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D avid se quedó mirando el póster que anunciaba reuniones de evangelización. Sus ojos quedaron atrapados por la dirección que figuraba al pie del aviso. Se puso rojo de ira. ¿Qué había pasado? ¿Era un error de im-prenta? ¿Podría ser que sus padres permitieran que esas reuniones se realizaran en su casa? Entonces, arrancó el póster; lo rompió en muchos pedazos y se alejó del lugar. Nadie lo obligaría a asistir a reuniones de evangelización en su propia casa. Resistente al llamamiento David y su familia no eran religiosos. A los doce años, el jovencito ya había comenzado a fumar y consumir alcohol. Lo último que que-ría era que lo forzaran a asistir a una reunión religiosa. Por ello, esa noche se quedó fuera hasta que se dio cuenta de que la reunión había terminado. Entonces, ingresó sigilosamente a su casa. Su madre lo recibió con una mirada muy severa: –No deberías haber arrancado el aviso y faltado a la reunión –le dijo. –Es cosa mía si decido faltar a la reunión –con– testó David, procurando afirmar su autoridad. Él y su madre comenzaron a discutir y, poco después, David se dio cuenta de que tendría que MADAGASCAR | 14 de Julio David asistir a la próxima reunión. A la noche siguiente, se arrinconó en un extremo de la sala mientras su madre saludaba a los vecinos que iban llegando. Se sorprendió al ver que también habían llegado varios jóvenes. Parecían muy complacidos de estar allí. Sin muchas ganas, David los siguió a otra sala, donde los jóvenes tendrían una reunión especial para ellos. El líder había organizado momentos para cantar y otras actividades, y poco después David se olvidó de sus problemas y comenzó a disfrutar de la reunión. “La pasé bien”, dijo David a su madre esa noche. Durante el resto de la semana, David asistió de buena gana a las reuniones para los jóvenes. Aprendiendo a ser líder Cuando las reuniones en el hogar llegaron a su fin, el grupo se trasladó a la iglesia adventista para continuar con reuniones de evangelización. David comenzó a asistir también allí. Cuando el orador habló de seguir el ejemplo de Jesús y ser bautizado, David sintió que había llegado el mo- mento de responder. Él y su primo comenzaron a participar de clases bíblicas, a fin de prepararse para el bautismo. A medida que su amor por Dios se hacía más grande, dejó de fumar y beber. La familia de David no se le unió a la hora de tomar una decisión por Cristo. Pero su primo, que lo había acompañado en el momento de fumar, beber y en sus andanzas, también tomó la decisión de seguir a Cristo. David comenzó a compartir la fe con su fami- 6 MISIÓN ADVENTISTA - DIVISIÓN SUDAFRICANA Y DEL OCÉANO ÍNDICO Resistente al llamamiento Resistente al llamamiento Material adaptado y facilitado por RECURSOS ESCUELA SABÁTICA ©

2012 03-02 misioneroadultos-e-aus11

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D avid se quedó mirando el póster queanunciaba reuniones de evangelización.

Sus ojos quedaron atrapados por la direcciónque figuraba al pie del aviso. Se puso rojo de ira.¿Qué había pasado? ¿Era un error de im-prenta?¿Podría ser que sus padres permitieran que esasreuniones se realizaran en su casa? Entonces,arrancó el póster; lo rompió en muchos pedazosy se alejó del lugar. Nadie lo obligaría a asistir areuniones de evangelización en su propia casa.

Resistente al llamamientoDavid y su familia no eran religiosos. A los doce

años, el jovencito ya había comenzado a fumar yconsumir alcohol. Lo último que que-ría era quelo forzaran a asistir a una reunión religiosa. Porello, esa noche se quedó fuera hasta que se diocuenta de que la reunión había terminado.Entonces, ingresó sigilosamente a su casa. Sumadre lo recibió con una mirada muy severa:

–No deberías haber arrancado el aviso yfaltado a la reunión –le dijo.

–Es cosa mía si decido faltar a la reunión –con– testó David, procurando afirmar su autoridad.

Él y su madre comenzaron a discutir y, pocodespués, David se dio cuenta de que tendría que

madagascar | 14 de Julio

David

asistir a la próxima reunión.A la noche siguiente, se arrinconó en un

extremo de la sala mientras su madre saludaba alos vecinos que iban llegando. Se sorprendió alver que también habían llegado varios jóvenes.Parecían muy complacidos de estar allí. Sinmuchas ganas, David los siguió a otra sala, dondelos jóvenes tendrían una reunión especial paraellos. El líder había organizado momentos paracantar y otras actividades, y poco después Davidse olvidó de sus problemas y comenzó a disfrutarde la reunión. “La pasé bien”, dijo David a sumadre esa noche. Durante el resto de la semana,David asistió de buena gana a las reuniones paralos jóvenes.

Aprendiendo a ser líderCuando las reuniones en el hogar llegaron a

su fin, el grupo se trasladó a la iglesia adventistapara continuar con reuniones de evangelización.David comenzó a asistir también allí. Cuando elorador habló de seguir el ejemplo de Jesús y serbautizado, David sintió que había llegado el mo-mento de responder. Él y su primo comenzarona participar de clases bíblicas, a fin de prepararsepara el bautismo. A medida que su amor por Diosse hacía más grande, dejó de fumar y beber.La familia de David no se le unió a la hora de tomar una decisión por Cristo. Pero su primo, que lo había acompañado en el momento de fumar, beber y en sus andanzas, también tomó la decisión de seguir a Cristo.

David comenzó a compartir la fe con su fami-

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lia, con sus compañeros de escuela y aun en la calle. La gente comenzó a llamarlo “pastor”. Cuando la iglesia planificó otra serie de reuniones de evangelización, David y su primo pidieron ofrecer reuniones previas de preparación en la casa de David. Esta vez, en lugar de pelear para tratar de no asistir a esos encuentros, David sir-vió de anfitrión. Su madre también asistió y, al escuchar que David daba testimonio de Dios y de su fe, ella también entregó su vida al Señor Jesús.

Al año siguiente, David una vez más organizó reuniones en su hogar. Esta vez, tres de los primos de David entregaron su corazón al Señor.

David sintió que Dios lo estaba llamando para ser pastor. Sabía que, cuando terminara la escuela secundaria, iría a la Universidad Ad-ventista Zurcher para estudiar Teología. Pero no tenía dinero para pagar sus estudios.

¿Probar a Dios?“Confía en Dios; él te ayudará a conseguir el dinero que necesitas”, le dijo su primo. Así, David se inscribió en la universidad, aunque no sabía cómo haría para pagar los estudios. Pero David pronto observó maravillado de qué manera el

Señor obró para que una persona le pagara sus estudios. Aunque su situación fi-nanciera le ha presentado desafíos, Dios se ha encargado de que sus estudios estén pagos.

Durante el segundo año en la universidad, Dav-id comenzó a pastorear una pequeña igle-sia en una aldea cercana. Después de los cultos sabáti-cos, David sale a hacer visitas casa por casa para compartir el amor de Dios con otras personas.

Las mujeres de la pequeña iglesia organiza-ron una serie de reuniones de evangelización. David fue el orador de las reuniones. Muchos respondieron al llamamiento y aceptaron a Je-sús como su Salvador. Una de las personas que entregó su vida a Jesús fue una adolescente cuy-os padres no apoyaron su decisión. El día de su bautismo, sus padres expresaron su enojo. Pero, aun así ella siguió firme en su decisión, y ahora es miembro de la iglesia.

David continúa compartiendo a Jesús toda vez que es invitado a predicar. Muchos han respon-dido entregando sus vidas a Cristo y solicitando el bautismo. “Dios ha confirmado mi llamami-ento de ser pastor –dice David–, Y la Univer-sidad Adventista Zurcher está haciendo posible todo esto al ofrecer una educación de calidad”.

LlamamientoLa Universidad Adventista Zurcher está cre-

ciendo con rapidez, y esto le ha significado al-gunos desafíos. La institución necesita construir un salón multiuso que incluya aulas, oficinas y un laboratorio de informática, para cumplir con los requisitos de acreditación del país. Parte de la ofrenda del decimotercer sábado de este tri-mestre ayudará a completar este edificio, y per-mitirá que la universidad siga creciendo y atendiendo las necesidades de los habitantes de Madagascar, y de toda la región del Océano Índico. Gracias por apoyar estos proyectos el próximo 29 de septiembre.

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C á p s u l a i n f o r m a t i v a

Entre los 20 millones de personas que vi-ven en Madagascar, 127.052 son adventis-tas del séptimo día (lo que representa una proporción de 1 adventista por cada 157 habitantes), que se reúnen en más de 650 iglesias.

La Iglesia Adventista de la isla cuenta con muchas escuelas y una universidad. Parte de la ofrenda del decimotercer sábado de este trimestre ayudará a añadir un aula a la Escuela Adventista Mahojanga, en la re-gión oriental del país, así como un edificio de usos múltiples para lo Universidad Ad-ventista Zurcher.

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