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EL FIN DEL MUNDO HUMBERTO WERDINE
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EL FIN DEL MUNDO
HUMBERTO WERDINE
Mucho se ha escrito sobre los tiempos que están por llegar: unos
hablan del final del mundo, otros del fin de los tiempos y muchos
divulgan sus propias conclusiones, que pueden alarmar a los más
incautos, instalando el pánico en las mentes que están
desprevenidas en cuanto a los conceptos y enseñanzas del Maestro
Jesús.
El mundo no va a acabar en 2012, ni en 2019, ni en 2057, ni
siquiera, en 2100. Estas fechas aparecen siempre en internet. ¿Y
por qué estas fechas?
En cuanto al 2012, porque el calendario de los Mayas no tiene más
continuidad después de diciembre de este año. La fecha del 2019
porque se cumplirán los 50 años de la llegada del hombre a la
Luna; el 2057 porque sería el 200 aniversario de la publicación del
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS por Allan Kardec y el 2100 porque sería el
inicio del nuevo siglo. Todas ellas son fechas especulativas y sin
fundamento doctrinario ninguno.
Afirman también, algunos espíritas, que Chico Xavier había dicho
que la fecha del fin del mundo sería el 2019. No leí todos los textos y
entrevistas, pero leí varias y en ninguna vi a Chico especificar
fechas de acontecimientos extremos. Y si Chico se hubiera referido
en algún momento al 2019, ciertamente, y con toda seguridad, él no
se hubiera referido al fin del mundo, pues Chico era intuido todo el
tiempo y un fiel seguidor de Kardec; nunca hablaría algo que
pudiera contradecirle.
La Génesis de Kardec, en el capítulo 18, ítem 27, nos dice
claramente: La Tierra, nos dicen los Espíritus, no habrá de
transformarse por medio de un cataclismo que aniquile de súbito
una generación. La actual desaparecerá gradualmente y la nueva
le sucederá de igual modo, sin que haya cambio alguno en el orden
natural de las cosas.
Es importante entender la frase anterior pues envuelve muchos
puntos importantes.
Primero: no habrá cataclismos que aniquilen una generación.
Podrá haber cataclismos menores, que aniquilen millares de
personas, y al mismo tiempo despierten en la población la
solidaridad y el compromiso del mundo con el sufrimiento de
aquellos directamente envueltos en la catástrofe. El resultado será
una atmósfera de comprensión, solidaridad, piedad y caridad, que
envuelva los corazones humanos, elevando momentáneamente así
mismo el psiquismo de toda la humanidad.
Segundo: La transformación del planeta es gradual y continua, lo
que significa que las reencarnaciones aquí serán más selectivas.
Quien está, reencarnación tras reencarnación, trabajando para el
mal y no reformándose, repitiendo curso continuamente, no volverá
más a encarnar aquí. Serán sustituidos por espíritus más dóciles,
más inclinados al bien. Es así que Kardec nos muestra en las citas
de abajo y también en el ítem 20 del mismo capítulo, sabiamente
titulado “Los tiempos son llegados”:
La generación que desaparece llevará consigo los errores y
prejuicios; la generación que surge templada en la fuente más
pura, imbuida de ideas más sanas, imprimirá al mundo ascensional
movimiento en sentido del progreso moral que señalará la nueva
fase de la evolución humana.
Kardec nos esclarece al respecto de esa nueva generación de
Espíritus que habitarán la Tierra en el ítem 27 del mismo capítulo:
Todo, pues, se establecerá exteriormente, como suele suceder, con
la diferencia capital de que una parte de los espíritus que
encarnaban en la Tierra ya no volverán a encarnar. En cada niño
que nace, en vez de un espíritu atrasado e inclinado al mal, que
antes en ella encarnaría, vendrá un espíritu más adelantado y
propenso al bien.
Y podemos ver hoy que esto ya está ocurriendo. ¿Quién no conoce a
algunos niños ya diferentes de otros, mucho más dóciles,
comprensivos y tolerantes? Estos son, ciertamente, parte de esa
generación nueva que Kardec decía.
Es importante resaltar que no se puede rotular a esta generación
de niños índigo o niños cristal como se oye aquí y allá. La
generación nueva e inclinada al bien sustituye a aquella
generación que “repite curso” continuamente.
La transición de la Tierra hacia un Mundo de Regeneración ya se
inició y se está intensificando. Varios libros importantes hablan de
este tema y el libro de Divaldo Pereira Franco, “Transición
Planetaria”, enmarca esta cuestión.
Muchos Espíritus luminosos están reencarnando en la Tierra, otros
están próximos a reencarnar y hay otros, que sin ser luminosos,
pero si trabajadores del bien, también reencarnaran y continúan
llegando, año tras año. Los niños de la nueva generación, aquellos
inclinados al bien, están llegando a ritmo acelerado. El mundo está
mejor y no peor.
Hay más luz y, por tanto, más claridad. Con más luz se ve más la
suciedad y el polvo que hay en los rincones. Las catástrofes, las
enfermedades, las guerras y las grandes corrupciones ocurrieron
siempre. ¿Quién no conoce la gripe española que diezmó, entre 20 y
40 millones de personas, la población en pleno inicio del siglo XX?
¿Y de la peste negra que mató entre 25 y 75 millones de personas en
la Europa del siglo XIV?
Ciertamente hubo grupos de personas y de religiosos que decían
que el mundo se estaba acabando. Imagine si hubiera existido
internet en la época… centenas y aún miles de catastrofistas
habrían pregonado el fin del mundo y dirían que las señales del fin
de los tiempos eran visibles.
¿Y la erupción del Volcán Krakatoa, en Indonesia en 1883, que
provocó olas tsunami de más de 40 m (la de Fukushima alcanzó 14)
y mató más de 37.000 personas de una región poco poblada?
Estudios actuales confirman que si una erupción así ocurriera allí
mismo, hoy, parte de la población mundial sucumbiría.
¿Sería esta una señal del fin del mundo?
Claro que ocurrirán catástrofes menores, forman parte de la
trayectoria del planeta alrededor del sol y de otros astros celestes.
Son fenómenos físicos, utilizados como herramientas de la
Espiritualidad Superior, para que el mundo físico mejore
espiritualmente.
Se habla muy mal de internet, pero trae mucha luz: corrupciones
son identificadas, acuerdos nefastos son hechos públicos, gobiernos
tiranos son expuestos, dictadores y fascistas denunciados… la
indignación por situaciones como estas se difunde. ¡Y es más Luz
que tenemos! ¿Cuántas cosas buenas ella nos trae? ¿Cuántos
mensajes consoladores? Internet acorta las distancias entre los
seres queridos separados por miles de kilómetros.
Otros catastrofistas y divulgadores del fin del mundo hablan de una
guerra nuclear que arrasará el planeta. Los gobiernos de los países
que poseen armas nucleares saben que no pueden utilizarlas. Sería
una aniquilación mutua. Las armas modernas, compuestas de
hidrógeno, pueden ser muy destructivas, tecnológicamente
complejas de desarrollar, lo que facilita la detección de cualquier
movimiento al respecto.
Existen también acuerdos internacionales y organismos serios de
desarme nuclear como la CTBTO, Comisión preparatoria para la
Organización del tratado de eliminación de cabezas nucleares, con
sede en Viena, y que hace parte de la ONU.
Veamos lo que Kardec dice al respecto, en el ítem 21 de la misma
obra: Esa fase ya se revela por señales inequívocas, intentos de
reformas útiles que comienzan a encontrar eco. Así es que vemos
fundarse una inmensidad de instituciones protectoras,
civilizadoras y emancipadoras, bajo el influjo e iniciativa de
hombres evidentemente predestinados a la Obra de Regeneración.
¡Kardec habló ya de esto en 1888!
Muchas personas dicen que Jesús pregonó el Fin del Mundo, y
utilizan pasajes del Evangelio al respecto, principalmente los
capítulos 24 y 25 de Mateo, el capítulo 13 de Marcos o el capítulo 21
de Lucas, todos ellos conocidos como: Sermones proféticos.
Se dan grandes problemas de interpretación debido a las
traducciones realizadas, que obedecen a los intereses de quien las
encargó.
Hay varios libros al respecto y uno de los más interesantes lleva
por título, ¿De quién es esta palabra? (Bart D.Ehrrman), y que en
inglés se titula: Whose Word is it? Esta obra muestra, claramente la
manipulación de las traducciones por los poderosos de la época.
Veamos pues, el versículo 3 de Mateo, correspondiente al capítulo
24, que es muy utilizado por los propagadores del Fin del Mundo, y
que encontramos traducido de muchas maneras: Señor, ¿cuándo
sucederá el fin del mundo? (versiones brasileñas); ¿Cuándo
acontecerá la consumación de los tiempos? (versión brasileña de la
biblia de Jerusalén); ¿Cuándo será el fin de la historia? (Biblia
latina, en español); ¿Cuándo será el fin de esta era? (New American
Bible); ¿Cuándo será el fin de estas eras? (Biblia Inglesa Revised
Standard Versión); ¿Y cuándo será la consumación de los siglos?
(Vulgata Latina, principal fuente de referencia para traducciones).
Como podemos ver la interpretación de las traducciones llega a
conclusiones catastróficas…¿o no?
Hay interpretaciones para todos los gustos, pero lo que me fascina
son las enseñanzas de la Última Cena y del Sermón de la Montaña,
en las que Jesús decía que enviaría un Consolador, una abogado
para estar con los Apóstoles y seguidores para siempre, además de
las orientaciones sobre quienes heredarían la Tierra: los mansos y
pacíficos, los puros de corazón.
La receta está ahí: tenemos que trabajar siempre la reforma
interior combatiendo las malas hierbas del pasado, extirpando las
llagas del egoísmo, de la envidia, del orgullo, de la tristeza, de la
ira, que son cánceres en nuestra alma. Cuando realmente iniciamos
este trabajo de extirpación es cuando comenzaremos a tener ojos
para ver y oídos para oír. No podemos dejarlo para mañana,
tenemos que comenzar ahora. Y quién ya comenzó tiene que
acelerar ese trabajo.
No habrá Fin del Mundo, no habrá choque de cometas, ni oscuridad
total. Hay un fin de ciclo, de era. Ciclo de maldad que será
substituido por un ciclo de amor y de esperanza. La transición para
un planeta de regeneración ya comenzó. Si vamos a participar y a
volver como miembros de la generación nueva, como Kardec dice,…
bien, esto va a depender de cada uno. Hagamos nuestra parte
ahora.