es miembro de la Institución Catalana de Historia Natural (ICHN) desde 1994. También lo es de la Sociedad Catalana de Fotógrafos de la Naturaleza desde 2009. Pertenece a la Seguridad Privada Nacional desde 1993 con los títulos de guarda de caza y guarda particular de campo. Ha desarrollado 42 cursos de especialización y gestión de recur-sos naturales, ecosistemas, seguridad, prevención de incendios, infraestructuras viarias forestales, ordenación y protección de flora y fauna en general y especialista en el Mediterráneo Occidental. Ha trabajado en programas de investigación y gestión de ecosistemas forestales, cinegéticos, y ordenación de fincas y montes en Francia, Italia, Bulgaria, Mali y Cuba. Experto en el montaje de xilotecas (colecciones de maderas) en museos, universidades y centros de investigación para la protección de las mismas (convenio CITES) y colaborador con la Dra. Raquel Carreras (desde 2003) en trabajos docentes y de investigación en museos, fundaciones y universidades en Cataluña. Y que en compañía de su marido Ismael han sabido ganarse un gran amigo y enamorado de los ecosistemas forestales cubanos (4 viajes).

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AGRADECIMIENTOS

El apoyo de nuestros colegas y amigos ha sido, una vez más, imprescindible para la realización de este libro.

Queremos agradecer las fotografías facilitadas por Alfredo García (portada), José Luis Gómez Hechevarría, Eldis Bécquer Granados, Alejandro Palmarola, Mijail Romanov, Fa-biola Areces, Fabián Michelangeli, Jorge Gutiérrez, Wirma Hernández, Rosalina Bera-zaín, Duniel Barrios, colegas del Jardín Botánico Atlántico, Gianluigi Bacchetta y Renier Morejón.

Asimismo, agradecemos al Jardín Botánico Nacional de Cuba por su apoyo y a Lisbet González Oliva y Eldis Bécquer por la revisión del listado de las especies.

Un agradecimiento especial a los trabajadores de la Reserva de Biosfera Península de Guanahacabibes por el apoyo y la hospitalidad brindada especialmente al director Láza-ro Márquez, a José Alberto Camejo (técnico forestal) y a Félix Ramos “el Praga” botáni-co autodidacta y gran conocedor de las especies forestales. A Ismael González Manso por hacer también suyo este proyecto y a la Carpintería Lluís Gual de Santa Coloma de Queralt, Cataluña, por su dedicación en los cortes de las maderas para las colecciones de xilotecas.

m.C. alina Cuza Pérez (1978) la Habana, Cuba.

Licenciada en Biología de la Universidad de La Habana (2001) y Máster en Botánica mención plantas superiores (2004). Trabajó la identificación de maderas de edificacio-nes antiguas en el periodo 2003-2008 en la Oficina del Historiador de La Habana. Ha publicado varios artículos sobre las maderas de edificaciones antiguas y las fichas técni-cas de identificación de las mismas. En 2008 comenzó el estudio de maderas cubanas aplicado a la sistemática y filogenia de las mismas. Profesora de la Universidad de La Habana desde septiembre de 2008, en la que ha colaborado en cursos de Anatomía vegetal, Morfología vegetal, Botánica general y Sistemática de Plantas. Editora de la revista del Jardín Botánico Nacional desde enero del 2009 hasta enero del 2012.

Dr. luis roberTo González Torres (1977) la Habana, Cuba.

Licenciado en Biología de la Universidad de La Habana (2001) y Máster en Botánica mención plantas superiores (2004). Desde 2001 trabaja en el Jardín Botánico Nacional en donde se ha especializado en Ecología y Conservación de plantas cubanas. Ha pu-blicado numerosos artículos sobre el tema, entre ellos es coautor de la “Lista roja de la flora vascular cubana”. Doctor en Ciencias Biológicas (2010) y profesor asistente de la Universidad de La Habana en cursos de Ecología, Sistemática de Plantas y Morfología vegetal. Ha dirigido varios proyectos internacionales de conservación de especies cuba-nas amenazadas y ha organizado dos congresos internacionales. Editor del boletín de Conservación Bissea desde 2008. Miembro joven de la Academia de Ciencias de Cuba desde febrero de 2012.

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La duda es la llave del conocimiento y la ciencia es la busqueda de la duda.

Aristóteles

Saber es hacer, el que no hace no sabe.Lema: Escuela Técnica Superior de Ingerieros Forestales

de Madrid

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INTRODUCCIÓN

Los bosques de Cuba han sido objeto de fascinación para la humanidad desde tiempos inmemoriales. Las crónicas de la conquista que describen la isla como un territorio completamente cubierto de bosques coinciden con estimaciones modernas que refieren para el territorio cubano una cobertura boscosa de entre el 93 y el 96%. Sin embargo, su degradación comenzó con la limpia de áreas para la agricultura por los amerindios y se intensificó durante la colonia como parte de la implementación de astilleros, construcciones civiles y militares en la isla, usos domésticos, y exportación a la metrópolis, de manera que hacia 1770 los bosques habían disminuido en más de un 10%. El posterior desarrollo y auge de la industria azucarera aceleró significativamente el proceso de degradación de los bosques. Según estimados, en el año 1900 solo quedaba el 41% de superficie cubierta por bosques cubanos y en 1958, solo el 16%.

Salvaguardar los bosques remanentes, y la cobertura vegetal de Cuba en general, ha sido una prioridad de tiempos posteriores en la medida que se ha desarrollado nuestra conciencia ambiental. A este empeño han contribuido centros de investigación, universidades, jardines botánicos y de manera muy notable las áreas protegidas, que se encuentran consolidadas en un sistema nacional que abarca las áreas más importantes para la preservación de la diversidad biológica del país. Un ejemplo de estas áreas protegidas, y una de las de mayor significación nacional, lo constituye el Parque Nacional Península de Guanahacabibes ubicado en el extremo occidental del país.

La península de Guanahacabibes sobresale por la gran diversidad de plantas, animales y paisajes que alberga, muchos de ellos únicos en el país. Además, presenta numerosos yacimientos arqueológicos y relevancia histórica por su papel estratégico durante la guerra de independencia de Cuba. Por la importancia de la región para la preservación de la diversidad cubana, en 1987, fue declarada Reserva de Biosfera por la Unión Internacional para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y en el 2001 fue declarada como Parque Nacional Península de Guanahacabibes por acuerdo el Consejo de Ministros. Esta península es además uno de los reservorios más importantes de especies forestales con que cuenta Cuba en la actualidad. Notable por la diversidad de especies arbóreas que resguarda y por la calidad de las mismas en cuanto a las características de sus maderas, lo cual le confiere un papel crucial para cualquier acción de reforestación o restauración de bosques que se pretenda como fuente de semillas y de experiencias.

La toma de conciencia sobre el valor de los recursos naturales, que forman parte de nuestro patrimonio e identidad nacional, es imprescindible para la conservación y es con el objetivo de resaltar el valor florístico de la Reserva de Biosfera Península de Guanahacabibes que se presenta este libro. En este libro se brinda información sobre árboles referidos para la región, algunos incluidos en planes de manejo forestal y otras con potencialidades forestales, que pudieran emplearse como alternativa para regular la explotación de dichos recursos. Los datos sobre la estructura de la madera y usos aportan elementos para optimizar el uso de las maderas de acuerdo con sus propiedades, a la vez que pueden apoyar estudios arqueológicos locales.

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1. La Reserva de Biosfera Península de Guanahacabibes, Pinar del Río

En el extremo más occidental de Cuba, ocupando una extensión de 121.572 ha, se encuentra la Reserva de Biosfera Península de Guanahacabibes, uno de los centros de mayor diversidad biológica de Cuba. Su zona núcleo comprende el Parque Nacional homónimo que está dividido en las áreas de conservación El Veral, Cabo Corrientes, Humedal Cabo San Antonio y franja de bosques protectores del litoral. Además, incluye un sector marino hacia el litoral sur, la Ciénaga de Lugones y la cueva La Barca; único a la zona de amortiguación de 71.845 ha y la de transición de 10.698 ha (Márquez-Llauger et al., 2006).

Geográficamente la reserva está comprendida dentro de la región Cuba occidental, en la sub-región Penínsulas cársicas, en el distrito Pinareño, sub-distrito de la Llanura costera meridional y occidental formando el grupo de paisajes Llanura cársica y pantanosa de Guanahacabibes. La península en sí está conformada por dos penínsulas, la del cabo de San Antonio, que se extiende hacia el oeste-suroeste hasta el punto más occidental del país (cabo de San Antonio) y la de Corrientes, que se prolonga hacia el suroeste (Márquez-Llauger, et al., 2009).

El Parque Nacional Península de Guanahacabibes limita al norte con la línea costera de mangles que termina en el Golfo de Guanahacabibes, incluyendo las áreas de conservación de El Veral y humedal del cabo de San Antonio. Por el sur limita con el mar Caribe en el sector de franja marina correspondiente a la Ensenada de Corrientes, incluyendo la zona de conservación de cabo Corrientes. Hacia el oeste limita con la faja de bosques litorales pertenecientes a la unidad silvícola “El Valle” de la Empresa Forestal Integral Guanahacabibes, que se extiende sobre Barra La Sorda, próximo al estrecho de Yucatán; y por el este limita con bosques productores gestionados también por la unidad silvícola antes mencionada (Márquez-Llauger, et al., 2009).

De manera general, la región consta de un relieve llano, compuesto por rocas calizas, margas y calcarenitas, con depósitos de suelos ferralíticos rojos y rendzina roja y negra. Sobre estos suelos han crecido espesos bosques y matorrales costeros, que en algunos casos han derivado producto de la explotación en bosques y matorrales secundarios. Las aguas infiltran rápidamente en el suelo y las precipitaciones fluctúan entre 1200 a 1400 mm anuales, alcanzando 1600 mm anuales en la parte norte. La temperatura media anual del aire oscila entre 24 y 26 °C (Gutiérrez & Rivero, 1999).

La llanura presenta algunas dunas hacia la parte meridional y costera, mientras que al norte se evidencia un mayor espesor de suelos, que se encuentran empantanados y cubiertos de manglares. Hacia el sur se encuentran bosques semideciduos. En el cabo de San Antonio, se observa el bosque siempreverde micrófilo costero y subcostero y en el resto de la franja litoral el matorral xeromorfo costero y subcostero (manigua costera) (Gutiérrez & Rivero, 1999) (Mapa 1).

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Reconocida como un distrito fitogeográfico por la presencia de taxones endémicos, la península de Guanahacabibes posee una flora de aproximadamente 703 especies identificadas hasta el momento (Márquez-Llauger et al., 2006). El endemismo es de un 20% con 15 especies endémicas locales, entre las que se encuentran Vitex guanahacabibensis Borhidi y Piper guanahacabibense Borhidi. Se considera además una flora de gran potencial económico por la presencia, entre otras, de 125 especies maderables. De hecho, la actividad forestal, conjuntamente con la agropecuaria, es desarrollada por la mayoría de la población de la reserva (Márquez-Llauger et al., 2006), aunque también ha comenzado a desarrollarse el turismo de naturaleza precisamente por los valores naturales que atesora.

Los recursos forestales son manejados de manera sustentable por la unidad silvícola “El Valle” de la Empresa Forestal Integral Guanahacabibes. Entre estos recursos destacan el arabo, el cedro, la caoba, el ébano, la baría, la jocuma, la yarúa, el almácigo, la sangre de doncella, el mangle rojo, el patabán, el yaití, entre otras. También se emplean especies de la vegetación litoral como el mangle, la yana y la uva caleta para elaborar carbón vegetal que se emplea como combustible doméstico. Tras el paso de los huracanes se ha potenciado el uso de leña que resulta de la vegetación derribada en la zona litoral. El aprovechamiento de estos productos se realiza en baja escala y está restringido a la zona litoral entre Uvero Quemado y Cueva de Enríquez, que corresponde a la zona administrativa del Parque Nacional (Márquez-Llauger et al., 2009).

Mapa1. Tipos de vegetación del Parque Nacional Guanahacabibes. Tomado de Márquez et al. (2009).

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La fauna de la región también es abundante y diversa, con taxones endémicos restringidos como la chillina y el pitirre guatíbere. Son comunes las tortugas marinas, especies amenazadas por el comercio de su carne y concha, que desovan en las playas. Con este último grupo se vienen desarrollando, desde hace más de diez años, proyectos de conservación por parte del Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana. Otros estudios sobre ecología y conservación de especies de la zona se han realizado en plantas amenazadas como Amaranthus minimus Standl., el cual se encuentra en peligro crítico por el pisoteo causado por el turismo de playa (Urquiola et al., 2010).

Como colofón a los valores naturales del área, se han documentado hasta el momento 42 sitios arqueológicos (Mapa 2) vinculados a antiguas comunidades aborígenes pre-agroalfareras con tradiciones mesolíticas (Márquez-Llauger et al., 2009). Los objetos y pictografías halladas pertenecen a comunidades consideradas entre las más primitivas y antiguas de Cuba, que vivieron en esta zona hace más de 6000 años (Gutiérrez & Rivero, 1999). De los objetos aborígenes hallados en el sitio de Malpotón se conoce el uso de las maderas de Chrysobalanus icaco y Annona glabra para la fabricación de recipientes, que se conservan en el Museo Antropológico Montané de la Universidad de La Habana, otra de madera de Ehretia tinifolia (Fig. 1)que se encuentra expuesta en el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana, así como un bastón ceremonial de Conocarpus erectus en la colección del Instituto de Antropología de la Academia de Ciencias de Cuba entre otros objetos de madera.

Cazuela de Madera de Ehretia tinifolia (Roble Prieto) Etapa Preagroalfarera.

Medidas: Diámetro 31 cm., Alto: 8 cm. Yacimiento arqueológico de Laguna

de Malpotón, Pinar del Río, Cuba Nº Inventario: GA-1-11 Gabinete de

Arqueologia de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

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Por otra parte, la región fue refugio de piratas y corsarios y puerto de desembarque de esclavos durante los siglos XVI al XVIII, e incluso en el siglo XIX (Gutiérrez & Rivero, 1999). Asimismo dichos autores refieren que, por su aislamiento, fue punto de embarque y llegada de expediciones y cargamentos de armas durante la Guerra de Independencia (1896-1897).

Mapa 2. Sitios arqueológicos del Parque Nacional Guanahacabibes. Tomado de Márquez et al. (2009).

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2. Identificación de la madera a partir de sus características morfo-anatómicas

La madera es un tejido vegetal compuesto por varios tipos de células que cumplen diferentes funciones en el árbol vivo. Cada especie maderable está caracterizada por ciertas particularidades de naturaleza y disposición de sus células y son estas especificidades las que permiten reconocer especies o grupos de especies leñosas.

Para identificar correctamente una madera se necesita una colección de referencia con sus respectivas preparaciones de cortes anatómicos o los patrones ya descritos, acompañados de fotomicrografías, además del conocimiento sobre la materia. No obstante, para aquellos que no son especialistas y trabajan con frecuencia este material, es posible determinar si una madera es o no la que se supone, e incluso llegar a identificarla, si está dentro de los patrones disponibles y considerando sus características anatómicas.

En la identificación de maderas es necesario recordar que estas poseen caracteres físicos cambiantes con las condiciones del medio, que alteran sus características estéticas y pueden conducir a falsas determinaciones, por ejemplo:

El color: Las maderas tienden a oscurecerse por un proceso de oxidación de compuestos secundarios presentes en sus paredes celulares o en el interior de sus cavidades; pero también la madera reacciona frente a la fracción ultravioleta de la luz solar, decolorándose.

Dibujo o veta: El dibujo o veta de la madera está en función de su estructura anatómica y del tipo de corte que se le ha realizado. Una misma madera cortada en diferentes planos puede parecer diferente a simple vista.

Calidad: La calidad y, en muchas ocasiones, el aspecto de una madera puede variar con las condiciones de suelo y clima donde creció el árbol, aportando estructuras más abiertas o cerradas según las dimensiones de las células. Esto también las hace variar tecnológicamente en cuanto a flexibilidad, densidad y dureza.

También ha de considerarse que el método de identificación de maderas por anatomía comparada, uno de los más utilizados, no está exento de limitaciones. De por sí, tiene límites de géneros y a veces de subgrupos genéricos, donde muy raramente se llega a la especie solamente con la descripción anatómica. Por lo que toda información sobre procedencia, nombre común, país o región geográfica es importante para la determinación. Cuando las maderas se diferencian a nivel de especie, es porque poseen caracteres que las distinguen de otras del género o porque la especie es la única representada para ese género en el lugar.

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2.1. Procedimientos para identificar anatómicamente la madera

Inicialmente se trata de obtener la mayor información posible con un lente de 10 aumentos y se toman las muestras en zonas donde se expongan las direcciones fundamentales para el estudio de la estructura de la madera (secciones transversales, tangenciales y radiales). Es recomendable, siempre que sea posible, obtener cortes para las observaciones microscópicas con vistas a confirmar la identidad de las maderas.

Técnicas y materiales para hacer una observación microscópica

Existen aspectos importantes a cumplir para la identificación: 1) la selección del área de la muestra, 2) la muestra en sí y 3) la visualización de los caracteres anatómicos.

Una lupa es absolutamente necesaria; un aumento de 10 veces dará un campo de visión no muy pequeño y permitirá la observación de las estructuras.

Un instrumento cortante (cuchilla de doble filo o bisturí) también es necesario. El objetivo es obtener una superficie lo suficientemente limpia sin deformar los elementos constitutivos de la madera y observar cómo estos se distribuyen en ella. Este procedimiento debe realizarse en los tres planos que se corresponden con las secciones fundamentales (Fig. 2).

Figura 2. Bloque de madera y formas de tomar los cortes anatómicos en las direcciones fundamentales para su estudio: sección transversal (TR), sección tangencial (TG) y sección radial (RD). (Greta Gonzalez Carreras, Animadora 3D de Myapptrailers de Chicago, USA).

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Las muestras se seccionan con un micrótomo de deslizamiento o bien manualmente. El micrótomo tiene dos desventajas para las maderas: toma tiempo, la preparación y las maderas deben estar duras y en proporciones abundantes para poder seccionarlas. Sin embargo, a mano los cortes no quedan tan uniformes, pero son más fáciles de tomar y requieren menor volumen de muestra. La mejor forma es tomarlos con cuchillas de doble filo para que sean más flexibles.

La observación de las láminas cortadas, una vez procesadas y montadas con resinas como el bálsamo de Canadá, se realiza mediante el empleo de microscopios. Existen varios tipos de microscopios para el estudio de las maderas: microscopios ópticos de luz trasmitida e incidente, microscopio digital y microscopio electrónico de transmisión y barrido. El examen de los tejidos puede estar a niveles de 25 a 2000 aumentos, aunque para análisis más profundos como los detalles de la pared celular se necesitan aún mayores aumentos y es cuando generalmente se utiliza el microscopio electrónico.

2.2. La descripción anatómica de las maderas

Se realiza a partir de preparaciones histológicas. Utilizando los diferentes aumentos se logra visualizar las estructuras, la composición, distribución y forma de las células, algunas de sus inclusiones e incluso pueden realizarse mediciones.

Caracteres anatómicos de maderas de latifolias considerados en las descripciones de este libro. La madera, como ya se explicó anteriormente, está formada por diferentes células dispuestas tanto en la dirección del eje axial del tronco como perpendicular a este.

En el primer grupo se encuentran los poros, que no son más que secciones transversales de un tipo de célula especializada en la conducción de agua y sales minerales llamadas elementos vasculares. Estos se superponen siguiendo el eje axial del tronco del árbol y conforman lo que reconocemos como vasos (así son llamados cuando los observamos en sección tangencial). De acuerdo con la agrupación de los poros en sección transversal las maderas pueden ser de:

Porosidad difusa: cuando los poros se distribuyen irregularmente.Porosidad semianular: cuando los poros de mayor tamaño tienden a agruparse al inicio del anillo de crecimiento.Porosidad anular: cuando los poros de mayor tamaño se localizan al inicio del anillo de crecimiento.

Los elementos vasculares poseen discontinuidades en su pared denominadas punteaduras, a través de las cuales se comunican con las células vecinas. Los extremos de estas células van a estar también perforados para permitir el paso de la savia bruta (agua con sales

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minerales). A estas perforaciones se le denominan placas perforadas o platinas de perforación y lo hacen de forma tal que pueden caracterizar grupos de especies según diferentes patrones.

Tanto las placas perforadas como las punteaduras intervasculares (comunicaciones entre elementos vasculares adyacentes a través de sus paredes laterales), tienen gran valor de diagnóstico cuando se identifica una madera. Existe una clasificación para estas formas:

Placas perforadas:

Perforación simple: cuando el paso entre los elementos vasculares está libre y se observa en sección tangencial o radial como una línea más bien transversal al vaso.

Perforación escaleriforme: cuando entre dos elementos vasculares existen unas barras a modo de escaleras que los separan.

Punteaduras intervasculares:

Punteaduras alternas: generalmente circulares a ovales y se encuentran alineadas de manera oblicua respecto al eje del vaso. Pueden ser ornamentadas o no, estas ornamentaciones son protuberancias de la pared celular que se evidencian en la abertura de la punteadura.

Punteaduras escaleriformes: las punteaduras son lineales y se orientan perpendicular al eje del vaso.

Punteaduras opuestas: generalmente ovales a rectangulares y se presentan en filas transversales al vaso. Son poco comunes.

La distribución de los poros es también de gran importancia en las descripciones, debido a su variación en los diferentes grupos de especies. Por la distribución se clasifican como:

Poros solitarios: cuando se encuentran aislados de los restantes por otro tejido y generalmente son de forma oval.

Poros múltiples: cuando están agrupados dos o más vasos y sus paredes intermedias son aplanadas, generalmente orientados en la dirección de los radios, aunque pueden orientarse también en sentido tangencial a estos.

Poros en conglomerados: cuando están formando grupos o conglomerados de varias células.

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Poros en cadenas: cuando estos son solitarios y siguen una serie semejante a eslabones de una cadena separados por otros tejidos.

Otro grupo de células constituyentes de la madera son las que componen el parénquima axial y radial, encargadas del almacenamiento de sustancias y en algunos casos de la síntesis y secreción de las mismas.

Parénquima axial: sus células se reconocen en la sección transversal por sus paredes delgadas y formas de presentarse. Según su constitución, puede ser fusiforme (visto en sección tangencial no presenta tabiques divisorios) o septado cuando presenta dichos tabiques. Este último tipo es el más frecuente. Según su relación con los poros se clasifica en sección transversal como:

Parénquima axial paratraqueal: cuando toca los poros. Se clasifica según la forma en que puede estar dispuesto:

Paratraqueal vasicéntrico: cuando rodea todo el vaso.Paratraqueal escaso: cuando se presentan células aisladas alrededor del vaso. Paratraqueal unilateral: cuando forma una capa alrededor de una parte del vaso. Paratraqueal aliforme: cuando rodea el vaso y presenta extensiones en forma de alas.Paratraqueal confluente: cuando se enlazan vasos contiguos, pudiendo ser también aliforme confluente y confluente en bandas.

Parénquima apotraqueal: cuando no toca los poros. Se clasifica de tres formas principales:

Apotraqueal difuso: cuando aparece como células aisladas entre el tejido fibroso. Apotraqueal en agregados: cuando forma pequeños grupos o líneas tangenciales cortas, generalmente de pocas células.Apotraqueal concéntrico: se presenta en bandas de una a varias células de ancho que se extienden en sentido tangencial.

Parénquima marginal: cuando se presenta al comienzo o terminación de un anillo de crecimiento.

Parénquima radial: sus células son los únicos elementos dispuestos en sentido perpendicular al eje axial del tronco y forman los radios leñosos o mal llamados radios (o rayos) medulares, ya que solo llegan a la médula aquellos que se originaron en la madera joven o tejido primario. En las latifolias los radios están compuestos totalmente de parénquima radial.

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En sección radial los radios aparecen como bandas de células. Estas pueden ser de uno o varios tipos según su forma, unas con el eje mayor en posición horizontal, llamadas células procumbentes y otras con el eje mayor en dirección axial, llamadas células erectas. Cuando todas las células son del mismo tipo, se llaman radios homogéneos y cuando hay variados tipos, radios heterogéneos.

En sección tangencial los radios poseen forma de huso. Se presentan de dos formas diferentes. Estratificados, cuando se organizan en estratos y no estratificados, cuando están sin esquema de estratificación, o sea, dispuestos irregularmente.

También pueden variar en cuanto a número de células de alto y ancho, o sea, pueden ser uniseriados (una sola hilera de células) y multiseriados (más de una hilera de células ancho).

La parte mecánica de la madera está dada fundamentalmente por otro tipo de células, las fibras. Se caracterizan por ser células de extremos no perforados presentes en proporciones variables según la especie y con variaciones en longitud, diámetro y grosor de sus paredes. En sección transversal se reconocen por poseer diámetros menores que las células parenquimáticas y paredes más gruesas.

En la sección transversal solo podemos clasificar las fibras según su forma (ovales, circulares o poligonales) y su distribución (radiales si se orientan en la dirección de los radios medulares o irregulares si no lo hacen así). El tejido fibroso en las latifolias puede estar representado por los siguientes tipos de células:

Traqueidas vasculares: células sin perforaciones en los extremos, semejantes en tamaño, forma y presencia de punteaduras ornamentadas a los elementos de vaso estrechos, y con transición morfológica con estos últimos. Se observan frecuentemente en asociación con vasos múltiples extensivos o nidos, especialmente en la madera tardía.

Traqueidas vasicéntricas: se diferencian de los vasos por tener los extremos imperforados; pero se disponen en series longitudinales como los primeros. Están alrededor de los vasos de la madera de primavera en aquellas que poseen anillos porosos y en menor cantidad alrededor de los vasos de la madera tardía, y lo hacen mezclado con el parénquima del cual se diferencian por presentar punteaduras con rebordes en secciones tangenciales y radiales.

Fibrotraqueidas: puesto que el proceso evolutivo de las especies es continuo, se observan en muchas de ellas estructuras remanentes que guardan cierta similitud con las traqueidas de las coníferas, pero solo es observable en secciones tangenciales y radiales. Las paredes son

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gruesas y el diámetro celular pequeño. Se diferencian de las fibras por poseer punteaduras con rebordes aunque éstas son muy pequeñas y no poseen torus como en las coníferas.

Fibras libriformes: son las que alcanzan mayor crecimiento en longitud y se diferencian de las fibrotraqueidas por poseer punteaduras simples, casi imperceptibles.

Además de estos tipos de células fundamentales, en la madera pueden presentarse otras estructuras como por ejemplo:

Tílides: que son prolongaciones de las paredes de las células vecinas hacia el interior de los vasos y pueden llegar a obstruirlos.

Canales gomosos y resinosos: al igual que las coníferas las latifolias pueden presentar canales axiales y radiales de goma o resina, solo que en este caso se presentan de uno u otro tipo y no ambos en la misma madera. Su origen puede ser genético o traumático.

Parénquima cristalífero: formado por células del parénquima que poseen en su interior cristales y generalmente aumenta el diámetro en esa porción, por lo que son fácilmente reconocibles. Los cristales pueden ser de diferente tipo y composición e incluso pueden estar dentro de células de los radios medulares y también como depósitos en vasos con tílides. La naturaleza del cristal tiene que ver con la forma en que este cristaliza y a partir de ello se clasifican en drusas, rafidios, cristales romboidales, etc. Por lo general son de oxalato de calcio o sílice y muchas maderas poseen la capacidad de cristalizar de una forma u otra en el interior de sus células por lo que puede tomarse como carácter diagnóstico.

Floema incluido en la madera: son células floemáticas no funcionales presentes en un escaso número de maderas; pero constituye un carácter fijo en las que lo presentan. Este floema incluido o incluso puede estar difuso en la madera o de forma concéntrica cerca del anillo de crecimiento.

Los caracteres cuantitativos de la madera (Tabla I) pueden medirse con lentes graduados con previa calibración del microscopio.

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Número de poros por mm2 Menos de 2 Muy pocos2-5 Pocos6-10 Moderadamente escasos11-20 Moderadamente numerosos 21-40 NumerososMás de 40 Muy numerosos

Diámetro de los vasos (µm) Menos de 30 Extremadamente pequeños31 a 50 Pequeños51 a 100 Pequeños101-200 Moderados201-300 Relativamente grandesMás de 400 Muy grandes

Longitud de los elementos vasculares (µm) Menos de 175 Extremadamente cortos176-250 Muy cortos251-350 Cortos351-800 Talla media801-1100 Moderadamente largos1101-1900 Muy largosMás de 1900 Extremadamente largos

Número de radios por mm Menos de 2 Muy pocos2-4 Pocos5-7 Moderadamente numerosos8-12 NumerososMás de 10 Muy numerosos

Anchura de los radios (µm) Menos de 15 Extremadamente cortos16-30 Muy estrechos31-50 Estrechos51-100 Moderadamente anchos101-200 Anchos201-400 Muy anchosMás de 400 Anchos

Longitud de las fibras (mm) Menos de 1 Muy cortas1-1.5 Cortas1.5-2 LargasMás de 2 Muy largas

Tabla I. Clasificación de los caracteres cuantitativos en categorías mesurables (Chattaway, 1932).

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3. METODOLOGÍASe realizaron visitas al Parque Nacional Península de Guanahacabibes y se consultó el inventario florístico referido en el Plan de manejo de 2009-2013 (Márquez et al., 2009) para determinar las especies arbóreas de la zona. Una vez identificadas las especies se tomaron muestras de madera de las xilotecas HBw. (xiloteca del Instituto de Investigaciones Forestales), HACw. (xiloteca del herbario de la Academia de Ciencias, Instituto de Ecología y Sistemática), Tw. (xiloteca del Museo Real de África Central, Tervuren, Bélgica) y colecciones de referencia, a partir de las cuales se obtuvieron preparaciones permanentes de los cortes de dichas maderas, las cuales fueron descritas y fotografiadas. Puesto que no fue posible contar con muestras de madera de todas las especies arbóreas del área, se incluyó solamente una parte representativa de estas.

Se confeccionaron fichas de identificación para cada especie que constan de dos partes fundamentales. La primera incluye datos sobre la ubicación taxonómica de la especie, nombre común, distribución geográfica, características generales de la planta, así como las características macroscópicas, densidad y usos referidos de su madera. Para ello se consultó la Flora de Cuba de los hermanos León y Alain y la Flora de la República de Cuba de más reciente edición. Además se revisaron los trabajos de Acevedo-Rodríguez & Strong (2012) para la actualización de los nombres científicos, los de Bisse (1988), Fors (1975), Roig (1984), Sablón (1984) y Betancourt (1999).

En la segunda parte de las fichas se detallan las características anatómicas de las maderas en las tres direcciones de corte: transversal, longitudinal tangencial y longitudinal radial. Se ofrecen tanto caracteres cualitativos como cuantitativos, teniendo en cuenta la terminología propuesta por el Comité de Nomenclatura de la Asociación Internacional de Anatomistas de la Madera (IAWA). Los caracteres cuantitativos fueron determinados a partir de 25 mediciones para cada carácter y los caracteres mensurables catalogados según Chattaway (1932).

La descripción de las características de la planta y la madera de cada especie se complementa con imágenes de las estructuras vegetativas y reproductoras de las plantas, así como de la madera y los cortes anatómicos de la misma en las tres direcciones de corte, en este último caso tomadas con una cámara digital acoplada al microscopio óptico de luz transmitida. En algunos casos no fue posible incluir imágenes de las estructuras reproductoras puesto que las plantas no estaban florecidas o fructificadas. En otros, debido al pequeño tamaño de la planta, no fue posible mostrar el porte arbóreo que pueden alcanzar por lo que solamente se ofrecen imágenes de ramas con hojas que permitan el reconocimiento de la especie.

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4. Especies maderables de la Reserva de Biosfera Guanahacabibes, Pinar del Río, Cuba

Se caracterizan 60 especies leñosas de la reserva, combinando sus características vegetativas y reproductoras con las de su madera, tanto desde el punto de vista macroscópico como desde el punto de vista anatómico. Las especies analizadas para la confección de las fichas de identificación son las siguientes:

1 Abarema glauca (Urb.) Barneby& J. W.Grimes (Pithecellobium glaucum Urb.). 2 Adelia ricinella L. 3 Allophylus cominia (L.) Sw. var. cominia4 Alvaradoa sp.5 Andira cubensis Benth. 6 Annona glabra L.7 Avicennia germinans (L.) L. 8 Bombacopsis cubensis A. Robyns9 Bucida molinetii (M. Gómez) Alwan & Stace (Bucida spinosa (Northr.) Jenn.) 10 Bursera simaruba (L.) Sarg.11 Calophyllum antillanum Britton12 Calycophyllum candidissimum (Vahl) DC.13 Canella winterana (L.) Gaertn.14 Casearia hirsuta Sw. 15 Catalpa macrocarpa (A. Rich.) Ekman & Urb. (Catalpa punctata Griseb.).16 Cecropia peltata L.17 Cedrela odorata L. 18 Ceiba pentandra (L.) Gaertn.19 Celtis trinervia Lam.20 Chrysobalanus icaco L. 21 Citharexylum spinosum L. (Citharexylum fruticosum L.)22 Clusia rosea Jacq.23 Coccoloba uvifera L.24 Colubrina arborescens (Mill.) Sarg.25 Comocladia dentata Jacq. 26 Conocarpus erectus L. 27 Cordia gerascanthus L.28 Cupania glabra (Sw.) var. glabra 29 Dendrocereus nudiflorus (Engelm. ex Sauvalle) Britton & Rose 30 Dendropanax arboreus (L.) Dec. & Planch. 31 Ehretia tinifolia L. 32 Erythrina cubensis C. Wright33 Erythroxylum areolatum L.

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34 Exothea paniculata (Juss.) Radlk. 35 Genipa americana L. 36 Grimmeodendron eglandulosum (A. Rich.) Urb. 37 Guaiacum sanctum L.38 Guibourtia hymenifolia (Moric.) J. Leonard39 Gymnanthes lucida Sw. (Ateramnus lucida (Sw.) Rothm.).40 Hippomane mancinella L. 41 Laguncularia racemosa (L.) Gaertn. f. 42 Lysiloma sabicu Benth.43 Manilkara jaimiqui (C. Wright ex Griseb.) Dubard 44 Matayba oppositifolia (A. Rich.) Britton (Matayba apetala (Macfad.) Radlk.) 45 Oxandra lanceolata (Sw.) Baill.46 Picramnia pentandra Sw. 47 Plumeria tuberculata Lodd.48 Quercus cubana A. Rich.49 Rhizophora mangle L.50 Salix caroliniana Michx. 51 Sapindus saponaria L. 52 Sideroxylum foetidissimum Jacq.53 Simarouba glauca DC. var. glauca54 Simarouba laevis Griseb. 55 Swartzia cubensis (Britton & P. Wilson) Standl.56 Swietenia mahagoni (L.) Jacq. 57 Talipariti elatum (Sw.) Fryxell 58 Thespesia populnea (L.) Sol. ex Corrêa59 Trichilia hirta L.60 Vitex divaricata Sw.

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Muestras recogidas en el Parque Nacional de Guanahacabibes procedentes de árboles derribados por huracanes. Cedidos por la dirección del mismo para su estudio científico y exposición en xilotecas.

Actualmente estas 48 muestras se encuentran expuestas para su estudio científico en las siguientes entidades públicas catalanas:

- Departament de Medi Ambient. generalitat de Catalunya- Facultad de Biología. Universidad de Barcelona- Institut Botànic de Barcelona. Centro Superior de Investigaciones Científicas- Asociación para el estudio del mueble antiguo. Palacio Real de Barcelona

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Árboles y maderas de la Reserva de Biosfera Guanahacabibes

Pinar del Río, Cuba

FICHAS ANATÓMICAS PARA SU IDENTIFICACIÓN

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Abarema glauca (Urb.) Barneby & J.W. Grimes (Fabaceae)

Nombre vulgar: azulito, abey

Nº HBw: 217.

Districión geográfica: Camagüey, Las Villas, Habana, Pinar del Río y Cuba oriental, en montes semicaducifolios cerca de las costas.

Características de la planta: árbol pequeño de hasta 10 m. Hojas compuestas, de 4-8 pares de folíolos, obovados o subromabales, reticulados, glaucos en la haz. Inflorescencias en racimos, flores blancas. Fruto en legumbre circinada.

Caracteres Macroscópicos: Albura blanca grisácea y duramen rojizo claro. Textura media, grano grueso ligeramente veteado. Lustre medio. Zonas de crecimiento poco visibles. Densidad: 0,820 g/cm3.

Usos: no referidos.

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A. Porosidad:Distribución: difusa; poros solitarios, ovales, grupos radiales de 2 células.Diámetro (µm): 45-125-160. Nº/mm²: 4.Pared (µm): 7. Placa perforada: simple.Punteaduras: alternas, diminutas y ornadas.Contenidos: no se observan. Longitud (µm): 312-412-633.

B. Parénquima axial:Distribución: paratraqueal aliforme a confluente.Diámetro (µm): 26-31-35. Nº de células de la serie: 2 a 3.Contenidos: cristales. Longitud serie (µm): 310-402-512.

C. Parénquima radial:Distribución: no estratificados.Composición: homogéneos. Nº/mm: 6. Contenidos: no se observan.Ancho (µm): 9-15-17. Nº células: 1. Alto (µm): 232-402-572. Nº células: 7-13-17.

D. Fibras:Tipo: libriformes.Distribución: irregular. Diámetro (µm): 17. Grosor de pared (µm): 3. Longitud (µm): 1520-1630-1695.

E. Caracteres especiales: no.

Caracteres Microscópicos (Fig. 1d-f)

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Adelia ricinella L. (Euphorbiaceae)

Nombre vulgar: jía de monte

Nº HBw: 139.

Distribución geográfica: presente en toda Cuba e Isla de la Juventud pero escasa, en vegetación secundaria. Se encuentra también en Las Antillas.

Características de la planta: arbusto o árbol de hasta 10 m. Corteza blancuzca. Hojas simples oblongas a obovadas, agrupadas en ramas de entrenudos cortos. Inflorescencias con flores unisexuales. Fruto en cápsula trilobulada.

Caracteres macroscópicos: color amarillo claro. Textura fina, ligeramente veteada. Zonas de crecimiento no visibles.

Densidad: 0,780 g/cm3.

Usos: utensilios domésticos, reglas, mangos y objetos cortos en general.

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