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7/31/2019 Kleist, Heinrich - El terremoto en Chile http://slidepdf.com/reader/full/kleist-heinrich-el-terremoto-en-chile 1/20 Heinrich von Kleist: Das Erdbeben in Chili - El Terremoto en Chile -1- El Autor de la Semana - ® 1996-2000 Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile Selección y edición de textos: Oscar E. Aguilera F. ([email protected]) El Autor de la Semana - ® 1996-2000 Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile Selección y edición de textos: Oscar E. Aguilera F. ([email protected]) El Autor de la Semana Heinrich von Kleist UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

Kleist, Heinrich - El terremoto en Chile

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Selección, diagramación: Oscar E. Aguilera F. © 1996-2000 Programa deInformática, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.

Heinrich von Kleist(1777-1811)

Dramaturgo alemán, cuya descripción de las tribulaciones de la humanidad ante los deseos que no puede

satisfacer hicieron de él uno de los más notables dramaturgos alemanes, a pesar de su corta carrera. Nació en

Francfort del Oder en una familia de militares. Después de siete años en el ejército prusiano, Kleist se pasó el

periodo 1799-1810 estudiando derecho y filosofía en Francfort, como funcionario en Berlín y Königsberg y viajando

por Europa. También escribía. Estaba muy influido por el romanticismo, especialmente por su filosofía, y muy

interesado por la actividad inconsciente de la mente humana. Los temas fundamentales de su obra, reflejo de

sus preocupaciones vitales, son su lucha por conciliar el destino con la individualidad, el conflicto entre emoción

y razón, y la toma de conciencia de que todo conocimiento es ilusorio. Entre sus obras teatrales más importantes

se encuentran la tragedia La familia Schroffenstein (1803), el popular drama romántico Catalina de Heilbronn

(1808-1810), la comedia El cántaro roto (1806) y la obra patriótica El príncipe de Homburg (1811), que nadie en

la Alemania ocupada por los ejércitos de Napoleón quería estrenar. En la revista Phöbus,de la que fue cofundador,

publicó algunos poemas, la tragedia Penthesilea (1808), y la novela corta Michael Kohlhaas (1808). Sus ocho

mejores novelas cortas entre las que se encuentra La marquesa de O se publicaron en Cuentos (1810-

1811). Fundó un periódico patriótico, Berliner Abendblätter, en 1810, pero fue prohibido en 1811. Sin trabajo,

editor ni productor, y deprimido por la ocupación francesa, Kleist se suicidó en compañía de su amante en 1811

cerca de Berlín.

(De: Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

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Das Erdbeben in Chili

In St. Jago, der Hauptstadt des Königreichs Chili,stand gerade in dem Augenblicke der großen

Erderschütterung vom Jahre 1647, bei welcher viele tausend Menschen ihren Untergang fanden, ein junger, auf ein Verbrechen angeklagter Spanier, namensJeronimo Rugera, an einem Pfeiler des Gefängnisses,in welches man ihn eingesperrt hatte, und wollte sicherhenken. Don Henrico Asteron, einer der reichstenEdelleute der Stadt, hatte ihn ungefähr ein Jahr zuvor aus seinem Hause, wo er als Lehrer angestellt war,entfernt, weil er sich mit Donna Josephe, seiner einzigenTochter, in einem zärtlichen Einverständnis befundenhatte. Eine geheime Bestellung, die dem alten Don,nachdem er die Tochter nachdrücklich gewarnt hatte,durch die hämische Aufmerksamkeit seines stolzenSohnes verraten worden war, entrüstete ihn dergestalt,daß er sie in dem Karmeliterkloster unsrer liebenFrauen vom Berge daselbst unterbrachte.

Durch einen glücklichen Zufall hatte Jeronimo hier die Verbindung von neuem anzuknüpfen gewußt, undin einer verschwiegenen Nacht den Klostergarten zumSchauplatze seines vollen Glückes gemacht. Es war 

am Fronleichnamsfeste, und die feierliche Prozessionder Nonnen, welchen die Novizen folgten, nahm ebenihren Anfang, als die unglückliche Josephe, bei demAnklange der Glocken, in Mutterwehen auf den Stufender Kathedrale niedersank.

Dieser Vorfall machte außerordentliches Aufsehn;man brachte die junge Sünderin, ohne Rücksicht auf ihren Zustand, sogleich in ein Gefängnis, und kaumwar sie aus den Wochen erstanden, als ihr schon, auf 

Befehl des Erzbischofs, der geschärfteste Prozeßgemacht ward. Man sprach in der Stadt mit einer sogroßen Erbitterung von diesem Skandal, und dieZungen fielen so scharf über das ganze Kloster her, inwelchem er sich zugetragen hatte, daß weder dieFürbitte der Familie Asteron, noch auch der Wunschder Äbtissin selbst, welche das junge Mädchen wegenihres sonst untadelhaften Betragens liebgewonnen hatte,die Strenge, mit welcher das mit welcher das

Heinrich von Kleist

El Terremoto en Chile

En Santiago, la más importante ciudad del Reinode Chile, justamente cuando se producía el

gran terremoto del año de 1647, en el quetantos seres perecieron, estaba atado a una pilastrade la prisión el español Jerónimo Rugera, acusado deun hecho criminal, a punto de ser ejecutado. DonEnrique Asterón, uno de los nobles más acaudaladosde la ciudad, le había echado de su casa hacía pocomás de un año, donde se desempeñaba como mae-stro, cuando descubrió sus relaciones con su únicahija, doña Josefa. Como después de haber amonestado a su hija con severidad el noble ancianodescubriese una oculta cita que se habían dado, graciasal celo de su orgulloso hijo con este motivo decidióconfiar a la joven al monasterio carmelita de NuestraSeñora del Monte.

Gracias a una feliz casualidad, Jerónimo había podido reanudar sus relaciones con ella, de maneraque en una tranquila noche sirviendo de escena el jardíndel cementerio, alcanzaron su total felicidad. En la fi-

esta del Corpus, cuando partía la procesión de lasmonjas, tras de las cuales iban las novicias, acaecióque justo entonces, cuando sonaban las campanas, lesorprendieron a la desdichada Josefa los dolores del parto, derrumbándose sobre los escalones de laCatedral.

Este hecho provocó un escándalo extraordinario;llevóse a la pobre pecadora, sin prestar atención a suestado, a la prisión, y apenas hubo dado a luz, por orden del arzobispo se le instruyó proceso. En la

ciudad se comentó con gran saña este escándalo y laslenguas se dieron a tan agrias murmuraciones sobre elmonasterio, donde había sucedido todo, que ni losruegos de la familia Asterón, ni el deseo de la mismaabadesa, que se había encariñado con la joven a causade su conducta intachable, pudieron atenuar el rigor con que le amenazaba la ley eclesiástica. Todo lo másque podía suceder era que la muerte en la hoguera, ala que había sido condenada para escarmiento de

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klösterliche Gesetz sie bedrohte, mildern konnte. Alles,was geschehen konnte, war, daß der Feuertod, zu demsie verurteilt wurde, zur großen Entrüstung der Matronen und Jungfrauen von St. Jago, durch einenMachtspruch des Vizekönigs, in eine Enthauptungverwandelt ward.

Man vermietete in den Straßen, durch welcheder Hinrichtungszug gehen sollte, die Fenster, man trugdie Dächer der Häuser ab, und die frommen Töchter der Stadt luden ihre Freundinnen ein, um demSchauspiele, das der göttlichen Rache gegeben wurde,an ihrer schwesterlichen Seite beizuwohnen.

Jeronimo, der inzwischen auch in ein Gefängnisgesetzt worden war, wollte die Besinnung verlieren,als er diese ungeheure Wendung der Dinge erfuhr.

Vergebens sann er auf Rettung: überall, wohin ihn auchder Fittig der vermessensten Gedanken trug, stieß er auf Riegel und Mauern, und ein Versuch, dieGitterfenster zu durchfeilen, zog ihm, da er entdecktward, eine nur noch engere Einsperrung zu. Er warf sich vor dem Bildnisse der heiligen Mutter Gottesnieder, und betete mit unendlicher Inbrunst zu ihr, alsder einzigen, von der ihm jetzt noch Rettung kommenkönnte.

Doch der gefürchtete Tag erschien, und mit ihm

in seiner Brust die Überzeugung von der völligenHoffnungslosigkeit seiner Lage. Die Glocken, welcheJosephen zum Richtplatz begleiteten, ertönten, undVerzweiflung bemächtigte sich seiner Seele. Das Lebenschien ihm verhaßt, und er beschloß, sich durch einenStrick, den ihm der Zufall gelassen hatte, den Tod zugeben. Eben stand er, wie schon gesagt, an einemWandpfeiler und befestigen den Strick, der ihn dieser  jammervollen Welt entreißen sollte, an eineEisenklammer, die an dem Gesimse derselben

eingefugt war; als plötzlich der größte Teil der Stadt,mit einem Gekrache, als ob das Firmament einstürzte,versank, und alles, was Leben atmete, unter seinenTrümmern begrub. Jeronimo Rugera war starr vor Entsetzen; und gleich als ob sein ganzes Bewußtseinzerschmettert worden wäre, hielt er sich jetzt an demPfeiler, an welchem er hatte sterben wollen, um nichtumzufallen. Der Boden wankte unter seinen Füßen,alle Wände des Gefängnisses rissen, der ganze Bau

doncellas y damas de Santiago, le fuese conmutada por la pena de ser decapitada.

Ya se alquilaban las ventanas en las calles por donde iba a pasar el cortejo de la ejecución, ya selevantaban los tejadillos de las casas y las piadosashijas de la ciudad invitaban a sus amigas a presenciar el espectáculo que les depararía la ira divina.

Jerónimo, que estaba en prisión, creyó perder el juicio cuando se enteró del giro que tomaba el asunto.Barajó en vano alguna posibilidad de salvación; en

alas de su ardiente fantasía sólo lograba estrellarsecontra los muros y los cerrojos y un intento que hizode limar los barrotes de su ventana le costó ser encerrado en un calabozo peor. Entonces se prosternóa los pies de la Madre de Dios y rezó con ardiente piedad, pues Ella era la única que podía llevarle lasalvación.

Al fin llegó el día señalado y sintió en su pecho

que se desvanecía toda esperanza. Sonaron lascampanas que acompañaban a Josefa al lugar de laejecución y la desesperación se adentró en su alma.La vida le pareció repudiable y resolvió matarsecolgándose de una correa que por azar le habíandejado. Estaba, como ya dijimos, sujeto a una pilastra,e intentaba asegurar el lazo que le sacaría de este vallede lágrimas de un gancho que sobresalía de la cornisacuando, de repente, hundióse la mayor parte de laciudad, con un crujido como si el cielo se derrumbase

y todo lo que alentaba vida quedó sepultado en lasruinas. Jerónimo Rugera quedó inmóvil de espanto, altiempo que, como si hubiera perdido el conocimiento,se aferró a la columna donde había pensado quehallaría la muerte, para no caer. El suelo se estremeció bajo sus pies, los muros de la prisión se resquebrajaron,todo el edificio se inclinó para caer hacia la calle, loque no sucedió gracias al edificio de enfrente, quetambién había cedido y le sirvió como apoyo.

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neigte sich, nach der Straße zu einzustürzen, und nur der, seinem langsamen Fall begegnende, Fall desgegenüberstehenden Gebäudes verhinderte, durch einezufällige Wölbung, die gänzliche Zubodenstreckungdesselben. Zitternd, mit sträubenden Haaren, undKnieen, die unter ihm brechen wollten, glitt Jeronimoüber den schiefgesenkten Fußboden hinweg, der Öffnung zu, die der Zusammenschlag beider Häuser in die vordere Wand des Gefängnisses eingerissenhatte.

Kaum befand er sich im Freien, als die ganze,schon erschütterte Straße auf eine zweite Bewegungder Erde völlig zusammenfiel. Besinnungslos, wie er sich aus diesem allgemeinen Verderben retten würde,eilte er, über Schutt und Gebälk hinweg, indessen der Tod von allen Seiten Angriffe auf ihn machte, nach

einem der nächsten Tore der Stadt. Hier stürzte nochein Haus zusammen, und jagte ihn, die Trümmer weitumherschleudernd, in eine Nebenstraße; hier lecktedie Flamme schon, in Dampfwolken blitzend, aus allenGiebeln, und trieb ihn schreckenvoll in eine andere;hier wälzte sich, aus seinem Gestade gehoben, der Mapochofluß auf ihn heran, und riß ihn brüllend in einedritte. Hier lag ein Haufen Erschlagener, hier ächztenoch eine Stimme unter dem Schutte, hier schrieenLeute von brennenden Dächern herab, hier kämpftenMenschen und Tiere mit den Wellen, hier war ein

mutiger Retter bemüht, zu helfen; hier stand ein anderer, bleich wie der Tod, und streckte sprachlos zitterndeHände zum Himmel. Als Jeronimo das Tor erreicht,und einen Hügel jenseits desselben bestiegen hatte,sank er ohnmächtig auf demselben nieder.

Er mochte wohl eine Viertelstunde in der tiefstenBewußtlosigkeit gelegen haben, als er endlich wieder erwachte, und sich, mit nach der Stadt gekehrtemRücken, halb auf dem Erdboden erhob. Er befühlte

sich Stirn und Brust, unwissend, was er aus seinemZustande machen sollte, und ein unsäglichesWonnegefühl ergriff ihn, als ein Westwind, vom Meereher, sein wiederkehrendes Leben anwehte, und seinAuge sich nach allen Richtungen über die blühendeGegend von St. Jago hinwandte. Nur die verstörtenMenschenhaufen, die sich überall blicken ließen, beklemmten sein Herz; er begriff nicht, was ihn undsie hiehergeführt haben konnte, und erst, da er sich

Temblando, con el cabello erizado y las rodillas que parecían querer rompérsele, se deslizó Jerónimo por el declive del suelo del edificio, con el propósito desalir por el boquete que el choque de ambos edificioshabía abierto en la pared delantera de la prisión. Apenasestuvo a salvo cuando un segundo temblor hizo quetoda la calle se desplomase por completo.

Inconsciente, sin saber cómo podría salvarse deesta catástrofe, se apresuró a huir lejos de los cascotesy maderos, que por todos lados amenazaban conmatarle, en busca de la puerta más cercana de laciudad. Todavía aquí se derrumbó una casa, por loque corrió, para evitar los escombros, hacia una callecercana; más lejos, llamas refulgentes entre grandeshumaredas lamían las cúpulas, haciéndole huir asustadohacia otra calle, pero he aquí que el Mapuche sale de

cauce y le arrastra en sus hirvientes ondas hacia otra.Aquí yace un montón de cadáveres, allá se oye unavoz plañidera entre las ruinas, acá se oyen los gritosde la gente encaramada en los tejados ardiendo, allíhombres y animales luchan con las olas; ora un hombrede coraje se lanza a salvar a alguien, ora otro, pálidocomo la muerte, extiende mudo las manos trémulas alcielo. Cuando Jerónimo estuvo a las puertas de laciudad y pudo alcanzar una colina cayó sin sentidosobre la tierra.

Transcurrió casi un cuarto de horaen que estuvocompletamente sin conocimiento, hasta que despertóde nuevo y, con la espalda vuelta hacia la ciudad, mediose incorporó del suelo. Luego se palpó la frente y el

 pecho, incapaz de saber qué debía hacer en talescircunstancias y sintió un inefable placer cuando la brisadel mar le refrescó al volver en sí, y su vista se volvióen todas direcciones para admirar la hermosa regiónde Santiago. Sólo la entristecida muchedumbre quese veía en derredor acongojaba su corazón; nocomprendía por qué tanto él como ellos estaban enaquel lugar, y sólo cuando al volverse vio la ciudadhundida recordó los terribles instantes vividos. Se

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umkehrte, und die Stadt hinter sich versunken sah,erinnerte er sich des schrecklichen Augenblicks, dener erlebt hatte. Er senkte sich so tief, daß seine Stirnden Boden berührte, Gott für seine wunderbareErrettung zu danken; und gleich, als ob der eineentsetzliche Eindruck, der sich seinem Gemüteingeprägt hatte, alle früheren daraus verdrängt hätte,weinte er vor Lust, daß er sich des lieblichen Lebens,voll bunter Erscheinungen, noch erfreue.

Drauf, als er eines Ringes an seiner Handgewahrte, erinnerte er sich plötzlich auch Josephens,und mit ihr seines Gefängnisses, der Glocken, die er dort gehört hatte, und des Augenblicks, der demEinsturze desselben vorangegangen war. TiefeSchwermut erfüllte wieder seine Brust; sein Gebet fingihn zu reuen an, und fürchterlich schien ihm das Wesen,

das über den Wolken waltet. Er mischte sich unter das Volk, das überall, mit Rettung des Eigentums beschäftigt, aus den Toren stürzte, und wagteschüchtern nach der Tochter Asterons, und ob dieHinrichtung an ihr vollzogen worden sei, zu fragen; dochniemand war, der ihm umständliche Auskunft gab. EineFrau, die auf einem fast zur Erde gedrückten Nackeneine ungeheure Last von Gerätschaften und zweiKinder, an der Brust hängend, trug, sagte imVorbeigehen, als ob sie es selbst angesehen hätte: daßsie enthauptet worden sei. Jeronimo kehrte sich um;

und da er, wenn er die Zeit berechnete, selbst an ihrer Vollendung nicht zweifeln konnte, so setzte er sich ineinem einsamen Walde nieder, und überließ sich seinemvollen Schmerz. Er wünschte, daß die zerstörendeGewalt der Natur von neuem über ihn einbrechenmöchte. Er begriff nicht, warum er dem Tode, denseine jammervolle Seele so suchte, in jenenAugenblicken, da er ihm freiwillig von allen Seitenrettend erschien, entflohen sei. Er nahm sich fest vor,nicht zu wanken, wenn auch jetzt die Eichen entwurzelt

werden, und ihre Wipfel über ihn zusammenstürzensollten. Darauf nun, da er sich ausgeweint hatte, undihm, mitten unter den heißesten Tränen, die Hoffnungwieder erschienen war, stand er auf, und durchstreiftenach allen Richtungen das Feld. Jeden Berggipfel, auf dem sich die Menschen versammelt hatten, besuchteer; auf allen Wegen, wo sich der Strom der Fluchtnoch bewegte, begegnete er ihnen; wo nur irgend einweibliches Gewand im Winde flatterte, da trug ihn sein

inclinó profundamente, hasta tocar el suelo con lafrente, para dar gracias a Dios por su salvación; y a lavez, como si se despojase de la terrible impresión queoprimía su alma y sofocaba todas las demás, se echóa llorar, rebosante de alegría, pues aún gozaba de lavida espléndida y de todas sus bellas imágenes.

Como viese en su mano un anillo, recordó de pronto a Josefa, a la prisión, a las campanas que habíaoído y el instante en que todo se había desplomado.Su pecho volvió a llenarse de congoja, y se arrepintióde su alegre oración y le pareció terrible el Ser quereinaba desde el firmamento. Se confundió con el pueblo, que se preocupaba por salvar el resto de sus

 propiedades, y fue a la puerta, y con gran temor seatrevió a preguntar si habían ejecutado a la hija deAsterón; pero nadie supo responderle. Una mujer quecargaba una gran cantidad de utensilios, hasta el puntode llevar doblada la cerviz casi hasta tocar la tierra, ydos niños pendiendo del pecho, le dijo al pasar comosi ella misma le hubiera visto, que la habían decapitado.Jerónimo dióse la vuelta, y como ya no podía dudar de que Josefa hubiese muerto, se internó en un bosquedonde se dejó caer entregado a su dolor. Hubieradeseado que la furia de la Naturaleza volviera a

descargar sobre él. No entendía por qué ahora lamuerte se apartaba de su alma ensombrecida, ya quetanto la ansiaba y le parecía su verdadera salvación.Se propuso entonces no vacilar, aunque los roblesestuviesen desarraigados y las copas a punto de caer sobre él. Así pues, después de haber llorado mucho,como del ardiente llanto volviesen a renacer lasesperanzas, se levantó y miró el campo en todasdirecciones. Luego recorrió todas las cimas de lasmontañas donde la gente se había agrupado; anduvo

 por todos los caminos donde rebullía la corriente dela marea; allá donde el viento agitaba una túnicafemenina, allí le arrastraban sus vacilantes pies; contodo, ninguna cubría a la adorada hija de Asterón. Elsol declinaba hacia el ocaso y con él morían susesperanzas, cuando llegó a lo alto de un peñasco quedaba sobre un vasto valle en el que se veían muy pocas personas. Vacilante, sin saber qué hacer, recorrió conla vista los distintos grupos, y ya estaba a punto de

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zitternder Fuß hin: doch keines deckte die geliebteTochter Asterons. Die Sonne neigte sich, und mit ihr seine Hoffnung schon wieder zum Untergange, als er den Rand eines Felsens betrat, und sich ihm dieAussicht in ein weites, nur von wenig Menschen besuchtes Tal eröffnete. Er durchlief, unschlüssig, waser tun sollte, die einzelnen Gruppen derselben, undwollte sich schon wieder wenden, als er plötzlich aneiner Quelle, die die Schlucht bewässerte, ein jungesWeib erblickte, beschäftigt, ein Kind in seinen Flutenzu reinigen. Und das Herz hüpfte ihm bei diesemAnblick: er sprang voll Ahndung über die Gesteineherab, und rief: O Mutter Gottes, du Heilige! underkannte Josephen, als sie sich bei dem Geräuscheschüchtern umsah. Mit welcher Seligkeit umarmten siesich, die Unglücklichen, die ein Wunder des Himmelsgerettet hatte!

Josephe war, auf ihrem Gang zum Tode, demRichtplatze schon ganz nahe gewesen, als durch denkrachenden Einsturz der Gebäude plötzlich der ganzeHinrichtungszug auseinander gesprengt ward. Ihreersten entsetzensvollen Schritte trugen sie hierauf demnächsten Tore zu; doch die Besinnung kehrte ihr baldwieder, und sie wandte sich, um nach dem Kloster zueilen, wo ihr kleiner, hülfloser Knabe zurückgebliebenwar. Sie fand das ganze Kloster schon in Flammen,und die Äbtissin, die ihr in jenen Augenblicken, die

ihre letzten sein sollten, Sorge für den Säugling angelobthatte, schrie eben, vor den Pforten stehend, nach Hülfe,um ihn zu retten. Josephe stürzte sich, unerschrockendurch den Dampf, der ihr entgegenqualmte, in das vonallen Seiten schon zusammenfallende Gebäude, undgleich, als ob alle Engel des Himmels sie umschirmten,trat sie mit ihm unbeschädigt wieder aus dem Portalhervor. Sie wollte der Äbtissin, welche die Hände über ihr Haupt zusammenschlug, eben in die Arme sinken,als diese, mit fast allen ihren Klosterfrauen, von einem

herabfallenden Giebel des Hauses, auf eineschmähliche Art erschlagen ward. Josephe bebte beidiesem entsetzlichen Anblicke zurück; sie drückte der Äbtissin flüchtig die Augen zu, und floh, ganz vonSchrecken erfüllt, den teuern Knaben, den ihr der Himmel wieder geschenkt hatte, dem Verderben zuentreißen.

Sie hatte noch wenig Schritte getan, als ihr auch

volverse cuando vio a una mujer joven ocupada en bañar en las ondas de un arroyo a un niño. Al ver esto, con el corazón palpitante, echó a correr cuestaabajo lleno de presentimientos, gritando: «¡VirgenSantísima!», y reconoció a Josefa, que, al oír ruidos,se había vuelto, temerosa. ¡Con cuánta dulzura seestrechan los infortunados amantes que un milagrohabía salvado!

Josefa iba camino de la muerte y estaba al bordedel cadalso, cuando de repente los edificios sedesmoronaron sobre la comitiva. Lo primero que hizofue dirigirse a la puerta más cercana, pero se detuvo a pensar y se dirigió presurosamente donde estaba suhijito desamparado. En la puerta del monasterio enllamas encontró a la abadesa, que en aquellos susúltimos momentos pedía que salvasen al niño. Josefa,con valor, se abalanzó por medio de la humareda quela ahogaba, y aunque por todas partes se

desmoronaban las paredes, como si todos los ángelesdel cielo la guardasen, pudo salir indemne con el niñoen los brazos. Quiso prestar auxilio a la abadesadesesperada, cuando he aquí que tanto ella como lasdemás monjas quedan sepultadas bajo la fachada quese derrumba. Josefa se estremeció a la vista de estehorrible hecho, tan rápidamente como pudo cerró losojos a la abadesa y se alejó aterrorizada con suadorado niño que el cielo le devolvía, para salvarlo dela catástrofe.

Apenas había dado unos pasos cuando tropezó

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schon die Leiche des Erzbischofs begegnete, die mansoeben zerschmettert aus dem Schutt der Kathedralehervorgezogen hatte. Der Palast des Vizekönigs war versunken, der Gerichtshof, in welchem ihr das Urteilgesprochen worden war, stand in Flammen, und andie Stelle, wo sich ihr väterliches Haus befunden hatte,war ein See getreten, und kochte rötliche Dämpfe aus.Josephe raffte alle ihre Kräfte zusammen, sich zu halten.Sie schritt, den Jammer von ihrer Brust entfernend,mutig mit ihrer Beute von Straße zu Straße, und war schon dem Tore nah, als sie auch das Gefängnis, inwelchem Jeronimo geseufzt hatte, in Trümmern sah.Bei diesem Anblicke wankte sie, und wollte besinnungslos an einer Ecke niedersinken; doch indemselben Augenblick jagte sie der Sturz einesGebäudes hinter ihr, das die Erschütterungen schonganz aufgelöst hatten, durch das Entsetzen gestärkt,

wieder auf; sie küßte das Kind, drückte sich die Tränenaus den Augen, und erreichte, nicht mehr auf die Greuel,die sie umringten, achtend, das Tor. Als sie sich imFreien sah, schloß sie bald, daß nicht jeder, der einzertrümmertes Gebäude bewohnt hatte, unter ihmnotwendig müsse zerschmettert worden sein.

An dem nächsten Scheidewege stand sie still, undharrte, ob nicht einer, der ihr, nach dem kleinen Philipp,der liebste auf der Welt war, noch erscheinen würde.Sie ging, weil niemand kam, und das Gewühl der 

Menschen anwuchs, weiter, und kehrte sich wieder um, und harrte wieder; und schlich, viel Tränenvergießend, in ein dunkles, von Pinien beschattetes Tal,um seiner Seele, die sie entflohen glaubte, nachzubeten;und fand ihn hier, diesen Geliebten, im Tale, undSeligkeit, als ob es das Tal von Eden gewesen wäre.

Dies alles erzählte sie jetzt voll Rührung demJeronimo, und reichte ihm, da sie vollendet hatte, denKnaben zum Küssen dar. - Jeronimo nahm ihn, und

hätschelte ihn in unsäglicher Vaterfreude, und verschloßihm, da er das fremde Antlitz anweinte, mitLiebkosungen ohne Ende den Mund. Indessen war die schönste Nacht herabgestiegen, voll wundermildenDuftes, so silberglänzend und still, wie nur ein Dichter davon träumen mag. Überall, längs der Talquelle, hattensich, im Schimmer des Mondscheins, Menschenniedergelassen, und bereiteten sich sanfte Lager vonMoos und Laub, um von einem so qualvollen Tage

con el cuerpo del arzobispo que, al derrumbarse laCatedral, había quedado al descubierto. El Palaciodel Virrey se había hundido, la Audiencia donde se lehabía juzgado era devorada por las llamas y en el lugar donde había estado su casa paterna había un lago delque emergían tejados encendidos. Josefa trató de darsefuerzas y conservó toda su entereza. Tratando desofocar la pena de su pecho, con gran valor, con su preciado botín en los brazos corrió de calle en calle yya cerca de la puerta de la ciudad vio los escombrosde la cárcel donde debía estar Jerónimo. A la vista deesto vaciló y estuvo a punto de caer desvanecida, ano ser porque justamente en ese momento poco faltó para que la aplastase un edificio que se derrumbaba,de modo tal que el desfallecimiento fue superadomerced al terror; besó al niño, se secó las lágrimas ysin prestar atención a la catástrofe que la rodeaba llegó

a la puerta. Cuando estuvo a salvo en el campo pensóque no todos los que hubieran estado en un edificiotenían que haber perdido la vida.

En el primer recodo que encontró se detuvo yaguardó por si aparecía aquel a quien amaba más quea nadie en el mundo, después de su pequeño Felipe.Después, vertiendo muchas lágrimas, se internó en un

valle sombreado de pinos para orar por el alma dequien creía perdido; y he aquí que da en el valle con elamado, como si este valle fuese el del Paraíso.

Muy conmovida, refirió todo esto a Jerónimo ycuando terminó le acercó el niño para que le besase.Jerónimo le tomó en sus brazos y le hizo mil caricias y

como el niño llorase extrañando su rostro, volvió aacariciarle hasta hacerle callar. Mientras tanto, caía lanoche hermosísima y plateada, embalsamada por suaves aromas, tan refulgente y callada que pudierasoñarla un poeta. Por todas partes, a lo largo del valle,reposaban los hombres a la luz de la luna y disponíanmuelles, lechos de hierba y follaje para descansar trastantos días penosos. Pero como muchos desdichadosse lamentasen, unos por haber perdido la casa, otros

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Heinrich von Kleist: Das Erdbeben in Chili - El Terremoto en Chile-11

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Selección y edición de textos: Oscar E. Aguilera F. ([email protected])

auszuruhen. Und weil die Armen immer noch jammerten; dieser, daß er sein Haus, jener, daß er Weibund Kind, und der dritte, daß er alles verloren habe:so schlichen Jeronimo und Josephe in ein dichteresGebüsch, um durch das heimliche Gejauchz ihrer Seelen niemand zu betrüben. Sie fanden einen prachtvollen Granatapfelbaum, der seine Zweige, vollduftender Früchte, weit ausbreitete; und die Nachtigallflötete im Wipfel ihr wollüstiges Lied. Hier ließ sichJeronimo am Stamme nieder, und Josephe in seinem,Philipp in Josephens Schoß, saßen sie, von seinemMantel bedeckt, und ruhten. Der Baumschatten zog,mit seinen verstreuten Lichtern, über sie hinweg, undder Mond erblaßte schon wieder vor der Morgenröte,ehe sie einschliefen. Denn Unendliches hatten sie zuschwatzen vom Klostergarten und den Gefängnissen,und was sie um einander gelitten hätten; und waren

sehr gerührt, wenn sie dachten, wie viel Elend über die Welt kommen mußte, damit sie glücklich würden!

Sie beschlossen, sobald die Erderschütterungenaufgehört haben würden, nach La Conception zugehen, wo Josephe eine vertraute Freundin hatte, sichmit einem kleinen Vorschuß, den sie von ihr zu erhaltenhoffte, von dort nach Spanien einzuschiffen, woJeronimos mütterliche Verwandten wohnten, unddaselbst ihr glückliches Leben zu beschließen. Hierauf,unter vielen Küssen, schliefen sie ein.

Als sie erwachten, stand die Sonne schon hocham Himmel, und sie bemerkten in ihrer Nähe mehrereFamilien, beschäftigt, sich am Feuer ein kleinesMorgenbrot zu bereiten. Jeronimo dachte eben auch,wie er Nahrung für die Seinigen herbeischaffen sollte,als ein junger wohlgekleideter Mann, mit einem Kindeauf dem Arm, zu Josephen trat, und sie mitBescheidenheit fragte: ob sie diesem armen Wurme,dessen Mutter dort unter den Bäumen beschädigt liege,

nicht auf kurze Zeit ihre Brust reichen wolle? Josephewar ein wenig verwirrt, als sie in ihm einen Bekanntenerblickte; doch da er, indem er ihre Verwirrung falschdeutete, fortfuhr: es ist nur auf wenige Augenblicke,Donna Josephe, und dieses Kind hat, seit jener Stunde,die uns alle unglücklich gemacht hat, nichts genossen;so sagte sie: »ich schwieg - aus einem andern Grunde,Don Fernando; in diesen schrecklichen Zeiten weigertsich niemand, von dem, was er besitzen mag,

la mujer y el hijo y otros por haber perdidocompletamente todo, Jerónimo y Josefa se deslizaronhacia un denso matorral para no molestar a nadie conel secreto júbilo de sus almas. Encontraron un granadosoberbio que extendía sus ramas, cargadas de frutos,y en cuya copa el ruiseñor hacía resonar su alegremelodía. Jerónimo y Josefa, en cuyo regazo reposabael niño, se sentaron cerca del tronco y, cubriéndosecon la capa, descansaron. La sombra del árbol,alternando con las luces, se alargaba sobre ellos y laluna se desvaneció al amanecer, antes de que sedurmiesen, pues tenían mucho que decirse, delconvento, de la prisión y de todo lo que los dos habían padecido; y mucho se emocionaron al considerar cuánta desgracia había tenido que caer sobre el mundo para que ellos pudiesen ser dichosos.

Resolvieron que, no bien acabasen los tembloresde tierra, irían a la Concepción, donde Josefa teníauna fiel amiga, para luego, con un pequeño préstamoque esperaban obtener, viajar en barco a España,donde vivían los familiares maternos de Jerónimo. Allí podrían llevar una vida feliz. Con esto, entre beso y beso, se durmieron.

Despertaron cuando el sol ya estaba muy alto enel cielo y advirtieron que cerca de ellos había muchasfamilias ocupadas en preparar algo de comer. Jerónimoestaba pensando que también él debería buscar  provisiones para los suyos, cuando un hombre bienvestido, con un niño en los brazos, se acercó a Josefay le preguntó con humildad si podría darle el pecho,aunque sólo fuese un poco, a aquel pobre niño, cuyamadre enferma yacía entre los árboles. Josefa quedó

desconcertada ante ese rostro y que le era conocido.Él, que interpretó mal su desconcierto, agregó: «Sóloun poco, doña Josefa, pues este niño, desde la horaen que nos hizo a todos desdichados, no ha probadonada». Ella repuso: «Callo por otras razones, donFernando; en estos tiempos horribles que nos hatocado vivir nadie se puede negar a compartir lo quetiene»; tomó al niño en sus brazos, en tanto que dabasu propio hijo al padre, y se lo llevó al pecho. Don

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mitzuteilen«: und nahm den kleinen Fremdling, indemsie ihr eigenes Kind dem Vater gab, und legte ihn anihre Brust. Don Fernando war sehr dankbar für dieseGüte, und fragte: ob sie sich nicht mit ihm zu jener Gesellschaft verfügen wollten, wo eben jetzt beim Feuer ein kleines Frühstück bereitet werde? Josepheantwortete, daß sie dies Anerbieten mit Vergnügenannehmen würde, und folgte ihm, da auch Jeronimonichts einzuwenden hatte, zu seiner Familie, wo sie auf das innigste und zärtlichste von Don Fernandos beidenSchwägerinnen, die sie als sehr würdige junge Damenkannte, empfangen ward.

Donna Elvire, Don Fernandos Gemahlin, welcheschwer an den Füßen verwundet auf der Erde lag, zogJosephen, da sie ihren abgehärmten Knaben an der Brust derselben sah, mit vieler Freundlichkeit zu sich

nieder. Auch Don Pedro, sein Schwiegervater, der ander Schulter verwundet war, nickte ihr liebreich mitdem Haupte zu. -

In Jeronimos und Josephens Brust regten sichGedanken von seltsamer Art. Wenn sie sich mit sovieler Vertraulichkeit und Güte behandelt sahen, sowußten sie nicht, was sie von der Vergangenheit denkensollten, vom Richtplatze, von dem Gefängnisse, undder Glocke; und ob sie bloß davon geträumt hätten?Es war, als ob die Gemüter, seit dem fürchterlichen

Schlage, der sie durchdröhnt hatte, alle versöhnt wären.Sie konnten in der Erinnerung gar nicht weiter, als bisauf ihn, zurückgehen. Nur Donna Elisabeth, welche bei einer Freundin, auf das Schauspiel des gestrigenMorgens, eingeladen worden war, die Einladung aber nicht angenommen hatte, ruhte zuweilen mitträumerischem Blicke auf Josephen; doch der Bericht,der über irgend ein neues gräßliches Unglück erstattetward, riß ihre, der Gegenwart kaum entflohene Seeleschon wieder in dieselbe zurück.

Man erzählte, wie die Stadt gleich nach der erstenHaupterschütterung von Weibern ganz voll gewesen,die vor den Augen aller Männer niedergekommenseien; wie die Mönche darin, mit dem Kruzifix in der Hand, umhergelaufen wären, und geschrieen hätten:das Ende der Welt sei da! wie man einer Wache, dieauf Befehl des Vizekönigs verlangte, eine Kirche zuräumen, geantwortet hätte: es gäbe keinen Vizekönig

Fernando quedó muy agradecido por el favor y le preguntó si no quería unirse al grupo, donde preparabanal fuego algo de comer. Josefa respondió que aceptabacon gusto su ofrecimiento. Y como Jerónimo no hicieseninguna objeción, le siguió hasta donde estaba su fa-milia, por la cual fue recibido cariñosamente. Allíestaban las dos cuñadas de don Fernando, a las quereconoció como nobles damas.

También doña Elvira, esposa de don Fernando,que yacía en tierra con los pies lastimados, con muchaamabilidad atrajo hacia sí a Josefa, que aún llevaba asu pobre niño al pecho. Asimismo don Pedro, su

suegro, herido en un hombro, le hizo una cordialinclinación de cabeza.

Por la mente de Jerónimo y de Josefa cruzaronmuchos y raros pensamientos. Al verse tratados contanta bondad y confianza no supieron qué pensar del pasado, del cadalso, de la prisión y de las campanas.¿Todo había sido un sueño acaso? Parecía como silos ánimos se hubiesen reconciliado después de lahorrorosa conmoción. No deseaban recordar nada.

Únicamente doña Isabel, que había sido invitada por una amiga el día anterior para ver el espectáculo, yque había rechazado la invitación, a veces volvía sumirada soñadora a Josefa. Con todo, la idea de haber escapado a un infortunio cruel le volvía el ánimo que parecía desalojado de su ser.

Se contaba que en la ciudad, que estaba llena demujeres, al primer temblor de tierra todas sucumbierona la vista de los hombres, cómo los monjes con elcrucifijo en la mano corrían dando gritos de que habíallegado el fin del mundo y cómo un centinela a quien por orden del virrey le dijeron que evacuase una iglesia,exclamó: que ya no había virrey, y cómo este, enaquellos momentos terribles, quiso levantar patíbulos

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von Chili mehr! wie der Vizekönig in denschrecklichsten Augenblicken hätte müssen Galgenaufrichten lassen, um der Dieberei Einhalt zu tun; undwie ein Unschuldiger, der sich von hinten durch ein brennendes Haus gerettet, von dem Besitzer ausÜbereilung ergriffen, und sogleich auch aufgeknöpftworden wäre.

Donna Elvire, bei deren Verletzungen Josepheviel beschäftigt war, hatte in einem Augenblick, dagerade die Erzählungen sich am lebhaftesten kreuzten,Gelegenheit genommen, sie zu fragen: wie es denn ihr an diesem fürchterlichen Tag ergangen sei? Und daJosephe ihr, mit beklemmtem Herzen, einigeHauptzüge davon angab, so ward ihr die Wollust,Tränen in die Augen dieser Dame treten zu sehen;Donna Elvire ergriff ihre Hand, und drückte sie, und

winkte ihr, zu schweigen. Josephe dünkte sich unter den Seligen. Ein Gefühl, das sie nicht unterdrückenkonnte, nannte den verfloßnen Tag, so viel Elend er auch über die Welt gebracht hatte, eine Wohltat, wieder Himmel noch keine über sie verhängt hatte. Undin der Tat schien, mitten in diesen gräßlichenAugenblicken, in welchen alle irdischen Güter der Menschen zu Grunde gingen, und die ganze Natur verschüttet zu werden drohte, der menschliche Geistselbst, wie eine schöne Blume, aufzugehn. Auf denFeldern, so weit das Auge reichte, sah man Menschen

von allen Ständen durcheinander liegen, Fürsten undBettler, Matronen und Bäuerinnen, Staatsbeamte undTagelöhner, Klosterherren und Klosterfrauen: einander  bemitleiden, sich wechselseitig Hülfe reichen, von dem,was sie zur Erhaltung ihres Lebens gerettet habenmochten, freudig mitteilen, als ob das allgemeineUnglück alles, was ihm entronnen war, zu einer Familiegemacht hätte.

Statt der nichtssagenden Unterhaltungen, zu

welchen sonst die Welt an den Teetischen den Stoff hergegeben hatte, erzählte man jetzt Beispiele vonungeheuern Taten: Menschen, die man sonst in der Gesellschaft wenig geachtet hatte, hatten Römergrößegezeigt; Beispiele zu Haufen von Unerschrockenheit,von freudiger Verachtung der Gefahr, vonSelbstverleugnung und der göttlichen Aufopferung, vonungesäumter Wegwerfung des Lebens, als ob es, demnichtswürdigsten Gute gleich, auf dem nächsten Schritte

 para reprimir el pillaje y cómo un infeliz que habíaescapado de una casa ardiendo fue atrapado por sudueño y ahorcado.

Doña Elvira, cuyas heridas Josefa cuidaba,aprovechando un momento en que los relatos tanvivazmente hechos se habían entrecruzado, aprovechó para preguntarle qué le había ocurrido aquel día ter-rible, a lo que Josefa respondió, con ánimoapesadumbrado, contándole lo principal, y sintió gransatisfacción al notar llanto en los ojos de la dama. DoñaElvira le tomó la mano, la oprimió y con un gesto leindicó que callara. Josefa sintió que la embargaba la

felicidad. No podía desechar el sentimiento de queaquel día, por muchas desgracias que hubiera causado,era para ella un gran beneficio, mejor que ningún otrode los que el cielo le hubiese otorgado. Y aunque todoslos bienes terrenales se destruían en aquellos odiososinstantes y la naturaleza entera amenazabadesplomarse, en verdad le parecía que el espírituhumano, tal una bella flor, volviera a renacer. En loscampos hasta donde llegaba la mirada veíanse hombresde toda condición, príncipes y mendigos, damas ycampesinas, funcionarios y jornaleros, monjes y

monjas, ayudándose unos a otros y compadeciéndose,comportándose entre sí, con alegría, quien había salidocon vida, como si la desgracia general los hubieraagrupado en una gran familia en lugar de lasintranscendentes conversaciones que son corrientesen los comensales cuando se reúnen en torno a unamesa.

Referíanse casos de acciones heroicas: hombres

que apenas eran tomados en cuenta por la sociedadhabían realizado hechos de romanos, ejemplos sin par de coraje, de total desdén por el peligro, de abnegacióny de entrega maravillosa, de inmediato sacrificio de lavida como si poco o nada valiera, y poco después sevolviera a encontrar. Sí, no había nadie en este díaque no pudiese dar cuenta de algo emocionante quele hubiese sucedido o algo grandioso que hubieserealizado de modo que el dolor se confundía con el

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schon wiedergefunden würde. Ja, da nicht einer war,für den nicht an diesem Tage etwas Rührendesgeschehen wäre, oder der nicht selbst etwasGroßmütiges getan hätte, so war der Schmerz in jeder Menschenbrust mit so viel süßer Lust vermischt, daßsich, wie sie meinte, gar nicht angeben ließ, ob dieSumme des allgemeinen Wohlseins nicht von der einenSeite um ebenso viel gewachsen war, als sie von der anderen abgenommen hatte.

Jeronimo nahm Josephen, nachdem sich beidein diesen Betrachtungen stillschweigend erschöpfthatten, beim Arm, und führte sie mit unaussprechlicher Heiterkeit unter den schattigen Lauben desGranatwaldes auf und nieder. Er sagte ihr, daß er, beidieser Stimmung der Gemüter und dem Umsturz aller Verhältnisse, seinen Entschluß, sich nach Europa

einzuschiffen, aufgebe; daß er vor dem Vizekönig, der sich seiner Sache immer günstig gezeigt, falls er nocham Leben sei, einen Fußfall wagen würde; und daß er Hoffnung habe (wobei er ihr einen Kuß aufdrückte),mit ihr in Chili zurückzubleiben. Josephe antwortete,daß ähnliche Gedanken in ihr aufgestiegen wären; daßauch sie nicht mehr, falls ihr Vater nur noch am Lebensei, ihn zu versöhnen zweifle; daß sie aber statt desFußfalles lieber nach La Conception zu gehen, undvon dort aus schriftlich das Versöhnungsgeschäft mitdem Vizekönig zu betreiben rate, wo man auf jeden

Fall in der Nähe des Hafens wäre, und für den besten,wenn das Geschäft die erwünschte Wendung nähme, ja leicht wieder nach St. Jago zurückkehren könnte. Nach einer kurzen Überlegung gab Jeronimo der Klugheit dieser Maßregel seinen Beifall, führte sie nochein wenig, die heitern Momente der Zukunftüberfliegend, in den Gängen umher, und kehrte mit ihr zur Gesellschaft zurück.

Inzwischen war der Nachmittag herangekommen,

und die Gemüter der herumschwärmenden Flüchtlingehatten sich, da die Erdstöße nachließen, nur kaumwieder ein wenig beruhigt, als sich schon die Nachrichtverbreitete, daß in der Dominikanerkirche, der einzigen, welche das Erdbeben verschont hatte, einefeierliche Messe von dem Prälaten des Klosters selbstgelesen werden würde, den Himmel um Verhütungferneren Unglücks anzuflehen.

 placer en el pecho de los hombres hasta el punto deque Josefa no podía asegurar si la suma de lagenerosidad no vencería los perjuicios que habían sidoocasionados.

Jerónimo tomó a Josefa por el brazo, despuésque ambos se habían hecho, callados, estas reflexionesy, con mucha alegría, la llevó hacia el sombreado rincóndel bosquecillo de granados. Allí le dijo que, despuésde considerar el estado de los ánimos y de lascircunstancias, desistía del viaje a Europa: que iría aecharse a los pies del virrey, en caso de que aún

estuviese con vida, y que tenía esperanzas (y aquí ledio un beso) de poder vivir con ella en Chile, Josefarespondió que a ella ya se le habían pasado por lamente las mismas ideas, que no dudaba que su padre,si aún vivía, la perdonaría, pero que en vez de ir aecharse de rodillas era preferible ir a la Concepción ydesde allí pedir clemencia por escrito, de manera que pudiesen estar cerca del puerto, y en caso de quetodo se resolviese favorablemente poder regresar confacilidad a Santiago. Después de meditar un poco,Jerónimo aprobó la prudencia de estas medidas y

después de alejar sus pasos adelantándose a losalegres instantes del futuro, regresó con ella hacia elgrupo.

Mientras tanto la tarde había caído y los exaltados

ánimos de quienes habían escapado al terremoto sehabían tranquilizado un poco, cuando se divulgó lanoticia de que en la iglesia de los Dominicos, la únicalibrada del terremoto, iba a celebrarse una misa deacción de gracias que diría el prelado del monasterio para pedir al cielo protección de posibles desgracias.

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Das Volk brach schon aus allen Gegenden auf,und eilte in Strömen zur Stadt. In Don FernandosGesellschaft ward die Frage aufgeworfen, ob man nichtauch an dieser Feierlichkeit Teil nehmen, und sich demallgemeinen Zuge anschließen solle? Donna Elisabetherinnerte, mit einiger Beklemmung, was für ein Unheilgestern in der Kirche vorgefallen sei; daß solcheDankfeste ja wiederholt werden würden, und daß mansich der Empfindung alsdann, weil die Gefahr schonmehr vorüber wäre, mit desto größerer Heiterkeit undRuhe überlassen könnte. Josephe äußerte, indem siemit einiger Begeisterung sogleich aufstand, daß sie denDrang, ihr Antlitz vor dem Schöpfer in den Staub zulegen, niemals lebhafter empfunden habe, als eben jetzt,wo er seine unbegreifliche und erhabene Macht soentwickle. Donna Elvire erklärte sich mit Lebhaftigkeitfür Josephens Meinung. Sie bestand darauf, daß man

die Messe hören sollte, und rief Don Fernando auf,die Gesellschaft zu führen, worauf sich alles, DonnaElisabeth auch, von den Sitzen erhob. Da man jedochletztere, mit heftig arbeitender Brust, die kleinenAnstalten zum Aufbruche zaudernd betreiben sah, undsie, auf die Frage: was ihr fehle? antwortete: sie wissenicht, welch eine unglückliche Ahndung in ihr sei? so beruhigte sie Donna Elvire, und forderte sie auf, beiihr und ihrem kranken Vater zurückzubleiben. Josephesagte: so werden Sie mir wohl, Donna Elisabeth, diesenkleinen Liebling abnehmen, der sich schon wieder, wie

Sie sehen, bei mir eingefunden hat. Sehr gern,antwortete Donna Elisabeth, und machte Anstalten ihnzu ergreifen; doch da dieser über das Unrecht, dasihm geschah, kläglich schrie, und auf keine Art dareinwilligte, so sagte Josephe lächelnd, daß sie ihn nur  behalten wolle, und küßte ihn wieder still. Hierauf botDon Fernando, dem die ganze Würdigkeit und Anmutihres Betragens sehr gefiel, ihr den Arm; Jeronimo,welcher den kleinen Philipp trug, führte DonnaConstanzen; die übrigen Mitglieder, die sich bei der 

Gesellschaft eingefunden hatten, folgten; und in dieser Ordnung ging der Zug nach der Stadt.

Sie waren kaum funfzig Schritte gegangen, alsman Donna Elisabeth welche inzwischen heftig undheimlich mit Donna Elvire gesprochen hatte. DonFernando! rufen hörte, und dem Zuge mit unruhigenTritten nacheilen sah. Don Fernando hielt, und kehrtesich um; harrte ihrer, ohne Josephen loszulassen, und

El pueblo de todas las comarcas se abalanzó enmasa hacia la ciudad. En el grupo de don Fernandotodos se preguntaron si no convendría participar de lasolemnidad y unirse a la comitiva. Doña Isabel recordócon timidez la desgracia que había acaecido la vísperaen la iglesia y dijo que estos oficios de acción de graciasvolverían a repetirse, y que entonces, cuando todo el peligro hubiese quedado atrás, podrían entregarse conmucha más tranquilidad y alegría a estasmanifestaciones. Josefa, manifestando un excepcionalentusiasmo, dijo que jamás hasta entonces habíasentido tan vivos deseos de prosternarse ante elCreador, que demostraba así sus insondables y poderosos designios. Doña Elvira se puso de partede Josefa con tanta decisión que se resolvió ir a oír misa y se llamó a don Fernando para que encabezasela comitiva, a la que también se incorporó doña Isabel.

Como ésta asistiese a los preparativos de la marchatoda temblorosa y anhelante, al preguntarle qué leocurría respondió que no sabía por qué pero tenía el presentimiento de que algo malo les iba a acontecer.Doña Elvira la tranquilizó y le pidió que se quedaracon ella y con su padre enfermo. Josefa dijo: «DoñaIsabel, tomad ahora al niño, que como habréisadvertido se encuentra muy a gusto conmigo». «Demuy buena gana»- respondió doña Isabel,disponiéndose a tomarlo, pero éste, al ver lo queocurría, empezó a gritar lastimosamente y no accedió,

según dijo Josefa, a que lo separasen, por lo que Josefavolvió a besarlo dulcemente. Don Fernando, queestaba muy complacido con su generoso proceder, leofreció el brazo; Jerónimo, que cargaba en brazos al pequeño Felipe, acompañaba a doña Constanza, ytras de éstos iban todos los demás componentes delgrupo.

Apenas habían dado cincuenta pasos cuandodoña Isabel, que entre tanto había hablado por lo bajoy con cierta viveza a doña Elvira, gritó: «DonFernando» y fue presurosa hacia la comitiva con pasosvacilantes. Don Fernando se detuvo y se volvió; esperóa que llegase, sin abandonar a Josefa, y como pareciese

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fragte, da sie, gleich als ob sie auf seinEntgegenkommen wartete, in einiger Ferne stehen blieb: was sie wolle? Donna Elisabeth näherte sich ihmhierauf, obschon, wie es schien, mit Widerwillen, undraunte ihm, doch so, daß Josephe es nicht hörenkonnte, einige Worte ins Ohr. Nun? fragte DonFernando: und das Unglück, das daraus entstehenkann? Donna Elisabeth fuhr fort, ihm mit verstörtemGesicht ins Ohr zu zischeln. Don Fernando stieg eineRöte des Unwillens ins Gesicht; er antwortete: es wäregut! Donna Elvire möchte sich beruhigen; und führteseine Dame weiter. -

Als sie in der Kirche der Dominikaner ankamen,ließ sich die Orgel schon mit musikalischer Prachthören, und eine unermeßliche Menschenmenge wogtedarin. Das Gedränge erstreckte sich bis weit vor den

Portalen auf den Vorplatz der Kirche hinaus, und anden Wänden hoch, in den Rahmen der Gemälde, hingenKnaben, und hielten mit erwartungsvollen Blicken ihreMützen in der Hand. Von allen Kronleuchtern strahltees herab, die Pfeiler warfen, bei der einbrechendenDämmerung, geheimnisvolle Schatten, die große vongefärbtem Glas gearbeitete Rose in der Kircheäußerstem Hintergrunde glühte, wie die Abendsonneselbst, die sie erleuchtete, und Stille herrschte, da dieOrgel jetzt schwieg, in der ganzen Versammlung, alshätte keiner einen Laut in der Brust. Niemals schlug

aus einem christlichen Dom eine solche Flamme der Inbrunst gen Himmel, wie heute aus demDominikanerdom zu St. Jago; und keine menschlicheBrust gab wärmere Glut dazu her, als Jeronimos undJosephens!

Die Feierlichkeit fing mit einer Predigt an, die der ältesten Chorherren einer, mit dem Festschmuck angetan, von der Kanzel hielt. Er begann gleich mitLob, Preis und Dank, seine zitternden, vom

Chorhemde weit umflossenen Hände hoch gen Himmelerhebend, daß noch Menschen seien, auf diesem, inTrümmer zerfallenden Teile der Welt, fähig, zu Gottempor zu stammeln. Er schilderte, was auf den Wink des Allmächtigen geschehen war; das Weltgericht kannnicht entsetzlicher sein; und als er das gestrige Erdbebengleichwohl, auf einen Riß, den der Dom erhalten hatte,hinzeigend, einen bloßen Vorboten davon nannte, lief ein Schauder über die ganze Versammlung. Hierauf 

que ella le aguardaba a cierta distancia, le preguntóqué quería. Doña Isabel se acercó, aunque al parecer de no muy buena gana y le susurró unas palabras aloído, de modo que Josefa no pudiese oírlas.«Entonces- preguntó don Fernando-, ¿qué desgracia puede seguir a esto?». Doña Isabel continuósecreteando a su oído con rostro descompuesto. DonFernando enrojeció molesto y respondió: «Está bien».Doña Elvira pareció tranquilizarse y continuó dandoel brazo a su dama.

Cuando llegaron a la iglesia de los dominicos elórgano resonaba en toda su majestuosa belleza y unagigantesca muchedumbre se agitaba en el interior. Lamultitud llegaba hasta la puerta principal y salía hasta

la explanada de la iglesia; subidos por las paredes,tomándose de los marcos de los cuadros, había niñosque, con el gorro en la mano, observaban todo conmirada expectante. Las lámparas brillaban, las pilastrasen el atardecer proyectaban sus sombras misteriosasy el gran rosetón de cristal de colores relucía enrojecidosobre el muro del fondo de la iglesia, como el sol poniente que lo encendía. Callado ahora el órgano, lamuchedumbre permanecía silenciosa como si sehubieran ahogado las voces en su pecho. Nunca, enninguna catedral cristiana, se había visto una llama de

 piedad que subiese hasta el cielo tan alta como aqueldía en la catedral de los dominicos de Santiago; y enningún pecho alentaba una fe más viva que en los deJerónimo y Josefa.

La solemnidad comenzó con un sermón que dijodesde el púlpito el monje más antiguo de la comunidad,vestido con el atavío de fiesta. Empezó por dar graciasy alabanzas a Dios y elevando sus trémulos brazos

hacia el cielo agradeció que todavía hubiese sereshumanos, rescatados de las ruinas de este descomunalderrumbamiento, con fuerzas para balbucear elnombre de Dios. Describió lo que parecía unaadvertencia del Todopoderoso, agregando que el JuicioFinal no le iría en zaga, y como dijese que el terremotode la víspera era una señal- y mientras decía estoindicaba una brecha en la catedral- toda la asistenciasintió un estremecimiento. Después, dejándose llevar 

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kam er, im Flusse priesterlicher Beredsamkeit, auf dasSittenverderbnis der Stadt; Greuel, wie Sodom undGomorrha sie nicht sahen, straft er an ihr; und nur der unendlichen Langmut Gottes schrieb er es zu, daß sienoch nicht gänzlich vom Erdboden vertilgt worden sei.

Aber wie dem Dolche gleich fuhr es durch dievon dieser Predigt schon ganz zerrissenen Herzenunserer beiden Unglücklichen, als der Chorherr beidieser Gelegenheit umständlich des Frevels erwähnte,der in dem Klostergarten der Karmeliterinnen verübtworden war; die Schonung, die er bei der Weltgefunden hatte, gottlos nannte, und in einer vonVerwünschungen erfüllten Seitenwendung, die Seelender Täter, wörtlich genannt, allen Fürsten der Hölleübergab! Donna Constanze rief, indem sie an JeronimosArmen zuckte: Don Fernando! Doch dieser antwortete

so nachdrücklich und doch so heimlich, wie sich beidesverbinden ließ: »Sie schweigen, Donna, Sie rühren auchden Augapfel nicht, und tun, als ob Sie in eineOhnmacht versunken; worauf wir die Kircheverlassen.« Doch, ehe Donna Constanze diesesinnreiche zur Rettung erfundene Maßregel nochausgeführt hatte, rief schon eine Stimme, des ChorherrnPredigt laut unterbrechend, aus: Weichet fern hinweg,ihr Bürger von St. Jago, hier stehen diese gottlosenMenschen! Und als eine andere Stimme schreckenvoll,indessen sich ein weiter Kreis des Entsetzens um sie

 bildete, fragte: wo? hier! versetzte ein Dritter, und zog,heiliger Ruchlosigkeit voll, Josephen bei den Haarennieder, daß sie mit Don Fernandos Sohne zu Bodengetaumelt wäre, wenn dieser sie nicht gehalten hätte.»Seid ihr wahnsinnig?« rief der Jüngling, und schlugden Arm um Josephen: »ich bin Don Fernando Ormez,Sohn des Kommandanten der Stadt, den ihr allekennt.« Don Fernando Ormez? rief, dicht vor ihnhingestellt, ein Schuhflicker, der für Josephen gearbeitethatte, und diese wenigstens so genau kannte, als ihre

kleinen Füße. Wer ist der Vater zu diesem Kinde?wandte er sich mit frechem Trotz zur Tochter Asterons.Don Fernando erblaßte bei dieser Frage. Er sah baldden Jeronimo schüchtern an, bald überflog er dieVersammlung, ob nicht einer sei, der ihn kenne?Josephe rief, von entsetzlichen Verhältnissen gedrängt:dies ist nicht mein Kind, Meister Pedrillo, wie Er glaubt;indem sie, in unendlicher Angst der Seele, auf DonFernando blickte: dieser junge Herr ist Don Fernando

 por esa fluida elocuencia de los predicadores, destacóla corrupción de la ciudad; dirigió toda clase dehorrores sobre ella, como Sodoma y Gomorra nohabían conocido, y pintó la inagotable indulgenciadivina que no les había reducido a polvo.

Pero como si un puñal atravesase el corazón delos dos desdichados, oyeron al predicador mencionar la criminal acción que había tenido como escenario elmonasterio de los carmelitas; refutó impía la indulgenciaque habían recibido del mundo, y en una de susrebuscadas imprecaciones encomendó a los príncipesdel infierno las almas de los culpables, cuyos nombres pronunció cuidadosamente. Doña Constanza,sacudiendo el brazo de Jerónimo, dijo: «DonFernando...» Éste respondió con energía, pero tanquedo que ambos apenas pudieron oír: «Callad, doña

Elvira. No pestañeéis siquiera y simulad que os da undesmayo, con lo que podremos dejar la iglesia». Peroantes de que doña Constanza hubiese podido llevar acabo estas prudentes medidas para su salvación unavoz interrumpió el sermón al grito de: «Apartaos, gentede Santiago, aquí están los impíos». Como otra vozespantada, que promovió en torno suyo un círculo dehorror, preguntase: «¿Dónde?» «Aquí»- respondió untercero que, dominado por una santa ira, agarró aJosefa por los cabellos, de modo tal que hubiera caídoal suelo con el hijo de don Fernando de no haber sido

 porque éste la sostuvo. «Estáis locos- exclamó el joven,y tomó a Josefa por el brazo». «Soy Fernando Ormez,hijo del comandante de la ciudad, a quien todosconocéis». «¿Don Fernando Ormez?»- gritó, plantándose ante él un zapatero remendón, que habíatrabajado para Josefa y la conocía por lo menos tantocomo a sus diminutos pies. «¿Quién es el padre deesta criatura?»- preguntó con desenfado a la hija deAsterón. Don Fernando palideció al oír la pregunta.Tan pronto echó una mirada a Jerónimo, como encaró

a la multitud, por si había alguien que le conociera.Obligada por la horrible situación, Josefa exclamó:«Éste no es mi hijo, maestro Pedrillo, como creéis», ymientras miraba con infinita angustia a don Fernandodijo: «Este joven caballero es don Fernando Ormez,hijo del comandante de la ciudad, al que todosconocéis». El zapatero preguntó: «¿Quién de vosotros,señores, conoce a este joven?». Y varios de los presentes vociferaron: «Quien conozca a Jerónimo

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El Autor de la Semana - ® 1996-2000 Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile

Selección y edición de textos: Oscar E. Aguilera F. ([email protected])

Ormez, Sohn des Kommandanten der Stadt, den ihr alle kennt! Der Schuster fragte: wer von euch, ihr Bürger, kennt diesen jungen Mann? Und mehrere der Umstehenden wiederholten: wer kennt den JeronimoRugera? Der trete vor! Nun traf es sich, daß indemselben Augenblicke der kleine Juan, durch denTumult erschreckt, von Josephens Brust weg DonFernando in die Arme strebte. Hierauf: Er ist der Vater!schrie eine Stimme; und: er ist Jeronimo Rugera! eineandere; und: sie sind die gotteslästerlichen Menschen!eine dritte; und: steinigt sie! steinigt sie! die ganze imTempel Jesu versammelte Christenheit! Drauf jetztJeronimo: Halt! Ihr Unmenschlichen! Wenn ihr denJeronimo Rugera sucht: hier ist er! Befreit jenen Mann,welcher unschuldig ist! -

Der wütende Haufen, durch die Äußerung

Jeronimos verwirrt, stutzte; mehrere Hände ließen DonFernando los; und da in demselben Augenblick einMarine-Offizier von bedeutendem Rang herbeieilte,und, indem er sich durch den Tumult drängte, fragte:Don Fernando Ormez! Was ist Euch widerfahren? soantwortete dieser, nun völlig befreit, mit wahrer heldenmütiger Besonnenheit: »Ja, sehen Sie, DonAlonzo, die Mordknechte! Ich wäre verloren gewesen,wenn dieser würdige Mann sich nicht, die rasendeMenge zu beruhigen, für Jeronimo Rugera ausgegebenhätte. Verhaften Sie ihn, wenn Sie die Güte haben

wollen, nebst dieser jungen Dame, zu ihrer  beiderseitigen Sicherheit; und diesen Nichtswürdigen«,indem er Meister Pedrillo ergriff, »der den ganzenAufruhr angezettelt hat!« Der Schuster rief: Don AlonzoOnoreja, ich frage Euch auf Euer Gewissen, ist diesesMädchen nicht Josephe Asteron? Da nun Don Alonzo,welcher Josephen sehr genau kannte, mit der Antwortzauderte, und mehrere Stimmen, dadurch von neuemzur Wut entflammt, riefen: sie ists, sie ists! und: bringtsie zu Tode! so setzte Josephe den kleinen Philipp,

den Jeronimo bisher getragen hatte, samt dem kleinenJuan, auf Don Fernandos Arm, und sprach: gehn Sie,Don Fernando, retten Sie Ihre beiden Kinder, undüberlassen Sie uns unserm Schicksale!

Don Fernando nahm die beiden Kinder und sagte:er wolle eher umkommen, als zugeben, daß seiner Gesellschaft etwas zu Leide geschehe. Er botJosephen, nachdem er sich den Degen des Marine-

Rugera que se adelante». Sucedió que en ese mismomomento el pequeño Juan, asustado por el tumulto,se desprendió del pecho de Josefa y alargó los brazoshacia don Fernando. Una voz exclamó: «Es el padre»y otra dijo: «Es Jerónimo Rugera», y una tercera vozagregó: «Aquí están los sacrílegos. ¡Lapidadlos,lapidadlos!», gritaba toda la cristiandad en el templode Jesús. Entonces Jerónimo exclamó: «¡Alto,monstruos! Si es a Jerónimo Rugera a quien buscáis,aquí está. Libertad a ese caballero, que es inocente».

La turba, enardecida y desconcertada por las

declaraciones de Jerónimo, se contuvo: varias manossoltaron a don Fernando, y como en el mismo momentose apresurase un marino de alto rango, y saliendo deentre la multitud, inquiriese: «Don Fernando Ormez,¿qué os sucede?», éste respondió, ya libre, converdadera sangre fría, propia de un héroe: «Ya lo veis,don Alonso, son estos desaforados. A estas horasestaría perdido de no haber sido por este honradohombre que, para calmar a la muchedumbre rabiosa,ha simulado ser Jerónimo Rugera. Hacedme la graciade guardarles en prisión junto a esta joven dama para

su mayor seguridad: y también a este mequetrefe-dijoagarrando al maestro Pedrillo-, que es el que ha provocado todo el alboroto». El zapatero gritó: «DonAlonso Onoreja, en conciencia os pregunto: ¿Acasono es esta joven Josefa Asterón?». Como don Alonso,que conocía muy bien a Josefa, demorase en re-sponder, y varias voces enardecidas por la iraexclamasen: «Es ella, es ella», y «Matadla», Josefadio a don Fernando el pequeño Felipe, que Jerónimotenía en sus brazos, y casi al mismo tiempo al pequeño

Juan que ella llevaba, diciéndole: «Don Fernando,guardad a los niños y dejadnos librados a nuestrodestino».

Don Fernando tomó a ambos niños, y dijo que prefería morir antes que ceder y que les acaeciesealgo malo a sus amigos. Después de pedirle la espadaal oficial marino, ofreció el brazo a Josefa y dijo a la

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Offiziers ausgebeten hatte, den Arm, und forderte dashintere Paar auf, ihm zu folgen. Sie kamen auchwirklich, indem man ihnen, bei solchen Anstalten, mithinlänglicher Ehrerbietigkeit Platz machte, aus der Kirche heraus, und glaubten sich gerettet. Doch kaumwaren sie auf den von Menschen gleichfalls erfülltenVorplatz derselben getreten, als eine Stimme aus demrasenden Haufen, der sie verfolgt hatte, rief: dies istJeronimo Rugera, ihr Bürger, denn ich bin sein eigner Vater! und ihn an Donna Constanzens Seite mit einemungeheuren Keulenschlage zu Boden streckte. JesusMaria! rief Donna Constanze, und floh zu ihremSchwager; doch: Klostermetze! erscholl es schon, miteinem zweiten Keulenschlage, von einer andern Seite,der sie leblos neben Jeronimo niederwarf. Ungeheuer!rief ein Unbekannter: dies war Donna ConstanzeXares! Warum belogen sie uns! antwortete der 

Schuster; sucht die rechte auf, und bringt sie um! DonFernando, als er Constanzens Leichnam erblickte,glühte vor Zorn; er zog und schwang das Schwert,und hieb, daß er ihn gespalten hätte, den fanatischenMordknecht, der diese Greuel veranlaßte, wennderselbe nicht, durch eine Wendung, dem wütendenSchlag entwichen wäre. Doch da er die Menge, dieauf ihn eindrang, nicht überwältigen konnte: leben Siewohl, Don Fernando mit den Kindern! rief Josephe -und: hier mordet mich, ihr blutdürstenden Tiger! undstürzte sich freiwillig unter sie, um dem Kampf ein Ende

zu machen. Meister Pedrillo schlug sie mit der Keulenieder. Darauf ganz mit ihrem Blute besprützt: schicktihr den Bastard zur Hölle nach! rief er, und drang, mitnoch ungesättigter Mordlust, von neuem vor.

Don Fernando, dieser göttliche Held, stand jetzt,den Rücken an die Kirche gelehnt; in der Linken hielter die Kinder, in der Rechten das Schwert. Mit jedemHiebe wetterstrahlte er einen zu Boden; ein Löwe wehrtsich nicht besser. Sieben Bluthunde lagen tot vor ihm,

der Fürst der satanischen Rotte selbst war verwundet.Doch Meister Pedrillo ruhte nicht eher, als bis er der Kinder eines bei den Beinen von seiner Brust gerissen,und, hochher im Kreise geschwungen, an einesKirchpfeilers Ecke zerschmettert hatte. Hierauf wardes still, und alles entfernte sich. Don Fernando, als er seinen kleinen Juan vor sich liegen sah, mit aus demHirne vorquellenden Mark, hob, voll namenlosenSchmerzes, seine Augen gen Himmel.

otra pareja que le siguiesen. De tal manera lograronsalir de la iglesia, mientras todos con respeto les hacíansitio suficiente para pasar y creyéronse a salvo. Peroapenas habían salido de entre la muchedumbre quellenaba la plaza, cuando una voz gritó, destacándosede entre el rabioso gentío: «Éste es Jerónimo Rugera,ciudadanos; yo soy su propio padre», mientrasdescargaba un mazazo sobre doña Constanza, queiba a su lado y que se desplomó sin vida junto aJerónimo. «Bárbaro- exclamó un desconocido-, éstaera doña Constanza Xares». «¿Por qué nos habéismentido?- respondió el zapatero-. Buscad a laverdadera y matadla». Don Fernando, al ver el cadáver de doña Constanza, presa de incontenible frenesí, sacóla espada y, blandiéndola, la descargó sobre el fanáticoasesino que había causado la atrocidad, el cual se libródel golpe merced a un rápido giro de su cuerpo. Como

viese que no podía contener a la multitud que seabalanzaba, Josefa gritó: «¡Salvaos, don Fernando, ysalvad a los niños!», y exclamando: «¡Matadme, tigressedientos de sangre!», se arrojó sin vacilar sobre ellos, para dar fin a la contienda. El maestro Pedrillo la golpeócon fa maza. Luego, salpicado con su sangre, gritó:«Enviad a ese bastardo al infierno», y lo acometió presade insaciable ferocidad homicida.

Don Fernando, este divino héroe, apoyada suespalda en la pared del templo, sostenía en su manoizquierda a los niños y en su derecha la espada. De ungolpe abatió a uno. Un león no se defiende mejor.Siete perros cayeron muertos ante él, incluso el

cabecilla de la turba satánica estaba herido. Pero elmaestro Pedrillo no cejo hasta arrancarle uno de losniños del brazo, y después de haberle girado en alto,fue a estamparle contra una pilastra que había en unrincón de la iglesia. Con esto se apaciguó y todos seretiraron. Don Fernando, a la vista de su pequeño Juancon los sesos derramados fuera del cráneo levantólos ojos al cielo, embargado por un indecible dolor.

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Der Marine-Offizier fand sich wieder bei ihm ein,suchte ihn zu trösten, und versicherte ihn, daß seineUntätigkeit bei diesem Unglück, obschon durchmehrere Umstände gerechtfertigt, ihn reue; doch DonFernando sagte, daß ihm nichts vorzuwerfen sei, und bat ihn nur, die Leichname jetzt fortschaffen zu helfen.Man trug sie alle, bei der Finsternis der einbrechenden Nacht, in Don Alonzos Wohnung, wohin Don Fernandoihnen, viel über das Antlitz des kleinen Philipp weinend,folgte. Er übernachtete auch bei Don Alonzo, undsäumte lange, unter falschen Vorspiegelungen, seineGemahlin von dem ganzen Umfang des Unglücks zuunterrichten; einmal, weil sie krank war, und dann, weiler auch nicht wußte, wie sie sein Verhalten bei dieser Begebenheit beurteilen würde; doch kurze Zeitnachher, durch einen Besuch zufällig von allem, was

geschehen war, benachrichtigt, weinte diese trefflicheDame im Stillen ihren mütterlichen Schmerz aus, undfiel ihm mit dem Rest einer erglänzenden Träne einesMorgens um den Hals und küßte ihn. Don Fernandound Donna Elvire nahmen hierauf den kleinen Fremdlingzum Pflegesohn an; und wenn Don Fernando Philippenmit Juan verglich, und wie er beide erworben hatte, sowar es ihm fast, als müßt er sich freuen.

El oficial marino acudió de nuevo a su lado,intentó consolarle y le aseguró que le dolía haber  permanecido inactivo durante los desgraciados sucesosaunque había sido incapaz debido a las circunstancias.Don Fernando le dijo que no había nada quereprocharle y le rogó que le ayudase a sacar loscadáveres. Los llevaron en la oscuridad de la noche acasa de don Alonso, donde don Fernando los siguió,llorando sin consuelo sobre el cuerpo del pequeñoFelipe. Pasó la noche con don Alonso y dudó si decirlea su esposa, mediante falsos rodeos, toda la verdaddel infortunio, en parte porque estaba enferma y en parte porque no sabía cómo juzgaría su conducta enestos sucesos; poco después, enterada éstacasualmente por una visita que recibió de todo loacaecido, esta excelente dama lloró en silencio su dolor 

de madre y una mañana, con lágrimas en los ojos,abrazó a su marido. Don Fernando y doña Elviraadoptaron al pequeño, y cuando don Fernandocomparaba a Felipe con Juan, y cómo los habíalogrado, le parecía que hasta debía alegrarse.

-Ende-

-Fin-